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ISSN 1989-508
1. BALLESTER TORMO
La covacha
~~pulcral d~
"Caml
~~al"
~L8~ID~
SITUACiÓN V HALLAZGO DEL YACIMIENTO
A la entrada misma del puerto de Albaida, comunicación umca,
medianamente practicable en tiempos antiguos, entre el valle de aquel
n~mbre y las comarcas alicantinas, álzase aislado, defendiendo el paso,
el cerro del Caste/Juell. La importancia estratégica que en lodo tiempo
se le reconociera, den6tala su corona de murallas medievales y cubos
de más fuerte argamasa, los cimientos de muros de piedra en seco,
probablemente ibéricos, y apreciables indicios de población más remota .
En sus inmediaciones abundan las estaciones prehistóricas, ibéricas
unas, otras al parecer eneoHticas o argárlcas. Aún hoy confluyen al pie
del cerro, a la entrada de la cañada. la carretera genera l de J átiva a
Alicante y la vecinal de Adzaneta, coincidiendo en su trazado con los
dos antiguos caminos reales, el que subía por Albaida tras recoger los
afluentes del oeste del valle y el que, atravesándolo diagonalmente,
atajaba, viniendo de J átiva, por Palomar y Adzaneta.
Al pie del Cas/elll/ell, en la rambla del río Albaida que le rodea por
levante , aflora el alumbramiento de las nuevas aguas potables de la
ciudad, viniendo a salir la zanja de conducción por junto al puente de
la mencionada carretera vecinal, y tendiéndose luego por la falda del
cerro, corto trecho, hasta entrar en las inmediatas tierras de labor. Al
ahondarse la zanja, a consecuencia de una rectificación de perfil en
el tramo comprendido entre el puente y el terreno cultivado, aparecie·
ron el 23 de Diciembre de 1928 los restos humanos reveladores de la
sepultura. A la mañana siguiente, con ocasión de pasar por la carretera
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i. éALLESTER 1'ORMÓ
inmediata, nos daba cuenta del hallazgo el capataz de las obras Bau·
tista Bernabeu. Junto a la zanja se veían unos capazos terreros cante·
nlendo cráneos humanos, fragmentos de otros y gran cantidad de di·
versos huesos revueltos. Todo ello, con algunos pequeños tiestos, era
el producto de la afanosa rebusca a que se dedicaran los obreros en la
mañana de aquel día y en la tarde del anterior. Las figuras de la lá·
mina l.- permiten formar idea de la situación de la sepultura con res·
pecto al Castelluell y a los caminos mencionados.
Reconocimos el yacimiento, que fué encontrado a 40 metros del
puente, 16 de la carretera vecinal de Adzaneta y sob re 9 de las aún
manifiestas huellas de lo que fué, y aún sigue nombrándose, Caml Real
d'Alacant, de cuyo trazado , casi siempre coincidente, se separa en tal
punto la carretera dicha. La zanja, abierta paralelamente a estas vías,
en terreno de aluvión cuaternario y orientada al NNO., alcanzaba en
tal punto profundidad de unos 275 cms. y ancho de sobre 70; y al
hender la masa de conglomerado y tobas que afloraba en la loma,
había sido cortada la covacha que cobijaba. Las paredes de la excava·
ción mostraban, uno frente a otro, los perfiles de dos oquedades, restos
de la cámara destruida. El hueco quedado a poniente, parecía una
pequeña rinconada abierta en el aluvión. La oquedad de levante
dejaba ver una bóveda irregular, de tobas y conglomerado, que se al·
zaba hacia el sur hasta una altura de sobre 170 cms., punto dondeapa·
recia todo el espacio obstruido, cerrado por una masa de tierra muy
suelta y piedras de mediano tamaño: y el fondo de esta rinconada ocu·
pábalo un gran bloque de conglomerado, con pronunciado talud hacia
la zanja y separado de la bóveda por un espacio de 25 a 40 cms. Los
perfiles que aparecen en las figuras La y 2.- Y las dos de la lámina
lI .a completan nuestra descripción.
El fon do de la zanja, sobre que se tendía el t ubo de hie rro de la
conducción, aparecía ocupado por revuelto montón de tierra , rojiza
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en unos lados y grisácea en otros, unas cuantas piedras gruesas y a lgunos fragmentos de huesos.
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
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FIt· 2. timar. P. de la tov&eh., Perfil de la oquedld "lit qudl l ' E.
a! 1fT rorlad. por la tanja de la tonduttl6n
Según referencia de Bernabeu, que nos acompañaba en el reconocimiento, nada denotaba la existencia del enterramiento antes de ahondar la zanja. Sólo en opuestos lados de ésta marcábanse los perfiles de
las oquedades descritas, al destacarse en el terreno natural de aluvión
el relleno grisáceo de tierra suelta y medianas piedras que lo constituían,
viéndose en lo alto de aquellos, anchos agujeros irregulares producidos
por asentamiento del material que las rellenaba. Fué al rebajar sobre
35 ems. el fondo de la zanja, cuando aparecieron los primeros huesos
humanos reveladores del enterramiento. Los obreros revolvieron aquélla
y socavaron los aún reUenos huecos laterales, restos de la cámara des.
truída, hasta convencerse del escaso provecho de su labor. Aseguraban
que los huesos apa rec[an principalmente en el centro de la zanja, re.
vueltos y como apilados contra la rinconada de poniente y separados
generalmente de ellos los cráneos, sobre algunos de los cua les se encon.
traban gruesas piedras tobáceas; disposición especialmente comprobada
en tres cráneos agrupados que se hallaron a la entrada de la oquedad de
levante. Inmediato a ellos apareció un vaso de fondo convexo y cuerpo
troncocónico alargado, que se deshizo al sacarle, cuyos restos se dis.
persaron en parte y que ha sido reconstruído aproximadamente apro.
vechando los tiestos que pudieron recogerse y las indicaciones del que
lo halló (Iám. VI, fig.& B, 1).
Retiramos tres cráneos casi completos (uno con mandíbula superior
y dos sin ella) y fragmentos de otros siete que se nos aseguró se rom.
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1. BALLESTER TORMO
pieron al extraerlos. Designamos estos cráneos con las letras A a J
para distinguirles de los por nosotros encontrados en las excavaciones,
los cuales se indican con números Tornanos, por el orden en que se descubrieran. Los cráneos A, By C. son los hallados en grupo.
Entre los restantes huesos humanos revueltos y fraccionados, de
antiguo unos y de reciente otros. hallamos la pieza de marfil Incompleta
que describiremos más adelante y que aparece en la lámina VI t 1,
fig. n A, 23.
Aparte el vaso antes aludido, los hallazgos cerámicos realizados
por los obreros, redujéronse a tiestos de muy escaso interés.
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LAS EXCAVAC IONES
El alboroto producido al cundir en Adzaneta y Albaida la noticia
del hallazgo, agrandada con las exageraciones propias de estos casos,
el encontrarse el yacimiento junto a la transitada carretera que une
ambas poblaciones y a muy escasa distancia de las mismas (sobre kilómetro y medio), aconsejaba excavarlo sin pérdida de tiempo; pero la
ImposIbilidad de contratar braceros durante las inmediatas Pascuas
obligó a pequeño aplazamiento. El Ayuntamiento de Albaida, que efectuaba de su cuenta los expresados trabajos en la conducción, dando
plausible y poco frecuente ejemplo de auxilio a estas labores de investigación, se encargó de la custodia del yacimiento no s6lo en los aludidos
días, sino en los que posteriormente hubimos de suspender los trabajos
a causa de los temporales; complaciéndonos hacer constar aquí nuestro
agradecimiento a Corporación tan culta.
NI aun con tales precauciones logró evitarse que, durante la suspensión impuesta por las lluvias, surgiera el siempre esperado buscador
de tesoros, que, aprovechando horas desusadas, revolviera pequeña
parte del estrato. A su involuntaria colaboración debimos el hallazgo
de la primer hacha y de una de las más bellas puntas de flecha, objetos
que dej6 abandonados, junto a la cata que abriera, como cosas de poca
monta.
El cribado de la tierra revuelta por los obreros municipales di6 esquirlas de huesos, dientes y muelas humanos, diversos tiestos, una
turritela (lámina VIII, Hg.- A, 17), un pequeño caracol (lámina y fig. a
anterior, 18) varios fragmentos de otra laminilla de marfil que han
permitido reconstruirla en su mayor parte (id., 22), un pequeño rascador dlscoide de pedernal (lámina VII, 8,2) Y un fino cuchllllto de lo
mismo (A, 3).
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t...A COVACHA SEPUL.CRAt... DE "CAMI REAL. ..
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Con la tierra removida se extrajo alguna piedra mediana y gruesas
tobas que decían los obreros ser las halladas sobre los cráneos.
Libre la zanja de los materiales que la ocupaban, excavamos lo
que parecía estrato intacto.
A la entrada de la oquedad de poniente se encontr6, casi superficial,
un frontal roto en dos trozos (cráneo 1), junto a fragmentos de costillas
y de cañas de largos huesos indeterminables, y dos cóndilos temporales.
Algo más hacia la zanja, aparecieron otros tres cóndilos, un malar iz~
quierdo, gran parte de un parietal y de un occipital; y a 2S cms, al sur
un trozo de mandíbula inferior.
Ensanchando el fondo de tal oquedad, en un rincón que entraba
hacia el NO" se halló un occipital (V) y otros restos de bóveda craneana
peor conservados. Debajo del occipital, sin poder precisarse si entre
la tierra que contenla o sobre la que descansaba, apareciÓ la punta de
flecha, romboidal, asimétrica, de pedernal melado, número 4 de la
fig.- A, lám. a VIII. También cribando las tierras del mismo sitio se
encontró otra punta de flecha, la amigdaloide número 3 de la misma
lámina, y el cuchillito de pedernal, n.O ¡ de la VII, fig. a A. En el fondo
del propio hueco, y cerca una de otra, aparecieron las puntas de caliza
negruzca ¡ y 2 de las lámina y figura antedichas.
El límite sur de la zona removida por los obreros quedaba bien
indicado en la zanja por un escalÓn de sobre 40 centímetros, diferencia
de ni vel entre el dado a aquella y el a que llegaran los braceros en sus
rebuscas. Casi en el borde de tal escalón, y apenas cubierta de tierra,
apareció una gruesa toba, con la parte más llana hacia abajo, cuyos
bordes descansaban en piedras de mediano tamaño y su centro sobre
un cráneo (11) apoyado en la parte más alta del parietal izquierdo, ti·
geramente inclinado adelante y con la frente al SSE., yal que faltaban
los huesos faciales y las mandíbulas, de las que no se halló rastro alguno;
no encontrándose más hueso inmediato que una tibia, en posición horizontal y casi tocando el cráneo por el NO. La posición en que estaba
(lámina 11 , B), di6 lugar seguramente a que ~e rellenara de tierra rojonegruzca a consecuencia de las filtraciones. Fué encontrado este
cráneo a 315 cms. de profundidad, contada de la superficie de la loma.
Más hacia el sur, a unos 4S cms. de aquél y bajo un empedrado formado
con medianas piedras sueltas, apareció un lecho de huesos humanos
en desorden , pudiéndose precisar entre ellos fragmentos de húmeros,
costillas y un coxal.
En la tierra que rodeaba este cráneo se encontró una punta de flecha
más perfecta que las anteriores, ya con iniciación de pedúnculo, y otra
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1. BALI.ESTER TO R MO
parecida, aunque barbada, bajo el lecho de huesos inmediato (lámina VlIl, A, 3 Y 7).
La exploración del extremo norte de la zanja, donde terminaba
la zona revuelta, evidenció que el estrato no se extendía más allá de
la oquedad de poniente. Frente al final de ésta, y en el borde de la
zanja, se halló una cuenta globular aplanada de cal/aís (Iám. VIll,
A,16.)
En la oquedad de levante quedaba por explorar una estrecha e
irregular faja intacta, paralela a la zanja y limitada por ella, al pie del
talud del bloque de conglomerado que, como hemos dicho, ocupaba
casi lodo el fondo, y un angosto rincón que, formado po r el saliente de
[a bóveda y el mencionado bloque, se extendía en dirección norte y
pareela torcer a levante por detrás de aquel.
A la entrada de esta rinconada, donde se acumularon algunas tierras
procedentes de la exploración del mencionado talud, halláronse las
bellas puntas barbadas de flecha, de admirable labor, números 8 y 12;
Y al pie del mismo, algo más al sur, la número 6, casi romboidal y de
piedra y labor más toscas.
Al excavar el referido rincón orientado hacia el norte, en el que se
veia tierra grisácea, removida superficialmente sólo en la entrada, y
en estrato evidentemente intacto, encontramos otro cráneo (1 11 ), caido
sobre el parietal derecho, con ligera inclinación a la línea frontopariet¿;.l
y la frente orientada al NNO., y al que rodeaban algunos fragmentos
de huesos inclasificables. Aunque completo en el sitio, se deshizo al
sacarle, quedando sólo unida la bóveda y no del todo íntegra .
Quince centímetros al NE. del anterior, y a unos S sobre el nivel del
mismo, se halló otra bóveda craneana con los parietales casi completos
y parte del frontal, apoyada sobre el lado izquierdo y con la frente al
norte (IV). Junto a ella apareció una mandíbula inferior casi completa,
un fragmento de otra y otro de una superior.
Entre el sitio en que aparecieron ambos cráneos. que se encontraban
llenos de tierra rojo grisácea. y lo más profundo de la angosta rinconada,
fueron hallándose, disemim:.dos, una mandíbula inferior en dos trozos,
fragmentos de cañas de medianos huesos, de alguno grueso y de costíllas
un sacro muy descompuesto, al parecer de varón, otro fragmento d
pelvis, una falange y tres falanginas.
En diversos sitios y a distintos niveles, siempre en puntos inmediatos
a la zanja, aparecieron diversos tiestos, que denotaban hasta que punto
fueron fracturados en remotos tiempos los vasos de que procedian.
El fondo del terreno, salvo algunos sitios donde apareció arcilla roja
arrastrada probablemente por las filtraciones, estaba compuesto por
guijo mediano, muy suelto, y alguna veta de lavada arena amarillenta.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAM! REAL"
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Agotado el yacimiento en las inmediaciones de la zanja, se dirigio
la exploración hacia levante, o sea en el frente sur de la cavidad de
dicho lado, donde taponando la boca de la covacha se acusaba, como
queda dicho, un terreno mezcla de tierra grisácea y piedras, tan suelto
que evidenciaba su formación intencional.
Pronto se dejó ver que la covacha, cortada por la conducción de
las aguas, se prolongaba sobre 4 metros en dirección al E. por encima
y más allá del bloque de conglomerado, como habla hecho sospechar
el reconocimiento de la cavidad ya explorada.
La excavación de todo el frente sur de la covacha, llevada hasta
comprobado terreno estéril, alcanzó un área aproximada de 5 metros de
ancho por otro tanto de largo, con una profundidad media de 185 cms,
Las piedras de mediano tamaño, que con la tierra suelta, como recién
removida, componía el estrato en tal punto, se mezclaban en el fondo
y al E. de la cata con gruesos bloques del conglomerado mismo que
constituía el terreno en que se abría la cavidad aprovechada para enterramiento (Iám. 111, S); y la tierra, gris en las inmediaciones de aquél.
iba tomando a mayor distancia un tono rojizo obscuro, sin llegar al
del terreno natural inmediato.
La fecundidad de esta zona del yacimiento fué extraordinaria, contra
lo que era de esperar.
A 42 cms. de profundidad apareció una valva de pectúnculo, de
mediano tamaño (lámina VIII, A, 21).
A 160, un fuerte rascador rectangular de pedernal grisáceo (IáminaVI!, S, 1).
La bella punta de flecha de sílex gris obscuro y aletas muy desarrolladas (n,O 10 de la lámina VII, A,) que nos proporcionara la involuntaria colaboración del buscador de tesoros, debió salir a unos 170 cms.,
según permitió calcular la pequeña cata que abriera,
Once cuchillos de sílex, los números 4 a 10, 12 a 14 y 17 (lámina
VII, A) fueron encontrados a profundidades variables entre 8 y 185
centímetros; juntos los 7 y 8, que por su igualdad de técnica, piedra
y curvatura, daban la impresión de proceder del mismo nódulo.
También se encontraron once hachas de piedra a profundidades
que oscilaban entre 80 y 190 eros. (láminas V y VI, A). La primera
hallada (número 1, lam.- VI, A) junto con la mencionada punta de
flecha n.O 10 y en las propias circunstancias que ésta.
La situación de estos hallazgos queda fijada en la planta de la
covacha, que aparece en la fig.a 3.11..
Es de interés observar que la mayoría de los cuchillos y la totalidad
de las hachas que diera la excavación, aparecieron fuera de la covacha;
es decir, relativamente lejos del sitio en que se hicieran los enterramientos y en donde era de suponer se depositaran estas ofrendas.
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1. BALLESTER TORMO
Di6 asimismo tal cata pequeños tiestos, casi siempre esparcidos, y
más superficiales en la parte levante de aquella, donde salió alguno a
menos de 10 ems. de profundidad. Eran escasos los que acusaban formas;
s6lo en el centro de la cata, frente a la cámara que llamamos de levante, aparecieron fragmentos de una como cazuela de fondo ancho y
plano, ya la entrada de aquélla varios pertenecientes a un vaso en forma
de casquete.
De igual modo, diseminados por toda el área excavada y a profundidades distintas, fueron encontrándose fragmentos de huesos humanos,
casi siempre de largas cañas de extremidades, mucho más descompuestos que los hallados en la cámara antes excavada. Trozos de un fémur
y de una tibia aparecieron muy cerca de los cuchillos 4 y 5.
La extracción de tierras, con el consiguiente rebajamiento de nivel
en el área dicha frontera a la covacha ya lo largo de ésta, descubriendo
en toda su extensión el perfil de la misma. puso de manifiesto que la
masa de conglomerado, ocupando su centro, dividfala en dos cámaras.
la de poniente, ya excavada. y otra, a que hemos ya aludido, correspon~
diente al extremo opuesto e indicada. desde que se comenzó a rebajar
el terreno, por un alzamiento semicircular de la bóveda y por la cavidad
bien visible quedada entre aquella y los materiales que la rellenaban.
También entre el bloque de conglomerado y la bóveda quedaba un
espacio, de altura variable, que en algún punto pasaba de 45 cms., y en
su entrada aparecía cerrada con los mismos materiales que constitulan
el estrato de la zona frontera. En la figura A de la lámina 111 aparece
una vista del centro de la covacha.
Es una particularidad digna de mención, que en el centro de aquélla.
o sea en lugar aproximadamente equidistante de ambas cámaras, al
nivel de la bóveda y junto a la mIsma, apareciera una gran piedra
ca1lza (95 por 60 cms. de superficie y 57 de grueso media), con la parte
superior casi del todo plana y de forma trapezoidal, sentada con perfecta
horizontalidad y descansando sobre unos bloques de conglomerado.
Tal piedra, de la caliza dura y astillosa llamada del . Rechitt en el pals,
por ser de la misma las canteras de la partida que le da nombre, se
mostraba en la cata como algo extraño al terreno y debió alIf subirse
de la inmediata barranquera, donde lIegarfa arrastrada por las fuertes
avenidas, desde un kilómetro más arriba, sitio en que asoman bancos
de la propia caliza. Su horizontalidad, aparentemente intencional. su
aspecto inconfundible con las restantes rocas existentes en el estrato,
y su colocación entre ambas cámaras, hace pensar si se puso alli hitando
el espacio de separación de aquéllas, como punto de referencia que
facilitara el acceso a las mismas.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
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La excavación de la cámara de levante, con su yacimiento intacto,
habia de tener, y tuvo, singular interés.
Entre el arco que dibujaba el borde de la bóveda y la tierra gris
cenicienta que la rellenaba, aparecía una cavidad, como irregular seg·
mento de círculo, producida seguramente por asentamiento del material
que la ocupaba y que alcanzaba una altura máxima de sobre 35 cms.
En la superficie se encontraron algunos tiestos, entre ellos dos bordes
de cazuela pertenecientes a piezas distintas. uno de ellos con mamelón;
y algunos huesos humanos descompuestos e inc1asifiC'\bles; más al E., y
a unos 50 ems. de la entrada, un fragmento de parietal con parte de
la sutura con el frontal; yen el centro, a 45 ems. de aquélla y unos 20 de
la bóveda. entre pudinga y tierra endurecida, una caña de tibia.
También en el relleno, compuesto de tierra gris con alguna piedra me·
nuda, se hallaron diseminados algunos tiestos y diversos trozos de
huesos humanos.
A escasa profundidad, cubriendo el espacio existente entre el centro
de la cámara y el bloque de conglomerado que la limitaba por oeste,
apareció un empedrado formado por cuatro grandes rocas tobáceas,
como las que se sacaron de la otra cámara, y tres más pequeñas, que
cubrian un grupo de cráneos, situado a J 40 cms. de la entrada de la
cámara y sobre 60 de la bóveda.
Uno de ellos (VI), el más próximo a la entrada e inmediato al bloque,
apareció sentado normalmente , con ligera inclinación a la izquierda,
orientado al NNO. y en contacto, por la frente, con la lámina de un
coxal, y por la derecha con el cráneo VII; hallándose muy inmediata.
al SO. yen posición también normal , una mandíbula inferior, falta de
algunos dientes, y al sur, algo más alejados, una caña, al parecer de
cúbito, y parte de un radio. Este cráneo, salvo el hundimiento de la
parte alta de la bóveda (parietal derecho especialmente) producido por
presión de la piedra que lo cubría, estaba completo in situ, separándose ,
al extraerle, los temporales, así como los huesos faciales y de la base
que en su mayoría se deshicieron. La reciente rotura dicha dió lugar
a que se rellenara de tierra del estrato. A este cráneo pertenecería, probablemente, la mandíbula inferior encontrada junto a él.
A levante de tal cráneo y en contacto con él por cerca de la sutura
parietooccipital derecha, apareció otro (VII) tumbado sobre el lado
derecho, con ligera inclinación hacia adelante y con el parietal izquierdo
suelto y algo roto por el peso de otra piedra. Rodeábanle por el sur al·
gunos fragmentos óseos de- imposible clasificación, al levante se encon traba el cráneo VIII, de que nos ocuparemos seguidamente, y al que
tocaba aquel por el ángulo frontal izquierdo, y apoyábase por detrás
en la misma lámina de coxal con la que, como hemos visto, estaba en
contacto el cráneo VI. Se halló sin huesos faciales, separándose los
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l. BAl.l.ESTER TORMO
temporales y destruyéndose también casi todos los de la hase, al extraerle. Inmediatamente debajo de este cráneo encontróse un fragmento
de mandíbula superior, que pudiera ser del mismo.
Al NE. del anterior. yen contacto con el borde derecho del occipital,
apareci6 otro cráneo (VIII) en posición normal, ligeramente inclinado
hacia arriba y con orientación al ENE. Se encontraba a nivel algo más
bajo que los precedentes, mostraba hundida buena parte del parietal
derecho, a su alrededor se veían diversos fragmentos de huesos y un
fémur se apoyaba en el lado izquierdo del frontal, hallándose precisamente debajo un peroné y trozos de una mandlbula superior. También
conservaba en equilibrio [os huesos de la cara y de la base, y, como en
los anteriores cráneos, soltáronse todos ellos, as! como los temporales
Al NO. de l cráneo VI, en contacto por dicho lado con el coxal en
que se apoyaban aquél y el VII, y ya en el ángulo de arranque del bloque
central de conglomerado (por el batimento de sombra deja de verse
en las figuras de la lámina IV), se halló otro cráneo (IX) sentado sobre
el occipital, con pronunciada inclinación hacia arriba y orientado a
levante. Faltábanle Jos huesos faciales y también se le desprendieron,
al sacarle, los temporales y los de la base. Junto a él encontramos un
malar Izquierdo y una ralangina.
Al levantar el cráneo VI apareció debajo del mismo y algo corrido
en dirección al IX , un frontal también inclinado hacia arriba y con
orientación al sur, que probablemente pertenecería al mismo cráneo
que otros fragmentos de b6veda encontrados esparcidos en la propia
cámara (X). Con él se hallaron un par de malares y muchos restos óseos
indeterminables.
Todos los cráneos encontrábanse vacios de tierra, a excepción del
IX, que estaba lleno de una rojonegruzca, igual a la que contenían los
de la otra cámara hallados en poslci6n anormal. Sólo el VIII, sentado
casi normalmente, con pronunciada inclinación hacia arriba, mostraba
en el fondo del occipital un poco de tierra como sedimentada. Y ya queda
dicho que el VI se llenó accidentalmente de la tierra gris del estrato
al separar la g~uesa piedra que lo cubrfa y como consecuencia de la
rotura que la misma produjera.
Las vistas, de conjunto de la cámara y de detalle del grupo de cráneos, que damos en la lámina IV (A y B), ayudarán a formar Idea de la
disposici6n y situación de aquéllos.
El área ocupada por los cráneos, y aun algo más de espacio a su alrededor, aparecia sembrada de restos óseos muy fragmentados; pudiendo
determinarse. junto al coxal antes mencionado, trozos de costillas y
otros de cúbito y de radio. Entre tales restos destacábanse algunos aún
en peor estado de conservaci6n que la generalidad de los encontrados.
Al excavar el resto del estrato halláronse más fragmentos óseos de
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
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clasificación diffcil. Un fémur y una vértebra se encontraron en el fondo
de la cámara; y en la angostura, detrás del bloque de conglomerado,
gran parte de una mandíbu la.
En la misma hendidura, aun llena de tierra, a 22 cms. de la bóveda
y colocado con inclinación de sobre 45 grados, se halló el cuenco de la
lámina VI (B, 2) . Otros tiestos aparecieron diseminados por toda el
área de la cámara; y en 10 más hondo de ella varios pertenecientes al
fondo casi plano de un vaso de mediano tamaño.
Entre la tierra sob re que se sentaban los cuatro cráneos agrupados,
apareció la punta de flecha de sílex gris amarillento, de perfil triangular
alargado, con los ángulos de la base cortados y pequeño pedúnculo ,
número 9 de la lámina VI Il (A); al cribar la tierra a aquellos inmediata, la número 11 , de piedra blanca, bordes paralelos y pequeña base
triangular; a la misma entrada de la cámara, inmediatas al bloque que
la limita por la izquierda y a unos 15 centímetros de profundidad,
del terreno firme de la cata, encontráronse juntas las 13 y 14, ambas
de sllex gris blanquecino, perfil foliáceo e igual tamaño; y en la angostura de detrás del bloque, superficial , algo más a levante de donde se
halla ra el cuenco, la bella punta de sfIex negro brillante y perfil también
foliáceo, número 15 de la propia lámina.
El cuchillo número 15 (lámina VII, A) triangular y de pedernal
melado, se encontró, asimismo, al cribar la tierra de debajo del grupo
de cráneos; los 16, 18 Y 19 (gruesa lámina blanca muy retocada, aque l,
fragmento grisáceo el segundo y trozo triangular de sierrecilla el último),
halláronse al cribar la tierra de la mitad derecha de la cámara, pero
inmediata a la entrada; y la bella lámina de sílex blanco, con alguna
mancha rosada, sin retoques, número 11 de la lámina de refe rencia,
apareció en el fondo de la cámara, al NE., cerca del arranque de la
bóveda.
También en el lecho de tierra y huesos de debajo de los cráneos
hallóse una va rilla aplanada de marfil, rota por ambos extremos, y
algo más profunda una pequeña pieza cilíndrica. de la misma materia,
con ranuras circulares y con taladro longitudinal; objetos ambos que
daban la impresión de haber formado uno solo (lámma VIlI , A, números 19 y 20).
La proyección y planta y las secciones que se insertan en las figuras 3.", 4," Y 5." permiten formar idea exacta de la cámara de levante
después de excavada.
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1. BALLESTER TORMO
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Planta y proyección vertical de la
Covacha de Cam¡ Real
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LA CO VA CHA SEPULCRAL DE "CAMi RE AL"
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Secc¡on por A .B.
.
FI, . 4. Srccl6n longitudinal dI b covacha
5eccion por C.D
.
C-________
-"',~
::111. 5. S«d6n tranlVll'1al de b ci mara Lo y cala Ironttra
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l. 6A1.l.ESTER TORMO
111
1.A SEPULTURA
Pusieron de manifiesto las excavaciones, como llevamos dicho, que
una extensa masa de conglomerado que afloraba en la loma y se extendía por la vertiente en dirección al barranco próximo, servía de cobija
al abrigo aprovechado para sepultura. y que se componía ésta de dos
cámaras, una a cada extremo, la del oeste destruida al henderla. de
entrada a rondo. la zanja de la conducci6n de aguas, y ambas separadas
por el tantas veces mencionado bloque de conglomerado. desprendido
o separado de la bóveda, que ocupaba el centro de la covacha. La figura
3." ayuda a formar juicio exacto de su disposición. La naturaleza del
terreno, permitiendo la filtración de agu::ts, explica el estado de descomposición de los TestO!) humanos.
Difícil es afirmar si se trata de una covacha natural o debida en
parte al trabajo del hombre. La relativa regularidad de la pequeña
oquedad quedada a occidente de la zanja al cortar ésta la cámara de
dicho lado, cavidad abierta en terreno de aluvión que permite el trabajo
humano, por una parte, y por otra las grandes masas de conglomerado
halladas sueltas en el estrato frontero al abrigo, nos inducen a creer
que debió aprovecharse una covacha natural, agrandándola donde rué
posible, ya ensanchando el espacio abierto en el aluvión más suelto, ora
extrayendo los bloques de conglomerado que, desprendidos de la bóveda
como el aún hallado en el centro de la covacha, ocuparían buena parte
del espacio de la misma. No es dificIl encontrar este caso entre las variadísimas formas de enterramientos propias de este período.
La extensión de la covacha debió ser, en la época de su aprovechamiento. la misma que tenía al excavarla. excepción hecha del sur de la
cámara del oeste, donde la cortadura efectuada al abrir la zanja acusaba
la continuación de la bóveda en tal dirección y seguramente en espacio
bastante a quedar protegido todo el terreno que vimos ocupaba el
cráneo I t Yel inmediato paquete de huesos encontrados más a mediodía.
En la planta y proyección de la cueva, que aparece en la ya citada
figura 3. a, queda indicada como probable, mediante línea de puntos,
esa sospechada extensión del abrigo.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
Gontenla la sepultura restos pertenecientes a diez y nueve individios, cuando menos, a contar por los cráneos completos y los frontales
hallados sueltos.
No se encontró ningún esqueleto relativamente íntegro, ni siquiera
restos ordenados que dieran motivo para suponer una primera inhumación, sino lechos de huesos revueltos, y aun muchos rotos, o paquetes
de ellos, sobre los que, o cerca de los cuales, descansaban los cráneos
agrupados o separados, habiéndose protegido unos y otros, especialmente los cráneos, con piedras cuidadosamente colocadas sobre ellos,
defensa que parecia faltar cuando, por acomodarles en rinconadas de
diffcil acceso, se estimaba innecesaria.
Todo esto nos hace ver que se trata, más que de una sepultura, de
un verdadero osario, tipo de enterramiento bien corriente en las culturas europeas del neolítico y eneolítico (1). A él debieron llevarse sucesivamente, separados o en grupo, los esqueletos, tras un descarnamiento
previo, rito funerario cuya existencia en dichos períodos ha ido admitiéndose como cierta (2), o bien trasladados de otras sepulturas tal vez
preferibles para una primera inhumación por estar más próximas al
poblado y por tanto bajo su inmediato cuidado y defensa, y para cuyo
mejor aprovechamiento irían extrayéndose, de cuando en cuando, los
esqueletos más antiguos. Esta última hipótesis. más verosímil, daría
base para explicar, como consecuencia de un traslado poco minucioso,
el hecho de encontrarse muchas ofrendas incompletas, hacha inclusive,
y no haberse hallado los fragmentos que faltan, no obstante el cuidadoso
cribado de tierras; explicación más lógica que estimar la pérdida de
dichos fragmentos como efecto de revolverse muchas veces la sepultura. De haberse enterrado esqueletos intencionalmente descarnados,
les hubieran acompañado, por tratarse de primeras inhumaciones, las
ofrendas íntegras, aunque aparecieran generalmente rotas y diseminadas por revolverse en diversas ocasiones la sepultura.
Cada vez que se depositaran restos debió abrirse una cata delante
de la cueva y cortar el macizado de tierra y piedras que la cerraba.
sirviéndose probablemente de la piedra del Rechit, que se halló tan bien
sentada entre ambas cámaras, para orientarse según se tratara de dirigirse a una u otra de ellas; y la colocación de nuevos esqueletos, ya
ocupadas en parte las últimas, obligarla a remover las preexistentes,
con el consiguiente trasiego de tierras que motivaría la dispersión y
mayor fraccionamiento de los huesos, incluso de algún cráneo, de los
vasos y de las demás ofrendas, que, como se ha visto, aparecían en gran
(1) SlRI!T: Questions d, cllronologi"l d'ethnographi, iólriques,
CHI!J..I!TTB: Manuel d'orcheoiogie, 1, p. 450.
(2) DecHeuTTB: /bid., p. %9.
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J,
r.
136.; DI!:·
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l. BALl..ESTER TORMO
parte desparramadas por todo el espacio de la covacha y aun en un
área de sobre cinco metros frente a la misma; dando idea del reiterado
movimiento de tierras en la sepultura el verse mezclados, con los huesos
sobre que descansaban los cráneos de la cámara de levante, otros más
descompuestos, con igual aspecto que los que encontrábamos en el
estrato frontero al enterramiento, donde hab ían estado expuestos durante tanto milenio a la acción directa y constante de las filtraciones.
Tal movimiento de tierras y la pronunciada pendiente de la loma di6
lugar a que la fuerte erosión producida por las aguas pluviales, con el
natural asentamiento del terreno removido, ocasionara una amplia
depresión enfrente de la covacha, bien explicable después de excavarla.
No encontramos justificación al hecho de que casi todos los cuchillos
grandes, y todas las hachas, se hallaran fuera de la sepultura; pues no
pudiendo por su tamaño pasar desapercibidos al extraer las tierras
para depositar nuevos esqueletos, parecía lógico que se separaran para
volverlos a su sitio antes de cerrar de nuevo aquélla; cabiéndonos aún
la duda de si las hachas estuvieron alguna vez dentro de las cámaras,
pues es bien extraño que no quedara alguna de ellas, como acontecía
con los cuchillos.
Por Jo que se ve, no trataron los enterradores de nuevos restos con
gran respeto a los ya existentes, pues sólo los cráneos, y no siempre,
merecieron el cuidado de ser colocados en sitio de difícil acceso como
a salvo de futuras remociones. En cambio, es manifiesto el cuidado
puesto en los últimos enterramientos efectuados, y tenemos por tales
los hallados intactos junto a las entradas de las cámaras, como los de
los cráneos 11, VI, VII Y VIii, y huesos que los acompañaban, los que,
como queda dicho, aparecían cubiertos con piedras cuidadosamente
dispuestas, como para indicar su existencia y protegerles de involuntarias profanaciones en Inhumaciones posteriores.
El abandono de esta sepultura no obedecería, seguramente, al agotamiento de su capacidad; pues, como se ha visto, quedó por aprovechar.
cuando menos, casi la mitad levante de la cámara de este lado.
Difícil es afirmar a qué poblado perteneció tal sepultura. En la
cima del Casfelluell, tan inmediata (véase lám. 1.", A), ocupada como
hemos visto en épocas tan diversas, existe algún indicio de población
anterior a la ibérica. Algo más lejos, en algunos contrafuertes de la
cercana umbría de CovaIta (la Rabosa, el Canlalar y La Troneta), se
perciben restos de pequeños poblados que parecen pertenecer al eneolitico o al principio del bronce, el más cercano (el Canfalar) distará sobre
dos kilómetros en línea recta. La contigUidad del Casfellvell hace presumir que fueran sus probables ocupantes eneolíticos los que aprovecharan la covacha.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CA MI REAl."
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Es muy interesante observar como coinciden, en algunas parttcularldades, el enterramiento de Cami Real d' Alacanl y el también eneolitico
de Canyaref de Calaceite (Teruel), hasta el extremo de que mediante
la excavación del de Albaida se ratifican observaciones y aclaran cuestiones que planteara la exploración del segundo.
