Notes bibliogràfiques
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ISSN 1989-508
NOTAS BI BL IOCRÁFICAS
NOTAS BILlOGRAFICAS
En esta sección daremos cuenta de las oblas refere ntes a la Prehistoria levan·
Una o que traten problemas interesantes para !sta, publicadas durante el afto,
En este primer volumen damos cuenta de las publicadas en los aftos 1927 y 1928
que han llegado a nuestro conocimiento, y especialmente de alguna de 1926.
Ru llexlkon dtr Vorgnchlchle, publicado por MAX ESERT. &rlln.
Walter de Gruyu:r.
•
Va ya acereA.ndose a su t~rmlno la publlcacl6n de C!ta Enciclopedia de la Prehistoria. de la que desde el a rio 1927 inclusive han aparecido los vals. VII I
(Maltaja.Noppenrlgn), lX (Norddeutschland.Oxusfund). X (Pacht-Pyrenaenhalblnsel). Xl (Qadeso h.Seddln) y XI I (Seedorlertypus-SUdliches Afrlka) y hallán.
dose en publicación los vols. XIII y X IV. De estos vol úmenes Interesa aqul
citar los articulas 5¡gu¡ent~: Vol, VI II : Mon t g6 (L, Pcrlcot), Morella la vella
(Obermaler), Mugron.Nísche (Obermaier), Miliares (Los) (L. Pericot), Mlnateda
(Obermaler), MegaUth.grab (P. Bosch Glmpera): vol. IX: Oficio (El) (A. del
Castillo): vol. X: Panuuelos (A. del Castillo). Pcretl6 (Obermaier), Phonikische
besiedlung (P. Bosch Gimpera), Pilum (Bosch), Primitive Kunst (H. Kühn). PujOI
(J. de C. Serra RéJols), Pyrenien halblnsel (Obermaler.80sch ); vol. X I: S. Anta.
nio el Pobre (Serra), S. Antonl de Galaceit (Serra), Schnurkeramik (Bosch), Schri!t
(Iberlsches) (Serra). Secans·Nische (Obermaler): vol. XII: Serreta (la) (A. del
Castillo), Sidamunt (Serra), Soliferreum (Bosch).
L. P.
MANueL
CóMIIZ
MORe NO: La novela de EsP'''', Madrid, 1928.415 p1gs.
El insigne maestro cuyas múltiples actividades en el campo de la Historia y
Arqueologia patrias han dado frutos tan admirados. acaba de producir un libro
sumamente original y que el propio autor reconoce que podria llamarse Historia
mod"nr'$la d~ EspaRa. Se trata de una serie de cuadros histórico-novelescos. que
abarcan desde los que él llama pre-adamies hasta Almanzor, en los que intenta
presentar, en forma sugestiva y viviente. los episodios de nuestra historia primltiv3
que en los libros de estudio corrientes adoptan, como dice aoertadamente el autor,
un nono gris. que los hace poco simpáticos y que se tdestiñe con el tiempo..
No representa esta obra algo aislado en nuest ros dlas; como reacción contra el
hlpercriticismo y sequedad de las monograflas de Investigación. surgen el\ estos
últimos tiempos ensayos como el que nos ocupa. No cabe duda que el devolver
algún colorido a la descripción de las épocas pasadas no puede hacernos sino sentir
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
con más fuerza y adaptar IluestrO esplritu mejor a las gestas pasadu. Un solo peligro podrla ofrecer el sistema; el de que lo Intentara un investigador sin condiciones
Uterarias o un literato no especialista que al Ir a procurarse la documentacIón para
el andamiaje de su obra, se perdiese en el1aberinto de producciones monogréficas
en el que a 105 mismos eruditos cuesta trabajo moverse. Ambos peligros quedan admirablemente salvados en la obra del prof. C6mez Moreno, y quien como él conoce
cuanto los siglos nos han conservado de la vida de nuestros antepasados y como é l
ha contribuido a conocerla, se hallaba en condiciones inmejorables para realizarla.
Dada la Indo1e de la obra, no puede ser nuestro objeto el recoger aqul todas la,,:
interesantes sugestiones que la misma contiene, no sólo en las vigorosas páginas
del texto, sino en los reversos eruditos que lo acompañan e ilustran. Algunas de
ellas, que se refieren a problemas candentes de la Prehistoria peninsular, merecen
profunda ,atención; podrán en parte discutirse, pues nuestro remoto pasado se halla
todavía plagado de misterios para el historiador moderno, pero precisamente por
esta razón es preciso tener muy presentes las opiniones de todos los Investigadores
para proourar obtener del CQntraste de todas ellas la suma mayor posible de pi 0_
babilidades.
Entre tantas páginas de intenso valor emotivo, llenas de ideas valiosas, hagamos
resaltar las dedicadas a ponderar el papel de la cultura andaluza, tartesia, desde el
eneolltlco y las que se refieren a la Influencla egea y griega en el S. y SE. de la
Peninsula.
..
LUIS PIIRICOT
El yacimiento paleolltlco de San
BIII, ceru de Teruel. Asociación EspaRola para el Progreso dI las
Cilncias. Congreso dI Cddiz. Tomo Vi iI , págs. 11-15, 4 figs. Madrid 1927.
HUGO OBI!RIoI ... I IIR.HI!NRI BRI!UIL:
Corta e interesante nota en que se da cuenta del hallazgo en las terrazas cuaternarias del Rlo Alfambra, cerca del poblado de San Bias, no lejos de Teruel. Entre
los objetos recogidos se halla una lanza de cuarcita de edad chelense, un hacha de
mano amlgdalolde, de cuarcita, perteneciente al chelense evoluolonado o al ache·
lense antiguo y numerosas piezas de cuarcita pertenecientes probablemente a l
musterlense de tradición achelense. Indican los autores que la actividad de los
el(ploradores se verá seguramente coronada por el 6xlto con hallazgos numerosos
de la especie de los descritos, en la periferia de todos los macizos cuarcltlcos de la
Peninsula y en las zonas de aluvión de sus alrededores.
L. P,
Ole felsmalerelen der . Cueva del Clvllt (Valltorta
Schlucht; prov. Cutellón). /PEK (jahrbuch fur Prñhistarischt und
Elhnograpltlsclu Kunst¡. 1927, págs. 91-94, 2 flgs.
H, OaeRIoI ... !eR:
En esta corta nota el autor cree necesario rectificar algunas de las afirmaciones
de J. Cabr6 respecto a determinadas representaciones figuradas de los abrigos del
barranco de la Valltorta; especialmente ratifica la no el(istencia de una franja de
color blanco bordeando las figuras de la Cova del Civil y la presencia en el abrigo
del Mas d'en JaSlp de una figura de toro convertida en jaba!! por motivos mágicos.
L. P.
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NOTAS B IBLIOGRÁFICA S
3
AeeÉ H. BUUII..: Oeuvru d'art paliolllhlquu Inédltr. du Perlgord ti
Art Oriental d''Espagne. Rwue Antnropologiqu,. Avril.juln 1927,
37° année, nÚms. 4·b. págs. 101·108,3 figs.
En la serie de publicaciones provocada por la candente discusión acerca la edad
de las pinturas rupestres levantinas, el articulo de que damos cuenta figura entre
105 mis salientes, por aducir datos nuevos y de Insospechado Interl!:s en pro de la
edad paleolltica de aquéllas, Aparte diversos objetos y dos flguritas humanas halladas en las cuevas de Pechialet (Grolejat, Dordoña), ellnter6s de l articulo se halla
en una placa de esquisto de dicha cueva yen una pintura del abrigo Labatut (Ser.
geae, Dordoftal. La primera mide 18'5 cms. en su djmen~lón máxima y presenta
en una de sus caras un oso y dos seres humanos grabadcs. uno de ellos cogido por
el animal y el otro en actitud de acudir a socorrerle: la composición recuerda la con_
cepción artlstlca de l arte levantino español; la cueva habia sido habitada dutante
el paleolitlco superior, acaso el auriñaciense final. En el abrigo Labatut de Sergeac.
Mr. Dldon descubrió un ciervo pintado en negro, de 40 cms. de longitud y de Innegable parecido con las representaciones semejantes del Este espaftol; también, y
con toda seguridad, procede esta pintura de la capa aurif'iack:nsc superior de dicho
abrigo.
Resulta, pues, probable que durante el auriñaciense superior el arte franco
cantábrico influyó sobre el incipiente arte levantino, autóctono en parte; con el
aislamiento producido por el enfriamiento del solutrenso y magdaleniense antiguo.
el arte levantino siguió una ruta peculiar abandonado a sus propios medios. Tales
$tIn. en resumen las Interesantes deducciones del sabio investigador Mr. BreuiJ
que han de ser seguramente muy tenidas en cuenta por los que se preocupan del pro·
blema de nuestras pinturas levantinas.
L. P.
HUGO OOERMA IER: Neuenldeckte Elszeltnlllerefrn In Ttruel (Ostspa'
nlen). lPEK, 1926, págs, 287·88, 4 figs.
Huoo OBERMA,II!I't: Nuevas pinturas rupestru descubiertas r n lo. I¡.
rededores de Tormon (Teruel). lnlltstigacidl! y Prorreso. Madrid,
año 1, núm, 1, Abril 1927,2 págs., 2 flgs.
HUGO Ofll!RMA IER Y HENRI BRI!UIL: Las pinturas ruputres de los al.
rededores de Tornillo (Teruel). BoJetín de la Real Academia de la
Historio. Tomo tXl, 1927, págs. 511-531, I flg., 14 IAms.
En estos trabajos los autores estudian el último hallazgo realizado en el dominio del arte rupestre levantino. Los abrigos de Tormón merecen el inter& despertado, no sólo por venir a aumentar el conocimiento, bastante completo ya, de l
arte rupestre levantino, sino por s u valor intrinseco ya que estu pinturas, cm·
parentadas con las cercanas de A1barractn, por su ejecución y valor estético, se
hallan por encima de la mayorla de pinturas levantinas. según declaración de [os
autores.
El abrigo principal, d, los Toros, fu~ descubierto en 1926 por el P. Prudenc[o
Carcla, y se halla en el valle de Olivanas, cerca de la casa forestal del Prado de Tor_
món (t~rmlno municipal de Albarracin); tiene una longitud de 9 m. En varios gro·
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NOTAS BIBLIOCRAPICAS
pOS eslAn representados 10 figuras humanas, 5 ciervos. 1 gamo, I équido, 9 loros,
2 bisontes dudosos, 3 animales indeterminados y 2 signos. Entre las figura:; humanas sobresale la de un arquero desnudo y con gorro de dos picos, con parte del
cuerpo rayado, que se dirige hacia un gamo herido, de bella técnica, color rojo;
hay también una figura de mujer con raldas, muy bOlfosa. Entre las figuras de
animales sobresalen dos ciervos en rojo claro con las astas en pelusa (las represen.
taciones de las astas de los ciervos de Tormón recuerdan las del aurii\acense fran·
co-cantábrico, lo que refuerza, Junto con el hallazgo de) ciervo pintado de Sergeae, la hipótesis de la edad cuaternaria del arte levantino). varios toros en negro, o en negro y rojo (el mayor de 75 ems. de longitud) y vacas. algunas de ellas
de especie distInta del 80S Primigenius (acaso el 80S fongi/rons), mientras otros
pertenecen a dicha especie y son en t odo Id~nticos a los representados en los abri.
gas de Albarraein. De notar son dos posibles representaciones de bisontes, una
de ellas en blanco con los cuernos de perfil, caso único en e l arte levantino. Los
autores establecen interesantes paralelos entre algunas de estas figuras con otras
do las series que H. 8reuiJ reconoció en las pinturas de Minadela y desde el punto
d i) vista de la técnica pictórica reconocen nueve series en las pinturas del abrigo de
los Toros.
Otros dos abrigos cercanos descubrió H . 8reull. los de la Ceja de Piczarrodilla
y La Cerrada del Tío José, ambas en el término de Tormón. En los dos hay un toro
pintado; el de La Ceja de Piezarrodilla, de 74 cms. de longitud, se parece a los de
Albarracln, con los cuernos en forma semejante a una lira, tiene la silueta y la ca.
beza en negro más Intenso y debajo de ~I hay restos de otro toro en blanco. Nume·
rosas y buenas ilustraciones acompañan estos interesantes trabajos.
LUIS PERICOT
PEORO 80SCH GIMPI!RA: Das spanlche. porluglube he KUlIslgerwtrbe
vom Neolllhlkum bis lur R6mernlt. En la Gtschichte des Kunst·
gcwerbes ol/eT /liten ulld VO/ktT ... hsgn ... Dr. H. TH . 80SSEII:T. páginas 158·175. I lámina en colores, 2 láms. 7 págs. de figs. Ber·
Jin 1928 (Ernst Wasmuth).
En la Historia de las artes industriales qUI! dirige el Dr. Bossert. la parle lefe·
rente al arte prehistórico hispano a partir del ncoti tlco ha sido redactado por el
prol. Boseh Gimpera; constituye un interesante resumen claro y conciso con una
ilustración selecta, entrc la que nos Interesa especialmente la lámina en color re·
produciendo el desarrollo de un vaso de Archena y el famoso vaso de los guerreo
ros de Oliva.
L. P.
MANUEL PERIS: Mlrabet. Fontall'. -Hallazgo& .rqufológlcos.-Bol. dI
la Soco CastellonenS6 de CU{/IITQ, 1926, cuad. 1V, p. 177.
Interesa ocuparnos de este trabajo publicado en 1926. Da en ~l cuenta
su autor de algunos hallazgos casuales y de otros producto de sus exploraciones
en el barranCQ de Mirabet. t~rmino de Cabanes, provincia de Castellón; barranco foro
mado por la ladera occidental de las Agujas de Santa Agueda y las estribaciones
orientales del Bartolo. Los hallazgos esporádicos de alg unas hachas de piedra pu·
limentada, llamando la atención del Sr. Peris sobre determinado paraje de la barran·
quera, induJ~ronle a un cuidadoso reCQnoeimiento que dió lugar a nuevos hallazgos
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NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
de hachas y slJex, y al descubrimiento de restos de construcciones consistentes
en cuatro paredes de piedra en seco, a dos caras, rectilíneas y de un metro de anchas,
situadas a sobre 71 pasos unas de otras, que arrancando del fondo del barranco
dlrigianse hacia la vertiente de la loma, donde desaparecía todo rastro a conse·
cuencia tal ve;r. de la fuerte erosl6n producida principalmente por la pronunciada
pendiente de aqutHla. Entre el material haUado en el terreno, naturalmente abun.
dante en pedernales. se mencionan: pequeñas hachas-gubias de flbrolita; una de
ofita de doble bisel; otra de los mismo, de mediano tamaño; una especie de buril
de ealvia, una gubIa de pedernal; una punta de lan;r.a de lo mismo; varias mb, de
lanza y de flecha, de sUex; y algunos microBtos.
Sin que quepa negar la datación eneolltica de algún materia! encontrado. los
sllex de esta procedencia, vistos en el Laboratorio de Arqueologla de la Univcrsl.
dad de Valencia, parecen de tiempos mucho más retrasados.
AdmItidas la supuesta coetaneidad de las construcdones dichas y del matetlal arqueológico. bien difloil es calcular la finalidad de aquellas. Su construccl6n
en el fondo de [a barranquera. la dirección perpendicular a la vertiente, y el cncon·
trarse situadas debajo de un collado, paso natural de las Agujas, comunioación
obligada entre las llanuras inmediatas al mar y la serranla, hizo pensar al autor en
un tiraderO para cua mayor. La extremada pequ~f\ez de la mayorla de las hachas
no es Indicio que corrobore talsuposici6n. Ello, la abundancia natural de pedernal
en el lugar de las construcciones, el tipo de algunos objetos de sllex y la disposición
de aquellas en serie paralela, obliga a desechar la supuesta finalidad.
La existencia al lado del collado mencionado, Junto a las crestas de las Agu.
jas, de un despoblado con restos ib~ricos y hasta de la dominación musulmana,
da fundamento para relacionar el yacimiento del fondo del barranco de Mirabet,
cualquiera que ruera su objeto. con los remotos habitantes de aquel. pues bien
frecuentemente se comprueba cómo. a trav6: de muchos milenios, ha continua·
do el hombre de dIversas culturas ocupando los propios lugares. necesarios para
su dominio o su seguridad.
1. BA1.LI!STI!R
(CóMez): Salterio Arqueológico. Las cucvu del
Sargal, en Vlvcr de las Aguas. Artlculos publicados en Las Pro·
vincias, 2J de Octubre y 25 de Diciembre 1928.
N ICOLÁS PRIMIT I VO
Da cuonta de una vIsita reallzada a las cuevas de l Sargal descubierta en Viver; habla de los hallatgos que vió. prooedentes de las exploraciones reaU:r.adas
por los Sres. Rivelles y Gullli!n: 3 cuchillos de s ilex bien retocados. l hacha puIIda, 2 punzones de hueso, restos humanos y de animales. Con este motivo estudia el
autor la toponimia de Viver, fíjAndose especialmente en los ti!rminos Barranco-urón (que identifica con barranco-rio). Zalón y Mariané.
L. P.
Jost MARIA CORoi!'!: DescubrImientos Arqu eológicos. En fu sierras
de las Cabrillas. Las Prwindas. 5 Abril 1927.
lo.; En las sierras de las Cabrillas. Estación romana de Raldó" (SieteAguas). Las Pr(}!lincias, 28 Febrero 1928.
lo.: En las sierras de las Ca brllllas. Esta tlón eneolitlca de Raldón (SItie.
Aguas). Las Provindas, 10 JuniO 1928.
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
I D.: En las sierras de las Cabrlllu (Slete-Aguu), Estacl6n enrolltlcaIbérica del Castellar. Las Provincias, 7 Agosto 1928.
•
En el primero de estos articulos Inicia e l relato de los interesantes descubrimientos reaUtados en los SIerra¡; de las Cabrillas: un poblado romano y otro eneo1!tlco cerca del pOlO. fuente de Rald6n (término de Siete-Aguas), y un poblado
habitado en el eneo!ltico y época ibérica en el Castellar (término de Turla),
El poblado romano ha producido hasta ahora escalio material: Anforas y tégu.
las, un posible quicio de puerta; hay restos de 20 casas con muros de piedra de
1 m. do espesor.
Muy cerca de la anterior, en un puntal muy dominante y de dificil acceso, so
halla un poblado eneolltico cerrado por muros de pIedra seca por las partes de fá·
cll acceso. Al practlcarse aUI unas catas pudieron hallarse numerosos fragmentos
de cerámica, a mano, sin decorar, reconstruy6ndose algunas vasijas, ovoideas o
troncocónicas, molinos de mano y trozos de centmica mal cocida, lo que Indica la
fabricación indlgena. La falta de hallazgos de otra especie y la misma pobreza de la
cerámica, creemos que impiden una fijaoión cronológica y cultural segura, para lo
que hemos de esperar nuevas excavaciones más completas.
De mayor Imponancia son los hallazgos en el Castellar, meseta de acceso muy
dificil y que domina toda la comarca vecina, rodeada en parte porel Tia Siete.Aguas.
La ocupación eneolltica parece comprobada por la cen\mica de aspecto
neolltlco (dato al que por si solo no darlamos excc~ iva Importancia) y por un ras.
pador y un trozo de sierra, de s1lex. El poblado Ibérico, de mayor Inte r~, produjo
buen numero de grandes vasijas y de platos y otros vasos pintados: parece dedu·
clrse del articulo que los motivos son solamente geomttricos. En una de las ha.
bitaciones. a I m. de profundidad, se halló un piso de losas de rodeno regulares co.
locadas sobre hormigón de gravilla y greda, como se d Is pone en algunos aposen·
tos rurales.
L. P.
1. 8At.I..I!STI!R TORMO: Unas cerlllnlcas Interesantes en el valle de Albaida. Cultura Valenciana, Any 111 (1928), quadern 111, págs. 89·100;
B figs.: quadem IV, pág. 170; 8 figs.
Publicación de la cerámica hallada en Bélgida por D. M. Jornet, con los comentarios sugeridos por la presencia del vaso campaniforme en estas comarcas y por la
aparición de cerámica con decoración card!aJ. Esta ultima y el hallazgo de este tipo
cerámico en la cueva de la Sarsa, cuya resel'la va en otra parte del presente Anuario, sirve de base para que el autor plantee Jos problemas sugeridos por estos recientes descubrimientos.
L, p,
E""It.IO Lt.ucH ARNAL: Algunu noles SObre I'Arqueologia en lo turne 1
pób1e de Ná quera, Cultura Va!tnciana, 1926, cuadernos 111 , p. 86,
y IV, p. 124.
Aun habiéndonos propuesto recoger en esta sección del Anuario sólo las refe·
renctas bibliográficas de trabajos publicados en 1927 y 28, que traten de nuestra
Prehistoria, creemos conveniente ocuparnos de algún otro de fecha anterior, por
su evidente Inter~ objetivo, para dar asl completa Idea del actual estado de nuestra Investigación prehistórica.
