[page-n-163]
ISSN 1989-508
P BOSCH GIMPERA
~~Iacion~s. ~ntr~ ~I art~
y
ibé.rico
~I gri~go
Para resolver el problema del origen y evolución del arte ibérico
se ha acudido siempre al arte griego buscando en él paralelos que muestran realmente una gran semejanza y que hablan de una Intima rela ción entre ambos círculos de cultura y de una poderosa influencia del
arte griego sobre el ibérico. Pero al querer comparar aspectos concretos, se ha fracasado debido a que muchas veces la cronología, cuando
es posible obtenerla con alguna exactitud. se opone a estos paralelos
al no corresponderse las épocas de las manifestaciones artísticas griega e ibérica que se comparan (1). Es conocido el caso de la comparación
de la cerámica ibérica con la micénica iniciada ya por Furtwangler
y Perrot, presentada en mayor escala por Pierre Paris y que llevó a
conclusiones erróneas a pesar de que no puede negarse una positiva
semejanza en la ornamentación de ambas especies de cerámica. También
se ha comparado la plástica, en piedra y en bronce, de los iberos, con
prototipos griegos y orientales, pero no ha podido pasarse de la afirmacIón de la semejanza formal y estilistica entre determinados tipos, que
(1) Trabajos de conjunto con bibliograna completa sobre el arte y la cultura
Ibéricas y sobre Jos problemas cronológicos: BOSCH CIMI'ERA: El est,Ido actual
dI la illulSligaci611 dIlo. culturo. ¡blrica (Boletin de la R. Academia de 1;¡ His·
toria 1929). Acerca de la cuestión de las relaciones con el arte grIego. BosCH
GUlPIIRA, Trabajo citado y [berische Kriegerkijple aus dtn Cerro dI' los 50.II10s
(5po.nil'n); (Antike P/astik, Feslschrijt lür W. Amefllltg. Berlln. Gruyter, 1928.
p. 31 sigs.). R. CARPeNnR: Thr grules ¡IISpaill (Bryn.Mawr. 1925) y R. L"NTleR.
El santuario ¡blricad, CasleUarde So.nlisUba/l (MaJrid, 1917: M~morl3S de la
Comisión de Investigaci6n Paleontol6gicas y Prehlst6r1cas). p. 57 y slg.
-163 -
[page-n-164]
2
P. BOSCH CIMPERA
no aclaran el origen y desarrollo del arte ibérico, ya que la mayoría de
los monumentos de la plástica hispana carecen de cronología segura,
y el precedente de 10 ocurrido con la cerámica impide establecer esta
cronología a base de los paralelos tipol6gicos: en la cerámica los ornamentos que recuerdan los micénicos y los geométricos, donde aparecen con mayor abundancia es en los grupos más modernos de la cerámica ibérica, en los siglos l ile incluso en el 11, mientras grupos que
con seguridad son anteriores, de los sIglos V y IV, presentan otro carácter.
Poco a poco se van descubriendo en España nuevos monumentos
y se va llegando a resultado'3 cronológicos seguros. Pero hemos de reconocer que nos hallamos todavla muy lejos de que las condiciones
del problema nos permitan esperar una soluci6n satisfactoria. Con
los nuevos materiales lan s610 podemos plantear el problema sobre
una base más amplia y con ello discutir las diversas soluciones del mismo.
En el presente trabajo queremos intentar un resumen de l estado
actual de la cuesti6n.
LA ARQ UITECT URA
Los restos arquitect6nicos que permiten establecer comparaciones, si exceptuamos los restos de ciudades, cuyo conocimiento es muy
deficiente por lo que respecta a los primeros tiempos de la cultura ibérica, son bastante escasos. Sin embargo permiten interesantes paralelos.
Mencionemos en primer lugar los llamados muros cicl6peos de TaTragona. A pesar del aspecto primitivo que ofrecen los enormes sillares
de piedras sin desbastar, la disposición de las puertas y de las torres
cuadradas en íntima relaci6n con ellas (v. lám. J, 1), Indica una técnica
constructiva muy adelantada que debe compararse con la técnica de
forti fi cación que muestran los muros de la colonia griega de Emporion
en la costa c:ltalana (1 l. En Emporion la entrada de la ciudad se halla
también protegida por torres cuadradas, además de presentar el muro
otras torres, construídas muchas veces todas ellas con toscos sillares
e incluso verdaderas peñas (v.lám. 1, 2 Y3). Nada hay en ellas de la bella
técnica poligonal griega, por lo que debemos pensar en una tosca labor
provincial, acaso emprendida también con auxiliares indígenas. De este
modo están, construí das las murallas indígenas que suponemos más
antiguas, lo mIsmo en Tarragona que en Gerona (2), as! como las más
V. BOSCH GIMPI!RA: Probltmfi d'arqunJlotio i d'hisloria anUga tarrago7li(Tarragona, 1925), p. 58 sigs.
(2) P. PAR!S: Essa; sur I'a" tll'industrit J, I'Espat"' primitilH { (Parb, 1903),
(1)
7ItS
p. 11, fig. 9.
-164-
[page-n-165]
RELA.CIONES ENTRE EL ARTE ISÉRICO y
EL GRIEGO
3
modestas de los poblados ibéricos de Aragón (1). En esta última comar·
ca evoluciona paulatinamente el tosco muro de circunvalación hasta
convertirse en una perfecta muralla con torres, que ya encontramos
en la terraza superior de San Antonio de Calaceite, perfeccionándose
en la Inferior del mIsmo poblado, construida posteriormente, siendo la
forma de la torre oval, mientras las torres de la muralla de Osuna en
Andalucía (2), construidas en época más avanzada , son circulares. En
Cataluña, la fortaleza de Olérdola muestra todavía torres cuadradas:
la técnica de sus muros, construidos en el siglo 111 a. de J. C , como
parecen haber demostrado las excavaciones de Pallarés (3) , ya no
es la llamada ciclópea, sino que indica alguna influencia de la técnica
poligonal griega.
Un tipo enteramente distinto es el que hallamos en muchas fortificaciones de Valencia y Aragón, que deben considerarse como la
continuación de una técnica de fortificaciones indígenas, puramente
ibéricas, En Los Foyos (Lucena del Cid, prov. de Castell6n) lo mismo
que en La Torre Cremada (Valdeltormo, prov. de Terue!), se encuentran
grandes torres circulares u ovales; pero no en el muro que rodea el poblado, sino en medio de éste (4). Aunque de excelente técnIca, recuerdan, sIn embargo, no sólo a los fuertes eneolíticos de Los Millares en
Almeria, cuya planta es asimismo circular, sino también al tipo de for o
tificación corriente en el Mediterráneo occidental yen el NO. de Afri·
ca: los talayots de las Baleares y los mlraghes de Cerdeña, los mismo
que muchas fortalezas modernas del Saltara y Niger superior (5).
Todas ellas parecen reproducir un tipo originario de torre de observaciÓn circular colocada en el centro del poblado y alrededor de la cual
se agrupan las viviendas, rodeadas a su vez por un muro exterior
Problema todavía insoluble es el de tos talayots cuadrados de Lluchmajor en Mallorca, que por la semejanza formal de la técnica construc·
([) BOSCH GIMPERA: Les inllestigacions de la wlluTa ¡berica dd Baix Aragó
(Anuar; del ¡',sfiful d'Esfudis Cafaláns Vi, 1915·20, p. 641 sigs.), y la noticia so·
bre las excavaciones de los al\.os siguientes e n el Anuar; VII, actualmente en pren·
sa, con planos de los poblados. Tambi6n BoSCH, La cultuTa ;WTica dd Bajo
Aragón (IV Congreso Internacional de Arqueología, Barcelona 1929).
(2) A. ENCE!. y P. PARIS: Une /ort¿resse iblrique a Osuna (Nou/Jelles archives
¡fes missions scilmliliques ti /lUerajres, XII I, Parls, 1905, p. 357 sigs.), lám. XIV,
(3) M. PAL!.¡\RMs: Excavacións a Ollrdo(a (Anuari dtl Institt¡f d'Esllldis Cata·
16ns, VI, 1915.20, p. 598.599). V. también, A. LAMMERER: Oftrdola. Die iberischc
Burl des Panadls(Deutsch, Ze(lung IJQn Spani,n, VI I 1, Barcelona, 1925, núm. 16016 1), Y BOSCH, Problemes d'Arqlltologfa i d'Hislor;a anUla /arragonines, p. 62_63.
(") BOSCH GIMPI!RA y J. SI!NENT, La (orre ibtrica d, Llucma del Cid (Anlla·
r; del/nstilnt d'Estudis Cata/áns, VI, 19J5-2:1, p. (621 sigs.). Para la TorreCl'ema·
da v. la nota de las excavaciones en Anuar¡ VII (en prensa).
(5) L . FROIIENIUS: Das unbekannle A/rika (Munich 1923), parte 111.
-165-
[page-n-166]
4
P. BOSCH GIMPERA
Uva no difieren de los muros y talayats de la cultura de la avanzada
edad del bronce de las islas del Mediterráneo occIdental. Acaso debiéramos pensar en una ruda técnica indígena profundamente arraigada
en el Occidente, aunque también sería posible proponer para la forma
cuadrada de los talayats de Capocorp la hipótesis de influencias orientales prehelénicas, lo cual se relaciona con otras complicadas cucstiones (1).
Otras particularidades de la técnica de fortificación ibérica hacen
pensar también en la influencia griega. Acaso puedan notarse estas
influencias en el plano regular de la ciudad de Meca (2), con su camino cubierto hasta la ciudadela lo mismo que en la colocación de los puestos de vigilancia exterior en varios lugares del anfiteatro montañoso
de San Antonio de Calaceite. Pero el número de planos completos de
las ciudades ibéricas que poseemos es todavía demasiado reducido
para poder emitir un juicio definitivo.
Influencias extrañas se observan con seguridad en el templo del
Cerro de los Santos (3). El templo es una cella rectangular alargada
y en sus cercan fas se han hallado restos de capiteles y otros elementos
arquitectónicos, que constituyen una copia indígena de modelos jónicos. También aparecen capiteles jónico-ibéricos en Elche (4) y se
observa la influencia del sistema decorativo arquitectónico griego en
los restos de construcciones de la ciudad de Osuna (5), y en los restos
de las tumbas andaluzas de Galera (6).
Pero la disposición interior del santuario del Cerro de los Santos
presenta interesantes problemas. Es probable que las conocidas estatuas votivas se hallasen colocadas sobre una especie de bancos apHcados a los muros laterales en el interior del edificio. Resulta a:::í una
notable disposición del interior del templo que recuerda fuertemente
ciertos templos orientales e indudablemente el antiguo templo de Ishtar
en Assur (7), en el que [as esculturas sumerias se alineaban junto a
105 muros. Podrían citarse otros casos de persistencia de antiguas culturas orientales en época mucho más avanzada, como nos la presenta
la escultura con la llamada Bicha de Balazote, un toro con cabeza
BOSCH: Problemts d'ArqulOlogla i d'Historia anaga tarragonines, p. 59.
Descripción de Meca: A. SCHULTeN: Meca, eine ibuische Felsenstadt (Deutsehe ZlIitung 1101/ Spanien, VII, 1922, numo 145-47.)
(3) P. PARIS: Essai, 1, p. 40. sigs. figs. 29-35. y J. I)f: D. I)f: LA RADA Du...
DA 1)0: Antigüedades del Cerro de los Santos (Madrid 1875).
(4) P. PARIS: Essai 1, lA.m. 111 y flgs. 36·37.
(5) A. ENG1!:l.. y P. PARIS; Une lortüesse ibdrique d Osuna. lám. V.
(6) CABRÉ Y MOTOS: Excavaciones en la necrópolis ibdrica de GalITa (Granada).
(Memorias de la Junta superior de .xcava.;iones y antigüedades, núm. 25. 1918).
(7) W. ANORAf:: DIT lsehtartemptl in Assur (Wissenschattliche Ver{jllenl/ichun.
