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ISSN 1989-508
1. BAL LESTER TORMO
La!> pequef\a!> mano!> de mortero
ibérica!> valenciana!>
He aquí un mezquino aunque interesante tema casi inédito, que
sepamos, para cuyo exame n han proporcionado mater iales suficientes las excavaciones pnlcticad:ls princip:llmentc por el S. I. P. y algunos hallazgos casuales. Materia de estudio es ésta que no tendr;"l
ciertamente la brill:ln(ez de :lquellas otras cuestiones arqueoló~icas
enlazadas, por ejemplo, con la vida espiritual (arte, ritos, costumbres) de nuestros a ntepasad os protohistóricos O con el prestigio drsu épica (temas de lucha, de armas, arnés, etc.), pero que indud:tblcmente ha de atraernos, como todo cuan to atañe al mejor conocimiento de los pequeños detalles del remoto íntimo vivir cO lidiano de
nuestros ascendientes lejanos, siquiera se trate de cosas como las que
motivan estas notas intrascendentes. A su insignificancia se debe, St:gura mente, el Que rara vez se aluda a las moletas cerámicas de que
vamos a hab lar. Creyendo Que su co nocimiento ha de ser uno de Jos
elementos Que faciliten el estudio de correlación entre diversas zonas arqueológicas ibéricas, hemos redactado estas notas referentes a
las piezas de tal clase Que conocemos en tierras del a ntiguo Reino
de Valencia.
No nos vamos a ocupar, pues, de Jos grandes morteros y de sus
toscos útiles complementarios, empleados en todos los tiempos,
más antes del invento de los molinos a mano, para el majado o trituración de ciertos productos, granos especialmente; sino, como
decimos, de las pequeñas manos de mortero que nos suelen proporcionar los despoblados ibéricos valencianos, y que, como vamos a
ver, tuvieron destino menos rudo que los antes aludidos.
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1. BALLEST'ER TORMO
COVALTA
Ha rá sobre treinta años realizamos, de nuestra cuenta, !:t excavación del enriscado despobl:1do ibérico de Covalt:l (Albaidll), al que,
por no haber sido debidamente publicado, ya nos vimos en el C:lSO
de hacer una pequeña referencia provisio nal (1), de la que interesa
recordar ahora que nos dió, entre otros materiales: cerámica ihérica con decoración pintadn geométrica más o menos pura, sa lvo un
fragmento con peces siluetados realistas en campo con circulitos puntcndos; abundantes tiestos campanienscs y de los de figuras rojas ~u
ditálicos; fibulas anulares ibéricas y de La Téne 1 y 1r; fragmento de
:1rranque de asa de sí tula larentina del Sur¡ de Italia, que lleva una
palmeta de bronce; pequeño trozo de diadema de oro con decoración por reser~a en campo granulado y alveolos de pequeñas laminillas soldadas para engastllr piedras de color, e hilos en mecha; fragmento de placa de bronce con nielado de plata; parte de placa de
plomo escril:1 en alfabeto monetal; acus:mdo todo el conjunto una
fuerte influencia púnica y nada manifiestamente romano. En tal ambiente ,lrqueológico apareció l:n fragmento de pieza trococónica de
cerámica, rota un poco por encima de la base, que terminaba e nsanchándose en superficie ligeramente coO\'exa; cuya fragmentación y
estado no permitía dcducciones sob re su total forma y destino, que
han quedado aclaradas por los hallazgos posteriores semeja ntcs , de
que haccmos meneión.
I A BASTIDA
Apcnas creado el S. r. p" 'se excavó, desde 1928 a 1931, el despoblado ibérico de «La Bastida de les Alcuses)) (Mogente), baj o ¡mcstra dirección y con [a valiosa y más o menos persistentc cooperación de Mariano Jom et, Gonzalo Viñes, L uis Pericot y Emilio Gómez Nada[; los cxtr:lOrdin:1rios resultados obtenidos en los primeros tiempos fueron recogidos por Pericot y por mí, sólo en cuanto
afec taba a la cerámica, en un trabajo inserto en el primer tomo de
«Archivo de Prehisrori:1 Levantina.- Anuario dcl S, 1. P.-1928» (2),
sin quc, por causas diversas, nos h:lya sido posible terminar hast::!
(1) Ver J. Balleste!': «Comunlcadoncs a\ JV Congreso Internacional de Al'.
queologla.-J. Los ponderales Ibéricos de lipo covaJtinoll. T. a.. de «Cultura Va·
lenci.a.nall, P. 2, 1930,
(2) l. Ballester y L. Perlcot: «La Bastida de les Alcuses (Mogente»>. j{Archlvo
dI' Prehistoria. Levantlno.-Anunrio del S. J. P,-J: - 1928», Valencia, 1929, pá·
ginas 179 y siguientes.
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LAS PlEQUE~AS MA'NOS >DE MORllERO IBERIGAS VALENO!A.NAS
S
ligera referencia comprensiva de todo él; importando adelantar aquí,
que viene a ser un ma nifiesto paralelo del de Cava Ita : las mismas cerámicas ibéricas con decoraciones geométricas, aquí sin nada de la con
figuras ; abunda nte campaniana y no tanto de la italiota con figuras
rojas; los propios tipos de fíbu las; pieza de bronce de cinturón con
Ilielado de plata; l:ími na de plomo escrita en alfabeto tartésico; notándose también fuerte influencia púnica y nada de romana. E'n este
medio arqueológico aparecieron di vergas piezas Que recuerdan el
aludido fragmento cerámico de Covalta, trancocónico con base
abombada, y acl:lraron el destino de todas ellas, que no es otro que
el de moletas o pequeñas manos de mortero. No son muchas las de
La Bastida, pero permiten aprecia r los siguientes tipos:
1." Podemos tomar como prototipo del más numeroso gr upo
de moletas el ejemplar que damos en la lám. 1, fig. V Es de cerámica rojiza, c"!erpo ligeramente cilíndrico tendente a Ironcocónico, taladro en la parte alta y base un poco convexa; del extremo superior
nacen en sentidos opuestos dos apéndices laterales a manera de bra.
zas rotos. Mide S7 milímetros de altura. De otros dos ejemplares, uno es troncocónico tan acusado que se acerca a campaniforme, con los apéndices truncados apenas iniciados, base abombada,
color rojo, y altura de 55 milímetros; y el otro, con apéndices rotos en su origen, tiene la particularidad d~ adelgazarse en su parte
central, separándose del perfil de los ante ri ores, y midiendo 68 milímetros. Estos ejemplares, por su escal'a masa y altura, no debieron
ser empleados con eficacia en operaciones que exigieran enérgicos
esfuerzos.
2. Otro tipo estn representado por'un solo ejemplar en forma
de menuda ara votiva, de ~ccción rectangular y cuerpo tronco·piramidal rematado en una tabl:! sohresaliente, con borde moldurado,
sobre la que se perciben los menudos arranques cuadrados de un
remate complementario perdido e indeterminllble. Muestra en ,,;ada
una de las caras dos borros;ls impresiones elipsoidales superpuestas.
La manifiesta fo rm a de menudo altar votivo, como~os púnicos funerarios, nos hubiera inducido a tenerle por tal, si la inestabilidad
producida por la base abombada no nos lo impidiera; lo que unido
a ser el primer objeto de esta clase aparecido en el despoblado, hizo
que lo calificáramos, en el citado trabajo, de objeto incompleto de
aplicación ignorada O). No deja de ser curioso Que se le diese a este
0
(1)
l. Ballester y L. Pcrlcot: «Ibid», pág. II (94) Y lam. X. fig. C.
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i.
BALLESTER TORMO
pequeño útil, de tan pobre empleo, la forma de ara votiv:l; lo que
hllce suponer su uso funerario en Levante, del que sólo conocíamos
una pieza de forma muy semejante hallada por Siret en una sepultura almeriense (1), lIparte dc otras parecidas en las ruinas de la necrópolis ibicitanas. Mide la descrita 56 mm. de altu ra y la reprodu.
cimas en la fig. 3 de la lám. I.
3. TlImbién es ejemplar único, de otro tipo, el que insertamos
en la fig. 2 de la misma lámina. Sobre delgada base elipsoidll: de
barro claro, ligeramente convexa por debajo, se alza un vástago
troncocónico aplanado, que alllcodarsc rect¡mgularmente en la par_
te superior, se estrecha y redondea en su tercio fin"l, cerca del cual
lleva un taladro transvcrsal Que vicne a hacer de ojo de algo que se·
mcja cabeza de animal, a cuya representación debió contribuir la
ornamen tación pintada, de b que quedan trazos rojos, especialmen~
te en la parte acodada. Por bajo del acodamiento se ve toda la ~u per~
ficie cubicrta de pequeños hoyuelos grabados en ticrno, muy especial~
menle densos en la abombada basc, dedicada a superficie de fric~
. c i ón~ cuya eficacia se intentó aumentar de tal modo. La endeblez de
esta graciosa pieza. 111 hllcc poco a propósito para fuertes presiones;
lo que nos induce a creer que se emplearí:l, como la anterior, en la
cos mética o act ividades semejantes.