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
El culto maestro de instrucci6n primaria, autor del trabajo de que nos ocupamos, exploró cuidadosamente el término de Náquera. Habremos de aclarar,
para no inducir a error a quien nos lea, que en este como en otros casos,
cuando hablemos de .exploración, de yacimientos, aludiremos s610 al examen
superficial del terreno o a la prActica de alguna cata cuando mAs. A ello, mis a
lo primero que a lo segundo, se ha reducido hasta hace poco casi toda la investigación valenciana de estaciones, labor acometida por personas estudiosas, con
tanto entusiasmo como escasez de medios, siendo bien pocas las excavaciones
realizadas y aún algunas nada sistemáticas. La laboriosidad del Sr. L1uch permitióle fijar el lugar de algunos yacimientos, que Juzg6 neolltlcos unos, otros
eneolltlcos y algunos romanos. Esta clasificaci6n seria ya hoy rectificada seguramente por el autor, en especlal en lo que respecta a parte de lo estimado eneoJltico.
De las supuesta~ estaciones neollticas apenas hay elementos en qUe fundar un
juioiO.
Las romanas (el Salt. Vinyes y la Torreta) parecen contenor los tipos de cerAmica corriente de tal clase, sigillata inclusive; sin que sepamos si se da también,
como suele ser frecuente en yacimientos de esta especie, la ibérica pintada decadente_
De las estaciones estimadas eneollticas (E/s Trencalls. ús Salsldes, Malltaspre
y Puntal deis Moros) se tienen mAs detalles. Son despOblados situados, como casi
todos los de Levante, en las cimas de altozanos, con defensas naturales completadas
mediante murallas de piedra en seco. El material recogido en la superficie es el
que suele verse en nuestros despobladOS, desde El Argar inclusive para atrAs, y
que, salvo rara excepción, es insuficiente al intentar fijar una cronologia entre el
neolitlco y el grado dicho.
El Puntal deIs Meros se destaca, interesante, entre los demAs yacimientos aludidos, por particularidades excepcionales; habitaciones de planta redonda. pare_
des de losas puestas de canto y ceré.mica a mano exornada con mamelones e im_
presiones digitales.
Sabido es que tal despoblado ha sido clasificado por el Sr. Bosch como eneo
IlUco (Els problellll!S arqueol6gics de la prov. de Caste/M).
Sin más datos a la vista que los grabados de piezas de sllex que se insertan en
el trabajo que nos ocupa (la referencia a la cerfunlca es muy vaga), habrla seguramente que retrasar la cronologia de algún otro yacimiento estimado eneolltlco.
l.
B~L Le STER
ERNESTO 80TeLL~ C~NOI!;L~: Excavaciones en la IMola Alta. de Se.
rellu ( Alcoy), Memoda de 105 trabajos y descubrimientos realiza _
dos. Memorias publicadas por la junta Superior d, Excavaciones
y ontigUedodes. Núm. gal. 94. núm. 2 de 1927. Madrid 1928. !O pAginas, 11 lAminas.
Es esta la segunda Memoria que los excavadores de la Mola Alta de Screlles
dedican a dar cuenta de los resultados de sus trabajos, que a juzgar por el méto_
do reflejado en la Memoria y por lo bien dispuesto del Museo particular donde se
guardan los hallu:gos, apareoen realizados cuidadosamente, circunstancia que es
de a labar. por no ser frecuente entre los aficionados.
Hasta ahora van descubiertas varias habitaclones rectangulares adosadas a
la muralla, todas ellas con unos huecos en el piso, destinados a hogar; en un caso
un grueso tronco carbonizado y unas piedras planas podrlan indicar el procedi_
miento usado para cubrir las habitaciones_
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NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
Entre los hallazgos de esta segunda campaña figuran huesos de animales, va.
rios pun;¡:ones de hueso de tipo tosco por lo general, dos hachas pulimentadas (una
de diorita y otra de librolita), 14 clpreas de pequeño tamaño y otra bastante mayor
(restos de un collar). una punta de flecha y un fragmento de cuchil1o, de cobre.
la primera hallada fuera del poblado; dos moldes para fundir hachas trapezoidales
algo evolucionadas, numerosos trozos de sierras, cuchillos y raspadores de silex
y buen número de muelas de mano. Se repiten las ple~s de barro mal cocido, y
aparecen otras redondeadas y con varios agujeros, suponiendo los autores que
las primeras sedan sostenes para las vasijas, y las segundas, piezas para torcer
las fibras y no pesos de tetar.
La cerámica, es muy abundante y carece de decoración; sólo en los
pequeftos cuencos muestra cierta finura; las formas son la de cuenco, gran vasija
ovoidea y panza esférica con cuello ancho clllndrlco; los mamelones son frecuentes.
El hallarse a poca profundidad los objetos de metal y los moldes, hace suponer
al autor que el poblado se remonta al neol1tico, aunque a esta primera capa se
sobrepuso una civilización eneollUca.
Nuestra opinl6n sobre este interesante punto de cronologla va inserto en uno
de nuestros trabajos (en colaboración con F. Ponsell) en otro lugar del presente
Anuarlo_
Excelentes plano y fotograflas, en buen número, acompaftan esta Memoria.
LUIS PERICOT
At.seRTO DEL Co\STlt.LO YURR ITo\; La cullura del vaso umpanlforme
(s u origen y extensión en Europa). Universidad de Barcelona. Facultad de Filosofla y Letras. Barcelona 1926.216 pAgs., CCV I la.·
minas y dos mapas.
Pocos aspectos de la Prehistoria espaftola, y aún dlrlamos europea, han adqUirido mayor Importancia en menor tiempo que e l referente al vaso campaniforme.
En pocos aftas los hallazgos de este Interesante tipo de cerAmica se han multipll.
cado, no sólo en nuestro pais, sino en todo el Occidente de Europa, y se hacia sen·
tir cada vez con mis fuerza la necesidad de un trabajo que recopilase todos los datos dispersos y pusiera orden en las teorlas que forzosamente hablan surgido al
compis de los halla:gos. Pero esta obra no podla ser fruto mis que de la rgos estudios y visitas a los principales museos de la Europa Occidental, en todos los cuales
se guardan ejemplares de dicha especie cerámica. Por esta raz6n nos resulta mas
simpAtico el hecho de que haya sido un investigador español, el encargado de
realizar este primer ensayo de sistematización. Gracia:; a la labor de su profesor
D. Alberto del Castillo, quien se impuso el sacrifIcIo de residir largos años en
Francia, Inglaterra, Alemania e ltalia, la Facultad de Filosofia y Letras de la
Universidad de Barcelona ha podido añadir un plecioso eslabón a la ya larga
cadena de sus Interesantes publicaciones, que presenta por cierto con todo carifto.
Tras un examen del estado actual de la cuestión, dAndose la importancia q ue
merecen a los anteriores ensayos de sistematizaci6n del problema realizados por Bosch
Gimpcra, que constituyen, especialmente el último (Glotkenbechlrkultur en el RealIexikon de Ebert), una base imprescindible para su estudio. se ocupa del origen de
la cultura del vaso campaniforme. En este punto refuerza el autor su hipótesis
emitida anteriormente, de que forma y técnica deco rativa del vaso campaniforme
tienen su origen desde el neolltlco final e n el llamado circulo de cultura de las
cuevas dela Penlnsula y mAs concretamente en e l subclrculo a ndaluz, Es Indudable
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NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
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el hecho de que actualmente los autores extranjeros se hallan ~nrormes en admitir el origen cspaftol del vaso campaniforme y realmente parece lógica la derI_
vación de la cerémica ricamente decorada de las cuevas meridionales, siempre a
reserva de que nuevos hallazgos, que no parece hayan de producirse en la región
valenciana, no nos obliguen a rectificar aquel supuesto al hacernos conocer mejor
las cerémlcas neolitlcas espaRolas_ El autor cree que la supuesta incrustación de
pasta blanca se debe al contacto con terrenos calizos o yeJ;oJ;os.
En la parte tercera de la obra se estudia la cultura del vaso campaniforme en
la Penlnsula ibérica, elItudiéndose loa grupos de Andalucia o del Guadalquivir,
de la meseta inferior o toledano, de la meseta superior, del :dstema ibérico central,
de Portugal o de la costa occidental, de Almeria y de la costa levantina, de la Gata·
luRa nueva o de Salamó, Plrenéico yel de Galicia. Nos Interesa aqul particularmente la parte que trata del grupo de Almerla y de la costa levantina_ De este,
grupo cita el autor las estaciones de Los Millares, Llano de la Atalaya (Purchena),
MOjécar, Tabernas, San Antón (Orihue[a), Cueva 80lumlnl (Alcoy) y Filomena
(VlIlarreal). Dejando aparte los interesanteJ; vasos de la provincia de Almerla
quedan J;ólo los dos fragmento:!, poco tlpicos, de Orihuela, y los no mejores de la
cueva Bolumini, que a lo más serén de especies emparentadas con el vaso campaniforme, y por último, el vaso entero y los fragmentos de la necrópolis de Filomena,
de alto interés; ante esta escasez, que no creemos permita grandes deducciones,
es doblemente de lamentar que por hallarse del todo InMitos no haya podido utill·
zar el autor los magnlflcos hallazgos de D. Mariano Jornet en Bélgida, que van
descritos en otra parte de este Anuario. Fundamentalmente no modifican las conclusiones que respecto a ~ste grupo señala el autor, pero conviene que hagamos no·
tar la aparición en ellos del tipo de cazuela y la mayor riqueza de motivos.
En la parte cuarta estudia los grupos directamente derivados de los de la Peninsula ibérica (Medlodla de Francia, Bretaña, Islas del Mediterr~neo Occidental,
Sicilia, litoral toscano y Norte de Italia); en la parte quinta los grupos derivados
Indirectamente de los de la Penlnsula ibérica (Danubio superior y afluentes, Bohemia y Moravia, Austria, Hungrla, SiJesia, Sajonia, SajonIa y Turingla y territorios
adyacentes, Rin central y territorios adyacentes, Holanda, Gran Bretaña, Irlanda,
r por último la influencia en los clrculos del Norte de Europa).
En las conclusiones seRala el autor el camino que el vaso CAmpaniforme ha seguido desde su cuna en Andalucia hasta llegar a los puntos extremos de su doml.
nio, acompaRado muchas veces por otros objeto:!j, (especialmente pUfiales de cobre
y placas rectangulares de piedra agujereadas). Una vla conduce a Portugal, otra
a las mesetas y otra a Almerla para subir por Levante hasta CataluRa; la hipóte·
sls de la mayor pobreza de formas y decoración en Levante creemos no puede ya
sostenerse ante los hallazgos de Bélgida y la riqueza general que en otras estaciones
eneollticas de la reglón se nos muestra. Desde Cataluna el vaso campaniforme se
prolongarla por el Pirineo acaso hasta Gallcla, La posible relación con Africa que·
da en el misterio. Desde el Pirineo sigue la zona del SE, de Francia, mientras el
grupo bretón se origina desde Portugal por el comercio marltlmo. De Almerla pasa
el vaso campaniforme a Baleares, 5icilia y CordeRa, y de ah! a Toscana y al valle
del Po, donde se encuentra con otra corriente cultural venida de los Alpes. Mas dificil es señalar caminos más alié. de los Alpes, pues mientras Bosch Cimpera pre·
flere el camino del Ródano.Rin para penetrar en el centro de Europa, A. del Castl·
110 adopta la ruta alpina (Adlgio.lnn) para pasar al S. de Alemania, siguiendo a
8ohemia-Moravia, de donde parte una rama a Hungrla, otra a SiJesia y otra a Sa.
jonia. La cOrriente venida de Sajonia y otra, llegada m~ directamente de la Pe·
nlnsula (por el Ródano r los palafitos suizos), scencontrarlan en el Rín, por el que
-127 -
[page-n-228]
10
NOTAS BIBLlOCiRÁFICAS
el vaso campaniforme desciende para llegar a Holanda, de donde pasa a Inglaterra. El vaso campaniforme lrJand~ parece más bien de origen bretón.
En punto a conclusiones etnol6g1cas cree el autor prematuro cualquier afirma.
cl6n, pero si ve en la difusión del vaso campanUorme en 108 grupos directamente
derivados de la Penlnsula una consecuencia del comercio del cobre.
Con s61 Indicar el n amero de 2061áminu que sIguen al texto, se puede formar
0
Idea de que el autor y la Facultad edit ora no han escatimado medios para que [a
obra marcase un jalón de Importancia e n el curso floreciente de nuestra blbllogra.
Ha prehistórica. No queremos terminar sin cllpresar nuestra esperanza de que a l
entrar las investigaciones arqueológicas de Valencia en un periodo de gran actl·
vidad, van a multiplicarse los hallazgos de cerimica del tipo que nos ocupa, has·
t a e l punto de hacer necesario dentro de alguno3 aftos un nuevo ensayo de conJ un.
t o para este grupo,
LUIS Pl!lUCOT
PeDRO BOSCH GII.tPItRA: Las re:ladonts de: 101 pue:blOI allintlcOl y ¡a
Penlnsula Ibérica en el eneoliUco y en la edad del bronce. In",stigación y Progreso. Ario 1, núm. 7, Madrid, ] Octubre 1927. 2 págs.
Corta nota en que se expone n los fundamentos para una revlsl6n de la crono·
logia aceptada hasta ahora por el autor para el eneolltico y Edad de l Bronce. a base
de las relaciones atlAnticas durante estas épocas. La cultura de los Millares perduraria más alié de1250Cl a. de J. C. y despué$ del 2000 tendrlamos todavla el Bron_
ce 1 c. Este punto, que es el que aqu! nos Interesa del trabajo. ha sido posteriormente desarrollado por el autor en e l articulo q ue sigue.
L. P_
P. BOSCH GIMPER¡\: O neo-eneolftlco na Europa occidental e o problema
duua cronologla. Extracto do fase. IV do vol. 111, dos Traba/hos da
Sociedade Portuguesa de Antropofogia e Etno fogia. Porto 1928. 16
páginas.
Como último trabajo en la larga serie de publicaciones del prolesor catalán,
reviste éste especial Interés por recogerse en 61 algunas sugestiones muy recIentes
e Intentarse una mayo r puntualÍl:acl6n en la cronologla de la cultura argirica.
Diflcil es resumir un resumen. de ponl tan denso de doctrina, como el que nos Ocupa. Nos limitaremos a decir que repasa el autor las distintas culturas por él sefta·
ladas en la Penlnsula y en Francia, se~alando las relaciones con los restantes pai·
ses europeos. Sumamente interesantes son tos datos que aporta respecto a las culo
turas de las cuevas y del Sahara en el Norte de Africa, hermanas, respectivamente,
de la de las cuevas y almeriense de la Penlnsu la; el sahariense (con el neolltico
bereber) seria descendiente de las culturas esbalkiense y aterlense del Paleolltlco
Inferior; la cultura de las cuevas. tanto espa~ola como africana, descenderla de l
capsiense. La cultura de l Sahara llega hasta el Fayum, en Egipto.
El estudio del I periodo de la edad de l bronce en la zona atlántica europea,
hace llegar a la conclusión de que entre e l pleno eneolltlco, con vaso campaniforme, y la plena edad del bronce, cabe colocar un periodo 1 de dicha edad. de l que
forman parte en la Penln3ula [as estaciones de Alcalar y las de Almerla de transición al Argar. Y asl aunque se mantenga la fecha de H. Schmidt. el 2500 a. de J. C.,
como término ant6 qUlm para el desarrollo de l vaso campaniforme, se pueden ad.
mitir las t endencias a rebajar la fecha de El Argar y llenar de este modo el enorme
-228-
[page-n-229]
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
11
vaclo de nuestra edad del bronce. Asl es que el autor llega a fijar los siguientes pe_
riodos que intenta dotar de cronologla absoluta: Epipal,o/ftico-Protontolltico (6QOCl
a. de J. C. aprox.?). N,offtico avanzado o final (4(X)() a. de j. C. o antes?). Entall·
lico (3700-2500). con sus fases Inicial y plena. Edad del bronct I (2500-J700?) (su·
pervlvenclas eneolitlcas: dividido en 1, a·b-Alcalar, última fase de los Miliares,
PirenAico evolucionado en Francia, grupo bretón evolucionado, comienzo de los
megalitos Irlandeses, vaso campaniforme inglés y holandés, cistas nórdicas: y 1, <>Lugarico VieJo, Fuente Bermeja, Castro Marlm, cistas bretonas, comienzo del apogeo de la civilización megalitlca Irlandesa).
Suprimimos la indicación dentro de cada 6poca de las culturas que la caracte·
rIzan para no vernos obligados a copiar todo el artioulo.
Por lo expuesto se ve la Importancia del trabaJo, que no hay necesidad de pon·
derar y que esperamos ver ampliado y difundido en nuestro pals. Unlcamente nos
permitiremos objetar al mismo, que aún reconociendo la necesidad de rectificar
las fechas 2500·2000 para la cultura de El Argar. lo que dejaba en blanco poco
menos de un milenio de nuestra historia, que no podl3 llenarse solo oon supervl.
vencias argarlcas. nos pareoe exocsivo el salto y creemos m:!.s razonable asignar
al Bronce [ las fechas 25CX).2CXXJ para dejar al Bronce 1I (Argar y supervivenolas
inmediatas, las de 2OQ()..1400 aprox., siendo esta ultima fecha compatible con la
cronologia acaso exageradamente corta de Gordon Chl1de, y dejando al mismo
tiempo ampllo margen para un Bronce tll, en el que la influencia europea se hace
mis manifiesta y los tipos medlterréneos abundan.
LUIS PI!IUCOT
Los antiguos Ibero! y su orIgen. Conl,rtncias dadas In ,1 CtmtTo de ¡'dtTcambio illttllC/ual gtTmanD-tSpailol. XV.
P. BoscH CIMPI!RA:
Madrid 1928. 16 pAgs .. 8 figs.
Una nueva aportación del Ilustre profesor de Barcelona sobre el problema
del origen de los iberos, en que ratificándose en puntos de vista expuestos ya. refuerza con nuevos e Interesantes datos sus hlp6tesis. Tras de resumir las caracterls·
tlcas de la cultura de Almer!a y su extensión en la Penlnsula, indica las culturas
conlemportneas del Afrlca menor. por creer que aqu6J1a procede de esta últlma
reglón y mas concretamente de la cultura del Sahara. Esta última. que cada dla
se nos aparece como mAs Interesante, desarrollada por gentes a quienes los cambios
climáticos del final del paleolltico obligaron a salir de las comarcas saharIanas,
se extiende hasta el Egipto, donde forma un substractum cultural de gran Impor.
ta.ncia. Las olstas bajo túmulo y las puntas de flecha de sllex de esta cultura re·
cuerdan claramente las mismas manifestaciones del ciroulo almorlense. Acaso tendremos oon todo e!1o 13 solución dada por la Arqueologla a un problema de tan allo
Inter6!: falta ahora que la Fllologla y la Antropologla cotflrmen los resultados ex.
puestos.
L, P.
W. j. Hayp: Some rork-r ut tombs and habUatlon caves In Malloru.
ArchatOlogia, vol. LXXVI, Oxford 1927, pAgs. 121.160. 19 figs.,
2lAms.
Wilfrld j. Hemp es uno de los representantes de la nueva escuela de prehisto.
rladores Ingleses que lanto se viene significando por su atención por las cosas de
nuestro pals. Bella muestra de este interés han sido las excavaclone9 realizadas en al-
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12
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
gunas cuevas artificiales de Mallorca, cuyo resultado se eltpone en la presente Memoria. Se trata de las cuevas del grupo de San Vicente, cerca de PolJensa, 13 cucvas artificiales destinadas unas a habitación y otras a enterramiento; es curioso e n
ellas el recinto rectangular que queda ante su entrada.
El escaso material encontrado comparado con el de otras cuevas excavadas por
otros investigadores (interesante el ¡¡ui'ial de cobre o bronce de Son Mulet que se
publica por primera vez). confirma su atribución al periodo argáfico; el autor, IncJ!nándose por la cronologia corta, de (;Qrdon Childe, sitúa estas cuevas mallorquinas hacia el 1500 a. de J. C.
Otros grupos explorados son los de la regl6n de Santa Eugenia y Alcudia, Son
Suñer y Son Mari (cerca de Artá), presentándose nuevos y muy exactos planos de
las cuevas. En las de Son Mari, en relación Indudable con talayots del lugar, se halla
otro pul'ial de cobre o bronce de tipo argárlco, lo cual hace suponer a Mr. Hemp
que los talayots tuvieron su comienzo cuando subslstla aun la anterior cultura de
las ouevas.
Sugiere finalmente el autor el parecido de las cuevas artificiales de Mallorca
y la disposición de las naveta:; con las cuevas sepulcrales de Cerdel'ia y Provenza (las llamadas galerías cubiertas), y por último, con las de l Marne, haciendo un
detenido y util estudio de estas semejanzas. Otras conclusiones scn las siguientes:
las cuevas circulares son de habitación; las alargadas, que suelen tener domaras
laterales, de Inhumación. En ambos casos e"iste un vestlbulo sencillo o doble, al
aire libre; en alguna ocasIón se cubrió la cueva con un túmulo. Los cadáveres
se colocaban alargados con cerámica aliado.