Se enterró en Canyarel al abrigo del saliente de unos escarpes. Las
excavaciones practicadas, primero por D. Juan Cabré (1) y luego por
el Insfiful d'Esfudis Cafalans (2), permitieron suponer que sobre un
solado de losetas fueron apilándose los restos humanos y las ofrendas
en desorden, teniendo sólo cuidado de depositar los cráneos unos alIado
de otros sobre el lecho de huesos, cubriéndolo todo con una capa de tierra
sobre la que se sentó otra de losetas. Como se ve, es manifiesta la coincidencia de los enterramientos de Albaida y Calaceite en el desorden de
los restos y de las ofrendas, asl como en la agrupación de Jos cráneos
y hasta en la defensa de unos y otros cubriéndoles con piedras. Esta
última disposición, que en la sepultura albaidense obedeció seguramente
a evitar profanaciones que hacia posibles la remoción de los restos para
efectua r nuevos enterramientos en el reducido espacio de sus cámaras,
en Canyarefera precisa e imponía la protección más eficaz del enlosado,
la circunstancia de tratarse de enterramiento bajo un abrigo muy abierto
y por tanto más expuesto a intencionales profanaciones.
El desorden de los restos humanos hizo suponer al Sr. Cabré que
todos los enterramientos fueron realizados de una sola vez, habiéndose
reunido alll los huesos ya descarnados en otro sitio. No se decidía el
Sr. Bosch Gimpera, que dirigió las excavaciones practicadas por el
Institul, a aceptar tal conclusión, fundándose en que si bien era cierto
que la colocación de los cráneos juntos, sobre lechos de huesos, Indicaban la remoción de su primer enterramiento, creía no haber razón para
suponer que éste fuese en otro sitio; llegando a la consecuencia de que
probablemente, a medida que se depositaban nuevos cadáveres, los
restos de los anteriores eran apilados en la forma observada; hipótesis
ésta que tampoco pudo tener comprobación, porque, no habiéndose
encontrado intacta la entrada de la sepultura, se imposibilitó el cono·
cimiento de los últimos enterramientos Las excavaciones de Cami Real
d' Alacanl han esclarecido tales dudas, comprobándose que en sepulturas de este tipo no se practicaban primeras inhumaciones, sino que
en ellas iban depositándose, individualmente o en grupos, restos esqueléticos, trasladados de otros primeros enterramientos o después de sufrir
(1) CABRÉ: Un osario humano del eneolftfco en Calaceite. (801. de la R. S. E. de
H. N., Febrero 1920, p. 90).
(2) BOSCH GIMPBRA: El sepulcre de eanyaret a ealaceit (An. del 1. d' E. e.,
[9[5-20, p. 457).
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l. BALLESTER TORMO
un previo intencional descarnamiento. más probable aquéllo que ésto,
por las razones ya expuestas.
También el Sr. Cabré halló en Conyare', fuera de la sepultura, ya
pocos melros de distancia de la misma, algunas ofrendas: una punta
de saeta de sílex, triangular, con alelas y espiga, tres menos retocadas
y cuatro rascadores de forma ovalada. Lo que comprueba que también
aquí, como en la sepultura albaidense, se removieron los reslos preexistentes para colocar olros, dejándose fuera de aquélla. inadvertida·
mente, parte de las ofrendas al volver a su sitio lo extraído; lo que
contradice la hipótesis del enterramiento de esqueletos efectuado de
una sola vez.
IV
OTRAS CUEVAS SEPULCRALES LEVANTINAS DEL ENEOLITICO
Ni en el Valle de Albaida ni en las comarcas circundantes habíanse
excavado completa y sistemáticamente, hasta ahora, cuevas sepulcrales eneolíticas. De las que nos son conocidas, unas han sido exploradas ligera o superficialmente; en otras se destruy6 el yacimiento
totalmente antes de poderse estudiar o fué en buena parte revuelto,
pudiendo excavarse solo lo que restaba intacto; y alguna vez practic6se
la exploraci6n con escasos cuidado y experiencia. Los datos que sobre
tales yacimientos poseemos han de ser, por todo ello, necesariamente
fragmentarios, incompletos y confusos. Creemos, esto no obstante, conveniente Incluir en este trabajo una relación, con ligera referencia al
material, de las más importantes cuevas sepulcrales del eneolítico aparecidas en territorios cercanos a la de Camí Real d' Alacanl, es decir, en
el sur de la provincia de Valencia y norte de la de Alicante: de alguna,
inédita, precisa dar noticia; otras tienen una bi bliografía de difíci l consulta; y todas gran interés para relacionarlas ent re sí y con la sepultura
albaidense, obteniéndose de este modo la impresión de conjunto de
descubrimientos de tal clase en la zona dicha.
calJa del Barranc del Castellel
Es la más próxima al enterramiento de Albaida, hallándose situada
a unos cinco kilómetros a levante de aquel, en el término de Carrlcola ,
inmediata al valle, a la entrada y en la ladera de un abrupto ba rranco de
la umbría de Benicadell. Descubriéronla hace bastantes años unos
cazadores, quienes enterados por los datos que se les pidieron, tiempo
después, de que intentábamos explorarla, apresuráronse a revolver el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
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yacimiento en busca del tesoro oculto. No hace mucho acabaron inadvertidamente la obra de destrucción unos obreros de la repoblación
forestal, extrayendo el depósito para construir el terraplén de una senda,
sin darse cuenta de los destrozados huesos humanos sacados a luz, que
durante algún tiempo han rodado por aquélla. Recientemente hemos
excavado los restos del yacimiento, que por suerte quedara intacto en
algunas rinconadas de la cueva, y se ha cribado cuanta tierra de la senda
hasido posible sin que peligrara el muro de más de dos metros de altura
que la sustenta en la inmediación del yacimiento.
Trátase de una pequeña cueva, en forma de valva irregular, de sobre
cinco metros de fondo por un poco más de ancho. y tres aproximadamente de altura máxima. La entrada, que mira al SE., debió ser pequeña
e inmediata a la cúspide y cerróse probablemente con gruesas piedras.
Aseguran los que la descubrieron, que en la parte superior, y sobre un
a manera de poyo, hallábase un esqueleto humano en posición decúbito
supino, y que al revolver el suelo encontraron, casi superficial, un vasito
de cerámica hecho a mano, con fondo de cru;quete y paredes lisas de
perfil reentrante, o sea del tipo que evoluciona hasta el caracteristico
del grado de El Argar. Nuestra reciente excavación permitió apreciar
una capa de tierra blanca, como cal endurecida, que, con algún casquijo,
contenía partículas de carbón y alguna vez aprisionaba trozos de huesos
humanos, y que cubría un estrato fecundo, de tierra negruzca con alguna
mediana piedra, restos óseos y, frecuentemente, ofrendas; capa que a
su vez sentábase sobre un estrato de arenisca limpia, con gruesas piedras,
escasos huesos y ofrendas, probable fondo natural de la cueva, en el
que, correspondiéndose con la supuesta salida natural, observóse una
amplia mancha de tierra obscura, como de cenizas, y algún carbón.
También evidenció la excavación de las rinconadas intactas el desorden
en que se hallaban colocados los restos humanos y las ofrendas en buena
parte rotas.
Completamos la anticipada noticia de este yacimiento con una referencia somera y tal vez incompleta, por no haber sido aún debidamente examinado, del material encontrado en la cueva y en la senda.
SI/ex: núcleos y lascas; rascadores, láminas de talla bárbara. fragmentos
de cuchillos de buen material y técnica, y algunos pequeños y hasta
minúsculos bien labrados; trozos de aquellos trabajados como para
fabricar otros objetos diversos, y algunos cortados transversalmente
y retocados hasta conseguir piezas trapezoidales con un ángulo muy
agudo y la base recta o ligeramente cóncava, como los micro litas geométricos atribuidos al capsiense final (conchero de Mugem, Portugal.
por ejemplo) y otros hallados en estacioneseneoliticas catalanas. yencontrados por el Sr. Siret en algunas almerienses y que éste estima puntas
de flecha; y buen número de éstas, de silex blanco, gris amarillento,
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1. BALLESTER TORMO
ceniciento y melado, y de perfiles con aletas Iniciales, foliáceas estrechas.
romboidales más o menos evolucionadas y un tipo de cuerpo foliá.ceo y
base saliente en forma de pequeño triángulo equilátero; siendo las pri·
meras de labor tosca, las restantes de buen trabajo y la última de admirable labra. Conchas: de ciprea. de pectúnculo, de pecten y de cardiurno Cuentas de collar: pequeños caracoles marinos y minúsculas eipreas agujereadas, y bastantes dentáliums; gran cantidad de cuentas
discoides. generalmente blancas y alguna vez grises, y de diámetros
gradua les, que parecen hechas de piedra blanca unas y otras de concha;
otras, también discoides. pero más gruesas, de piedra verdosa, probablemente callai"s, algunas en forma de «oliva», de roca floja de color
verde más o menos obscuro y con vetas blanquecinas; una esférica,
térrea, también de color verdoso; bastantes, asimismo discoides y otras
cilíndricas, de una materia negra grisácea, de escaso peso; colgantes
elipsoidales curvados, de materia blanca y dura indeterminable, que
recuerdan mucho otros estudiados por el profesor Taramelli en Cerdeña, en estaciones del mismo período. Restos de animales:falanges, tabas,
dientes, algunos de cáprldo y de cerdo con taladro en un extremo, y
otra pieza plana y curvada, también agujereada, pareciendo haber
servido todas ellas de colgantes; fragmentos de lo1minas de hueso o marfil que semejan haber pertenecido al astil de unas piezas como los alfileres planos del enterramiento albaidense; y otra pequeña pieza consistente en delgado y corto cilindro, ligeramente apuntado por un extremo
e incompleta por el otro, amado con un acana lado en espiral, pieza que
no es sino un pendeloque parecido a otros de la Cóva de la Barsella y
de los Blanquizares de Lebor y semejante, sino igual, al supuesto tornillo
de la Cava de les llome/es; y algún fragmento de punz6n de la misma
materia. Cobre o bronce: pequeños punzones de secci6n romboidal y
trozos de laminillas. Cerámica: además del pequeño vaso antes citado,
se han hallado tiestos, también sin decoración, generalmente bruñidos
y de tonos obscuros o grisá.ceos; un interesante fragmento de borde
recto, con ancho mamel6n, amplio taladro circular y cord6n resaltado,
en direcci6n oblicua; otros con decoraci6n Incisa consistente en fajas
punteadas o combinaciones de rayas horizontales y verticales; uno
ornado con impresiones cardiales; y varios tiestos de estilo campaniforme, también decorados con zonas paralelas cuadriJIadas, pertenecientes unos a una pieza de la tan conocida forma de cáliz, y otros a
un vaso de fondo muy plano, apareciendo un fragmento adornado con
parte de un cinto de triángulos rayados. Los restos humanos que hemos
podido recoger son trozos de largas cañas, de mandíbulas. de parietales,
pequeños huesos de manos y pies, y buena cantidad de dientes y muelas.
Aparte la cuesti6n que pueda plantear la presencia de los sílex geométricos dichos, se han de apreciar en este yacimiento dos niveles, uno
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l.A COVA CHA SEPUl.CRAl. DE "CAMJ REAl."
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superior conteniendo el esqueleto alargado que los cazadores hallaran
y otro inferior separado de aquél por la capa de tierra blanca mencionada; siendo bien probable que el último sirviera de común depósito
a primeras inhumaciones efectuadas en el superior.
Algunos tipos de flechas de este enterramiento recuerdan las de
Parazuelos; otro, el más perfecto, el de cuerpo foliáceo y base triangular, se ve entre el material de Les llame/es, en el que se encuentra también el colgante de hueso con acanalados en espiral, hallándose asimismo, como se ha dicho, piezas semejantes en La Barsella y los
Blanquizares de Lebor; lo que , unido a la cerám ica campaniforme y
cardial, y no obstante los punzones, probablemente de bronce, parece
dar a esta estación una cronología cercana a l pleno eneolitico. El
enterramiento in si/u, de la parte superior, no sería muy posterior al
resto del yacimiento, como semeja deducirse del hecho de no encontrarse
entre el material objeto alguno que contraste manifiestamente,
Cdua de les Maraue/les
Más a levante de Albaida, al otro extremo del estrecho paso denomi nado desde antiguo Cdll de Llaufó, que une el valle de aquel nombre
con la Huerta de Gandla, ábrese frente a la llanada de Cotalba, ya en
término de Gandía, la Cdua de les MaraueJles. Su yacimiento , revuelto
por entendidos y profanos, tué finalmente destruido por el propietario
de aquélla. Además de un nivel inferior paleolítico y epi paleolítico apreciado por Vilanova, Boscá y Breuil, defínense, como en otro sitio hemos
dicho (1) , dos niveles; uno con lucernas y monedas romanas y algunos
objetos ibéricos, que hacen pensar en una necrópolis de la romanizaci6n; y otro inferior, también probable enterramiento eneolitico, al que
debie ron pertenecer un pequeñito cuenco hecho a mano, bien bruñido,
algún tiesto cardíal, unos toscos cuchiUitos de pederna l y la punta
de flecha, de perfección notable, citada por Vilanova, y probablemente
una lámina de marfil, ovoidal irregular, de que nos hablara el P. Calvo,
que exploró también el yacimiento, y un vaso en forma de barrilete, de
barro obscuro, con cuello cilíndrico, cuatro pequeñas asas pareadas y
y decoración de líneas punteadas, visto por nosotros. Escaso provecho
puede sacarse de esta estación , excavada mal e incom pletamente, y
con material disperso.
(I) Un as cer6micas i/l/erl SO
l/leS 1m el Valle de Albaida, p. 12, (Tirada aparte
de CI/l/llra Valel/ciana , año 1928, núrns. 111 y IV).
-
SI -
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1. BALLESTER TORMO
Cdua de Les Foyeles
En la vertiente E. del barra.nco de Les Foyetes, del térm ino de Tabernes de Valldigna , descubrieron unos cazadores la cueva que recibe
el nombre de aquél y que ha sido ligeramente explorada por nuestro
ilustrado amigo D. Francisco Valiente. La boca de entrada era irregularmente circular, de sobre 90 centímetros de diámetro, continuando
en forma tubu lar y ligera pendiente hasta una pequeña cámara circu lar de bóveda baja y tres metros de diámetro, a la derecha de la cual
un estrecho conducto co municaba co n un di vertículo de metro y medio
de ancho y de menos altura. El reconocimiento efectuado permitió
encontrar, a flo r de tierra, tres cráneos. de que nos ocuparemos luego,
y algunos otros restos humanos, uno de aquéllos recubierto de concre·
ción caliza producida por la esta lactita que goteaba aún sobre él; y a
25 cms. aproximadamente de profundidad, en el estrato formado de
tierra y piedras de regular tamaño, halláronse algunos huesos huma·
nos; evidenciándose que cráneos y huesos aparecían sin orden alguno
y como removidos. El material arqueológico hasta ahora encontrado,
redúcese a un pequeño vaso semiesférico, hecho a mano, de superficie
muy regular y perfecta, y color gris obscuro, hallado sobre una piedra
en el divertículo mencionado (1).
De los datos que hoy se tienen de esta cueva sepulcral, se deduce
que también en ella se depositaban los restos humanos en desorden .
Ca/Ja de la Sarsa
De la sierra de Mariola , tan inmediata por el sur al Valle de Al·
baida, conócense dos cuevas sepulcrales exploradas, siquiera sea someramente, y pe rtenecientes a lo que estimamos una modalidad levantina
de la cultura eneolítica, la cardial, caracterizada principalmente por
la cerámica ornada con bellos y variados motivos incisos producidos
con el borde, el costillaje y el natis de valvas de cardium, generalmente,
y a lguna vez de pecten.
Es una de ellas la Ca/Ja de la SarsQ, descubierta y explorada ligeramente por el entusiasta colaborador del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación valenciana O. Fernando Ponsell. quien ha
cedido a la última los derechos que para excavar se le concedieran mediante oportuna R. O. Hállase en uno de los altos de la sierra dicha,
(1) F. VALlENTI!: A lgunes dades ¡H'1' a /',sludi d, la prelristm-ia dI Valldiglla.
LA cOva funeraria de ús Poyeles, (Taula dI l/tires IJotencianlS, núm. 19, p. 10).
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
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término de Bocairente, y se ha encontrado en ella: una bóveda craneana casi completa y otros restos humanos; algún vaso y abundantes
tiestos de cerámica cardiaJ y de ornamentación Incisa, de extraordinaria
riqueza decorativa; otros con cordones resaltados exornados a su vez
con incisiones, impresiones digitales o pequeños mamelones; cuchillos
de sílex, brazaletes de pizarra y diversos (¡tiles de hueso, tales como
punzones, espátulas, etc.
Covacha de la Caseta de Molina
Esta es la otra cueva antes aludida, situada en la vertiente NO. de
Mariola y término también de Bocairente. Ha sido superficialmente
explorada por el Inteligente investigador alcoyano D. Camilo Vicedo,
quien encontró, con una bóveda craneana incompleta y otros huesos
humanos, tiestos de vasos cardiales. de otros con decoración incisa,
lisos de tipo almeriense y alguna lasca de sílex: sacando la impresión
de que se trata de un enterramiento profanado tiempo ha (1).
Cova de Les Llomeles
Hallóse este enterramiento en las inmediaciones de Alcoy, en 1884.
Lo constituía una oquedad natural, formada por dislocación del conglomerado diluvial, de sobre 5 metros de larga por 2 y medio de ancha.
Revuelto el yacimiento, por los obreros que lo encontraron, lo exploró poco después D. Enrique Vilaplana Juliá. quien estimó existentes
dos niveles bien determinados: uno, el superior, con estrato de tierra
negruzca, de sobre 20 cms. de espesor, que contenfa seis esqueletos en
posición decúbito supino, descansando (?) los cráneos sobre sendas
ollas, encontrándose junto a aquellos ofrendas de cobre puro y batido,
de las que pudieron recogerse una punta de lanza y un útil semejante
a una espátula, el! que eran aparentes las soldaduras de los trozos de
cobre nativo y los golpes con que se forjaron; y otro nivel inferior, de
tierra arenosa, con cantos rodados y sobre 160 cms. de profundidad,
que contenía dieciocho esqueletos acurrucados (el frontal de uno de
ellos con dos taladros circulares) descansando generalmente sobre el
lado izquierdo, ya los que acompañaban cuñas, hachas y escoplos de
diorita, pequeñas hachas votivas de pizarra, una de feldespato, cuchillos
de sección triangular y trapezoidal, raspadores de sílex, una sierra de
(1) Véase, respecto a estas cuevas. con material cardial, nuestro antecltado
trabajo, y para la de la Sarsa el articulo del Sr. Ponsell en el mismo número del
ARCHIVO DI!. PR!HISTORIA en que se publica este trabajo.
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24
l. BALLESTER TORMO
lo mismo, piedras de afilar y pulir, puntas de flecha con aletas, punzones
y agujas de hueso, un percutor de la propia materia, un trozo de bastón
de mando (fl, de asta de ciervo, dos objetos de marfil, uno que se supuso
raspador y otro que se imaginó tornillo de cabeza aplanada con taladro
en el centro, una ostra y algunos tiestos de vasos toscos a mano. También
se estimó existente en este último nivel un hogar, con huesos humanos
quemados, y una comunicación con el exterior para ventilación de la
tumba.
Entresacamos la anterior referencia a la disposición del enterramiento y al material encontrado, de los apuntes que guardara D. Enrique Vilaplana y de la memoria inédIta que escribiera en co laboración
con Vilanova y Piera. documentos que conserva el hijo de aquél, don
Adolfo Vilaplana (1). En poder de éste obra parte del material salvado
de la general dispersión, del que pudimos hacer rápido examen en corta
visita a su poseedor_ Figura entre este material: un instrumento de
cobre, laminar, con tendencia a triangular, y que parece estrecharse
en forma de lengUeta a partir de la parte más ancha. según deja entrever
su borde incompleto; debiendo tratarse de la punta de lanza (más, tosco
puñal de lengUeta) que recogiera Vilaplana procedente del nivel superior; pieza semejante a la hallada en el enterramiento, también alcoyano, del Rebolcal. Un hacha de piedra gris, granulosa y basta, de perfil
triangular; una azuela bien pulida, de buena roca verdosa y perfil trapezoidal; un hacha de bella piedra bien pulimentada y perfil rectangular muy alargado; y otras dos, al parecer de fibrolita, una casi cilíndrica.
que semeja gubia, y otra más pequeña. Una sierra de sílex, bien dentada
en los dos bordes y muy pulida por el uso; otra lámina, no muy perfecta,
apuntada y tendiendo a triangular. que pudo servir de lanza o puñal
a no ser tan débil; y algún fragmento de cuchillo de mejor técnica. Una
punta de flecha, de sílex blanquecino, del interesante tipo del Barranc
del Gastellel. de cuerpo foliáceo y saliente base triangular. Algún tosco
punzón de hueso, un fragmento de estrecha lámina de lo mismo o de
marfil, que parece de astil de alfiler plano, como los de Gami Real
d' Alacanl, y un delgado y corto cilindro, de la misma materia, ligeramente apuntado por la parte inferior y aplanado por la opuesta, donde
lleva un taladro transversal, y decorado a lo largo con una ranura o
acanalado en espiral, pieza que, anunciada por Vilaplana como tornillo,
tanto intrigara a los prehistoriadores hace cerca de medio siglo, y que
no es sino un colgante, tal vez de significación fálica, como el incompleto
hallado en el Barranc de Gasfelle!, y semejante a otros encontrados en
La Barsella (Torremanzanas) y en los Blanquizares de Lebor (Totana),
(1) Se Insertan apuntes y memoria en la obra de R.
tomo 1.
-54-
V IC.I!DO,
Hisloria d8 AlcOV,
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
25
Y que relaciona cronol6gicamente todas estas estaciones. Y tres cráneos
humanos (uno, al que falta la mandíbula inferior, y dos b6vedas) de que
nos ocuparemos más adelante, sin que pueda saberse si proceden del
nivel superior o del inferior del yacimiento.
El Sr. Vilaplana pudo apreciar claramente la existencia de los mencionados niveles y con la separaci6n de su material dar algún elemento
para la diferenciación cronológica de aquéllos, que parece contuvieron
primeros enterramientos pertenecientes a grados muy pr6ximos, sino
inmediatos, del enea lítico, tal vez llegando el superior al avanzado
eneolítico. La dispersión y pérdida del material encontrado en el estrato
superior, el haberse revuelto y probablemente mezclado éste con el inferior por las rebuscas de los campesinos, subsiguientes al descubrimien to, y tal vez la falta de cribado de tierras, que hace sospechar la carencia de menudos objetos, como cuentas de collar, por ejemplo, tan
abundantes en sepulturas de esta época, sobre todo en primeras inhumaciones, han restado valiosos elementos de juicio sobre este tan
importante enterramiento.
Su disposición debió ser semejante a la del Barranc del Cas/ellel,
con la diferencia, según se ha dicho, de que en este el nivel inferior
parecía contener un osario.
El Rebolcat
También en las inmediaciones de Alcoy, sitio llamado El Rebolcat,
en el fondo de la vertiente del cerro de La Serreta, bien conocido por con·
tener en la cima restos de un poblado y de un interesante santuario
ibéricos, y cerca de la casilla de peones camineros de la carretera de
Callosa de Ensarrlá, aparecieron restos humanos al rebajarse el terreno
de una cantera mediante barrenos. Bien poco se pudo saber de la di·
posici6n de la sepultura, ni si se trataba o no de primeras inhumaciones,
sospechándose fuese una covacha hundida por los barrenos. En el suelo,
en unas grietas, halláronse restos que, por los huesos de cráneos, parecían corresponder a seis individuos. D. Camilo Visedo pudo recoger:
una bóveda craneana; parte de un vaso semiesférico hecho a mano, de
barro gris basto; una esquila de cobre y una lámina triangular de lo
mismo, de sobre 10 cms. de largo, que se estrecha por la base para form3r
ancha lengüeta, pudiendo servir de puñal; objeto parecido, aunque
más completo, al ya descrito de Les Llameles.
-55 -
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26
t. BAl.LESTER TORMO
La BaTsella
Unos cuantos kilómetros al SE. de Alcoy, hállase una caverna se·
pulcral cuya excavación pudo ser de extraordinario interés para el
estudio del eneolítico en Levante. Encuéntrase como a dos tercios de
altura de un cerro cónico llamado La BarseJfa, frente al pueblo de
Torremanzanas. Descubriéronla, hace años, unos cazadores, y comenzó
a explorarla en 1928, con entusiasmo que compensaba la inexperiencia,
e imponiéndose toda clase de sacrificios, el buen párroco de dicha población D. José Belda Dominguez. Según los datos que éste nos diera
sobre el terreno y lo que dejaba entrever la caverna, en parte destruida
con motivo de la exploración. tenia aquélla una galería de entrada de
cerca de un metro de alto por poco más de ancho, en la boca, y cuatro
aproximadamente de largo, que terminaba en un hoyo, a manera de
pozo irregular, de algo más de tres metros de profundidad, en cuyo fondo
abríase una oquedad que se extendía por debajo del pasadizo de entrada.
Frente a éste, y en la parte opuesta del hoyo, veíase otra galería inexplorable por ruinosa, según se nos dijo.
Contiene la caverna, aun en exploración, un rico yacimiento de cuya
fecundidad dará idea la siguiente ligera referencia del material hasta
ahora encontrado, pudiendo hallarse más detallada descripción en la
memoria que, redactada por el Sr. Belda, está para publicarse. De
cobre: punzones de sección cuadrangular, algunos de buen tamaño; dos
piezas a modo de escoplos; algunas láminas inclasificables; otra pequeña,
triangular. aguzada por el extremo completo y que se estrecha por el
opuesto para formar lengüeta, que aparece rota, pero mostrando los
agujeros para los clavillos, recordando este objeto otros de mayor tamaño descritos al ocuparnos de las cuevas de Les Llameles y del Rebolcat; y otra laminilla, aún más pequeña, de perfil aproximadamente
romboidal, con un ángulo más aguzado, que sirvió de hoja de minúsculo
puñal, y el opuesto, algo redondeado, para enmangarlo mediante tres
clavillos, pieza esta que encuentra su igual en el poblado almeriense de
Lugarico Viejo, y otras, un poco mayores de tamaño. en el de El
Argar (1). Hachas de piedra: las hay de perfiles rectangulares y triangulares, pocas de piedras escogidas, y otras piezas de tipo azuela y gubia.
Cuchillos de silex con extremos casi siempre bien redondeados con
retoques; uno minúsculo y algunos de buenas dimensiones. Rascadores
de lo mismo, de distintas formas y tamaños. Gran número de puntas
de flecha , también de sílex de colOres diversos y de los siguientes tipos:
(1) H. Y L. SIR!!.T: Las primeras ,dades del mtral... Atlas, Um. 16. n.O 11 y
lámina 37, núms. 213 y 275.
-56-
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LA COVACH.A SEPULCRAL DE "CAMi REAL"
27
romboidales más o menos largas, como las de Barranc del Cas/elle/;
alguna corta con bordes muy curvados y aletas; foliáceas estrechas y
anchas de las llamadas hojas de laurel y algún ejemplar de las derivadas
de éstas, alargándose y aguzándose por un extremo y apuntándose
ligeramente por el otro , pieza vista en la Cueva de la Roca (Orihuela)
y en el SE.; triangulares de bordes rectos, algunas muy estiradas y con
largo pedúnculo; una de bordes paralelos, punta en ojiva y pequeña base
triangular saliente, de la que hablaremos luego, y numerosas del tipo
característico de esta estación, que denominamos cruciforme por tener
largos muñones perpendiculares, a modo de aletas, en los ángulos laterales del cuerpo romboidal. Pequeñas láminas, rectangulares, de rocas
no clasificadas, con agujero en uno o en los dos lados menores. Largas
láminas de hueso aguzadas por un extremo, que a ser más resistentes,
pudieran servir de puñales; y otras, más estrechas, posibles ástiles
de alfileres para la cabeza. Otras piezas, también de hueso o de marfil,
probables alfileres de los dichos, compuestos de dos partes, una, la
cabeza, constituída por una pieza cilíndrica, con ligera tendencia a
troncoc6nica, ornada con una serie de acanalados circulares, y otra,
el vástago, de sección rectangular o circular, aguzada por un extremo
y adelgazada por el otro para sujetarla en el taladro de la primera.
Varias clases de colgantes, de lo mismo: unos semejan minúsculas
hachas, y otros, unas veces planos y otras cilíndricos, curvados o
rectos, todos con agujero en un extremo, que cuando son cilíndricos
sue len estár decorados con ranuras circulares paralelas entre si, o
tal vez una en espiral, como los mencionados al hablar del Barranc del
Cas/ellel y de Les Llome/es, piezas que hacen pensar en una representación fálica, o bien substituyen a las ranuras amplios acanalados que
vienen a producir ornamentación de bastas perlas en serie: mereciendo
especial mención un pequeño colgante de los de la antedicha clase de
vástago cilíndrico, ranuras circulares que dan la impresión de espira l,
con taladro transversal junto a un extremo y terminando en el opuesto
con cabeza en forma de casquete esférico, objeto que a primera vista
parece un tornillo. Discos de hueso, con dos agujeros en el centro, semejantes a botones. ignorándose si son de hueso de cráneo humano.
Otras láminas de hueso recortadas en forma de caja de guitarra, el fragmento de una con la base recta terminada en cortos dientes a modo de
peine, pareciéndonos representaciones esquematizadas de la figura
humana, incluso aquélla, que no semeja peine, por las puas cortas;
siendo pieza única otra, probablemente destinada a colgante, formada
por una estrecha laminilla, con agujero en la parte superior, que se
bifurca en la base, revolviéndose hacia arriba, hasta cerca del vástago,
formando un par de anillitos planos colocados simétricamente a los
lados~ pareciendo haber llevado otro par en el centro, semejando estili-57-
•
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28
1. BALLESTER TORMO
zación de brazos y pies, objeto también hallado en los Blanquizares
de Lebor. Botones de hueso piramidales, de bases cuadrangulares con
perforación en V. Punzones de la propia materia hechos con huesos
aguzados, que en el extremo destinado a empuñadura conservan la
parte de la articulación. Extraordinario número de cuentas de collar,
cuyas principales clases son Jas siguientes: de dientes agujereados; pe~
queñas cipreas; de fOca verdosa en forma de .oliva.; gran número de
discoidales blancas, de piedra o de concha, especie bien conocida en
el eneolítico de todo el E. español; no menor cantidad de otras también
discoidales, muy pequeñas, de una materia negra indeterminada, y
otras bitroncocónicas, de mayor tamaño, que semejan de materia parecida al azabache; una, globular, de ámbar y otra de callais, lenticular
aplanada, con taladro junto al borde. También se ha encontrado alguna
valva de pectúnculo. La cerámica, grisácea, a mano y escasamente
pulida, da tipos de cuencos semiesféricos, cilindrico de base plana con
mamelones, troncoc6nico alargado también con mamelones en el borde,
esferoidal con perfil reentrante para formar el cuello y otro en que
parece iniciarse el contorno de línea quebrada.
Se han encontrado también gran número de huesos humanos y unos
treinta cráneos, de eUos siete perfectamente conservados. Según datos
que pudimos recoger en la visita hecha a la caverna junto con D. Ricardo Molt6 y D. Fernando Ponsell, y acompañados por el Sr. Belda, los
restos humanos fueron hallados en la siguiente disposición: en el pasillo
de acceso, como a un metro de la entrada, y casi superficial, encontróse
un cráneo, cerca otro, e inmediatos algunos huesos, entre ellos fragmentos de costillas; más al fondo, algunas cañas de huesos largos, y otro
cráneo algo más al interior; en lo hondo del hoyo se recogió el que por
estar superficial llamó la atención de los cazadores; hallándose en el
mismo sitio, al excavar, cuatro o cinco cráneos más. No se observó
que sobre los paquetes de huesos, ni encima de los cráneos, existieran
piedras que los indicaran o defendieran, precaución tal vez estimada
inútil dada la amplitud de la caverna. Lo que aparecía bien claro era
el no haberse hasta entonces hallado restos tan Ordenadamente dispuestos que permitieran sentar la afirmación rotunda de una primera
inhumación. Hoy ya no podemos decir tal: el Sr. Belda, que confiara
a su buena memoria todos los detalles de la excavación, parece recordar
que los esqueletos encontrábanse replegados. Lamentando que nuestros
datos contradigan la actual referencia del Sr. Belda, nos creemos en
el ineludible deber de exponer lo que antecede.
Parte del material reseñado hemos visto que relaciona este enterramiento con otras cuevas sepulcrales de Levante. La relación con estaciones del SE. es también clara. Las láminas de hueso que semejan
figuras humanas estilizadas, se ven, aunque con mayor estilización, en
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•
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
29
los Blanquizares de Ltbor (Tetana). El colgante de hueso con pares de
anilJes en el centro y en la base, también probable representación humana, encuéntrase, asimismo, en los Blanquizares, junto con los otros
cilíndricos, decorados con ranuras circulares o con acanalados, piezas
éstas que en forma tubular aparecen, según veremos, como cuentas de
collar en estaciones almerienses del avanzado eneolítico excavadas por
don Luis Siret. Las puntas de flecha predominantes en esta sepultura,
aparte la cruciforme que es típica en ella, son las triangulares de lados
rectos o curvas, con espiga y aletas más o menos desarrolladas, y las
faliáceas, que abundan en Campos y los Millares. Y el puñalito formado
por una pequeña lámina romboidal, con clavillos, de La Barse!/a, es
igual, como hemos visto, a otro ejemplar de Lugarico Viejo y muy
semejante a unos de El Argar.
Tales paralelismos parece dan a esta sepultura una cronología que
comprende desde tiempos cercanos al pleno eneolítico al período de
transici6n con la edad de bronce, si es que no alcanza al Inicial de éste.
En La Barsella, pues, tal vez se depositaron restos, o reallzáronse
primeras inhumaciones. durante largo tiempo, sin interrupci6n, o apro·
vech6se diversas veces la sepultura en el lapso dicho.
La Serreta de la Vella
Algo más al sur, casi ya en el centro de la provincia de Alicante,
en el término de Monovar, descubri6se, hace cerca de cincuenta años,
una covacha sepulcral que es poco conocida, tal vez por lo que escasea
la publicaci6n en que se insertara el trabajo del Sr. Vilanova dando
cuenta de ello (1). De los datos que en él aparecen, nada puede sacarse
en limpio tocante al modo de estar dispuestos en este enterramiento
los restos humanos; omisi6n explicable, por cuanto Vllanova hubo de
recogerlos después de destruido el yacimiento.
Constituída una sociedad, nada menos que para buscar los tesoros
que la imaginaci6n popular supon[a ocultos en unas grietas rocosas de
la Serreta de la Vella, de dicha población, y comenzados los trabajos,
descubrióse en una de ellas, abierta a la intemperie, una sepultura que
parecía contener restos de siete individuos y que destruyeron los bra·
ceros, quienes revolvieron también otras grietas que por estar cubiertas
cabra pensar si serían habitaciones. Pudieron recogerse, de manos de
aquéllos, tres cráneos sacados del enterramiento dicho, y el siguiente
material, sin poderse especificar si procedía de aquél o de las otras
(1) VILANOVA: La tstacidn prehistdrico. de Monovar (RelliSla d. Valencia, 1.0 de
Diciembre 1881, t. 11, p.66).
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30
l. BALLESTER TORMO
grietas exploradas: huesos y dientes de mamíferos, en especial de caballo
y de ciervo; gran cantidad de conchas de caracoles terrestres, restos de
valvas de pectúnculo y de pecten; brazaletes de lo último; cuchillos
de pedernal; hachas pulimentadas de diorita y de otras rocas tenaces,
y un hacha gubia de petrosllex; y algunos objetos de metal, retirados
por los obreros, y de los que pudo recogerse una punta de flecha o lanza
que por el color y el aspecto se juzgó de cobre puro. Son los únicos e
imprecisos datos que podemos obtener de este yacimiento.
A otros dos yacimientos hemos aún de referirnos, no obstante hallarse
más alejados de Cami Real d' Alacanl. A su importante material tuvimos
que aludir hace poco; y su situación, entre las cuevas sepulcrales valen·
cianas y las conocidas estaciones almerienses, les da gran interés para
quien quiera estudiar el enlace de ambas culturas en el eneolítico.