Las carllcterísticlls de las manos de mortero .de La Bastida son,
como se ve, su escaso volumen y una relativa variedad de tipos.
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SAN MIGUEL DE LIRIA
Otra excavación del S. T. P .. la del despoblado de San Miguel de
I,iria, ha sido muy fecunda e n esta clase de descubrimientos. L:I detallada rclación de tales trabajos hecha en nuestras Memorias anuales
elevadas a la Diputación, muy especialmente en la más reciente '(2),
nos excusa de entrar en pormenores que no sean precisos para fijar
el coniunto arqueológico en que se encuentran esta clase de piezas.
Da San Miguel de Liria: abundantes vasos cerámicos de decor.ición
pintada geométf-ica, algunos de floral y el bien conocido numeruso
grupo de los ornados con composiciones zoomorfas y antropomo(~
fus de extraordinario interés arqueo lógico y etnológico, algun:!s veces con lelferos pintados o grabados en alfabeto ibérico monetal;
(1 )
L. 8iret: c:Villarlcos y
(2)
r. Ballester Tormo:
Herreri~.
pág. 463 Y IAm. XX. ftg. 8
.La labor del S.
a 193911. Valencia, 1942.
-
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r. P. y su Museo en 106 afios
1935
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LAS PEQUE¡qAS MANOS [)E MORTlERO !BERIOAS VALENOJANAS
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tiestos campanianos de buena época, mas otros Que parecen de imitación y un solo fragmento (fondo de plato) sudit~lico de figura~ rojas; un vaso de tipo troncocónico mediano y barro gris, de los corrientes en la llamada cultura ibérica de la costa catalana, y gran
parte de un ~nfora de las de boca pJ:¡na Que se dan en la propia
cultura; dos broches de cintu rón, uno de placa de bronce rectangular con amplio gancho en zig-zag, nielada de piara, y otro dc .dos
ganchos y escotaduras laterales abiertas; y una lámina de plomo cscrita en alfabeto monetal, con otra que le servía de envoltura y Que
contiene también algunos signos; pudiéndose señalar como hallazgos excepcionales y no reiterados, a pesar de la gran extensión ya
excavada, unos escasos y superficiales fragmentos de sigillata, lucerna de tipo griego probablemente del siglo JI (ejemplar único) , y un
aislarlo cuello incomplelo de ánfora romana de baja época, todo ello
con aspecto de rodado y nada en estrato intacto. En este medio han
ido descubriéndose, unas veces sobre tierras removidas de antiguo,
otras en e1>trato firme. buen número de manos de mortero de hechunlS tan varias, que nos obliga a agruparlas en tipos y aún pudieran dividirse en subgrupos si no pareciese pretencioso en cosa de tan
escasa monta.
1.0 Se agrupan aquí todas las piezas Que a sus características generales (base abombada y cuerpo troncocónico con tendencia a cilíndrico) agrégase el llevar en la parte superior unas prolongaciones en sentidos opuestos para dar a la mano mayor superficie
de presión Que facilite e l trabajo. L,s variantes aparecidas son las
siguientes:
a) Una pieza que nos parece la más elemental, basta, d~ barro
grisáceo, caracterizada por llevar en la parte superior y en sentidos opuestos unos :1péndices a modo de cuernos ligeramente inclinados hacia abajo. Tiene un taladro en lo alto y en la base huellas evidentes de su uso. Mide 58 mm. de altura. Véase reproducida
en la lám. 11, fig. J.
h) Otro ejemplar en todo semejante al precedente, salvo en que
los apéndices astiformes se prolongan hacia abajo hasta arrollarse
en espiral. Tiene de altura sobre 56 mm. y puede verse en ];1 lám. 11,
fig. 3.
c) Otra piez:1 de mayor tamaño, también de barro gris pero de
mejor técnica, con dos gruesos cuernos nacidos del centro de la parte superior, que se curvan marcadamente primero bacia arriha
para inclinarse y rematarse luego en sentido apueSto. En el ángulo de arranque de las astas aparecen en relieve unos abultamit:ntos
a manera de labios y en cada uno de los lados sendos pares de bor- 245-
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1. BALLES'NlR TORMO
dones cruzados en X. Ha sido reconstruída en parte. Mide 73 mm.
de altura por 124 de ancho. I"Ím. JI, fig. 2.
d) Al mismo tipo puede atrib uirse, por U\ travesaño horizontal, otr:1 de estas piezas, de barro rojizo bien cocido. con taladro
central en lo alto, base con incrustación de piedrecillas para el fin
dicho y que en los extremos de los apéndices transversales lleva tosc3fl1cnte esculpidas pequeñas cabezas, que más semejan de animales
Que humanas. Pueden verse estos deta lles en la fig. 4 de la lám. II.
Mide 90 mm. de altura y 115 de ancho.
e) y otro ejemplar, bien semejante al que acabamos de descri.
bir, también de barro rojizo, cuerpo troncocónico, base con incrustaciones y en lo alto apéndices tran sversales, diferenciándose en que
aquí son más carlas, forman en el cen tro ligera concavidaa y se acodan hacia abajo en forma prismát ica cuadrangular, sin que las roturas, a lal misma altura, permitan deducir cómo remataron. Lleva
tres taladros, uno en el centro de la parte alta y los dos restantes
. e n los acoda mientos. y tiene 88 mm. de altura por 70 de ancho
máximo; y se repro du ce en la fig. 1 de la lám. lIT.
2.~ Otro tipo de moleta, frecuente en Liria, es el de forma de pequeña asta de base ensanchada, del que parecen derivarse los ejemplarc ~ más o menos acodados que veremos. Enumeramos sus variantes co nocidas hasta ahora en San Miguel:
a) D amos en la fig. 2 de la lámina IIJ, un ejemplar que podríamos es timar básico del tipo, y es en forma de asta con base amplia.
Es de barro rojo, ll eva un taladro en el terci o superior y carece de
incrustllciones en la hase. Mide de altura sobre 120 mm.
h) . Estll vllria nte (v . lám. 111. fi g. 3) en forma de asta poco desarrollada y ligeramen te cu rvada. rem ata en algo como cabeza de ave
de grueso pico, indicada por fuert e línea incisa 111 separación de SUl'
dos partes. y aprovechándose, panl representar el ojo, el taladro colocado en su ter¡¡:io su perior. Recons truído aprovechando los trazos
de la a ludida incisión. Mide 107 mm. de alto.
e) Otra pieza semejante es de ver en la fi g. 5 de la misma lámina. Aquí 111 curvatura del cuerpo, m:ís pronunciada, remata en
algo como testa de ;lOim:11 inclasificable, mod c!:lda mediarite fuerte
pellizco , en el extremo superior, qu e prod ujo un resalte a modo
de grueso pico. junto ¡d taladro cercano Que hace también de ojo.
Está li gcr:lmente reconstruída en su base. Ti e ne 'sobre 96 mm. de
altura.
d) Otra variante es la que sc ve' en la figura 6 de la lámin!l TIJ.
Como la antes desedt;l, el cuerpo de la pieza se curva fuertemente y remata también en una cabeza modelada a pellizcos: unos
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LAS PrEQUEf:AS MANOS DE 'MORTlBRO IBERICAS VALENOIANAS
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producell en lo alto dos crestecitas que parecen orejas; otro, la
nariz y a la vez unas depresiones laterales que semejan las cuencas de los ojos, y de modo parecido se reprod ucen los labios. El
conjunto cabría estimarlo como una tosca representación de rostro
humano si la alta colocación de las orejas no pareciera :lcusar m¡ís
la reproducción de una cabeza de animal. Tien e 90 mm. de altura.
e) y por último, otra variante es la de la fig. 4 de la propia 11mina, que no lleva la fuerte curvatura vista en los ejemplnres anteriores; antes bien tiende
y dos depresiones en lo alto que parecen indicar las orejas, sin l/ue
el taladro que lleva en el último tercio pueda dar en este caso la impresión de los ojos por quedar fuera de lugar. El trab:ljo de est:!
moleta en la misma inclinación constante, oca sionó un pronunciado achafla namiento en la base. Esta pieza ha sido ligewmentc rcconst ruída. Mide sobre 107 mm. de alto.
3. 0 • Forma tipo aparte el ejemplar único de pequeiía mano
de mortero troncopiramidal cuadrangular, dc barro rojo bicn cocido, cuyo remate super ior falta, sin indicio de cómo pudo ser. Lleva
esta pieza, en dos de las caras opuestas. el signo ibérico en forma
esquem:ítica de flecha, equivalente a //. Se le han reconstruído algunos de [os ángulos rotos, como puede vcrse en la fig. J de 1:1 Iámin:l IV . Tie ne cl fragmento unos 48 mm. de altura.
4. Tnmbién puede constituir otro tipo incompleto una pleZ~1
cilíndrica de cer:ímicn, reconstruída en pHl c, que en la b:lse muestra profundas impresiones circulares iguales producidas, como
en o tros casos, para aumentar la efic:lcia de la friccion; fr:lgmento
scmejante :11 que reproducimos más ¡¡delnnte, proced ente del Puig
de Alcoy.