Los estudios de Hemp completan los realizados por J. Colominas, y confirman
la posibilidad de relaciones de las Baleares con Francia, que habrán de tenerse en
cuenta en adelante.
LUIS PERICOT
1-
Gil sC8vl di MajOru . Tlr. ap. de AtI; dd Convegno Ar·
chl%gico Sardo. Reggio neJl'Emilia. 1927. 12 pllgs., 18 figs.
CoLOMINAS:
Es el último de los trabajos publicados por el Investigador catalán resumiendo
la labor do muchos años de excavación en Ma[!orca. Reitera los puntos de vista
ya conocidos por sus anteriores publicaciones, considerando las siguientes tres etapas: Primera edad del bronce: cueva~ naturales de habitación y cuevas artificia.
les sepulcrales formando verdade ras necrópolis; material: cerámIca de tipo argárl co y escasos objetos de metal de formas correspcndlentes a la misma cultura. Plena edad del bronce: desarrollo de la cultura llamada de los talayots; estos últimos
no son otra cosa que las t orres de defensa de poblados, algunos de los cuales
han podido todavla ser estudiadcs, a pesar de lo destruidos que están la mayorla
de sus muros; continúan usándose las cuevas con fin funerario; Junto a la ceráml.
ca derivada del perlado anterior aparecen numerosos objetos de bronce de tipo
avanzado, como hachas tubulares y espadas y pUi'lales de empui'ladura maciza
y hoja estrangulada. Seguramente se prolonga esta cultura hasta la ~poca romana.
Ya de esta última, de la que conocemos poblados, santuarios y cuevas sepulcrales,
tenemos muestras de una cultura original, mezcla de diversos elementos con p roduc.
tos de Interpretación dificil como placas de plomo y discos de bronce, regatones de
hierro terminados por una paloma o un toro, cabezas de to ro de bronce, vasos
de bronoe, vasos de doble fondo (en Menorca). etc. A pesar de q ue en a lgunos de
estos últimos objetos se han querido ver pruebas de una Influencia egea, y sin negar
que ésta pudiera ejercerse, está fuera de duda que han sido hallados con objetos
-
230-
[page-n-231]
•
NOTAS B uh .. tOGRÁFICAS
13
de ~poca romana siempre que se ha realizado una excavacIón metódica. ContInuamos, pues, sin datos ciertos de las relaciones de la:; Baleares con el Mediterráneo
Oriental en época anterior a la Edad del Hierro.
lo P.
Pe;ORO BOSCH CINPERA: 1 rapportl fra le e:lvlltá medlterranee nella IIne
dell 'eti del bronl o. Tir. ap. de Atli del Convlgno orcheologico sarda,
Gjugno 1926. Regglo nell'Emilla. 1927. 18 págs" 6 figs.
Una nueva aportación del proL Bosch Gimpera al estudio del Interesante problema de las relaciones mediterraneas en las edades prehistóricas y para cuya
solución nos cabe expresar la fundada esperanza de que la labor de nuestro Servl.
clo ha de ser particularmente fecunda.
En el presente trabajo el pro!. Bosch Cimpera ratifica coneluslones suyas de
otros trabajos anteriores y con nuevos datos a la vista resume el estado actual de
la cuesti6n. Parteel autor de las relaclones. hoy bien comprobadas, que la Penlnsula
mantuvo durante el Eneolltlco. por un lado con el Atlántico y las Islas BriUnlcas,
por otro con las islas del Medlterrlmeo Occidental e Italia, haciendo constar que
cree se trata en ambos casos de relaciones pacificas de carácter comercial y no de
emigraciones de pueblos.
Sobre todo son interesantes las relaciones de la cultura sarda de Anghelu.Ruju
con el eneolltico del SE. de Francia y de Almerla (dlrlase mejor del Levante espa·
flol) y de Cerdel\a debe proceder también la Idea de los grandes monumentos de
las Baleares, Idea que parece prooeder en último término del que Frobenius llama
_circulo cultural de la Sirte.. correspondiente a pueblos sudaneses, en el N. de Afri·
ca; es la misma idea que encontramos desarrolladaendostorresdedefensaibéricas.
la de los Foyos (Lucena del Cid) y de la Torre Cremada (Valdetormo, prov. de Te·
r uel).la edad del bronce peninsular la conocemos mal hasta que a l llegar al final del
la misma, numerosos dalos nos comprueban las relaciones mediterráneas-hacha
pla na con pedúnculos laterales, espadas de empufladura maciza, tibula de arpa,
hachas planas macizas (prueba de una perduración de los tipos aroaicos en el Medi·
terráneo Oceldental ). la aparición del hierro en los talayets y en el depósito de
Campotéjar (prov. de Granada) prueban que el nuevo metal se propagó por el Me ·
dlterráneo en la misma 6poca que en el Egeo ( 1000.120:), algo después que en Egip.
to (hacia el 1400 a. J. C.),
Las relaciones existla n, pues, entre ambos extremos del Mediterr.\neo. pero
indirectamente, esto es, de isla en Isla.. Aprovecha la ocasión el a utor para ratifi·
car su creencia de la falta de pruebas para admitir la poderosa influencia egea en las
Baleares y en la Pen lnsula, que algunos arque610gos han supuesto.
Pasa después el autor a tratar de explicar la causa de las relaciones medlterrá·
neas de Espafla y cree encontrarla e n el comercio del metal; con la plena ed:l.d del
bronce esta fuente de producel6n se ve suplantada por los yacimientos del Centro
de Europa y se debiJItan las relaciones hispánicas. Aca:;o la plata espaf\o la lIeg6
hasta el Egeo.
Por último estudia brevemente la evolución de las relaciones de los aqueos de
Egeo con sus vecinos (hetilas, Siria. Egipto ) para deduci r que los aqueos segura·
mente buscaron los productos de Slcilla y por medlaci6n de ésta los metales de Oc·
cidente, cuando las luchas con 8US vecinos del E. les impidieron el aprovlsionamien.
t O en Chipre y Asia Menor ; desp ués del siglo X II todo el Egeo se halla en convul·
si6n y no parece que deban ser aún los fenicios los intermediarios entre España y
-
23 1 -
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14
NOTAS B IBL IOGRÁFICAS
el Oriente; es temerario afi rma r que fueran los tartesios, siendo mAs probable
que el oomercio se realizara por etapas.
Finalmente existe alguna base arqueológica en Cerdeña para suponer acerta·
da la Identificación de shardana, shakabha y tursa con los sardos, slculos y e t ruscos, y que estos pueblos desde el Asia Menor pasaran a Italia y sus islas: los fenicios no haclan otra CQsa que seguIr los pa.so5 de estos viajes anteriores; el hallarse
las Baleares luera de su ruta. explica la decadencia y aislamiento de Mallorca y
Menorca hasta la época cartaginesa.
Creemos inútil insistir en la Importancia que tienen para la Prehistoria levantina estos problemas y en la maestrla y erudicIón con que son tratados por el
autor de este trabajo, que va ilustrado con varios mapas.
LUIS PEIHCOT
AOOLP SCHULTI!N: Tartessos. K lio Bd. XXII, Heft 3, Lelpzlg, 1928,
pAginas 284-29 1.
Nuevo resumen, puesto al dla, de los datos referentes a Tartessos, recogidos
por el Incansable investigador alemin. Entre las afirmaciones que aqul nos Interesan conviene hacer notar las siguientes. Se ratifica el camino seguido por los na.
vegantes mediterráneos para llegar a KoUnussa (Cá.diz) por CrOmYUSS3 y Melussa
(Mallorca y Menorca), Pityussa ( Ibiza) y Ophiussa (Formentera); Hemeroscopelon
se hallaba en Denia, efectivamente; el Imperio tartesio llegaba hasta el cabo de la
Nao; la Dama de Elche es obra de un artista t artesio con una Indlgena por mode·
lo y con el estllo griego arcaico del siglo V. Después de l año 500 se funda n Alonis
(j unto a Benldorm) y Akra Leuke (Alicante). De especial Interés, aunque hayan
sido hechas con a nterioridad por el propio autor, son las siguientes afirmaciones:
todo el arte del S. y SE. es tartesio; los tartesios fueron los discipulos de los griegos; el arte Ibérico autóctono no existió, pues los iberos eran todavia b6.rbaros
un siglo antes de J. C., a pesar de que sobre ellos también se eJerció la influencia
griega. Este contraste solo puede explicarse con la hipótesis de que Tartessos ha.
bla sido fundada por gentes orientales, mb concretamente del Asia Menor en rela·
clón con los cretenses, de manera que Tartessos tenta una profunda raigambre
cultural; la tennlnaci6n -tssos, propia del Asia Menor y los obJetos de procedencia
cretense a 10 largo del Mediterrineo confirmarlan esta suposición.
L. P.
ADOI.I· SCHULTEN: Ole sAulen des Herak les. Tir. ap. de la obra O. J ES.
SE N : Ole Strasse von Gibraltar. BerUn 1927, pigs. 174·206, 5 flgs.
una lámina .
En el detallado estudio que A. Schulten dedica a l estrecho de Gibraltar desde
e l punto de vista histórico y topogr6.flco antig uo, nos interesan las comparaciones
con e l Peftón de Ifach. Este aparece también en relación con e l nomb re de Calpe
y volvemos a encontrar e l nombrtl de catpc en un promontorio de la Bitinia (hoy
Kirpel. llamado también columnas de Hércules. En los tres casos se t rata de altos
promontorios en forma de penlnsula. Por varias raxones supone Schul ten que el
nombre de Calpe procede de la Bitinia y fué traldo acá por los navegantes helenos
d6.ndose primeramente este nombre al Pei'l6n de lfach, antes que a Gib ra lta r.
L. P
- 232-
•
[page-n-233]
NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
P. BOSCH
GIWPER ... :
15
Fragen der Chronologle der Ph6 nldst:hen Kolo-
nbal lon In Spanlen. Tir. ap. de Kilo, 8d. XXII, heft, 3. Leipzlg 1928.
24 pAp.
La cuestión de las colonizaciones sufridas por la Penlnsula vuelve a hallarse
sobre el tapete, sobre todo desde que Schulten despertó nuevamente el Inter~
por Tartessos y avivó la ya antigua polémica sobre Avieno y los viales griegos a
Espal\a.
En el presente trabajo se intenta presentar todas las fuentes que tenemos de
la colonización fenicia y por una razonable critica de las mismas hacer comprender
el escaso fundamento que existe para continuar dando fe a la tradición, que quiere
una fecha muy remota para la fundación de Cádiz y reserva un papel muy grande
a los fenicios. Asl llega el autor a las siguientes conclusiones: en los textos Mbltcos se habla sólo de las maves de Tarschish. de manera vaga. pudIendo referIrse
a un tipo de naves; la fecha tradicional de la fundación de CA.dlz se conserva sólo
en fuentes muy posteriores. de escaso valcr; sólo en el siglo VII se encuentran
datos arqueológicos y literarios seguros del comercio fenicio; es posible por 10 tanto. dudar con 8elloc y con Clerc de que Cádiz fuera fundada anteriormente. Pasa
después a estudiar el estado actual del problema de Tartessos para concluir que la
aparlcl6n de los fenicios en la costa espal\ola no debe colocarse mucho mé.s allA
del siglo VIII, que el comercio fenicio se desarrolló durante el VII, durante el cual
se fundaron las colonias de Ibiza. que en el VI decay6 hasta que con el fin de la
hegemonia focea en 535 es sustituido por la ocupación cartaginesa, que empieza
la verdadera colonización.
L. P.
Elcavaclones en Ibiza, Mlmorjo dI /0 ;. S. dI Excs. y
Ants., núm. 91 (9 de 1925.26), Madrid, 1927; Z3 ps. con V lA.ms.
CAItLOS ROMAN:
Merece gran atención a nuestros Investigadores todo cuanto se refiere a la colonización y fugaz dominio púnico en Levante, porque su mejor conocimiento
ha de ayudar a esclarecer algunos problemas que plantea la excavación de estaciones de la avanzada edad del hierro cercanas a la costa. Gran importancia tienen
para ello las excavaciones que. desde tiempo ha, vienen pracl icAndose en Ibiza,
trabajos emprendidos a partir de 1917 por la Junta Superior, que delega la dlrec·
clón en D. carlos RomM y Ferrer.
La Memoria de que nos ocupamos refiérese a la labor reallzada en 1925 y !lmltada a la zona de Puig dl$ Mulins, ca mpaña menos fructuosa que las anteriores,
por haberse efectuado en terreno que fué antes objeto de reIteradas rebuscas clandestinas. Se excavaron siete fosas y 15 hipogeos, en su casI totalidad saqueados
tiempos ha. Encontré.ronse, entre el ya conocido material de e:¡ta procedencia. los
siguientes objetos merecedores de mención: anillo de oro con chatón de forma ellptica, que lleva grabados una serpiente y otro animal no determinable; des aretes.
de lo mismo, de forma corriente: amuleto de plata representando una divinidad
egipcIa, algunos aretes y dos pendientes con remate circular, todo de plata; dos
escarabeos. uno de ellos de cornalina. deCOrado con una orante de estilo egipcio y
montado en oro. y el otro, de diaspro, montado en plata, que lleva un león de gusto
oriental; un esenciero de vidrio, en forma de anfoTlta, ornamentado con zigs-zap
de pasta vltrea verde, negro y ocre; un estilo o punzón de vidrio azul, Incompleto;
cuentas de collar también de vidrio generalmente azul, y algunas pollcromadas
con tonos azul, ocre y verde; otras cuentas de hueso y de loza; amuletos, también
en su mayor!a de estas mismas materias, con representaciones diversas en que pre-
-233-
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16
NOTAS BIB 1.IOGRÁFICAS
dominan los falos y simbolos y divinidades egipcias; luoemas rodias y púnicas; un
pequel'lo ariba/os italogriego de forma achatada y de figuras rojas, decorada con
la de un tigre; dos vasos biberones, de barro y forma ordinarios; un par de estatul·
Has de las de forma acampanada y otra de las de estilo que se juzga netamente
púnico, con orificio en la parte superior. para colgarla, y pares de taladros a los lados para sujetar collares; y un vaso que afecta la forma de estatuilla de barro,
busto de mujer vestida de túnica y tocada con tiara estrecha y alargada que constituye la boca de la vasija, figura que por su novedad y perfección parece destacarse
como c:II:oepcional entre los demh hallazgos de esta clase.
Es de lamentar la escasez de ilustraciones que suelen acompaftar a las Memorias de las excavaciones de Ibiza, lo que unido a la concisi6n de las descripciones
de algunos objetos, hace poco aprovechables, a veces, los datos que nos suminls·
tra, para e l estudio comparativ o con material hallado en estaciones levantinas.
1.
8ALLesTIlR
(G6M!Z): Sltlna, contribución al esludlo toponlmIco de la Ora MarlUma de Rulo Festo Avleno. Anales d,el Centro
NICOLÁS PRIMIT IVO
de Cultura Vafenciana. Año 1, núm. 1, Enero.Junlo de 1928, pAgl.
nas 97·1 12. Afio 1, núm, 2, Ju llo.Diclembre 1928, pAgo 176·208.
El Interesante estudio que nos ocupa y del que s610 va publicada una pequena
parte, representa un nuevo Intento de resolver las abstrusas cuestiones que el tan
manoseado texto de Avieno ha planteado entre los investigadores. LImitando su
estudio a la parte de la Oro referente a la regi6n levantina, el autor se ha colocado
en condiciones ventajosas frente a muchos otros autores espanoles y extranjeros
que han tratado de Identificar 103 lugares Indicad03 en aquélla; estas condiciones
derivan del detallado conocimiento que el autor tiene de la costa levantina y de
sus continuas exploraciones por la regi6n valenciana, que ha recorrido en todos
sentidos, descub riendo innumerables estaciones de las edades prehist6r1cas. Por
esta ra
pa, pues de él esperamos aclaraciones y puntos de vista enteramente nuevos en el
ya viejo problema de la Interpretacl6n de Avleno.
En su primer articulo el autor supone que uno de los que manejaron el perl·
plo original antes de Avleno lo compendl6, suprimiendo párrafos enteros y co·
siendo despu6! los fragmentos resultantes que dejaron entre si grandes vacios,
a uno de estos cortes atribuye más adelante el autor la omlsi6n de Emporion y Rode.
Pasa después a estudiar la frase del Periplo: ... aquf estuvo el t~Tmino de los Tartesios ... Cree que el ge6grafo original recogl6 en esta frase una tradición y no un
hecho ocurrido. Esto le da pie para hablar de l valor de la tradici6n popular. El
término de los tartesios debe situarse para el autor en el mismo pel\6n de Calpe.
Del cúmulo de datos de diverso orden que aporta el autor con su erudición y pero
fecto conocimiento de los lugares, recogeremos los que nos parecen más interesan·
tes, sin Insistir en los de orden filo16glco por pertenecer a una técnica ajena a
nuest ros estudios.
Calpe se hallaba en la ladera del Pellón de Ifach, donde se han hallado restos
de construcciones y objetos preromanos; este peñ6n recibe los nombres de Ifach
(que en lenguaje pterromano crce probable significara gran caballo, coincidien·
do con la forma do caballo acostado que el peñón presenta), de Gibraltaret y do
Calpe (que el autor cree top6nlmo valenolano igual a fosa); navegantes sicanos,
antes de la formaci6n del Imperio tartesio, lo lIevarlan a Andalucia y después se
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NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
17
form6 la leyenda de que fueron los tartesios los que lo trajeron a Valencia (ya que
por ser los últimos todo les era atribuido como ahora ocurre con los moros). Cree
equivocados a Carpenter, al supone r que aqul se encontraba Hemeroscopeio, y a
Schulten haciendo a Ifach una de las tres islas que según Avleno tiRen amptfamente la costa (que para el autor son las tres de Tabarca),
Pasa despu\!ls a estudiar el lugar de Herna, que sitúa en Bernia. topónimo que
compara con Irlanda (Erin-Ern-Bern) y con Berna (Suiza), con significación
de Istar junto al ria, La sIerra de Bernia, abrupta y fAeil de defender, parece indl,
cada para haber señalado el t\!lrmino de los tartesios, pues el camino del puerto
de Sernia, junto al Mascarat, es de gran valor estrat\!lgico. Herna debi6 encontrarse alll y efectivamente en el fort del Mascarat, en lo alto del paso. halló el autor,
además de restos medievales, cer'mlca de dos \!lpocas: eneolitlca e ibérIca y helen1stica, caso frecuente en las estaciones levantinas. Este hecho le da pretexto para
sentar una hipótesis que aunque posible, es a nuestro juicio algo prematura. Supone el autor que durante el eneolltico se encastillaron las gentes en los
riscos, abandon'ndcse los poblados en las cumbres hacia el año 2000. volvi\!lndose
a ellos en la \!lpoca ib\!lrica, quedando por lo tanto un hiatus de 1.500 años, época
de paz que termIna con las luchas entre celtiberos del interior e iberos de la costa.
favorecidas por los cartagineses que deseaban apoderarse de la costa. Durante
este hlatus se desarrollaron grandes ciudades, de las que sólo queda el nombre:
Tartessos, Massiena, Sitana, pues enterradas a muchos metros de profundidad
no han podido ser descubiertas, y en tanto nada sabemos de la civilización de [as
llanuras, Al primer encastillamiento deben referIrse los versos 137. [45 de la Osa
Marlt1ma, y quIenes se encastillaron fueron los ¡¡gures (ligur_habitante de la orilla), que no formaban ni una raza, nI un pueblo, para defenderse de una nación
marltlma , Esta hipótesis puede verse desarrollada cn el articulo del propio autor
Inserto en otro lugar del presente ARCHIVO,
Respecto a este punto nos permitiremos observar, reconociendo lo sugestivo
de la hipótesis propuesta, que en nuestra opinión aunque exista realmente una época de la que tenemos pocos datos, acaso el hiatus no sea muy largo si aceptamos
el rejuvenecimiento de la cultura argárica, tan en boga hoy dla, y por otra parte
tampoco nos parece prudente llenarlo con una civllizaci6n hipotética de la que
existen indicios sobrado escasos para afirmarla. Otro punto muy Interesante y
que no creemos suficientemente dilucidado, es el que se refiere a la presencia de ce·
rámica tosca, a mano, en los poblados Ibériccs; creemos que mientras no exista
estrattgrafla segura. el hallazgo superficial o en un mismo nivel que [a pintada,
de aquella especie cerámica, no es razón decisiva para suponer un establecimien_
tO neolltlco, aunque la topografla de los poblados Ibéricos nos señale, a veces, a
priori, que dichos lugares hablan sido, probablemente, ocupadas ya por fortalezas neollticas.