Cueva de la Roca
Se encuentra en el término de Orihuela, en la sierra inmediata a la
población, abriéndose su estrecha entrada en un escarpe casi inaccesible;
observándose que, de cuatro departamentos que la componían, uno
solo contuvo estrato arqueológico. Unos buscadores de minas revol·
vieron aquél y casi vaciaron la cueva allá por los años 1840 a 42 del pasado siglo. Según manifestaciones de alguno de ellos, hechas muchos
años después, aparecían en el yacimiento, revueltos, tiestos, huesos y
ofrendas. D. Santiago Moreno. distinguido Coronel de Ingenieros residente en Orihuela. que explorara inteligentemente las estaciones prehistóricas de su sierra, recogió entre Jos escombros del vaciado de la
cueva dicha, además de huesos humanos muy fragmentados, el siguiente
material: dos hachas de piedra pulimentada, una de roca blanca y otra
obscura, de sobre 15 cms.; algunos silex de probable pertenencia al paleolítico y otros que pudieran ser rascadores de época posterior; cuchillos
toscos, salvo algún fragmento que parece de técnica mejor; puntas de
flecha, también de sílex, generalmente melado, con secciones planoconvexas y biconvexas, formas romboidales, triangulares de bordes
rectos y pedúnculo, bitrlangulares con base saliente, pedunculadas
con aletas en curva reentrante, otras anchas con pedúnculo y bordes
en ojiva, {oliáceas y otras de igual perfil pero aguzadas por un extremo
y apuntadas por el otro; variadas cuentas de collar, de dentálium , ellpsoidales de roca talcosa de color plomizo, otras bitroncopiramidales
de piedra que semejaba esteatita, ciHndricas veteadas de blanco, dlscoidales verdosas (¿callais?) gruesas, y otras blancas, más pequeñas y
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMí REAL"
31
delgadas hechas de conchas; un menudo objeto cilfndrico de una piedra
dura verdosa y veteada, con taladro a lo largo y aplanado por un lado
en igual sentido, donde lleva dos taladros más que en forma de V comunican con el longitudinal; algunas conchas de pectúnculo y cíprea; y
tiestos toscos, de barro mal escogido, y un borde decorado con dos
zonas inmediatas, separadas por paralelas, en que van, espaciados,
grupos de cuatro rayas oblicuas, y más abajo, una faja punteada (1).
Fué también explorado este yacimiento por el Sr. Vilanova, quién
halló, entre materia l semejante al reseñado, bastantes huesos huma4
nos (una mandibula con marcado prognatismo), en general de Indiví·
duos jóvenes; haciéndole pensar, el encontrarse aquellos ennegrecidos
por el fuego, en la antropofágia o en la cremación (2).
También en poder de D. Francisco López, de Orihuela, que efectuara
por entonces rebuscas en la cueva, obraba algún material de esta procedencia: elegantes puntas de flecha, hojas y sierras de pedernal y algunos tiestos (3).
La cueva de los Blanquizares de Lebor
Al sur de la provincia de Murcia, ya casi en la de Almería, descubrióse en el término de Totana, hace unos años, esta cueva sepulcral,
que ha comenzado a explorar D. Juan Cuadrado (4). Se ha encontra4
do, que sepamos, el siguiente material. Una lámina, aproximadamente
rectangular, que se estrecha por un extremo pata formar a manera de
estilete, y tres punzones de secci6n cuadrangular y diversos tamaños,
todo de cobre. Una interesante hacha de piedra, de buen tamaño, aún
sujeta al ástil o mango de madera, muy bien dispuesto para el eficaz
esfuerzo, y perfectamente conservado. Numerosas puntas de flecha,
(1) Tomamos los anteriores datos de una Mcmorla In6dlta que con el titulo
Apuntas s06" las estaciones prehistóricas de la Sierra de Orihue!a, escribiera en 1872
D. SANTIAOO MORBNO, con un cuidado y con una preparación poco frecuentes en
6poca en que los estudios de prehistoria mereclan escasa atención. El culto Inves·
tlgador regnlcola D. Nlcolis Primitivo Gómez, poseedor del manuscrito. piensa
honrar la memoria del Sr. Moreno publicando aquél, con una nota biográfica de
su autor, en ATChiuo dI Puhistoria UlIantina. Quedamos obligados una vez más a
D. Nicolás Primitivo por haber puesto a nuestra disposici6n el manuscrito dicho.
(2) VILANOVA y PIBRA: Origen, naturaleza y (IIlUgilldad d~l hombre, p. 389.
Vn.AHOVA y PIERA Y RADA Y DELGADO: C,ologla y Protohistoria /biricQ$ (Madrid,
1890), p. 461.
(3) H. y L. SIRET: Las prim~ras edades de/metal.. .. p. 308.
(4) El Sr. Cuadrado se ocupa de este yacimiento en una comunicación presen.
tada al IV Congreso Internacional de Arqueologia que acaba de celebrarse en Bar·
celona, habiendo llevado a la Sección de Arqueologia d~ la Exposlcl6n de la misma,
parte del material hallado.
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32
l . BALLESTER TORMO
de sílex, entre las que predominan los tipos foliáceos anchos, viéndose
también la de aletas desarrolladas, de perfil cóncavo, que recuerda la
de Camf Real, as! como la de contorno bitriangular con muñones la tera les, del Barranc del Cas/ellet, y la cruciforme de La Barsella, aunque
de fo rma menos acusada que en esta. Un colgante formado por una
laminilla alargada, de hueso o marfil, con taladro en un extremo, que
en el centro, y en sentido opuesto, lleva recortados unos anillos y que
se bifurca en la base, arqueándose hacia afuera y hacia arriba, sin llegar
a tocar el vástago central, formando otro par de anillos como acontece
en la pieza igual de La Barulla; y otro colgante de la misma materia.
consistente en delgado cilindro agujereado transversalmente en un extremo y ligeramente apuntado por el otro, exornado con ranuras o
acanalados circulares paralelos, o sea del mismo tipo que los de ús
Llomefes, La Barulla y el Barranc del Cas/ellel. Una pieza, también de
hueso o de marfil, cilíndrica, con ligera tendencia a troncoc6nica, decorada con serie de acanalados, cabeza de alfiler de una clase de que
hemos de ocuparnos, que aparece en Caml Real y en La Barsella. Varias
láminas de hueso, de perfil simétricamente quebrado en los bordes laterales, otras recortadas en forma de triángulos opuestos por los vértices,
que alguna vez llevan otro más pequeño sobre la base del superior,
y que parecen representaciones de figuras humanas, aún más estilizadas que los objetos semejantes de Torremanzanas. Punzones fabricados con huesos que conservan las articulaciones destinadas seguramente a empuñadura. Fragmentos de laminillas de marfil o hueso,
abrillantadas por el uso, que recuerdan trozos de ástil del tipo de
alfiler plano de Caml Real d'Alacant. Entre las cuentas de collar aparecen numerosas pequeñas cipreas agujereadas como las del Barranc
del Casfellel, otras piezas tubulares de hueso, algunas iguales, de materia
gris y otras blancas discoidales. Según parece, también en este enterramiento, c6mo en el albaldense, halláronse grupos de cráneos, lo
que supone más un osario que sepultura de primeras inhumaciones.
Es bién interesante observar cómo la disposición de los enterramientos en las cuevas sepulcrales levantinas del eneolltico, unas veces,
y otras el material de ellas conocido, va relacionándolas entre sí, y
con otras situadas más al sur, hasta enlazarlas todas con las estaciones del SE.
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LA COVACHA SEPUl.CRAl. DE " CAMí REAl."
33
v
El. MAT ERIAL
No es el encontrado en Cami Real d' Alacan! 10 numeroso que en
algunos otros enterramientos de Levante y del SE. Causa extrañeza
la falta de menudos objetos (cuentas de collar sobre todo) tan variados
y abundantes en las estaciones dichas; pareciendo justificarlo el tratarse
de un segundo enterramiento y lo difícil que habría de ser recoger las
pequeñas ofrendas. ya dispersas y mezcladas con la tierra, en el lugar de
la inhumación primera. No es menos digno de subrayarse el hecho de
la falta de objetos de metal.
Conchas
•
Entre las tierras removidas por los obreros encontramos las de
durritelIa» y caracol terrestre números 17 y lB de la lámina VII, fig. a A.
El último pudo ser arrastrado a la sepultura en una de las remociones
de tierras efectuadas al depositar nuevos restos. Por faltar a la
fturritella" parte del borde, no puede saberse si estaba agujereada y
por tanto si se empleó como cuenta de col lar.
En el estrato frontero a la covacha hall6se la valva de pectúnculo
número 21 de la misma lámina. Es frecuente, como se ha visto. el hallazgo de conchas de tal clase, así como de cardium. pecten y ciprea, en
sepulturas de esta época.
Cuenta de tcallai$l
Es la única cuenta de collar encontrada, una de calla/s, cilíndrica
irregular, con taladro tubular central y de manifiesta tosquedad (lámina VIII, A, 16).
La que conocemos de La Barsella es más perfecta, de tamaño parecido y de forma lenticular, con agujero junto al borde. Una y otra
son diferentes a las del Barranc del CastelJef, donde se dan más pequeñas,
discoidales gruesas, desiguales entre sí y no muy regulares. tipo más
corriente en Levante.
Rascadores de pedernal
Se hallaron dos: uno grande, grueso, aproximadamente rectangular
(55 por 36 milfmetros, medidas medias), con una cara casi plana y la
otra con alto lomo toscamente rebajado en dirección a los bordes, encontróse en el estrato frontero a la covacha; y el otro. pequeño, discoidal
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34
l. BALLESTER TORMO
irregular (24 milímetros de diámetro), rebajado por ambos lados y con
retoques en todo el borde, apareció entre la tierra removida por los
obreros municipales. Véanse en la lámina VII, flg." B.
También suelen hallarse con frecuencia en las cuevas sepulcrales
levantinas.
Hachas de piedra
•
Encontráronse once, casi todas con roturas antiguas y de mediano
tamaño, pues oscilan entre 6 y 11 centímetros de largo máximo. Véanse
en las láminas V y VI, fig.Uo A, los grabados de sus perfiles mayores.
Ninguna de estas piezas apareci6 dentro del enterramiento, sino en
el espacio frontero al mismo, a distancias y profundidades diversas.
En la planta y proyección de la covacha, que aparece en la figura
3.·, quedan fijados los Jugares de estos hallazgos .
De ellas merecen propiamente el nombre de hachas las 1, 11, IV Y
VII a XI, en las que el filo se produce por intersección de las dos superficies laterales, con curvaturas simétricas, más o menos pronunciadas.
Sus perfiles mayores son triangulares, salvo en la X I en que es trapezoidal, y elipsoidales sus secciones transversales, excepto en dos (X y XI)
que los tienen rectangulares. Son generalmente gruesas y de poco filo,
habiendo podido usarse algunas como cuñas.
Todas estas hachas, menos las VII, X y XI, son de roca basta, granulosa, con laminillas brillantes, gris en la superficie y masa plomiza
obscura. Nos parece de igual piedra un hacha de Les L/omeles, tal vez
la de mayor tamaño, y la mayoría de las de La Barsella.
Las tres de que se ha hecho excepción tienen mayor interés. La VII
es de fibrollta de tonos claros y bien pulida; la X, de acusada ondulación en los lados, es de piedra gris clara finamente moteada de negro
y poco pulimentada; y la XI, de buena piedra verde, de dureza escasa,
toscamente desbastada, con talón plano y muy bien bruñida en el espacio inmediato al filo, que aparece torcido y ondeado por los diversos
planos de afilamiento.
No obstante el distinto aspecto de las rocas con que se construyeron
estas hachas, todas ellas han sido clasificadas como ofitas (l) .
Las tres restantes piezas de la lámina VI, figura A, no pueden comprenderse en la denominación de hachas, por su filo en bisel. Las V y VI,
de buena piedra jaspeada, de color verde obscuro, bien pulimentadas,
perfil triangular y superficies laterales mayores plana una y abombada
(1) La claslficaci6n de tales piezas. asi como de las que nos ocupamos a conti·
nuaci6n, ha sido hecha por el catedrático de la Facultad de eiencias de Valencia,
D. Francisco Beltrán.
-64-
•
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LA COVACHA SEPULCRI\.1. DE "CAM[ REAL"
35
la otra, cortadas en pronunciado bisel, deben estimarse azuelas. La llI,
de roca obscura, granulosa, escasamente pulida, cuerpo tendiendo a
cilíndrico y gran abombamiento en la superficie curvada, que, al ser
cortada en bisel, produce un fUo cóncavo, pudo emplearse como gubia.
También las rocas de estas piezas han sido estimadas ofitas. La Cava
de les Llameles ha dado algún hacha de roca verdosa muy semejante a
la de las V y VI.
Pudo observarse reiteradamente, durante la excavaci6n, que las
hachas de piedra menos fina, que fueron las más numerosas según se
ha visto, conservaban el pulido solo bajo la fuerte concreción térrea que
recubría la superficie sobre que descansaban, perdiéndola en la que, por
quedar hacia arriba, estaba expuesta a la acción de las filtraciones, que
tan frecuentes e intensas debieron ser en el estrato frontero a la cueva,
donde. como se ha repetido, halJáronse todas. Tal particularidad, bien
comprobada, obliga a gran circunspección al aprovechar el mayor o
menor pulimento de las hachas como dato en que fundamentar deducciones cronológicas.
No obstante las piezas de rocas más escogidas, el lote de hachas
encontradas en la sepultura albaidense tiene aspecto de tosquedad si
se le compara con las pocas que hemos podido ver de Les Llomeles,
generalmente de mejores piedras, más bien pulidas y algunas de perfiles
rectangulares. Tampoco se ven en La Barsello piedras muy escogidas.
predominando también las piezas de contornos semejantes a los de
Albaida.
Cuchillos de sIJex
También bajo la denominación genérica de cuchillos comprendemos
los así propiamente llamados y las restantes piezas semejantes que
debieron tener destino distinto.
Son diecinueve las láminas encontradas. entre piezas completas y
fragmentos. Véanse todas ellas en la lámina VII, Hg." A.
Las hojas I a 9, II Y 13, muy curvadas, con filos vivos sin retoque
alguno más que cuando su Irregularidad [o hacía preciso, son útiles
seguramente destinados a cortar. Están fabricados de sílex de colores
melado, grisáceo y blanco, variando sus dimensiones entre 106 (n.o 11)
Y 42 (n.o 1) milímetros de largo. y 24 (n.o 9) y 8 (n.o 3) de ancho. siendo
sus secciones transversales genera lmente triangulares y trapezoidales,
y alguna vez (n.o 7) pentagonal irregular. Los 7 y 8. de curvatura igual
y la misma piedra, hallados juntos. dan la impresión de proceder del
mismo nódulo.
Es manifiesta la pobreza de este lote de cuchillos, de tamaño relativamente pequeño, piedras poco escogidas y sin retoque alguno en
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l . BALLESTER TORMO
sus extremos irregulares. como los diera el nódulo de que se desgajaran.
Parecen formar grupo aparte el fragmento I y los cuchillitos 3 y 4,
únicos de pedernal melado, cuyas hojas pequeñas y finas fueron conseguidas con mayor perfección.
Aunque con la mism:l técnica, separamos de los cuchillos las lámi·
nas 10 y 14, porque sus perfiles triangulares alargados y aguzadas
puntas les hace aptas. no obstante la escasa resistencia de sus delgadas
hojas, más para punzar que para cortar, habiendo podido emplearse
como puñales u hojas de lanza. A la la, que mide 108 milímetros de
largo por 13 en la base recta. se le aguzó la punta con retoques: y la 14,
que tiene de largo y base 77 y 11 milímetros respectivamente, lleva
también pequeños retoques cerca de su extremo despuntado.
Forman grupo bien definido las piezas 12. y 15 a 19, hojas todas
ellas demasiado gruesas y retocadas en los filos para que pudieran destinarse eficazmente a cuchillos. La 18 es un fragmento de hoja recta.
de sílex. ceniciento y sección triangular . con los bordes retocados irregularmente. La 19. trozo casi triangular de hoja de sílex. melado . sección
trapezoidal y bordes dentados, parece ser resto de una sierra. La 17 t
corta y gruesa lámina curvada de 43 milímetros de largo por II de
ancho medio y sección angular de lados curvos, con los filos retocados,
es poco o nada apta para cortar. La 16 es una hoja recta, de buen stlex
blanco y sección trapezoidal de 5 milímetros de altura, que mide 55 de
largo y 15 de ancho casi unifonne, con los bordes retocados en toda su
extensión, pareciendo, por su resistencia, una sierra de dientes desgastados. La IS es una gruesa lámina triangular alargada, al parecer despuntada, de sílex melado, con 60 milímetros de largo y 16 de ancho en
la base, y secciones transversales, trapezoidal en esta y triangular hacia
la punta; la base es recta y retocada hasta redondearle los ángulos.
continuando los retoques en los bordes hasta cerca de la punta; siendo
esta una pieza que, por su disposición y resistencia, pudo emplearse
con eficacia como puñal. Y es la 12 una gruesa y fuerte lámina de buen
sílex blanco, ligeramente curvada, con allo lomo redondeado con hábiles
retoques que llegan a todo el borde de la pieza, consiguiéndose un perfil
lanceolado. con la base apuntada en ojiva y el extremo opuesto muy
aguzado; mide 96 milímetros de largo por 17 de ancho máximo. dando
una sección transversal también en ojiva, y viene a ser un útil con
sobradas condiciones para emplearle como puñal o lanza, facilitando
el enmangamiento su base apuntada.
Como queda dicho. al reseñar las excavaciones, de todas estas láminas fueron halladas: dos (1 Y 3) en la cámara de Po, seis (2, 11, 1S t 16,
18 Y 19) en la de L., y las restantes en el estrato frontero a la sepultura
y a distancias y profundidades diferentes, En la figura 3," queda pre-66-
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I.A COVACHA SEPULCRAL PE "CAMf REAL"
yi
clsado el lugar de los hallazgos, dándose a las piezas la numeración
que llevan en el diario de excavaciones en vez de la ordinal de que
acabamos de hacer uso.
Contrasta en este material la tosquedad de los cuchillos propiamente
dichos con el lote de piezas últimamente descritas, sobre todo con la 12,
pareciendo algunas de ellas productos de una cultura cronológicamente
más avanzada que la a que pertenecen aquéllos, o de otra sincrónica
pero más perfecta, llegados a virtud de relaciones comerciales a un
pueblo retrasado o de mayor pobreza_
Los cuchillos de La Barsella acusan generalmente mayor perfección
técnica: son sus láminas más regulares, de extremos redondeados con
retoques y de rocas escogidas. De us Llameles hemos visto, además
de una sierra, una lámina triangular parecida a las 10 y 14, y algunos
fragmentos de cuchillo de mejor técnica que aquella, y desde luego que
los de Cami Real d' Alaeanl. Otro tanto sucede en el Barrane del Caslellel si se exceptúan dos láminas más toscas que las de aquél.
Los paralelos almerienses de los cuchillos albaldenses, menos perfectos, habría tal vez que buscarlos, en cuanto a técnica, en el poblado
de La Gerundia; siendo mucho más perfectos, como veremos, los de
Parazuelos y Campos.
En cambio, ni en las estaciones levantinas ni en las almerienses,
incluso las más avanzadas, encontramos pieza que se semeje al pequeño
puñal estiloide antes descrito.
Punlas de flecha
Ha dado este yacimiento, como quedó oportunamente expuesto,
las quince puntas de srlex que aparecen en la l:ímina VIII, Hg.- A.
También en la planta y proyección de la figura 3. 110 se fijan los sitios
donde fueron encontradas.
Las 1 y 2, halJadas casi juntas en el fondo del rincón izquierdo de
la cámara de P., son de floja piedra obscura con vetas negras, tal vez
caliza. Aquélla no es sino una lasca, apuntada por un extremo y con
bisel en el otro para enastarla; y la segunda, romboidal, con los ángulos
laterales redondeados, es gruesa, biconvexa, de punta y bordes poco
vivos y eficaces, debiendo haberse formado de un pequeño canto. La 4
encontrada en la misma rinconada, aunque algo más al NO. y en las
circunstancias oportunamente referidas, es asimétrica, de perfil romboidal con los lados en ligera curva reentrante, lo que, haciendo destacar
los ángulos laterales. produce la iniciación de aletas. y fué const ruida
de una lámina de silex melado, de dorso en diedro, del que resta parte
de los planos, y cuyos bordes se rebajaron con retoques. Estas piezas
dan sensación de arcaismo o de escasa habilidad técnica.
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38
l. 8ALLESTER TORMO
La 5, aparecida hacia el NO. de la zanja. entre la tierra removida
por los obreros, se fabricó también de una laminilla de vulgar sílex. gri.
sáceo, en diedro por el dorso y de sección triangular. a la que se di6
contorno de ojiva con escotaduras en la parte inferior para forma r una
base, más que pedúnculo, triangular. N6tase también en el dorso parte
de uno de los planos.
La 3 se halló, asimismo, en la cámara de P., entre las tierras inmediatas al cráneo 1l . Es de sílex ceniciento, gruesa, abombada, de tipo amigdaloide, con pequeño pedúnculo roto y de labor mediana, pareciendo
proceder también de un pequeño guijarro. La 7, encontrada cerca del
paquete de huesos inmediatos al cráneo dicho. es de sílex gris amarillento , biconvexa, pero más plana que la anterior, de contorno en ojiva
con gruesos dientes, uno de los cuales constituye la punta, y base angular.
La 6 apareció al pie del bloque que limita por la derecha la cámara
de P. Es de sílex blanco mate, ligeramente biconvexa, algo tosca, pareciendo fabricada de una gruesa lámina a juzgar por el resto de plano
subsistente en una de las caras; es de perfil romboidal alargado, y forma
la base un ángulo de lados reentrantes.
Las 8 y 12 encontráronse, no lejos una de otra, en el mismo lado de
la propia cámara, a la enlrada de la angostura existente más hacia el N.
La 8 es un bello ejemplar de sílex melado y blanquecino, biconvexa, de
caras simétricas, ancho cuerpo en ojiva finamente dentada , con pronunciadas escotaduras laterales y base angular. y la 12, de sílex blanco
y brillante, es plano cOnvexa, de lomo uniformemente redondeado con
hábiles retoques que dan a todo el contorno aspecto de fino dentado;
teniendo un perfil bien asimétrico, pues aparte la base en ángulo, es
curvo un borde y recto el otro, más largo éste que aquél.
La lO, hallada en el estrato de frente a la sepultura, es de sílex ceni·
ciento, biconvexa, de perfi l triangular, ligeramente reentrante, aletas
ya muy desarrolladas y pequeño pedúnculo.
La 9, aparecida debajo del grupo de cráneos de la cámara de L.. es
pequeña , de sílex melado grisáceo, contorno triangular alargado, con
los vértices de la base truncados y menudo pedúnculo .
La t 1 se encontr6 entre las tierras de alrededor de los cráneos meno
cionados y es de piedra bla.nca , plano convexa, con largo cuerf'o de
bordes paralelos en que se acusa la espilla de la lámina de que se formó.
y minúscula base triangular cuyos ángulos sobresaJen ligeramente.
y las 13. 14 Y 15 son del mismo tipo que parece caracterizar este
enterramiento, o sea de cuerpo foliáceo y base angu lar separados por
muñoncitos. como se ve en la última de aquéllas, que es el ejemplar
más comp leto, tipo que pa rece derivar más del de contorno romboidal
que del foliáceo propiamente dicho. Las 13 Y 14, halladas juntas en el
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LA COVACHA SEPUl.CRAL DE "CAMI REAL"
39
lado izquierdo de la entrada de la cámara de L., son casi iguales, de
silex de color claro, plano convexas y ligeramente curvadas; y la 15,
encontrada en el fondo de aquella, en la angostura que la comunicaba
con la cámara de p" es un bello ejemplar de sílex negro brillante, caras
simétricamente abombadas y hábilmente retocadas .
Es bien poco uniforme este material: en cuanto a formas , constituye
un verdadero muestrario, pues sólo las tres últimas tienen, como hemos
visto. el mismo perfil; y en lo que atañe a técnica, aparte la 1, que no
puede tomarse en cuenta por ser una pieza anormal. es tosca la 2, tal
vez por la materia de que se fabricara, mediocres las 3 a 6, y de buena
labor las restantes, en especial las a, 10, 12 Y 15.
También estas diversidades de técnica dan lugar a la misma duda,
expuesta al ocuparnos de los cuchillos, sobre si obedecen aquellas a
diferencias cronológicas o si son consecuencia de mezclarse productos
provinientes de centros culturales desarrollados en grados distintos.
Al ocuparnos de la cronología de esta estación, volveremos sobre ello.
En la cueva sepulcral de La Barstlla donde hasta ahora predom inan, como se ha dicho, los tipos cruciforme, {oliáceos ancho y estrecho
y triangular de bordes rectos, no aparece más forma de Caml Real. aparte
alguna romboidal de contorno parecido a la 6, que otra también de
sílex blanco, de largo cuerpo de bordes paralelos y pequeña base triangular ligeramente saliente, o sea de igual perfil que la 11, aunque algo
más ancha. Las triangulares suelen llevar largo pedúnculo y ángu los
inferiores no truncados; y las foliáceas son de las prop iamente llamadas
así. por el contorno curvo en loda su extensión o sea de tipo distinto a
las mixtas de la sepultura albaidense.
NI en Les Uomeles ni en el Barranc del Caslellel se haJla tipo alguno
de los del enterramiento albaidense. Lo que se encuentra en el Barranc
es una serie de puntas cuyos contornos van desde la forma romboidal
rectilínea a una muy semejante a la 15 de Caml Real, lo que pudiera
explicar el origen de este tipo más como evolución de aquella que como
derivación de las foliáceas. La romboidal inicial evoluciona a largando
mucho el ángulo destinado a punta, hasta dar el contorno de dos triángulos, uno equilátero y otro isósceles, yuxtapuestos por las bases coincidentes, forma que alguna vez lleva sendos muñones en los ángulos
laterales; luego la base del triángulo destinado a punta es más estrecha
que la del triángulo que la sustenta, sobresaliendo éste por los lados; y
por último, el cuerpo rectilíneo toma perfil foliáceo, ocasionando un
contorno parecido a la 15.
Tampoco entre el material conocido de la cueva de la Roca se encuentran las formas de puntas de la sepultura de Albaida. El tipo triangular de aquella es muy alargado de punta y pedúnculo. como alguno
de La Barsella; y en el triangular con aletas, de perfil reentrante, se
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40
l. BAI..L.ESTER TORMO
Inclinan aquellas hacia el pedúnculo en vez de ser divergentes como en
la forma más parecida de Caml Real.
En las estaciones almerienses no vemos, asimismo, las formas albaidenses. En Campos, a cuyos tipos parecen semejarse en técnica las
mejores de aquellas piezas, predominan los contornos faliáceos anchos
y estrecho.s y las puntas triangulares pedunculadas, rectilíneas o más
o menos curvadas y con aletas poco o muy desarrolladas.
Objetos de marfil
Al reseñar las excavaciones se aludió a fragmentos de piezas, que,
por su aspecto externo y el de sus roturas, semejaban de marfil, y que
componían los útiles incompletos que aparecen en la lámina VIII, figura A, con los números 19.20,22 Y 23.
El objeto núm. 22 10 constituye una lámina incompleta, ligeramente
curvada, que mide 142 milímetros de largo por 17 y 9 de ancho y 3 y 2
de grueso, respectivamente en sus extremos, lámina que se ensancha
regularmente por uno de éstos hasta ser limpiamente cortada en sentido
perpendicular al eje mayor, y se estrecha gradualmente por el otro para
formar un astil plano de bordes casi paralelos, que parece tender a
estrecharse suavemente. Son manifiestas en esta pieza las huellas producidas por un instrumento, piedra de afilar probablemente, con que se
trabajó la lámina, adelgazándola y dándole la forma deseada.
El núm. 23 es un útil semejante, diferenciándose del anterior, en que
es recto, algo más grueso y en que el extremo mayor no está cortado,
sino que lo constituye el arranque de la pieza de que se obtuviera esta
lámina. Mide, incompleta, 145 mm. de largo, 16 y 9 de ancho en sus
extremidades y 6 Y3 aproximada y respectivamente de grueso en estas.
La mayor parte de las fracturas de ambas piezas eran antiguas; y
encontráronse sus fragmentos, como se ha dicho, los de la 22. entre
la tierra revuelta por los obreros en el centro de la zanja, y los de la
23 junto con los pequeños huesos humanos que aquellos retiraron.
Las dimensiones de estos objetos, su escaso peso, el adelgazamiento
hacia un extremo y el verse en estaciones similares piezas de hueso o
marfil semejantes, apuntadas y sin resistencia suficiente para empleo
distinto, permite conjeturar que también estas terminaban en punta
por el extremo incompleto y que fueron empleadas como alfileres para
el cabello,
Otras cuevas sepulcrales de Levante contuvieron objetos semejantes.
Entre las láminas aguzadas por un extremo, halladas en La Barullo.
hay algunas que se parecen a las descritas, en especial a la 23; en el
Barranc del Cas!elle! hallamos fragmentos que deben pertenecer a la
parte más ancha, unos, y otros al astil, de piezas como las albaidenses;
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L.A COVACHA SEPUL.CRAL DE "CAMI REAL"
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Yen Les Ltomeles se dan fragmentos de los últImos, ast como en los Blanquizares de Lebor.
Entre la tierra sobre que se sentaba el lecho de huesos y el grupo
de cráneos de la cámara de L., encontráronse, a menos profundidad
la primera que la segunda, las piezas 19 y 20 de la citada lámina. Es
aquélla un vástago incompleto de sección aproximadamente rectangular aplanada (7 X 3 milímetros), con fractura antigua por uno de
los extremos, y 67 milfmetros de largo. El segundo objeto es un cilindro
con ligera tendencia troncocónica, que mide 26 milímetros de largo y
10 Y 11 de diámetro en sus bases, está decorado con trece acanalados
circulares paralelos entre si, toscamente labrados, y lo atraviesa un
ancho taladro coincidente con su eje mayor, donde aparece alojado url
espigón de la propia materia, cortado al ras por la base mayor, y que
asoma roto por la más pequeña. Daban ambas piezas la impresión de
haber pertenecido a un solo objeto, debiendo adelgazarse el vástago
por un extremo para formar el espigón, que se ve encajado en el cilindro, y aguzándose por el otro a manera de punzón o alfiler: suposición
confirmada poco después al conocer el material de La Barsella.
Se conoce buen número de alfileres de este tipo, provinienles de
enterramientos enea líticos peninsulares.
En la cueva sepulcral de Casa da Moura (Cesareda - Portugal).
apareció una pieza de hueso con cabeza plana y cuadrada, otra más
semejante a la de Camf Real, con cabeza cilíndrica lisa y el fragmento
de alfiler en ella incrustado, y tres más del mismo tipo que la que
nos ocupa o sea de gruesa cabeza cilíndrica, ornada con acanalados, y
vástago independiente ajustado en ella. Se halló con ello: una lezna
de cobre, en form a de losange alargado; cerámica decorada con bandas
de líneas incisas formando diversas composiciones; hachas. azue la y
cinceles de piedra. en número de un centenar; sobre cien puntas de
flecha de sílex, de tipos variados, predominando las de base cóncava:
diversos ídolos de pizarra, con decoración geométrica; otros, casi cilíndricos, en marmol y también ornados con líneas incisas: un cayado
de pizarra decorado de igual modo por ambos lados: botones de hueso;
algunas perlas. entre ellas de callats y de a;tabache. Entre muy abundantes restos humanos, se halló un craneo con principio de trepanación (1).
La cueva sepulcral de Lapa Furada, también en Cesareda, dió un
ejemplar de alfiler, que se supone de hueso, igual que los de Casa da
Moura. con la cabeza corta y gruesa ornada con serie de acanalados
(I) E. CARTAILHAC: ÚS dges prehiSlOTiques de I'Espaglltl ~t du Portugal. Parls
1889, p. 81 y 101, {ig. 117. Nn-s ABERG, La cillilisalion ¡nlalithiqut dans la
P,ninsuf, íblriqut, Upsala 1921, p. 75 Y sigs.
-7 1 -
•
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42
l. BALLESTER TORMO
circulares, y el vástago. al parecer. cOmo en aquella cilíndrico y pronunciadamenle curvado y constituyendo pieza aparte: y otro alfiler,
roto por el ástil. en que las ranuras de la cabeza son tan profundas,
que dan la impresión de serie de discos superpuestos. Les acompañaba
el siguiente material: tres hachas en piedra, algunas talladas groseramente; grandes astillas de sílex, punzones de hueso y fragmentos de
cerámica sin decoración (1 l.
En la lámina VIII, figura a, aparece con el número 1 un ejemplar
de estos alfileres de Cesareda.
Estima el Sr. Bosch que estos enterramientos pertenecen a la cultura
portuguesa del pleno eoeo1í1ico, subperíodo A.
También ha encontrado tales objetos D. Luis Siret en sus excavaciones del SE., en las siguientes sepulturas:
En una de cúpula, cercana a Tabernas (Los Liniales, n.O 9), junto
con dos flechas triangulares de sílex, un cuchillo de 10 mIsmo y varias
vasijas, una de ellas de yeso.
En una sepultura cuadrangular de losas, cerca de ronelas (n.o 13).
que dió también fragmentos de vasija de yeso, y una de esas láminas
trapezoidales. de sílex, con uno de los ángulos aguzado y la base opuesta
generalmente cóncava, que encontramos también nosotros en el Barran,
del Gas/elle/, y que el Sr. Siret estima puntas de flecha.
En una sepultura dolménica inmediata a ronelas (n.o 12), con tres
laminas o flechas de las antedichas, un cuchillo y trozos de vasija de
yeso. Es este alfiler de marfil. con la cabeza larga y pronunciadamente
troncocónica y vástago recto , de sección circular; midiendo en total
sobre 24 centímetros (2). También se incluye en las mencionadas lámina y figura con el número 2.
En otra sepultura dolménica, también de las cercanías de ronelas
(Llano de la Teja, n.O 1), junto con dos láminas de las antecitadas y
tres flechas triangulares de sílex.
y asimismo en otra sepultura dolménica e inmediata a r onelas
(Llano de la Teja, n.o 19), en que se encontraron tres láminas del repetido tipo. tres puntas de flecha triangu lares, dos de base cóncava, una
con pedúnculo y aletas, todo de sílex, y a lgunos tiestos.
No aparece en los Millares el alfiler de que nos ocupamos, no obstante
juzgarse su necrópolis contemporánea de las sepulturas citadas.
Debemos los anteriores datos a la gentileza del ilustre investigador
del SE., Sr. Sirel. Conste aquí nuestro agradecimiento.
Algo al Norte de Almería, en la cueva de los Blanquizares de Lebor,
(1) CARTA ILHAC; ¡bid., p. 103, Hg. 1I8.-ABI!I!.Q, /bid., p. 80, (¡p. 102 Y 103.
-BOSCH GlloIPI!RA; La arqutologla prcrronrana hispánica,lam. 111,54, Y p. 153.
(2)
L. SIRU: L' Espagnt prlhistorjque. rlg. 232.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
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de que nos hemos ocupado ya, se ha encontrado una cabeza acanalada
de alfiler de esta clase, Ignoramos si de hueso o de marfil. Es ligeramente
troncocónica, el taladro longitudinal no parece atravesarla totalmente,
viéndose en él alojado, como en el ejemplar albaidense, parte del espigón
del vástago, que sobresale de la cara inferior.
De la caverna de La BarselJa conocemos dos alfileres más de este
tipo, uno completo (véase el n,O 3 de las repetidas lámina y figura)
y otro al que falta parte del vástago, así como dos cabezas sueltas. Es
el vástago de aquél de sección triangular en su tercio inferior, aguzándose para formar la punta; siendo igual que en Caml Real el sistema
de sujeción de ambas piezas.
Es curioso observar el gusto del hombre eneolitico por [a ornamentación de ranuras o acanalados. La misma decoración con acanalados
circulares, en serie paralela, que se ve en los alfileres dichos, substiluída
otras veces por uno en apretado espiral, que produce el propio efecto
visual, se encuentra en los pequeños colgantes de hueso o marfil, rectos
o curvos, ligeramente apuntados por un extremo y con un taladro
transversal en el otro, que hemos indicado en el Barranc del Casfel/el,
en ús L/ameles, en La Barsella y en los Blanquizares de Lebor. También
el Sr. Siret halla tubos parecidos a los colgantes dIchos y a las cabezas
de los repetidos alfileres, usados como cuentas de collar en las estaciones
coetáneas almerienses, generalizándose más su uso en la edad del
bronce (1).