(1)
(2)
gen der Deutscften Orient Gese/lschalt. Leipzig, 1922).
-166-
[page-n-167]
RELACION~S ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL GRIEGO
5
humana, parecido a los de la antigua Babilonia (1). Naturalmente
no hemos de pensar en relaciones directas con Mesopotamia. Sin embargo, podría suscitarse la cuestión de si tales fenómenos no tienen
paralelos en el Oriente griego, donde podrían explicarse a través de
Asia menor.
También en los sepulcros monumentales de Andalucía se puede
encontrar inflencias extrañas. En contraste con los sencillos túmulos
con una pequeña cista rectangular o con una cámara semejante construida con aparejo pequeño del Levante y Aragón, continuación de
los antiguos sepulcros almerienses, o con las tumbas de los Alcores.
pequeñas fosas bajo grandes túmulos, muchas de las sepulturas de la
Andalucla oriental (Galera, Toya) (2), consisten en grandes cámaras
de piedra con anejos y corredor de entrada de buena técnica arquitectónica, con molduras esculturadas(v.lám. 11, 1), restos de estuco en los
muros y con las juntas de las puertas convergentes como en muchas
cámaras sepulcrales del Occidente del Asia Menor. En el Oriente griego
(3) podrían presentarse paralelos semejantes aunque más modestos
en las cámaras sepulcrales de Samos. Y no parece deberse a la casualidad el hecho de que en estas sepulturas españolas (Galera) se hallan
cistas de caliza (turnas cinerarias?) con pinturas Qolícromas. entre
ellas figuras de grifos (4), (v. lám. 1I, 2 Y 3) que recuerdan motivos
griegos y en particular los sarcófagos de Clazomene.
LA PLÁSTICA
En el campo de la plástica ibérica hallamos diversidad técnica.
no sólo entre los diversos grupos locales, sino también dentro de la
misma comarca geográfica. Lo mismo en la plástica del SE. que en la
andaluza, aparecen junto a obras perfectas, verdaderamente artfsticas, otras de gran rudeza o de rasgos primitivos o degenerados. Pero
debe evitarse el tomar estas diferencias tipol6gicas como prueba de
una cronología o evolución distintas. La prudencia nos es recomendada
por las esculturas de Osuna, donde se hallan representaciones de aspecto muy primitivo y arcaizante junto a otras verdaderamente her(1)
L. Hr:UZEY: Mon/lmenls e/ Mémoires Piol, 1901, p. 122 sigs.
(2)
CABiUl y MOTOS: Excavaciones ell la 1I«16polis ibélica de Galeta (Granada)
(Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, p. 25, 191 8)
y J. CABRE: El upulcro de Toya (Archivo espal'lol de arte y arqueo logia. 1925,
página 73 y sig.)
(3) BOHLAU: Aus ionischen I/nd i/a/ischen Nlktopo¡en (Leipzig 1898), p. 19·20.
(4) J. CABRE: La necrópolis di TU/Uli Objetos exóticos y de procedencia
oriental en las necrópolis turdetanas (Bolltin de la Sociedad IspaFlo/a de ex·
cursiones, 1920), lim. 1.
- 167-
,
[page-n-168]
6
P. aOSGH CIMPERA
mosas y perfectas; pero precisamente en aquéllas, que se compararían
de buena gana con representaciones arcaicas de la plástica griega,
los guerreros llevan escudos celtas del tipo de La Téne ti (1). por lo que
no pueden fecharse antes de los siglos IV-III a. de J. C. También en
los bronces votivos de Castellar de Santisteban (que Lantier compara
con productos de arte griego) y Santa Elena en Despeñaperros, se ha
reconocido siempre que entre los centenares de estatuíllas. Jos tipos al
parecer más primitivos y rudos, eran los productos descuidados y baratos, fabricados en grandes masas.
R. Carpenter (2) ha planteado otra interesante cuesti6n que 11·
mita todavía más la discusión sobre las influencias extrañas en la plástica ibérica. Aparte de tipos al parecer arcaizantes que permiten erróneas comparaciones con modelos extranjeros, ya que se trata en este
caso simplemente de un fenómeno de convergencia, incluso en las esculturas ibéricas más perfectas, se debe atribuir su parte al normal desarrollo indígena puro. Por esta razón deben considerarse muchas de las
mejores estatuíllas de bronce de La Luz (Murcia), como producto
del apogeo de la plástica ibérica, que no se deben a la influencia
extranjera
Posibles relaG,iones con [a plástica griega se hallan ante todo en las
esculturas de animales.
El conocido toro con cabeza humana barbuda llamado ~!a bicha
de Balazotet (3), ha sido con razón comparado con antiguos tipos babilónicos y asirios y podría ponerse en relación con tipos del Asia Menor, caldeas yetruscos (4). Pero también seria posible ver en él la misma manera en el tratamiento de [a cabeza y la postura reposada de
las representaciones griegas de animales (5), al mismo tiempo que la
{alta en la cabeza barbuda de positivas semejanzas estilísticas con
los tipos mesopotámicos.
Las representaciones de leones (Bocairente, Baena, Córdoba) constituyen un verdadero paralelo con la plástica arcaica griega. De especial interés es la semejanza del le6n de Bocairente con el león de Fo-
A. EtlGlu.. y P. PARIS: Un, lo,llrts~ ibiriqu. d Osuna, lfim. XIV.
Tht Crub in Spahl, p. 41. sigs. y p.92.
(3) L. HEUZI!.Y: ob. di .. y P. PARIS: Essai 1, p. 117 sigs.
(4) Como por ejemplo el tOfO barbudo de la Tomba dei Torl en Tarqulnla.
(5) CARPEffTI!R: Th, greeks il! Spa¡T/, p. 161, no cree q ue las .blchas. sean
_asiáticas.. sino que ofrecen el tipo del toro con cabeza humana barbuda. corrien·
te en 103 dioses alados griegos del siglo VI y que podrian enccntrarse paralelOS
para la t6c:nica y estilo de tales representaciones en la plástica griega arcaica de SI·
cilia.
(1)
(2)
-
168-
[page-n-169]
RELACIONES ENTRE El,. ARTE IBÉRICO Y El,. GRIEGO
7
cea (1) y el hecho de que Focea sea precisamente la metr6poli de las
colonias griegas en España.
En las esfinges se han observado, sobre todo, paralelos con la plástica griega arcaica. Las de Agost (v.lám. 1V, 1) Y Villacarrillo proceden
con seguridad de prototipos griegos arcaicos y especialmente las primeras producen una fuerte impresi6n de cosa griega. Carpenter (2) las
ha comparado con la esfinge de Chipre. La influencia griega se confirma también en las esfinges del Salobral (3); pero éstas son de otro
género y no ofrecen el tipo corriente de aves, sino que representan cuadrúpedos alados, cuyas alas pueden compararse con las de los grifos
pintados de las pequeñas cistas de Galera, con figuras de la cerámica
jonia e incluso con pinturas murales etruscas (4).
Se puede atribuir a la influencia griega la afici6n a las representaciones de animales, entre ellos a los diversos tipos de toros que observamos sobre todo en el SE. y Andalucía, así como la frecuente aparición de leones y esfinges y la tendencia a los seres alados. Tales influencias procedían de las comarcas orientales del mundo griego, ya que
allí la afici6n a la plástica animalística y a los seres alados en relación
con Asia Menor dura desde [a época orientalizante hasta la arcaica,
lo cual se halla de acuerdo con el origen oriental de las colonias griegas de España.
La influencia griega se ve confirmada y explicada por el friso de
Emporion con las dos esfinges, obra del período arc,:,lico avanzado (5);
en él vemos, en suelo español, una representación emparentada con
la plástica de animales ibérica.
La cuestión cronológica debe quedar provisionalmente por resolver. Desgraciadamente las circunstancias de los hallazgos españoles
no permiten conclusiones seguras.
En las representaciones humanas, tanto en piedra como en bronce,
se dejan ver distintas influencias. Queremos aquí prescindir de lo que
refleja importación directa oriental, siria o fenicia. Realmente se pueden observar muchos rastros de ella en el traje y en los adornos de
las estatuas: la dama de Elche lleva collares fenicios semejantes a los
del tesoro fenicio de La Aliseda (6). Se ha comparado también la ter(1) Sobre elle6n de Bocairento: P. PARIS: Essai 1, lim. V. El león de Focea
en F. SARTlAUX: Rklrerclr,s Sil' 1 site de I'oncienne Pllfxll! (Campus rtndus dI! l' Aca,
demi. des h/suiplians t.I B,lfes útlres, 1914), p. 6, sigs. y lig. 2.
(2) Db. cit. p. 160. Laesflnge de Chipre en e l Bulletln d, correspondUlICl' MI/,Itique, 1894, p. 316, lim.
(3) P. PARIS: Essai 1, p. 127, slgs. flgs. 96·97.
(4) Para Galera, CABRIlI; La necrópolis d. Tú/ugi, lim. 1.
(5) AI/uari del [ns/itut d'Estudis Cataláns VI, 1915·20, p. 707, fig. 546.
(6) ). MELlOA: El tesoro d, la Aliseda (Boletln de la Sociedad española de
cursiones, 1921), lim. l'y IV.
-169 -
'x·
[page-n-170]
8
P. BOSCH CIMPERA
minaci6n puntiaguda del manto de las figuras femeninas que se apoya en una especie de aparato sobre la cabeza, con tocados sirios u
orientales; pero en la Dama oe Elche se ve que el velo como el manto
puntiagudo de las mujeres, se fijan a la cabeza por medio de un peine,
que corresponde a la actua l .peineta. para sostener la fmantilla., de
manera que cabe supone r que estas formas de disposición del velo
corresponden a costumbres indígenas muy antiguas.
Las esculturas tipol6g1camente más antiguas que podrían hallarse influídas por la plástica extranjera, serían muchas de las figuras
sentadas del Llano de la Consolación que Carpenter, siguiendo a P
Pa ris, compara con las esculturas de los Bránquidas (1). A una etapa
anterior de la plástica griega correspondería también una estatuilla
de bronce, inédita, del santuario de Castellar de Santisteban, representando una mujer desnuda. que podría compararse con los más
antiguos monumentos de la plástica ática antigua (v. lám. IV , 2·3).
Otro grupo lo constituyen un par de bronces de Despeñaperros,
en los que Carpenter ha comprobado con seguridad la influencia jónica. Uno de ellos (figura femenina) podría según él ser incluso un
original jonio (v. lám. IV), lo mismo que una pequeña es1atuílla de
Hera del SE. (2) . Y entre las figuritas de bronce de Despeñaperros
se haIlan también toscas imitaciones de la citada figura femenina posiblemente jonia.
Además puede observarse en el estilo de los paños de las figuras
femeninas del Cerro de los Santos, una semejanza en la manera de
tratar los pliegues con las estatuas femeninas arcaicas, jÓnicas o áticas
Algunos tipos españoles recuerdan las Cores de la Acrópolis, y es notable el hecho de que estas figuras femeninas del Cerro de los Santos
tengan un paralelo también en Etruria en una estatua, de toba. de
Vulci (3).
Los paralelos arcaicos concluyen con dos cabezas de guerreros
del Cerro de los Santos que he publicado en el Feslschrifl für AmeIUlIg (4) (v. lám. 111, 1 Y2). Corresponden a la época delarcaismo griego, tal como lo revela el frontón de Egina.
Según Carpenter (5) las influencias arcaicas dieron el impulso a
CARPENTER: ob. cit., p. 160. V. P. PARIS; Essai 1, p. 260, fig. 296.
(2) CAkPENTtIl:: ob. cit., p. 38 sigl!o y lim. IV B. U. estatuilla de Hora en
P. PARIS: Essai 1. p. lOO, figs. 82.83.
(3) DUCATI: Storia deU'arte etrusca 1I (Florencia 1927), lám. 63, núm. 197.
Es notable que una estatuilla de bronce publicada en esta misma lamina (con el
número 1%), procedente de Vulci, muestra un tipo de estillzacl6n semejante al
de los bronces ibéricos de Andalucia.