Volviendo al Periplo, el autor deduce de lo afirmado hasta ahora, lo siguIente:
habiendo estado Herna deshabitada entre los años 2000 a -400 a. de J. C., entre
ambas fechas hay que fechar el Periplo, que seria escrito acaso, según el autor,
por un navegante nórdico, ya que la Oestrimnla se hallaba quiz~ en Noruega:
además, no debió ser uno sólo sino dos por lo menos los periplos utilizados, siempre dentro del hiatus señalado.
AsI, segUn el autor, los tartesios llegaban en tiempo de la Ora hasta la sierra
de Sernla, que era ocupada y defendida por otras gentes: los gimnetes. a los que
el autor identifica con ¡inetas, que serIa la denominación Indlgena. Aqul termina
la parte publicada del trabajo, cuya continuación debe esperarse con todo Interés,
LUIS PERICOT
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18
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
A. SCHuUeN: Forsc hl.lngen In Spanlen. 1927. Archtologischtr Antej·
glf. 19272·3, Berlln 1927, págs. 198·243, lB flgs.
En el presente estudio se relatan los trabajos ex.ploratorlos realizados en 1927
por el profesor de Erlangen. Prescindiremos de la parte que dedica a Numancla.
Zamora, Santlbii\ez:, CAoeres y Cidiz, para referirnos tan sólo a la costa levanti·
na, que recorrió desde Alicante, y de cuya parte haremos un resumen detallado,
no habiendo sido posible incluir su t raducción en el presente Anuario.
Empieza lamentándose que la costa levantina española que por sus colonias
griegas es, junto con Andalucla, la reglón espal\oJa de mayor Inter~ para reali·
zar en ella eJ:cavaciones, haya sido hasta ahora tan poco explorada, mientras se
daba preferencia a los poblados pobres dellnter!or.
Entre el Sucro y Cartagena, Artemidoro cita tres colonias marsellesas. Una de
el1as es Alonls, que por las citas de otros autores hay que colocar en Benldorm
y su isla; Ptolomeo la confunde con Portus II!citanus. Otra de las colonias marse·
Ilesas debe ser Akra Leuke, citada por OIodoro y Lívio, situada en el actual
castillo de Santa Sirbara (Alicante). La tercera era Hemeroscopeion (Den!a).
En Alicante. Schulten comprobó las magnificas condiciones del castillo de Santa Sirbara por su situación y ampJlo panorama, mientras en sus laderas haJlaba
cerAmiea ib6rlca y campaniana. En el Tossal de Manises y La Condamina, 4 kms.
al N., hay que coloear a Lucentum (han aparecido alli muchas lApidas, cerámica
Ib6r1ca y romana). Visitó la isla Plana, la Planesla de Estrabón, cuyo nombre deriva de di'l"l'_vagabundo (pirata); el poblado debla hallarse en el istmo que divide la Isla.
Un poco ala. de la actual Santa Pola se hallaba el Portus IlIcitanus. el puert o
de Elche; su importancia como punto de entrada de las influencias helénicas debió
ser grande como lo prueban los hallazgos de la Alcudia de Elche, que convendrla
excavar; en eUa y en el Portos IIlcitanus se han hallado vasos griegos del siglo VI,
cosa que s610 ha ocurrido en Ampurias. Ademb, la inscripcIón de Alcoy es jonia.
del siglo VI, y se han encontrado en el hinterland figuras de bronce de este mismo
siglll.
Siguiendo hacia Villajoyosa se encuentra el Tossal del Moro, con cerimica
antigua. y en aquella población hay restos romanos, pero seglln el autor no puede
ser Alonis como se ha pretendido. En sus alrededores existieron numerosas villas.
~sde Altea visItó el lugar en dcnde supone se hallaba Alonls. Benidorm. situado
en una penlnsula, con la Isla de su nombre a dos millas de distancia; en la Isla
hay cerámica ib6rlca y romana; el nombre debe proceder de la semejanza de la
forma de la Isla con la de un montón de sal.
Entre VillaJoyosa y Benidorm hay un sepulcro romano, la Torre de San J05é,
con varios pisos. Da cuenta despu!s de los hallazgos realizados por don Francisco
Martlnez en Altea y sus alrededores: en <os se encuentran restos de numerosas
villas; un largo acued ucto en ruinas muestra que esta reglón se regaba, slendc la
Irrigación levantIna, según Schulten. de origen romano o cartaginés, habiendo estudiado él mismo en el Africa romana procedimientOS semejantes. Junto a l Cabo
Albir e xistia una vUla de Importancia. La comarca está llena de restos de poblados ibéricos, teniendo el aspecto de uno de &itos la misma Altea; cerca de ésta.
entre el mar y el rlo Algar, exlstlrla uno Importante y otro se hallaba en Altea
la Vieja, cuya necrópolis ha encontrado D. FrancIsco Martlne:r:.
Ilustrando sus palabras con Interesantes planos y fotografias habla de Calpe,
objeto en estos dias de tantos estudios, como demuestran las presentes notas bl·
bliográficas. El nombre de Calpe lo recibió de los griegos (v. la resena de su otro
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
19
trabaja: Di, Stiul,n dlS H,rokles. en la pég. 232. y del de D. NlcolAs Primitivo Gó·
mez: Sitana. en la pég.234). pudiendo ser el de lIach. Ib~rl(;o. por el prefijo i·; de la
pefia pasó el nombre de Calpe a la ciudad situada en su ladera. y despuh, al aban.
donarse ésta pOr la malaria. pasó al puebla edificado mb l~jos. Según Schulten,
Carpenter estudIó bien Ifach, pero su identificación con Hemcroscopeion no es jus·
tao pues en Denia realmente hay una laguna y tiene condiciones de atalaya (con
este carécter sirvió a Sertorlo). mientras In cumbre de Ifach no era accesible hasta
hace poco.
En la ladera oeeldtllltal del monte se han hallado numorosos restos, entre ellos
ceramlca campanlana y atica lun fragmento de 6 ta. del siglo V. se halla en la colee.
clón de D. Francisco Martlnez}, El poblado que all! e"lstló es mas veroslmil fuera
griego que lb6rico, a juzgar por el nombre y por la poca aflcl6n al mar de 10$ ibe.
ros: las sallnas existentes. con un paso abierto en la roca, servirlan de puerto In·
terlor. Al otro lado de las salinas, sobre una colina. se levantó un templo romano
seguramente dedIcado a la Venus marina, y en la orilla, en el lugar llamado ba,los d, lo r,rna. hay restos de numerosas casas.
Ifach fu6 en 6poca prehistórica una isla. pero en la 6poca griega ya era penln·
sula. Con ella debe Identificarse una de las tres Islas citadas en la Ora de Avieno
entrl! el Cabo de Palos y el de la Nao. pues los griegos llamaban también n,sos a
las peninsulas que vistas de lejos semejaban islas.
En OI!nla (Dlanlum. Dinlu). al pie del cerro del Castillo, se hallaba la ciudad
antigua. de la que queda un muro ibérico. En el siglo VI I· VI se establecieron alJj
10$ foceos, qUI! levantaron un templo a su diosa nacional. Artemis: durante la gue·
rra sertorlana sirvió a Sertorio y a sus piratas cilicios, haJléndose el puerto al N.
del cerro, en una laguna. hoy seca; por el S. también penetraba el mar, de modo
que Denla era una peninsula. La Dianium romana se hallaba en la ladera S. del
monte, como la ciudad actual. Los restos de una capilla. de 10 X 5 ms., visibles en
lo alto del monte, deben ser los de la cel·la del templo antiguo.
Respecto a la desembocadura del Júcar. acepta Schulten las Indicaciones de
N. p, GOmez, suponiéndole triple: la actual, una al N. hacia la Albufera, otra al
S. (por Favareta). Cree que Suero se hallaba al otro lado de AlbaJat. y fué destrul.
da en la guerra sertoriana. pero quedó el puente romano sobre el Júcar y la esta·
clón de la vla, Ad SI/eran/1m. Slcana. según el autor. puede hallarse en Cullera.
pues el Periplo parece Indicar que estarla junto a la costa.
Pasando a Almenara visitó los restos que cree indudablemente del campamento
romano de los Escipiones en la segunda guerra púnica. citado por Pollblo, basán·
dose en su magnifica situación a la vista de Sagunto, en las semejanzas con el cam·
pamento de Renieblas y la prox;imidad del templo de Venus. El campamento se
adapta a la ladera y forma un trapecio de una longitud que se aproxima a los 500
metros; se conservan los muros de piedra. las puertas y los restos de 16 torres; en
su interior hay sei'lales de edificios, pero faltan restos de ceramlca.
Del templo de Venus queda poco: se halla ahora a 2 kms. de la costa, pero en la
antigüedad se encontrarla en la orilla: una laguna sef\ala el puerto indicado por
Pollbio. enel que ancló la flota de los Esciplones. El templo mide 15 X 12 ms., vlén·
dose restos de una escalera. D. Luis Cebrifln conserva un capitel jónico con dos
delfines a ambos lados de un timón; este templo fué edificado primero por los fa.
ceas, pero el capItel es romano, Al S. del templo hay una necrópolis romana con
alguna dedicatoria a Y,nlri (sanc/oI). Una ciudad ib6rica se levantaba en el monte
del castillo de Almenara y alll cerca se conservan tambi6n restos de una vla romana.
Por último visitó el autor 8orriol, donde comprobó que el collado entre 8orriol
y Puebla, en el que abunda la pizarra negra, debe ser el lapidls alri donde los
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20
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
romanos encerraron a Hasdnlbal; lllturgl debl6 hallarse junto a ca.banes y Mllntissa,
junto a 8orriol.
El prof. JeSSlln acompaí'la este importante relato con un estudio geografico.
geol6gico de la costa desde ca.rtagena a ca.stell6n.
Algunas de las Identificaciones defendidas por el prof. Schulten no son acepta·
das por otros autores, y asl Conzé.lez Simancas crlle púnico el campamento de Al·
menara. Por ello remlt!mos al lector a [as notas en que resumimos los trabajos de
[os Sres. N, Primitivo Cómez, F. Martlnez y Condlez Slmancas. Pero no pode·
mas dejar de expresar nuestra simpatia por la labor infatigable del sabio catedré..
tico de Erlangen, que ha aclarado tantos puntos obscuros de nuestra geografia
antigua y en la que no pueden tener importancia los disentimientos en cuestiones:
de detalle.
LUIS PeRlcoT
F. MARTftll!z y MARTltlEz: Arqueolo¡;:la Valen(lana. li emoroscopelo e
!fach. Tir. aJ). del BoIllHn dll la R, Acad. dI la H. Madrid 1928,30
págInas, una lA.m.
La publJcaci6n por el prof. Rhys ca.rpenter de su articulo sobre Hemerosco.
pelan, que forma parte de su interesante libro Th, Cruks in Spain. ha provocado,
como era de esperar, la respuesta de los que creen errónea su interpretaci6n de los
textos antiguos al colocar dicha colonia griega en la punta o promontorio de I fach
Junto a ca.lpe, abandonando la cibica leorla que identifica a aquella con Denla,
la Dlanlum o Artemislon. y hay que confesar que vista la cuestl6n serenamente.
después de los argumentos brillantemente aducidos por el autor del trabajo que
resel'lamos. la hipótesIs tradicional parece resultar victoriosa.
Los argumentos que hace valer D. Francisco Martinez, son los siguientes. No
abundan en Denla los restos cerámicos griegos, pero no faltan las monedas griegas
y los fragmentos campanianos y griega cree tambj¡~n una cabeza de Atenea (que se
reproduce en una lámIna) hallada en un huerto donde se supone estuvo el templo
de DIana. La antigua Dianlum concuerda en absoluto con las condiciones que fijan
Avieno y Estrabon, ya que por una parte pueden aducirse numerosas pruebas de
todo orden, incluso folkl6ricas, en favor de la existencia de estanques y marismas
Junto a Cenia y por otra parte el vecino Montg6, de 76[ ms. de altura. es una atalaya de mucha mayor importancia que el promontorio de !fach, y desde la misma
ciudad y cerro de San Nicolás se divisa hasta Tarragona e Ibiza.
Su situaci6n fácilmente defendible y las condiciones de su puerto aseguran
que debi6 ser la base naval de Sertorlo de que nos habla Estrabón. Por último. 6:1
indudable que en el castillo de Cenia existen restos que parecen pertenecer a un ano
liguo templo, que seria el mencionado por Estrabón como dedicado a la diosa Diana.
En una segunda parte de su trabajo. el autor demuestra que Ifach no pudo ser
Hemero$Copeion. Sobre el promontorio dicho, casi Inaccesible, no se encuentra
resto alguno de habltaci6n; bajo el acantilado es indudable que existi6 una pobla.
ciÓn por hallarse los restos de las construcciones. con cerámica ibérica, campa·
nlana y romana. y aún posterior, pero no puede hablarse de templo en lo alto,
Como atalaya no sirve más que para el E. y S., pero no hacia el N.; la existencia
del puerto es completamente inadmisible, a no suponer un movimiento de la
linea de la costa, el puesestanque hoy existente no tiene boca y si solo una
abertura en la roca, de 90 cms. de calado, Inadecuado para grandes buques. Los
restos de construcciones de la finca llamada AIginech deben ser romanos por la
abundancia en ellos de teTra sigil.1ata; lo mismo ocurre con los conocidos Baños
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
21
de la Reina. Finalmente da cuenta del hallugo realizado por el Investigador In.
glés Mr. Hemp, de abundante cerámica ibérica y campaniana junto a restos de
construcciones, en la cima del Montgó.
Es de desear que se multipliquen estuJios como el presente, pues el conoci.
miento profundo del terreno da a los investigadores nacionales una enorme ven.
taja al tratar de recOnstruir nuestra dificil geografia antl(ua.
LuIS PI!RICOT
Ibtrlscht Krlegtrk6 ple all5 dem C« r o de lo.
Santos (S panle n). Tir, ap, de Antikl Plostll:, 8erJin, 1928, 5 pAgs.,
4 figs.
PI!DRO BOSCH GIMPI!:RA:
Publicación de un busto conservado en el Museo prOvincial de Murcia, del
que habla ya dado cuenta P. Parls, y de otro adqUirido en 1917 por el Museo de Barcelona. En ambos casos se trata de representaciones de soldados, rara la primera
por la forma del casco, Interesantlsima la segunda por la belle;¡:a de los rasgos y
perfección del trabajo; Indudablemente muestra uno de los prototipos que fueron toscamente reproducidos en tantas copias adocenadas como en el mismo Cerro de los Santos han aparecido. El primero de estos bWltos presenta rasgos de mayor soltura técnica, pero ambos pueden ponerse como paralelos de la última etapa
del arte arcaico griego. Otras consideraciones sobre este aspecto pueden leerse
ampliadas en el trabajo del mismo autor Inserto en el presente Anuario,
L. P.
j. CA.BRÉ: Dtcoraclones hls pAnlcas, Archivo espaifol de arte y arqutOlogia; Madrid, 1928, págs. 97-110, 20 flgs.
Trata de reivindicar, el infatigable arque610go D. Juan Cabré, en el trabajo
que inicia, como propios de nuestra arqueologla prerromana, los productos de las
Industrias metalárglcas del periodo que viene denominindose hispaoico, objetos
bien diferenciabJes de sus similares del resto de Europa; y tiende a comprobarlo
con el estudio de las placas de bronce para cinturón, de las que escoge, para ello,
las rectangulares sin calados Interiores.
Dedica el autor esta primera parte de su labor a los brochcs de tal tipo deco·
rados con grabados mAs o menos profundos, pier.as que estima escasas y halladas
principalmente en el sur de la penlnsula, salvo algún que otro ejemplar descubier.
to en el reino de Valencia, en la provincia de Teruel yen Cataluña; y deja para mAs
adelante el estudio de, las placas exornadas con Incrustaciones de metales preciosos y con delicados cincelados, piezas predominantes en la meseta central y mAs
abundantes que el tipo antedicho. Data el Sr. Cabr~ los broches del primer grupo
hacia los siglos VI a 111 a. de J, e., por estimar van unidos a vasos griegos o !talo.
griegos y a restos escultóricos y tumbas aparejadas en slllerla, de tal época; y las
del segundo gt"upo júzgalos de los siglos III a 11, sosteniendo se dan en ajuares funerarios y acrópolis con objetos y armas correspondientes a dicho periodo.
Sirve de base al trabajo, el detenido examen de los siguientes ejemplares, de
los que se adjuntan reproducciones: el de Elche, el de Amarejo, tres de! Santuario
de la Cueva de los Jardines, el de Cabrera de Mataró, uno de procedencia descono.
clda existente en el Museo de Madrid, otro de AlcAcer do Sal (Portugal) y cuatro
más que parecen proceder de un nuevo santuario, explotado clandestinamente,
que se cree situado cerca de Santa Elena (Jaén).
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22
NOTAS BI BLIOCRÁFlCAS
Estudia el autor, a continuación, la decoración de algunos restos arq ultectó.
nlcos, levantinos unos (los fragmentos de capitel de Elche y el de Montealegre.
que Incluye P. Peris en Sil Essoi). y andaluces 10$ mas, como los fragmentos, esculpidos en piedra, de Osuna. Cástulo y castellar de Santisteban, la cajita cineraria
de Tugla (Peal ce Becerro.Jaén) y, sobre todo, la zapata de la pilastra central de
una tumba de la necrópolis de TÚlugi (Galera. Granada). estación donde aparecen,
entre otro material que no hace ahora al caso, fragmentos de ceramica griega o
italogriega con figuras negras, junto con vasijas indlgenas del tipo bien conocido,
una urna cineraria de piedra pintada con orlas de meandros, ovas y entrelazados
similares a los que exornan las repetidas placas de bronce, y una figura femenina
hierUica, de estilo arcaico, sentada en un trono.
Las indudables analoglas existentes entre las ornamentaoión de los oltados
broches y Jos clementos decorativos de los aludidos restos arquI tectónicos, en espe·
cial los de Galera, asl como el mencionado material de tal yacimiento, inducen al
Sr. Cabré, como al principio expusimos, a datar el repetido grupo de placas hacia
los siglos VI a 11I antes de J. C. Mer6oenos dudas tal deducción cronológica
Aparte la inseguridad de su capital fundamentación en paralelismos ornamen.
tales de piezas de muy distinta naturaleza, asl como la acreditada perdurabilidad o
reaparición de determinados tipos decorativos a trav6s de culturas bien distantes,
contribuyen a nuestra perplejidad las circunstancias de determinados hallazgos
de esta clase de broches, realizados por nosotros. En las excavaciones que desde
1918 a 20 efectuamos en la necrópolis de la Casa del Monte (Valdeganga·Albacete),
tema do una de nuestras comunicaciones al IV Congreso Internacional de Arqueolo.
gla. encontramos, entre otras de tIpos distintos, dos placas de cinturón de las es·
tudladas por el Sr. Cabré. una en la que no se ve decoración, tal vez borrada por un
principio de fusión a que debió estar sometida, y la otra, de perfil Iguala las que
se insertan en el trabajo de que nos ocuramos, con los números 1, 10 y 12, lleva
decoración acanalada casi idéntica a la del número 3 y fajas de puntos y circulltos Incisos como la mayor parte de aquéllas, decoración repetida en el e lemento
.pasivo. de este brQche, donde se hallan también zonas de pequeñas ovas como en
la mayorla de las placas reproducidas por Cabré, y en especial en la pieza comple·
men taria del broche número 12. La cerAmlca campaniana y la helenlstica de figu.
ras rojas, muy decadente (aparecidas bien cerca de tal placa), asl como una espada
de antenas casi atrofiadas tenninadas en bolas, dan a esta necrópo\ls una datación
de final de l IV al 111. Yen las excavaciones del despoblado de La Bastlda(Mogente).
realizadas por el Servicio de Investigación Prehistórica, do nde también aparece
abundante cerámica campani8na y algunos escasos tiestos de heJenlstlca de fI·
guras rojas, encontramQS, en nivel Indiscutiblemente de los últimos dlas del pobla·
do, un fragmento, inmediato al gancho, de una pieza de esta clase, que lleva la linea
de zig.zagli. como los números 6 y 12 del repetido trabajo, y dos placas más. decora·
das con Incrustaciones de plata, en que tambitn aparece la propia ornamentación
de puntos y cireulitos, y la linea en zlg.zag Junto al gancho. decoración vista en la
mayor parte de los broches antecitados; pudiendo. como se ve, fijarse fundadamente a este poblado una cronologla bien próxima a la de la necrópolis albaceteña.
Tales descubrimientos parecen, pues, aconsejar para las piezas que e l Sr. Cabré
estudia. una datación más rebajada (del final del IV al 1", como hemos visto).
Ello tal vez obligue, también, a rectificar ligeramente la cronologla dada por el
Sr. 805eh Gimpera a esta clase de broches con perfil curv illneo junto al ganoho,
como los mencionados encontrados por nosotros, variante que atribuye a los siglos
V·IV en el estudio tipológico de esta clase de objetos, hecho con toda clase de
reservas en su tra bajO Los Celtas y la civilización clltica... (figura 6).