Cerámica
Sólo se han hallado las dos vasijas a que hicimos referencia y que
aparecen en la lámina VI, figura 8.
La de fondo convexo y cuerpo troncocónico enconlrada por los
obreros en la cámara de L., junto a tres cráneos agrupados, se deshizo
al extraerla, destruyéndose y perdiéndose en parte, habiéndola podido
reconstruir aproximadamente, aprovechando los fragmentos recogidos,
con arreglo a las Indlcacíones del que la encontró.
El cuenco, con mamelón inmediato al borde, ya quedó dicho cómo
yen qué sitio se ha1l6, al excavar la cámara de L.
Ambas piezas son de barro basto, ceniciento, con alguna partícula
brillante, y apenas si conse rvan huellas de haber sido pulimentadas.
De los restantes tiestos encontrados sólo algunos acusan formas
apreciables: bordes de cuencos, uno mamelonado; borde y pared de
(1) L. SIR~T: Qu,stions d, (Monologi,,1 d',thnogrophit iblriquts, 13m. VI I.
núm. la, y VIII, núm. 26.
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t. BALLESTER TORMO
vasija de perfil quebrado; y parles de olras piezas parecidas a cazuelas
de fondo aplanado. En la figura 6. a damos sus perfiles.
f'I¡ . l. T•• I. dr lormll .clIJ.du por 1 Ir'lmen!M crrlmlcol.
01
MIW de
fU
lamallo
La Irregularidad del grueso de [as paredes. las tierras nada escogidas
y la defectuosa cocción, dan a estos tiestos el mismo aspecto de los·
quedad que a los vasos.
Enlre los vasos de La Barullo hemos visto que se encuentra, también, el de fondo convexo y cuerpo troncocónico, pero más abombado
y alargado que el de Camf Real, y con unos cuantos mamelones junto
al borde.
VI
LOS RESTOS HUMANOS
Los restos humanos hallados en este enterramiento están aún por
estudiar por persona especializada. Su examen su per fi cial acusa la
existencia de restos esque léticos pertenecientes a personas de ambos
sexos y a algún individuo no adulto.
La situación y estado de huesos y cráneos quedó precisada al reseñar
las excavaciones, y sería inútil repetirlo aquí (véase en cuanto a la
situación de los cráneos hallados por nosotros la figura 3.-). Ya se
dijo que las humedades propias de un terreno de aluvión les habian
afectado mucho.
Diez fueron los cráneos hallados por los obreros, destruyéndose
todos al extraerlos, salvo los tres encontrados agru pados en la cámara
de P.; los huesos sueltos o rotos corresponden a siete cráneos más. Son
los indicados con las letras A a J, para distinguirlos de los que nos dieran
las excavaciones, que fueron señalándose con números romanos por el
orden de su descubrimiento.
- 74 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAN! REAL"
45
Siete son los cráneos relativamenle completos por nosolros hallados
(11. 111, IV Y VI a IX), además de algunos huesos sueltos pertenecientes, al parecer, a dos cráneos más (los 1 y Xl, teniendo dudas sobre
si corresponden a otro o a alguno de los últimos, un occipital y algunos
restos de bóveda, encontrado todo junto, ya los que al excavar se le
di6 el número V. También estos cráneos, con los huesos en equilibrio
en el yacimiento, se deshacían generalmente al extraerlos, soltándose
especialmente los huesos de la cara y de la base.
Por lo expuesto puede calcularse que los restos humanos depositados en Cami Real pertenecían, cuando menos, a 19 individuos.
Ningún cráneo fué encontrado con las dos mandíbulas, y uno solo
(Al llevaba unida la superior. Algunas de ellas y fragmentos de otras
solían rodear, junto con otros huesos, los cráneos.
Es el A el único que conserva todos los huesos de la base, y los B
y e la mayor parte de ellos.
Ot ro de estos, el VII , muestra por encima de la protuberancia frontal
derecha la extensa huella, bien manifiesta. de una gran fractura en
vida, soldada luego, pero dejando marcada depresi6n callosa y el correspondiente abombamiento en la cara interna.
En la lámina IX." reproducimos las principales normas de los nueve
cráneos más completos, dando con ello idea del actual estado de los
mismos y evitándonos enojosas descripciones. De alguno de estos cráneos
se conservan, separados, los huesos de la cara y de la base; y los no
reproducidos podrán probablemente completarse con gran cantidad de
huesos sueltos o rotos que se guardan.
Damos a continuación los índices cefálicos (Broca) de ocho de los
craneos reproducidos en la lámina dicha. La falta de buena parte del
parietal izquierdo del 111 , impide obtener su rndice. El faltarle también
al 11 pequeña porci6n de un parietal, y existir ulla menuda rolura en
la glabela del VI I, hace posible algún ligero error en sus índices.
Cráneo
,
•
•
•
,
•
•
•
A. Indice
B.
C.
11.
Vl.
VIl.
Vlll.
IX.
•
•
73·33 ........
72·'8 ........
78'66. .......
•
70'49 (1) ....
75'27 ........
71'87 (1) ......
80'55 ........
•
75'13 ........
•
•
•
-75 -
DolI.
Do lí.
Mesati
Ooli.
Sub-doll.
Ooli.
Sub-braqui
Sub-doli.
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46
t. BALLESTER TORMO
Se conocen en el antiguo ReIno de Valencia otros cráneos eneolíticos
cuyo estado permite su estudio. unos hallados en algunas de las cuevas
de que nos ocupamos antes, y otros en enterramIentos de la provincia
de Caslell6n. Damos a continuación noticia de los que·nos son conocidos, sin que pretendamos haber hecho una relación completa de los
existentes.
Cava de les Foyeles. - Halláronse, como se ha dicho. tres cráneos,
uno de ellos recubierto de concreción caliza producida por una estalactita que aún goleaba sobre él. Han sido estudIados tales cráneos
por los Sres. Barras de Arag6n y Sánchez, quienes. no obstante haberse
encontrado todos en el mismo nivel, s6lo se deciden a estimar uno
perteneciente a l neolítico o a época algo posterior, a juzgar por sus
caracteres morfológicos. No conocemos su índice, pero se le clasifica
entre los subdoticocéfalos de Broca y cerca de los mesocéfalos de Frank·
fort. Según dichos señores, presenta la cara prognatismo poco acentuado,
clasificándose en el grupo de los ortognatos; el contorno superior acu ~, a
una sensible platicefatia: las dimensiones de la cara, bien proporcio·
nadas con el cráneo, muestran las características del tipo étnico de la
Europa meridional. Tiene este cráneo una capacidad de 1.621 '3 C.C. (1).
Coua de la Sarsa.-No puede determinarse el índice de la bóveda
craneana encontrada en esta estación. por faltarle parte de un parietal;
pero se aprecia su dolicocefalia.
Coua de les LJomefes. - Halláronse. como se ha dicho, seis esqueletos
tendidos en el nivel superior y otros dieciocho, acurrucados, en el inft::rior; el frontal de uno de éstos, con dos taladros circulares. Han desaparecido casi todos los cráneos retirados de este enterramiento. Quedan
tres en poder de D. Adolfo Vilaplana. de Alcoy; uno, al que falta sólo
la mandíbula inferior, y dos bóvedas más algo incompletas. He aquí
sus índices:
Cráneo
1. Indice 75'70 ....... . Sub-dol!o
~
68'93 ....... . DoH.
11.
"
~
71'75 ...... .. Doli.
111.
•
El Rebolcaf. - De los restos humanos hallados en este enterramiento
y que parecían pertenecer, como se ha dicho, a seis individuos, pudo
salvar D. Camilo Visedo, de Alcoy, una bóveda craneana que da un
índice de 74'10 (dolí) .
Serreta de la Vella. - Se pudieron recoger, de manos de los obreros
empleados en la búsqueda del tesoro, tres cráneos completos, todos
pequeños, de huesos delgados, braquicéfalos y de cara ortognata (2).
(1)
F.
VALIENTE;
lbid.
.La estaci6n pTlhist6rica de Monwan (Revista dI Valencia, 1.0 Diciembre 1881. t. 11, p.66).
(2)
VILAHOVA y PI eRA:
-76 -
[page-n-77]
LA COVACHA SEPULClU.L DE "CA MI REAL"
47
Cova de la BarSl!lIa. - Encontráronse, según oportunamente dijimos, unos treinta cráneos; bastantes en muy buen t!stado de conse rvación. Pudimos tomar el índice de siete de eIJos:
Cráneo
•
•
•
•
•
•
1.
11.
11 1.
IV.
V.
VI
VII.
Indice 76'00 ........
•
•
•
•
•
•
Sub-doli.
Mesati.
Sub-braqui
Sub-doli.
73'10 ........ Doli.
75'65 .. . ..... Sub-doli.
75'00 ........ Doli.
79'09 ........
82'35 ........
77'32 ........
Respecto a la provincia de Castel16n, poseemos los siguientes datos
que hemos podido comp letar gracias a la atención, que sinceramente
agradecemos, del Dr. D. Joaquín T uixans. de ViIlarreal, distinguido
Investigador levantino (J).
Filomel/a (Villarreal). - Bien conocida es esta estación. en la que
aparece, entre interesante material, el vaso campaniforme. Bajo un
túmulo halláronse veintiún enterramientos en silos de tipos diversos
que contenían, según parece, restos humanos pertenecientes a más de
treinta individuos. El Sr. Sos y Baynat ha podido estudiar tales restos,
deduciendo, de los fémurs hallados, las siguientes probables tallas:
hombre, 1'677 metros; mujer, 1'556; joven, 1'528: y obteniendo de cuatro
de los seís cráneos encontrados los siguientes índices (2):
Cráneo
•
•
•
1.
11.
111.
IV.
¡ndice 72'44 ........
•
•
•
69'31 ........
66'28 ........
64'02 ........
Doli.
•
•
•
El Dr. Tuíxans da como índice de dos de est05 cráneos 69'85 y 68'70
y otro, medido por el mismo y D. Francisco Traver, 72'22 (3). Tales
diferencias no son bastantes para influir en la clasificación de aquellos
(1) Para el estudio de las estaciones C3stellonenscs a que vamos :\ reFerirnos.
vé:l.Se J. TU I XANS; La es/aci6n tn~offlica FilolTuma. de ViIlarrcnl (GI/ra AllUario dI'
la prOllincia de Cas/tlfón). - El cuaternario y la prehistoria (1 mp. J. Botella, 1923).Es/adón prehistórica de Vivgr (Heraldo de Cas/ellón, 29 junio 1928).-lñ Vw.r. El
paleolllico capsitnse (Heraldo d~ CQst~1l611. 3 Octubre 1928).· Por /ierras dI' V(wr
(Heralda dt CasUllón. -4 Septiembre 1928).-Sepulturas t",oliticas tI' ti 8overot dI
Almazora (H,raldo de Cas/elló/!. 23 Noviembre 1928).
(2) V. Sos y 8UNAT; Una estaci6n prthislórit;a e/! Viflorreal (8r/. de la S. C.
de C., lo 111. 1922; IV, 1923 Y V, 1924, Castellón. Para los datos anlfopológlCQs,
l. IV, p. 99).
(3) F. TRAV!It: Los hall:ugos prehist6ricos de ViIlorrtal (Las PrO/lintias, 17 Sep.
uembre 1922).
-77-
[page-n-78]
48
1.
BALl.ESTER TORMO
Fon! Tallade, Desierto de las Palmas (Benicasirn). - Sepultura en
túmulo. Encontráronse dos cráneos, uno de ellos con índice de 76'50
(sub-doli).
El Sargal (Viver). - Enterramientos en abrigos; en uno de ellos
un esqueleto en cuclillas. Indice de un cráneo; 82'70 (sub-braqui) (1) .
E! Bo¡¡ero! (Almazara). - Enterramiento en silos o vasijas. Halláronse t res esqueletos. Un cráneo con índice de 77 (sub-doli).
Con las medidas de todos los cráneos, de que acabamos de ocuparnos,
pu dimos intentar un ensayo de mapa regional de distribución de {ndices
cefálicos; pero el hallarse sin incorporar al peninsular que iniciara hace
años el distinguido catedrático de Oporto Sr. Mendes Correa (2), no
s6lo los cráneos eneolíticos hallados en Levante, sino los de otras muchas
estaciones españolas, nos induce a continuar la labor que aquél comenzara, tendiendo a completarla con los datos que hemos podido recoger,
sin pretender haber agotado todos los existentes y aprovechables,
Además de los cráneos de las sepulturas levantinas, a que acabamos
de hacer rererencia, quedan incorporados al nuevo mapa, que damos
en la fi gura 7,", los de las siguientes estaciones (3):
Cueva de la Mora (jabugo, provincia de Huelva) (4).
Cueva de la Mujer (Alhama. provincia de Granada) (6).
La Alcarria (Villa nueva de C6rdoba) (5).
Navalazarza (Montara, provincia de Córdoba) (7).
Alcolea (provincia de Córdoba) (8).
(1) N. P'UMITlVO GóM!:Z: Las e/uvas dil Snrfall'n Vil.,r dI' f¡,s Aguas, (V. LAs
Prouillcias. 28 Agosto 1929),
(2) MI!Noas CORReA: Os POlIOS primitivas da Lus{tania. Porto. 1924, p, 214.
figura 22.
(3) En la rebusca de estos datos nos ha prestado enC.u ayuda O, Luis Pl!rleol,
quien ha dibujado, ademAs, el mapa que Insertamos.. Le quedamos, por todo ello,
obligados.
(4) E DU ... ROO
ol ... t: Avanc, al estl/dio dI fa _CI/eva de la Morm, en ¡abllfD,
pravincia d, Hllelva (Actas)' Memorias de la S()C. Esp, de Anlr.. Em. y Prelt" L 1,
1923. p. ¡ 19),
(5) V. J ... CQUES: Btnolofla (Apéndice a la ob. cit. de H. y L Siret. p. 4014. Cita
a
VERNI!;AU:
Li1 race de Cro.Mafn on,
StS
mifralions, ses d..sce"dants, Rev, d'Al1lhr.,
1886, p. 10).
(6) F, DE
1.... 5 B ... RRAS Df: ARAOÓN: Dos notas relerllltls a IIIS eránl'os de los
albores de la ,dad del cob". (Actas)' Menwrias dI! la Soco Esp. de Antr. Et" )1 P"h. ,
t. V. 1926, p. 29).
(7)
BARRAS DI!
AR"'OóN: Ibid.
Li1 tstaci611 prlhist6rica di Alcotea (Bol. di la
Aed. de Ciencias, Blllas utras)' Nables Artes de C6rdoba, 1924).
-78 (8)
CAR811NI!LL.-PU!:HTII·0IA:r;:
[page-n-79]
LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
49
Perales de Tajuña (provincia de Madrid) (1 l.
Castelnuevo (Molina de Arag6n, provincia de Guadalajara) (2) .
Palazuelos de Cuesta Urria (provincia de Burgos) (3).
Morolla, Ojebary La Hermita (Limpias, provincia de Santander) (4).
CUiua dil Subidor(Albalate del Arzobispo, provincia de Teruel) (5).
Canyarel (Calaceite, provincia de Teruel) (6)
CGua del Buld6 (Rojals. provincia de Tarragona) (7).
Sepulcro de Les Pi/es (Santa Coloma de Queralt, provincia de Ta·
rragona) (8).
CGua Fonda (Salam6, provincia de Tarragona) (9).
CGua josefina (Escorna!bou, provincia de Tarragona) (10).
Sepulcro de Can Valles (Sruch, provincia de Barcelona) (11).
Rócadel Moro. de Can Ceruera (Serratelg, provincia de Barcelona) (12)
Cau de les parets del Clot fondo de Coromines (Viver. provincia de
Barcelona) (13).
Masia Nova (Vilanova, provincia de Barcelona) (14).
Dolmen de ColI di /' Oreller (Espilnalbet. provincia de Barcelona) (15).
Dolmen de Col/el de les Forques (Espunyola, provincia de Barcelona) (16).
Dolmen de Codonyet (Cint. provincia de Barcelona) (17)
(1) Se tienen dudas ~obre si pertenece el cráneo hallado, al eneolltlco. PIT·
TARD: Un eranl prl'Suml quaternaire trouvl en Espagne (Rev. d, r E,ole d'Amhropc/o.
gie de Paris, VIII, 1903, Paris; p. 278).
(2) BARRAS DI!: ARAo6H: Ibid.
(3) T. PI!: ARANZA.DI: Los esqueletos I'neollticos de Pa/azue/os d, Cuesta Urda
(Butll. As. Cato dI! A., E. i P., vol. 111.2,1929, p. In).
(4) K. SALLI!:II.: Di, fOllell der juengul'n sur/luir in den Mitttlml'lr/amdtTlI
(Butll. As. Coto d'A., E. i P., 1926, p. 1).
(5) V. SARDAVIU: Historia de Albalale del Arzobispo. 1914, p. 18.
(6) T. DE AR ... NZAOI: Esludi ml/ric de/eran! temenl {d'altus res/es Ill1mons d,1
sepu/(rc dll Caloct!it. (AmI. de/ l. d·E. C" VI. 1915·20, p, 460).
(7) S. VILASI!:CA ¡J. IOLesI Es: Exploroú6 prehistórica del'alfo '011(0 drl Brl/·
,81/11.-1. La Cdva del Bu/dú. (Rcv. del CCI/trc dI' Ú'tlllra, any X, numo 192, Abril,
1929, Reus).
(6) VILASI!CA I!: tOLESlES: Ibid.
(9) J. BATISTA ROCA: Contribllúóa I'es/udi ontropo16gic de/s poblt·s prellis/óri,s
dI Cata/llnyo (BIII. As. Cato d'A., E. i P., 1, 1923).
(10) J. SI!:RR ... VlLARO: Escorna/boll pf4lhist6ric (Escomalbou, 1925, p. 53).
(11) J. COLOMIHAS: La Prehl'sloria de MOIISlrral (Monserrat. 1925. p. 156).
(12) j. SEIUI.A V I LAR6: El vas ,ampanitorme Q Cata/u/lya //es ,ows sepu/CTa/s
II/Iolltiquts (Sobona, 1923, p, 74).
t 13) J. SI!:RItA VILA.Jit6: E/l/OS cQmpanilor~ .... p. 79.
(14) J. BATISTA ROCA: lbid .. p. 104.
(15) j. SI!:RRA VluR6: Civilillad6 megalitica a Cata/llnya (Solsona. 1927, p. 126).
(16) J. SIRItA VlLARO: Clvili/zati6 mLgalftica. .. p. 142.
( 17) J. SIItIl.A YlLAltÓ: Civilí/zati6 wga/ftiCll ... , p. 223.
-79-
[page-n-80]
50
l. BALLESTER TORMÓ
(}
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o·
•
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u
•
•
•
-00-
[page-n-81]
Dolicoce falia o d6lico-con mesocefalia (punteado en los casos dudosos).
B. Mesocefalia.
C. D6lico-y braquicefalia con predominio de la primera.
D. Braquicefalia predominante o exclusiva.
E. Estaciones de las que carecemos de datos craniométricos seguros.
A.
Estaciones figuradas en el mapa:
e
1. Aralar (provs. de Navarra y Gulpúzcoa).-2. Palazuelos de Cuesta Urrla (prov. de Burgos.H. Limpias (prov. de Santander).---4. Ovle.
dO.-5. CastelnutvO (Molina de Aragón, prov. de GadalaJara).-6. Perales de TaJufla (prov. de Madrid).-7. Ciempozuelos (ld.).-8. Alqueves
(Portugal).-9. Alcobaca (Id).-IO. Cesareda (Id.l.-I I. Alcobertas (id.).-12. Serra das Mutelas (ld.).-13. Monte Junto (ld.).-14. Folha
das Barradas (ld.l.-15. Llccla (ld.).-16. Palmella (id.).-17. Rotura (Id.).-IB. Pavia (ld.).-19. Niza (ld.).-20. Algarve (ld.).-21. Cueva
d, la Mora (jabugo, prov. de Huelva).-22. La Alcarria (Villanueva, prov. de Córdoba).-23. N fIl/alazarza (Montoro, td.).-24. Alcolea
(prov. Id.).-25. Gibraltar.-26. Cueva del Tesoro (Torremollnos, prov. de Mélaga).-27. Cueva de la MU;IT (Alhama, prov. de Grana·
dal.-28. Almerla.-29. Los Blanquitares de Leoor (Totana, prov. de Murcla).-30. La A lgor/a (Orlhuela, prov. de Allcante).-31. Se.
rreta de la Villa (Mon6var, Id.).-32. La Barsella (Torremanzanas. Id.).---33. El R,bo/cat (Alcoy. Id.).-34. us L/omites (Id. id.).-35. CQva
d, la Sarsa (80calrente-Valencla).--36. Cam[ Real (Albaida. Id.).-37. CQvo di ¡es Foyetes(Tabernfs de Valldigna, idfm).-3B. Filomena(Vi.
l1arreal . prov. de Caste!l6n).-39. El Bowrol (Almazora. Idem).-40. COIla dll Sargal (Viver. Id.).-41. Fonttalladl (8enicáslm, Id.).-42. Cuwa
dd Subidor (Albalate del Arzobispo. prov. de Teruel).--43. Canya"t (CaIacelte. Id.}.-44. Cr>va jou/ina (Escornalbou, prov. de Tarragona).45. Cdva dllBuld6 (Rojals, id.).-46. LLs Pill$ (Santa Coloma de Queralt, Id.).-47. Cova Rmda (Salam6. Id.).-
prov. de Barcelona).-49. Sitges (prov. id.).-50. Can Vallis (Sruch. Id.).-51. Cau deis Ossos (Torraella de Montgrl, prov. de Gerona).52. COva dlis Eneants (Serinyá, Id.).-53._Cal Pal/ot (Pulgreig, prov. de Barcelona).-54. B"ssol dI la Mare de DIU (Correá, Id.).55. Codonylt (Clnt, Id.).-56. Col/et di ¡es Forques (Espunyola, Id.).-57. Coll d, 1'0rlll" (Espinalbet. Id.).-58. Roca del moro dI can
C'7II,ra (Serratelx. Id.).-59. Cou di I,s pare/s dli clo, tondo di Coromines (Vlver, Id.).---60. Espluga negra (CasteJltort. prov. de lérlda).
-61. El Vilar de SimosJ (Olius, Id.).--62. Cnli/les (jova!, Id.).-63. Clard (prov. Id.).--64.-L'Atalaia (Sobona. Id.).-65. Solar (Rlner.
Id.).-66. Cova d'Aigu,s villfls (Brtes, id.).--67. L'Auritor¡ (Gulssona, Id.).--68. Llord (Castellar de la Ribera. Id.).-69. Roca dlls moros d, Fi.
nestres (Madrona, Idem).-70. COIla dI Puiganserie (San Miguel de l'Aguda. Id.).-71. Senyús, (prov. Id.).-72. Pldra Cabana (El Vllar de
Cab6, Id.).-73. Cabano de' Moro (8escar.\n, Id.).-74. L' Ombrive (dep. del Ariege, Francla).-75. rrou di Viv¡¿s (Narbona, Francia).
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VI
[page-n-82]
52
1. BALLESTER TORMO
Dolmen del Bressol de la Mare de Déu (Correá, provincia de Barcelona) (1).
Dolmen de Cal Palio! (Puigreig, provincia de Barcelona) (2).
Dolmen de Ciará (provincia de Lérida) (3).
Cóua d'Aigues Vives (Bries, provincia de Lérida) (4).
Roca deis Moros de Finesfres (Madrona, provincia de Lérida) (5).
Espluga Negra (Castelltort, provincia de Lérida) (6) .
Cova de Puiganseric (San Miguel de la Aguda, provincia de Lérida) (7).
Dolmen de L' Alalaja (5olsona, provincia de Lérida) (8).
Dolmen de Colilles (J oval, provincia de Lérida) (9).
Dolmen de Solar (Riner, provincia de Lérida) (10).
Dolmen de Llord (Castellar de la Ribera, provincia de Lérida) (11).
Dolmen de El Vilar de SimosQ (Olius, provincia de Lérlda) (12).
Dolmen de Pedro. Cabana(EI Vilar de Cab6, provincia de Lérlda) (13).
Dolmen de Senyús (provincia de Lérida) (14) .
Dolmen de Cabana del Móro (Besearán, provincia de Lérida) (15).
Sepulcro del Auritori (Guissona. provincia de Lérida) (16).
Cau deis Ossos (Torroella de Montgrí. provincia de Gerona) (17).
Coua deis Encanlals (Seriñá, provincia de Gerona) (18).
Aun situadas ya en el sur de Francia. hemos considerado de interés.
por su contigUedad. incluir en el mapa las dos estaciones de L' Ombriue
(Ariege) (19) y Trou de Viuies (Natbona) (20).
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
( 10)
(1 1)
(12)
(13)
(14)
(15)
(16)
p.
j.
j.
Civilització megalflica...• p. 226.
Civilitzad6 wgalftica ... . p. 325.
j. SERRA VILA.R6: Civilitzaci6 megalltica.... p. 172.
J. SERRA VILAR6: El vas campanilorml... , p. 39.
j. SERRA VILAR6: El vas campanilormll .... p. 68.
J. SERRA V I LARÓ: El vas campani/orw... , p. 68.
j. SERRA VILAR6: eivilitzaci6 mllgalftica .... p. 46.
J. SERRA VILARÓ: eivi!itzaci6 mcgalltica... , p. 50.
J. SERRA VILARÓ: eivili/laci6 m8galflica .... p. 79.
j. SERRA VILARÓ: Civilitzaci6 m8gaUtica .... p. 95.
J. SERRA VILARÓ: Civiti/zació megalflica... , p. 116.
J. SERRA VILARÓ: Civilitzcu:ió I1IIgal/tica ... , p. 133.
J. SURA VILAR6: eivilitlaci6 mIlgafftica... , p. 382.
J. SI!RRA. VIl.ARÓ: eiVj(jtladó I1IIgalltica ... , p. 288.
1. SERRA VIt.A.R6: Civilitlaci6 m,gal/tica... p. 306.
P. BoscH GIMPI!.RA: S,pulcr, a Guissona (An. l. E. C.. vol. V. 1913· 14,
SERRA VILAR6:
SERRA VILAR6:
812).
(17)
J.
BAUTISTA. ROCA:
(18)
M.
CAZURRO:
( 19)
V Al..LOIS:
lbid.
La cueva de Str¡ñá (An. 1. E.
11, 1908. p. 68).
úsossemtntslnlolithiqu,sd, f'Ombrjve(Ar¡ep) (L·An/Mop. 1927
e..
p.277).
(20) TH. ET PH. HELENA: La cav,flle sepulcralt du rrou de VivUs á NtlJ'bonnc
(8ul/l. As. Cat. d·A., E. ¡P., 111, 1925, p. 1).
-82-
[page-n-83]
L.A COVACHA SEPUl.CRAL
oe
"CAMf REAL"
53
No se ha llevado al mapa, de modo adecuado, la estación de los Blanquizares de Lebor, por no haber conseguido obtener los datos precisos
de sus cráneos. También faltan mediciones conocidas de los cráneos
procedentes de la Cueva del Tesoro (Torremolinos, provincia de Málaga),
La Algorfa (Orihuela-Murcia) y Sitges (Barcelona), conservados respectivamente en los museos Antropológico Nacional, de los PP. Jesuitas de Orihuela y Arqueológico de Barcelona. Estas cuatro estaciones inclúyense en el mapa con indicación gráfica suficiente para
localizar la existencia de cráneos eneoJíticoS, sin determinación de
índices predominantes (1 ,.
VII
CRONOLOGIA
Las diferencias tipol6gicas y de técnica apreciab les en el material
de Cam! Real d' Atacan! (cuchillos y puntas de flecha), plantean la
cuestión de si responden a diversidades cronológicas o son motivadas
por la convivencia de culturas de distinto nivel. No creemos que tales
diferencias en el material sean lo suficientemente acusadas para atribuirle en parte a épocas muy distantes entre sí. Parece más lógico que
se enterraran en este pequeño osario restos de primeras inhumaciones
no sincrónicas, aunque sí cercanas, que se ocupara en dos periodos
tan distanciados que hiciera posible diferenciar su material. Más admisible es atribuir las diversidades notadas, a haberse introducido en una
cultura local, pobre y retardada, productos de otra sincrónica pero m~
perfecta.
El simple examen del material deja ver que las puntas de flecha de
buena labor, que son las más, excluyen esta sepultura de un eneolítico
muy inicial. En cambio, la falta de objetos de cobre, incluso de los más
rudimentarios, haciendo presumir que son aún muy estimados por su
escasez, parece obstáculo para una datación eneoHtica muy avanzada.
La evidente semejanza, que en muchos casos llega a identidad, entre
las culturas neo y eneo!íticas de Levante y las del SE" tan estudiadas
( 1) Ya e n tirada este trabajo recibimos el de T!L!SI'ORO DI! ARIIN%ADI,
Res/os humanos de las calJemas de Santimamiñe(Cortlzub'i), Arezlj (Ereño) y Lu·
mentxa (Ur¡ueitio), ett Vizcaya, (Asociación Espaflola para el progreso de las
cleneias-Congreso de Barcelona, T. VI-CienciasNaturales-p, 71, Madrid, 1929),
en el que se da cuenta de un cráneo dolicocéfalo de la cueva de Santlmamií'le,
que debe pertenecer al neolltleo o eneoliUco. No hemos podido, por ello, Incluir
este dato en el mapa adjunto.
-113-
[page-n-84]
54
l. BAI..I..ESTER TORMO
y cuya cronología ha intentado el Sr. 80sch Gimpera (1), obliga a
buscar en las estaciones almerienses los necesarios elementos de com.
paración.
En el poblado de la Gerundia se ven algunas láminas tan toscas
como las peores de Cam! Real, y las puntas de flecha semejan más ret rasadas que las más bastas de éste, excepto la 1, que es un tipo anormal.
Parece la sepultura de Albaida, aun atendiendo a su material menos
perfecto, más avanzada que la de este poblado almeriense, datado en
un primer subperíodo (A) del eneolítico inicial (2).
En Parazuelos, junto con punzones de cobre, vense cuchillos en
general mejor cortados que en Caml Real, sin que parezcan existir
piezas tan perfectas como el puñal estiloide de éste: y las puntas de flecha,
de tipos no coincidentes con los albaidenses, semejan de técnica peor
que las menos perfectas de éstas. Ello no obstante, parecen más próx.imos el enterramiento de Albaida y este poblado, atribuido también
al eneolítico inicial, pero a un tiempo más avanzado (subperíodo B).
Los cuchillos del poblado de Campos , largos, de bordes limpios y
ex.tremos cuidadosamente redondeados con retoques, son más evolucionados que los de Caml Real. En cambio, las puntas de flecha de éste
nada tienen que envidiar, en cuanto a técnica, a las de aquél, donde
predominan las de perfiles {oliáceos, estrecho y ancho, y las triangulares
pedunculadas de bordes rectillneos o en ojiva más o menos pronunciada,
no encontrándose más forma albaidense que la triangular y aun no del
todo coincidente, lo que impide el establecimiento de paralelos tipológicos. Este poblado, en el que aparecen ya punzones, cinceles, hacha
plana y brazaletes de cobre, atribúyese, asimismo, al subperíodo B del
eneolitico inicial, pero algo más cerca de los Millares o sea del pleno
eneolítico.
La comparación con los Millares, en lo que respecta al mismo material, da parecido resultado; pero la del material restante no permite
estimar la sepultura albaidense de época muy inmediata a aqueL
La conclusión a que conduce la relación del material de los poblados
y el de Caml Real, es la de atribuir éste a tiempos inmediatos a Campos,
sin que pueda llegar a los Millares.
Otro elemento puede sernos también útil para este ensayo de cronología, y es el alfiler de cabeza cillndrica con acanalados circulares. Ya
hemos visto que a partir de Albaida va apareciendo en el E. (Torremanzanas, Totana) en dirección a Almería, donde se halla en sepulturas de
(1) BOSCH GUfPERA; La arqulologia prl!"omana hispánica (Apéndice a His·
pania, de Schulten . p. 159).
(2) H. y L. SIRI!.T: ¡bid. (Alias, ItUn. 1: pafa la subslguillnte referencia a Pa·
razuelos, !(Lm3. 6 y 7; Y para la cita de Campos, láms. la y J J).
-84 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
55
diversas cIases, que su excavador Sr. Siret juzga contemporáneas de los
Millares, o sea del pleno eneolítico, encontrándose también en las cuevas
sepulcrales de Cesareda (Portugal), estimadas por el Sr. Bosch como
pertenecientes al pleno eneolltico de la cultura portuguesa, sub período
A, del que es el alfiler dicho uno de los objetos característicos. Estos
paralelos vienen a dar a la sepultura albaidense datación del pleno
eneolítico, es decir, algo posterior a la que parece deducirse de la comparación del material de aquélla y el de los poblados almerienses.
Los alfileres portugueses de este tipo semejan menos perfectos Que
los del SE. y levantinos: uno de Casa da Moura tiene, como hemos
visto, la cabeza lisa, sin acanalados; y los restantes, como el de Lapa
PUTada, los llevan en una cabeza rechoncha y corta, menos proporcionada y esbelta que los del E. peninsular. Si ello obedeciera a que son
imitación de prototipos almerienses llegados en virtud de influencias
y de relaciones mutuas ya bien comprobadas, tal vez hubiera que retrasar algo la datación de las estaciones de Levante y del SE. con
los expresados alfileres, viniendo así a acordarse la cronología deducida
a base de los últimos con la que semeja dar la comparación del material
lítico albaidense y el de los poblados, es decir, algo anterior al pleno
eneolítlco; con lo cual quedada también explicado por qué no se hallan
tales objetos en los Millares, ya que las sepulturas almerienses en que
aparecen vendrían a ser un poco anteriores y no coetáneas de aquél.
Resta por explicar el hecho de que en una estación como esta,
eneolítica ya evolucionada, no haya aparecido objeto alguno de
cobre. En otras sepulturas atribuidas también al pleno eneolítico
(Calaceite, por ejemplo) sucede otro tanto.
- 65-
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[page-n-87]
tBALLESTER - _Camí Reab.
A
B
A. la ,ltu.dOn de l. cOVJth y .. vttUmle d" CulcllvcU.
8. Villa de .. covldI., zanja '1 eamlnol.
LÁMINA 1.
[page-n-88]
LÁMINA 11.
BAllESTER - .. Cami Reab.
A
B
A. VI!t, dl 1, oqLledd
qLl~d.d ••
l.. de la unjll.
B.
C~ntfo
de la n nJa.
[page-n-89]
BALLESTER -
~ Ca111í
Real ••
LÁMINA 111.
A
8
A. P.rt. «nlr.1 de la tovach ••
B. Corte en el estr.to frontua • la misma. 1.a tierra de (olor claro de ta p.rte
de la .pertura de 1.1 unJa.
' LI~rlor
pro«de
[page-n-90]
BAllESTER - t Cami Reah.
LÁMINA IV.
A
8
A. Clmara de Levan tt, tOn el (rupo de er'ntos, a mJtd de U.tavar.
B. Dtialle de la misma.
[page-n-91]
BALLESTER • • Cami
LÁMINA V.
Real~ .
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""hu de p[Cd.r1 (3'" IprOX.)
[page-n-92]
BALLESTER -
~ Can1í Real ~.
LÁMINA VI.
A
VI
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111
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A. Hleh u de pledrl (3/4 IprOX.}.
B. VI~'.
[page-n-93]
BALLESTER • • Camí Reab.
LÁMI NA V II.
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A. C"tlllno. (Algo ntll de 1/2) B. Rupadoru " pedcrmo l (3/4).
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[page-n-94]
LÁMINA VIII.
BALLESTER - «Cami Reah.
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A. P"nlas lIe Ikchl, cutnla dt ",I/Iñ$, hmlteja. clrleol, valvl y ütlles lit mlrlll o hueso
(A"o mb dt 1/2) .