(4) Ibtrisch, Krieftrk"p/' aus dem Cerro de los Salltos.
(5) Ob. cit., p. 92.
-170(1)
[page-n-171]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL GRIEGO
9
a plástica ibérica, que después se desarrolló independientemente, y
sólo más tarde volvió a ponerse en contacto con la griega. Así se explicarían la mayoría de las obras de la plástica en bronce y en piedra,
en las que o bien se encuentra una persistencia de [os tipos arcaizantes o un perfeccionamiento de la técnica, obtenida con sus propios
medios_ Excepción de ello es la Dama de Elche, que se halla muy por
encima de las posibilidades corrientes de las obras ibéricas, y para [a
cual Carpenter vuelve a adoptar la opinión de Th. Reinach: sería de
puro estilo griego con un modelo ibérico, acaso obra de un escultor
griego. Carpenter compara la Dama de Elche con el Apollo
Chatsworth, y fecha su estilo hacia el 450 a. de J. C.
Acaso no debemos excluir un más duradero influjo griego. El torso
del guerrero con la falcata, de Elche (1), así como muchas esculturas
de Osuna (2), quizás significan un nuevo influjo griego, especialmente de la plástica del siglo IV. A su lado, empero, se observan siempre
las persistencias arcaizantes de los tipos más antiguos, como lo prueba la figura citada de Osuna, de estilo arcaizante y con el escudo de
La Tene.
PINTURA
La cerámica ibérica pintada nos aparece hoy, después de muchos
trabajos de sistematizacIón (3), como un arte de múltiples variantes
locales que se desarrolla desde el siglo V o a lo más desde finales del VI,
hasta entrada la época romana. No sabemos todavía hasta qué momento de la época romana se fabricó cerámica ibérica pintada, pero aparecen fragmentos ibéricos junto con sigil-Iata en numerosas estaciones e incluso en las capas romanas de Emporion y otras ciudades, por
lo que es seguro que por lo menos duró hasta el comienzo de la época
imperial. No sabemos cuándo debe suponerse que empezó la pintura
de la cerámica en España. Los vasos ibéricos más antiguos pueden ser
los de la necrópolis de los Aleares en Carmona, donde alcanzamos el
limite cronológico superior en la segunda mitad del siglo VI con la fibula de tipo avanzado de La Certosa. Pero los vasos de los Alcores
son de decoración muy sencilla: fajas pintadas y motivos geométricos
(1) P. PARIS: Essai 1, p. 305, Hg. 307.
(2) V. la bibliografia citada antes.
(3) Además de la primera sin tesis del material en P. PARIS: Essai 11, v. BOSCH:
Zur Frage der ibe,ische" Keramik (Mtmnot/ 1913. p. 166 s!gs.), completado en la
edición española: El problema de la cerdmica ibérica (Madrid 1915). Véase también
E. POTTIl!.R: U probMme de la ctrámique iberique (jounloi des SOVOl1ls, 1918, p.
281 sigs.), y SOSCH; El estado actual de la Investlgacl6n de la cultura rlsica
(BoJetin de la R. Academia de la Historia, 1929) y el articulo Pyrll1íiischt Hal·
binstl en el Rtolltxikon de EBERT. V. también CARPENTER: ob. cit., p. 82 sigs.
-171 -
[page-n-172]
10
P. BOSCH GIMPERA
de poca importancia y de formas posiblemente influídas por la cerámica cartaginesa, por 10 que sirven poco para resolver el problema.
Los mejores ejemplares de la cerámica ibérica de Andalucfa y del SE ..
así como vasos semejantes de Emporion, aparecen junto con vasos
griegos de figuras rojas de los siglos V-IV, mientras en la necrópolis
de Oliva (Valencia) (1), se hallan acompañados por cerámica de barniz negro del final del siglo IV o principios del 111, y en el Bajo Arag6n con cerámica helenfstica del siglo 11 I. Por las excavaciones de
Cabréen Azaila parece que el grupo de Azaila es todavía posterior (2),
ya que allí los vasos más hermosos aparecen junto con vasos helenísticos avanzados. monedas ibéricas y romanas hasta la época de la guerra sertoriana y con grandes ánforas para vino helenístico-romanas.
En Castilla, la primera aparición de la cerámica ibérica pintada
tiene lugar en las necrópolis célticas post-hallstátticas del siglo 111,
junto con espadas y fíbulas de La Tene 11 (3) Y sólo entonces se
desarrolla paulatinamente la especie numantina que alcanza un florecimiento peculiar y que, si hemos de aceptar la cronología relativa
fundamental de Taracena (4), muestra primero tipos muy distintos
de la cerámica ibérica corriente, que se originan Independientemente
en el campo de la cultura post-hallstáttica (vasos polícromos), y sólo
más tarde, en el siglo 11, adopta los tipos ibéricos generales, aunque
siempre desarrollados con originalidad. Más hacia el Oeste se encuentra
la cerámica ibérica como una influencia forastera en la cultura posthallsláttica, no antes que en Celtiberia (Las Cogotas, prov. de AvilaJ.
y dura con formas degeneradas hasta la avanzada época romana (S).
La cerámica ibérica de Portugal, cuando es antigua, es del tipo
andaluz de los Aleores (Faro en Algarve, .Caslros» de Jos alrededores
de Figueira) y se mezcla como importación o influencia extranjera
Articulo Oliva en el RtaUexiko/J de EB~RT y BoSCH-S~RRA. El
Arqurológico d. Barcelona (IV Congreso Internacional de Atqueologla,
Barcelona \929). portada y p. 26.
(2) C"'BR~: Dos tesoros d. mon.tdas de bronce autól/omas de Alaifa. (Memoria
numismático espaifol. 1921 Junio) y del mismo, La cerámica ¡'berica pintada de
Azaila (Archivo español de arte y arqueologla 11, 1926, p. 215 sigs.) y Alaif(! (1 V
Congreso Internacional de Arqueología. Barcelona, 1929).
(3) BOSCH: El problema de la cerámica lberica, p. 32.44 y figs. 13·15. Del mis·
IDO, Los celias y la ciuilizaC¡ól/ ctllica en la Pt:1/[lIsu{a iWrica (8olrlin de la Socitdad espaJlola de excursiones, 1921) Y artículo Pyrt:1/(iisclre Halbinsel D en el R,a.
lIexikon de EB~RT.
(4) B. T ... R ... C~N ... : La cerámica ibtrica de NI/manda (Coleccirmismn. MadrId,
1924) y resumen del mismo: Arle ibérico. Los /lasos y las figuras de barro de Numancia en /PEK 1, 1925, p. 75 sigs.
(5) BOSCH: El problema de la cerámica ¡berica, p.33. Las Cogotas, inédito.
- 172(1)
Mu~
BOSCH:
[page-n-173]
REl.ACIONES ENTRE El. ARTE IBÉRICO Y El. GRIEGO
11
con la cultura post-hallstáttica, o bien, en el Norte de Portugal (Culfraes, Caldellas), es muy rara y de época muy avanzada (1).
La cuna y los grupos más antiguos de la cerámica pintada ibérica
resultan, pues, hallarse en el S. y SE. de España, siendo los restantes
grupos derivaciones del anterior, ya que en el Ebro sólo aparece una
transformación de los motivos de la cerámica del SE., y en Celtiberia
se muestra un desarrollo indígena en el que aparte unos pocos elementos
de la cerámica del Ebro no se da casi nada en común con los restantes
grupos.
Siguiendo a Pierre Paris, que fué el primero que se ocupó sistemáticamente de la cerámica ibérica, se buscó el origen de sus motivos en
la cerámica micénica (especialmente los círculos concéntricos y las líneas onduladas), como ya habían supuesto Furtwangler y Perrot. Al
conocerse la cerámica numantina, se habló de la influencia de la espe·
cie geométrica griega a causa de la primitiva estilización de la figura
humana y la frecuente aparición de la swástica y de los motivos ajedrezados. La cronología habla en contra de tales paralelos y debemos
hoy prescindir de los mismos
La mayoría de los motivos de la cerámica andaluza y del SE .• se
pueden encontrar en las especies griegas y principalmente en la cerámica orienta!!zante final y j6nica. En este punto llegamos a los mismos
resultados que en las restantes muestras del arte ibérico, en el que se
comprueban influencias griegas arcaicas
Hasta la avanzada cerámica jonia se conserva la división del vaso
por medio de anchas zonas pintadas, que constituyen el único adorno
en los vasos decorados pobremente o sea en los vasos de uso corriente
y en muchos vasos chipriotas. Es interesante el hecho de que en la ca·
lonia griega de Emporion, se hallan ejemplares de esta cerámica en
las tumbas del siglo VI (2). Naturalmente que estos como muchos
otros ornamentos, derivan de una remota tradición que continúa
desde especies muy primitivas y que es común a la cerámica siria y
del Asia Menor. Como que la cerámica cartagInesa, cuando está deco~
rada, casi siempre muestra tan sólo estas fajas pintadas, y como estas
predominan en la cerámica andaluza, en la que por otra parte se deja
sentir la influencia de muchas formas de vasos cartagineses, se puede
pensar en ambos orfgenes para los motivos más sencillos de la cerámica ibérica. Debido a lo escaso de los hallazgos fenicios antiguos y al
hecho de no abundar las importaciones cartaginesas en las necr6polis
(1) BOSCH; r.t Islado ac/ual de la invISliraci6n dI la el/l/lira ibhico (Bo!etln do
la R. Academia de !a Historia. 1929).
(2) A. FRICKEHHAUS; Grircllischl Vasen a/ls Emporion (Anltari del /. d'E.
C. 11. 1908, p. 195 slg5.). p. 201 sigs .. núms. 2·3 (figs. 5·9). V. BOHLAU; Aus io·
nischlll !md itaf¡'sch#1! N#lcl0pol#1I (Leipzig, 1898), Iim. 11,4. lám. VI y VIII.
-173-
[page-n-174]
12
P. aOSCH CIMPERA
ibéricas de Andalucía hasta el siglo IV (1), mientras los citados hallaz·
gos de Emporion prueban la presencia en España de cerámica jónica
avanzada, hemos de considerar más importante la influencia griega.
Los semicírculos que se cruzan, muy frecuentes en la cerámica del
SE. y E. Y en los grupos del Arag6n influí dos por aquéllos, podrían tener un precedente en los llamados vasos eolios, que ciertamente no
han sido nunca hallados en España, pero que en Italia aparecen junto con especies del final de la época orientalizante. que han sido también
halladas en Emporion.
Respecto de muchos otros motivos geométricos: tableros de ajedrez,
swásticas, meandros, dientes de lobo, series de s y de espirales, pueden hallarse para ellos innumerables paralelos griegos de todas las épocas. Especial interés ofrece la espiral doble a la que se juntan moti·
vos de palmetas o estilización de capullos, alcanzando un desarrollo
rico y origin3.l en la cerámica del SE., hasta el punto de formar la base
para una gran parte de la decoracIón local, pasando a todos los grupos
influídos por la cerámica del SE. En Grecia aparecen hasta en la cerámica ática de los siglos VI-V y como motivos de relleno o bajo las asas
de las grandes vasijas; en las especies jónicas y especialmente en las
orientalizantes avanzadas, como por ejemplo en los vasos de Fikellura, son muy frecuentes y a menudo tratados como moticos independientes como ocurre en la cerámica ibérica. Estos paralelismos han sido
también señalados por Carpenter.
Las combinaciones de líneas onduladas y círculos o semicírculos
concéntricos que aparecen en todas las regiones, pero que se hallan más
arraigadas y desarrolladas en Andalucía, se pierden en las especies
griegas de época avanzada y son frecuentes en las más antiguas entre
las micénicas y geométricas. Llegan, sin embargo, hasta las especies
orientalizantes avanzadas como motivo de relleno.