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
El escaso material dC$Ubierto yel desconocimiento de las circunstancias del
hallazgo de buena parte de 61, hacen aún muy in:segura la clasificación CTonológica
de esta clase de piezas.
Este interesante trabajo, de arqueólogo tan destacado como el Sr. Cabr6, tiene
la minuciosidad descriptiva que caracteriza sus obras_
1.
B"LLEST!'R
Salterio Arqueológico, Un viaje a Olocau,
Diario de Valencia, núms. de I t Noviembre y 25 Diciembre 1928.
NICOLÁS PRIMITIVO (GóMEZ):
En estos artlculos da cuenta el autor de los resultados obtenidos en una visita
al pueblo de Olocau y sus alrededores, En el tPuntal de la Penya roja. hay restos
de muros y de una especie de torre poligonal en un recinto pequeno (47 ms. X 20 ms.
aproximadamente); en su interior encontró restos escasos de 6poca neoUtlca o enea·
l!tica. Refirl6ndose a una partida con nombre Alcald, emite la hipótesis de que tal
palabra no siempre es de origen árabe, sino que puede ser ¡ndlgena. En Olocau buscaba uno de los fuertes que defendian el paso de la Celtiberia al llano lb6rico (corno
tAlcalb en Serra, el tRaboserot de Torres Torres); la gran fortaleza para defender
el paso de una a otra parte de los llanos ibt!ricOs era Sagunto, pues el autor CTee
que elllmite de la Celtiberia coincidida con el del habla castellano-aragonesa en la
actualidad. Olocau :se hallarla en tierra de olcades.
Encontró el autor restos de un acueducto romano que llevaba las aguas a Olocau.
En el Puntal dlls Llops, encontró restos de una fortaleza ib6rlca con un recinto
de 60 X 2) ms., con muros y una especie de torre rectangular 'con pared de más
de un metro de espesor. Su situación estrat6gica dominando el camino que por GAlova y Marines viene de Aragón, prueba su importancia, acreeentada por la abundante cerámica ibérica y helenística de su superficie. Considera probable el autor
que Anlbal destruyera esta fortaleza en su lucha con lOS olcades.
Entre las noticias recOgidas figuran las que se refieren a la existencia de estaciones
y restos neoliUcos en El Porticlrol y El Puntal dtl Musgany, ibéricas en El Punta!
Blanc, romanas en Collado de les Forquete$ (restos de un acueducto), Picherl,
Ra,,, la wlla, 010cau (¿parte de un tbalneum,?) e indeterminables en algunos otros
puntos.
Por lo transcrito podemos darnos cuenta de la impol'tancin arqueol6glca del
t6rmlno de Olocau, reflejada en los interesantes hallazgos del incansable investl.
gador autor de este trabajo.
L. P.
M"NVI!L
GoNZÁLI!Z SIMANCAS: Excavaciones de Sagun lo, M,moria d,
la j. S. d, E. y A .. núm. 92 (10 de 1925.26); 31 ps., diversos planos
y XXI IAms.
Ocúpase en este trabajo, el Sr. GonzAlez Simancas, del resultado de sus exca·
vaclones en los aflos 1923-26, del descubrimiento de la escultura del toro ib6rico
(de que tratara ya en otros sitios) y del Museo creado con los hallugos efectuados.
Es bien digna de aplauso la decisión con que Gonzá!ez Slmancas acometiera la empresa de excavar el castillo saguntino. La constante remoción del estrato a través de tantas y tan diversas dominaciones, con la destrucción de unas
obras y construcción de otros edificios y defensas que en cada nueva ocupación
del castillo se Juzgaron convenientes, habla de dificultar extremadamente la ex- 241 -
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24
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NOTAS BI BLlOCRÁ PICAS
cavaci6n, inconveniente superable s610 con una diligente atención que permitiera
recoger el menor atisbo de luz, y siempre con escasa esperanza de poder llegar a
conclusiones muy precisas.
Gracias al cuidado y perseverancia del experimentado director de estas excavaciones. va resullando fructuoso el empleo del puf\ado de pesetas que desde hace
algunos años dedica el Estado, como caso único y justificado para dádiva excepcio_
nal. a esclarecer la prehistoria de la región má!¡ rica y contributiva de la nación.
En las campañas de referencia, en un laberinto de restos de edificaciones y cimientos de diferentes ~pocas, algunas veces sentados sobre relleno de escombros
de tiempos mas remotos, han continuado descubrl6ndose construcciones del tipo
de las ya conocidas por trabajos anteriores y que González Slmancas sigue estimando púnicas.
Son dignos de mención los siguientes hallazgos: una estatua de mármol blanco,
varonil, acéfala y sin bruos, que viste túnica; la parte superior del torso de otra
estatua, también de varón, de piedra del pals estucada de blanco, con clámide sujeta al hombro por una Hbula circular; trozos de anchas molduras, probables restos de entablamentos; parte de fustes y basas de columnas; un capitel dórico; gran.
des placas y trozos de escultura decorativa, labrado todo en callza: fragmentos de
friS{), de la misma piedra. con moldura gallonada, sosteniendo cabeus de niño;
pedestales de estatua con dedicatorias latinas, una lápida de mármol blanco dedicada a Tiberio y una inscripción ibérica incompleta esculpida en caliza azul marmórea; algunos grafitos en cerámica y marcas de alfarero; útiles de bronce y hueso,
etcetera.
Es bien digno de mencionarse un hallazgo de restos humanos efectuado fuera.
del recinto. al pie de las importantes construcclone:¡, calificadas de púnicas, que
continúan formando parte de aquél. Extendidos en una capa de tierra de poco
espesor, bajo cenizas y sobre el e:¡calonado fondo recoso de dos departamentos rec_
tangulares, aparecieron restos pertenecientes a once Individuos, entre los que
uno semejaba mujer y otro niño. acompañando a aquélla un anlUo de bronce con
decoración sencilla punteada y un arete del mismo metal: y más cerca de la muralla, bastante separados entre si, algunos huesos y un cráneo con dos grandes
piedras encima, como arrojadas sobre la cabeza del muerto para rematarle, Y otro
crAneo con clavos de los que hablaremos: dando el conjunto la Impresión de que
los cadáveres se colocaron aJU, no como enterramiento ordinario, estando ya cons_
truidas las obras cuya cimentación se descubriera. Una extrar.a y no explicable
particularidad se apreció en algunos de estos restos: la mayor parte de los cráneos
estaban rodeados por clavos de hierro, de cuatro centimetros de longitud, dlspues.
tos en forma de nimbo radial; encontrándose tambl~n clavos ¡unto a las articulaciones de brazos y piernas, en otros esqueletos, y en los pies de uno apareclan en situación que hizo sospechar si estuvieron hincados en el cuerpo del muerto. HaIlóse tambl~n en los departamentos aludidos el siguiente material: monedas saguntinas, una con leyenda i~rica, otras bilingües, romanas de la misma procedencia y una autónoma de Sí/bilis; abundantes oerámica ibérica, llevando engoba
blanco los fragmentos pintados de color pardo rojizo; unos pocos tIestos de vasos
italogriegos y ninguno de roja bamizada.
No hemos de encarecer la importancia que para la arqueologia valenciana
tienen las excavaciones que en Sagunto se realizan y la necesidad de que se
aumente la consignación para que aquellos se intensifiquen.
1. B ... l.l.ESTI!Il
-242 -
[page-n-243]
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
25
M. GotlZÁL1!.Z S¡WANCAS; Excavaciones arqueológJc:as tn Almenara. El
campamento de Anibal . Las Provincias. 18 Septiembre 1928.
En esta corta nota el autor da cuenta de haber realizado por vez primera exca·
vaclones en el lugar llamado ,Punt del Cid. en Almenara, que según él contie_
ne los restos del campamento levantado por Anlbal al sitiar a la cercana Sagunto
y que Schulten cree. siguiendo opiniones anteriores, pertenecen al campamento
de los Esciplones (véase la nota del trabajo de este último: Forschungen in Spa.
nien 1927). El autor confirma su hipótesis por el hallazgo, en la exploración. de
ciertos elementos arqultect6nlcos exactamente iguales a los que se usaron en la
labra de los muros de la fortaleza púnica de Sagunto.
L. P.
SALVADOR BI!LLMONT: Ruinas de una torre romana . Anales del Ceno
tro de Cultura Valenciana. Año 1, núm. 2, Jullo.Diclembre 1928,
págs. 120·122. 2 figs .
En el término de Torrente. lindante con Alacuás. se hallan las ruinas de una too
rre en una prominencia sobre el terreno. en el lugar conocido por La pared decantd. Formaba una pirámide truncada octogonal, habiendo caldo hacia el exterior siete
de las paredes, carentes de cimentación. Los muros son de hormigón de cemento
y grava, con un espesor uniforme de 0,6 m. Los muros no se unen, presentando
un bisel para su buen acoplamiento, Unos orificios dispuestos regularmente fueron hechos al construir los muros; coinciden con las lineas de uni6n de las secciones de hormigón. El muro en pie presenta un enlucido de unos cuatro cms. No hay
puertas ni ventanas.
L. P.
N ICOLÁS PRIMITIVO GÓMEZ: Una utación arqueológica el[ ~les Pe.
nydes. de Torrente. (Conferencia dada en 21 de Enero de 1927, en
el Centro de Cultura Valenciana.) Las Provincias, de'¡ de Septiem.
bre y 9 de Octubre de 1927. con varias figuras.
En dloho lugar existen extensas ruinas de la época romana. a orillas de un caml·
no antiguo de Importancia local; cree el autor que se trata de una villa ¡¡rbana,
un pretorio o de una villa rústi&a o Iructuaria o de las tre~ cosas a la vez. Aparte los
restos do muro y piso se han hallado numerosos fragmentos cerámicos, un quicio de
puerta. un mortero, un moJ6n y una solera de prensa de aceito (1). todo lo cual
se aviene con la hipótesis de una explotación agrlco!a cuyos campos serian regados.
L. P.
PIO BEL.TRÁN: tlallazgo de ¡'pidas rom3nl1. Analtls del Centro de Cul·
IIIro Valtnciana. Año 1, núm. 1, 1928, págs. 90·96, 4 flgs.
Entre los hallazgos realizados en la ciudad de Valencia al efectuarse las obras
del alcantarillado. figuran restos de sepulturas CQn lápidas romanas en el lugar Ila·
mado .La Cenia.. cercano al Almudln. Cabe suponer que las sepulturas son del
siglo VI. para las que se uUlizaron lApidas de la época de Trajano. las dos lápi·
das (con 4 Inscripciones). debieron pertenecer a un panteón familiar de Lucio An-
-243 -
[page-n-244]
26
NOTAS BI8LIOCRÁFlCAS
tonio Cresoente y su esposa Julia Mbima, del que se nos han conservado tan solo
dos losas laterales. Separando las inscripciones hay figuras de esclavos vestidos
a la usanza barbara. El Sr. Beltr1n, tras cuidadosa lectura y traducci6n de las lApidas, ha podido reconstruir el Arbol geneal6glco de la familia. que comprende
cinco miembros conocidos; la indicaci6n de los cargos que desempel'iaron en la colonia valentina con la conflrmaci6n de la existencia de las dos colonias reunidas
de Valentinos veteranos y véteres, realzan el valor del hallazgo. Este e:Koelente trabaJO estA !lustrado con varias figuras, ent re ellas dos fotograflas de las lápidas,
que se guardan en la torre de Serranos de Valencia.
L. P.
PIO BeLTRÁN: Nueva inscripción romana. Anolls dll Centro de Cultu_
ra Valenciana. Año 1, núm. 2. Julio_Diciembre 1928. Págs. 169·170
una fig.
Publicación de un cipo de piedra caliza con inscripcIón dedicatoria al emperador Aureliano divinizado, hallado al practicar las obras del alcantarillado, a 3 m.
de profundidad, entre la Catedral yel templo de Nuestra Señora de los Desamparados de la ciudad de Valencia.
L. P.
NICOLAU PRINIT IU (G6NI!Z;): SalUrI Arqueológlc. De cóm se perden els
eamins anties, Diario dI Valencia, núms. de 8 de J ulio y 12 Agosto
de 1927.
Notable estudio en que se recogen numerosos datos acerca de caminos antiguos
de esta reglón que se van perdiendo por diversas causas, al dejarse de usar por la
construcción de vlas modernas.
Un documento de principios del siglo :KIV comprueba que la destrucción o inutilizacl6n de los mismos. empezó ya de antiguo.
L. P.
La direcc ión del SERVICIO
DO
se hace solidaria de las opiniones
científicas vertidas en los trabajos que en ARCHIVO se Inserten
-
244
[page-n-245]
ISSN 1989-508
NOTAS BI BL IOCRÁFICAS
NOTAS BILlOGRAFICAS
En esta sección daremos cuenta de las oblas refere ntes a la Prehistoria levan·
Una o que traten problemas interesantes para !sta, publicadas durante el afto,
En este primer volumen damos cuenta de las publicadas en los aftos 1927 y 1928
que han llegado a nuestro conocimiento, y especialmente de alguna de 1926.
Ru llexlkon dtr Vorgnchlchle, publicado por MAX ESERT. &rlln.
Walter de Gruyu:r.
•
Va ya acereA.ndose a su t~rmlno la publlcacl6n de C!ta Enciclopedia de la Prehistoria. de la que desde el a rio 1927 inclusive han aparecido los vals. VII I
(Maltaja.Noppenrlgn), lX (Norddeutschland.Oxusfund). X (Pacht-Pyrenaenhalblnsel). Xl (Qadeso h.Seddln) y XI I (Seedorlertypus-SUdliches Afrlka) y hallán.
dose en publicación los vols. XIII y X IV. De estos vol úmenes Interesa aqul
citar los articulas 5¡gu¡ent~: Vol, VI II : Mon t g6 (L, Pcrlcot), Morella la vella
(Obermaler), Mugron.Nísche (Obermaier), Miliares (Los) (L. Pericot), Mlnateda
(Obermaler), MegaUth.grab (P. Bosch Glmpera): vol. IX: Oficio (El) (A. del
Castillo): vol. X: Panuuelos (A. del Castillo). Pcretl6 (Obermaier), Phonikische
besiedlung (P. Bosch Gimpera), Pilum (Bosch), Primitive Kunst (H. Kühn). PujOI
(J. de C. Serra RéJols), Pyrenien halblnsel (Obermaler.80sch ); vol. X I: S. Anta.
nio el Pobre (Serra), S. Antonl de Galaceit (Serra), Schnurkeramik (Bosch), Schri!t
(Iberlsches) (Serra). Secans·Nische (Obermaler): vol. XII: Serreta (la) (A. del
Castillo), Sidamunt (Serra), Soliferreum (Bosch).
L. P.
MANueL
CóMIIZ
MORe NO: La novela de EsP'''', Madrid, 1928.415 p1gs.
El insigne maestro cuyas múltiples actividades en el campo de la Historia y
Arqueologia patrias han dado frutos tan admirados. acaba de producir un libro
sumamente original y que el propio autor reconoce que podria llamarse Historia
mod"nr'$la d~ EspaRa. Se trata de una serie de cuadros histórico-novelescos. que
abarcan desde los que él llama pre-adamies hasta Almanzor, en los que intenta
presentar, en forma sugestiva y viviente. los episodios de nuestra historia primltiv3
que en los libros de estudio corrientes adoptan, como dice aoertadamente el autor,
un nono gris. que los hace poco simpáticos y que se tdestiñe con el tiempo..
No representa esta obra algo aislado en nuest ros dlas; como reacción contra el
hlpercriticismo y sequedad de las monograflas de Investigación. surgen el\ estos
últimos tiempos ensayos como el que nos ocupa. No cabe duda que el devolver
algún colorido a la descripción de las épocas pasadas no puede hacernos sino sentir
- 219 -
[page-n-220]
2
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
con más fuerza y adaptar IluestrO esplritu mejor a las gestas pasadu. Un solo peligro podrla ofrecer el sistema; el de que lo Intentara un investigador sin condiciones
Uterarias o un literato no especialista que al Ir a procurarse la documentacIón para
el andamiaje de su obra, se perdiese en el1aberinto de producciones monogréficas
en el que a 105 mismos eruditos cuesta trabajo moverse. Ambos peligros quedan admirablemente salvados en la obra del prof. C6mez Moreno, y quien como él conoce
cuanto los siglos nos han conservado de la vida de nuestros antepasados y como é l
ha contribuido a conocerla, se hallaba en condiciones inmejorables para realizarla.
Dada la Indo1e de la obra, no puede ser nuestro objeto el recoger aqul todas la,,:
interesantes sugestiones que la misma contiene, no sólo en las vigorosas páginas
del texto, sino en los reversos eruditos que lo acompañan e ilustran. Algunas de
ellas, que se refieren a problemas candentes de la Prehistoria peninsular, merecen
profunda ,atención; podrán en parte discutirse, pues nuestro remoto pasado se halla
todavía plagado de misterios para el historiador moderno, pero precisamente por
esta razón es preciso tener muy presentes las opiniones de todos los Investigadores
para proourar obtener del CQntraste de todas ellas la suma mayor posible de pi 0_
babilidades.
Entre tantas páginas de intenso valor emotivo, llenas de ideas valiosas, hagamos
resaltar las dedicadas a ponderar el papel de la cultura andaluza, tartesia, desde el
eneolltlco y las que se refieren a la Influencla egea y griega en el S. y SE. de la
Peninsula.
..
LUIS PIIRICOT
El yacimiento paleolltlco de San
BIII, ceru de Teruel. Asociación EspaRola para el Progreso dI las
Cilncias. Congreso dI Cddiz. Tomo Vi iI , págs. 11-15, 4 figs. Madrid 1927.
HUGO OBI!RIoI ... I IIR.HI!NRI BRI!UIL:
Corta e interesante nota en que se da cuenta del hallazgo en las terrazas cuaternarias del Rlo Alfambra, cerca del poblado de San Bias, no lejos de Teruel. Entre
los objetos recogidos se halla una lanza de cuarcita de edad chelense, un hacha de
mano amlgdalolde, de cuarcita, perteneciente al chelense evoluolonado o al ache·
lense antiguo y numerosas piezas de cuarcita pertenecientes probablemente a l
musterlense de tradición achelense. Indican los autores que la actividad de los
el(ploradores se verá seguramente coronada por el 6xlto con hallazgos numerosos
de la especie de los descritos, en la periferia de todos los macizos cuarcltlcos de la
Peninsula y en las zonas de aluvión de sus alrededores.
L. P,
Ole felsmalerelen der . Cueva del Clvllt (Valltorta
Schlucht; prov. Cutellón). /PEK (jahrbuch fur Prñhistarischt und
Elhnograpltlsclu Kunst¡. 1927, págs. 91-94, 2 flgs.
H, OaeRIoI ... !eR:
En esta corta nota el autor cree necesario rectificar algunas de las afirmaciones
de J. Cabr6 respecto a determinadas representaciones figuradas de los abrigos del
barranco de la Valltorta; especialmente ratifica la no el(istencia de una franja de
color blanco bordeando las figuras de la Cova del Civil y la presencia en el abrigo
del Mas d'en JaSlp de una figura de toro convertida en jaba!! por motivos mágicos.
L. P.
-22)-
[page-n-221]
NOTAS B IBLIOGRÁFICA S
3
AeeÉ H. BUUII..: Oeuvru d'art paliolllhlquu Inédltr. du Perlgord ti
Art Oriental d''Espagne. Rwue Antnropologiqu,. Avril.juln 1927,
37° année, nÚms. 4·b. págs. 101·108,3 figs.
En la serie de publicaciones provocada por la candente discusión acerca la edad
de las pinturas rupestres levantinas, el articulo de que damos cuenta figura entre
105 mis salientes, por aducir datos nuevos y de Insospechado Interl!:s en pro de la
edad paleolltica de aquéllas, Aparte diversos objetos y dos flguritas humanas halladas en las cuevas de Pechialet (Grolejat, Dordoña), ellnter6s de l articulo se halla
en una placa de esquisto de dicha cueva yen una pintura del abrigo Labatut (Ser.
geae, Dordoftal. La primera mide 18'5 cms. en su djmen~lón máxima y presenta
en una de sus caras un oso y dos seres humanos grabadcs. uno de ellos cogido por
el animal y el otro en actitud de acudir a socorrerle: la composición recuerda la con_
cepción artlstlca de l arte levantino español; la cueva habia sido habitada dutante
el paleolitlco superior, acaso el auriñaciense final. En el abrigo Labatut de Sergeac.
Mr. Dldon descubrió un ciervo pintado en negro, de 40 cms. de longitud y de Innegable parecido con las representaciones semejantes del Este espaftol; también, y
con toda seguridad, procede esta pintura de la capa aurif'iack:nsc superior de dicho
abrigo.
Resulta, pues, probable que durante el auriñaciense superior el arte franco
cantábrico influyó sobre el incipiente arte levantino, autóctono en parte; con el
aislamiento producido por el enfriamiento del solutrenso y magdaleniense antiguo.
el arte levantino siguió una ruta peculiar abandonado a sus propios medios. Tales
$tIn. en resumen las Interesantes deducciones del sabio investigador Mr. BreuiJ
que han de ser seguramente muy tenidas en cuenta por los que se preocupan del pro·
blema de nuestras pinturas levantinas.