8. Alllltrn lit cabtu lcanllldl: 1, Ce$Ueda-Porlull l: 2, Fondl.. AlmHII: y 3, Torre-IUlnunas-A UClnlr. (1 , 2, all:o nleno. de 11 1/2 , S .obre 1/3).
2
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LAMINA I X
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ISSN 1989-508
1. BALLESTER TORMO
La covacha
~~pulcral d~
"Caml
~~al"
~L8~ID~
SITUACiÓN V HALLAZGO DEL YACIMIENTO
A la entrada misma del puerto de Albaida, comunicación umca,
medianamente practicable en tiempos antiguos, entre el valle de aquel
n~mbre y las comarcas alicantinas, álzase aislado, defendiendo el paso,
el cerro del Caste/Juell. La importancia estratégica que en lodo tiempo
se le reconociera, den6tala su corona de murallas medievales y cubos
de más fuerte argamasa, los cimientos de muros de piedra en seco,
probablemente ibéricos, y apreciables indicios de población más remota .
En sus inmediaciones abundan las estaciones prehistóricas, ibéricas
unas, otras al parecer eneoHticas o argárlcas. Aún hoy confluyen al pie
del cerro, a la entrada de la cañada. la carretera genera l de J átiva a
Alicante y la vecinal de Adzaneta, coincidiendo en su trazado con los
dos antiguos caminos reales, el que subía por Albaida tras recoger los
afluentes del oeste del valle y el que, atravesándolo diagonalmente,
atajaba, viniendo de J átiva, por Palomar y Adzaneta.
Al pie del Cas/elll/ell, en la rambla del río Albaida que le rodea por
levante , aflora el alumbramiento de las nuevas aguas potables de la
ciudad, viniendo a salir la zanja de conducción por junto al puente de
la mencionada carretera vecinal, y tendiéndose luego por la falda del
cerro, corto trecho, hasta entrar en las inmediatas tierras de labor. Al
ahondarse la zanja, a consecuencia de una rectificación de perfil en
el tramo comprendido entre el puente y el terreno cultivado, aparecie·
ron el 23 de Diciembre de 1928 los restos humanos reveladores de la
sepultura. A la mañana siguiente, con ocasión de pasar por la carretera
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i. éALLESTER 1'ORMÓ
inmediata, nos daba cuenta del hallazgo el capataz de las obras Bau·
tista Bernabeu. Junto a la zanja se veían unos capazos terreros cante·
nlendo cráneos humanos, fragmentos de otros y gran cantidad de di·
versos huesos revueltos. Todo ello, con algunos pequeños tiestos, era
el producto de la afanosa rebusca a que se dedicaran los obreros en la
mañana de aquel día y en la tarde del anterior. Las figuras de la lá·
mina l.- permiten formar idea de la situación de la sepultura con res·
pecto al Castelluell y a los caminos mencionados.
Reconocimos el yacimiento, que fué encontrado a 40 metros del
puente, 16 de la carretera vecinal de Adzaneta y sob re 9 de las aún
manifiestas huellas de lo que fué, y aún sigue nombrándose, Caml Real
d'Alacant, de cuyo trazado , casi siempre coincidente, se separa en tal
punto la carretera dicha. La zanja, abierta paralelamente a estas vías,
en terreno de aluvión cuaternario y orientada al NNO., alcanzaba en
tal punto profundidad de unos 275 cms. y ancho de sobre 70; y al
hender la masa de conglomerado y tobas que afloraba en la loma,
había sido cortada la covacha que cobijaba. Las paredes de la excava·
ción mostraban, uno frente a otro, los perfiles de dos oquedades, restos
de la cámara destruida. El hueco quedado a poniente, parecía una
pequeña rinconada abierta en el aluvión. La oquedad de levante
dejaba ver una bóveda irregular, de tobas y conglomerado, que se al·
zaba hacia el sur hasta una altura de sobre 170 cms., punto dondeapa·
recia todo el espacio obstruido, cerrado por una masa de tierra muy
suelta y piedras de mediano tamaño: y el fondo de esta rinconada ocu·
pábalo un gran bloque de conglomerado, con pronunciado talud hacia
la zanja y separado de la bóveda por un espacio de 25 a 40 cms. Los
perfiles que aparecen en las figuras La y 2.- Y las dos de la lámina
lI .a completan nuestra descripción.
El fon do de la zanja, sobre que se tendía el t ubo de hie rro de la
conducción, aparecía ocupado por revuelto montón de tierra , rojiza
...
~_ _ _ _.....;:
f ll. l .
'hl r D
Cim.,_P. d. la concha , Pe rfil di la OI!lIedld qll ..... al O.
• 1 cortarla l. 1IIIJ••• l. cond llccl6n di IQ .,II.l
-32-
[page-n-33]
•
3
en unos lados y grisácea en otros, unas cuantas piedras gruesas y a lgunos fragmentos de huesos.
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
::_ _ _ _ _ _: Wllre
FIt· 2. timar. P. de la tov&eh., Perfil de la oquedld "lit qudl l ' E.
a! 1fT rorlad. por la tanja de la tonduttl6n
Según referencia de Bernabeu, que nos acompañaba en el reconocimiento, nada denotaba la existencia del enterramiento antes de ahondar la zanja. Sólo en opuestos lados de ésta marcábanse los perfiles de
las oquedades descritas, al destacarse en el terreno natural de aluvión
el relleno grisáceo de tierra suelta y medianas piedras que lo constituían,
viéndose en lo alto de aquellos, anchos agujeros irregulares producidos
por asentamiento del material que las rellenaba. Fué al rebajar sobre
35 ems. el fondo de la zanja, cuando aparecieron los primeros huesos
humanos reveladores del enterramiento. Los obreros revolvieron aquélla
y socavaron los aún reUenos huecos laterales, restos de la cámara des.
truída, hasta convencerse del escaso provecho de su labor. Aseguraban
que los huesos apa rec[an principalmente en el centro de la zanja, re.
vueltos y como apilados contra la rinconada de poniente y separados
generalmente de ellos los cráneos, sobre algunos de los cua les se encon.
traban gruesas piedras tobáceas; disposición especialmente comprobada
en tres cráneos agrupados que se hallaron a la entrada de la oquedad de
levante. Inmediato a ellos apareció un vaso de fondo convexo y cuerpo
troncocónico alargado, que se deshizo al sacarle, cuyos restos se dis.
persaron en parte y que ha sido reconstruído aproximadamente apro.
vechando los tiestos que pudieron recogerse y las indicaciones del que
lo halló (Iám. VI, fig.& B, 1).
Retiramos tres cráneos casi completos (uno con mandíbula superior
y dos sin ella) y fragmentos de otros siete que se nos aseguró se rom.
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4
1. BALLESTER TORMO
pieron al extraerlos. Designamos estos cráneos con las letras A a J
para distinguirles de los por nosotros encontrados en las excavaciones,
los cuales se indican con números Tornanos, por el orden en que se descubrieran. Los cráneos A, By C. son los hallados en grupo.
Entre los restantes huesos humanos revueltos y fraccionados, de
antiguo unos y de reciente otros. hallamos la pieza de marfil Incompleta
que describiremos más adelante y que aparece en la lámina VI t 1,
fig. n A, 23.
Aparte el vaso antes aludido, los hallazgos cerámicos realizados
por los obreros, redujéronse a tiestos de muy escaso interés.
11
LAS EXCAVAC IONES
El alboroto producido al cundir en Adzaneta y Albaida la noticia
del hallazgo, agrandada con las exageraciones propias de estos casos,
el encontrarse el yacimiento junto a la transitada carretera que une
ambas poblaciones y a muy escasa distancia de las mismas (sobre kilómetro y medio), aconsejaba excavarlo sin pérdida de tiempo; pero la
ImposIbilidad de contratar braceros durante las inmediatas Pascuas
obligó a pequeño aplazamiento. El Ayuntamiento de Albaida, que efectuaba de su cuenta los expresados trabajos en la conducción, dando
plausible y poco frecuente ejemplo de auxilio a estas labores de investigación, se encargó de la custodia del yacimiento no s6lo en los aludidos
días, sino en los que posteriormente hubimos de suspender los trabajos
a causa de los temporales; complaciéndonos hacer constar aquí nuestro
agradecimiento a Corporación tan culta.
NI aun con tales precauciones logró evitarse que, durante la suspensión impuesta por las lluvias, surgiera el siempre esperado buscador
de tesoros, que, aprovechando horas desusadas, revolviera pequeña
parte del estrato. A su involuntaria colaboración debimos el hallazgo
de la primer hacha y de una de las más bellas puntas de flecha, objetos
que dej6 abandonados, junto a la cata que abriera, como cosas de poca
monta.
El cribado de la tierra revuelta por los obreros municipales di6 esquirlas de huesos, dientes y muelas humanos, diversos tiestos, una
turritela (lámina VIII, Hg.- A, 17), un pequeño caracol (lámina y fig. a
anterior, 18) varios fragmentos de otra laminilla de marfil que han
permitido reconstruirla en su mayor parte (id., 22), un pequeño rascador dlscoide de pedernal (lámina VII, 8,2) Y un fino cuchllllto de lo
mismo (A, 3).
-34 -
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t...A COVACHA SEPUL.CRAt... DE "CAMI REAL. ..
5
Con la tierra removida se extrajo alguna piedra mediana y gruesas
tobas que decían los obreros ser las halladas sobre los cráneos.
Libre la zanja de los materiales que la ocupaban, excavamos lo
que parecía estrato intacto.
A la entrada de la oquedad de poniente se encontr6, casi superficial,
un frontal roto en dos trozos (cráneo 1), junto a fragmentos de costillas
y de cañas de largos huesos indeterminables, y dos cóndilos temporales.
Algo más hacia la zanja, aparecieron otros tres cóndilos, un malar iz~
quierdo, gran parte de un parietal y de un occipital; y a 2S cms, al sur
un trozo de mandíbula inferior.
Ensanchando el fondo de tal oquedad, en un rincón que entraba
hacia el NO" se halló un occipital (V) y otros restos de bóveda craneana
peor conservados. Debajo del occipital, sin poder precisarse si entre
la tierra que contenla o sobre la que descansaba, apareciÓ la punta de
flecha, romboidal, asimétrica, de pedernal melado, número 4 de la
fig.- A, lám. a VIII. También cribando las tierras del mismo sitio se
encontró otra punta de flecha, la amigdaloide número 3 de la misma
lámina, y el cuchillito de pedernal, n.O ¡ de la VII, fig. a A. En el fondo
del propio hueco, y cerca una de otra, aparecieron las puntas de caliza
negruzca ¡ y 2 de las lámina y figura antedichas.
El límite sur de la zona removida por los obreros quedaba bien
indicado en la zanja por un escalÓn de sobre 40 centímetros, diferencia
de ni vel entre el dado a aquella y el a que llegaran los braceros en sus
rebuscas. Casi en el borde de tal escalón, y apenas cubierta de tierra,
apareció una gruesa toba, con la parte más llana hacia abajo, cuyos
bordes descansaban en piedras de mediano tamaño y su centro sobre
un cráneo (11) apoyado en la parte más alta del parietal izquierdo, ti·
geramente inclinado adelante y con la frente al SSE., yal que faltaban
los huesos faciales y las mandíbulas, de las que no se halló rastro alguno;
no encontrándose más hueso inmediato que una tibia, en posición horizontal y casi tocando el cráneo por el NO. La posición en que estaba
(lámina 11 , B), di6 lugar seguramente a que ~e rellenara de tierra rojonegruzca a consecuencia de las filtraciones. Fué encontrado este
cráneo a 315 cms. de profundidad, contada de la superficie de la loma.
Más hacia el sur, a unos 4S cms. de aquél y bajo un empedrado formado
con medianas piedras sueltas, apareció un lecho de huesos humanos
en desorden , pudiéndose precisar entre ellos fragmentos de húmeros,
costillas y un coxal.
En la tierra que rodeaba este cráneo se encontró una punta de flecha
más perfecta que las anteriores, ya con iniciación de pedúnculo, y otra
-35-
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6
1. BALI.ESTER TO R MO
parecida, aunque barbada, bajo el lecho de huesos inmediato (lámina VlIl, A, 3 Y 7).
La exploración del extremo norte de la zanja, donde terminaba
la zona revuelta, evidenció que el estrato no se extendía más allá de
la oquedad de poniente. Frente al final de ésta, y en el borde de la
zanja, se halló una cuenta globular aplanada de cal/aís (Iám. VIll,
A,16.)
En la oquedad de levante quedaba por explorar una estrecha e
irregular faja intacta, paralela a la zanja y limitada por ella, al pie del
talud del bloque de conglomerado que, como hemos dicho, ocupaba
casi lodo el fondo, y un angosto rincón que, formado po r el saliente de
[a bóveda y el mencionado bloque, se extendía en dirección norte y
pareela torcer a levante por detrás de aquel.
A la entrada de esta rinconada, donde se acumularon algunas tierras
procedentes de la exploración del mencionado talud, halláronse las
bellas puntas barbadas de flecha, de admirable labor, números 8 y 12;
Y al pie del mismo, algo más al sur, la número 6, casi romboidal y de
piedra y labor más toscas.
Al excavar el referido rincón orientado hacia el norte, en el que se
veia tierra grisácea, removida superficialmente sólo en la entrada, y
en estrato evidentemente intacto, encontramos otro cráneo (1 11 ), caido
sobre el parietal derecho, con ligera inclinación a la línea frontopariet¿;.l
y la frente orientada al NNO., y al que rodeaban algunos fragmentos
de huesos inclasificables. Aunque completo en el sitio, se deshizo al
sacarle, quedando sólo unida la bóveda y no del todo íntegra .
Quince centímetros al NE. del anterior, y a unos S sobre el nivel del
mismo, se halló otra bóveda craneana con los parietales casi completos
y parte del frontal, apoyada sobre el lado izquierdo y con la frente al
norte (IV). Junto a ella apareció una mandíbula inferior casi completa,
un fragmento de otra y otro de una superior.
Entre el sitio en que aparecieron ambos cráneos. que se encontraban
llenos de tierra rojo grisácea. y lo más profundo de la angosta rinconada,
fueron hallándose, disemim:.dos, una mandíbula inferior en dos trozos,
fragmentos de cañas de medianos huesos, de alguno grueso y de costíllas
un sacro muy descompuesto, al parecer de varón, otro fragmento d
pelvis, una falange y tres falanginas.
En diversos sitios y a distintos niveles, siempre en puntos inmediatos
a la zanja, aparecieron diversos tiestos, que denotaban hasta que punto
fueron fracturados en remotos tiempos los vasos de que procedian.
El fondo del terreno, salvo algunos sitios donde apareció arcilla roja
arrastrada probablemente por las filtraciones, estaba compuesto por
guijo mediano, muy suelto, y alguna veta de lavada arena amarillenta.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAM! REAL"
7
Agotado el yacimiento en las inmediaciones de la zanja, se dirigio
la exploración hacia levante, o sea en el frente sur de la cavidad de
dicho lado, donde taponando la boca de la covacha se acusaba, como
queda dicho, un terreno mezcla de tierra grisácea y piedras, tan suelto
que evidenciaba su formación intencional.
Pronto se dejó ver que la covacha, cortada por la conducción de
las aguas, se prolongaba sobre 4 metros en dirección al E. por encima
y más allá del bloque de conglomerado, como habla hecho sospechar
el reconocimiento de la cavidad ya explorada.
La excavación de todo el frente sur de la covacha, llevada hasta
comprobado terreno estéril, alcanzó un área aproximada de 5 metros de
ancho por otro tanto de largo, con una profundidad media de 185 cms,
Las piedras de mediano tamaño, que con la tierra suelta, como recién
removida, componía el estrato en tal punto, se mezclaban en el fondo
y al E. de la cata con gruesos bloques del conglomerado mismo que
constituía el terreno en que se abría la cavidad aprovechada para enterramiento (Iám. 111, S); y la tierra, gris en las inmediaciones de aquél.
iba tomando a mayor distancia un tono rojizo obscuro, sin llegar al
del terreno natural inmediato.
La fecundidad de esta zona del yacimiento fué extraordinaria, contra
lo que era de esperar.
A 42 cms. de profundidad apareció una valva de pectúnculo, de
mediano tamaño (lámina VIII, A, 21).
A 160, un fuerte rascador rectangular de pedernal grisáceo (IáminaVI!, S, 1).
La bella punta de flecha de sílex gris obscuro y aletas muy desarrolladas (n,O 10 de la lámina VII, A,) que nos proporcionara la involuntaria colaboración del buscador de tesoros, debió salir a unos 170 cms.,
según permitió calcular la pequeña cata que abriera,
Once cuchillos de sílex, los números 4 a 10, 12 a 14 y 17 (lámina
VII, A) fueron encontrados a profundidades variables entre 8 y 185
centímetros; juntos los 7 y 8, que por su igualdad de técnica, piedra
y curvatura, daban la impresión de proceder del mismo nódulo.
También se encontraron once hachas de piedra a profundidades
que oscilaban entre 80 y 190 eros. (láminas V y VI, A). La primera
hallada (número 1, lam.- VI, A) junto con la mencionada punta de
flecha n.O 10 y en las propias circunstancias que ésta.
La situación de estos hallazgos queda fijada en la planta de la
covacha, que aparece en la fig.a 3.11..
Es de interés observar que la mayoría de los cuchillos y la totalidad
de las hachas que diera la excavación, aparecieron fuera de la covacha;
es decir, relativamente lejos del sitio en que se hicieran los enterramientos y en donde era de suponer se depositaran estas ofrendas.
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8
1. BALLESTER TORMO
Di6 asimismo tal cata pequeños tiestos, casi siempre esparcidos, y
más superficiales en la parte levante de aquella, donde salió alguno a
menos de 10 ems. de profundidad. Eran escasos los que acusaban formas;
s6lo en el centro de la cata, frente a la cámara que llamamos de levante, aparecieron fragmentos de una como cazuela de fondo ancho y
plano, ya la entrada de aquélla varios pertenecientes a un vaso en forma
de casquete.
De igual modo, diseminados por toda el área excavada y a profundidades distintas, fueron encontrándose fragmentos de huesos humanos,
casi siempre de largas cañas de extremidades, mucho más descompuestos que los hallados en la cámara antes excavada. Trozos de un fémur
y de una tibia aparecieron muy cerca de los cuchillos 4 y 5.
La extracción de tierras, con el consiguiente rebajamiento de nivel
en el área dicha frontera a la covacha ya lo largo de ésta, descubriendo
en toda su extensión el perfil de la misma. puso de manifiesto que la
masa de conglomerado, ocupando su centro, dividfala en dos cámaras.
la de poniente, ya excavada. y otra, a que hemos ya aludido, correspon~
diente al extremo opuesto e indicada. desde que se comenzó a rebajar
el terreno, por un alzamiento semicircular de la bóveda y por la cavidad
bien visible quedada entre aquella y los materiales que la rellenaban.
También entre el bloque de conglomerado y la bóveda quedaba un
espacio, de altura variable, que en algún punto pasaba de 45 cms., y en
su entrada aparecía cerrada con los mismos materiales que constitulan
el estrato de la zona frontera. En la figura A de la lámina 111 aparece
una vista del centro de la covacha.
Es una particularidad digna de mención, que en el centro de aquélla.
o sea en lugar aproximadamente equidistante de ambas cámaras, al
nivel de la bóveda y junto a la mIsma, apareciera una gran piedra
ca1lza (95 por 60 cms. de superficie y 57 de grueso media), con la parte
superior casi del todo plana y de forma trapezoidal, sentada con perfecta
horizontalidad y descansando sobre unos bloques de conglomerado.
Tal piedra, de la caliza dura y astillosa llamada del . Rechitt en el pals,
por ser de la misma las canteras de la partida que le da nombre, se
mostraba en la cata como algo extraño al terreno y debió alIf subirse
de la inmediata barranquera, donde lIegarfa arrastrada por las fuertes
avenidas, desde un kilómetro más arriba, sitio en que asoman bancos
de la propia caliza. Su horizontalidad, aparentemente intencional. su
aspecto inconfundible con las restantes rocas existentes en el estrato,
y su colocación entre ambas cámaras, hace pensar si se puso alli hitando
el espacio de separación de aquéllas, como punto de referencia que
facilitara el acceso a las mismas.
-38-
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
9
La excavación de la cámara de levante, con su yacimiento intacto,
habia de tener, y tuvo, singular interés.
Entre el arco que dibujaba el borde de la bóveda y la tierra gris
cenicienta que la rellenaba, aparecía una cavidad, como irregular seg·
mento de círculo, producida seguramente por asentamiento del material
que la ocupaba y que alcanzaba una altura máxima de sobre 35 cms.
En la superficie se encontraron algunos tiestos, entre ellos dos bordes
de cazuela pertenecientes a piezas distintas. uno de ellos con mamelón;
y algunos huesos humanos descompuestos e inc1asifiC'\bles; más al E., y
a unos 50 ems. de la entrada, un fragmento de parietal con parte de
la sutura con el frontal; yen el centro, a 45 ems. de aquélla y unos 20 de
la bóveda. entre pudinga y tierra endurecida, una caña de tibia.
También en el relleno, compuesto de tierra gris con alguna piedra me·
nuda, se hallaron diseminados algunos tiestos y diversos trozos de
huesos humanos.
A escasa profundidad, cubriendo el espacio existente entre el centro
de la cámara y el bloque de conglomerado que la limitaba por oeste,
apareció un empedrado formado por cuatro grandes rocas tobáceas,
como las que se sacaron de la otra cámara, y tres más pequeñas, que
cubrian un grupo de cráneos, situado a J 40 cms. de la entrada de la
cámara y sobre 60 de la bóveda.
Uno de ellos (VI), el más próximo a la entrada e inmediato al bloque,
apareció sentado normalmente , con ligera inclinación a la izquierda,
orientado al NNO. y en contacto, por la frente, con la lámina de un
coxal, y por la derecha con el cráneo VII; hallándose muy inmediata.
al SO. yen posición también normal , una mandíbula inferior, falta de
algunos dientes, y al sur, algo más alejados, una caña, al parecer de
cúbito, y parte de un radio. Este cráneo, salvo el hundimiento de la
parte alta de la bóveda (parietal derecho especialmente) producido por
presión de la piedra que lo cubría, estaba completo in situ, separándose ,
al extraerle, los temporales, así como los huesos faciales y de la base
que en su mayoría se deshicieron. La reciente rotura dicha dió lugar
a que se rellenara de tierra del estrato. A este cráneo pertenecería, probablemente, la mandíbula inferior encontrada junto a él.
A levante de tal cráneo y en contacto con él por cerca de la sutura
parietooccipital derecha, apareció otro (VII) tumbado sobre el lado
derecho, con ligera inclinación hacia adelante y con el parietal izquierdo
suelto y algo roto por el peso de otra piedra. Rodeábanle por el sur al·
gunos fragmentos óseos de- imposible clasificación, al levante se encon traba el cráneo VIII, de que nos ocuparemos seguidamente, y al que
tocaba aquel por el ángulo frontal izquierdo, y apoyábase por detrás
en la misma lámina de coxal con la que, como hemos visto, estaba en
contacto el cráneo VI. Se halló sin huesos faciales, separándose los
- 39-
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10
l. BAl.l.ESTER TORMO
temporales y destruyéndose también casi todos los de la hase, al extraerle. Inmediatamente debajo de este cráneo encontróse un fragmento
de mandíbula superior, que pudiera ser del mismo.
Al NE. del anterior. yen contacto con el borde derecho del occipital,
apareci6 otro cráneo (VIII) en posición normal, ligeramente inclinado
hacia arriba y con orientación al ENE. Se encontraba a nivel algo más
bajo que los precedentes, mostraba hundida buena parte del parietal
derecho, a su alrededor se veían diversos fragmentos de huesos y un
fémur se apoyaba en el lado izquierdo del frontal, hallándose precisamente debajo un peroné y trozos de una mandlbula superior. También
conservaba en equilibrio [os huesos de la cara y de la base, y, como en
los anteriores cráneos, soltáronse todos ellos, as! como los temporales
Al NO. de l cráneo VI, en contacto por dicho lado con el coxal en
que se apoyaban aquél y el VII, y ya en el ángulo de arranque del bloque
central de conglomerado (por el batimento de sombra deja de verse
en las figuras de la lámina IV), se halló otro cráneo (IX) sentado sobre
el occipital, con pronunciada inclinación hacia arriba y orientado a
levante. Faltábanle Jos huesos faciales y también se le desprendieron,
al sacarle, los temporales y los de la base. Junto a él encontramos un
malar Izquierdo y una ralangina.
Al levantar el cráneo VI apareció debajo del mismo y algo corrido
en dirección al IX , un frontal también inclinado hacia arriba y con
orientación al sur, que probablemente pertenecería al mismo cráneo
que otros fragmentos de b6veda encontrados esparcidos en la propia
cámara (X). Con él se hallaron un par de malares y muchos restos óseos
indeterminables.
Todos los cráneos encontrábanse vacios de tierra, a excepción del
IX, que estaba lleno de una rojonegruzca, igual a la que contenían los
de la otra cámara hallados en poslci6n anormal. Sólo el VIII, sentado
casi normalmente, con pronunciada inclinación hacia arriba, mostraba
en el fondo del occipital un poco de tierra como sedimentada. Y ya queda
dicho que el VI se llenó accidentalmente de la tierra gris del estrato
al separar la g~uesa piedra que lo cubrfa y como consecuencia de la
rotura que la misma produjera.
Las vistas, de conjunto de la cámara y de detalle del grupo de cráneos, que damos en la lámina IV (A y B), ayudarán a formar Idea de la
disposici6n y situación de aquéllos.
El área ocupada por los cráneos, y aun algo más de espacio a su alrededor, aparecia sembrada de restos óseos muy fragmentados; pudiendo
determinarse. junto al coxal antes mencionado, trozos de costillas y
otros de cúbito y de radio. Entre tales restos destacábanse algunos aún
en peor estado de conservaci6n que la generalidad de los encontrados.
Al excavar el resto del estrato halláronse más fragmentos óseos de
-40 -
[page-n-41]
LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
11
clasificación diffcil. Un fémur y una vértebra se encontraron en el fondo
de la cámara; y en la angostura, detrás del bloque de conglomerado,
gran parte de una mandíbu la.
En la misma hendidura, aun llena de tierra, a 22 cms. de la bóveda
y colocado con inclinación de sobre 45 grados, se halló el cuenco de la
lámina VI (B, 2) . Otros tiestos aparecieron diseminados por toda el
área de la cámara; y en 10 más hondo de ella varios pertenecientes al
fondo casi plano de un vaso de mediano tamaño.
Entre la tierra sob re que se sentaban los cuatro cráneos agrupados,
apareció la punta de flecha de sílex gris amarillento, de perfil triangular
alargado, con los ángulos de la base cortados y pequeño pedúnculo ,
número 9 de la lámina VI Il (A); al cribar la tierra a aquellos inmediata, la número 11 , de piedra blanca, bordes paralelos y pequeña base
triangular; a la misma entrada de la cámara, inmediatas al bloque que
la limita por la izquierda y a unos 15 centímetros de profundidad,
del terreno firme de la cata, encontráronse juntas las 13 y 14, ambas
de sllex gris blanquecino, perfil foliáceo e igual tamaño; y en la angostura de detrás del bloque, superficial , algo más a levante de donde se
halla ra el cuenco, la bella punta de sfIex negro brillante y perfil también
foliáceo, número 15 de la propia lámina.
El cuchillo número 15 (lámina VII, A) triangular y de pedernal
melado, se encontró, asimismo, al cribar la tierra de debajo del grupo
de cráneos; los 16, 18 Y 19 (gruesa lámina blanca muy retocada, aque l,
fragmento grisáceo el segundo y trozo triangular de sierrecilla el último),
halláronse al cribar la tierra de la mitad derecha de la cámara, pero
inmediata a la entrada; y la bella lámina de sílex blanco, con alguna
mancha rosada, sin retoques, número 11 de la lámina de refe rencia,
apareció en el fondo de la cámara, al NE., cerca del arranque de la
bóveda.
También en el lecho de tierra y huesos de debajo de los cráneos
hallóse una va rilla aplanada de marfil, rota por ambos extremos, y
algo más profunda una pequeña pieza cilíndrica. de la misma materia,
con ranuras circulares y con taladro longitudinal; objetos ambos que
daban la impresión de haber formado uno solo (lámma VIlI , A, números 19 y 20).
La proyección y planta y las secciones que se insertan en las figuras 3.", 4," Y 5." permiten formar idea exacta de la cámara de levante
después de excavada.
-4 1 -
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12
1. BALLESTER TORMO
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Planta y proyección vertical de la
Covacha de Cam¡ Real
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LA CO VA CHA SEPULCRAL DE "CAMi RE AL"
13
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14
l. 6A1.l.ESTER TORMO
111
1.A SEPULTURA
Pusieron de manifiesto las excavaciones, como llevamos dicho, que
una extensa masa de conglomerado que afloraba en la loma y se extendía por la vertiente en dirección al barranco próximo, servía de cobija
al abrigo aprovechado para sepultura. y que se componía ésta de dos
cámaras, una a cada extremo, la del oeste destruida al henderla. de
entrada a rondo. la zanja de la conducci6n de aguas, y ambas separadas
por el tantas veces mencionado bloque de conglomerado. desprendido
o separado de la bóveda, que ocupaba el centro de la covacha. La figura
3." ayuda a formar juicio exacto de su disposición. La naturaleza del
terreno, permitiendo la filtración de agu::ts, explica el estado de descomposición de los TestO!) humanos.
Difícil es afirmar si se trata de una covacha natural o debida en
parte al trabajo del hombre. La relativa regularidad de la pequeña
oquedad quedada a occidente de la zanja al cortar ésta la cámara de
dicho lado, cavidad abierta en terreno de aluvión que permite el trabajo
humano, por una parte, y por otra las grandes masas de conglomerado
halladas sueltas en el estrato frontero al abrigo, nos inducen a creer
que debió aprovecharse una covacha natural, agrandándola donde rué
posible, ya ensanchando el espacio abierto en el aluvión más suelto, ora
extrayendo los bloques de conglomerado que, desprendidos de la bóveda
como el aún hallado en el centro de la covacha, ocuparían buena parte
del espacio de la misma. No es dificIl encontrar este caso entre las variadísimas formas de enterramientos propias de este período.
La extensión de la covacha debió ser, en la época de su aprovechamiento. la misma que tenía al excavarla. excepción hecha del sur de la
cámara del oeste, donde la cortadura efectuada al abrir la zanja acusaba
la continuación de la bóveda en tal dirección y seguramente en espacio
bastante a quedar protegido todo el terreno que vimos ocupaba el
cráneo I t Yel inmediato paquete de huesos encontrados más a mediodía.
En la planta y proyección de la cueva, que aparece en la ya citada
figura 3. a, queda indicada como probable, mediante línea de puntos,
esa sospechada extensión del abrigo.
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15
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
Gontenla la sepultura restos pertenecientes a diez y nueve individios, cuando menos, a contar por los cráneos completos y los frontales
hallados sueltos.
No se encontró ningún esqueleto relativamente íntegro, ni siquiera
restos ordenados que dieran motivo para suponer una primera inhumación, sino lechos de huesos revueltos, y aun muchos rotos, o paquetes
de ellos, sobre los que, o cerca de los cuales, descansaban los cráneos
agrupados o separados, habiéndose protegido unos y otros, especialmente los cráneos, con piedras cuidadosamente colocadas sobre ellos,
defensa que parecia faltar cuando, por acomodarles en rinconadas de
diffcil acceso, se estimaba innecesaria.
Todo esto nos hace ver que se trata, más que de una sepultura, de
un verdadero osario, tipo de enterramiento bien corriente en las culturas europeas del neolítico y eneolítico (1). A él debieron llevarse sucesivamente, separados o en grupo, los esqueletos, tras un descarnamiento
previo, rito funerario cuya existencia en dichos períodos ha ido admitiéndose como cierta (2), o bien trasladados de otras sepulturas tal vez
preferibles para una primera inhumación por estar más próximas al
poblado y por tanto bajo su inmediato cuidado y defensa, y para cuyo
mejor aprovechamiento irían extrayéndose, de cuando en cuando, los
esqueletos más antiguos. Esta última hipótesis. más verosímil, daría
base para explicar, como consecuencia de un traslado poco minucioso,
el hecho de encontrarse muchas ofrendas incompletas, hacha inclusive,
y no haberse hallado los fragmentos que faltan, no obstante el cuidadoso
cribado de tierras; explicación más lógica que estimar la pérdida de
dichos fragmentos como efecto de revolverse muchas veces la sepultura. De haberse enterrado esqueletos intencionalmente descarnados,
les hubieran acompañado, por tratarse de primeras inhumaciones, las
ofrendas íntegras, aunque aparecieran generalmente rotas y diseminadas por revolverse en diversas ocasiones la sepultura.
Cada vez que se depositaran restos debió abrirse una cata delante
de la cueva y cortar el macizado de tierra y piedras que la cerraba.
sirviéndose probablemente de la piedra del Rechit, que se halló tan bien
sentada entre ambas cámaras, para orientarse según se tratara de dirigirse a una u otra de ellas; y la colocación de nuevos esqueletos, ya
ocupadas en parte las últimas, obligarla a remover las preexistentes,
con el consiguiente trasiego de tierras que motivaría la dispersión y
mayor fraccionamiento de los huesos, incluso de algún cráneo, de los
vasos y de las demás ofrendas, que, como se ha visto, aparecían en gran
(1) SlRI!T: Questions d, cllronologi"l d'ethnographi, iólriques,
CHI!J..I!TTB: Manuel d'orcheoiogie, 1, p. 450.
(2) DecHeuTTB: /bid., p. %9.
-45-
J,
r.
136.; DI!:·
[page-n-46]
16
l. BALl..ESTER TORMO
parte desparramadas por todo el espacio de la covacha y aun en un
área de sobre cinco metros frente a la misma; dando idea del reiterado
movimiento de tierras en la sepultura el verse mezclados, con los huesos
sobre que descansaban los cráneos de la cámara de levante, otros más
descompuestos, con igual aspecto que los que encontrábamos en el
estrato frontero al enterramiento, donde hab ían estado expuestos durante tanto milenio a la acción directa y constante de las filtraciones.
Tal movimiento de tierras y la pronunciada pendiente de la loma di6
lugar a que la fuerte erosión producida por las aguas pluviales, con el
natural asentamiento del terreno removido, ocasionara una amplia
depresión enfrente de la covacha, bien explicable después de excavarla.
No encontramos justificación al hecho de que casi todos los cuchillos
grandes, y todas las hachas, se hallaran fuera de la sepultura; pues no
pudiendo por su tamaño pasar desapercibidos al extraer las tierras
para depositar nuevos esqueletos, parecía lógico que se separaran para
volverlos a su sitio antes de cerrar de nuevo aquélla; cabiéndonos aún
la duda de si las hachas estuvieron alguna vez dentro de las cámaras,
pues es bien extraño que no quedara alguna de ellas, como acontecía
con los cuchillos.
Por Jo que se ve, no trataron los enterradores de nuevos restos con
gran respeto a los ya existentes, pues sólo los cráneos, y no siempre,
merecieron el cuidado de ser colocados en sitio de difícil acceso como
a salvo de futuras remociones. En cambio, es manifiesto el cuidado
puesto en los últimos enterramientos efectuados, y tenemos por tales
los hallados intactos junto a las entradas de las cámaras, como los de
los cráneos 11, VI, VII Y VIii, y huesos que los acompañaban, los que,
como queda dicho, aparecían cubiertos con piedras cuidadosamente
dispuestas, como para indicar su existencia y protegerles de involuntarias profanaciones en Inhumaciones posteriores.
El abandono de esta sepultura no obedecería, seguramente, al agotamiento de su capacidad; pues, como se ha visto, quedó por aprovechar.
cuando menos, casi la mitad levante de la cámara de este lado.
Difícil es afirmar a qué poblado perteneció tal sepultura. En la
cima del Casfelluell, tan inmediata (véase lám. 1.", A), ocupada como
hemos visto en épocas tan diversas, existe algún indicio de población
anterior a la ibérica. Algo más lejos, en algunos contrafuertes de la
cercana umbría de CovaIta (la Rabosa, el Canlalar y La Troneta), se
perciben restos de pequeños poblados que parecen pertenecer al eneolitico o al principio del bronce, el más cercano (el Canfalar) distará sobre
dos kilómetros en línea recta. La contigUidad del Casfellvell hace presumir que fueran sus probables ocupantes eneolíticos los que aprovecharan la covacha.