Las líneas de hojas de yedra paralelas a ambos lados de una linea
horizontal (como en muchos vasos ibéricos del SE. y Emporion) o en
guirnaldas (como perduran hasta las especies avanzadas: Azaila), (v.
lám. VI, 1-2) se hallan sobre todo en la cerámica jónica del siglo VI;
pero continúan usándose hasta épocas muy avanzadas y el paralelo
más evidente que se puede encontrar en Grecia al plato de Azaila y
a otros vasos de Belmonte (2), en los que las hojas de yedra se hallan
magníficamente desarrolladas, sería un plato de Marion en Chipre, del
siglo IV-III (3); también en la cerámica de barniz negro helenistica se
(1)
ViJlaricos, Galera.
Para 8elmonte v. BOSCH: Notes de prehistOria aragoll1sa (Bullllli de ('As·
sodací6cotalanad'Antropolog{a, Etnologfa j Prdút6rlo l. 1923). p. 6Oslgs. y [lg. 19.
(3) P. HERRMANN: Das Grliblr!lld van Mari01l 0111 Cyptrn (48 Winc kllmal/ns.
prolramm, Berlln, 1888), p. 51. tig. 32 y p. SS. flg. 42.
- 174(2)
[page-n-175]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL CRIECO
13
encuentran con frecuencia estas guirnaldas de yedra en el cuello de
las crateras con asa. Como que estas crateras helenísticas se han
hallado en relación con cerámica ibérica del siglo 111, en Ensérune
(S. de Francia) (1) Y en Emporion, Cabrera de Matar6, Puig Castellar
y San Antonio de Calaceite (2), debemos creer en la posibilidad de
una influencia continuada durante diversas épocas.
También los ramos con rellenos de hojas se pueden comparar, como
ha hecho Carpenter (3), con motivos griegos semejantes, especialmen·
te de hidrias ceretanas .
De nuevo hallamos en la cerámica griega importantes paralelos
de los moti vos animales del SE., que sólo aquí llegan a ser motivos
fundamentales. Aunque aparecen también en Arag6n , son de evidente
monotonía o pobreza de estilo (Azaila) o constituyen solo una excepción en el circulo de los motivos florales o geométricos (Calaceite
Sidamunt). En el SE. y en los más antiguos vasos emparentados (L'
AigUeta), se desarrollan con independencia. Los más interesantes por
su paralelismo con la cerámica griega son los carnlvoros (los llamados
.carnassiers~) y las aves (v. lám. V, 1·2). Estas últimas recuerdan
mucho las aves estilizadas de las mejores especies geométricas y orlentalizantes antiguas griegas. Los carnívoros recuerdan muchas figuras
semejantes de las especies orientalizantes y corintia e incluso de la
cerámica del siglo VI. Y la posibilidad de una relación nos la aseguran
también los hallazgos de España: en la necr6pol!s arcaica de Em ·
paria n entre los hallazgos más antiguos se hall6 una pequeña oino·
choe calcídica con un friso de animales, entre los cuales hay uno
parecido a los «carnassierSt (4). Carpenter (5), que también acepta la
inrluencia griega en los «carnassierse, cree que tales animales son una
reproducción infiel e ininteligible de las panteras y leopardos descono·
cidos en España y que aparecen en la cerámica orienta!izante griega.
También pueden admiti rse con Carpenter (6) influencias griegas
en los conejos de Elche y en las cabezaS de caballo de los vasos de Ar-
(1) F. MOVRI!T: Collectian Mauut (Fouil/es d'Ens¡'une). (Corpus Vasorum
Antiguar/1 m, Parls), lám. 14.19.
(2) S. Antonio de Calacelte, BoscH: ús inlli'stigadóns di' la cullura ibhica al
SI/ix Aragó (Anul/r¡ /. E. e.. VI, 1915-20), p. 662·663 Y La cultura ibhieo del
BlIio Arogón l lV Congreso Intem:u:ional de Arqueología, Barcelona 1929), Pulg
castellar, BoscH: Art. PyuII/;;sche Halbinse/ en el Reolfulkon de ESr:ftT, IAm.
162, h. BoscH: El donotiu de Puig Castellar (Anllori VI, 1915.20), p. 597,
Ilg. 370 y 391.
(3) CUPIUfTl!R: The STuks in Spain, lám. XV.
(4)
FRICItEN"HAU3: ob. cit., núm. 13 a (íig. 16).
(5) Ob. cit., p_ 8-4.
(6) Ob. eit,. lamo XIV·XVI y el texto correspondiente.
-175 -
[page-n-176]
14
P. BOSCH C I MPERÁ
che na. A éstos pueden juntarse ahora los caballos de los vasos de Oli va y de La Serreta de Alcoy (1).
En las representaciones de la figura humana puede ootarse menos
la influencia griega, ya que en su mayoría son por completo bárbaras
e infantiles. Pero si se reúnen los pocos vasos con figuras humanas
que poseemos, pueden observarse en éstas reflejos de la cerámica
griega de distintas épocas. El hermoso vaso de Emporion, con la escena de una cacería (2) (v. lám. V, 3), ha de ponerse en relación.
de acuerdo con Carpenter (3). con las representaciones jonias, acaso
con los negros del vaso de Busiris. Un tipo enteramente distinto del
de la cerámica griega aparece en las ingenuas y toscas representaciones
del vaso de los guerreros de Archena (4); la disposición simple de
las figuras de guerreros que luchan de dos en dos puede compararse
con el estilo ático severo, lo cual coincidiría con la cronología probable del vaso de Archena, en la segunda mitad del siglo V o primera
mitad del IV.
Los vasos de Archena parecen representar una etapa anterior,
dentro de la cerámica ibérica, a los de Oliva y Alcoy, que han de coloearse en la transición del siglo IV al 111 por el ha!lazgo de cerámica
helenística antigua; el estilo de Archena es más severo y más puro en
las combin1ciones de espirales y palmetas, así como también se halla
más pr6ximo a los prototipos arcaicos griegos en las representaciones
de aves y c,uní voros. Los vasos de Oliva (v. lám. Vl, 2 y 3) y Alcoy
muestran una decoración barroca y evolucionad3., derivada en cuanto
a las espirales y palmetas y a la decoración de capullos de la etapa
anterIor, de Archefl3.. En los motivos humanos, aparte detalles atribulbIes a un progreso indígena, se observan nuevas influencias de la
CJ!rámica griega: la urna con una escena de batalla (5), en la que
comb.lten dos grupos de guerreros a pie ya caballo en planos distintos,
recuerda la complicada disposición de las escenas de los vasos de l S, de
lt:llia, así como el distinto tamaño de las figuras principales que sobresalen de las figuras cercanas de menor tamaño.
Lo mismo que para tos restantes ornamentos, la cerámica numan
w
(1) BOSCH y J. DI!: C. SEIUU.. El Museo Arqueoldgico de Barc,lona (IV Con·
grf.so Internacional de Arqueología, Barcelona 1929), p. 26.
(2) Reproducido en BOSCH y J. DI!: C. SI!RR .... , Pmporion (IV Confreso Interna·
cional de Arqueologta, Barcelona 1929), p. 18.
(3) Ob. cil. , nota 36 en la p. 151.
(4) Articulo Archlna en el Rta/ltxikon de Eal!:RT, re producido en lo lám, 45.
(5) Reproducido en BOSCH: Pyr. Halbin5l1 D en el Rla/luikon de EOUT.
en la l6.m, ¡53 c yen colores en BOSSI!RT: Gf!S(hichll des KUll$/8ewtrbt$ ¡lBerlln,
1928J.lám. XIII, 2.
- 176-
[page-n-177]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBáRICO y EL CRIECO
15
tina representa también algo aparte en los motivos humanos. Quere·
mas suponer por ello que debe considerarse mejor como una evolución
Independiente.
• ••
Si queremos resumir nuestros resultados, hemos de reconocer que
en el arte Ibérico se deja sentir un eco poderoso de las corrientes artisticas de la Grecia oriental en las épocas orlentalizantes avanzada y
arcaica.
A juzgar por los escasos hallazgos con fecha segura, se ve, sin em·
bargo, que la tradición antigua sobrevive largo tiempo, y que Carpen·
ter (1 lo acertadamente, califica al arte ibérico como ~ stagnant art
set in motion by archaic greek example&. Pero de tarde en tarde ha ido
recibiendo nuevas influencias griegas. Desgraciadamente no podemos
medir aún con exactitud su importancia de la misma manera que re·
sulta todavía difícil averiguar el camino que siguieron para llegar aquí.
Todo contribuye a hacer de esta una cuestión muy complicada. y a
pesar de la gran importancia de la primera colonización focea del siglo
VI, continúa sin explicar la fuerte tendencia arcaizante del arte Ibérico, así como el verdadero papel desempeñado por la colonia de Hemeroscopeion, que perduró hasta época avanzada y en cuyo hinterland
floreci6 el arte del SE. Podemos preguntarnos si no contribuyó a ello
la contemplación directa de obras de arte griegas en lugares puramente
helénicos, donde los productos de la época arcaica se conservaron
largo tiempo. Sabemos efectivamente por la tradici6n hist6rica que
los iberos tomaron parte, como soldados mercenarios, en la guerra greco·púnica, de Slcilla, que duró desde el 480 hasta avanzado el siglo IV,
tanto en los ejércitos griegos como en los cartagineses. Seria posible
que, además de la influencia directa de las colonias españolas, estos
soldados, acostumbrados a la vida y costumbres griegas durante su
servicio, sirvieran de intermediarios, y que a Sicilia deba atribuirse
un gran papel en el desarrollo del arte ibérico.
(1)
Ob. dt., p. 92.
-177-
•
[page-n-178]
[page-n-179]
BOSCH - . Relaclones•.
U.MINA 1.
(F ot. 90ach l.
2. Torre de l. mur.U. Irlel' dt Emporlon. (Fot. Bosch).
3. Torre ton .... reJo UllNt'O, lucho con r randH
bloc¡ues de roca, de Emporlon. (Fot. Bo..::h).
[page-n-180]
BOSCH • «RelacIones••
LÁM INA 11.
t. Fr.cmenlo Irqultect6nlto de un upultlo¡cle Galen.
2. Urnl dt u Uza plnt.d. de;O.ltra (ngoln Calor')
3.
(Fol.
~br')
DetlUe de la IIrna ,Intlll' •• Glltrl
( ..gCm C.br6).
[page-n-181]
lÁMINA 111.
DOSCH - «Relaciones!),
l . Cabtll de luurno, de plfllra, dtl Ctrro d, los SanlOl.
(Musto d, Mure" )
(Fot. Colomlnu).
2. Cabua de IUtrrtro, de plfdra, dtl Ceno de los Sllllos. (MuJeo de Baretlona).
(Fot. MUL Barcelona)
[page-n-182]
BOSCH • • Relacione s~ .
LÁMINA IV.
l. Elflngr de AIOS I ( Loun e).
(Foto Museo do Barrelon.. de un"vlclado).
Z y 3. FllurUa dt bron t e 61 C.. ldlar dt SanllSleban
coltccl6n Jlmfnu de ell ntrol , Ahntrla.
(Fot. Servicio Inv.
4. Fl¡Uflla dt Moncl de Desptlla ptftos
¡Mut.
Nlc.) (Fot. el1 ).
Ar,.
Ar ~
Barc.).
[page-n-183]
LÁMI NA V .
BOSCH - «Rel aciones!).
I
r
2. V15lI$ pln ll dos dt Arthml ( Mus.
d~
Bl rcelOnl )
( Fo~.
Mili. Ban::elonl¡.
3. D"orlCl6 n de un VISO lbhlco de Emporlon. (Coleed6n Cllurrol (DIbujo elldlolj.
[page-n-184]
BOSCH - . Relacionest.
LÁMINA VI.