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CASTILLO DE SAGUNTO
Se han reemprend ido en él, por la Comisaría Gcnernl de Excavaciones, trabajos explor:ltorios que hace liños iniciara D. Manuel
González Simancas. La labor de excavación, entre ruin:ls de todos
los tiempos. era de esperar lógicamente fuese costosa y difícil.
Al frente de estos trabajos figura como Comisario D. Pío Beltdn
Vi1Ingrasa, auxiliado por D. Manuel Vidal y López, Agregado del
S. 1. P., y Salvador Espí. capataz dd mismo. A los efectos que
aquí interesan, hemos de hacer constar que dan las eX(':lv.lciones,
entre algunas cosas romanas (menudos fragmentos d'e sigillrlta indu_
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l. SALt.ESTEI? TORMO
sive) y otras probablemente púnicas, alguna muestra de cerámica
campaniense. bastante ibérica geométrica y algunos tiestos de decoración flo ra l y de [a con figuras, y con ello manos de mortero de
piedra, dc...tamaños medianos, cilíndricas y una de ellas inicialmente
acodada, recordando ligeramente las del tipo de dedo replegado. y
ninguna de las de cerámica de que aquí tratamos , y que presuponían los restos de morteros cerámicos, inadecuados para las pesadas moletas antedichas; no obstante lo cual, se ha descubierto el
interesante tipo de mortero cerámico que reproducimos en la lig. 3
de la lámina IV .
EL:_RABOSERO. DE
TORRES~TORRES
Este despoblado, poco conocido. apenas explorado superficialmente, sito a unos 4 kms. de Torres-Torres (Va lencia), se extiende
sobre dos pequeñas eminencias lindantes con el Palancia, casi a
pico; llegando aún al collado que las separa un antiguo camino vecina l y cruzando por el área de [as ruina s una caudalosa acequia. Ohsé rvanse en aquéllas CImientos de paredes, piedras trabajadas, cerámica ibérica decorada geométricamenfe (urnas. sombreros de copa,
oiJlOchoes, platos) y fusayolos y pesas de telar, ct tronco de una figura como ídolo femenino, b representación de una cara humana en
figura plana y bucna parte del tronco y patas de otra figura de toro
o esfinge en barro; también se encuentra algo de cerámica campaniana y nada de romana manifiesta. Una explorac ión superficia l por el
personal del S. I. P. (los campos en cultivo que ocupan e l terreno no
permitían otra COS,I) dió pondus y abundantes fragmentos de borde
de ánforn de boca totalmente plana y otros con un ligero reborde en
ella, y una de estas moletas cedmicas de que nos ocupamos (véase
hímina IV, fig. 2) (1). Es de barro rojizo, cuerpo troncocónico y muestra en la parte superior centra l resto del bordón transversal que corona [as variedades d y e del tipo 1. 0 de S:IO'. Miguel, sin que, por llevar amputados los extremos, podamos saber si remataba igual q ue
aquélla o Que ésta. Tiene la particularidad de llevar en uno y otro
lado del mentado resto central de bordón, un:ls a modo de estrellas de ocho puntas conseguidas mediante la impresión de cuatro
diámetros que se interseccionan norma lmente de dos en dos. Mide
de alto sobre 7S milímetros.
(I) Para más detaJ.les de este despoblado. v. F. Al.ma.rche: cLa civiUzación
ibérica en el Reino de Valencia», págs. 148 y 149.
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LAS PlEQUErq.AS MANOS DE 'MORllBRO IBéRICAS \'ALENCIANAS
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_TOS-PELAT.
El conocido investigador regnícola D. Nicolás Primitivo Gómez
Serra no, halló en el des poblado de «Tos-Pelat», si tuado e ntre Moneada y Bétera, una moleta de cerámica, de la variedad conocida por
"dedo replegado», o sea como la a del tipo 2. 0 de San Miguel de
Liria. Trálase de una de las corrientes ruí na s ibéricas, con cerámi ca
de decoración geométrica, sin ningú n materi al manifiestamente romano . Agradecemos al Sr. Gómez-Serrano el dato proporcionado.
LA TORRE
También a la genti leza del Sr. Gómez Serrano debemos el conocimiento de un original tipo de ma no de mortero, que damos en
la fig. l. Procede del despoblado ibero-romanizado conocido por
FIg. l.
La Torre, del término de Villar del Arzobispo. donde lo hallara el
indicado investigador,
Esta singular pieza tiene tres brazos. rematados por sendos casquetes esféricos (alguno desfigurado por huellas de uso o por el rodar de los siglos) como las bases de las dem¡ís molet as; los brazos
h,íIlanse en el mismo plano y par ten del ce nt ro común en forma
ap roxi madam ente radial y equid istante. Mide cada uno de los brazos, del centro al ex tremo , unos 25 milímetros. Reproducimos esta
pieza en la figura dicha .
La forma excepciona l de este objeto y el encont rarle precisamente en despoblado romaniza do, hace pensa r si se trata ~ una modalidad rOIflana.
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l. BALLESTBR TORMO
.TOSSAL DE L'ASSUT,
Don Juan Porear, tan distinguido pintor como arqueó logo castellonense, a quien se debe la más fiel reproducción y más acertada
interpretación de las pinturas rupestres de las sie rras de Castellón
de la Plana. nos ha dado a conocer (1) el despoblado ibérico de
«Tossa l de I'Assutn, perteneciente al término de Borriol. Se halla situado en un cerro de sobre 40 metros de altura y en sus ruinas vense
largas paredes paralelas a la vertiente, plantas rectangulares de habitac iones. abundante cenímica ibérica y algo de campaniensc; y entre
otros hallazgos interesantes dió una pieza de cerámica. Jigl:ramcntl!
curvada y de sección aproximadamente circu lar, base abombada y
extremo superior rematado en cabeza de animal con ojos, boca y
nariz bien fijados y determinados; objeto Que su descubridor estimó asa esculturada (véase fig. 2). A nosotros l Que la conocimos a
Fil. 2.
través de la citada pub licación, nos pareció que pudiera ser una variedad de las piezas Qu e rese ñamos, más semejantes :1 las c. d y e
del tipo 2." de San Mi guel de Liria. La posterior consulta al Sr. Po rcar no!; confirmó en tal suposi(·ión. Le quedamos obligados por los
dalas gráficos y referencias proporcionadas .
• MONTJUICH,
También debemos a la amabilidad del Sr. Parear la indicación
de que en el poblado ibérico situado en el «Mo ntjui ch» de Alcora
(Castellón). se ha ll ó el fragmento. inmediato a la base, de una mane
de mortero del tipo de asla. El espacio convexo de la base, des ti(1) J. Parear: d.a cultura. ibérica en Barriol», en IBoletin de la Sociedad
castellonense de Cult.ul'h, pag. 420, t.. XIV. VI. 1933.
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LAS I'IEQUERAS MANOS DE MORl'eRO IBER1CAS VALENCIANAS
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nado a fricción, muestra huellas dejadas por las incrustaciones
QUC llevara para la mayor eficacia dc su función. E l fragmento ¡¡fecta
forma troncocónica ligeramente curvada, sin que pueda Bospecharsc si terminó en forma de cuerno o si se truncó para rematar
figura 3.&
:!codad;J O ·cscu ltur;Jda como algún ejemplar de San Miguel de LJ
ria. Mide el fragmento SO mm. de altura, y sc rcproduce cn la fig. 1
,EL PUlG, DE ALCOY
Es éste un poblado ibérico, poco conocido, cuyas ruinas acusan
un importantc núclco urbano fuertemente fOrl!fic3do, del que qucdan grucsos muros de buen:! labra y restos de la c:! lzada de 3CCCSO.
H:! sido en gran p:!rte destruído de antiguo por los cultivos, incluso
su necrópolis. Abunda superficialmente la cerámica ibérica con de-
Figura 4.&
coración geométrica, junto co n tiestos campamcnscs y alguno italiota.
En una vl slla realizad;l a este despoblado por los Agregados del
s. I. P., Sres. Visedo y 'Pascual, encontraron la mano de mortero
fragmentada que reproduc imos en la fig. 4, y que se scmeja a la
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1. SAoLLBST8R TORMO
del tipo 4.° de San Miguel de Liria, en la base agujereada; diferen~
ciándose de ella en su forma Ironcocónica, sin que pueda S
modo cómo rematara en su extremo superior. Mide e l fragmento
30 milímetros de a ltura.
Queda reseñado cuanto nos es conocido, actualmente, de esta clase de materia l en el Reino de Valencia. Deben existir muchos
ejemplares más en colecciones particu lares, no dados a conocer por
es timarlas piezas de escasa importanci3. De las colindancias a ragonesas conocemos bien un intcres:mtc lote de pequeñas moletas
Que por su procedencia cercana a tierras v;dencianas deben tener
aquí cabida. Nos referimos a las que po~ec D. Francisco Martínez.
COLECCiÓN DE D. FRANCISCO MARTlNEZ
Proceden estas piezas, cuyo estudio y reproducción nos ha sido
f,ícil por la amabilidad de su propietario, de la ver tiente aragonesa
e.n sus coli nd ancias co n Valencia; sin Que pueda> precisarse más tocante a la natura leza, denominación y situación de la estación: \} estaciones de Que proceden; si bie n el hecho de Que llegasen a t,¡[
colección al mismo tiempo, constituyendo lote, hace pensa r si son
de un:l so la procedencia.