-4b-
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CA MI REAl."
17
Es muy interesante observar como coinciden, en algunas parttcularldades, el enterramiento de Cami Real d' Alacanl y el también eneolitico
de Canyaref de Calaceite (Teruel), hasta el extremo de que mediante
la excavación del de Albaida se ratifican observaciones y aclaran cuestiones que planteara la exploración del segundo.
Se enterró en Canyarel al abrigo del saliente de unos escarpes. Las
excavaciones practicadas, primero por D. Juan Cabré (1) y luego por
el Insfiful d'Esfudis Cafalans (2), permitieron suponer que sobre un
solado de losetas fueron apilándose los restos humanos y las ofrendas
en desorden, teniendo sólo cuidado de depositar los cráneos unos alIado
de otros sobre el lecho de huesos, cubriéndolo todo con una capa de tierra
sobre la que se sentó otra de losetas. Como se ve, es manifiesta la coincidencia de los enterramientos de Albaida y Calaceite en el desorden de
los restos y de las ofrendas, asl como en la agrupación de Jos cráneos
y hasta en la defensa de unos y otros cubriéndoles con piedras. Esta
última disposición, que en la sepultura albaidense obedeció seguramente
a evitar profanaciones que hacia posibles la remoción de los restos para
efectua r nuevos enterramientos en el reducido espacio de sus cámaras,
en Canyarefera precisa e imponía la protección más eficaz del enlosado,
la circunstancia de tratarse de enterramiento bajo un abrigo muy abierto
y por tanto más expuesto a intencionales profanaciones.
El desorden de los restos humanos hizo suponer al Sr. Cabré que
todos los enterramientos fueron realizados de una sola vez, habiéndose
reunido alll los huesos ya descarnados en otro sitio. No se decidía el
Sr. Bosch Gimpera, que dirigió las excavaciones practicadas por el
Institul, a aceptar tal conclusión, fundándose en que si bien era cierto
que la colocación de los cráneos juntos, sobre lechos de huesos, Indicaban la remoción de su primer enterramiento, creía no haber razón para
suponer que éste fuese en otro sitio; llegando a la consecuencia de que
probablemente, a medida que se depositaban nuevos cadáveres, los
restos de los anteriores eran apilados en la forma observada; hipótesis
ésta que tampoco pudo tener comprobación, porque, no habiéndose
encontrado intacta la entrada de la sepultura, se imposibilitó el cono·
cimiento de los últimos enterramientos Las excavaciones de Cami Real
d' Alacanl han esclarecido tales dudas, comprobándose que en sepulturas de este tipo no se practicaban primeras inhumaciones, sino que
en ellas iban depositándose, individualmente o en grupos, restos esqueléticos, trasladados de otros primeros enterramientos o después de sufrir
(1) CABRÉ: Un osario humano del eneolftfco en Calaceite. (801. de la R. S. E. de
H. N., Febrero 1920, p. 90).
(2) BOSCH GIMPBRA: El sepulcre de eanyaret a ealaceit (An. del 1. d' E. e.,
[9[5-20, p. 457).
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18
l. BALLESTER TORMO
un previo intencional descarnamiento. más probable aquéllo que ésto,
por las razones ya expuestas.
También el Sr. Cabré halló en Conyare', fuera de la sepultura, ya
pocos melros de distancia de la misma, algunas ofrendas: una punta
de saeta de sílex, triangular, con alelas y espiga, tres menos retocadas
y cuatro rascadores de forma ovalada. Lo que comprueba que también
aquí, como en la sepultura albaidense, se removieron los reslos preexistentes para colocar olros, dejándose fuera de aquélla. inadvertida·
mente, parte de las ofrendas al volver a su sitio lo extraído; lo que
contradice la hipótesis del enterramiento de esqueletos efectuado de
una sola vez.
IV
OTRAS CUEVAS SEPULCRALES LEVANTINAS DEL ENEOLITICO
Ni en el Valle de Albaida ni en las comarcas circundantes habíanse
excavado completa y sistemáticamente, hasta ahora, cuevas sepulcrales eneolíticas. De las que nos son conocidas, unas han sido exploradas ligera o superficialmente; en otras se destruy6 el yacimiento
totalmente antes de poderse estudiar o fué en buena parte revuelto,
pudiendo excavarse solo lo que restaba intacto; y alguna vez practic6se
la exploraci6n con escasos cuidado y experiencia. Los datos que sobre
tales yacimientos poseemos han de ser, por todo ello, necesariamente
fragmentarios, incompletos y confusos. Creemos, esto no obstante, conveniente Incluir en este trabajo una relación, con ligera referencia al
material, de las más importantes cuevas sepulcrales del eneolítico aparecidas en territorios cercanos a la de Camí Real d' Alacanl, es decir, en
el sur de la provincia de Valencia y norte de la de Alicante: de alguna,
inédita, precisa dar noticia; otras tienen una bi bliografía de difíci l consulta; y todas gran interés para relacionarlas ent re sí y con la sepultura
albaidense, obteniéndose de este modo la impresión de conjunto de
descubrimientos de tal clase en la zona dicha.
calJa del Barranc del Castellel
Es la más próxima al enterramiento de Albaida, hallándose situada
a unos cinco kilómetros a levante de aquel, en el término de Carrlcola ,
inmediata al valle, a la entrada y en la ladera de un abrupto ba rranco de
la umbría de Benicadell. Descubriéronla hace bastantes años unos
cazadores, quienes enterados por los datos que se les pidieron, tiempo
después, de que intentábamos explorarla, apresuráronse a revolver el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
19
yacimiento en busca del tesoro oculto. No hace mucho acabaron inadvertidamente la obra de destrucción unos obreros de la repoblación
forestal, extrayendo el depósito para construir el terraplén de una senda,
sin darse cuenta de los destrozados huesos humanos sacados a luz, que
durante algún tiempo han rodado por aquélla. Recientemente hemos
excavado los restos del yacimiento, que por suerte quedara intacto en
algunas rinconadas de la cueva, y se ha cribado cuanta tierra de la senda
hasido posible sin que peligrara el muro de más de dos metros de altura
que la sustenta en la inmediación del yacimiento.
Trátase de una pequeña cueva, en forma de valva irregular, de sobre
cinco metros de fondo por un poco más de ancho. y tres aproximadamente de altura máxima. La entrada, que mira al SE., debió ser pequeña
e inmediata a la cúspide y cerróse probablemente con gruesas piedras.
Aseguran los que la descubrieron, que en la parte superior, y sobre un
a manera de poyo, hallábase un esqueleto humano en posición decúbito
supino, y que al revolver el suelo encontraron, casi superficial, un vasito
de cerámica hecho a mano, con fondo de cru;quete y paredes lisas de
perfil reentrante, o sea del tipo que evoluciona hasta el caracteristico
del grado de El Argar. Nuestra reciente excavación permitió apreciar
una capa de tierra blanca, como cal endurecida, que, con algún casquijo,
contenía partículas de carbón y alguna vez aprisionaba trozos de huesos
humanos, y que cubría un estrato fecundo, de tierra negruzca con alguna
mediana piedra, restos óseos y, frecuentemente, ofrendas; capa que a
su vez sentábase sobre un estrato de arenisca limpia, con gruesas piedras,
escasos huesos y ofrendas, probable fondo natural de la cueva, en el
que, correspondiéndose con la supuesta salida natural, observóse una
amplia mancha de tierra obscura, como de cenizas, y algún carbón.
También evidenció la excavación de las rinconadas intactas el desorden
en que se hallaban colocados los restos humanos y las ofrendas en buena
parte rotas.
Completamos la anticipada noticia de este yacimiento con una referencia somera y tal vez incompleta, por no haber sido aún debidamente examinado, del material encontrado en la cueva y en la senda.
SI/ex: núcleos y lascas; rascadores, láminas de talla bárbara. fragmentos
de cuchillos de buen material y técnica, y algunos pequeños y hasta
minúsculos bien labrados; trozos de aquellos trabajados como para
fabricar otros objetos diversos, y algunos cortados transversalmente
y retocados hasta conseguir piezas trapezoidales con un ángulo muy
agudo y la base recta o ligeramente cóncava, como los micro litas geométricos atribuidos al capsiense final (conchero de Mugem, Portugal.
por ejemplo) y otros hallados en estacioneseneoliticas catalanas. yencontrados por el Sr. Siret en algunas almerienses y que éste estima puntas
de flecha; y buen número de éstas, de silex blanco, gris amarillento,
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20
1. BALLESTER TORMO
ceniciento y melado, y de perfiles con aletas Iniciales, foliáceas estrechas.
romboidales más o menos evolucionadas y un tipo de cuerpo foliá.ceo y
base saliente en forma de pequeño triángulo equilátero; siendo las pri·
meras de labor tosca, las restantes de buen trabajo y la última de admirable labra. Conchas: de ciprea. de pectúnculo, de pecten y de cardiurno Cuentas de collar: pequeños caracoles marinos y minúsculas eipreas agujereadas, y bastantes dentáliums; gran cantidad de cuentas
discoides. generalmente blancas y alguna vez grises, y de diámetros
gradua les, que parecen hechas de piedra blanca unas y otras de concha;
otras, también discoides. pero más gruesas, de piedra verdosa, probablemente callai"s, algunas en forma de «oliva», de roca floja de color
verde más o menos obscuro y con vetas blanquecinas; una esférica,
térrea, también de color verdoso; bastantes, asimismo discoides y otras
cilíndricas, de una materia negra grisácea, de escaso peso; colgantes
elipsoidales curvados, de materia blanca y dura indeterminable, que
recuerdan mucho otros estudiados por el profesor Taramelli en Cerdeña, en estaciones del mismo período. Restos de animales:falanges, tabas,
dientes, algunos de cáprldo y de cerdo con taladro en un extremo, y
otra pieza plana y curvada, también agujereada, pareciendo haber
servido todas ellas de colgantes; fragmentos de lo1minas de hueso o marfil que semejan haber pertenecido al astil de unas piezas como los alfileres planos del enterramiento albaidense; y otra pequeña pieza consistente en delgado y corto cilindro, ligeramente apuntado por un extremo
e incompleta por el otro, amado con un acana lado en espiral, pieza que
no es sino un pendeloque parecido a otros de la Cóva de la Barsella y
de los Blanquizares de Lebor y semejante, sino igual, al supuesto tornillo
de la Cava de les llome/es; y algún fragmento de punz6n de la misma
materia. Cobre o bronce: pequeños punzones de secci6n romboidal y
trozos de laminillas. Cerámica: además del pequeño vaso antes citado,
se han hallado tiestos, también sin decoración, generalmente bruñidos
y de tonos obscuros o grisá.ceos; un interesante fragmento de borde
recto, con ancho mamel6n, amplio taladro circular y cord6n resaltado,
en direcci6n oblicua; otros con decoraci6n Incisa consistente en fajas
punteadas o combinaciones de rayas horizontales y verticales; uno
ornado con impresiones cardiales; y varios tiestos de estilo campaniforme, también decorados con zonas paralelas cuadriJIadas, pertenecientes unos a una pieza de la tan conocida forma de cáliz, y otros a
un vaso de fondo muy plano, apareciendo un fragmento adornado con
parte de un cinto de triángulos rayados. Los restos humanos que hemos
podido recoger son trozos de largas cañas, de mandíbulas. de parietales,
pequeños huesos de manos y pies, y buena cantidad de dientes y muelas.
Aparte la cuesti6n que pueda plantear la presencia de los sílex geométricos dichos, se han de apreciar en este yacimiento dos niveles, uno
-50-
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l.A COVA CHA SEPUl.CRAl. DE "CAMJ REAl."
21
superior conteniendo el esqueleto alargado que los cazadores hallaran
y otro inferior separado de aquél por la capa de tierra blanca mencionada; siendo bien probable que el último sirviera de común depósito
a primeras inhumaciones efectuadas en el superior.
Algunos tipos de flechas de este enterramiento recuerdan las de
Parazuelos; otro, el más perfecto, el de cuerpo foliáceo y base triangular, se ve entre el material de Les llame/es, en el que se encuentra también el colgante de hueso con acanalados en espiral, hallándose asimismo, como se ha dicho, piezas semejantes en La Barsella y los
Blanquizares de Lebor; lo que , unido a la cerám ica campaniforme y
cardial, y no obstante los punzones, probablemente de bronce, parece
dar a esta estación una cronología cercana a l pleno eneolitico. El
enterramiento in si/u, de la parte superior, no sería muy posterior al
resto del yacimiento, como semeja deducirse del hecho de no encontrarse
entre el material objeto alguno que contraste manifiestamente,
Cdua de les Maraue/les
Más a levante de Albaida, al otro extremo del estrecho paso denomi nado desde antiguo Cdll de Llaufó, que une el valle de aquel nombre
con la Huerta de Gandla, ábrese frente a la llanada de Cotalba, ya en
término de Gandía, la Cdua de les MaraueJles. Su yacimiento , revuelto
por entendidos y profanos, tué finalmente destruido por el propietario
de aquélla. Además de un nivel inferior paleolítico y epi paleolítico apreciado por Vilanova, Boscá y Breuil, defínense, como en otro sitio hemos
dicho (1) , dos niveles; uno con lucernas y monedas romanas y algunos
objetos ibéricos, que hacen pensar en una necrópolis de la romanizaci6n; y otro inferior, también probable enterramiento eneolitico, al que
debie ron pertenecer un pequeñito cuenco hecho a mano, bien bruñido,
algún tiesto cardíal, unos toscos cuchiUitos de pederna l y la punta
de flecha, de perfección notable, citada por Vilanova, y probablemente
una lámina de marfil, ovoidal irregular, de que nos hablara el P. Calvo,
que exploró también el yacimiento, y un vaso en forma de barrilete, de
barro obscuro, con cuello cilíndrico, cuatro pequeñas asas pareadas y
y decoración de líneas punteadas, visto por nosotros. Escaso provecho
puede sacarse de esta estación , excavada mal e incom pletamente, y
con material disperso.
(I) Un as cer6micas i/l/erl SO
l/leS 1m el Valle de Albaida, p. 12, (Tirada aparte
de CI/l/llra Valel/ciana , año 1928, núrns. 111 y IV).
-
SI -
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22
1. BALLESTER TORMO
Cdua de Les Foyeles
En la vertiente E. del barra.nco de Les Foyetes, del térm ino de Tabernes de Valldigna , descubrieron unos cazadores la cueva que recibe
el nombre de aquél y que ha sido ligeramente explorada por nuestro
ilustrado amigo D. Francisco Valiente. La boca de entrada era irregularmente circular, de sobre 90 centímetros de diámetro, continuando
en forma tubu lar y ligera pendiente hasta una pequeña cámara circu lar de bóveda baja y tres metros de diámetro, a la derecha de la cual
un estrecho conducto co municaba co n un di vertículo de metro y medio
de ancho y de menos altura. El reconocimiento efectuado permitió
encontrar, a flo r de tierra, tres cráneos. de que nos ocuparemos luego,
y algunos otros restos humanos, uno de aquéllos recubierto de concre·
ción caliza producida por la esta lactita que goteaba aún sobre él; y a
25 cms. aproximadamente de profundidad, en el estrato formado de
tierra y piedras de regular tamaño, halláronse algunos huesos huma·
nos; evidenciándose que cráneos y huesos aparecían sin orden alguno
y como removidos. El material arqueológico hasta ahora encontrado,
redúcese a un pequeño vaso semiesférico, hecho a mano, de superficie
muy regular y perfecta, y color gris obscuro, hallado sobre una piedra
en el divertículo mencionado (1).
De los datos que hoy se tienen de esta cueva sepulcral, se deduce
que también en ella se depositaban los restos humanos en desorden .
Ca/Ja de la Sarsa
De la sierra de Mariola , tan inmediata por el sur al Valle de Al·
baida, conócense dos cuevas sepulcrales exploradas, siquiera sea someramente, y pe rtenecientes a lo que estimamos una modalidad levantina
de la cultura eneolítica, la cardial, caracterizada principalmente por
la cerámica ornada con bellos y variados motivos incisos producidos
con el borde, el costillaje y el natis de valvas de cardium, generalmente,
y a lguna vez de pecten.
Es una de ellas la Ca/Ja de la SarsQ, descubierta y explorada ligeramente por el entusiasta colaborador del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación valenciana O. Fernando Ponsell. quien ha
cedido a la última los derechos que para excavar se le concedieran mediante oportuna R. O. Hállase en uno de los altos de la sierra dicha,
(1) F. VALlENTI!: A lgunes dades ¡H'1' a /',sludi d, la prelristm-ia dI Valldiglla.
LA cOva funeraria de ús Poyeles, (Taula dI l/tires IJotencianlS, núm. 19, p. 10).
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
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término de Bocairente, y se ha encontrado en ella: una bóveda craneana casi completa y otros restos humanos; algún vaso y abundantes
tiestos de cerámica cardiaJ y de ornamentación Incisa, de extraordinaria
riqueza decorativa; otros con cordones resaltados exornados a su vez
con incisiones, impresiones digitales o pequeños mamelones; cuchillos
de sílex, brazaletes de pizarra y diversos (¡tiles de hueso, tales como
punzones, espátulas, etc.
Covacha de la Caseta de Molina
Esta es la otra cueva antes aludida, situada en la vertiente NO. de
Mariola y término también de Bocairente. Ha sido superficialmente
explorada por el Inteligente investigador alcoyano D. Camilo Vicedo,
quien encontró, con una bóveda craneana incompleta y otros huesos
humanos, tiestos de vasos cardiales. de otros con decoración incisa,
lisos de tipo almeriense y alguna lasca de sílex: sacando la impresión
de que se trata de un enterramiento profanado tiempo ha (1).
Cova de Les Llomeles
Hallóse este enterramiento en las inmediaciones de Alcoy, en 1884.
Lo constituía una oquedad natural, formada por dislocación del conglomerado diluvial, de sobre 5 metros de larga por 2 y medio de ancha.
Revuelto el yacimiento, por los obreros que lo encontraron, lo exploró poco después D. Enrique Vilaplana Juliá. quien estimó existentes
dos niveles bien determinados: uno, el superior, con estrato de tierra
negruzca, de sobre 20 cms. de espesor, que contenfa seis esqueletos en
posición decúbito supino, descansando (?) los cráneos sobre sendas
ollas, encontrándose junto a aquellos ofrendas de cobre puro y batido,
de las que pudieron recogerse una punta de lanza y un útil semejante
a una espátula, el! que eran aparentes las soldaduras de los trozos de
cobre nativo y los golpes con que se forjaron; y otro nivel inferior, de
tierra arenosa, con cantos rodados y sobre 160 cms. de profundidad,
que contenía dieciocho esqueletos acurrucados (el frontal de uno de
ellos con dos taladros circulares) descansando generalmente sobre el
lado izquierdo, ya los que acompañaban cuñas, hachas y escoplos de
diorita, pequeñas hachas votivas de pizarra, una de feldespato, cuchillos
de sección triangular y trapezoidal, raspadores de sílex, una sierra de
(1) Véase, respecto a estas cuevas. con material cardial, nuestro antecltado
trabajo, y para la de la Sarsa el articulo del Sr. Ponsell en el mismo número del
ARCHIVO DI!. PR!HISTORIA en que se publica este trabajo.
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24
l. BALLESTER TORMO
lo mismo, piedras de afilar y pulir, puntas de flecha con aletas, punzones
y agujas de hueso, un percutor de la propia materia, un trozo de bastón
de mando (fl, de asta de ciervo, dos objetos de marfil, uno que se supuso
raspador y otro que se imaginó tornillo de cabeza aplanada con taladro
en el centro, una ostra y algunos tiestos de vasos toscos a mano. También
se estimó existente en este último nivel un hogar, con huesos humanos
quemados, y una comunicación con el exterior para ventilación de la
tumba.
Entresacamos la anterior referencia a la disposición del enterramiento y al material encontrado, de los apuntes que guardara D. Enrique Vilaplana y de la memoria inédIta que escribiera en co laboración
con Vilanova y Piera. documentos que conserva el hijo de aquél, don
Adolfo Vilaplana (1). En poder de éste obra parte del material salvado
de la general dispersión, del que pudimos hacer rápido examen en corta
visita a su poseedor_ Figura entre este material: un instrumento de
cobre, laminar, con tendencia a triangular, y que parece estrecharse
en forma de lengUeta a partir de la parte más ancha. según deja entrever
su borde incompleto; debiendo tratarse de la punta de lanza (más, tosco
puñal de lengUeta) que recogiera Vilaplana procedente del nivel superior; pieza semejante a la hallada en el enterramiento, también alcoyano, del Rebolcal. Un hacha de piedra gris, granulosa y basta, de perfil
triangular; una azuela bien pulida, de buena roca verdosa y perfil trapezoidal; un hacha de bella piedra bien pulimentada y perfil rectangular muy alargado; y otras dos, al parecer de fibrolita, una casi cilíndrica.
que semeja gubia, y otra más pequeña. Una sierra de sílex, bien dentada
en los dos bordes y muy pulida por el uso; otra lámina, no muy perfecta,
apuntada y tendiendo a triangular. que pudo servir de lanza o puñal
a no ser tan débil; y algún fragmento de cuchillo de mejor técnica. Una
punta de flecha, de sílex blanquecino, del interesante tipo del Barranc
del Gastellel. de cuerpo foliáceo y saliente base triangular. Algún tosco
punzón de hueso, un fragmento de estrecha lámina de lo mismo o de
marfil, que parece de astil de alfiler plano, como los de Gami Real
d' Alacanl, y un delgado y corto cilindro, de la misma materia, ligeramente apuntado por la parte inferior y aplanado por la opuesta, donde
lleva un taladro transversal, y decorado a lo largo con una ranura o
acanalado en espiral, pieza que, anunciada por Vilaplana como tornillo,
tanto intrigara a los prehistoriadores hace cerca de medio siglo, y que
no es sino un colgante, tal vez de significación fálica, como el incompleto
hallado en el Barranc de Gasfelle!, y semejante a otros encontrados en
La Barsella (Torremanzanas) y en los Blanquizares de Lebor (Totana),
(1) Se Insertan apuntes y memoria en la obra de R.
tomo 1.
-54-
V IC.I!DO,
Hisloria d8 AlcOV,
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
25
Y que relaciona cronol6gicamente todas estas estaciones. Y tres cráneos
humanos (uno, al que falta la mandíbula inferior, y dos b6vedas) de que
nos ocuparemos más adelante, sin que pueda saberse si proceden del
nivel superior o del inferior del yacimiento.
El Sr. Vilaplana pudo apreciar claramente la existencia de los mencionados niveles y con la separaci6n de su material dar algún elemento
para la diferenciación cronológica de aquéllos, que parece contuvieron
primeros enterramientos pertenecientes a grados muy pr6ximos, sino
inmediatos, del enea lítico, tal vez llegando el superior al avanzado
eneolítico. La dispersión y pérdida del material encontrado en el estrato
superior, el haberse revuelto y probablemente mezclado éste con el inferior por las rebuscas de los campesinos, subsiguientes al descubrimien to, y tal vez la falta de cribado de tierras, que hace sospechar la carencia de menudos objetos, como cuentas de collar, por ejemplo, tan
abundantes en sepulturas de esta época, sobre todo en primeras inhumaciones, han restado valiosos elementos de juicio sobre este tan
importante enterramiento.
Su disposición debió ser semejante a la del Barranc del Cas/ellel,
con la diferencia, según se ha dicho, de que en este el nivel inferior
parecía contener un osario.
El Rebolcat
También en las inmediaciones de Alcoy, sitio llamado El Rebolcat,
en el fondo de la vertiente del cerro de La Serreta, bien conocido por con·
tener en la cima restos de un poblado y de un interesante santuario
ibéricos, y cerca de la casilla de peones camineros de la carretera de
Callosa de Ensarrlá, aparecieron restos humanos al rebajarse el terreno
de una cantera mediante barrenos. Bien poco se pudo saber de la di·
posici6n de la sepultura, ni si se trataba o no de primeras inhumaciones,
sospechándose fuese una covacha hundida por los barrenos. En el suelo,
en unas grietas, halláronse restos que, por los huesos de cráneos, parecían corresponder a seis individuos. D. Camilo Visedo pudo recoger:
una bóveda craneana; parte de un vaso semiesférico hecho a mano, de
barro gris basto; una esquila de cobre y una lámina triangular de lo
mismo, de sobre 10 cms. de largo, que se estrecha por la base para form3r
ancha lengüeta, pudiendo servir de puñal; objeto parecido, aunque
más completo, al ya descrito de Les Llameles.
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26
t. BAl.LESTER TORMO
La BaTsella
Unos cuantos kilómetros al SE. de Alcoy, hállase una caverna se·
pulcral cuya excavación pudo ser de extraordinario interés para el
estudio del eneolítico en Levante. Encuéntrase como a dos tercios de
altura de un cerro cónico llamado La BarseJfa, frente al pueblo de
Torremanzanas. Descubriéronla, hace años, unos cazadores, y comenzó
a explorarla en 1928, con entusiasmo que compensaba la inexperiencia,
e imponiéndose toda clase de sacrificios, el buen párroco de dicha población D. José Belda Dominguez. Según los datos que éste nos diera
sobre el terreno y lo que dejaba entrever la caverna, en parte destruida
con motivo de la exploración. tenia aquélla una galería de entrada de
cerca de un metro de alto por poco más de ancho, en la boca, y cuatro
aproximadamente de largo, que terminaba en un hoyo, a manera de
pozo irregular, de algo más de tres metros de profundidad, en cuyo fondo
abríase una oquedad que se extendía por debajo del pasadizo de entrada.
Frente a éste, y en la parte opuesta del hoyo, veíase otra galería inexplorable por ruinosa, según se nos dijo.
Contiene la caverna, aun en exploración, un rico yacimiento de cuya
fecundidad dará idea la siguiente ligera referencia del material hasta
ahora encontrado, pudiendo hallarse más detallada descripción en la
memoria que, redactada por el Sr. Belda, está para publicarse. De
cobre: punzones de sección cuadrangular, algunos de buen tamaño; dos
piezas a modo de escoplos; algunas láminas inclasificables; otra pequeña,
triangular. aguzada por el extremo completo y que se estrecha por el
opuesto para formar lengüeta, que aparece rota, pero mostrando los
agujeros para los clavillos, recordando este objeto otros de mayor tamaño descritos al ocuparnos de las cuevas de Les Llameles y del Rebolcat; y otra laminilla, aún más pequeña, de perfil aproximadamente
romboidal, con un ángulo más aguzado, que sirvió de hoja de minúsculo
puñal, y el opuesto, algo redondeado, para enmangarlo mediante tres
clavillos, pieza esta que encuentra su igual en el poblado almeriense de
Lugarico Viejo, y otras, un poco mayores de tamaño. en el de El
Argar (1). Hachas de piedra: las hay de perfiles rectangulares y triangulares, pocas de piedras escogidas, y otras piezas de tipo azuela y gubia.
Cuchillos de silex con extremos casi siempre bien redondeados con
retoques; uno minúsculo y algunos de buenas dimensiones. Rascadores
de lo mismo, de distintas formas y tamaños. Gran número de puntas
de flecha , también de sílex de colOres diversos y de los siguientes tipos:
(1) H. Y L. SIR!!.T: Las primeras ,dades del mtral... Atlas, Um. 16. n.O 11 y
lámina 37, núms. 213 y 275.
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LA COVACH.A SEPULCRAL DE "CAMi REAL"
27
romboidales más o menos largas, como las de Barranc del Cas/elle/;
alguna corta con bordes muy curvados y aletas; foliáceas estrechas y
anchas de las llamadas hojas de laurel y algún ejemplar de las derivadas
de éstas, alargándose y aguzándose por un extremo y apuntándose
ligeramente por el otro , pieza vista en la Cueva de la Roca (Orihuela)
y en el SE.; triangulares de bordes rectos, algunas muy estiradas y con
largo pedúnculo; una de bordes paralelos, punta en ojiva y pequeña base
triangular saliente, de la que hablaremos luego, y numerosas del tipo
característico de esta estación, que denominamos cruciforme por tener
largos muñones perpendiculares, a modo de aletas, en los ángulos laterales del cuerpo romboidal. Pequeñas láminas, rectangulares, de rocas
no clasificadas, con agujero en uno o en los dos lados menores. Largas
láminas de hueso aguzadas por un extremo, que a ser más resistentes,
pudieran servir de puñales; y otras, más estrechas, posibles ástiles
de alfileres para la cabeza. Otras piezas, también de hueso o de marfil,
probables alfileres de los dichos, compuestos de dos partes, una, la
cabeza, constituída por una pieza cilíndrica, con ligera tendencia a
troncoc6nica, ornada con una serie de acanalados circulares, y otra,
el vástago, de sección rectangular o circular, aguzada por un extremo
y adelgazada por el otro para sujetarla en el taladro de la primera.
Varias clases de colgantes, de lo mismo: unos semejan minúsculas
hachas, y otros, unas veces planos y otras cilíndricos, curvados o
rectos, todos con agujero en un extremo, que cuando son cilíndricos
sue len estár decorados con ranuras circulares paralelas entre si, o
tal vez una en espiral, como los mencionados al hablar del Barranc del
Cas/ellel y de Les Llome/es, piezas que hacen pensar en una representación fálica, o bien substituyen a las ranuras amplios acanalados que
vienen a producir ornamentación de bastas perlas en serie: mereciendo
especial mención un pequeño colgante de los de la antedicha clase de
vástago cilíndrico, ranuras circulares que dan la impresión de espira l,
con taladro transversal junto a un extremo y terminando en el opuesto
con cabeza en forma de casquete esférico, objeto que a primera vista
parece un tornillo. Discos de hueso, con dos agujeros en el centro, semejantes a botones. ignorándose si son de hueso de cráneo humano.
Otras láminas de hueso recortadas en forma de caja de guitarra, el fragmento de una con la base recta terminada en cortos dientes a modo de
peine, pareciéndonos representaciones esquematizadas de la figura
humana, incluso aquélla, que no semeja peine, por las puas cortas;
siendo pieza única otra, probablemente destinada a colgante, formada
por una estrecha laminilla, con agujero en la parte superior, que se
bifurca en la base, revolviéndose hacia arriba, hasta cerca del vástago,
formando un par de anillitos planos colocados simétricamente a los
lados~ pareciendo haber llevado otro par en el centro, semejando estili-57-
•
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28
1. BALLESTER TORMO
zación de brazos y pies, objeto también hallado en los Blanquizares
de Lebor. Botones de hueso piramidales, de bases cuadrangulares con
perforación en V. Punzones de la propia materia hechos con huesos
aguzados, que en el extremo destinado a empuñadura conservan la
parte de la articulación. Extraordinario número de cuentas de collar,
cuyas principales clases son Jas siguientes: de dientes agujereados; pe~
queñas cipreas; de fOca verdosa en forma de .oliva.; gran número de
discoidales blancas, de piedra o de concha, especie bien conocida en
el eneolítico de todo el E. español; no menor cantidad de otras también
discoidales, muy pequeñas, de una materia negra indeterminada, y
otras bitroncocónicas, de mayor tamaño, que semejan de materia parecida al azabache; una, globular, de ámbar y otra de callais, lenticular
aplanada, con taladro junto al borde. También se ha encontrado alguna
valva de pectúnculo. La cerámica, grisácea, a mano y escasamente
pulida, da tipos de cuencos semiesféricos, cilindrico de base plana con
mamelones, troncoc6nico alargado también con mamelones en el borde,
esferoidal con perfil reentrante para formar el cuello y otro en que
parece iniciarse el contorno de línea quebrada.
Se han encontrado también gran número de huesos humanos y unos
treinta cráneos, de eUos siete perfectamente conservados. Según datos
que pudimos recoger en la visita hecha a la caverna junto con D. Ricardo Molt6 y D. Fernando Ponsell, y acompañados por el Sr. Belda, los
restos humanos fueron hallados en la siguiente disposición: en el pasillo
de acceso, como a un metro de la entrada, y casi superficial, encontróse
un cráneo, cerca otro, e inmediatos algunos huesos, entre ellos fragmentos de costillas; más al fondo, algunas cañas de huesos largos, y otro
cráneo algo más al interior; en lo hondo del hoyo se recogió el que por
estar superficial llamó la atención de los cazadores; hallándose en el
mismo sitio, al excavar, cuatro o cinco cráneos más. No se observó
que sobre los paquetes de huesos, ni encima de los cráneos, existieran
piedras que los indicaran o defendieran, precaución tal vez estimada
inútil dada la amplitud de la caverna. Lo que aparecía bien claro era
el no haberse hasta entonces hallado restos tan Ordenadamente dispuestos que permitieran sentar la afirmación rotunda de una primera
inhumación. Hoy ya no podemos decir tal: el Sr. Belda, que confiara
a su buena memoria todos los detalles de la excavación, parece recordar
que los esqueletos encontrábanse replegados. Lamentando que nuestros
datos contradigan la actual referencia del Sr. Belda, nos creemos en
el ineludible deber de exponer lo que antecede.
Parte del material reseñado hemos visto que relaciona este enterramiento con otras cuevas sepulcrales de Levante. La relación con estaciones del SE. es también clara. Las láminas de hueso que semejan
figuras humanas estilizadas, se ven, aunque con mayor estilización, en
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•
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
29
los Blanquizares de Ltbor (Tetana). El colgante de hueso con pares de
anilJes en el centro y en la base, también probable representación humana, encuéntrase, asimismo, en los Blanquizares, junto con los otros
cilíndricos, decorados con ranuras circulares o con acanalados, piezas
éstas que en forma tubular aparecen, según veremos, como cuentas de
collar en estaciones almerienses del avanzado eneolítico excavadas por
don Luis Siret. Las puntas de flecha predominantes en esta sepultura,
aparte la cruciforme que es típica en ella, son las triangulares de lados
rectos o curvas, con espiga y aletas más o menos desarrolladas, y las
faliáceas, que abundan en Campos y los Millares. Y el puñalito formado
por una pequeña lámina romboidal, con clavillos, de La Barse!/a, es
igual, como hemos visto, a otro ejemplar de Lugarico Viejo y muy
semejante a unos de El Argar.
Tales paralelismos parece dan a esta sepultura una cronología que
comprende desde tiempos cercanos al pleno eneolítico al período de
transici6n con la edad de bronce, si es que no alcanza al Inicial de éste.
En La Barsella, pues, tal vez se depositaron restos, o reallzáronse
primeras inhumaciones. durante largo tiempo, sin interrupci6n, o apro·
vech6se diversas veces la sepultura en el lapso dicho.
La Serreta de la Vella
Algo más al sur, casi ya en el centro de la provincia de Alicante,
en el término de Monovar, descubri6se, hace cerca de cincuenta años,
una covacha sepulcral que es poco conocida, tal vez por lo que escasea
la publicaci6n en que se insertara el trabajo del Sr. Vilanova dando
cuenta de ello (1). De los datos que en él aparecen, nada puede sacarse
en limpio tocante al modo de estar dispuestos en este enterramiento
los restos humanos; omisi6n explicable, por cuanto Vllanova hubo de
recogerlos después de destruido el yacimiento.
Constituída una sociedad, nada menos que para buscar los tesoros
que la imaginaci6n popular supon[a ocultos en unas grietas rocosas de
la Serreta de la Vella, de dicha población, y comenzados los trabajos,
descubrióse en una de ellas, abierta a la intemperie, una sepultura que
parecía contener restos de siete individuos y que destruyeron los bra·
ceros, quienes revolvieron también otras grietas que por estar cubiertas
cabra pensar si serían habitaciones. Pudieron recogerse, de manos de
aquéllos, tres cráneos sacados del enterramiento dicho, y el siguiente
material, sin poderse especificar si procedía de aquél o de las otras
(1) VILANOVA: La tstacidn prehistdrico. de Monovar (RelliSla d. Valencia, 1.0 de
Diciembre 1881, t. 11, p.66).
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30
l. BALLESTER TORMO
grietas exploradas: huesos y dientes de mamíferos, en especial de caballo
y de ciervo; gran cantidad de conchas de caracoles terrestres, restos de
valvas de pectúnculo y de pecten; brazaletes de lo último; cuchillos
de pedernal; hachas pulimentadas de diorita y de otras rocas tenaces,
y un hacha gubia de petrosllex; y algunos objetos de metal, retirados
por los obreros, y de los que pudo recogerse una punta de flecha o lanza
que por el color y el aspecto se juzgó de cobre puro. Son los únicos e
imprecisos datos que podemos obtener de este yacimiento.