1 Y 2. VISOS plnladOJ, de AuUa. (Mu s. de Barcelona) (Fol. Mus. Barcelona).
3. O_rollo de la kcorld6n de un va, o, de Ollvl. ( MuI. Bandonl) (Dib. GudloIJ.
4. Desarrollo de la dfcorac/6n de un VIIoO, de OH'"I . (Muf. de Blndona). (Dlb. Gudlol).
[page-n-185]
ISSN 1989-508
P BOSCH GIMPERA
~~Iacion~s. ~ntr~ ~I art~
y
ibé.rico
~I gri~go
Para resolver el problema del origen y evolución del arte ibérico
se ha acudido siempre al arte griego buscando en él paralelos que muestran realmente una gran semejanza y que hablan de una Intima rela ción entre ambos círculos de cultura y de una poderosa influencia del
arte griego sobre el ibérico. Pero al querer comparar aspectos concretos, se ha fracasado debido a que muchas veces la cronología, cuando
es posible obtenerla con alguna exactitud. se opone a estos paralelos
al no corresponderse las épocas de las manifestaciones artísticas griega e ibérica que se comparan (1). Es conocido el caso de la comparación
de la cerámica ibérica con la micénica iniciada ya por Furtwangler
y Perrot, presentada en mayor escala por Pierre Paris y que llevó a
conclusiones erróneas a pesar de que no puede negarse una positiva
semejanza en la ornamentación de ambas especies de cerámica. También
se ha comparado la plástica, en piedra y en bronce, de los iberos, con
prototipos griegos y orientales, pero no ha podido pasarse de la afirmacIón de la semejanza formal y estilistica entre determinados tipos, que
(1) Trabajos de conjunto con bibliograna completa sobre el arte y la cultura
Ibéricas y sobre Jos problemas cronológicos: BOSCH CIMI'ERA: El est,Ido actual
dI la illulSligaci611 dIlo. culturo. ¡blrica (Boletin de la R. Academia de 1;¡ His·
toria 1929). Acerca de la cuestión de las relaciones con el arte grIego. BosCH
GUlPIIRA, Trabajo citado y [berische Kriegerkijple aus dtn Cerro dI' los 50.II10s
(5po.nil'n); (Antike P/astik, Feslschrijt lür W. Amefllltg. Berlln. Gruyter, 1928.
p. 31 sigs.). R. CARPeNnR: Thr grules ¡IISpaill (Bryn.Mawr. 1925) y R. L"NTleR.
El santuario ¡blricad, CasleUarde So.nlisUba/l (MaJrid, 1917: M~morl3S de la
Comisión de Investigaci6n Paleontol6gicas y Prehlst6r1cas). p. 57 y slg.
-163 -
[page-n-164]
2
P. BOSCH CIMPERA
no aclaran el origen y desarrollo del arte ibérico, ya que la mayoría de
los monumentos de la plástica hispana carecen de cronología segura,
y el precedente de 10 ocurrido con la cerámica impide establecer esta
cronología a base de los paralelos tipol6gicos: en la cerámica los ornamentos que recuerdan los micénicos y los geométricos, donde aparecen con mayor abundancia es en los grupos más modernos de la cerámica ibérica, en los siglos l ile incluso en el 11, mientras grupos que
con seguridad son anteriores, de los sIglos V y IV, presentan otro carácter.
Poco a poco se van descubriendo en España nuevos monumentos
y se va llegando a resultado'3 cronológicos seguros. Pero hemos de reconocer que nos hallamos todavla muy lejos de que las condiciones
del problema nos permitan esperar una soluci6n satisfactoria. Con
los nuevos materiales lan s610 podemos plantear el problema sobre
una base más amplia y con ello discutir las diversas soluciones del mismo.
En el presente trabajo queremos intentar un resumen de l estado
actual de la cuesti6n.
LA ARQ UITECT URA
Los restos arquitect6nicos que permiten establecer comparaciones, si exceptuamos los restos de ciudades, cuyo conocimiento es muy
deficiente por lo que respecta a los primeros tiempos de la cultura ibérica, son bastante escasos. Sin embargo permiten interesantes paralelos.
Mencionemos en primer lugar los llamados muros cicl6peos de TaTragona. A pesar del aspecto primitivo que ofrecen los enormes sillares
de piedras sin desbastar, la disposición de las puertas y de las torres
cuadradas en íntima relaci6n con ellas (v. lám. J, 1), Indica una técnica
constructiva muy adelantada que debe compararse con la técnica de
forti fi cación que muestran los muros de la colonia griega de Emporion
en la costa c:ltalana (1 l. En Emporion la entrada de la ciudad se halla
también protegida por torres cuadradas, además de presentar el muro
otras torres, construídas muchas veces todas ellas con toscos sillares
e incluso verdaderas peñas (v.lám. 1, 2 Y3). Nada hay en ellas de la bella
técnica poligonal griega, por lo que debemos pensar en una tosca labor
provincial, acaso emprendida también con auxiliares indígenas. De este
modo están, construí das las murallas indígenas que suponemos más
antiguas, lo mIsmo en Tarragona que en Gerona (2), as! como las más
V. BOSCH GIMPI!RA: Probltmfi d'arqunJlotio i d'hisloria anUga tarrago7li(Tarragona, 1925), p. 58 sigs.
(2) P. PAR!S: Essa; sur I'a" tll'industrit J, I'Espat"' primitilH { (Parb, 1903),
(1)
7ItS
p. 11, fig. 9.
-164-
[page-n-165]
RELA.CIONES ENTRE EL ARTE ISÉRICO y
EL GRIEGO
3
modestas de los poblados ibéricos de Aragón (1). En esta última comar·
ca evoluciona paulatinamente el tosco muro de circunvalación hasta
convertirse en una perfecta muralla con torres, que ya encontramos
en la terraza superior de San Antonio de Calaceite, perfeccionándose
en la Inferior del mIsmo poblado, construida posteriormente, siendo la
forma de la torre oval, mientras las torres de la muralla de Osuna en
Andalucía (2), construidas en época más avanzada , son circulares. En
Cataluña, la fortaleza de Olérdola muestra todavía torres cuadradas:
la técnica de sus muros, construidos en el siglo 111 a. de J. C , como
parecen haber demostrado las excavaciones de Pallarés (3) , ya no
es la llamada ciclópea, sino que indica alguna influencia de la técnica
poligonal griega.
Un tipo enteramente distinto es el que hallamos en muchas fortificaciones de Valencia y Aragón, que deben considerarse como la
continuación de una técnica de fortificaciones indígenas, puramente
ibéricas, En Los Foyos (Lucena del Cid, prov. de Castell6n) lo mismo
que en La Torre Cremada (Valdeltormo, prov. de Terue!), se encuentran
grandes torres circulares u ovales; pero no en el muro que rodea el poblado, sino en medio de éste (4). Aunque de excelente técnIca, recuerdan, sIn embargo, no sólo a los fuertes eneolíticos de Los Millares en
Almeria, cuya planta es asimismo circular, sino también al tipo de for o
tificación corriente en el Mediterráneo occidental yen el NO. de Afri·
ca: los talayots de las Baleares y los mlraghes de Cerdeña, los mismo
que muchas fortalezas modernas del Saltara y Niger superior (5).
Todas ellas parecen reproducir un tipo originario de torre de observaciÓn circular colocada en el centro del poblado y alrededor de la cual
se agrupan las viviendas, rodeadas a su vez por un muro exterior
Problema todavía insoluble es el de tos talayots cuadrados de Lluchmajor en Mallorca, que por la semejanza formal de la técnica construc·
([) BOSCH GIMPERA: Les inllestigacions de la wlluTa ¡berica dd Baix Aragó
(Anuar; del ¡',sfiful d'Esfudis Cafaláns Vi, 1915·20, p. 641 sigs.), y la noticia so·
bre las excavaciones de los al\.os siguientes e n el Anuar; VII, actualmente en pren·
sa, con planos de los poblados. Tambi6n BoSCH, La cultuTa ;WTica dd Bajo
Aragón (IV Congreso Internacional de Arqueología, Barcelona 1929).
(2) A. ENCE!. y P. PARIS: Une /ort¿resse iblrique a Osuna (Nou/Jelles archives
¡fes missions scilmliliques ti /lUerajres, XII I, Parls, 1905, p. 357 sigs.), lám. XIV,
(3) M. PAL!.¡\RMs: Excavacións a Ollrdo(a (Anuari dtl Institt¡f d'Esllldis Cata·
16ns, VI, 1915.20, p. 598.599). V. también, A. LAMMERER: Oftrdola. Die iberischc
Burl des Panadls(Deutsch, Ze(lung IJQn Spani,n, VI I 1, Barcelona, 1925, núm. 16016 1), Y BOSCH, Problemes d'Arqlltologfa i d'Hislor;a anUla /arragonines, p. 62_63.
(") BOSCH GIMPI!RA y J. SI!NENT, La (orre ibtrica d, Llucma del Cid (Anlla·
r; del/nstilnt d'Estudis Cata/áns, VI, 19J5-2:1, p. (621 sigs.). Para la TorreCl'ema·
da v. la nota de las excavaciones en Anuar¡ VII (en prensa).
(5) L . FROIIENIUS: Das unbekannle A/rika (Munich 1923), parte 111.
-165-
[page-n-166]
4
P. BOSCH GIMPERA
Uva no difieren de los muros y talayats de la cultura de la avanzada
edad del bronce de las islas del Mediterráneo occIdental. Acaso debiéramos pensar en una ruda técnica indígena profundamente arraigada
en el Occidente, aunque también sería posible proponer para la forma
cuadrada de los talayats de Capocorp la hipótesis de influencias orientales prehelénicas, lo cual se relaciona con otras complicadas cucstiones (1).
Otras particularidades de la técnica de fortificación ibérica hacen
pensar también en la influencia griega. Acaso puedan notarse estas
influencias en el plano regular de la ciudad de Meca (2), con su camino cubierto hasta la ciudadela lo mismo que en la colocación de los puestos de vigilancia exterior en varios lugares del anfiteatro montañoso
de San Antonio de Calaceite. Pero el número de planos completos de
las ciudades ibéricas que poseemos es todavía demasiado reducido
para poder emitir un juicio definitivo.
Influencias extrañas se observan con seguridad en el templo del
Cerro de los Santos (3). El templo es una cella rectangular alargada
y en sus cercan fas se han hallado restos de capiteles y otros elementos
arquitectónicos, que constituyen una copia indígena de modelos jónicos. También aparecen capiteles jónico-ibéricos en Elche (4) y se
observa la influencia del sistema decorativo arquitectónico griego en
los restos de construcciones de la ciudad de Osuna (5), y en los restos
de las tumbas andaluzas de Galera (6).
Pero la disposición interior del santuario del Cerro de los Santos
presenta interesantes problemas. Es probable que las conocidas estatuas votivas se hallasen colocadas sobre una especie de bancos apHcados a los muros laterales en el interior del edificio. Resulta a:::í una
notable disposición del interior del templo que recuerda fuertemente
ciertos templos orientales e indudablemente el antiguo templo de Ishtar
en Assur (7), en el que [as esculturas sumerias se alineaban junto a
105 muros. Podrían citarse otros casos de persistencia de antiguas culturas orientales en época mucho más avanzada, como nos la presenta
la escultura con la llamada Bicha de Balazote, un toro con cabeza
BOSCH: Problemts d'ArqulOlogla i d'Historia anaga tarragonines, p. 59.
Descripción de Meca: A. SCHULTeN: Meca, eine ibuische Felsenstadt (Deutsehe ZlIitung 1101/ Spanien, VII, 1922, numo 145-47.)
(3) P. PARIS: Essai, 1, p. 40. sigs. figs. 29-35. y J. I)f: D. I)f: LA RADA Du...
DA 1)0: Antigüedades del Cerro de los Santos (Madrid 1875).
(4) P. PARIS: Essai 1, lA.m. 111 y flgs. 36·37.
(5) A. ENG1!:l.. y P. PARIS; Une lortüesse ibdrique d Osuna. lám. V.
(6) CABRÉ Y MOTOS: Excavaciones en la necrópolis ibdrica de GalITa (Granada).
(Memorias de la Junta superior de .xcava.;iones y antigüedades, núm. 25. 1918).
(7) W. ANORAf:: DIT lsehtartemptl in Assur (Wissenschattliche Ver{jllenl/ichun.