S~ pueden agrupar en los tipos siguientes, co n sus variantes:
1.° El primero lo constituyen piezas de la conocida forma de
((dedo rep legado)), como la modalidad b del tipo 2.° de San Miguel
de Liria, con las siguientes variaciones en la manera de dejar labrada la convexidad de las bases, a l efecto tantas veces dicho;
a) Este ejemplar, Que l1eva un taladro en el acodamiento (véase l;ím. V, fig. J), tiene la base sembrada de agujcrillos, aunque
poco profundos, como el del Puig de Alcoy y el ti po 4 . ~ de San
Miguel.
b) Otro, también con tal adro en el acoda miento, doblado casi
en ,íngulo recto, l1eva la base ray:¡da en cuadriculado inciso.
2. ~ Un segundo tipo , semejante al ante rior , lo constituye el
ejemplar único, cuyo cuerpo .¡codado y taladrado está eonstiluído
por una labia cerámica rectangular ala rgada, terminada en forma
de V por un extremo y que por el otro toma desde su último tercio
tendencia a troncocónieo, terminando en forma de casquete esférico
con una serie de diámetro.s fuertemente incisos que se cruzan fa/mando :1 modo de estrella. Vista de perfil la pieza, se parece a las
del tipo precedente, separándose bastante en 10 demás. Es detalle
curioso que la tableta de cerámica mues tre en la cara externa del
primer tra mo del acoda miento, y en trazos incisos un poco suma-
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LAS P'lEQUEÑAS MANÓS o.E 'MORllElRO rSERleAS VALENCIA:-
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rios, pero claros. la representación de una vulva. (Véanse en la figura 3 de la lám. V tres di versos aspectos de este ejemplar).
•••
Estas pequeñas moletas cerá micas debieron emplearse en morteros adecuados, :l la manera de hoy; y alguna vez, cuando el mortero
fucr:l de cierto tamaño f apoyado debidamente. es posible .se trab~l '
j:lra a dos rn:mos, con sendas moletas. como se ve en una pintura
fúnebre etrusca (J).
Los pCQuciios morteros en uso serían por lo genera l de cerámica,
segú n dejan ver los restos hallados en algun:ls eXC3\':lciones. Los
descubiertos, especialmente en San Miguel de Liria, son en forma
de pl:l.to más o menos profundo, aunque de base resistente. en cuyos
fondos llevan frecuentemente incrustaciones de piedrecillas duras O
resaltes producidos mediante el torno, para d:1I mayor efi~acia a l:"t
tritur:lción, de modo igual a 10 observado en las moletas. Véanse sus
pediles' en la fig. 4 de [a J6m . IV. Aunque la falta de excavaciones.
en J:¡ mayor parte de los despoblndos ibéricos conocido~, pued<,
jus tificar la eSC!lsez de h!lllazgos semejantes, es lo cierto que otro
t!lnto sucede en los de Covalta y La B!lstida, exc!lvados en gran
p!lrte; y es la verdad que tampoco en ellos hallamos restos de
mortero!. a pesar Qe dar moletas. No ObSI!lnte conocemos un despoblado de gr:mdes pandelos cerámicos con los dos mentados ,
el Castillico de los Baños de Fortuna, donde se ha hallado parte
de un plato-mortero de borde muy exvasado ·(2). Fragmentos de
otro plato-mortero se han enco ntr!ldo en una ligera excavación
realizad.¡ aprovechando los trabajos de cimentación de las obras
de ampliación del Palacio de la Generalidad de Valencia, (:11 un
profundo estrato con tiestos ibéricos, distinto del que dió sigil/(Ita.
Pero [a más complet!l e interesante pieza de esta clase es la e ncontrada en las antes aludidas excavaciones del Castillo de Sagunto
(fig. 3 de la lám. IV,), que, com.o se ve, se separa de los tipos de
pl:¡tos-morteros o morteros-cazúelas antes citados, pues es a modo
de un plato corriente de bordes planos y horizontales, que junto a
la depresión central, sembrada de incrustaciones, lleva ci rcu ndáIIdala un alto reborde perpendicular y un ancho pico derramador.
Fragmento de una pieza semejante, en cerámica gris, ha sido des-
O) André Bo.udrUlet: a:Mortartum» en «Dlot.» Darember et S4gl1o, fig. 5.151.
(2) Debemos la noticia a. Mr. Albert Debea.ux, que lO h8Jlara recientemente
en Wl reconociruJento de dicho poblado.
-
2.lS3 -
[page-n-254]
l. P.AILlJES1'ER TORMO
cubierto en las ruinas de l despoblado ibero-romano de Las Cañndas
(Villar del Arzobispo), según nos informa D. Nicolás Primitivo Gómez Serra no. Otro ejemplar parecido, también con derramador,
apareció en un nivel probablemente ibérico, de Elche (1) . Tipos
más sencillos, sin el reborde central, ljon conocidos en las ruínas romano-indígenas de Azaila, Tarragona y Numancia, e igual acontecerá probablemente en otras ciudades antiguas con restos de baja
época.
Todas las moletas descritas proceden, como hemos visto, de estaciones ibéricas prerromanas, salvo la de La Torre (Villar del Arzobispo), que se halló en un poblado ya romanizado, y las de piedra
del Castillo de Sagunto, ruinas ést;ls bien complejas que hacen pensar en un ambiente arqueológico semejante al de aquél; y obsérvese
que las dos óltimas, una por su tipo excepcional y la otra por li! materia en que se labró, parecen ligeramente alejadas del resto de las
descritas.
La característica de este conjunto de moletas es [a de una acusada variedad; pero destacando como predominantes dos tipos: uno,
el de cuerpo troncocónico, a manera de maceta, con aditamentos
adosados en lo alto, más o menos semejantes a un par: de astas; y
otro, el que parece tener como prototipo eJ. vástago de base ligeramente ensanchada, curvado y rematado a modo de cuerno, que semeja haber producido, por encorvamiento más O menos pronuncia.
do, la ya aludida variante llamada «dedo repl egado», que interesa
hacer constar se encuentra en Italia (¿ Etruria ?), aunque co n plegamiento más exagerado (2). Esta última modalidad, con acoda·
mien tas más suaves, da luga r en San Miguel de Liria a las cu ri osas
variantes con remates ingenuamente esculturados. Lo Que en otr '1
pieza de la colecció n Martínez parece un rasgo de humor del ceramista, es que la amase COIl una expresiva representación incisa de!
órgano propio del sexo que había de manejar habitualmente el útil
Así como algunos de [os ejemplares de moletas, menudos y finos,
como los tipos 2 y 3 de La Bastida, dan la impresión de útiles frágiles, adecuados para meñesteres delicados, como los propios
de la cosmética o de actividades medicinales, la mayor parte de las
de San Miguel de Liria, de bastante buen t3maño y resistencia, debieron ser dedicadas a labores culinarias. Para tra bajos más rudos
(1) V. Ramos Polques: «Nuevas excavaciones en la Alcudia de Elche», en
.Corono. de Estudios... », de la. SOc. Esp. de Ant. Et. y PrehiSt" pág. 290, lámJ-
na xxxn,
(2)
8.
André Baudrlllet: .Mortarium»: «lbld».
-
254-
[page-n-255]
- ==
*=
aL
LAS REQ UERAS MANOS
m:
MÓRllERO lBERIC.o\$ VALENC IA I'l AS
16
se presc indiría de las moletas cerámicas y se usarían de piedra, pa·
recidas a I:IS s:lgunti nas de que hemos hablado :mtes; y no ha}' que
decir que para l:l molturación quedarían los tan co nocidos moli nos
a br:IZO ibéricos.
Si al- presente tmbajo siguiese n otros estudiando es toll útiles en
diversas comarcas ibéricas, facilitándose así su enlace y comparación, daríamos por lograda la principal nnalid:ld propuesta C(lIl su
publicación.
-
255-
[page-n-256]
[page-n-257]
BALLESTER • •Manos de Mortero••
LÁM INA 1.
2
•
3
Moletas de L. B""fid. de _Les A'k:u~eu
(FMOoI Adell.)
[page-n-258]
BALLESTER - «Manos de Morteroa.
2
LÁM INA 11.
3
4
Jlolelas de San Miguel de Liria
(FolG" Adell.)
[page-n-259]
BALLEST ER - . Manos de Mortero••
LÁMINA 111.
2
4
3
5
6
Molet.. de San Mi¡uel de !Uri.
(PotOd Mell.)
[page-n-260]
BALLESTER - .Manos de
Mortero~ .
LÁMINA IV.
2
3
4
L Y 2 ..' l oLetu de Son MiI.ueL de Lid.. 3. !Ilor!ero de! c..slillo de S.gunlo
~ . Morleros de San h!i/tue!
(Fotos AdeLLJ
[page-n-261]
LAM INA
BALLESTER - «Manos de Mortero&
.
v.