A otros dos yacimientos hemos aún de referirnos, no obstante hallarse
más alejados de Cami Real d' Alacanl. A su importante material tuvimos
que aludir hace poco; y su situación, entre las cuevas sepulcrales valen·
cianas y las conocidas estaciones almerienses, les da gran interés para
quien quiera estudiar el enlace de ambas culturas en el eneolítico.
Cueva de la Roca
Se encuentra en el término de Orihuela, en la sierra inmediata a la
población, abriéndose su estrecha entrada en un escarpe casi inaccesible;
observándose que, de cuatro departamentos que la componían, uno
solo contuvo estrato arqueológico. Unos buscadores de minas revol·
vieron aquél y casi vaciaron la cueva allá por los años 1840 a 42 del pasado siglo. Según manifestaciones de alguno de ellos, hechas muchos
años después, aparecían en el yacimiento, revueltos, tiestos, huesos y
ofrendas. D. Santiago Moreno. distinguido Coronel de Ingenieros residente en Orihuela. que explorara inteligentemente las estaciones prehistóricas de su sierra, recogió entre Jos escombros del vaciado de la
cueva dicha, además de huesos humanos muy fragmentados, el siguiente
material: dos hachas de piedra pulimentada, una de roca blanca y otra
obscura, de sobre 15 cms.; algunos silex de probable pertenencia al paleolítico y otros que pudieran ser rascadores de época posterior; cuchillos
toscos, salvo algún fragmento que parece de técnica mejor; puntas de
flecha, también de sílex, generalmente melado, con secciones planoconvexas y biconvexas, formas romboidales, triangulares de bordes
rectos y pedúnculo, bitrlangulares con base saliente, pedunculadas
con aletas en curva reentrante, otras anchas con pedúnculo y bordes
en ojiva, {oliáceas y otras de igual perfil pero aguzadas por un extremo
y apuntadas por el otro; variadas cuentas de collar, de dentálium , ellpsoidales de roca talcosa de color plomizo, otras bitroncopiramidales
de piedra que semejaba esteatita, ciHndricas veteadas de blanco, dlscoidales verdosas (¿callais?) gruesas, y otras blancas, más pequeñas y
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMí REAL"
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delgadas hechas de conchas; un menudo objeto cilfndrico de una piedra
dura verdosa y veteada, con taladro a lo largo y aplanado por un lado
en igual sentido, donde lleva dos taladros más que en forma de V comunican con el longitudinal; algunas conchas de pectúnculo y cíprea; y
tiestos toscos, de barro mal escogido, y un borde decorado con dos
zonas inmediatas, separadas por paralelas, en que van, espaciados,
grupos de cuatro rayas oblicuas, y más abajo, una faja punteada (1).
Fué también explorado este yacimiento por el Sr. Vilanova, quién
halló, entre materia l semejante al reseñado, bastantes huesos huma4
nos (una mandibula con marcado prognatismo), en general de Indiví·
duos jóvenes; haciéndole pensar, el encontrarse aquellos ennegrecidos
por el fuego, en la antropofágia o en la cremación (2).
También en poder de D. Francisco López, de Orihuela, que efectuara
por entonces rebuscas en la cueva, obraba algún material de esta procedencia: elegantes puntas de flecha, hojas y sierras de pedernal y algunos tiestos (3).
La cueva de los Blanquizares de Lebor
Al sur de la provincia de Murcia, ya casi en la de Almería, descubrióse en el término de Totana, hace unos años, esta cueva sepulcral,
que ha comenzado a explorar D. Juan Cuadrado (4). Se ha encontra4
do, que sepamos, el siguiente material. Una lámina, aproximadamente
rectangular, que se estrecha por un extremo pata formar a manera de
estilete, y tres punzones de secci6n cuadrangular y diversos tamaños,
todo de cobre. Una interesante hacha de piedra, de buen tamaño, aún
sujeta al ástil o mango de madera, muy bien dispuesto para el eficaz
esfuerzo, y perfectamente conservado. Numerosas puntas de flecha,
(1) Tomamos los anteriores datos de una Mcmorla In6dlta que con el titulo
Apuntas s06" las estaciones prehistóricas de la Sierra de Orihue!a, escribiera en 1872
D. SANTIAOO MORBNO, con un cuidado y con una preparación poco frecuentes en
6poca en que los estudios de prehistoria mereclan escasa atención. El culto Inves·
tlgador regnlcola D. Nlcolis Primitivo Gómez, poseedor del manuscrito. piensa
honrar la memoria del Sr. Moreno publicando aquél, con una nota biográfica de
su autor, en ATChiuo dI Puhistoria UlIantina. Quedamos obligados una vez más a
D. Nicolás Primitivo por haber puesto a nuestra disposici6n el manuscrito dicho.
(2) VILANOVA y PIBRA: Origen, naturaleza y (IIlUgilldad d~l hombre, p. 389.
Vn.AHOVA y PIERA Y RADA Y DELGADO: C,ologla y Protohistoria /biricQ$ (Madrid,
1890), p. 461.
(3) H. y L. SIRET: Las prim~ras edades de/metal.. .. p. 308.
(4) El Sr. Cuadrado se ocupa de este yacimiento en una comunicación presen.
tada al IV Congreso Internacional de Arqueologia que acaba de celebrarse en Bar·
celona, habiendo llevado a la Sección de Arqueologia d~ la Exposlcl6n de la misma,
parte del material hallado.
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32
l . BALLESTER TORMO
de sílex, entre las que predominan los tipos foliáceos anchos, viéndose
también la de aletas desarrolladas, de perfil cóncavo, que recuerda la
de Camf Real, as! como la de contorno bitriangular con muñones la tera les, del Barranc del Cas/ellet, y la cruciforme de La Barsella, aunque
de fo rma menos acusada que en esta. Un colgante formado por una
laminilla alargada, de hueso o marfil, con taladro en un extremo, que
en el centro, y en sentido opuesto, lleva recortados unos anillos y que
se bifurca en la base, arqueándose hacia afuera y hacia arriba, sin llegar
a tocar el vástago central, formando otro par de anillos como acontece
en la pieza igual de La Barulla; y otro colgante de la misma materia.
consistente en delgado cilindro agujereado transversalmente en un extremo y ligeramente apuntado por el otro, exornado con ranuras o
acanalados circulares paralelos, o sea del mismo tipo que los de ús
Llomefes, La Barulla y el Barranc del Cas/ellel. Una pieza, también de
hueso o de marfil, cilíndrica, con ligera tendencia a troncoc6nica, decorada con serie de acanalados, cabeza de alfiler de una clase de que
hemos de ocuparnos, que aparece en Caml Real y en La Barsella. Varias
láminas de hueso, de perfil simétricamente quebrado en los bordes laterales, otras recortadas en forma de triángulos opuestos por los vértices,
que alguna vez llevan otro más pequeño sobre la base del superior,
y que parecen representaciones de figuras humanas, aún más estilizadas que los objetos semejantes de Torremanzanas. Punzones fabricados con huesos que conservan las articulaciones destinadas seguramente a empuñadura. Fragmentos de laminillas de marfil o hueso,
abrillantadas por el uso, que recuerdan trozos de ástil del tipo de
alfiler plano de Caml Real d'Alacant. Entre las cuentas de collar aparecen numerosas pequeñas cipreas agujereadas como las del Barranc
del Casfellel, otras piezas tubulares de hueso, algunas iguales, de materia
gris y otras blancas discoidales. Según parece, también en este enterramiento, c6mo en el albaldense, halláronse grupos de cráneos, lo
que supone más un osario que sepultura de primeras inhumaciones.
Es bién interesante observar cómo la disposición de los enterramientos en las cuevas sepulcrales levantinas del eneolltico, unas veces,
y otras el material de ellas conocido, va relacionándolas entre sí, y
con otras situadas más al sur, hasta enlazarlas todas con las estaciones del SE.
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LA COVACHA SEPUl.CRAl. DE " CAMí REAl."
33
v
El. MAT ERIAL
No es el encontrado en Cami Real d' Alacan! 10 numeroso que en
algunos otros enterramientos de Levante y del SE. Causa extrañeza
la falta de menudos objetos (cuentas de collar sobre todo) tan variados
y abundantes en las estaciones dichas; pareciendo justificarlo el tratarse
de un segundo enterramiento y lo difícil que habría de ser recoger las
pequeñas ofrendas. ya dispersas y mezcladas con la tierra, en el lugar de
la inhumación primera. No es menos digno de subrayarse el hecho de
la falta de objetos de metal.
Conchas
•
Entre las tierras removidas por los obreros encontramos las de
durritelIa» y caracol terrestre números 17 y lB de la lámina VII, fig. a A.
El último pudo ser arrastrado a la sepultura en una de las remociones
de tierras efectuadas al depositar nuevos restos. Por faltar a la
fturritella" parte del borde, no puede saberse si estaba agujereada y
por tanto si se empleó como cuenta de col lar.
En el estrato frontero a la covacha hall6se la valva de pectúnculo
número 21 de la misma lámina. Es frecuente, como se ha visto. el hallazgo de conchas de tal clase, así como de cardium. pecten y ciprea, en
sepulturas de esta época.
Cuenta de tcallai$l
Es la única cuenta de collar encontrada, una de calla/s, cilíndrica
irregular, con taladro tubular central y de manifiesta tosquedad (lámina VIII, A, 16).
La que conocemos de La Barsella es más perfecta, de tamaño parecido y de forma lenticular, con agujero junto al borde. Una y otra
son diferentes a las del Barranc del CastelJef, donde se dan más pequeñas,
discoidales gruesas, desiguales entre sí y no muy regulares. tipo más
corriente en Levante.
Rascadores de pedernal
Se hallaron dos: uno grande, grueso, aproximadamente rectangular
(55 por 36 milfmetros, medidas medias), con una cara casi plana y la
otra con alto lomo toscamente rebajado en dirección a los bordes, encontróse en el estrato frontero a la covacha; y el otro. pequeño, discoidal
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l. BALLESTER TORMO
irregular (24 milímetros de diámetro), rebajado por ambos lados y con
retoques en todo el borde, apareció entre la tierra removida por los
obreros municipales. Véanse en la lámina VII, flg." B.
También suelen hallarse con frecuencia en las cuevas sepulcrales
levantinas.
Hachas de piedra
•
Encontráronse once, casi todas con roturas antiguas y de mediano
tamaño, pues oscilan entre 6 y 11 centímetros de largo máximo. Véanse
en las láminas V y VI, fig.Uo A, los grabados de sus perfiles mayores.
Ninguna de estas piezas apareci6 dentro del enterramiento, sino en
el espacio frontero al mismo, a distancias y profundidades diversas.
En la planta y proyección de la covacha, que aparece en la figura
3.·, quedan fijados los Jugares de estos hallazgos .
De ellas merecen propiamente el nombre de hachas las 1, 11, IV Y
VII a XI, en las que el filo se produce por intersección de las dos superficies laterales, con curvaturas simétricas, más o menos pronunciadas.
Sus perfiles mayores son triangulares, salvo en la X I en que es trapezoidal, y elipsoidales sus secciones transversales, excepto en dos (X y XI)
que los tienen rectangulares. Son generalmente gruesas y de poco filo,
habiendo podido usarse algunas como cuñas.
Todas estas hachas, menos las VII, X y XI, son de roca basta, granulosa, con laminillas brillantes, gris en la superficie y masa plomiza
obscura. Nos parece de igual piedra un hacha de Les L/omeles, tal vez
la de mayor tamaño, y la mayoría de las de La Barsella.
Las tres de que se ha hecho excepción tienen mayor interés. La VII
es de fibrollta de tonos claros y bien pulida; la X, de acusada ondulación en los lados, es de piedra gris clara finamente moteada de negro
y poco pulimentada; y la XI, de buena piedra verde, de dureza escasa,
toscamente desbastada, con talón plano y muy bien bruñida en el espacio inmediato al filo, que aparece torcido y ondeado por los diversos
planos de afilamiento.
No obstante el distinto aspecto de las rocas con que se construyeron
estas hachas, todas ellas han sido clasificadas como ofitas (l) .
Las tres restantes piezas de la lámina VI, figura A, no pueden comprenderse en la denominación de hachas, por su filo en bisel. Las V y VI,
de buena piedra jaspeada, de color verde obscuro, bien pulimentadas,
perfil triangular y superficies laterales mayores plana una y abombada
(1) La claslficaci6n de tales piezas. asi como de las que nos ocupamos a conti·
nuaci6n, ha sido hecha por el catedrático de la Facultad de eiencias de Valencia,
D. Francisco Beltrán.
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•
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LA COVACHA SEPULCRI\.1. DE "CAM[ REAL"
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la otra, cortadas en pronunciado bisel, deben estimarse azuelas. La llI,
de roca obscura, granulosa, escasamente pulida, cuerpo tendiendo a
cilíndrico y gran abombamiento en la superficie curvada, que, al ser
cortada en bisel, produce un fUo cóncavo, pudo emplearse como gubia.
También las rocas de estas piezas han sido estimadas ofitas. La Cava
de les Llameles ha dado algún hacha de roca verdosa muy semejante a
la de las V y VI.
Pudo observarse reiteradamente, durante la excavaci6n, que las
hachas de piedra menos fina, que fueron las más numerosas según se
ha visto, conservaban el pulido solo bajo la fuerte concreción térrea que
recubría la superficie sobre que descansaban, perdiéndola en la que, por
quedar hacia arriba, estaba expuesta a la acción de las filtraciones, que
tan frecuentes e intensas debieron ser en el estrato frontero a la cueva,
donde. como se ha repetido, halJáronse todas. Tal particularidad, bien
comprobada, obliga a gran circunspección al aprovechar el mayor o
menor pulimento de las hachas como dato en que fundamentar deducciones cronológicas.
No obstante las piezas de rocas más escogidas, el lote de hachas
encontradas en la sepultura albaidense tiene aspecto de tosquedad si
se le compara con las pocas que hemos podido ver de Les Llomeles,
generalmente de mejores piedras, más bien pulidas y algunas de perfiles
rectangulares. Tampoco se ven en La Barsello piedras muy escogidas.
predominando también las piezas de contornos semejantes a los de
Albaida.
Cuchillos de sIJex
También bajo la denominación genérica de cuchillos comprendemos
los así propiamente llamados y las restantes piezas semejantes que
debieron tener destino distinto.
Son diecinueve las láminas encontradas. entre piezas completas y
fragmentos. Véanse todas ellas en la lámina VII, Hg." A.
Las hojas I a 9, II Y 13, muy curvadas, con filos vivos sin retoque
alguno más que cuando su Irregularidad [o hacía preciso, son útiles
seguramente destinados a cortar. Están fabricados de sílex de colores
melado, grisáceo y blanco, variando sus dimensiones entre 106 (n.o 11)
Y 42 (n.o 1) milímetros de largo. y 24 (n.o 9) y 8 (n.o 3) de ancho. siendo
sus secciones transversales genera lmente triangulares y trapezoidales,
y alguna vez (n.o 7) pentagonal irregular. Los 7 y 8. de curvatura igual
y la misma piedra, hallados juntos. dan la impresión de proceder del
mismo nódulo.
Es manifiesta la pobreza de este lote de cuchillos, de tamaño relativamente pequeño, piedras poco escogidas y sin retoque alguno en
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l . BALLESTER TORMO
sus extremos irregulares. como los diera el nódulo de que se desgajaran.
Parecen formar grupo aparte el fragmento I y los cuchillitos 3 y 4,
únicos de pedernal melado, cuyas hojas pequeñas y finas fueron conseguidas con mayor perfección.
Aunque con la mism:l técnica, separamos de los cuchillos las lámi·
nas 10 y 14, porque sus perfiles triangulares alargados y aguzadas
puntas les hace aptas. no obstante la escasa resistencia de sus delgadas
hojas, más para punzar que para cortar, habiendo podido emplearse
como puñales u hojas de lanza. A la la, que mide 108 milímetros de
largo por 13 en la base recta. se le aguzó la punta con retoques: y la 14,
que tiene de largo y base 77 y 11 milímetros respectivamente, lleva
también pequeños retoques cerca de su extremo despuntado.
Forman grupo bien definido las piezas 12. y 15 a 19, hojas todas
ellas demasiado gruesas y retocadas en los filos para que pudieran destinarse eficazmente a cuchillos. La 18 es un fragmento de hoja recta.
de sílex. ceniciento y sección triangular . con los bordes retocados irregularmente. La 19. trozo casi triangular de hoja de sílex. melado . sección
trapezoidal y bordes dentados, parece ser resto de una sierra. La 17 t
corta y gruesa lámina curvada de 43 milímetros de largo por II de
ancho medio y sección angular de lados curvos, con los filos retocados,
es poco o nada apta para cortar. La 16 es una hoja recta, de buen stlex
blanco y sección trapezoidal de 5 milímetros de altura, que mide 55 de
largo y 15 de ancho casi unifonne, con los bordes retocados en toda su
extensión, pareciendo, por su resistencia, una sierra de dientes desgastados. La IS es una gruesa lámina triangular alargada, al parecer despuntada, de sílex melado, con 60 milímetros de largo y 16 de ancho en
la base, y secciones transversales, trapezoidal en esta y triangular hacia
la punta; la base es recta y retocada hasta redondearle los ángulos.
continuando los retoques en los bordes hasta cerca de la punta; siendo
esta una pieza que, por su disposición y resistencia, pudo emplearse
con eficacia como puñal. Y es la 12 una gruesa y fuerte lámina de buen
sílex blanco, ligeramente curvada, con allo lomo redondeado con hábiles
retoques que llegan a todo el borde de la pieza, consiguiéndose un perfil
lanceolado. con la base apuntada en ojiva y el extremo opuesto muy
aguzado; mide 96 milímetros de largo por 17 de ancho máximo. dando
una sección transversal también en ojiva, y viene a ser un útil con
sobradas condiciones para emplearle como puñal o lanza, facilitando
el enmangamiento su base apuntada.
Como queda dicho. al reseñar las excavaciones, de todas estas láminas fueron halladas: dos (1 Y 3) en la cámara de Po, seis (2, 11, 1S t 16,
18 Y 19) en la de L., y las restantes en el estrato frontero a la sepultura
y a distancias y profundidades diferentes, En la figura 3," queda pre-66-
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I.A COVACHA SEPULCRAL PE "CAMf REAL"
yi
clsado el lugar de los hallazgos, dándose a las piezas la numeración
que llevan en el diario de excavaciones en vez de la ordinal de que
acabamos de hacer uso.
Contrasta en este material la tosquedad de los cuchillos propiamente
dichos con el lote de piezas últimamente descritas, sobre todo con la 12,
pareciendo algunas de ellas productos de una cultura cronológicamente
más avanzada que la a que pertenecen aquéllos, o de otra sincrónica
pero más perfecta, llegados a virtud de relaciones comerciales a un
pueblo retrasado o de mayor pobreza_
Los cuchillos de La Barsella acusan generalmente mayor perfección
técnica: son sus láminas más regulares, de extremos redondeados con
retoques y de rocas escogidas. De us Llameles hemos visto, además
de una sierra, una lámina triangular parecida a las 10 y 14, y algunos
fragmentos de cuchillo de mejor técnica que aquella, y desde luego que
los de Cami Real d' Alaeanl. Otro tanto sucede en el Barrane del Caslellel si se exceptúan dos láminas más toscas que las de aquél.
Los paralelos almerienses de los cuchillos albaldenses, menos perfectos, habría tal vez que buscarlos, en cuanto a técnica, en el poblado
de La Gerundia; siendo mucho más perfectos, como veremos, los de
Parazuelos y Campos.
En cambio, ni en las estaciones levantinas ni en las almerienses,
incluso las más avanzadas, encontramos pieza que se semeje al pequeño
puñal estiloide antes descrito.
Punlas de flecha
Ha dado este yacimiento, como quedó oportunamente expuesto,
las quince puntas de srlex que aparecen en la l:ímina VIII, Hg.- A.
También en la planta y proyección de la figura 3. 110 se fijan los sitios
donde fueron encontradas.
Las 1 y 2, halJadas casi juntas en el fondo del rincón izquierdo de
la cámara de P., son de floja piedra obscura con vetas negras, tal vez
caliza. Aquélla no es sino una lasca, apuntada por un extremo y con
bisel en el otro para enastarla; y la segunda, romboidal, con los ángulos
laterales redondeados, es gruesa, biconvexa, de punta y bordes poco
vivos y eficaces, debiendo haberse formado de un pequeño canto. La 4
encontrada en la misma rinconada, aunque algo más al NO. y en las
circunstancias oportunamente referidas, es asimétrica, de perfil romboidal con los lados en ligera curva reentrante, lo que, haciendo destacar
los ángulos laterales. produce la iniciación de aletas. y fué const ruida
de una lámina de silex melado, de dorso en diedro, del que resta parte
de los planos, y cuyos bordes se rebajaron con retoques. Estas piezas
dan sensación de arcaismo o de escasa habilidad técnica.
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l. 8ALLESTER TORMO
La 5, aparecida hacia el NO. de la zanja. entre la tierra removida
por los obreros, se fabricó también de una laminilla de vulgar sílex. gri.
sáceo, en diedro por el dorso y de sección triangular. a la que se di6
contorno de ojiva con escotaduras en la parte inferior para forma r una
base, más que pedúnculo, triangular. N6tase también en el dorso parte
de uno de los planos.
La 3 se halló, asimismo, en la cámara de P., entre las tierras inmediatas al cráneo 1l . Es de sílex ceniciento, gruesa, abombada, de tipo amigdaloide, con pequeño pedúnculo roto y de labor mediana, pareciendo
proceder también de un pequeño guijarro. La 7, encontrada cerca del
paquete de huesos inmediatos al cráneo dicho. es de sílex gris amarillento , biconvexa, pero más plana que la anterior, de contorno en ojiva
con gruesos dientes, uno de los cuales constituye la punta, y base angular.
La 6 apareció al pie del bloque que limita por la derecha la cámara
de P. Es de sílex blanco mate, ligeramente biconvexa, algo tosca, pareciendo fabricada de una gruesa lámina a juzgar por el resto de plano
subsistente en una de las caras; es de perfil romboidal alargado, y forma
la base un ángulo de lados reentrantes.
Las 8 y 12 encontráronse, no lejos una de otra, en el mismo lado de
la propia cámara, a la enlrada de la angostura existente más hacia el N.
La 8 es un bello ejemplar de sílex melado y blanquecino, biconvexa, de
caras simétricas, ancho cuerpo en ojiva finamente dentada , con pronunciadas escotaduras laterales y base angular. y la 12, de sílex blanco
y brillante, es plano cOnvexa, de lomo uniformemente redondeado con
hábiles retoques que dan a todo el contorno aspecto de fino dentado;
teniendo un perfil bien asimétrico, pues aparte la base en ángulo, es
curvo un borde y recto el otro, más largo éste que aquél.
La lO, hallada en el estrato de frente a la sepultura, es de sílex ceni·
ciento, biconvexa, de perfi l triangular, ligeramente reentrante, aletas
ya muy desarrolladas y pequeño pedúnculo.
La 9, aparecida debajo del grupo de cráneos de la cámara de L.. es
pequeña , de sílex melado grisáceo, contorno triangular alargado, con
los vértices de la base truncados y menudo pedúnculo .
La t 1 se encontr6 entre las tierras de alrededor de los cráneos meno
cionados y es de piedra bla.nca , plano convexa, con largo cuerf'o de
bordes paralelos en que se acusa la espilla de la lámina de que se formó.
y minúscula base triangular cuyos ángulos sobresaJen ligeramente.
y las 13. 14 Y 15 son del mismo tipo que parece caracterizar este
enterramiento, o sea de cuerpo foliáceo y base angu lar separados por
muñoncitos. como se ve en la última de aquéllas, que es el ejemplar
más comp leto, tipo que pa rece derivar más del de contorno romboidal
que del foliáceo propiamente dicho. Las 13 Y 14, halladas juntas en el
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LA COVACHA SEPUl.CRAL DE "CAMI REAL"
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lado izquierdo de la entrada de la cámara de L., son casi iguales, de
silex de color claro, plano convexas y ligeramente curvadas; y la 15,
encontrada en el fondo de aquella, en la angostura que la comunicaba
con la cámara de p" es un bello ejemplar de sílex negro brillante, caras
simétricamente abombadas y hábilmente retocadas .
Es bien poco uniforme este material: en cuanto a formas , constituye
un verdadero muestrario, pues sólo las tres últimas tienen, como hemos
visto. el mismo perfil; y en lo que atañe a técnica, aparte la 1, que no
puede tomarse en cuenta por ser una pieza anormal. es tosca la 2, tal
vez por la materia de que se fabricara, mediocres las 3 a 6, y de buena
labor las restantes, en especial las a, 10, 12 Y 15.
También estas diversidades de técnica dan lugar a la misma duda,
expuesta al ocuparnos de los cuchillos, sobre si obedecen aquellas a
diferencias cronológicas o si son consecuencia de mezclarse productos
provinientes de centros culturales desarrollados en grados distintos.
Al ocuparnos de la cronología de esta estación, volveremos sobre ello.
En la cueva sepulcral de La Barstlla donde hasta ahora predom inan, como se ha dicho, los tipos cruciforme, {oliáceos ancho y estrecho
y triangular de bordes rectos, no aparece más forma de Caml Real. aparte
alguna romboidal de contorno parecido a la 6, que otra también de
sílex blanco, de largo cuerpo de bordes paralelos y pequeña base triangular ligeramente saliente, o sea de igual perfil que la 11, aunque algo
más ancha. Las triangulares suelen llevar largo pedúnculo y ángu los
inferiores no truncados; y las foliáceas son de las prop iamente llamadas
así. por el contorno curvo en loda su extensión o sea de tipo distinto a
las mixtas de la sepultura albaidense.
NI en Les Uomeles ni en el Barranc del Caslellel se haJla tipo alguno
de los del enterramiento albaidense. Lo que se encuentra en el Barranc
es una serie de puntas cuyos contornos van desde la forma romboidal
rectilínea a una muy semejante a la 15 de Caml Real, lo que pudiera
explicar el origen de este tipo más como evolución de aquella que como
derivación de las foliáceas. La romboidal inicial evoluciona a largando
mucho el ángulo destinado a punta, hasta dar el contorno de dos triángulos, uno equilátero y otro isósceles, yuxtapuestos por las bases coincidentes, forma que alguna vez lleva sendos muñones en los ángulos
laterales; luego la base del triángulo destinado a punta es más estrecha
que la del triángulo que la sustenta, sobresaliendo éste por los lados; y
por último, el cuerpo rectilíneo toma perfil foliáceo, ocasionando un
contorno parecido a la 15.
Tampoco entre el material conocido de la cueva de la Roca se encuentran las formas de puntas de la sepultura de Albaida. El tipo triangular de aquella es muy alargado de punta y pedúnculo. como alguno
de La Barsella; y en el triangular con aletas, de perfil reentrante, se
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l. BAI..L.ESTER TORMO
Inclinan aquellas hacia el pedúnculo en vez de ser divergentes como en
la forma más parecida de Caml Real.
En las estaciones almerienses no vemos, asimismo, las formas albaidenses. En Campos, a cuyos tipos parecen semejarse en técnica las
mejores de aquellas piezas, predominan los contornos faliáceos anchos
y estrecho.s y las puntas triangulares pedunculadas, rectilíneas o más
o menos curvadas y con aletas poco o muy desarrolladas.
Objetos de marfil
Al reseñar las excavaciones se aludió a fragmentos de piezas, que,
por su aspecto externo y el de sus roturas, semejaban de marfil, y que
componían los útiles incompletos que aparecen en la lámina VIII, figura A, con los números 19.20,22 Y 23.
El objeto núm. 22 10 constituye una lámina incompleta, ligeramente
curvada, que mide 142 milímetros de largo por 17 y 9 de ancho y 3 y 2
de grueso, respectivamente en sus extremos, lámina que se ensancha
regularmente por uno de éstos hasta ser limpiamente cortada en sentido
perpendicular al eje mayor, y se estrecha gradualmente por el otro para
formar un astil plano de bordes casi paralelos, que parece tender a
estrecharse suavemente. Son manifiestas en esta pieza las huellas producidas por un instrumento, piedra de afilar probablemente, con que se
trabajó la lámina, adelgazándola y dándole la forma deseada.
El núm. 23 es un útil semejante, diferenciándose del anterior, en que
es recto, algo más grueso y en que el extremo mayor no está cortado,
sino que lo constituye el arranque de la pieza de que se obtuviera esta
lámina. Mide, incompleta, 145 mm. de largo, 16 y 9 de ancho en sus
extremidades y 6 Y3 aproximada y respectivamente de grueso en estas.
La mayor parte de las fracturas de ambas piezas eran antiguas; y
encontráronse sus fragmentos, como se ha dicho, los de la 22. entre
la tierra revuelta por los obreros en el centro de la zanja, y los de la
23 junto con los pequeños huesos humanos que aquellos retiraron.
Las dimensiones de estos objetos, su escaso peso, el adelgazamiento
hacia un extremo y el verse en estaciones similares piezas de hueso o
marfil semejantes, apuntadas y sin resistencia suficiente para empleo
distinto, permite conjeturar que también estas terminaban en punta
por el extremo incompleto y que fueron empleadas como alfileres para
el cabello,
Otras cuevas sepulcrales de Levante contuvieron objetos semejantes.
Entre las láminas aguzadas por un extremo, halladas en La Barullo.
hay algunas que se parecen a las descritas, en especial a la 23; en el
Barranc del Cas!elle! hallamos fragmentos que deben pertenecer a la
parte más ancha, unos, y otros al astil, de piezas como las albaidenses;
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L.A COVACHA SEPUL.CRAL DE "CAMI REAL"
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Yen Les Ltomeles se dan fragmentos de los últImos, ast como en los Blanquizares de Lebor.
Entre la tierra sobre que se sentaba el lecho de huesos y el grupo
de cráneos de la cámara de L., encontráronse, a menos profundidad
la primera que la segunda, las piezas 19 y 20 de la citada lámina. Es
aquélla un vástago incompleto de sección aproximadamente rectangular aplanada (7 X 3 milímetros), con fractura antigua por uno de
los extremos, y 67 milfmetros de largo. El segundo objeto es un cilindro
con ligera tendencia troncocónica, que mide 26 milímetros de largo y
10 Y 11 de diámetro en sus bases, está decorado con trece acanalados
circulares paralelos entre si, toscamente labrados, y lo atraviesa un
ancho taladro coincidente con su eje mayor, donde aparece alojado url
espigón de la propia materia, cortado al ras por la base mayor, y que
asoma roto por la más pequeña. Daban ambas piezas la impresión de
haber pertenecido a un solo objeto, debiendo adelgazarse el vástago
por un extremo para formar el espigón, que se ve encajado en el cilindro, y aguzándose por el otro a manera de punzón o alfiler: suposición
confirmada poco después al conocer el material de La Barsella.
Se conoce buen número de alfileres de este tipo, provinienles de
enterramientos enea líticos peninsulares.
En la cueva sepulcral de Casa da Moura (Cesareda - Portugal).
apareció una pieza de hueso con cabeza plana y cuadrada, otra más
semejante a la de Camf Real, con cabeza cilíndrica lisa y el fragmento
de alfiler en ella incrustado, y tres más del mismo tipo que la que
nos ocupa o sea de gruesa cabeza cilíndrica, ornada con acanalados, y
vástago independiente ajustado en ella. Se halló con ello: una lezna
de cobre, en form a de losange alargado; cerámica decorada con bandas
de líneas incisas formando diversas composiciones; hachas. azue la y
cinceles de piedra. en número de un centenar; sobre cien puntas de
flecha de sílex, de tipos variados, predominando las de base cóncava:
diversos ídolos de pizarra, con decoración geométrica; otros, casi cilíndricos, en marmol y también ornados con líneas incisas: un cayado
de pizarra decorado de igual modo por ambos lados: botones de hueso;
algunas perlas. entre ellas de callats y de a;tabache. Entre muy abundantes restos humanos, se halló un craneo con principio de trepanación (1).
La cueva sepulcral de Lapa Furada, también en Cesareda, dió un
ejemplar de alfiler, que se supone de hueso, igual que los de Casa da
Moura. con la cabeza corta y gruesa ornada con serie de acanalados
(I) E. CARTAILHAC: ÚS dges prehiSlOTiques de I'Espaglltl ~t du Portugal. Parls
1889, p. 81 y 101, {ig. 117. Nn-s ABERG, La cillilisalion ¡nlalithiqut dans la
P,ninsuf, íblriqut, Upsala 1921, p. 75 Y sigs.
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l. BALLESTER TORMO
circulares, y el vástago. al parecer. cOmo en aquella cilíndrico y pronunciadamenle curvado y constituyendo pieza aparte: y otro alfiler,
roto por el ástil. en que las ranuras de la cabeza son tan profundas,
que dan la impresión de serie de discos superpuestos. Les acompañaba
el siguiente material: tres hachas en piedra, algunas talladas groseramente; grandes astillas de sílex, punzones de hueso y fragmentos de
cerámica sin decoración (1 l.
En la lámina VIII, figura a, aparece con el número 1 un ejemplar
de estos alfileres de Cesareda.
Estima el Sr. Bosch que estos enterramientos pertenecen a la cultura
portuguesa del pleno eoeo1í1ico, subperíodo A.
También ha encontrado tales objetos D. Luis Siret en sus excavaciones del SE., en las siguientes sepulturas:
En una de cúpula, cercana a Tabernas (Los Liniales, n.O 9), junto
con dos flechas triangulares de sílex, un cuchillo de 10 mIsmo y varias
vasijas, una de ellas de yeso.
En una sepultura cuadrangular de losas, cerca de ronelas (n.o 13).
que dió también fragmentos de vasija de yeso, y una de esas láminas
trapezoidales. de sílex, con uno de los ángulos aguzado y la base opuesta
generalmente cóncava, que encontramos también nosotros en el Barran,
del Gas/elle/, y que el Sr. Siret estima puntas de flecha.
En una sepultura dolménica inmediata a ronelas (n.o 12), con tres
laminas o flechas de las antedichas, un cuchillo y trozos de vasija de
yeso. Es este alfiler de marfil. con la cabeza larga y pronunciadamente
troncocónica y vástago recto , de sección circular; midiendo en total
sobre 24 centímetros (2). También se incluye en las mencionadas lámina y figura con el número 2.
En otra sepultura dolménica, también de las cercanías de ronelas
(Llano de la Teja, n.O 1), junto con dos láminas de las antecitadas y
tres flechas triangulares de sílex.
y asimismo en otra sepultura dolménica e inmediata a r onelas
(Llano de la Teja, n.o 19), en que se encontraron tres láminas del repetido tipo. tres puntas de flecha triangu lares, dos de base cóncava, una
con pedúnculo y aletas, todo de sílex, y a lgunos tiestos.
No aparece en los Millares el alfiler de que nos ocupamos, no obstante
juzgarse su necrópolis contemporánea de las sepulturas citadas.
Debemos los anteriores datos a la gentileza del ilustre investigador
del SE., Sr. Sirel. Conste aquí nuestro agradecimiento.
Algo al Norte de Almería, en la cueva de los Blanquizares de Lebor,
(1) CARTA ILHAC; ¡bid., p. 103, Hg. 1I8.-ABI!I!.Q, /bid., p. 80, (¡p. 102 Y 103.
-BOSCH GlloIPI!RA; La arqutologla prcrronrana hispánica,lam. 111,54, Y p. 153.
(2)
L. SIRU: L' Espagnt prlhistorjque. rlg. 232.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
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de que nos hemos ocupado ya, se ha encontrado una cabeza acanalada
de alfiler de esta clase, Ignoramos si de hueso o de marfil. Es ligeramente
troncocónica, el taladro longitudinal no parece atravesarla totalmente,
viéndose en él alojado, como en el ejemplar albaidense, parte del espigón
del vástago, que sobresale de la cara inferior.
De la caverna de La BarselJa conocemos dos alfileres más de este
tipo, uno completo (véase el n,O 3 de las repetidas lámina y figura)
y otro al que falta parte del vástago, así como dos cabezas sueltas. Es
el vástago de aquél de sección triangular en su tercio inferior, aguzándose para formar la punta; siendo igual que en Caml Real el sistema
de sujeción de ambas piezas.