(1)
(2)
gen der Deutscften Orient Gese/lschalt. Leipzig, 1922).
-166-
[page-n-167]
RELACION~S ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL GRIEGO
5
humana, parecido a los de la antigua Babilonia (1). Naturalmente
no hemos de pensar en relaciones directas con Mesopotamia. Sin embargo, podría suscitarse la cuestión de si tales fenómenos no tienen
paralelos en el Oriente griego, donde podrían explicarse a través de
Asia menor.
También en los sepulcros monumentales de Andalucía se puede
encontrar inflencias extrañas. En contraste con los sencillos túmulos
con una pequeña cista rectangular o con una cámara semejante construida con aparejo pequeño del Levante y Aragón, continuación de
los antiguos sepulcros almerienses, o con las tumbas de los Alcores.
pequeñas fosas bajo grandes túmulos, muchas de las sepulturas de la
Andalucla oriental (Galera, Toya) (2), consisten en grandes cámaras
de piedra con anejos y corredor de entrada de buena técnica arquitectónica, con molduras esculturadas(v.lám. 11, 1), restos de estuco en los
muros y con las juntas de las puertas convergentes como en muchas
cámaras sepulcrales del Occidente del Asia Menor. En el Oriente griego
(3) podrían presentarse paralelos semejantes aunque más modestos
en las cámaras sepulcrales de Samos. Y no parece deberse a la casualidad el hecho de que en estas sepulturas españolas (Galera) se hallan
cistas de caliza (turnas cinerarias?) con pinturas Qolícromas. entre
ellas figuras de grifos (4), (v. lám. 1I, 2 Y 3) que recuerdan motivos
griegos y en particular los sarcófagos de Clazomene.
LA PLÁSTICA
En el campo de la plástica ibérica hallamos diversidad técnica.
no sólo entre los diversos grupos locales, sino también dentro de la
misma comarca geográfica. Lo mismo en la plástica del SE. que en la
andaluza, aparecen junto a obras perfectas, verdaderamente artfsticas, otras de gran rudeza o de rasgos primitivos o degenerados. Pero
debe evitarse el tomar estas diferencias tipol6gicas como prueba de
una cronología o evolución distintas. La prudencia nos es recomendada
por las esculturas de Osuna, donde se hallan representaciones de aspecto muy primitivo y arcaizante junto a otras verdaderamente her(1)
L. Hr:UZEY: Mon/lmenls e/ Mémoires Piol, 1901, p. 122 sigs.
(2)
CABiUl y MOTOS: Excavaciones ell la 1I«16polis ibélica de Galeta (Granada)
(Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, p. 25, 191 8)
y J. CABRE: El upulcro de Toya (Archivo espal'lol de arte y arqueo logia. 1925,
página 73 y sig.)
(3) BOHLAU: Aus ionischen I/nd i/a/ischen Nlktopo¡en (Leipzig 1898), p. 19·20.
(4) J. CABRE: La necrópolis di TU/Uli Objetos exóticos y de procedencia
oriental en las necrópolis turdetanas (Bolltin de la Sociedad IspaFlo/a de ex·
cursiones, 1920), lim. 1.
- 167-
,
[page-n-168]
6
P. aOSGH CIMPERA
mosas y perfectas; pero precisamente en aquéllas, que se compararían
de buena gana con representaciones arcaicas de la plástica griega,
los guerreros llevan escudos celtas del tipo de La Téne ti (1). por lo que
no pueden fecharse antes de los siglos IV-III a. de J. C. También en
los bronces votivos de Castellar de Santisteban (que Lantier compara
con productos de arte griego) y Santa Elena en Despeñaperros, se ha
reconocido siempre que entre los centenares de estatuíllas. Jos tipos al
parecer más primitivos y rudos, eran los productos descuidados y baratos, fabricados en grandes masas.
R. Carpenter (2) ha planteado otra interesante cuesti6n que 11·
mita todavía más la discusión sobre las influencias extrañas en la plástica ibérica. Aparte de tipos al parecer arcaizantes que permiten erróneas comparaciones con modelos extranjeros, ya que se trata en este
caso simplemente de un fenómeno de convergencia, incluso en las esculturas ibéricas más perfectas, se debe atribuir su parte al normal desarrollo indígena puro. Por esta razón deben considerarse muchas de las
mejores estatuíllas de bronce de La Luz (Murcia), como producto
del apogeo de la plástica ibérica, que no se deben a la influencia
extranjera
Posibles relaG,iones con [a plástica griega se hallan ante todo en las
esculturas de animales.
El conocido toro con cabeza humana barbuda llamado ~!a bicha
de Balazotet (3), ha sido con razón comparado con antiguos tipos babilónicos y asirios y podría ponerse en relación con tipos del Asia Menor, caldeas yetruscos (4). Pero también seria posible ver en él la misma manera en el tratamiento de [a cabeza y la postura reposada de
las representaciones griegas de animales (5), al mismo tiempo que la
{alta en la cabeza barbuda de positivas semejanzas estilísticas con
los tipos mesopotámicos.
Las representaciones de leones (Bocairente, Baena, Córdoba) constituyen un verdadero paralelo con la plástica arcaica griega. De especial interés es la semejanza del le6n de Bocairente con el león de Fo-
A. EtlGlu.. y P. PARIS: Un, lo,llrts~ ibiriqu. d Osuna, lfim. XIV.
Tht Crub in Spahl, p. 41. sigs. y p.92.
(3) L. HEUZI!.Y: ob. di .. y P. PARIS: Essai 1, p. 117 sigs.
(4) Como por ejemplo el tOfO barbudo de la Tomba dei Torl en Tarqulnla.
(5) CARPEffTI!R: Th, greeks il! Spa¡T/, p. 161, no cree q ue las .blchas. sean
_asiáticas.. sino que ofrecen el tipo del toro con cabeza humana barbuda. corrien·
te en 103 dioses alados griegos del siglo VI y que podrian enccntrarse paralelOS
para la t6c:nica y estilo de tales representaciones en la plástica griega arcaica de SI·
cilia.
(1)
(2)
-
168-
[page-n-169]
RELACIONES ENTRE El,. ARTE IBÉRICO Y El,. GRIEGO
7
cea (1) y el hecho de que Focea sea precisamente la metr6poli de las
colonias griegas en España.
En las esfinges se han observado, sobre todo, paralelos con la plástica griega arcaica. Las de Agost (v.lám. 1V, 1) Y Villacarrillo proceden
con seguridad de prototipos griegos arcaicos y especialmente las primeras producen una fuerte impresi6n de cosa griega. Carpenter (2) las
ha comparado con la esfinge de Chipre. La influencia griega se confirma también en las esfinges del Salobral (3); pero éstas son de otro
género y no ofrecen el tipo corriente de aves, sino que representan cuadrúpedos alados, cuyas alas pueden compararse con las de los grifos
pintados de las pequeñas cistas de Galera, con figuras de la cerámica
jonia e incluso con pinturas murales etruscas (4).
Se puede atribuir a la influencia griega la afici6n a las representaciones de animales, entre ellos a los diversos tipos de toros que observamos sobre todo en el SE. y Andalucía, así como la frecuente aparición de leones y esfinges y la tendencia a los seres alados. Tales influencias procedían de las comarcas orientales del mundo griego, ya que
allí la afici6n a la plástica animalística y a los seres alados en relación
con Asia Menor dura desde [a época orientalizante hasta la arcaica,
lo cual se halla de acuerdo con el origen oriental de las colonias griegas de España.
La influencia griega se ve confirmada y explicada por el friso de
Emporion con las dos esfinges, obra del período arc,:,lico avanzado (5);
en él vemos, en suelo español, una representación emparentada con
la plástica de animales ibérica.
La cuestión cronológica debe quedar provisionalmente por resolver. Desgraciadamente las circunstancias de los hallazgos españoles
no permiten conclusiones seguras.
En las representaciones humanas, tanto en piedra como en bronce,
se dejan ver distintas influencias. Queremos aquí prescindir de lo que
refleja importación directa oriental, siria o fenicia. Realmente se pueden observar muchos rastros de ella en el traje y en los adornos de
las estatuas: la dama de Elche lleva collares fenicios semejantes a los
del tesoro fenicio de La Aliseda (6). Se ha comparado también la ter(1) Sobre elle6n de Bocairento: P. PARIS: Essai 1, lim. V. El león de Focea
en F. SARTlAUX: Rklrerclr,s Sil' 1 site de I'oncienne Pllfxll! (Campus rtndus dI! l' Aca,
demi. des h/suiplians t.I B,lfes útlres, 1914), p. 6, sigs. y lig. 2.
(2) Db. cit. p. 160. Laesflnge de Chipre en e l Bulletln d, correspondUlICl' MI/,Itique, 1894, p. 316, lim.
(3) P. PARIS: Essai 1, p. 127, slgs. flgs. 96·97.
(4) Para Galera, CABRIlI; La necrópolis d. Tú/ugi, lim. 1.
(5) AI/uari del [ns/itut d'Estudis Cataláns VI, 1915·20, p. 707, fig. 546.
(6) ). MELlOA: El tesoro d, la Aliseda (Boletln de la Sociedad española de
cursiones, 1921), lim. l'y IV.
-169 -
'x·
[page-n-170]
8
P. BOSCH CIMPERA
minaci6n puntiaguda del manto de las figuras femeninas que se apoya en una especie de aparato sobre la cabeza, con tocados sirios u
orientales; pero en la Dama oe Elche se ve que el velo como el manto
puntiagudo de las mujeres, se fijan a la cabeza por medio de un peine,
que corresponde a la actua l .peineta. para sostener la fmantilla., de
manera que cabe supone r que estas formas de disposición del velo
corresponden a costumbres indígenas muy antiguas.
Las esculturas tipol6g1camente más antiguas que podrían hallarse influídas por la plástica extranjera, serían muchas de las figuras
sentadas del Llano de la Consolación que Carpenter, siguiendo a P
Pa ris, compara con las esculturas de los Bránquidas (1). A una etapa
anterior de la plástica griega correspondería también una estatuilla
de bronce, inédita, del santuario de Castellar de Santisteban, representando una mujer desnuda. que podría compararse con los más
antiguos monumentos de la plástica ática antigua (v. lám. IV , 2·3).
Otro grupo lo constituyen un par de bronces de Despeñaperros,
en los que Carpenter ha comprobado con seguridad la influencia jónica. Uno de ellos (figura femenina) podría según él ser incluso un
original jonio (v. lám. IV), lo mismo que una pequeña es1atuílla de
Hera del SE. (2) . Y entre las figuritas de bronce de Despeñaperros
se haIlan también toscas imitaciones de la citada figura femenina posiblemente jonia.
Además puede observarse en el estilo de los paños de las figuras
femeninas del Cerro de los Santos, una semejanza en la manera de
tratar los pliegues con las estatuas femeninas arcaicas, jÓnicas o áticas
Algunos tipos españoles recuerdan las Cores de la Acrópolis, y es notable el hecho de que estas figuras femeninas del Cerro de los Santos
tengan un paralelo también en Etruria en una estatua, de toba. de
Vulci (3).
Los paralelos arcaicos concluyen con dos cabezas de guerreros
del Cerro de los Santos que he publicado en el Feslschrifl für AmeIUlIg (4) (v. lám. 111, 1 Y2). Corresponden a la época delarcaismo griego, tal como lo revela el frontón de Egina.
Según Carpenter (5) las influencias arcaicas dieron el impulso a
CARPENTER: ob. cit., p. 160. V. P. PARIS; Essai 1, p. 260, fig. 296.
(2) CAkPENTtIl:: ob. cit., p. 38 sigl!o y lim. IV B. U. estatuilla de Hora en
P. PARIS: Essai 1. p. lOO, figs. 82.83.
(3) DUCATI: Storia deU'arte etrusca 1I (Florencia 1927), lám. 63, núm. 197.
Es notable que una estatuilla de bronce publicada en esta misma lamina (con el
número 1%), procedente de Vulci, muestra un tipo de estillzacl6n semejante al
de los bronces ibéricos de Andalucia.