•
2
\
3
1,
M.n05 de monero de l. colecci6n F'rantlsco MUI!neI
[page-n-262]
ISSN 1989-508
1. BAL LESTER TORMO
La!> pequef\a!> mano!> de mortero
ibérica!> valenciana!>
He aquí un mezquino aunque interesante tema casi inédito, que
sepamos, para cuyo exame n han proporcionado mater iales suficientes las excavaciones pnlcticad:ls princip:llmentc por el S. I. P. y algunos hallazgos casuales. Materia de estudio es ésta que no tendr;"l
ciertamente la brill:ln(ez de :lquellas otras cuestiones arqueoló~icas
enlazadas, por ejemplo, con la vida espiritual (arte, ritos, costumbres) de nuestros a ntepasad os protohistóricos O con el prestigio drsu épica (temas de lucha, de armas, arnés, etc.), pero que indud:tblcmente ha de atraernos, como todo cuan to atañe al mejor conocimiento de los pequeños detalles del remoto íntimo vivir cO lidiano de
nuestros ascendientes lejanos, siquiera se trate de cosas como las que
motivan estas notas intrascendentes. A su insignificancia se debe, St:gura mente, el Que rara vez se aluda a las moletas cerámicas de que
vamos a hab lar. Creyendo Que su co nocimiento ha de ser uno de Jos
elementos Que faciliten el estudio de correlación entre diversas zonas arqueológicas ibéricas, hemos redactado estas notas referentes a
las piezas de tal clase Que conocemos en tierras del a ntiguo Reino
de Valencia.
No nos vamos a ocupar, pues, de Jos grandes morteros y de sus
toscos útiles complementarios, empleados en todos los tiempos,
más antes del invento de los molinos a mano, para el majado o trituración de ciertos productos, granos especialmente; sino, como
decimos, de las pequeñas manos de mortero que nos suelen proporcionar los despoblados ibéricos valencianos, y que, como vamos a
ver, tuvieron destino menos rudo que los antes aludidos.
-
241-
[page-n-242]
1. BALLEST'ER TORMO
COVALTA
Ha rá sobre treinta años realizamos, de nuestra cuenta, !:t excavación del enriscado despobl:1do ibérico de Covalt:l (Albaidll), al que,
por no haber sido debidamente publicado, ya nos vimos en el C:lSO
de hacer una pequeña referencia provisio nal (1), de la que interesa
recordar ahora que nos dió, entre otros materiales: cerámica ihérica con decoración pintadn geométrica más o menos pura, sa lvo un
fragmento con peces siluetados realistas en campo con circulitos puntcndos; abundantes tiestos campanienscs y de los de figuras rojas ~u
ditálicos; fibulas anulares ibéricas y de La Téne 1 y 1r; fragmento de
:1rranque de asa de sí tula larentina del Sur¡ de Italia, que lleva una
palmeta de bronce; pequeño trozo de diadema de oro con decoración por reser~a en campo granulado y alveolos de pequeñas laminillas soldadas para engastllr piedras de color, e hilos en mecha; fragmento de placa de bronce con nielado de plata; parte de placa de
plomo escril:1 en alfabeto monetal; acus:mdo todo el conjunto una
fuerte influencia púnica y nada manifiestamente romano. En tal ambiente ,lrqueológico apareció l:n fragmento de pieza trococónica de
cerámica, rota un poco por encima de la base, que terminaba e nsanchándose en superficie ligeramente coO\'exa; cuya fragmentación y
estado no permitía dcducciones sob re su total forma y destino, que
han quedado aclaradas por los hallazgos posteriores semeja ntcs , de
que haccmos meneión.
I A BASTIDA
Apcnas creado el S. r. p" 'se excavó, desde 1928 a 1931, el despoblado ibérico de «La Bastida de les Alcuses)) (Mogente), baj o ¡mcstra dirección y con [a valiosa y más o menos persistentc cooperación de Mariano Jom et, Gonzalo Viñes, L uis Pericot y Emilio Gómez Nada[; los cxtr:lOrdin:1rios resultados obtenidos en los primeros tiempos fueron recogidos por Pericot y por mí, sólo en cuanto
afec taba a la cerámica, en un trabajo inserto en el primer tomo de
«Archivo de Prehisrori:1 Levantina.- Anuario dcl S, 1. P.-1928» (2),
sin quc, por causas diversas, nos h:lya sido posible terminar hast::!
(1) Ver J. Balleste!': «Comunlcadoncs a\ JV Congreso Internacional de Al'.
queologla.-J. Los ponderales Ibéricos de lipo covaJtinoll. T. a.. de «Cultura Va·
lenci.a.nall, P. 2, 1930,
(2) l. Ballester y L. Perlcot: «La Bastida de les Alcuses (Mogente»>. j{Archlvo
dI' Prehistoria. Levantlno.-Anunrio del S. J. P,-J: - 1928», Valencia, 1929, pá·
ginas 179 y siguientes.
-
242 -
[page-n-243]
LAS PlEQUE~AS MA'NOS >DE MORllERO IBERIGAS VALENO!A.NAS
S
que viene a ser un ma nifiesto paralelo del de Cava Ita : las mismas cerámicas ibéricas con decoraciones geométricas, aquí sin nada de la con
figuras ; abunda nte campaniana y no tanto de la italiota con figuras
rojas; los propios tipos de fíbu las; pieza de bronce de cinturón con
Ilielado de plata; l:ími na de plomo escrita en alfabeto tartésico; notándose también fuerte influencia púnica y nada de romana. E'n este
medio arqueológico aparecieron di vergas piezas Que recuerdan el
aludido fragmento cerámico de Covalta, trancocónico con base
abombada, y acl:lraron el destino de todas ellas, que no es otro que
el de moletas o pequeñas manos de mortero. No son muchas las de
La Bastida, pero permiten aprecia r los siguientes tipos:
1." Podemos tomar como prototipo del más numeroso gr upo
de moletas el ejemplar que damos en la lám. 1, fig. V Es de cerámica rojiza, c"!erpo ligeramente cilíndrico tendente a Ironcocónico, taladro en la parte alta y base un poco convexa; del extremo superior
nacen en sentidos opuestos dos apéndices laterales a manera de bra.
zas rotos. Mide S7 milímetros de altura. De otros dos ejemplares, uno es troncocónico tan acusado que se acerca a campaniforme, con los apéndices truncados apenas iniciados, base abombada,
color rojo, y altura de 55 milímetros; y el otro, con apéndices rotos en su origen, tiene la particularidad d~ adelgazarse en su parte
central, separándose del perfil de los ante ri ores, y midiendo 68 milímetros. Estos ejemplares, por su escal'a masa y altura, no debieron
ser empleados con eficacia en operaciones que exigieran enérgicos
esfuerzos.
2. Otro tipo estn representado por'un solo ejemplar en forma
de menuda ara votiva, de ~ccción rectangular y cuerpo tronco·piramidal rematado en una tabl:! sohresaliente, con borde moldurado,
sobre la que se perciben los menudos arranques cuadrados de un
remate complementario perdido e indeterminllble. Muestra en ,,;ada
una de las caras dos borros;ls impresiones elipsoidales superpuestas.
La manifiesta fo rm a de menudo altar votivo, como~os púnicos funerarios, nos hubiera inducido a tenerle por tal, si la inestabilidad
producida por la base abombada no nos lo impidiera; lo que unido
a ser el primer objeto de esta clase aparecido en el despoblado, hizo
que lo calificáramos, en el citado trabajo, de objeto incompleto de
aplicación ignorada O). No deja de ser curioso Que se le diese a este
0
(1)
l. Ballester y L. Pcrlcot: «Ibid», pág. II (94) Y lam. X. fig. C.
-
24.3-
[page-n-244]
i.
BALLESTER TORMO
pequeño útil, de tan pobre empleo, la forma de ara votiv:l; lo que
hllce suponer su uso funerario en Levante, del que sólo conocíamos
una pieza de forma muy semejante hallada por Siret en una sepultura almeriense (1), lIparte dc otras parecidas en las ruinas de la necrópolis ibicitanas. Mide la descrita 56 mm. de altu ra y la reprodu.
cimas en la fig. 3 de la lám. I.
3. TlImbién es ejemplar único, de otro tipo, el que insertamos
en la fig. 2 de la misma lámina. Sobre delgada base elipsoidll: de
barro claro, ligeramente convexa por debajo, se alza un vástago
troncocónico aplanado, que alllcodarsc rect¡mgularmente en la par_
te superior, se estrecha y redondea en su tercio fin"l, cerca del cual
lleva un taladro transvcrsal Que vicne a hacer de ojo de algo que se·
mcja cabeza de animal, a cuya representación debió contribuir la
ornamen tación pintada, de b que quedan trazos rojos, especialmen~
te en la parte acodada. Por bajo del acodamiento se ve toda la ~u per~
ficie cubicrta de pequeños hoyuelos grabados en ticrno, muy especial~
menle densos en la abombada basc, dedicada a superficie de fric~
. c i ón~ cuya eficacia se intentó aumentar de tal modo. La endeblez de
esta graciosa pieza. 111 hllcc poco a propósito para fuertes presiones;
lo que nos induce a creer que se emplearí:l, como la anterior, en la
cos mética o act ividades semejantes.