L. P.
HUGO OOERMA IER: Neuenldeckte Elszeltnlllerefrn In Ttruel (Ostspa'
nlen). lPEK, 1926, págs, 287·88, 4 figs.
Huoo OBERMA,II!I't: Nuevas pinturas rupestru descubiertas r n lo. I¡.
rededores de Tormon (Teruel). lnlltstigacidl! y Prorreso. Madrid,
año 1, núm, 1, Abril 1927,2 págs., 2 flgs.
HUGO Ofll!RMA IER Y HENRI BRI!UIL: Las pinturas ruputres de los al.
rededores de Tornillo (Teruel). BoJetín de la Real Academia de la
Historio. Tomo tXl, 1927, págs. 511-531, I flg., 14 IAms.
En estos trabajos los autores estudian el último hallazgo realizado en el dominio del arte rupestre levantino. Los abrigos de Tormón merecen el inter& despertado, no sólo por venir a aumentar el conocimiento, bastante completo ya, de l
arte rupestre levantino, sino por s u valor intrinseco ya que estu pinturas, cm·
parentadas con las cercanas de A1barractn, por su ejecución y valor estético, se
hallan por encima de la mayorla de pinturas levantinas. según declaración de [os
autores.
El abrigo principal, d, los Toros, fu~ descubierto en 1926 por el P. Prudenc[o
Carcla, y se halla en el valle de Olivanas, cerca de la casa forestal del Prado de Tor_
món (t~rmlno municipal de Albarracin); tiene una longitud de 9 m. En varios gro·
-221 -
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4
NOTAS BIBLIOCRAPICAS
pOS eslAn representados 10 figuras humanas, 5 ciervos. 1 gamo, I équido, 9 loros,
2 bisontes dudosos, 3 animales indeterminados y 2 signos. Entre las figura:; humanas sobresale la de un arquero desnudo y con gorro de dos picos, con parte del
cuerpo rayado, que se dirige hacia un gamo herido, de bella técnica, color rojo;
hay también una figura de mujer con raldas, muy bOlfosa. Entre las figuras de
animales sobresalen dos ciervos en rojo claro con las astas en pelusa (las represen.
taciones de las astas de los ciervos de Tormón recuerdan las del aurii\acense fran·
co-cantábrico, lo que refuerza, Junto con el hallazgo de) ciervo pintado de Sergeae, la hipótesis de la edad cuaternaria del arte levantino). varios toros en negro, o en negro y rojo (el mayor de 75 ems. de longitud) y vacas. algunas de ellas
de especie distInta del 80S Primigenius (acaso el 80S fongi/rons), mientras otros
pertenecen a dicha especie y son en t odo Id~nticos a los representados en los abri.
gas de Albarraein. De notar son dos posibles representaciones de bisontes, una
de ellas en blanco con los cuernos de perfil, caso único en e l arte levantino. Los
autores establecen interesantes paralelos entre algunas de estas figuras con otras
do las series que H. 8reuiJ reconoció en las pinturas de Minadela y desde el punto
d i) vista de la técnica pictórica reconocen nueve series en las pinturas del abrigo de
los Toros.
Otros dos abrigos cercanos descubrió H . 8reull. los de la Ceja de Piczarrodilla
y La Cerrada del Tío José, ambas en el término de Tormón. En los dos hay un toro
pintado; el de La Ceja de Piezarrodilla, de 74 cms. de longitud, se parece a los de
Albarracln, con los cuernos en forma semejante a una lira, tiene la silueta y la ca.
beza en negro más Intenso y debajo de ~I hay restos de otro toro en blanco. Nume·
rosas y buenas ilustraciones acompañan estos interesantes trabajos.
LUIS PERICOT
PEORO 80SCH GIMPI!RA: Das spanlche. porluglube he KUlIslgerwtrbe
vom Neolllhlkum bis lur R6mernlt. En la Gtschichte des Kunst·
gcwerbes ol/eT /liten ulld VO/ktT ... hsgn ... Dr. H. TH . 80SSEII:T. páginas 158·175. I lámina en colores, 2 láms. 7 págs. de figs. Ber·
Jin 1928 (Ernst Wasmuth).
En la Historia de las artes industriales qUI! dirige el Dr. Bossert. la parle lefe·
rente al arte prehistórico hispano a partir del ncoti tlco ha sido redactado por el
prol. Boseh Gimpera; constituye un interesante resumen claro y conciso con una
ilustración selecta, entrc la que nos Interesa especialmente la lámina en color re·
produciendo el desarrollo de un vaso de Archena y el famoso vaso de los guerreo
ros de Oliva.
L. P.
MANUEL PERIS: Mlrabet. Fontall'. -Hallazgo& .rqufológlcos.-Bol. dI
la Soco CastellonenS6 de CU{/IITQ, 1926, cuad. 1V, p. 177.
Interesa ocuparnos de este trabajo publicado en 1926. Da en ~l cuenta
su autor de algunos hallazgos casuales y de otros producto de sus exploraciones
en el barranCQ de Mirabet. t~rmino de Cabanes, provincia de Castellón; barranco foro
mado por la ladera occidental de las Agujas de Santa Agueda y las estribaciones
orientales del Bartolo. Los hallazgos esporádicos de alg unas hachas de piedra pu·
limentada, llamando la atención del Sr. Peris sobre determinado paraje de la barran·
quera, induJ~ronle a un cuidadoso reCQnoeimiento que dió lugar a nuevos hallazgos
-222-
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5
NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
de hachas y slJex, y al descubrimiento de restos de construcciones consistentes
en cuatro paredes de piedra en seco, a dos caras, rectilíneas y de un metro de anchas,
situadas a sobre 71 pasos unas de otras, que arrancando del fondo del barranco
dlrigianse hacia la vertiente de la loma, donde desaparecía todo rastro a conse·
cuencia tal ve;r. de la fuerte erosl6n producida principalmente por la pronunciada
pendiente de aqutHla. Entre el material haUado en el terreno, naturalmente abun.
dante en pedernales. se mencionan: pequeñas hachas-gubias de flbrolita; una de
ofita de doble bisel; otra de los mismo, de mediano tamaño; una especie de buril
de ealvia, una gubIa de pedernal; una punta de lan;r.a de lo mismo; varias mb, de
lanza y de flecha, de sUex; y algunos microBtos.
Sin que quepa negar la datación eneolltica de algún materia! encontrado. los
sllex de esta procedencia, vistos en el Laboratorio de Arqueologla de la Univcrsl.
dad de Valencia, parecen de tiempos mucho más retrasados.
AdmItidas la supuesta coetaneidad de las construcdones dichas y del matetlal arqueológico. bien difloil es calcular la finalidad de aquellas. Su construccl6n
en el fondo de [a barranquera. la dirección perpendicular a la vertiente, y el cncon·
trarse situadas debajo de un collado, paso natural de las Agujas, comunioación
obligada entre las llanuras inmediatas al mar y la serranla, hizo pensar al autor en
un tiraderO para cua mayor. La extremada pequ~f\ez de la mayorla de las hachas
no es Indicio que corrobore talsuposici6n. Ello, la abundancia natural de pedernal
en el lugar de las construcciones, el tipo de algunos objetos de sllex y la disposición
de aquellas en serie paralela, obliga a desechar la supuesta finalidad.
La existencia al lado del collado mencionado, Junto a las crestas de las Agu.
jas, de un despoblado con restos ib~ricos y hasta de la dominación musulmana,
da fundamento para relacionar el yacimiento del fondo del barranco de Mirabet,
cualquiera que ruera su objeto. con los remotos habitantes de aquel. pues bien
frecuentemente se comprueba cómo. a trav6: de muchos milenios, ha continua·
do el hombre de dIversas culturas ocupando los propios lugares. necesarios para
su dominio o su seguridad.
1. BA1.LI!STI!R
(CóMez): Salterio Arqueológico. Las cucvu del
Sargal, en Vlvcr de las Aguas. Artlculos publicados en Las Pro·
vincias, 2J de Octubre y 25 de Diciembre 1928.
N ICOLÁS PRIMIT I VO
Da cuonta de una vIsita reallzada a las cuevas de l Sargal descubierta en Viver; habla de los hallatgos que vió. prooedentes de las exploraciones reaU:r.adas
por los Sres. Rivelles y Gullli!n: 3 cuchillos de s ilex bien retocados. l hacha puIIda, 2 punzones de hueso, restos humanos y de animales. Con este motivo estudia el
autor la toponimia de Viver, fíjAndose especialmente en los ti!rminos Barranco-urón (que identifica con barranco-rio). Zalón y Mariané.
L. P.
Jost MARIA CORoi!'!: DescubrImientos Arqu eológicos. En fu sierras
de las Cabrillas. Las Prwindas. 5 Abril 1927.
lo.; En las sierras de las Cabrillas. Estación romana de Raldó" (SieteAguas). Las Pr(}!lincias, 28 Febrero 1928.
lo.: En las sierras de las Ca brllllas. Esta tlón eneolitlca de Raldón (SItie.
Aguas). Las Provindas, 10 JuniO 1928.
- 223 -
•
[page-n-224]
6
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
I D.: En las sierras de las Cabrlllu (Slete-Aguu), Estacl6n enrolltlcaIbérica del Castellar. Las Provincias, 7 Agosto 1928.
•
En el primero de estos articulos Inicia e l relato de los interesantes descubrimientos reaUtados en los SIerra¡; de las Cabrillas: un poblado romano y otro eneo1!tlco cerca del pOlO. fuente de Rald6n (término de Siete-Aguas), y un poblado
habitado en el eneo!ltico y época ibérica en el Castellar (término de Turla),
El poblado romano ha producido hasta ahora escalio material: Anforas y tégu.
las, un posible quicio de puerta; hay restos de 20 casas con muros de piedra de
1 m. do espesor.
Muy cerca de la anterior, en un puntal muy dominante y de dificil acceso, so
halla un poblado eneolltico cerrado por muros de pIedra seca por las partes de fá·
cll acceso. Al practlcarse aUI unas catas pudieron hallarse numerosos fragmentos
de cerámica, a mano, sin decorar, reconstruy6ndose algunas vasijas, ovoideas o
troncocónicas, molinos de mano y trozos de centmica mal cocida, lo que Indica la
fabricación indlgena. La falta de hallazgos de otra especie y la misma pobreza de la
cerámica, creemos que impiden una fijaoión cronológica y cultural segura, para lo
que hemos de esperar nuevas excavaciones más completas.
De mayor Imponancia son los hallazgos en el Castellar, meseta de acceso muy
dificil y que domina toda la comarca vecina, rodeada en parte porel Tia Siete.Aguas.
La ocupación eneolltica parece comprobada por la cen\mica de aspecto
neolltlco (dato al que por si solo no darlamos excc~ iva Importancia) y por un ras.
pador y un trozo de sierra, de s1lex. El poblado Ibérico, de mayor Inte r~, produjo
buen numero de grandes vasijas y de platos y otros vasos pintados: parece dedu·
clrse del articulo que los motivos son solamente geomttricos. En una de las ha.
bitaciones. a I m. de profundidad, se halló un piso de losas de rodeno regulares co.
locadas sobre hormigón de gravilla y greda, como se d Is pone en algunos aposen·
tos rurales.
L. P.
1. 8At.I..I!STI!R TORMO: Unas cerlllnlcas Interesantes en el valle de Albaida. Cultura Valenciana, Any 111 (1928), quadern 111, págs. 89·100;
B figs.: quadem IV, pág. 170; 8 figs.
Publicación de la cerámica hallada en Bélgida por D. M. Jornet, con los comentarios sugeridos por la presencia del vaso campaniforme en estas comarcas y por la
aparición de cerámica con decoración card!aJ. Esta ultima y el hallazgo de este tipo
cerámico en la cueva de la Sarsa, cuya resel'la va en otra parte del presente Anuario, sirve de base para que el autor plantee Jos problemas sugeridos por estos recientes descubrimientos.
L, p,
E""It.IO Lt.ucH ARNAL: Algunu noles SObre I'Arqueologia en lo turne 1
pób1e de Ná quera, Cultura Va!tnciana, 1926, cuadernos 111 , p. 86,
y IV, p. 124.
Aun habiéndonos propuesto recoger en esta sección del Anuario sólo las refe·
renctas bibliográficas de trabajos publicados en 1927 y 28, que traten de nuestra
Prehistoria, creemos conveniente ocuparnos de algún otro de fecha anterior, por
su evidente Inter~ objetivo, para dar asl completa Idea del actual estado de nuestra Investigación prehistórica.
- 22-4 -
[page-n-225]
7
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
El culto maestro de instrucci6n primaria, autor del trabajo de que nos ocupamos, exploró cuidadosamente el término de Náquera. Habremos de aclarar,
para no inducir a error a quien nos lea, que en este como en otros casos,
cuando hablemos de .exploración, de yacimientos, aludiremos s610 al examen
superficial del terreno o a la prActica de alguna cata cuando mAs. A ello, mis a
lo primero que a lo segundo, se ha reducido hasta hace poco casi toda la investigación valenciana de estaciones, labor acometida por personas estudiosas, con
tanto entusiasmo como escasez de medios, siendo bien pocas las excavaciones
realizadas y aún algunas nada sistemáticas. La laboriosidad del Sr. L1uch permitióle fijar el lugar de algunos yacimientos, que Juzg6 neolltlcos unos, otros
eneolltlcos y algunos romanos. Esta clasificaci6n seria ya hoy rectificada seguramente por el autor, en especlal en lo que respecta a parte de lo estimado eneoJltico.
De las supuesta~ estaciones neollticas apenas hay elementos en qUe fundar un
juioiO.
Las romanas (el Salt. Vinyes y la Torreta) parecen contenor los tipos de cerAmica corriente de tal clase, sigillata inclusive; sin que sepamos si se da también,
como suele ser frecuente en yacimientos de esta especie, la ibérica pintada decadente_
De las estaciones estimadas eneollticas (E/s Trencalls. ús Salsldes, Malltaspre
y Puntal deis Moros) se tienen mAs detalles. Son despOblados situados, como casi
todos los de Levante, en las cimas de altozanos, con defensas naturales completadas
mediante murallas de piedra en seco. El material recogido en la superficie es el
que suele verse en nuestros despobladOS, desde El Argar inclusive para atrAs, y
que, salvo rara excepción, es insuficiente al intentar fijar una cronologia entre el
neolitlco y el grado dicho.
El Puntal deIs Meros se destaca, interesante, entre los demAs yacimientos aludidos, por particularidades excepcionales; habitaciones de planta redonda. pare_
des de losas puestas de canto y ceré.mica a mano exornada con mamelones e im_
presiones digitales.
Sabido es que tal despoblado ha sido clasificado por el Sr. Bosch como eneo
IlUco (Els problellll!S arqueol6gics de la prov. de Caste/M).
Sin más datos a la vista que los grabados de piezas de sllex que se insertan en
el trabajo que nos ocupa (la referencia a la cerfunlca es muy vaga), habrla seguramente que retrasar la cronologia de algún otro yacimiento estimado eneolltlco.
l.
B~L Le STER
ERNESTO 80TeLL~ C~NOI!;L~: Excavaciones en la IMola Alta. de Se.
rellu ( Alcoy), Memoda de 105 trabajos y descubrimientos realiza _
dos. Memorias publicadas por la junta Superior d, Excavaciones
y ontigUedodes. Núm. gal. 94. núm. 2 de 1927. Madrid 1928. !O pAginas, 11 lAminas.
Es esta la segunda Memoria que los excavadores de la Mola Alta de Screlles
dedican a dar cuenta de los resultados de sus trabajos, que a juzgar por el méto_
do reflejado en la Memoria y por lo bien dispuesto del Museo particular donde se
guardan los hallu:gos, apareoen realizados cuidadosamente, circunstancia que es
de a labar. por no ser frecuente entre los aficionados.
Hasta ahora van descubiertas varias habitaclones rectangulares adosadas a
la muralla, todas ellas con unos huecos en el piso, destinados a hogar; en un caso
un grueso tronco carbonizado y unas piedras planas podrlan indicar el procedi_
miento usado para cubrir las habitaciones_
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8
NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
Entre los hallazgos de esta segunda campaña figuran huesos de animales, va.
rios pun;¡:ones de hueso de tipo tosco por lo general, dos hachas pulimentadas (una
de diorita y otra de librolita), 14 clpreas de pequeño tamaño y otra bastante mayor
(restos de un collar). una punta de flecha y un fragmento de cuchil1o, de cobre.
la primera hallada fuera del poblado; dos moldes para fundir hachas trapezoidales
algo evolucionadas, numerosos trozos de sierras, cuchillos y raspadores de silex
y buen número de muelas de mano. Se repiten las ple~s de barro mal cocido, y
aparecen otras redondeadas y con varios agujeros, suponiendo los autores que
las primeras sedan sostenes para las vasijas, y las segundas, piezas para torcer
las fibras y no pesos de tetar.
La cerámica, es muy abundante y carece de decoración; sólo en los
pequeftos cuencos muestra cierta finura; las formas son la de cuenco, gran vasija
ovoidea y panza esférica con cuello ancho clllndrlco; los mamelones son frecuentes.
El hallarse a poca profundidad los objetos de metal y los moldes, hace suponer
al autor que el poblado se remonta al neol1tico, aunque a esta primera capa se
sobrepuso una civilización eneollUca.
Nuestra opinl6n sobre este interesante punto de cronologla va inserto en uno
de nuestros trabajos (en colaboración con F. Ponsell) en otro lugar del presente
Anuarlo_
Excelentes plano y fotograflas, en buen número, acompaftan esta Memoria.
LUIS PERICOT
At.seRTO DEL Co\STlt.LO YURR ITo\; La cullura del vaso umpanlforme
(s u origen y extensión en Europa). Universidad de Barcelona. Facultad de Filosofla y Letras. Barcelona 1926.216 pAgs., CCV I la.·
minas y dos mapas.
Pocos aspectos de la Prehistoria espaftola, y aún dlrlamos europea, han adqUirido mayor Importancia en menor tiempo que e l referente al vaso campaniforme.
En pocos aftas los hallazgos de este Interesante tipo de cerAmica se han multipll.
cado, no sólo en nuestro pais, sino en todo el Occidente de Europa, y se hacia sen·
tir cada vez con mis fuerza la necesidad de un trabajo que recopilase todos los datos dispersos y pusiera orden en las teorlas que forzosamente hablan surgido al
compis de los halla:gos. Pero esta obra no podla ser fruto mis que de la rgos estudios y visitas a los principales museos de la Europa Occidental, en todos los cuales
se guardan ejemplares de dicha especie cerámica. Por esta raz6n nos resulta mas
simpAtico el hecho de que haya sido un investigador español, el encargado de
realizar este primer ensayo de sistematización. Gracia:; a la labor de su profesor
D. Alberto del Castillo, quien se impuso el sacrifIcIo de residir largos años en
Francia, Inglaterra, Alemania e ltalia, la Facultad de Filosofia y Letras de la
Universidad de Barcelona ha podido añadir un plecioso eslabón a la ya larga
cadena de sus Interesantes publicaciones, que presenta por cierto con todo carifto.
Tras un examen del estado actual de la cuestión, dAndose la importancia q ue
merecen a los anteriores ensayos de sistematizaci6n del problema realizados por Bosch
Gimpcra, que constituyen, especialmente el último (Glotkenbechlrkultur en el RealIexikon de Ebert), una base imprescindible para su estudio. se ocupa del origen de
la cultura del vaso campaniforme. En este punto refuerza el autor su hipótesis
emitida anteriormente, de que forma y técnica deco rativa del vaso campaniforme
tienen su origen desde el neolltlco final e n el llamado circulo de cultura de las
cuevas dela Penlnsula y mAs concretamente en e l subclrculo a ndaluz, Es Indudable
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NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
9
el hecho de que actualmente los autores extranjeros se hallan ~nrormes en admitir el origen cspaftol del vaso campaniforme y realmente parece lógica la derI_
vación de la cerémica ricamente decorada de las cuevas meridionales, siempre a
reserva de que nuevos hallazgos, que no parece hayan de producirse en la región
valenciana, no nos obliguen a rectificar aquel supuesto al hacernos conocer mejor
las cerémlcas neolitlcas espaRolas_ El autor cree que la supuesta incrustación de
pasta blanca se debe al contacto con terrenos calizos o yeJ;oJ;os.