(4) Ibtrisch, Krieftrk"p/' aus dem Cerro de los Salltos.
(5) Ob. cit., p. 92.
-170(1)
[page-n-171]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL GRIEGO
9
a plástica ibérica, que después se desarrolló independientemente, y
sólo más tarde volvió a ponerse en contacto con la griega. Así se explicarían la mayoría de las obras de la plástica en bronce y en piedra,
en las que o bien se encuentra una persistencia de [os tipos arcaizantes o un perfeccionamiento de la técnica, obtenida con sus propios
medios_ Excepción de ello es la Dama de Elche, que se halla muy por
encima de las posibilidades corrientes de las obras ibéricas, y para [a
cual Carpenter vuelve a adoptar la opinión de Th. Reinach: sería de
puro estilo griego con un modelo ibérico, acaso obra de un escultor
griego. Carpenter compara la Dama de Elche con el Apollo
Chatsworth, y fecha su estilo hacia el 450 a. de J. C.
Acaso no debemos excluir un más duradero influjo griego. El torso
del guerrero con la falcata, de Elche (1), así como muchas esculturas
de Osuna (2), quizás significan un nuevo influjo griego, especialmente de la plástica del siglo IV. A su lado, empero, se observan siempre
las persistencias arcaizantes de los tipos más antiguos, como lo prueba la figura citada de Osuna, de estilo arcaizante y con el escudo de
La Tene.
PINTURA
La cerámica ibérica pintada nos aparece hoy, después de muchos
trabajos de sistematizacIón (3), como un arte de múltiples variantes
locales que se desarrolla desde el siglo V o a lo más desde finales del VI,
hasta entrada la época romana. No sabemos todavía hasta qué momento de la época romana se fabricó cerámica ibérica pintada, pero aparecen fragmentos ibéricos junto con sigil-Iata en numerosas estaciones e incluso en las capas romanas de Emporion y otras ciudades, por
lo que es seguro que por lo menos duró hasta el comienzo de la época
imperial. No sabemos cuándo debe suponerse que empezó la pintura
de la cerámica en España. Los vasos ibéricos más antiguos pueden ser
los de la necrópolis de los Aleares en Carmona, donde alcanzamos el
limite cronológico superior en la segunda mitad del siglo VI con la fibula de tipo avanzado de La Certosa. Pero los vasos de los Alcores
son de decoración muy sencilla: fajas pintadas y motivos geométricos
(1) P. PARIS: Essai 1, p. 305, Hg. 307.
(2) V. la bibliografia citada antes.
(3) Además de la primera sin tesis del material en P. PARIS: Essai 11, v. BOSCH:
Zur Frage der ibe,ische" Keramik (Mtmnot/ 1913. p. 166 s!gs.), completado en la
edición española: El problema de la cerdmica ibérica (Madrid 1915). Véase también
E. POTTIl!.R: U probMme de la ctrámique iberique (jounloi des SOVOl1ls, 1918, p.
281 sigs.), y SOSCH; El estado actual de la Investlgacl6n de la cultura rlsica
(BoJetin de la R. Academia de la Historia, 1929) y el articulo Pyrll1íiischt Hal·
binstl en el Rtolltxikon de EBERT. V. también CARPENTER: ob. cit., p. 82 sigs.
-171 -
[page-n-172]
10
P. BOSCH GIMPERA
de poca importancia y de formas posiblemente influídas por la cerámica cartaginesa, por 10 que sirven poco para resolver el problema.
Los mejores ejemplares de la cerámica ibérica de Andalucfa y del SE ..
así como vasos semejantes de Emporion, aparecen junto con vasos
griegos de figuras rojas de los siglos V-IV, mientras en la necrópolis
de Oliva (Valencia) (1), se hallan acompañados por cerámica de barniz negro del final del siglo IV o principios del 111, y en el Bajo Arag6n con cerámica helenfstica del siglo 11 I. Por las excavaciones de
Cabréen Azaila parece que el grupo de Azaila es todavía posterior (2),
ya que allí los vasos más hermosos aparecen junto con vasos helenísticos avanzados. monedas ibéricas y romanas hasta la época de la guerra sertoriana y con grandes ánforas para vino helenístico-romanas.
En Castilla, la primera aparición de la cerámica ibérica pintada
tiene lugar en las necrópolis célticas post-hallstátticas del siglo 111,
junto con espadas y fíbulas de La Tene 11 (3) Y sólo entonces se
desarrolla paulatinamente la especie numantina que alcanza un florecimiento peculiar y que, si hemos de aceptar la cronología relativa
fundamental de Taracena (4), muestra primero tipos muy distintos
de la cerámica ibérica corriente, que se originan Independientemente
en el campo de la cultura post-hallstáttica (vasos polícromos), y sólo
más tarde, en el siglo 11, adopta los tipos ibéricos generales, aunque
siempre desarrollados con originalidad. Más hacia el Oeste se encuentra
la cerámica ibérica como una influencia forastera en la cultura posthallsláttica, no antes que en Celtiberia (Las Cogotas, prov. de AvilaJ.
y dura con formas degeneradas hasta la avanzada época romana (S).
La cerámica ibérica de Portugal, cuando es antigua, es del tipo
andaluz de los Aleores (Faro en Algarve, .Caslros» de Jos alrededores
de Figueira) y se mezcla como importación o influencia extranjera
Articulo Oliva en el RtaUexiko/J de EB~RT y BoSCH-S~RRA. El
Arqurológico d. Barcelona (IV Congreso Internacional de Atqueologla,
Barcelona \929). portada y p. 26.
(2) C"'BR~: Dos tesoros d. mon.tdas de bronce autól/omas de Alaifa. (Memoria
numismático espaifol. 1921 Junio) y del mismo, La cerámica ¡'berica pintada de
Azaila (Archivo español de arte y arqueologla 11, 1926, p. 215 sigs.) y Alaif(! (1 V
Congreso Internacional de Arqueología. Barcelona, 1929).
(3) BOSCH: El problema de la cerámica lberica, p. 32.44 y figs. 13·15. Del mis·
IDO, Los celias y la ciuilizaC¡ól/ ctllica en la Pt:1/[lIsu{a iWrica (8olrlin de la Socitdad espaJlola de excursiones, 1921) Y artículo Pyrt:1/(iisclre Halbinsel D en el R,a.
lIexikon de EB~RT.
(4) B. T ... R ... C~N ... : La cerámica ibtrica de NI/manda (Coleccirmismn. MadrId,
1924) y resumen del mismo: Arle ibérico. Los /lasos y las figuras de barro de Numancia en /PEK 1, 1925, p. 75 sigs.
(5) BOSCH: El problema de la cerámica ¡berica, p.33. Las Cogotas, inédito.
- 172(1)
Mu~
BOSCH:
[page-n-173]
REl.ACIONES ENTRE El. ARTE IBÉRICO Y El. GRIEGO
11
con la cultura post-hallstáttica, o bien, en el Norte de Portugal (Culfraes, Caldellas), es muy rara y de época muy avanzada (1).
La cuna y los grupos más antiguos de la cerámica pintada ibérica
resultan, pues, hallarse en el S. y SE. de España, siendo los restantes
grupos derivaciones del anterior, ya que en el Ebro sólo aparece una
transformación de los motivos de la cerámica del SE., y en Celtiberia
se muestra un desarrollo indígena en el que aparte unos pocos elementos
de la cerámica del Ebro no se da casi nada en común con los restantes
grupos.
Siguiendo a Pierre Paris, que fué el primero que se ocupó sistemáticamente de la cerámica ibérica, se buscó el origen de sus motivos en
la cerámica micénica (especialmente los círculos concéntricos y las líneas onduladas), como ya habían supuesto Furtwangler y Perrot. Al
conocerse la cerámica numantina, se habló de la influencia de la espe·
cie geométrica griega a causa de la primitiva estilización de la figura
humana y la frecuente aparición de la swástica y de los motivos ajedrezados. La cronología habla en contra de tales paralelos y debemos
hoy prescindir de los mismos
La mayoría de los motivos de la cerámica andaluza y del SE .• se
pueden encontrar en las especies griegas y principalmente en la cerámica orienta!!zante final y j6nica. En este punto llegamos a los mismos
resultados que en las restantes muestras del arte ibérico, en el que se
comprueban influencias griegas arcaicas
Hasta la avanzada cerámica jonia se conserva la división del vaso
por medio de anchas zonas pintadas, que constituyen el único adorno
en los vasos decorados pobremente o sea en los vasos de uso corriente
y en muchos vasos chipriotas. Es interesante el hecho de que en la ca·
lonia griega de Emporion, se hallan ejemplares de esta cerámica en
las tumbas del siglo VI (2). Naturalmente que estos como muchos
otros ornamentos, derivan de una remota tradición que continúa
desde especies muy primitivas y que es común a la cerámica siria y
del Asia Menor. Como que la cerámica cartagInesa, cuando está deco~
rada, casi siempre muestra tan sólo estas fajas pintadas, y como estas
predominan en la cerámica andaluza, en la que por otra parte se deja
sentir la influencia de muchas formas de vasos cartagineses, se puede
pensar en ambos orfgenes para los motivos más sencillos de la cerámica ibérica. Debido a lo escaso de los hallazgos fenicios antiguos y al
hecho de no abundar las importaciones cartaginesas en las necr6polis
(1) BOSCH; r.t Islado ac/ual de la invISliraci6n dI la el/l/lira ibhico (Bo!etln do
la R. Academia de !a Historia. 1929).
(2) A. FRICKEHHAUS; Grircllischl Vasen a/ls Emporion (Anltari del /. d'E.
C. 11. 1908, p. 195 slg5.). p. 201 sigs .. núms. 2·3 (figs. 5·9). V. BOHLAU; Aus io·
nischlll !md itaf¡'sch#1! N#lcl0pol#1I (Leipzig, 1898), Iim. 11,4. lám. VI y VIII.
-173-
[page-n-174]
12
P. aOSCH CIMPERA
ibéricas de Andalucía hasta el siglo IV (1), mientras los citados hallaz·
gos de Emporion prueban la presencia en España de cerámica jónica
avanzada, hemos de considerar más importante la influencia griega.
Los semicírculos que se cruzan, muy frecuentes en la cerámica del
SE. y E. Y en los grupos del Arag6n influí dos por aquéllos, podrían tener un precedente en los llamados vasos eolios, que ciertamente no
han sido nunca hallados en España, pero que en Italia aparecen junto con especies del final de la época orientalizante. que han sido también
halladas en Emporion.
Respecto de muchos otros motivos geométricos: tableros de ajedrez,
swásticas, meandros, dientes de lobo, series de s y de espirales, pueden hallarse para ellos innumerables paralelos griegos de todas las épocas. Especial interés ofrece la espiral doble a la que se juntan moti·
vos de palmetas o estilización de capullos, alcanzando un desarrollo
rico y origin3.l en la cerámica del SE., hasta el punto de formar la base
para una gran parte de la decoracIón local, pasando a todos los grupos
influídos por la cerámica del SE. En Grecia aparecen hasta en la cerámica ática de los siglos VI-V y como motivos de relleno o bajo las asas
de las grandes vasijas; en las especies jónicas y especialmente en las
orientalizantes avanzadas, como por ejemplo en los vasos de Fikellura, son muy frecuentes y a menudo tratados como moticos independientes como ocurre en la cerámica ibérica. Estos paralelismos han sido
también señalados por Carpenter.
Las combinaciones de líneas onduladas y círculos o semicírculos
concéntricos que aparecen en todas las regiones, pero que se hallan más
arraigadas y desarrolladas en Andalucía, se pierden en las especies
griegas de época avanzada y son frecuentes en las más antiguas entre
las micénicas y geométricas. Llegan, sin embargo, hasta las especies
orientalizantes avanzadas como motivo de relleno.