Las carllcterísticlls de las manos de mortero .de La Bastida son,
como se ve, su escaso volumen y una relativa variedad de tipos.
0
SAN MIGUEL DE LIRIA
Otra excavación del S. T. P .. la del despoblado de San Miguel de
I,iria, ha sido muy fecunda e n esta clase de descubrimientos. L:I detallada rclación de tales trabajos hecha en nuestras Memorias anuales
elevadas a la Diputación, muy especialmente en la más reciente '(2),
nos excusa de entrar en pormenores que no sean precisos para fijar
el coniunto arqueológico en que se encuentran esta clase de piezas.
Da San Miguel de Liria: abundantes vasos cerámicos de decor.ición
pintada geométf-ica, algunos de floral y el bien conocido numeruso
grupo de los ornados con composiciones zoomorfas y antropomo(~
fus de extraordinario interés arqueo lógico y etnológico, algun:!s veces con lelferos pintados o grabados en alfabeto ibérico monetal;
(1 )
L. 8iret: c:Villarlcos y
(2)
r. Ballester Tormo:
Herreri~.
pág. 463 Y IAm. XX. ftg. 8
.La labor del S.
a 193911. Valencia, 1942.
-
244 -
r. P. y su Museo en 106 afios
1935
[page-n-245]
LAS PEQUE¡qAS MANOS [)E MORTlERO !BERIOAS VALENOJANAS
5
tiestos campanianos de buena época, mas otros Que parecen de imitación y un solo fragmento (fondo de plato) sudit~lico de figura~ rojas; un vaso de tipo troncocónico mediano y barro gris, de los corrientes en la llamada cultura ibérica de la costa catalana, y gran
parte de un ~nfora de las de boca pJ:¡na Que se dan en la propia
cultura; dos broches de cintu rón, uno de placa de bronce rectangular con amplio gancho en zig-zag, nielada de piara, y otro dc .dos
ganchos y escotaduras laterales abiertas; y una lámina de plomo cscrita en alfabeto monetal, con otra que le servía de envoltura y Que
contiene también algunos signos; pudiéndose señalar como hallazgos excepcionales y no reiterados, a pesar de la gran extensión ya
excavada, unos escasos y superficiales fragmentos de sigillata, lucerna de tipo griego probablemente del siglo JI (ejemplar único) , y un
aislarlo cuello incomplelo de ánfora romana de baja época, todo ello
con aspecto de rodado y nada en estrato intacto. En este medio han
ido descubriéndose, unas veces sobre tierras removidas de antiguo,
otras en e1>trato firme. buen número de manos de mortero de hechunlS tan varias, que nos obliga a agruparlas en tipos y aún pudieran dividirse en subgrupos si no pareciese pretencioso en cosa de tan
escasa monta.
1.0 Se agrupan aquí todas las piezas Que a sus características generales (base abombada y cuerpo troncocónico con tendencia a cilíndrico) agrégase el llevar en la parte superior unas prolongaciones en sentidos opuestos para dar a la mano mayor superficie
de presión Que facilite e l trabajo. L,s variantes aparecidas son las
siguientes:
a) Una pieza que nos parece la más elemental, basta, d~ barro
grisáceo, caracterizada por llevar en la parte superior y en sentidos opuestos unos :1péndices a modo de cuernos ligeramente inclinados hacia abajo. Tiene un taladro en lo alto y en la base huellas evidentes de su uso. Mide 58 mm. de altura. Véase reproducida
en la lám. 11, fig. J.
h) Otro ejemplar en todo semejante al precedente, salvo en que
los apéndices astiformes se prolongan hacia abajo hasta arrollarse
en espiral. Tiene de altura sobre 56 mm. y puede verse en ];1 lám. 11,
fig. 3.
c) Otra piez:1 de mayor tamaño, también de barro gris pero de
mejor técnica, con dos gruesos cuernos nacidos del centro de la parte superior, que se curvan marcadamente primero bacia arriha
para inclinarse y rematarse luego en sentido apueSto. En el ángulo de arranque de las astas aparecen en relieve unos abultamit:ntos
a manera de labios y en cada uno de los lados sendos pares de bor- 245-
[page-n-246]
6
1. BALLES'NlR TORMO
dones cruzados en X. Ha sido reconstruída en parte. Mide 73 mm.
de altura por 124 de ancho. I"Ím. JI, fig. 2.
d) Al mismo tipo puede atrib uirse, por U\ travesaño horizontal, otr:1 de estas piezas, de barro rojizo bien cocido. con taladro
central en lo alto, base con incrustación de piedrecillas para el fin
dicho y que en los extremos de los apéndices transversales lleva tosc3fl1cnte esculpidas pequeñas cabezas, que más semejan de animales
Que humanas. Pueden verse estos deta lles en la fig. 4 de la lám. II.
Mide 90 mm. de altura y 115 de ancho.
e) y otro ejemplar, bien semejante al que acabamos de descri.
bir, también de barro rojizo, cuerpo troncocónico, base con incrustaciones y en lo alto apéndices tran sversales, diferenciándose en que
aquí son más carlas, forman en el cen tro ligera concavidaa y se acodan hacia abajo en forma prismát ica cuadrangular, sin que las roturas, a lal misma altura, permitan deducir cómo remataron. Lleva
tres taladros, uno en el centro de la parte alta y los dos restantes
. e n los acoda mientos. y tiene 88 mm. de altura por 70 de ancho
máximo; y se repro du ce en la fig. 1 de la lám. lIT.
2.~ Otro tipo de moleta, frecuente en Liria, es el de forma de pequeña asta de base ensanchada, del que parecen derivarse los ejemplarc ~ más o menos acodados que veremos. Enumeramos sus variantes co nocidas hasta ahora en San Miguel:
a) D amos en la fig. 2 de la lámina IIJ, un ejemplar que podríamos es timar básico del tipo, y es en forma de asta con base amplia.
Es de barro rojo, ll eva un taladro en el terci o superior y carece de
incrustllciones en la hase. Mide de altura sobre 120 mm.
h) . Estll vllria nte (v . lám. 111. fi g. 3) en forma de asta poco desarrollada y ligeramen te cu rvada. rem ata en algo como cabeza de ave
de grueso pico, indicada por fuert e línea incisa 111 separación de SUl'
dos partes. y aprovechándose, panl representar el ojo, el taladro colocado en su ter¡¡:io su perior. Recons truído aprovechando los trazos
de la a ludida incisión. Mide 107 mm. de alto.
e) Otra pieza semejante es de ver en la fi g. 5 de la misma lámina. Aquí 111 curvatura del cuerpo, m:ís pronunciada, remata en
algo como testa de ;lOim:11 inclasificable, mod c!:lda mediarite fuerte
pellizco , en el extremo superior, qu e prod ujo un resalte a modo
de grueso pico. junto ¡d taladro cercano Que hace también de ojo.
Está li gcr:lmente reconstruída en su base. Ti e ne 'sobre 96 mm. de
altura.
d) Otra variante es la que sc ve' en la figura 6 de la lámin!l TIJ.
Como la antes desedt;l, el cuerpo de la pieza se curva fuertemente y remata también en una cabeza modelada a pellizcos: unos
-
216-
[page-n-247]
LAS PrEQUEf:AS MANOS DE 'MORTlBRO IBERICAS VALENOIANAS
7
producell en lo alto dos crestecitas que parecen orejas; otro, la
nariz y a la vez unas depresiones laterales que semejan las cuencas de los ojos, y de modo parecido se reprod ucen los labios. El
conjunto cabría estimarlo como una tosca representación de rostro
humano si la alta colocación de las orejas no pareciera :lcusar m¡ís
la reproducción de una cabeza de animal. Tien e 90 mm. de altura.
e) y por último, otra variante es la de la fig. 4 de la propia 11mina, que no lleva la fuerte curvatura vista en los ejemplnres anteriores; antes bien tiende
el taladro que lleva en el último tercio pueda dar en este caso la impresión de los ojos por quedar fuera de lugar. El trab:ljo de est:!
moleta en la misma inclinación constante, oca sionó un pronunciado achafla namiento en la base. Esta pieza ha sido ligewmentc rcconst ruída. Mide sobre 107 mm. de alto.
3. 0 • Forma tipo aparte el ejemplar único de pequeiía mano
de mortero troncopiramidal cuadrangular, dc barro rojo bicn cocido, cuyo remate super ior falta, sin indicio de cómo pudo ser. Lleva
esta pieza, en dos de las caras opuestas. el signo ibérico en forma
esquem:ítica de flecha, equivalente a //. Se le han reconstruído algunos de [os ángulos rotos, como puede vcrse en la fig. J de 1:1 Iámin:l IV . Tie ne cl fragmento unos 48 mm. de altura.
4. Tnmbién puede constituir otro tipo incompleto una pleZ~1
cilíndrica de cer:ímicn, reconstruída en pHl c, que en la b:lse muestra profundas impresiones circulares iguales producidas, como
en o tros casos, para aumentar la efic:lcia de la friccion; fr:lgmento
scmejante :11 que reproducimos más ¡¡delnnte, proced ente del Puig
de Alcoy.