Es curioso observar el gusto del hombre eneolitico por [a ornamentación de ranuras o acanalados. La misma decoración con acanalados
circulares, en serie paralela, que se ve en los alfileres dichos, substiluída
otras veces por uno en apretado espiral, que produce el propio efecto
visual, se encuentra en los pequeños colgantes de hueso o marfil, rectos
o curvos, ligeramente apuntados por un extremo y con un taladro
transversal en el otro, que hemos indicado en el Barranc del Casfel/el,
en ús L/ameles, en La Barsella y en los Blanquizares de Lebor. También
el Sr. Siret halla tubos parecidos a los colgantes dIchos y a las cabezas
de los repetidos alfileres, usados como cuentas de collar en las estaciones
coetáneas almerienses, generalizándose más su uso en la edad del
bronce (1).
Cerámica
Sólo se han hallado las dos vasijas a que hicimos referencia y que
aparecen en la lámina VI, figura 8.
La de fondo convexo y cuerpo troncocónico enconlrada por los
obreros en la cámara de L., junto a tres cráneos agrupados, se deshizo
al extraerla, destruyéndose y perdiéndose en parte, habiéndola podido
reconstruir aproximadamente, aprovechando los fragmentos recogidos,
con arreglo a las Indlcacíones del que la encontró.
El cuenco, con mamelón inmediato al borde, ya quedó dicho cómo
yen qué sitio se ha1l6, al excavar la cámara de L.
Ambas piezas son de barro basto, ceniciento, con alguna partícula
brillante, y apenas si conse rvan huellas de haber sido pulimentadas.
De los restantes tiestos encontrados sólo algunos acusan formas
apreciables: bordes de cuencos, uno mamelonado; borde y pared de
(1) L. SIR~T: Qu,stions d, (Monologi,,1 d',thnogrophit iblriquts, 13m. VI I.
núm. la, y VIII, núm. 26.
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t. BALLESTER TORMO
vasija de perfil quebrado; y parles de olras piezas parecidas a cazuelas
de fondo aplanado. En la figura 6. a damos sus perfiles.
f'I¡ . l. T•• I. dr lormll .clIJ.du por 1 Ir'lmen!M crrlmlcol.
01
MIW de
fU
lamallo
La Irregularidad del grueso de [as paredes. las tierras nada escogidas
y la defectuosa cocción, dan a estos tiestos el mismo aspecto de los·
quedad que a los vasos.
Enlre los vasos de La Barullo hemos visto que se encuentra, también, el de fondo convexo y cuerpo troncocónico, pero más abombado
y alargado que el de Camf Real, y con unos cuantos mamelones junto
al borde.
VI
LOS RESTOS HUMANOS
Los restos humanos hallados en este enterramiento están aún por
estudiar por persona especializada. Su examen su per fi cial acusa la
existencia de restos esque léticos pertenecientes a personas de ambos
sexos y a algún individuo no adulto.
La situación y estado de huesos y cráneos quedó precisada al reseñar
las excavaciones, y sería inútil repetirlo aquí (véase en cuanto a la
situación de los cráneos hallados por nosotros la figura 3.-). Ya se
dijo que las humedades propias de un terreno de aluvión les habian
afectado mucho.
Diez fueron los cráneos hallados por los obreros, destruyéndose
todos al extraerlos, salvo los tres encontrados agru pados en la cámara
de P.; los huesos sueltos o rotos corresponden a siete cráneos más. Son
los indicados con las letras A a J, para distinguirlos de los que nos dieran
las excavaciones, que fueron señalándose con números romanos por el
orden de su descubrimiento.
- 74 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAN! REAL"
45
Siete son los cráneos relativamenle completos por nosolros hallados
(11. 111, IV Y VI a IX), además de algunos huesos sueltos pertenecientes, al parecer, a dos cráneos más (los 1 y Xl, teniendo dudas sobre
si corresponden a otro o a alguno de los últimos, un occipital y algunos
restos de bóveda, encontrado todo junto, ya los que al excavar se le
di6 el número V. También estos cráneos, con los huesos en equilibrio
en el yacimiento, se deshacían generalmente al extraerlos, soltándose
especialmente los huesos de la cara y de la base.
Por lo expuesto puede calcularse que los restos humanos depositados en Cami Real pertenecían, cuando menos, a 19 individuos.
Ningún cráneo fué encontrado con las dos mandíbulas, y uno solo
(Al llevaba unida la superior. Algunas de ellas y fragmentos de otras
solían rodear, junto con otros huesos, los cráneos.
Es el A el único que conserva todos los huesos de la base, y los B
y e la mayor parte de ellos.
Ot ro de estos, el VII , muestra por encima de la protuberancia frontal
derecha la extensa huella, bien manifiesta. de una gran fractura en
vida, soldada luego, pero dejando marcada depresi6n callosa y el correspondiente abombamiento en la cara interna.
En la lámina IX." reproducimos las principales normas de los nueve
cráneos más completos, dando con ello idea del actual estado de los
mismos y evitándonos enojosas descripciones. De alguno de estos cráneos
se conservan, separados, los huesos de la cara y de la base; y los no
reproducidos podrán probablemente completarse con gran cantidad de
huesos sueltos o rotos que se guardan.
Damos a continuación los índices cefálicos (Broca) de ocho de los
craneos reproducidos en la lámina dicha. La falta de buena parte del
parietal izquierdo del 111 , impide obtener su rndice. El faltarle también
al 11 pequeña porci6n de un parietal, y existir ulla menuda rolura en
la glabela del VI I, hace posible algún ligero error en sus índices.
Cráneo
,
•
•
•
,
•
•
•
A. Indice
B.
C.
11.
Vl.
VIl.
Vlll.
IX.
•
•
73·33 ........
72·'8 ........
78'66. .......
•
70'49 (1) ....
75'27 ........
71'87 (1) ......
80'55 ........
•
75'13 ........
•
•
•
-75 -
DolI.
Do lí.
Mesati
Ooli.
Sub-doll.
Ooli.
Sub-braqui
Sub-doli.
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46
t. BALLESTER TORMO
Se conocen en el antiguo ReIno de Valencia otros cráneos eneolíticos
cuyo estado permite su estudio. unos hallados en algunas de las cuevas
de que nos ocupamos antes, y otros en enterramIentos de la provincia
de Caslell6n. Damos a continuación noticia de los que·nos son conocidos, sin que pretendamos haber hecho una relación completa de los
existentes.
Cava de les Foyeles. - Halláronse, como se ha dicho. tres cráneos,
uno de ellos recubierto de concreción caliza producida por una estalactita que aún goleaba sobre él. Han sido estudIados tales cráneos
por los Sres. Barras de Arag6n y Sánchez, quienes. no obstante haberse
encontrado todos en el mismo nivel, s6lo se deciden a estimar uno
perteneciente a l neolítico o a época algo posterior, a juzgar por sus
caracteres morfológicos. No conocemos su índice, pero se le clasifica
entre los subdoticocéfalos de Broca y cerca de los mesocéfalos de Frank·
fort. Según dichos señores, presenta la cara prognatismo poco acentuado,
clasificándose en el grupo de los ortognatos; el contorno superior acu ~, a
una sensible platicefatia: las dimensiones de la cara, bien proporcio·
nadas con el cráneo, muestran las características del tipo étnico de la
Europa meridional. Tiene este cráneo una capacidad de 1.621 '3 C.C. (1).
Coua de la Sarsa.-No puede determinarse el índice de la bóveda
craneana encontrada en esta estación. por faltarle parte de un parietal;
pero se aprecia su dolicocefalia.
Coua de les LJomefes. - Halláronse. como se ha dicho, seis esqueletos
tendidos en el nivel superior y otros dieciocho, acurrucados, en el inft::rior; el frontal de uno de éstos, con dos taladros circulares. Han desaparecido casi todos los cráneos retirados de este enterramiento. Quedan
tres en poder de D. Adolfo Vilaplana. de Alcoy; uno, al que falta sólo
la mandíbula inferior, y dos bóvedas más algo incompletas. He aquí
sus índices:
Cráneo
1. Indice 75'70 ....... . Sub-dol!o
~
68'93 ....... . DoH.
11.
"
~
71'75 ...... .. Doli.
111.
•
El Rebolcaf. - De los restos humanos hallados en este enterramiento
y que parecían pertenecer, como se ha dicho, a seis individuos, pudo
salvar D. Camilo Visedo, de Alcoy, una bóveda craneana que da un
índice de 74'10 (dolí) .
Serreta de la Vella. - Se pudieron recoger, de manos de los obreros
empleados en la búsqueda del tesoro, tres cráneos completos, todos
pequeños, de huesos delgados, braquicéfalos y de cara ortognata (2).
(1)
F.
VALIENTE;
lbid.
.La estaci6n pTlhist6rica de Monwan (Revista dI Valencia, 1.0 Diciembre 1881. t. 11, p.66).
(2)
VILAHOVA y PI eRA:
-76 -
[page-n-77]
LA COVACHA SEPULClU.L DE "CA MI REAL"
47
Cova de la BarSl!lIa. - Encontráronse, según oportunamente dijimos, unos treinta cráneos; bastantes en muy buen t!stado de conse rvación. Pudimos tomar el índice de siete de eIJos:
Cráneo
•
•
•
•
•
•
1.
11.
11 1.
IV.
V.
VI
VII.
Indice 76'00 ........
•
•
•
•
•
•
Sub-doli.
Mesati.
Sub-braqui
Sub-doli.
73'10 ........ Doli.
75'65 .. . ..... Sub-doli.
75'00 ........ Doli.
79'09 ........
82'35 ........
77'32 ........
Respecto a la provincia de Castel16n, poseemos los siguientes datos
que hemos podido comp letar gracias a la atención, que sinceramente
agradecemos, del Dr. D. Joaquín T uixans. de ViIlarreal, distinguido
Investigador levantino (J).
Filomel/a (Villarreal). - Bien conocida es esta estación. en la que
aparece, entre interesante material, el vaso campaniforme. Bajo un
túmulo halláronse veintiún enterramientos en silos de tipos diversos
que contenían, según parece, restos humanos pertenecientes a más de
treinta individuos. El Sr. Sos y Baynat ha podido estudiar tales restos,
deduciendo, de los fémurs hallados, las siguientes probables tallas:
hombre, 1'677 metros; mujer, 1'556; joven, 1'528: y obteniendo de cuatro
de los seís cráneos encontrados los siguientes índices (2):
Cráneo
•
•
•
1.
11.
111.
IV.
¡ndice 72'44 ........
•
•
•
69'31 ........
66'28 ........
64'02 ........
Doli.
•
•
•
El Dr. Tuíxans da como índice de dos de est05 cráneos 69'85 y 68'70
y otro, medido por el mismo y D. Francisco Traver, 72'22 (3). Tales
diferencias no son bastantes para influir en la clasificación de aquellos
(1) Para el estudio de las estaciones C3stellonenscs a que vamos :\ reFerirnos.
vé:l.Se J. TU I XANS; La es/aci6n tn~offlica FilolTuma. de ViIlarrcnl (GI/ra AllUario dI'
la prOllincia de Cas/tlfón). - El cuaternario y la prehistoria (1 mp. J. Botella, 1923).Es/adón prehistórica de Vivgr (Heraldo de Cas/ellón, 29 junio 1928).-lñ Vw.r. El
paleolllico capsitnse (Heraldo d~ CQst~1l611. 3 Octubre 1928).· Por /ierras dI' V(wr
(Heralda dt CasUllón. -4 Septiembre 1928).-Sepulturas t",oliticas tI' ti 8overot dI
Almazora (H,raldo de Cas/elló/!. 23 Noviembre 1928).
(2) V. Sos y 8UNAT; Una estaci6n prthislórit;a e/! Viflorreal (8r/. de la S. C.
de C., lo 111. 1922; IV, 1923 Y V, 1924, Castellón. Para los datos anlfopológlCQs,
l. IV, p. 99).
(3) F. TRAV!It: Los hall:ugos prehist6ricos de ViIlorrtal (Las PrO/lintias, 17 Sep.
uembre 1922).
-77-
[page-n-78]
48
1.
BALl.ESTER TORMO
Fon! Tallade, Desierto de las Palmas (Benicasirn). - Sepultura en
túmulo. Encontráronse dos cráneos, uno de ellos con índice de 76'50
(sub-doli).
El Sargal (Viver). - Enterramientos en abrigos; en uno de ellos
un esqueleto en cuclillas. Indice de un cráneo; 82'70 (sub-braqui) (1) .
E! Bo¡¡ero! (Almazara). - Enterramiento en silos o vasijas. Halláronse t res esqueletos. Un cráneo con índice de 77 (sub-doli).
Con las medidas de todos los cráneos, de que acabamos de ocuparnos,
pu dimos intentar un ensayo de mapa regional de distribución de {ndices
cefálicos; pero el hallarse sin incorporar al peninsular que iniciara hace
años el distinguido catedrático de Oporto Sr. Mendes Correa (2), no
s6lo los cráneos eneolíticos hallados en Levante, sino los de otras muchas
estaciones españolas, nos induce a continuar la labor que aquél comenzara, tendiendo a completarla con los datos que hemos podido recoger,
sin pretender haber agotado todos los existentes y aprovechables,
Además de los cráneos de las sepulturas levantinas, a que acabamos
de hacer rererencia, quedan incorporados al nuevo mapa, que damos
en la fi gura 7,", los de las siguientes estaciones (3):
Cueva de la Mora (jabugo, provincia de Huelva) (4).
Cueva de la Mujer (Alhama. provincia de Granada) (6).
La Alcarria (Villa nueva de C6rdoba) (5).
Navalazarza (Montara, provincia de Córdoba) (7).
Alcolea (provincia de Córdoba) (8).
(1) N. P'UMITlVO GóM!:Z: Las e/uvas dil Snrfall'n Vil.,r dI' f¡,s Aguas, (V. LAs
Prouillcias. 28 Agosto 1929),
(2) MI!Noas CORReA: Os POlIOS primitivas da Lus{tania. Porto. 1924, p, 214.
figura 22.
(3) En la rebusca de estos datos nos ha prestado enC.u ayuda O, Luis Pl!rleol,
quien ha dibujado, ademAs, el mapa que Insertamos.. Le quedamos, por todo ello,
obligados.
(4) E DU ... ROO
ol ... t: Avanc, al estl/dio dI fa _CI/eva de la Morm, en ¡abllfD,
pravincia d, Hllelva (Actas)' Memorias de la S()C. Esp, de Anlr.. Em. y Prelt" L 1,
1923. p. ¡ 19),
(5) V. J ... CQUES: Btnolofla (Apéndice a la ob. cit. de H. y L Siret. p. 4014. Cita
a
VERNI!;AU:
Li1 race de Cro.Mafn on,
StS
mifralions, ses d..sce"dants, Rev, d'Al1lhr.,
1886, p. 10).
(6) F, DE
1.... 5 B ... RRAS Df: ARAOÓN: Dos notas relerllltls a IIIS eránl'os de los
albores de la ,dad del cob". (Actas)' Menwrias dI! la Soco Esp. de Antr. Et" )1 P"h. ,
t. V. 1926, p. 29).
(7)
BARRAS DI!
AR"'OóN: Ibid.
Li1 tstaci611 prlhist6rica di Alcotea (Bol. di la
Aed. de Ciencias, Blllas utras)' Nables Artes de C6rdoba, 1924).
-78 (8)
CAR811NI!LL.-PU!:HTII·0IA:r;:
[page-n-79]
LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMI REAL"
49
Perales de Tajuña (provincia de Madrid) (1 l.
Castelnuevo (Molina de Arag6n, provincia de Guadalajara) (2) .
Palazuelos de Cuesta Urria (provincia de Burgos) (3).
Morolla, Ojebary La Hermita (Limpias, provincia de Santander) (4).
CUiua dil Subidor(Albalate del Arzobispo, provincia de Teruel) (5).
Canyarel (Calaceite, provincia de Teruel) (6)
CGua del Buld6 (Rojals. provincia de Tarragona) (7).
Sepulcro de Les Pi/es (Santa Coloma de Queralt, provincia de Ta·
rragona) (8).
CGua Fonda (Salam6, provincia de Tarragona) (9).
CGua josefina (Escorna!bou, provincia de Tarragona) (10).
Sepulcro de Can Valles (Sruch, provincia de Barcelona) (11).
Rócadel Moro. de Can Ceruera (Serratelg, provincia de Barcelona) (12)
Cau de les parets del Clot fondo de Coromines (Viver. provincia de
Barcelona) (13).
Masia Nova (Vilanova, provincia de Barcelona) (14).
Dolmen de ColI di /' Oreller (Espilnalbet. provincia de Barcelona) (15).
Dolmen de Col/el de les Forques (Espunyola, provincia de Barcelona) (16).
Dolmen de Codonyet (Cint. provincia de Barcelona) (17)
(1) Se tienen dudas ~obre si pertenece el cráneo hallado, al eneolltlco. PIT·
TARD: Un eranl prl'Suml quaternaire trouvl en Espagne (Rev. d, r E,ole d'Amhropc/o.
gie de Paris, VIII, 1903, Paris; p. 278).
(2) BARRAS DI!: ARAo6H: Ibid.
(3) T. PI!: ARANZA.DI: Los esqueletos I'neollticos de Pa/azue/os d, Cuesta Urda
(Butll. As. Cato dI! A., E. i P., vol. 111.2,1929, p. In).
(4) K. SALLI!:II.: Di, fOllell der juengul'n sur/luir in den Mitttlml'lr/amdtTlI
(Butll. As. Coto d'A., E. i P., 1926, p. 1).
(5) V. SARDAVIU: Historia de Albalale del Arzobispo. 1914, p. 18.
(6) T. DE AR ... NZAOI: Esludi ml/ric de/eran! temenl {d'altus res/es Ill1mons d,1
sepu/(rc dll Caloct!it. (AmI. de/ l. d·E. C" VI. 1915·20, p, 460).
(7) S. VILASI!:CA ¡J. IOLesI Es: Exploroú6 prehistórica del'alfo '011(0 drl Brl/·
,81/11.-1. La Cdva del Bu/dú. (Rcv. del CCI/trc dI' Ú'tlllra, any X, numo 192, Abril,
1929, Reus).
(6) VILASI!CA I!: tOLESlES: Ibid.
(9) J. BATISTA ROCA: Contribllúóa I'es/udi ontropo16gic de/s poblt·s prellis/óri,s
dI Cata/llnyo (BIII. As. Cato d'A., E. i P., 1, 1923).
(10) J. SI!:RR ... VlLARO: Escorna/boll pf4lhist6ric (Escomalbou, 1925, p. 53).
(11) J. COLOMIHAS: La Prehl'sloria de MOIISlrral (Monserrat. 1925. p. 156).
(12) j. SEIUI.A V I LAR6: El vas ,ampanitorme Q Cata/u/lya //es ,ows sepu/CTa/s
II/Iolltiquts (Sobona, 1923, p, 74).
t 13) J. SI!:RItA VILA.Jit6: E/l/OS cQmpanilor~ .... p. 79.
(14) J. BATISTA ROCA: lbid .. p. 104.
(15) j. SI!:RRA VluR6: Civilillad6 megalitica a Cata/llnya (Solsona. 1927, p. 126).
(16) J. SIRItA VlLARO: Clvili/zati6 mLgalftica. .. p. 142.
( 17) J. SIItIl.A YlLAltÓ: Civilí/zati6 wga/ftiCll ... , p. 223.
-79-
[page-n-80]
50
l. BALLESTER TORMÓ
(}
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•
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•
-
u
•
•
•
-00-
[page-n-81]
Dolicoce falia o d6lico-con mesocefalia (punteado en los casos dudosos).
B. Mesocefalia.
C. D6lico-y braquicefalia con predominio de la primera.
D. Braquicefalia predominante o exclusiva.
E. Estaciones de las que carecemos de datos craniométricos seguros.
A.
Estaciones figuradas en el mapa:
e
1. Aralar (provs. de Navarra y Gulpúzcoa).-2. Palazuelos de Cuesta Urrla (prov. de Burgos.H. Limpias (prov. de Santander).---4. Ovle.
dO.-5. CastelnutvO (Molina de Aragón, prov. de GadalaJara).-6. Perales de TaJufla (prov. de Madrid).-7. Ciempozuelos (ld.).-8. Alqueves
(Portugal).-9. Alcobaca (Id).-IO. Cesareda (Id.l.-I I. Alcobertas (id.).-12. Serra das Mutelas (ld.).-13. Monte Junto (ld.).-14. Folha
das Barradas (ld.l.-15. Llccla (ld.).-16. Palmella (id.).-17. Rotura (Id.).-IB. Pavia (ld.).-19. Niza (ld.).-20. Algarve (ld.).-21. Cueva
d, la Mora (jabugo, prov. de Huelva).-22. La Alcarria (Villanueva, prov. de Córdoba).-23. N fIl/alazarza (Montoro, td.).-24. Alcolea
(prov. Id.).-25. Gibraltar.-26. Cueva del Tesoro (Torremollnos, prov. de Mélaga).-27. Cueva de la MU;IT (Alhama, prov. de Grana·
dal.-28. Almerla.-29. Los Blanquitares de Leoor (Totana, prov. de Murcla).-30. La A lgor/a (Orlhuela, prov. de Allcante).-31. Se.
rreta de la Villa (Mon6var, Id.).-32. La Barsella (Torremanzanas. Id.).---33. El R,bo/cat (Alcoy. Id.).-34. us L/omites (Id. id.).-35. CQva
d, la Sarsa (80calrente-Valencla).--36. Cam[ Real (Albaida. Id.).-37. CQvo di ¡es Foyetes(Tabernfs de Valldigna, idfm).-3B. Filomena(Vi.
l1arreal . prov. de Caste!l6n).-39. El Bowrol (Almazora. Idem).-40. COIla dll Sargal (Viver. Id.).-41. Fonttalladl (8enicáslm, Id.).-42. Cuwa
dd Subidor (Albalate del Arzobispo. prov. de Teruel).--43. Canya"t (CaIacelte. Id.}.-44. Cr>va jou/ina (Escornalbou, prov. de Tarragona).45. Cdva dllBuld6 (Rojals, id.).-46. LLs Pill$ (Santa Coloma de Queralt, Id.).-47. Cova Rmda (Salam6. Id.).-
C'7II,ra (Serratelx. Id.).-59. Cou di I,s pare/s dli clo, tondo di Coromines (Vlver, Id.).---60. Espluga negra (CasteJltort. prov. de lérlda).
-61. El Vilar de SimosJ (Olius, Id.).--62. Cnli/les (jova!, Id.).-63. Clard (prov. Id.).--64.-L'Atalaia (Sobona. Id.).-65. Solar (Rlner.
Id.).-66. Cova d'Aigu,s villfls (Brtes, id.).--67. L'Auritor¡ (Gulssona, Id.).--68. Llord (Castellar de la Ribera. Id.).-69. Roca dlls moros d, Fi.
nestres (Madrona, Idem).-70. COIla dI Puiganserie (San Miguel de l'Aguda. Id.).-71. Senyús, (prov. Id.).-72. Pldra Cabana (El Vllar de
Cab6, Id.).-73. Cabano de' Moro (8escar.\n, Id.).-74. L' Ombrive (dep. del Ariege, Francla).-75. rrou di Viv¡¿s (Narbona, Francia).
>
8
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~
r.
VI
[page-n-82]
52
1. BALLESTER TORMO
Dolmen del Bressol de la Mare de Déu (Correá, provincia de Barcelona) (1).
Dolmen de Cal Palio! (Puigreig, provincia de Barcelona) (2).
Dolmen de Ciará (provincia de Lérida) (3).
Cóua d'Aigues Vives (Bries, provincia de Lérida) (4).
Roca deis Moros de Finesfres (Madrona, provincia de Lérida) (5).
Espluga Negra (Castelltort, provincia de Lérida) (6) .
Cova de Puiganseric (San Miguel de la Aguda, provincia de Lérida) (7).
Dolmen de L' Alalaja (5olsona, provincia de Lérida) (8).
Dolmen de Colilles (J oval, provincia de Lérida) (9).
Dolmen de Solar (Riner, provincia de Lérida) (10).
Dolmen de Llord (Castellar de la Ribera, provincia de Lérida) (11).
Dolmen de El Vilar de SimosQ (Olius, provincia de Lérlda) (12).
Dolmen de Pedro. Cabana(EI Vilar de Cab6, provincia de Lérlda) (13).
Dolmen de Senyús (provincia de Lérida) (14) .
Dolmen de Cabana del Móro (Besearán, provincia de Lérida) (15).
Sepulcro del Auritori (Guissona. provincia de Lérida) (16).
Cau deis Ossos (Torroella de Montgrí. provincia de Gerona) (17).
Coua deis Encanlals (Seriñá, provincia de Gerona) (18).
Aun situadas ya en el sur de Francia. hemos considerado de interés.
por su contigUedad. incluir en el mapa las dos estaciones de L' Ombriue
(Ariege) (19) y Trou de Viuies (Natbona) (20).
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
( 10)
(1 1)
(12)
(13)
(14)
(15)
(16)
p.
j.
j.
Civilització megalflica...• p. 226.
Civilitzad6 wgalftica ... . p. 325.
j. SERRA VILA.R6: Civilitzaci6 megalltica.... p. 172.
J. SERRA VILAR6: El vas campanilorml... , p. 39.
j. SERRA VILAR6: El vas campanilormll .... p. 68.
J. SERRA V I LARÓ: El vas campani/orw... , p. 68.
j. SERRA VILAR6: eivilitzaci6 mllgalftica .... p. 46.
J. SERRA VILARÓ: eivi!itzaci6 mcgalltica... , p. 50.
J. SERRA VILARÓ: eivili/laci6 m8galflica .... p. 79.
j. SERRA VILARÓ: Civilitzaci6 m8gaUtica .... p. 95.
J. SERRA VILARÓ: Civiti/zació megalflica... , p. 116.
J. SERRA VILARÓ: Civilitzcu:ió I1IIgal/tica ... , p. 133.
J. SURA VILAR6: eivilitlaci6 mIlgafftica... , p. 382.
J. SI!RRA. VIl.ARÓ: eiVj(jtladó I1IIgalltica ... , p. 288.
1. SERRA VIt.A.R6: Civilitlaci6 m,gal/tica... p. 306.
P. BoscH GIMPI!.RA: S,pulcr, a Guissona (An. l. E. C.. vol. V. 1913· 14,
SERRA VILAR6:
SERRA VILAR6:
812).
(17)
J.
BAUTISTA. ROCA:
(18)
M.
CAZURRO:
( 19)
V Al..LOIS:
lbid.
La cueva de Str¡ñá (An. 1. E.
11, 1908. p. 68).
úsossemtntslnlolithiqu,sd, f'Ombrjve(Ar¡ep) (L·An/Mop. 1927
e..
p.277).
(20) TH. ET PH. HELENA: La cav,flle sepulcralt du rrou de VivUs á NtlJ'bonnc
(8ul/l. As. Cat. d·A., E. ¡P., 111, 1925, p. 1).
-82-
[page-n-83]
L.A COVACHA SEPUl.CRAL
oe
"CAMf REAL"
53
No se ha llevado al mapa, de modo adecuado, la estación de los Blanquizares de Lebor, por no haber conseguido obtener los datos precisos
de sus cráneos. También faltan mediciones conocidas de los cráneos
procedentes de la Cueva del Tesoro (Torremolinos, provincia de Málaga),
La Algorfa (Orihuela-Murcia) y Sitges (Barcelona), conservados respectivamente en los museos Antropológico Nacional, de los PP. Jesuitas de Orihuela y Arqueológico de Barcelona. Estas cuatro estaciones inclúyense en el mapa con indicación gráfica suficiente para
localizar la existencia de cráneos eneoJíticoS, sin determinación de
índices predominantes (1 ,.
VII
CRONOLOGIA
Las diferencias tipol6gicas y de técnica apreciab les en el material
de Cam! Real d' Atacan! (cuchillos y puntas de flecha), plantean la
cuestión de si responden a diversidades cronológicas o son motivadas
por la convivencia de culturas de distinto nivel. No creemos que tales
diferencias en el material sean lo suficientemente acusadas para atribuirle en parte a épocas muy distantes entre sí. Parece más lógico que
se enterraran en este pequeño osario restos de primeras inhumaciones
no sincrónicas, aunque sí cercanas, que se ocupara en dos periodos
tan distanciados que hiciera posible diferenciar su material. Más admisible es atribuir las diversidades notadas, a haberse introducido en una
cultura local, pobre y retardada, productos de otra sincrónica pero m~
perfecta.
El simple examen del material deja ver que las puntas de flecha de
buena labor, que son las más, excluyen esta sepultura de un eneolítico
muy inicial. En cambio, la falta de objetos de cobre, incluso de los más
rudimentarios, haciendo presumir que son aún muy estimados por su
escasez, parece obstáculo para una datación eneoHtica muy avanzada.
La evidente semejanza, que en muchos casos llega a identidad, entre
las culturas neo y eneo!íticas de Levante y las del SE" tan estudiadas
( 1) Ya e n tirada este trabajo recibimos el de T!L!SI'ORO DI! ARIIN%ADI,
Res/os humanos de las calJemas de Santimamiñe(Cortlzub'i), Arezlj (Ereño) y Lu·
mentxa (Ur¡ueitio), ett Vizcaya, (Asociación Espaflola para el progreso de las
cleneias-Congreso de Barcelona, T. VI-CienciasNaturales-p, 71, Madrid, 1929),
en el que se da cuenta de un cráneo dolicocéfalo de la cueva de Santlmamií'le,
que debe pertenecer al neolltleo o eneoliUco. No hemos podido, por ello, Incluir
este dato en el mapa adjunto.
-113-
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54
l. BAI..I..ESTER TORMO
y cuya cronología ha intentado el Sr. 80sch Gimpera (1), obliga a
buscar en las estaciones almerienses los necesarios elementos de com.
paración.
En el poblado de la Gerundia se ven algunas láminas tan toscas
como las peores de Cam! Real, y las puntas de flecha semejan más ret rasadas que las más bastas de éste, excepto la 1, que es un tipo anormal.
Parece la sepultura de Albaida, aun atendiendo a su material menos
perfecto, más avanzada que la de este poblado almeriense, datado en
un primer subperíodo (A) del eneolítico inicial (2).
En Parazuelos, junto con punzones de cobre, vense cuchillos en
general mejor cortados que en Caml Real, sin que parezcan existir
piezas tan perfectas como el puñal estiloide de éste: y las puntas de flecha,
de tipos no coincidentes con los albaidenses, semejan de técnica peor
que las menos perfectas de éstas. Ello no obstante, parecen más próx.imos el enterramiento de Albaida y este poblado, atribuido también
al eneolítico inicial, pero a un tiempo más avanzado (subperíodo B).
Los cuchillos del poblado de Campos , largos, de bordes limpios y
ex.tremos cuidadosamente redondeados con retoques, son más evolucionados que los de Caml Real. En cambio, las puntas de flecha de éste
nada tienen que envidiar, en cuanto a técnica, a las de aquél, donde
predominan las de perfiles {oliáceos, estrecho y ancho, y las triangulares
pedunculadas de bordes rectillneos o en ojiva más o menos pronunciada,
no encontrándose más forma albaidense que la triangular y aun no del
todo coincidente, lo que impide el establecimiento de paralelos tipológicos. Este poblado, en el que aparecen ya punzones, cinceles, hacha
plana y brazaletes de cobre, atribúyese, asimismo, al subperíodo B del
eneolitico inicial, pero algo más cerca de los Millares o sea del pleno
eneolítico.
La comparación con los Millares, en lo que respecta al mismo material, da parecido resultado; pero la del material restante no permite
estimar la sepultura albaidense de época muy inmediata a aqueL
La conclusión a que conduce la relación del material de los poblados
y el de Caml Real, es la de atribuir éste a tiempos inmediatos a Campos,
sin que pueda llegar a los Millares.
Otro elemento puede sernos también útil para este ensayo de cronología, y es el alfiler de cabeza cillndrica con acanalados circulares. Ya
hemos visto que a partir de Albaida va apareciendo en el E. (Torremanzanas, Totana) en dirección a Almería, donde se halla en sepulturas de
(1) BOSCH GUfPERA; La arqulologia prl!"omana hispánica (Apéndice a His·
pania, de Schulten . p. 159).
(2) H. y L. SIRI!.T: ¡bid. (Alias, ItUn. 1: pafa la subslguillnte referencia a Pa·
razuelos, !(Lm3. 6 y 7; Y para la cita de Campos, láms. la y J J).
-84 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
55
diversas cIases, que su excavador Sr. Siret juzga contemporáneas de los
Millares, o sea del pleno eneolítico, encontrándose también en las cuevas
sepulcrales de Cesareda (Portugal), estimadas por el Sr. Bosch como
pertenecientes al pleno eneolltico de la cultura portuguesa, sub período
A, del que es el alfiler dicho uno de los objetos característicos. Estos
paralelos vienen a dar a la sepultura albaidense datación del pleno
eneolítico, es decir, algo posterior a la que parece deducirse de la comparación del material de aquélla y el de los poblados almerienses.
Los alfileres portugueses de este tipo semejan menos perfectos Que
los del SE. y levantinos: uno de Casa da Moura tiene, como hemos
visto, la cabeza lisa, sin acanalados; y los restantes, como el de Lapa
PUTada, los llevan en una cabeza rechoncha y corta, menos proporcionada y esbelta que los del E. peninsular. Si ello obedeciera a que son
imitación de prototipos almerienses llegados en virtud de influencias
y de relaciones mutuas ya bien comprobadas, tal vez hubiera que retrasar algo la datación de las estaciones de Levante y del SE. con
los expresados alfileres, viniendo así a acordarse la cronología deducida
a base de los últimos con la que semeja dar la comparación del material
lítico albaidense y el de los poblados, es decir, algo anterior al pleno
eneolítlco; con lo cual quedada también explicado por qué no se hallan
tales objetos en los Millares, ya que las sepulturas almerienses en que
aparecen vendrían a ser un poco anteriores y no coetáneas de aquél.
Resta por explicar el hecho de que en una estación como esta,
eneolítica ya evolucionada, no haya aparecido objeto alguno de
cobre. En otras sepulturas atribuidas también al pleno eneolítico
(Calaceite, por ejemplo) sucede otro tanto.
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[page-n-87]
tBALLESTER - _Camí Reab.
A
B
A. la ,ltu.dOn de l. cOVJth y .. vttUmle d" CulcllvcU.
8. Villa de .. covldI., zanja '1 eamlnol.
LÁMINA 1.
[page-n-88]
LÁMINA 11.
BAllESTER - .. Cami Reab.
A
B
A. VI!t, dl 1, oqLledd
qLl~d.d ••
l.. de la unjll.
B.
C~ntfo
de la n nJa.
[page-n-89]
BALLESTER -
~ Ca111í
Real ••
LÁMINA 111.
A
8
A. P.rt. «nlr.1 de la tovach ••
B. Corte en el estr.to frontua • la misma. 1.a tierra de (olor claro de ta p.rte
de la .pertura de 1.1 unJa.
' LI~rlor
pro«de
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BAllESTER - t Cami Reah.
LÁMINA IV.
A
8
A. Clmara de Levan tt, tOn el (rupo de er'ntos, a mJtd de U.tavar.
B. Dtialle de la misma.
[page-n-91]
BALLESTER • • Cami
LÁMINA V.
Real~ .
VII
""hu de p[Cd.r1 (3'" IprOX.)
[page-n-92]
BALLESTER -
~ Can1í Real ~.
LÁMINA VI.
A
VI
V
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111
B
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A. Hleh u de pledrl (3/4 IprOX.}.
B. VI~'.
[page-n-93]
BALLESTER • • Camí Reab.
LÁMI NA V II.
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8
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A. C"tlllno. (Algo ntll de 1/2) B. Rupadoru " pedcrmo l (3/4).
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ii
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LÁMINA VIII.
BALLESTER - «Cami Reah.
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A
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A. P"nlas lIe Ikchl, cutnla dt ",I/Iñ$, hmlteja. clrleol, valvl y ütlles lit mlrlll o hueso
(A"o mb dt 1/2) .
8. Alllltrn lit cabtu lcanllldl: 1, Ce$Ueda-Porlull l: 2, Fondl.. AlmHII: y 3, Torre-IUlnunas-A UClnlr. (1 , 2, all:o nleno. de 11 1/2 , S .obre 1/3).
2
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LAMINA I X
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