Las líneas de hojas de yedra paralelas a ambos lados de una linea
horizontal (como en muchos vasos ibéricos del SE. y Emporion) o en
guirnaldas (como perduran hasta las especies avanzadas: Azaila), (v.
lám. VI, 1-2) se hallan sobre todo en la cerámica jónica del siglo VI;
pero continúan usándose hasta épocas muy avanzadas y el paralelo
más evidente que se puede encontrar en Grecia al plato de Azaila y
a otros vasos de Belmonte (2), en los que las hojas de yedra se hallan
magníficamente desarrolladas, sería un plato de Marion en Chipre, del
siglo IV-III (3); también en la cerámica de barniz negro helenistica se
(1)
ViJlaricos, Galera.
Para 8elmonte v. BOSCH: Notes de prehistOria aragoll1sa (Bullllli de ('As·
sodací6cotalanad'Antropolog{a, Etnologfa j Prdút6rlo l. 1923). p. 6Oslgs. y [lg. 19.
(3) P. HERRMANN: Das Grliblr!lld van Mari01l 0111 Cyptrn (48 Winc kllmal/ns.
prolramm, Berlln, 1888), p. 51. tig. 32 y p. SS. flg. 42.
- 174(2)
[page-n-175]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL CRIECO
13
encuentran con frecuencia estas guirnaldas de yedra en el cuello de
las crateras con asa. Como que estas crateras helenísticas se han
hallado en relación con cerámica ibérica del siglo 111, en Ensérune
(S. de Francia) (1) Y en Emporion, Cabrera de Matar6, Puig Castellar
y San Antonio de Calaceite (2), debemos creer en la posibilidad de
una influencia continuada durante diversas épocas.
También los ramos con rellenos de hojas se pueden comparar, como
ha hecho Carpenter (3), con motivos griegos semejantes, especialmen·
te de hidrias ceretanas .
De nuevo hallamos en la cerámica griega importantes paralelos
de los moti vos animales del SE., que sólo aquí llegan a ser motivos
fundamentales. Aunque aparecen también en Arag6n , son de evidente
monotonía o pobreza de estilo (Azaila) o constituyen solo una excepción en el circulo de los motivos florales o geométricos (Calaceite
Sidamunt). En el SE. y en los más antiguos vasos emparentados (L'
AigUeta), se desarrollan con independencia. Los más interesantes por
su paralelismo con la cerámica griega son los carnlvoros (los llamados
.carnassiers~) y las aves (v. lám. V, 1·2). Estas últimas recuerdan
mucho las aves estilizadas de las mejores especies geométricas y orlentalizantes antiguas griegas. Los carnívoros recuerdan muchas figuras
semejantes de las especies orientalizantes y corintia e incluso de la
cerámica del siglo VI. Y la posibilidad de una relación nos la aseguran
también los hallazgos de España: en la necr6pol!s arcaica de Em ·
paria n entre los hallazgos más antiguos se hall6 una pequeña oino·
choe calcídica con un friso de animales, entre los cuales hay uno
parecido a los «carnassierSt (4). Carpenter (5), que también acepta la
inrluencia griega en los «carnassierse, cree que tales animales son una
reproducción infiel e ininteligible de las panteras y leopardos descono·
cidos en España y que aparecen en la cerámica orienta!izante griega.
También pueden admiti rse con Carpenter (6) influencias griegas
en los conejos de Elche y en las cabezaS de caballo de los vasos de Ar-
(1) F. MOVRI!T: Collectian Mauut (Fouil/es d'Ens¡'une). (Corpus Vasorum
Antiguar/1 m, Parls), lám. 14.19.
(2) S. Antonio de Calacelte, BoscH: ús inlli'stigadóns di' la cullura ibhica al
SI/ix Aragó (Anul/r¡ /. E. e.. VI, 1915-20), p. 662·663 Y La cultura ibhieo del
BlIio Arogón l lV Congreso Intem:u:ional de Arqueología, Barcelona 1929), Pulg
castellar, BoscH: Art. PyuII/;;sche Halbinse/ en el Reolfulkon de ESr:ftT, IAm.
162, h. BoscH: El donotiu de Puig Castellar (Anllori VI, 1915.20), p. 597,
Ilg. 370 y 391.
(3) CUPIUfTl!R: The STuks in Spain, lám. XV.
(4)
FRICItEN"HAU3: ob. cit., núm. 13 a (íig. 16).
(5) Ob. cit., p_ 8-4.
(6) Ob. eit,. lamo XIV·XVI y el texto correspondiente.
-175 -
[page-n-176]
14
P. BOSCH C I MPERÁ
che na. A éstos pueden juntarse ahora los caballos de los vasos de Oli va y de La Serreta de Alcoy (1).
En las representaciones de la figura humana puede ootarse menos
la influencia griega, ya que en su mayoría son por completo bárbaras
e infantiles. Pero si se reúnen los pocos vasos con figuras humanas
que poseemos, pueden observarse en éstas reflejos de la cerámica
griega de distintas épocas. El hermoso vaso de Emporion, con la escena de una cacería (2) (v. lám. V, 3), ha de ponerse en relación.
de acuerdo con Carpenter (3). con las representaciones jonias, acaso
con los negros del vaso de Busiris. Un tipo enteramente distinto del
de la cerámica griega aparece en las ingenuas y toscas representaciones
del vaso de los guerreros de Archena (4); la disposición simple de
las figuras de guerreros que luchan de dos en dos puede compararse
con el estilo ático severo, lo cual coincidiría con la cronología probable del vaso de Archena, en la segunda mitad del siglo V o primera
mitad del IV.
Los vasos de Archena parecen representar una etapa anterior,
dentro de la cerámica ibérica, a los de Oliva y Alcoy, que han de coloearse en la transición del siglo IV al 111 por el ha!lazgo de cerámica
helenística antigua; el estilo de Archena es más severo y más puro en
las combin1ciones de espirales y palmetas, así como también se halla
más pr6ximo a los prototipos arcaicos griegos en las representaciones
de aves y c,uní voros. Los vasos de Oliva (v. lám. Vl, 2 y 3) y Alcoy
muestran una decoración barroca y evolucionad3., derivada en cuanto
a las espirales y palmetas y a la decoración de capullos de la etapa
anterIor, de Archefl3.. En los motivos humanos, aparte detalles atribulbIes a un progreso indígena, se observan nuevas influencias de la
CJ!rámica griega: la urna con una escena de batalla (5), en la que
comb.lten dos grupos de guerreros a pie ya caballo en planos distintos,
recuerda la complicada disposición de las escenas de los vasos de l S, de
lt:llia, así como el distinto tamaño de las figuras principales que sobresalen de las figuras cercanas de menor tamaño.
Lo mismo que para tos restantes ornamentos, la cerámica numan
w
(1) BOSCH y J. DI!: C. SEIUU.. El Museo Arqueoldgico de Barc,lona (IV Con·
grf.so Internacional de Arqueología, Barcelona 1929), p. 26.
(2) Reproducido en BOSCH y J. DI!: C. SI!RR .... , Pmporion (IV Confreso Interna·
cional de Arqueologta, Barcelona 1929), p. 18.
(3) Ob. cil. , nota 36 en la p. 151.
(4) Articulo Archlna en el Rta/ltxikon de Eal!:RT, re producido en lo lám, 45.
(5) Reproducido en BOSCH: Pyr. Halbin5l1 D en el Rla/luikon de EOUT.
en la l6.m, ¡53 c yen colores en BOSSI!RT: Gf!S(hichll des KUll$/8ewtrbt$ ¡lBerlln,
1928J.lám. XIII, 2.
- 176-
[page-n-177]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBáRICO y EL CRIECO
15
tina representa también algo aparte en los motivos humanos. Quere·
mas suponer por ello que debe considerarse mejor como una evolución
Independiente.
• ••
Si queremos resumir nuestros resultados, hemos de reconocer que
en el arte Ibérico se deja sentir un eco poderoso de las corrientes artisticas de la Grecia oriental en las épocas orlentalizantes avanzada y
arcaica.
A juzgar por los escasos hallazgos con fecha segura, se ve, sin em·
bargo, que la tradición antigua sobrevive largo tiempo, y que Carpen·
ter (1 lo acertadamente, califica al arte ibérico como ~ stagnant art
set in motion by archaic greek example&. Pero de tarde en tarde ha ido
recibiendo nuevas influencias griegas. Desgraciadamente no podemos
medir aún con exactitud su importancia de la misma manera que re·
sulta todavía difícil averiguar el camino que siguieron para llegar aquí.
Todo contribuye a hacer de esta una cuestión muy complicada. y a
pesar de la gran importancia de la primera colonización focea del siglo
VI, continúa sin explicar la fuerte tendencia arcaizante del arte Ibérico, así como el verdadero papel desempeñado por la colonia de Hemeroscopeion, que perduró hasta época avanzada y en cuyo hinterland
floreci6 el arte del SE. Podemos preguntarnos si no contribuyó a ello
la contemplación directa de obras de arte griegas en lugares puramente
helénicos, donde los productos de la época arcaica se conservaron
largo tiempo. Sabemos efectivamente por la tradici6n hist6rica que
los iberos tomaron parte, como soldados mercenarios, en la guerra greco·púnica, de Slcilla, que duró desde el 480 hasta avanzado el siglo IV,
tanto en los ejércitos griegos como en los cartagineses. Seria posible
que, además de la influencia directa de las colonias españolas, estos
soldados, acostumbrados a la vida y costumbres griegas durante su
servicio, sirvieran de intermediarios, y que a Sicilia deba atribuirse
un gran papel en el desarrollo del arte ibérico.
(1)
Ob. dt., p. 92.
-177-
•
[page-n-178]
[page-n-179]
BOSCH - . Relaclones•.
U.MINA 1.
(F ot. 90ach l.
2. Torre de l. mur.U. Irlel' dt Emporlon. (Fot. Bosch).
3. Torre ton .... reJo UllNt'O, lucho con r randH
bloc¡ues de roca, de Emporlon. (Fot. Bo..::h).
[page-n-180]
BOSCH • «RelacIones••
LÁM INA 11.
t. Fr.cmenlo Irqultect6nlto de un upultlo¡cle Galen.
2. Urnl dt u Uza plnt.d. de;O.ltra (ngoln Calor')
3.
(Fol.
~br')
DetlUe de la IIrna ,Intlll' •• Glltrl
( ..gCm C.br6).
[page-n-181]
lÁMINA 111.
DOSCH - «Relaciones!),
l . Cabtll de luurno, de plfllra, dtl Ctrro d, los SanlOl.
(Musto d, Mure" )
(Fot. Colomlnu).
2. Cabua de IUtrrtro, de plfdra, dtl Ceno de los Sllllos. (MuJeo de Baretlona).
(Fot. MUL Barcelona)
[page-n-182]
BOSCH • • Relacione s~ .
LÁMINA IV.
l. Elflngr de AIOS I ( Loun e).
(Foto Museo do Barrelon.. de un"vlclado).
Z y 3. FllurUa dt bron t e 61 C.. ldlar dt SanllSleban
coltccl6n Jlmfnu de ell ntrol , Ahntrla.
(Fot. Servicio Inv.
4. Fl¡Uflla dt Moncl de Desptlla ptftos
¡Mut.
Nlc.) (Fot. el1 ).
Ar,.
Ar ~
Barc.).
[page-n-183]
LÁMI NA V .
BOSCH - «Rel aciones!).
I
r
2. V15lI$ pln ll dos dt Arthml ( Mus.
d~
Bl rcelOnl )
( Fo~.
Mili. Ban::elonl¡.
3. D"orlCl6 n de un VISO lbhlco de Emporlon. (Coleed6n Cllurrol (DIbujo elldlolj.
[page-n-184]
BOSCH - . Relacionest.
LÁMINA VI.
1 Y 2. VISOS plnladOJ, de AuUa. (Mu s. de Barcelona) (Fol. Mus. Barcelona).
3. O_rollo de la kcorld6n de un va, o, de Ollvl. ( MuI. Bandonl) (Dib. GudloIJ.
4. Desarrollo de la dfcorac/6n de un VIIoO, de OH'"I . (Muf. de Blndona). (Dlb. Gudlol).
[page-n-185]