0
CASTILLO DE SAGUNTO
Se han reemprend ido en él, por la Comisaría Gcnernl de Excavaciones, trabajos explor:ltorios que hace liños iniciara D. Manuel
González Simancas. La labor de excavación, entre ruin:ls de todos
los tiempos. era de esperar lógicamente fuese costosa y difícil.
Al frente de estos trabajos figura como Comisario D. Pío Beltdn
Vi1Ingrasa, auxiliado por D. Manuel Vidal y López, Agregado del
S. 1. P., y Salvador Espí. capataz dd mismo. A los efectos que
aquí interesan, hemos de hacer constar que dan las eX(':lv.lciones,
entre algunas cosas romanas (menudos fragmentos d'e sigillrlta indu_
-
247-
[page-n-248]
8
l. SALt.ESTEI? TORMO
sive) y otras probablemente púnicas, alguna muestra de cerámica
campaniense. bastante ibérica geométrica y algunos tiestos de decoración flo ra l y de [a con figuras, y con ello manos de mortero de
piedra, dc...tamaños medianos, cilíndricas y una de ellas inicialmente
acodada, recordando ligeramente las del tipo de dedo replegado. y
ninguna de las de cerámica de que aquí tratamos , y que presuponían los restos de morteros cerámicos, inadecuados para las pesadas moletas antedichas; no obstante lo cual, se ha descubierto el
interesante tipo de mortero cerámico que reproducimos en la lig. 3
de la lámina IV .
EL:_RABOSERO. DE
TORRES~TORRES
Este despoblado, poco conocido. apenas explorado superficialmente, sito a unos 4 kms. de Torres-Torres (Va lencia), se extiende
sobre dos pequeñas eminencias lindantes con el Palancia, casi a
pico; llegando aún al collado que las separa un antiguo camino vecina l y cruzando por el área de [as ruina s una caudalosa acequia. Ohsé rvanse en aquéllas CImientos de paredes, piedras trabajadas, cerámica ibérica decorada geométricamenfe (urnas. sombreros de copa,
oiJlOchoes, platos) y fusayolos y pesas de telar, ct tronco de una figura como ídolo femenino, b representación de una cara humana en
figura plana y bucna parte del tronco y patas de otra figura de toro
o esfinge en barro; también se encuentra algo de cerámica campaniana y nada de romana manifiesta. Una explorac ión superficia l por el
personal del S. I. P. (los campos en cultivo que ocupan e l terreno no
permitían otra COS,I) dió pondus y abundantes fragmentos de borde
de ánforn de boca totalmente plana y otros con un ligero reborde en
ella, y una de estas moletas cedmicas de que nos ocupamos (véase
hímina IV, fig. 2) (1). Es de barro rojizo, cuerpo troncocónico y muestra en la parte superior centra l resto del bordón transversal que corona [as variedades d y e del tipo 1. 0 de S:IO'. Miguel, sin que, por llevar amputados los extremos, podamos saber si remataba igual q ue
aquélla o Que ésta. Tiene la particularidad de llevar en uno y otro
lado del mentado resto central de bordón, un:ls a modo de estrellas de ocho puntas conseguidas mediante la impresión de cuatro
diámetros que se interseccionan norma lmente de dos en dos. Mide
de alto sobre 7S milímetros.
(I) Para más detaJ.les de este despoblado. v. F. Al.ma.rche: cLa civiUzación
ibérica en el Reino de Valencia», págs. 148 y 149.
- 24.8-
[page-n-249]
LAS PlEQUErq.AS MANOS DE 'MORllBRO IBéRICAS \'ALENCIANAS
9
_TOS-PELAT.
El conocido investigador regnícola D. Nicolás Primitivo Gómez
Serra no, halló en el des poblado de «Tos-Pelat», si tuado e ntre Moneada y Bétera, una moleta de cerámica, de la variedad conocida por
"dedo replegado», o sea como la a del tipo 2. 0 de San Miguel de
Liria. Trálase de una de las corrientes ruí na s ibéricas, con cerámi ca
de decoración geométrica, sin ningú n materi al manifiestamente romano . Agradecemos al Sr. Gómez-Serrano el dato proporcionado.
LA TORRE
También a la genti leza del Sr. Gómez Serrano debemos el conocimiento de un original tipo de ma no de mortero, que damos en
la fig. l. Procede del despoblado ibero-romanizado conocido por
FIg. l.
La Torre, del término de Villar del Arzobispo. donde lo hallara el
indicado investigador,
Esta singular pieza tiene tres brazos. rematados por sendos casquetes esféricos (alguno desfigurado por huellas de uso o por el rodar de los siglos) como las bases de las dem¡ís molet as; los brazos
h,íIlanse en el mismo plano y par ten del ce nt ro común en forma
ap roxi madam ente radial y equid istante. Mide cada uno de los brazos, del centro al ex tremo , unos 25 milímetros. Reproducimos esta
pieza en la figura dicha .
La forma excepciona l de este objeto y el encont rarle precisamente en despoblado romaniza do, hace pensa r si se trata ~ una modalidad rOIflana.
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10
l. BALLESTBR TORMO
.TOSSAL DE L'ASSUT,
Don Juan Porear, tan distinguido pintor como arqueó logo castellonense, a quien se debe la más fiel reproducción y más acertada
interpretación de las pinturas rupestres de las sie rras de Castellón
de la Plana. nos ha dado a conocer (1) el despoblado ibérico de
«Tossa l de I'Assutn, perteneciente al término de Borriol. Se halla situado en un cerro de sobre 40 metros de altura y en sus ruinas vense
largas paredes paralelas a la vertiente, plantas rectangulares de habitac iones. abundante cenímica ibérica y algo de campaniensc; y entre
otros hallazgos interesantes dió una pieza de cerámica. Jigl:ramcntl!
curvada y de sección aproximadamente circu lar, base abombada y
extremo superior rematado en cabeza de animal con ojos, boca y
nariz bien fijados y determinados; objeto Que su descubridor estimó asa esculturada (véase fig. 2). A nosotros l Que la conocimos a
Fil. 2.
través de la citada pub licación, nos pareció que pudiera ser una variedad de las piezas Qu e rese ñamos, más semejantes :1 las c. d y e
del tipo 2." de San Mi guel de Liria. La posterior consulta al Sr. Po rcar no!; confirmó en tal suposi(·ión. Le quedamos obligados por los
dalas gráficos y referencias proporcionadas .
• MONTJUICH,
También debemos a la amabilidad del Sr. Parear la indicación
de que en el poblado ibérico situado en el «Mo ntjui ch» de Alcora
(Castellón). se ha ll ó el fragmento. inmediato a la base, de una mane
de mortero del tipo de asla. El espacio convexo de la base, des ti(1) J. Parear: d.a cultura. ibérica en Barriol», en IBoletin de la Sociedad
castellonense de Cult.ul'h, pag. 420, t.. XIV. VI. 1933.
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250-
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LAS I'IEQUERAS MANOS DE MORl'eRO IBER1CAS VALENCIANAS
11
nado a fricción, muestra huellas dejadas por las incrustaciones
QUC llevara para la mayor eficacia dc su función. E l fragmento ¡¡fecta
forma troncocónica ligeramente curvada, sin que pueda Bospecharsc si terminó en forma de cuerno o si se truncó para rematar
figura 3.&
:!codad;J O ·cscu ltur;Jda como algún ejemplar de San Miguel de LJ
ria. Mide el fragmento SO mm. de altura, y sc rcproduce cn la fig. 1
,EL PUlG, DE ALCOY
Es éste un poblado ibérico, poco conocido, cuyas ruinas acusan
un importantc núclco urbano fuertemente fOrl!fic3do, del que qucdan grucsos muros de buen:! labra y restos de la c:! lzada de 3CCCSO.
H:! sido en gran p:!rte destruído de antiguo por los cultivos, incluso
su necrópolis. Abunda superficialmente la cerámica ibérica con de-
Figura 4.&
coración geométrica, junto co n tiestos campamcnscs y alguno italiota.
En una vl slla realizad;l a este despoblado por los Agregados del
s. I. P., Sres. Visedo y 'Pascual, encontraron la mano de mortero
fragmentada que reproduc imos en la fig. 4, y que se scmeja a la
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1. SAoLLBST8R TORMO
del tipo 4.° de San Miguel de Liria, en la base agujereada; diferen~
ciándose de ella en su forma Ironcocónica, sin que pueda S
30 milímetros de a ltura.
Queda reseñado cuanto nos es conocido, actualmente, de esta clase de materia l en el Reino de Valencia. Deben existir muchos
ejemplares más en colecciones particu lares, no dados a conocer por
es timarlas piezas de escasa importanci3. De las colindancias a ragonesas conocemos bien un intcres:mtc lote de pequeñas moletas
Que por su procedencia cercana a tierras v;dencianas deben tener
aquí cabida. Nos referimos a las que po~ec D. Francisco Martínez.