En la parte tercera de la obra se estudia la cultura del vaso campaniforme en
la Penlnsula ibérica, elItudiéndose loa grupos de Andalucia o del Guadalquivir,
de la meseta inferior o toledano, de la meseta superior, del :dstema ibérico central,
de Portugal o de la costa occidental, de Almeria y de la costa levantina, de la Gata·
luRa nueva o de Salamó, Plrenéico yel de Galicia. Nos Interesa aqul particularmente la parte que trata del grupo de Almerla y de la costa levantina_ De este,
grupo cita el autor las estaciones de Los Millares, Llano de la Atalaya (Purchena),
MOjécar, Tabernas, San Antón (Orihue[a), Cueva 80lumlnl (Alcoy) y Filomena
(VlIlarreal). Dejando aparte los interesanteJ; vasos de la provincia de Almerla
quedan J;ólo los dos fragmento:!, poco tlpicos, de Orihuela, y los no mejores de la
cueva Bolumini, que a lo más serén de especies emparentadas con el vaso campaniforme, y por último, el vaso entero y los fragmentos de la necrópolis de Filomena,
de alto interés; ante esta escasez, que no creemos permita grandes deducciones,
es doblemente de lamentar que por hallarse del todo InMitos no haya podido utill·
zar el autor los magnlflcos hallazgos de D. Mariano Jornet en Bélgida, que van
descritos en otra parte de este Anuario. Fundamentalmente no modifican las conclusiones que respecto a ~ste grupo señala el autor, pero conviene que hagamos no·
tar la aparición en ellos del tipo de cazuela y la mayor riqueza de motivos.
En la parte cuarta estudia los grupos directamente derivados de los de la Peninsula ibérica (Medlodla de Francia, Bretaña, Islas del Mediterr~neo Occidental,
Sicilia, litoral toscano y Norte de Italia); en la parte quinta los grupos derivados
Indirectamente de los de la Penlnsula ibérica (Danubio superior y afluentes, Bohemia y Moravia, Austria, Hungrla, SiJesia, Sajonia, SajonIa y Turingla y territorios
adyacentes, Rin central y territorios adyacentes, Holanda, Gran Bretaña, Irlanda,
r por último la influencia en los clrculos del Norte de Europa).
En las conclusiones seRala el autor el camino que el vaso CAmpaniforme ha seguido desde su cuna en Andalucia hasta llegar a los puntos extremos de su doml.
nio, acompaRado muchas veces por otros objeto:!j, (especialmente pUfiales de cobre
y placas rectangulares de piedra agujereadas). Una vla conduce a Portugal, otra
a las mesetas y otra a Almerla para subir por Levante hasta CataluRa; la hipóte·
sls de la mayor pobreza de formas y decoración en Levante creemos no puede ya
sostenerse ante los hallazgos de Bélgida y la riqueza general que en otras estaciones
eneollticas de la reglón se nos muestra. Desde Cataluna el vaso campaniforme se
prolongarla por el Pirineo acaso hasta Gallcla, La posible relación con Africa que·
da en el misterio. Desde el Pirineo sigue la zona del SE, de Francia, mientras el
grupo bretón se origina desde Portugal por el comercio marltlmo. De Almerla pasa
el vaso campaniforme a Baleares, 5icilia y CordeRa, y de ah! a Toscana y al valle
del Po, donde se encuentra con otra corriente cultural venida de los Alpes. Mas dificil es señalar caminos más alié. de los Alpes, pues mientras Bosch Cimpera pre·
flere el camino del Ródano.Rin para penetrar en el centro de Europa, A. del Castl·
110 adopta la ruta alpina (Adlgio.lnn) para pasar al S. de Alemania, siguiendo a
8ohemia-Moravia, de donde parte una rama a Hungrla, otra a SiJesia y otra a Sa.
jonia. La cOrriente venida de Sajonia y otra, llegada m~ directamente de la Pe·
nlnsula (por el Ródano r los palafitos suizos), scencontrarlan en el Rín, por el que
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10
NOTAS BIBLlOCiRÁFICAS
el vaso campaniforme desciende para llegar a Holanda, de donde pasa a Inglaterra. El vaso campaniforme lrJand~ parece más bien de origen bretón.
En punto a conclusiones etnol6g1cas cree el autor prematuro cualquier afirma.
cl6n, pero si ve en la difusión del vaso campanUorme en 108 grupos directamente
derivados de la Penlnsula una consecuencia del comercio del cobre.
Con s61 Indicar el n amero de 2061áminu que sIguen al texto, se puede formar
0
Idea de que el autor y la Facultad edit ora no han escatimado medios para que [a
obra marcase un jalón de Importancia e n el curso floreciente de nuestra blbllogra.
Ha prehistórica. No queremos terminar sin cllpresar nuestra esperanza de que a l
entrar las investigaciones arqueológicas de Valencia en un periodo de gran actl·
vidad, van a multiplicarse los hallazgos de cerimica del tipo que nos ocupa, has·
t a e l punto de hacer necesario dentro de alguno3 aftos un nuevo ensayo de conJ un.
t o para este grupo,
LUIS Pl!lUCOT
PeDRO BOSCH GII.tPItRA: Las re:ladonts de: 101 pue:blOI allintlcOl y ¡a
Penlnsula Ibérica en el eneoliUco y en la edad del bronce. In",stigación y Progreso. Ario 1, núm. 7, Madrid, ] Octubre 1927. 2 págs.
Corta nota en que se expone n los fundamentos para una revlsl6n de la crono·
logia aceptada hasta ahora por el autor para el eneolltico y Edad de l Bronce. a base
de las relaciones atlAnticas durante estas épocas. La cultura de los Millares perduraria más alié de1250Cl a. de J. C. y despué$ del 2000 tendrlamos todavla el Bron_
ce 1 c. Este punto, que es el que aqu! nos Interesa del trabajo. ha sido posteriormente desarrollado por el autor en e l articulo q ue sigue.
L. P_
P. BOSCH GIMPER¡\: O neo-eneolftlco na Europa occidental e o problema
duua cronologla. Extracto do fase. IV do vol. 111, dos Traba/hos da
Sociedade Portuguesa de Antropofogia e Etno fogia. Porto 1928. 16
páginas.
Como último trabajo en la larga serie de publicaciones del prolesor catalán,
reviste éste especial Interés por recogerse en 61 algunas sugestiones muy recIentes
e Intentarse una mayo r puntualÍl:acl6n en la cronologla de la cultura argirica.
Diflcil es resumir un resumen. de ponl tan denso de doctrina, como el que nos Ocupa. Nos limitaremos a decir que repasa el autor las distintas culturas por él sefta·
ladas en la Penlnsula y en Francia, se~alando las relaciones con los restantes pai·
ses europeos. Sumamente interesantes son tos datos que aporta respecto a las culo
turas de las cuevas y del Sahara en el Norte de Africa, hermanas, respectivamente,
de la de las cuevas y almeriense de la Penlnsu la; el sahariense (con el neolltico
bereber) seria descendiente de las culturas esbalkiense y aterlense del Paleolltlco
Inferior; la cultura de las cuevas. tanto espa~ola como africana, descenderla de l
capsiense. La cultura de l Sahara llega hasta el Fayum, en Egipto.
El estudio del I periodo de la edad de l bronce en la zona atlántica europea,
hace llegar a la conclusión de que entre e l pleno eneolltlco, con vaso campaniforme, y la plena edad del bronce, cabe colocar un periodo 1 de dicha edad. de l que
forman parte en la Penln3ula [as estaciones de Alcalar y las de Almerla de transición al Argar. Y asl aunque se mantenga la fecha de H. Schmidt. el 2500 a. de J. C.,
como término ant6 qUlm para el desarrollo de l vaso campaniforme, se pueden ad.
mitir las t endencias a rebajar la fecha de El Argar y llenar de este modo el enorme
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
11
vaclo de nuestra edad del bronce. Asl es que el autor llega a fijar los siguientes pe_
riodos que intenta dotar de cronologla absoluta: Epipal,o/ftico-Protontolltico (6QOCl
a. de J. C. aprox.?). N,offtico avanzado o final (4(X)() a. de j. C. o antes?). Entall·
lico (3700-2500). con sus fases Inicial y plena. Edad del bronct I (2500-J700?) (su·
pervlvenclas eneolitlcas: dividido en 1, a·b-Alcalar, última fase de los Miliares,
PirenAico evolucionado en Francia, grupo bretón evolucionado, comienzo de los
megalitos Irlandeses, vaso campaniforme inglés y holandés, cistas nórdicas: y 1, <>Lugarico VieJo, Fuente Bermeja, Castro Marlm, cistas bretonas, comienzo del apogeo de la civilización megalitlca Irlandesa).
Suprimimos la indicación dentro de cada 6poca de las culturas que la caracte·
rIzan para no vernos obligados a copiar todo el artioulo.
Por lo expuesto se ve la Importancia del trabaJo, que no hay necesidad de pon·
derar y que esperamos ver ampliado y difundido en nuestro pals. Unlcamente nos
permitiremos objetar al mismo, que aún reconociendo la necesidad de rectificar
las fechas 2500·2000 para la cultura de El Argar. lo que dejaba en blanco poco
menos de un milenio de nuestra historia, que no podl3 llenarse solo oon supervl.
vencias argarlcas. nos pareoe exocsivo el salto y creemos m:!.s razonable asignar
al Bronce [ las fechas 25CX).2CXXJ para dejar al Bronce 1I (Argar y supervivenolas
inmediatas, las de 2OQ()..1400 aprox., siendo esta ultima fecha compatible con la
cronologia acaso exageradamente corta de Gordon Chl1de, y dejando al mismo
tiempo ampllo margen para un Bronce tll, en el que la influencia europea se hace
mis manifiesta y los tipos medlterréneos abundan.
LUIS PI!IUCOT
Los antiguos Ibero! y su orIgen. Conl,rtncias dadas In ,1 CtmtTo de ¡'dtTcambio illttllC/ual gtTmanD-tSpailol. XV.
P. BoscH CIMPI!RA:
Madrid 1928. 16 pAgs .. 8 figs.
Una nueva aportación del Ilustre profesor de Barcelona sobre el problema
del origen de los iberos, en que ratificándose en puntos de vista expuestos ya. refuerza con nuevos e Interesantes datos sus hlp6tesis. Tras de resumir las caracterls·
tlcas de la cultura de Almer!a y su extensión en la Penlnsula, indica las culturas
conlemportneas del Afrlca menor. por creer que aqu6J1a procede de esta últlma
reglón y mas concretamente de la cultura del Sahara. Esta última. que cada dla
se nos aparece como mAs Interesante, desarrollada por gentes a quienes los cambios
climáticos del final del paleolltico obligaron a salir de las comarcas saharIanas,
se extiende hasta el Egipto, donde forma un substractum cultural de gran Impor.
ta.ncia. Las olstas bajo túmulo y las puntas de flecha de sllex de esta cultura re·
cuerdan claramente las mismas manifestaciones del ciroulo almorlense. Acaso tendremos oon todo e!1o 13 solución dada por la Arqueologla a un problema de tan allo
Inter6!: falta ahora que la Fllologla y la Antropologla cotflrmen los resultados ex.
puestos.
L, P.
W. j. Hayp: Some rork-r ut tombs and habUatlon caves In Malloru.
ArchatOlogia, vol. LXXVI, Oxford 1927, pAgs. 121.160. 19 figs.,
2lAms.
Wilfrld j. Hemp es uno de los representantes de la nueva escuela de prehisto.
rladores Ingleses que lanto se viene significando por su atención por las cosas de
nuestro pals. Bella muestra de este interés han sido las excavaclone9 realizadas en al-
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12
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
gunas cuevas artificiales de Mallorca, cuyo resultado se eltpone en la presente Memoria. Se trata de las cuevas del grupo de San Vicente, cerca de PolJensa, 13 cucvas artificiales destinadas unas a habitación y otras a enterramiento; es curioso e n
ellas el recinto rectangular que queda ante su entrada.
El escaso material encontrado comparado con el de otras cuevas excavadas por
otros investigadores (interesante el ¡¡ui'ial de cobre o bronce de Son Mulet que se
publica por primera vez). confirma su atribución al periodo argáfico; el autor, IncJ!nándose por la cronologia corta, de (;Qrdon Childe, sitúa estas cuevas mallorquinas hacia el 1500 a. de J. C.
Otros grupos explorados son los de la regl6n de Santa Eugenia y Alcudia, Son
Suñer y Son Mari (cerca de Artá), presentándose nuevos y muy exactos planos de
las cuevas. En las de Son Mari, en relación Indudable con talayots del lugar, se halla
otro pul'ial de cobre o bronce de tipo argárlco, lo cual hace suponer a Mr. Hemp
que los talayots tuvieron su comienzo cuando subslstla aun la anterior cultura de
las ouevas.
Sugiere finalmente el autor el parecido de las cuevas artificiales de Mallorca
y la disposición de las naveta:; con las cuevas sepulcrales de Cerdel'ia y Provenza (las llamadas galerías cubiertas), y por último, con las de l Marne, haciendo un
detenido y util estudio de estas semejanzas. Otras conclusiones scn las siguientes:
las cuevas circulares son de habitación; las alargadas, que suelen tener domaras
laterales, de Inhumación. En ambos casos e"iste un vestlbulo sencillo o doble, al
aire libre; en alguna ocasIón se cubrió la cueva con un túmulo. Los cadáveres
se colocaban alargados con cerámica aliado.
Los estudios de Hemp completan los realizados por J. Colominas, y confirman
la posibilidad de relaciones de las Baleares con Francia, que habrán de tenerse en
cuenta en adelante.
LUIS PERICOT
1-
Gil sC8vl di MajOru . Tlr. ap. de AtI; dd Convegno Ar·
chl%gico Sardo. Reggio neJl'Emilia. 1927. 12 pllgs., 18 figs.
CoLOMINAS:
Es el último de los trabajos publicados por el Investigador catalán resumiendo
la labor do muchos años de excavación en Ma[!orca. Reitera los puntos de vista
ya conocidos por sus anteriores publicaciones, considerando las siguientes tres etapas: Primera edad del bronce: cueva~ naturales de habitación y cuevas artificia.
les sepulcrales formando verdade ras necrópolis; material: cerámIca de tipo argárl co y escasos objetos de metal de formas correspcndlentes a la misma cultura. Plena edad del bronce: desarrollo de la cultura llamada de los talayots; estos últimos
no son otra cosa que las t orres de defensa de poblados, algunos de los cuales
han podido todavla ser estudiadcs, a pesar de lo destruidos que están la mayorla
de sus muros; continúan usándose las cuevas con fin funerario; Junto a la ceráml.
ca derivada del perlado anterior aparecen numerosos objetos de bronce de tipo
avanzado, como hachas tubulares y espadas y pUi'lales de empui'ladura maciza
y hoja estrangulada. Seguramente se prolonga esta cultura hasta la ~poca romana.
Ya de esta última, de la que conocemos poblados, santuarios y cuevas sepulcrales,
tenemos muestras de una cultura original, mezcla de diversos elementos con p roduc.
tos de Interpretación dificil como placas de plomo y discos de bronce, regatones de
hierro terminados por una paloma o un toro, cabezas de to ro de bronce, vasos
de bronoe, vasos de doble fondo (en Menorca). etc. A pesar de q ue en a lgunos de
estos últimos objetos se han querido ver pruebas de una Influencia egea, y sin negar
que ésta pudiera ejercerse, está fuera de duda que han sido hallados con objetos
-
230-
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•
NOTAS B uh .. tOGRÁFICAS
13
de ~poca romana siempre que se ha realizado una excavacIón metódica. ContInuamos, pues, sin datos ciertos de las relaciones de la:; Baleares con el Mediterráneo
Oriental en época anterior a la Edad del Hierro.
lo P.
Pe;ORO BOSCH CINPERA: 1 rapportl fra le e:lvlltá medlterranee nella IIne
dell 'eti del bronl o. Tir. ap. de Atli del Convlgno orcheologico sarda,
Gjugno 1926. Regglo nell'Emilla. 1927. 18 págs" 6 figs.
Una nueva aportación del proL Bosch Gimpera al estudio del Interesante problema de las relaciones mediterraneas en las edades prehistóricas y para cuya
solución nos cabe expresar la fundada esperanza de que la labor de nuestro Servl.
clo ha de ser particularmente fecunda.
En el presente trabajo el pro!. Bosch Cimpera ratifica coneluslones suyas de
otros trabajos anteriores y con nuevos datos a la vista resume el estado actual de
la cuesti6n. Parteel autor de las relaclones. hoy bien comprobadas, que la Penlnsula
mantuvo durante el Eneolltlco. por un lado con el Atlántico y las Islas BriUnlcas,
por otro con las islas del Medlterrlmeo Occidental e Italia, haciendo constar que
cree se trata en ambos casos de relaciones pacificas de carácter comercial y no de
emigraciones de pueblos.
Sobre todo son interesantes las relaciones de la cultura sarda de Anghelu.Ruju
con el eneolltico del SE. de Francia y de Almerla (dlrlase mejor del Levante espa·
flol) y de Cerdel\a debe proceder también la Idea de los grandes monumentos de
las Baleares, Idea que parece prooeder en último término del que Frobenius llama
_circulo cultural de la Sirte.. correspondiente a pueblos sudaneses, en el N. de Afri·
ca; es la misma idea que encontramos desarrolladaendostorresdedefensaibéricas.
la de los Foyos (Lucena del Cid) y de la Torre Cremada (Valdetormo, prov. de Te·
r uel).la edad del bronce peninsular la conocemos mal hasta que a l llegar al final del
la misma, numerosos dalos nos comprueban las relaciones mediterráneas-hacha
pla na con pedúnculos laterales, espadas de empufladura maciza, tibula de arpa,
hachas planas macizas (prueba de una perduración de los tipos aroaicos en el Medi·
terráneo Oceldental ). la aparición del hierro en los talayets y en el depósito de
Campotéjar (prov. de Granada) prueban que el nuevo metal se propagó por el Me ·
dlterráneo en la misma 6poca que en el Egeo ( 1000.120:), algo después que en Egip.
to (hacia el 1400 a. J. C.),
Las relaciones existla n, pues, entre ambos extremos del Mediterr.\neo. pero
indirectamente, esto es, de isla en Isla.. Aprovecha la ocasión el a utor para ratifi·
car su creencia de la falta de pruebas para admitir la poderosa influencia egea en las
Baleares y en la Pen lnsula, que algunos arque610gos han supuesto.
Pasa después el autor a tratar de explicar la causa de las relaciones medlterrá·
neas de Espafla y cree encontrarla e n el comercio del metal; con la plena ed:l.d del
bronce esta fuente de producel6n se ve suplantada por los yacimientos del Centro
de Europa y se debiJItan las relaciones hispánicas. Aca:;o la plata espaf\o la lIeg6
hasta el Egeo.
Por último estudia brevemente la evolución de las relaciones de los aqueos de
Egeo con sus vecinos (hetilas, Siria. Egipto ) para deduci r que los aqueos segura·
mente buscaron los productos de Slcilla y por medlaci6n de ésta los metales de Oc·
cidente, cuando las luchas con 8US vecinos del E. les impidieron el aprovlsionamien.
t O en Chipre y Asia Menor ; desp ués del siglo X II todo el Egeo se halla en convul·
si6n y no parece que deban ser aún los fenicios los intermediarios entre España y
-
23 1 -
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14
NOTAS B IBL IOGRÁFICAS
el Oriente; es temerario afi rma r que fueran los tartesios, siendo mAs probable
que el oomercio se realizara por etapas.
Finalmente existe alguna base arqueológica en Cerdeña para suponer acerta·
da la Identificación de shardana, shakabha y tursa con los sardos, slculos y e t ruscos, y que estos pueblos desde el Asia Menor pasaran a Italia y sus islas: los fenicios no haclan otra CQsa que seguIr los pa.so5 de estos viajes anteriores; el hallarse
las Baleares luera de su ruta. explica la decadencia y aislamiento de Mallorca y
Menorca hasta la época cartaginesa.
Creemos inútil insistir en la Importancia que tienen para la Prehistoria levantina estos problemas y en la maestrla y erudicIón con que son tratados por el
autor de este trabajo, que va ilustrado con varios mapas.
LUIS PEIHCOT
AOOLP SCHULTI!N: Tartessos. K lio Bd. XXII, Heft 3, Lelpzlg, 1928,
pAginas 284-29 1.
Nuevo resumen, puesto al dla, de los datos referentes a Tartessos, recogidos
por el Incansable investigador alemin. Entre las afirmaciones que aqul nos Interesan conviene hacer notar las siguientes. Se ratifica el camino seguido por los na.
vegantes mediterráneos para llegar a KoUnussa (Cá.diz) por CrOmYUSS3 y Melussa
(Mallorca y Menorca), Pityussa ( Ibiza) y Ophiussa (Formentera); Hemeroscopelon
se hallaba en Denia, efectivamente; el Imperio tartesio llegaba hasta el cabo de la
Nao; la Dama de Elche es obra de un artista t artesio con una Indlgena por mode·
lo y con el estllo griego arcaico del siglo V. Después de l año 500 se funda n Alonis
(j unto a Benldorm) y Akra Leuke (Alicante). De especial Interés, aunque hayan
sido hechas con a nterioridad por el propio autor, son las siguientes afirmaciones:
todo el arte del S. y SE. es tartesio; los tartesios fueron los discipulos de los griegos; el arte Ibérico autóctono no existió, pues los iberos eran todavia b6.rbaros
un siglo antes de J. C., a pesar de que sobre ellos también se eJerció la influencia
griega. Este contraste solo puede explicarse con la hipótesis de que Tartessos ha.
bla sido fundada por gentes orientales, mb concretamente del Asia Menor en rela·
clón con los cretenses, de manera que Tartessos tenta una profunda raigambre
cultural; la tennlnaci6n -tssos, propia del Asia Menor y los obJetos de procedencia
cretense a 10 largo del Mediterrineo confirmarlan esta suposición.