COLECCiÓN DE D. FRANCISCO MARTlNEZ
Proceden estas piezas, cuyo estudio y reproducción nos ha sido
f,ícil por la amabilidad de su propietario, de la ver tiente aragonesa
e.n sus coli nd ancias co n Valencia; sin Que pueda> precisarse más tocante a la natura leza, denominación y situación de la estación: \} estaciones de Que proceden; si bie n el hecho de Que llegasen a t,¡[
colección al mismo tiempo, constituyendo lote, hace pensa r si son
de un:l so la procedencia.
S~ pueden agrupar en los tipos siguientes, co n sus variantes:
1.° El primero lo constituyen piezas de la conocida forma de
((dedo rep legado)), como la modalidad b del tipo 2.° de San Miguel
de Liria, con las siguientes variaciones en la manera de dejar labrada la convexidad de las bases, a l efecto tantas veces dicho;
a) Este ejemplar, Que l1eva un taladro en el acodamiento (véase l;ím. V, fig. J), tiene la base sembrada de agujcrillos, aunque
poco profundos, como el del Puig de Alcoy y el ti po 4 . ~ de San
Miguel.
b) Otro, también con tal adro en el acoda miento, doblado casi
en ,íngulo recto, l1eva la base ray:¡da en cuadriculado inciso.
2. ~ Un segundo tipo , semejante al ante rior , lo constituye el
ejemplar único, cuyo cuerpo .¡codado y taladrado está eonstiluído
por una labia cerámica rectangular ala rgada, terminada en forma
de V por un extremo y que por el otro toma desde su último tercio
tendencia a troncocónieo, terminando en forma de casquete esférico
con una serie de diámetro.s fuertemente incisos que se cruzan fa/mando :1 modo de estrella. Vista de perfil la pieza, se parece a las
del tipo precedente, separándose bastante en 10 demás. Es detalle
curioso que la tableta de cerámica mues tre en la cara externa del
primer tra mo del acoda miento, y en trazos incisos un poco suma-
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LAS P'lEQUEÑAS MANÓS o.E 'MORllElRO rSERleAS VALENCIA:-
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rios, pero claros. la representación de una vulva. (Véanse en la figura 3 de la lám. V tres di versos aspectos de este ejemplar).
•••
Estas pequeñas moletas cerá micas debieron emplearse en morteros adecuados, :l la manera de hoy; y alguna vez, cuando el mortero
fucr:l de cierto tamaño f apoyado debidamente. es posible .se trab~l '
j:lra a dos rn:mos, con sendas moletas. como se ve en una pintura
fúnebre etrusca (J).
Los pCQuciios morteros en uso serían por lo genera l de cerámica,
segú n dejan ver los restos hallados en algun:ls eXC3\':lciones. Los
descubiertos, especialmente en San Miguel de Liria, son en forma
de pl:l.to más o menos profundo, aunque de base resistente. en cuyos
fondos llevan frecuentemente incrustaciones de piedrecillas duras O
resaltes producidos mediante el torno, para d:1I mayor efi~acia a l:"t
tritur:lción, de modo igual a 10 observado en las moletas. Véanse sus
pediles' en la fig. 4 de [a J6m . IV. Aunque la falta de excavaciones.
en J:¡ mayor parte de los despoblndos ibéricos conocido~, pued<,
jus tificar la eSC!lsez de h!lllazgos semejantes, es lo cierto que otro
t!lnto sucede en los de Covalta y La B!lstida, exc!lvados en gran
p!lrte; y es la verdad que tampoco en ellos hallamos restos de
mortero!. a pesar Qe dar moletas. No ObSI!lnte conocemos un despoblado de gr:mdes pandelos cerámicos con los dos mentados ,
el Castillico de los Baños de Fortuna, donde se ha hallado parte
de un plato-mortero de borde muy exvasado ·(2). Fragmentos de
otro plato-mortero se han enco ntr!ldo en una ligera excavación
realizad.¡ aprovechando los trabajos de cimentación de las obras
de ampliación del Palacio de la Generalidad de Valencia, (:11 un
profundo estrato con tiestos ibéricos, distinto del que dió sigil/(Ita.
Pero [a más complet!l e interesante pieza de esta clase es la e ncontrada en las antes aludidas excavaciones del Castillo de Sagunto
(fig. 3 de la lám. IV,), que, com.o se ve, se separa de los tipos de
pl:¡tos-morteros o morteros-cazúelas antes citados, pues es a modo
de un plato corriente de bordes planos y horizontales, que junto a
la depresión central, sembrada de incrustaciones, lleva ci rcu ndáIIdala un alto reborde perpendicular y un ancho pico derramador.
Fragmento de una pieza semejante, en cerámica gris, ha sido des-
O) André Bo.udrUlet: a:Mortartum» en «Dlot.» Darember et S4gl1o, fig. 5.151.
(2) Debemos la noticia a. Mr. Albert Debea.ux, que lO h8Jlara recientemente
en Wl reconociruJento de dicho poblado.
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2.lS3 -
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l. P.AILlJES1'ER TORMO
cubierto en las ruinas de l despoblado ibero-romano de Las Cañndas
(Villar del Arzobispo), según nos informa D. Nicolás Primitivo Gómez Serra no. Otro ejemplar parecido, también con derramador,
apareció en un nivel probablemente ibérico, de Elche (1) . Tipos
más sencillos, sin el reborde central, ljon conocidos en las ruínas romano-indígenas de Azaila, Tarragona y Numancia, e igual acontecerá probablemente en otras ciudades antiguas con restos de baja
época.
Todas las moletas descritas proceden, como hemos visto, de estaciones ibéricas prerromanas, salvo la de La Torre (Villar del Arzobispo), que se halló en un poblado ya romanizado, y las de piedra
del Castillo de Sagunto, ruinas ést;ls bien complejas que hacen pensar en un ambiente arqueológico semejante al de aquél; y obsérvese
que las dos óltimas, una por su tipo excepcional y la otra por li! materia en que se labró, parecen ligeramente alejadas del resto de las
descritas.
La característica de este conjunto de moletas es [a de una acusada variedad; pero destacando como predominantes dos tipos: uno,
el de cuerpo troncocónico, a manera de maceta, con aditamentos
adosados en lo alto, más o menos semejantes a un par: de astas; y
otro, el que parece tener como prototipo eJ. vástago de base ligeramente ensanchada, curvado y rematado a modo de cuerno, que semeja haber producido, por encorvamiento más O menos pronuncia.
do, la ya aludida variante llamada «dedo repl egado», que interesa
hacer constar se encuentra en Italia (¿ Etruria ?), aunque co n plegamiento más exagerado (2). Esta última modalidad, con acoda·
mien tas más suaves, da luga r en San Miguel de Liria a las cu ri osas
variantes con remates ingenuamente esculturados. Lo Que en otr '1
pieza de la colecció n Martínez parece un rasgo de humor del ceramista, es que la amase COIl una expresiva representación incisa de!
órgano propio del sexo que había de manejar habitualmente el útil
Así como algunos de [os ejemplares de moletas, menudos y finos,
como los tipos 2 y 3 de La Bastida, dan la impresión de útiles frágiles, adecuados para meñesteres delicados, como los propios
de la cosmética o de actividades medicinales, la mayor parte de las
de San Miguel de Liria, de bastante buen t3maño y resistencia, debieron ser dedicadas a labores culinarias. Para tra bajos más rudos
(1) V. Ramos Polques: «Nuevas excavaciones en la Alcudia de Elche», en
.Corono. de Estudios... », de la. SOc. Esp. de Ant. Et. y PrehiSt" pág. 290, lámJ-
na xxxn,
(2)
8.
André Baudrlllet: .Mortarium»: «lbld».
-
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- ==
*=
aL
LAS REQ UERAS MANOS
m:
MÓRllERO lBERIC.o\$ VALENC IA I'l AS
16
se presc indiría de las moletas cerámicas y se usarían de piedra, pa·
recidas a I:IS s:lgunti nas de que hemos hablado :mtes; y no ha}' que
decir que para l:l molturación quedarían los tan co nocidos moli nos
a br:IZO ibéricos.
Si al- presente tmbajo siguiese n otros estudiando es toll útiles en
diversas comarcas ibéricas, facilitándose así su enlace y comparación, daríamos por lograda la principal nnalid:ld propuesta C(lIl su
publicación.
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255-
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BALLESTER • •Manos de Mortero••
LÁM INA 1.
2
•
3
Moletas de L. B""fid. de _Les A'k:u~eu
(FMOoI Adell.)
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BALLESTER - «Manos de Morteroa.
2
LÁM INA 11.
3
4
Jlolelas de San Miguel de Liria
(FolG" Adell.)
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BALLEST ER - . Manos de Mortero••
LÁMINA 111.
2
4
3
5
6
Molet.. de San Mi¡uel de !Uri.
(PotOd Mell.)
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BALLESTER - .Manos de
Mortero~ .
LÁMINA IV.
2
3
4
L Y 2 ..' l oLetu de Son MiI.ueL de Lid.. 3. !Ilor!ero de! c..slillo de S.gunlo
~ . Morleros de San h!i/tue!
(Fotos AdeLLJ
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LAM INA
BALLESTER - «Manos de Mortero&
.
v.
•
2
\
3
1,
M.n05 de monero de l. colecci6n F'rantlsco MUI!neI
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