L. P.
ADOI.I· SCHULTEN: Ole sAulen des Herak les. Tir. ap. de la obra O. J ES.
SE N : Ole Strasse von Gibraltar. BerUn 1927, pigs. 174·206, 5 flgs.
una lámina .
En el detallado estudio que A. Schulten dedica a l estrecho de Gibraltar desde
e l punto de vista histórico y topogr6.flco antig uo, nos interesan las comparaciones
con e l Peftón de Ifach. Este aparece también en relación con e l nomb re de Calpe
y volvemos a encontrar e l nombrtl de catpc en un promontorio de la Bitinia (hoy
Kirpel. llamado también columnas de Hércules. En los tres casos se t rata de altos
promontorios en forma de penlnsula. Por varias raxones supone Schul ten que el
nombre de Calpe procede de la Bitinia y fué traldo acá por los navegantes helenos
d6.ndose primeramente este nombre al Pei'l6n de lfach, antes que a Gib ra lta r.
L. P
- 232-
•
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NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
P. BOSCH
GIWPER ... :
15
Fragen der Chronologle der Ph6 nldst:hen Kolo-
nbal lon In Spanlen. Tir. ap. de Kilo, 8d. XXII, heft, 3. Leipzlg 1928.
24 pAp.
La cuestión de las colonizaciones sufridas por la Penlnsula vuelve a hallarse
sobre el tapete, sobre todo desde que Schulten despertó nuevamente el Inter~
por Tartessos y avivó la ya antigua polémica sobre Avieno y los viales griegos a
Espal\a.
En el presente trabajo se intenta presentar todas las fuentes que tenemos de
la colonización fenicia y por una razonable critica de las mismas hacer comprender
el escaso fundamento que existe para continuar dando fe a la tradición, que quiere
una fecha muy remota para la fundación de Cádiz y reserva un papel muy grande
a los fenicios. Asl llega el autor a las siguientes conclusiones: en los textos Mbltcos se habla sólo de las maves de Tarschish. de manera vaga. pudIendo referIrse
a un tipo de naves; la fecha tradicional de la fundación de CA.dlz se conserva sólo
en fuentes muy posteriores. de escaso valcr; sólo en el siglo VII se encuentran
datos arqueológicos y literarios seguros del comercio fenicio; es posible por 10 tanto. dudar con 8elloc y con Clerc de que Cádiz fuera fundada anteriormente. Pasa
después a estudiar el estado actual del problema de Tartessos para concluir que la
aparlcl6n de los fenicios en la costa espal\ola no debe colocarse mucho mé.s allA
del siglo VIII, que el comercio fenicio se desarrolló durante el VII, durante el cual
se fundaron las colonias de Ibiza. que en el VI decay6 hasta que con el fin de la
hegemonia focea en 535 es sustituido por la ocupación cartaginesa, que empieza
la verdadera colonización.
L. P.
Elcavaclones en Ibiza, Mlmorjo dI /0 ;. S. dI Excs. y
Ants., núm. 91 (9 de 1925.26), Madrid, 1927; Z3 ps. con V lA.ms.
CAItLOS ROMAN:
Merece gran atención a nuestros Investigadores todo cuanto se refiere a la colonización y fugaz dominio púnico en Levante, porque su mejor conocimiento
ha de ayudar a esclarecer algunos problemas que plantea la excavación de estaciones de la avanzada edad del hierro cercanas a la costa. Gran importancia tienen
para ello las excavaciones que. desde tiempo ha, vienen pracl icAndose en Ibiza,
trabajos emprendidos a partir de 1917 por la Junta Superior, que delega la dlrec·
clón en D. carlos RomM y Ferrer.
La Memoria de que nos ocupamos refiérese a la labor reallzada en 1925 y !lmltada a la zona de Puig dl$ Mulins, ca mpaña menos fructuosa que las anteriores,
por haberse efectuado en terreno que fué antes objeto de reIteradas rebuscas clandestinas. Se excavaron siete fosas y 15 hipogeos, en su casI totalidad saqueados
tiempos ha. Encontré.ronse, entre el ya conocido material de e:¡ta procedencia. los
siguientes objetos merecedores de mención: anillo de oro con chatón de forma ellptica, que lleva grabados una serpiente y otro animal no determinable; des aretes.
de lo mismo, de forma corriente: amuleto de plata representando una divinidad
egipcIa, algunos aretes y dos pendientes con remate circular, todo de plata; dos
escarabeos. uno de ellos de cornalina. deCOrado con una orante de estilo egipcio y
montado en oro. y el otro, de diaspro, montado en plata, que lleva un león de gusto
oriental; un esenciero de vidrio, en forma de anfoTlta, ornamentado con zigs-zap
de pasta vltrea verde, negro y ocre; un estilo o punzón de vidrio azul, Incompleto;
cuentas de collar también de vidrio generalmente azul, y algunas pollcromadas
con tonos azul, ocre y verde; otras cuentas de hueso y de loza; amuletos, también
en su mayor!a de estas mismas materias, con representaciones diversas en que pre-
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16
NOTAS BIB 1.IOGRÁFICAS
dominan los falos y simbolos y divinidades egipcias; luoemas rodias y púnicas; un
pequel'lo ariba/os italogriego de forma achatada y de figuras rojas, decorada con
la de un tigre; dos vasos biberones, de barro y forma ordinarios; un par de estatul·
Has de las de forma acampanada y otra de las de estilo que se juzga netamente
púnico, con orificio en la parte superior. para colgarla, y pares de taladros a los lados para sujetar collares; y un vaso que afecta la forma de estatuilla de barro,
busto de mujer vestida de túnica y tocada con tiara estrecha y alargada que constituye la boca de la vasija, figura que por su novedad y perfección parece destacarse
como c:II:oepcional entre los demh hallazgos de esta clase.
Es de lamentar la escasez de ilustraciones que suelen acompaftar a las Memorias de las excavaciones de Ibiza, lo que unido a la concisi6n de las descripciones
de algunos objetos, hace poco aprovechables, a veces, los datos que nos suminls·
tra, para e l estudio comparativ o con material hallado en estaciones levantinas.
1.
8ALLesTIlR
(G6M!Z): Sltlna, contribución al esludlo toponlmIco de la Ora MarlUma de Rulo Festo Avleno. Anales d,el Centro
NICOLÁS PRIMIT IVO
de Cultura Vafenciana. Año 1, núm. 1, Enero.Junlo de 1928, pAgl.
nas 97·1 12. Afio 1, núm, 2, Ju llo.Diclembre 1928, pAgo 176·208.
El Interesante estudio que nos ocupa y del que s610 va publicada una pequena
parte, representa un nuevo Intento de resolver las abstrusas cuestiones que el tan
manoseado texto de Avieno ha planteado entre los investigadores. LImitando su
estudio a la parte de la Oro referente a la regi6n levantina, el autor se ha colocado
en condiciones ventajosas frente a muchos otros autores espanoles y extranjeros
que han tratado de Identificar 103 lugares Indicad03 en aquélla; estas condiciones
derivan del detallado conocimiento que el autor tiene de la costa levantina y de
sus continuas exploraciones por la regi6n valenciana, que ha recorrido en todos
sentidos, descub riendo innumerables estaciones de las edades prehist6r1cas. Por
esta ra
ya viejo problema de la Interpretacl6n de Avleno.
En su primer articulo el autor supone que uno de los que manejaron el perl·
plo original antes de Avleno lo compendl6, suprimiendo párrafos enteros y co·
siendo despu6! los fragmentos resultantes que dejaron entre si grandes vacios,
a uno de estos cortes atribuye más adelante el autor la omlsi6n de Emporion y Rode.
Pasa después a estudiar la frase del Periplo: ... aquf estuvo el t~Tmino de los Tartesios ... Cree que el ge6grafo original recogl6 en esta frase una tradición y no un
hecho ocurrido. Esto le da pie para hablar de l valor de la tradici6n popular. El
término de los tartesios debe situarse para el autor en el mismo pel\6n de Calpe.
Del cúmulo de datos de diverso orden que aporta el autor con su erudición y pero
fecto conocimiento de los lugares, recogeremos los que nos parecen más interesan·
tes, sin Insistir en los de orden filo16glco por pertenecer a una técnica ajena a
nuest ros estudios.
Calpe se hallaba en la ladera del Pellón de Ifach, donde se han hallado restos
de construcciones y objetos preromanos; este peñ6n recibe los nombres de Ifach
(que en lenguaje pterromano crce probable significara gran caballo, coincidien·
do con la forma do caballo acostado que el peñón presenta), de Gibraltaret y do
Calpe (que el autor cree top6nlmo valenolano igual a fosa); navegantes sicanos,
antes de la formaci6n del Imperio tartesio, lo lIevarlan a Andalucia y después se
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NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
17
form6 la leyenda de que fueron los tartesios los que lo trajeron a Valencia (ya que
por ser los últimos todo les era atribuido como ahora ocurre con los moros). Cree
equivocados a Carpenter, al supone r que aqul se encontraba Hemeroscopeio, y a
Schulten haciendo a Ifach una de las tres islas que según Avleno tiRen amptfamente la costa (que para el autor son las tres de Tabarca),
Pasa despu\!ls a estudiar el lugar de Herna, que sitúa en Bernia. topónimo que
compara con Irlanda (Erin-Ern-Bern) y con Berna (Suiza), con significación
de Istar junto al ria, La sIerra de Bernia, abrupta y fAeil de defender, parece indl,
cada para haber señalado el t\!lrmino de los tartesios, pues el camino del puerto
de Sernia, junto al Mascarat, es de gran valor estrat\!lgico. Herna debi6 encontrarse alll y efectivamente en el fort del Mascarat, en lo alto del paso. halló el autor,
además de restos medievales, cer'mlca de dos \!lpocas: eneolitlca e ibérIca y helen1stica, caso frecuente en las estaciones levantinas. Este hecho le da pretexto para
sentar una hipótesis que aunque posible, es a nuestro juicio algo prematura. Supone el autor que durante el eneolltico se encastillaron las gentes en los
riscos, abandon'ndcse los poblados en las cumbres hacia el año 2000. volvi\!lndose
a ellos en la \!lpoca ib\!lrica, quedando por lo tanto un hiatus de 1.500 años, época
de paz que termIna con las luchas entre celtiberos del interior e iberos de la costa.
favorecidas por los cartagineses que deseaban apoderarse de la costa. Durante
este hlatus se desarrollaron grandes ciudades, de las que sólo queda el nombre:
Tartessos, Massiena, Sitana, pues enterradas a muchos metros de profundidad
no han podido ser descubiertas, y en tanto nada sabemos de la civilización de [as
llanuras, Al primer encastillamiento deben referIrse los versos 137. [45 de la Osa
Marlt1ma, y quIenes se encastillaron fueron los ¡¡gures (ligur_habitante de la orilla), que no formaban ni una raza, nI un pueblo, para defenderse de una nación
marltlma , Esta hipótesis puede verse desarrollada cn el articulo del propio autor
Inserto en otro lugar del presente ARCHIVO,
Respecto a este punto nos permitiremos observar, reconociendo lo sugestivo
de la hipótesis propuesta, que en nuestra opinión aunque exista realmente una época de la que tenemos pocos datos, acaso el hiatus no sea muy largo si aceptamos
el rejuvenecimiento de la cultura argárica, tan en boga hoy dla, y por otra parte
tampoco nos parece prudente llenarlo con una civllizaci6n hipotética de la que
existen indicios sobrado escasos para afirmarla. Otro punto muy Interesante y
que no creemos suficientemente dilucidado, es el que se refiere a la presencia de ce·
rámica tosca, a mano, en los poblados Ibériccs; creemos que mientras no exista
estrattgrafla segura. el hallazgo superficial o en un mismo nivel que [a pintada,
de aquella especie cerámica, no es razón decisiva para suponer un establecimien_
tO neolltlco, aunque la topografla de los poblados Ibéricos nos señale, a veces, a
priori, que dichos lugares hablan sido, probablemente, ocupadas ya por fortalezas neollticas.
Volviendo al Periplo, el autor deduce de lo afirmado hasta ahora, lo siguIente:
habiendo estado Herna deshabitada entre los años 2000 a -400 a. de J. C., entre
ambas fechas hay que fechar el Periplo, que seria escrito acaso, según el autor,
por un navegante nórdico, ya que la Oestrimnla se hallaba quiz~ en Noruega:
además, no debió ser uno sólo sino dos por lo menos los periplos utilizados, siempre dentro del hiatus señalado.
AsI, segUn el autor, los tartesios llegaban en tiempo de la Ora hasta la sierra
de Sernla, que era ocupada y defendida por otras gentes: los gimnetes. a los que
el autor identifica con ¡inetas, que serIa la denominación Indlgena. Aqul termina
la parte publicada del trabajo, cuya continuación debe esperarse con todo Interés,
LUIS PERICOT
-235-
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18
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
A. SCHuUeN: Forsc hl.lngen In Spanlen. 1927. Archtologischtr Antej·
glf. 19272·3, Berlln 1927, págs. 198·243, lB flgs.
En el presente estudio se relatan los trabajos ex.ploratorlos realizados en 1927
por el profesor de Erlangen. Prescindiremos de la parte que dedica a Numancla.
Zamora, Santlbii\ez:, CAoeres y Cidiz, para referirnos tan sólo a la costa levanti·
na, que recorrió desde Alicante, y de cuya parte haremos un resumen detallado,
no habiendo sido posible incluir su t raducción en el presente Anuario.
Empieza lamentándose que la costa levantina española que por sus colonias
griegas es, junto con Andalucla, la reglón espal\oJa de mayor Inter~ para reali·
zar en ella eJ:cavaciones, haya sido hasta ahora tan poco explorada, mientras se
daba preferencia a los poblados pobres dellnter!or.
Entre el Sucro y Cartagena, Artemidoro cita tres colonias marsellesas. Una de
el1as es Alonls, que por las citas de otros autores hay que colocar en Benldorm
y su isla; Ptolomeo la confunde con Portus II!citanus. Otra de las colonias marse·
Ilesas debe ser Akra Leuke, citada por OIodoro y Lívio, situada en el actual
castillo de Santa Sirbara (Alicante). La tercera era Hemeroscopeion (Den!a).
En Alicante. Schulten comprobó las magnificas condiciones del castillo de Santa Sirbara por su situación y ampJlo panorama, mientras en sus laderas haJlaba
cerAmiea ib6rlca y campaniana. En el Tossal de Manises y La Condamina, 4 kms.
al N., hay que coloear a Lucentum (han aparecido alli muchas lApidas, cerámica
Ib6r1ca y romana). Visitó la isla Plana, la Planesla de Estrabón, cuyo nombre deriva de di'l"l'_vagabundo (pirata); el poblado debla hallarse en el istmo que divide la Isla.
Un poco ala. de la actual Santa Pola se hallaba el Portus IlIcitanus. el puert o
de Elche; su importancia como punto de entrada de las influencias helénicas debió
ser grande como lo prueban los hallazgos de la Alcudia de Elche, que convendrla
excavar; en eUa y en el Portos IIlcitanus se han hallado vasos griegos del siglo VI,
cosa que s610 ha ocurrido en Ampurias. Ademb, la inscripcIón de Alcoy es jonia.
del siglo VI, y se han encontrado en el hinterland figuras de bronce de este mismo
siglll.
Siguiendo hacia Villajoyosa se encuentra el Tossal del Moro, con cerimica
antigua. y en aquella población hay restos romanos, pero seglln el autor no puede
ser Alonis como se ha pretendido. En sus alrededores existieron numerosas villas.
~sde Altea visItó el lugar en dcnde supone se hallaba Alonls. Benidorm. situado
en una penlnsula, con la Isla de su nombre a dos millas de distancia; en la Isla
hay cerámica ib6rlca y romana; el nombre debe proceder de la semejanza de la
forma de la Isla con la de un montón de sal.
Entre VillaJoyosa y Benidorm hay un sepulcro romano, la Torre de San J05é,
con varios pisos. Da cuenta despu!s de los hallazgos realizados por don Francisco
Martlnez en Altea y sus alrededores: en <os se encuentran restos de numerosas
villas; un largo acued ucto en ruinas muestra que esta reglón se regaba, slendc la
Irrigación levantIna, según Schulten. de origen romano o cartaginés, habiendo estudiado él mismo en el Africa romana procedimientOS semejantes. Junto a l Cabo
Albir e xistia una vUla de Importancia. La comarca está llena de restos de poblados ibéricos, teniendo el aspecto de uno de &itos la misma Altea; cerca de ésta.
entre el mar y el rlo Algar, exlstlrla uno Importante y otro se hallaba en Altea
la Vieja, cuya necrópolis ha encontrado D. FrancIsco Martlne:r:.
Ilustrando sus palabras con Interesantes planos y fotografias habla de Calpe,
objeto en estos dias de tantos estudios, como demuestran las presentes notas bl·
bliográficas. El nombre de Calpe lo recibió de los griegos (v. la resena de su otro
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
19
trabaja: Di, Stiul,n dlS H,rokles. en la pég. 232. y del de D. NlcolAs Primitivo Gó·
mez: Sitana. en la pég.234). pudiendo ser el de lIach. Ib~rl(;o. por el prefijo i·; de la
pefia pasó el nombre de Calpe a la ciudad situada en su ladera. y despuh, al aban.
donarse ésta pOr la malaria. pasó al puebla edificado mb l~jos. Según Schulten,
Carpenter estudIó bien Ifach, pero su identificación con Hemcroscopeion no es jus·
tao pues en Denia realmente hay una laguna y tiene condiciones de atalaya (con
este carécter sirvió a Sertorlo). mientras In cumbre de Ifach no era accesible hasta
hace poco.
En la ladera oeeldtllltal del monte se han hallado numorosos restos, entre ellos
ceramlca campanlana y atica lun fragmento de 6 ta. del siglo V. se halla en la colee.
clón de D. Francisco Martlnez}, El poblado que all! e"lstló es mas veroslmil fuera
griego que lb6rico, a juzgar por el nombre y por la poca aflcl6n al mar de 10$ ibe.
ros: las sallnas existentes. con un paso abierto en la roca, servirlan de puerto In·
terlor. Al otro lado de las salinas, sobre una colina. se levantó un templo romano
seguramente dedIcado a la Venus marina, y en la orilla, en el lugar llamado ba,los d, lo r,rna. hay restos de numerosas casas.
Ifach fu6 en 6poca prehistórica una isla. pero en la 6poca griega ya era penln·
sula. Con ella debe Identificarse una de las tres Islas citadas en la Ora de Avieno
entrl! el Cabo de Palos y el de la Nao. pues los griegos llamaban también n,sos a
las peninsulas que vistas de lejos semejaban islas.
En OI!nla (Dlanlum. Dinlu). al pie del cerro del Castillo, se hallaba la ciudad
antigua. de la que queda un muro ibérico. En el siglo VI I· VI se establecieron alJj
10$ foceos, qUI! levantaron un templo a su diosa nacional. Artemis: durante la gue·
rra sertorlana sirvió a Sertorio y a sus piratas cilicios, haJléndose el puerto al N.
del cerro, en una laguna. hoy seca; por el S. también penetraba el mar, de modo
que Denla era una peninsula. La Dianium romana se hallaba en la ladera S. del
monte, como la ciudad actual. Los restos de una capilla. de 10 X 5 ms., visibles en
lo alto del monte, deben ser los de la cel·la del templo antiguo.
Respecto a la desembocadura del Júcar. acepta Schulten las Indicaciones de
N. p, GOmez, suponiéndole triple: la actual, una al N. hacia la Albufera, otra al
S. (por Favareta). Cree que Suero se hallaba al otro lado de AlbaJat. y fué destrul.
da en la guerra sertoriana. pero quedó el puente romano sobre el Júcar y la esta·
clón de la vla, Ad SI/eran/1m. Slcana. según el autor. puede hallarse en Cullera.
pues el Periplo parece Indicar que estarla junto a la costa.
Pasando a Almenara visitó los restos que cree indudablemente del campamento
romano de los Escipiones en la segunda guerra púnica. citado por Pollblo, basán·
dose en su magnifica situación a la vista de Sagunto, en las semejanzas con el cam·
pamento de Renieblas y la prox;imidad del templo de Venus. El campamento se
adapta a la ladera y forma un trapecio de una longitud que se aproxima a los 500
metros; se conservan los muros de piedra. las puertas y los restos de 16 torres; en
su interior hay sei'lales de edificios, pero faltan restos de ceramlca.
Del templo de Venus queda poco: se halla ahora a 2 kms. de la costa, pero en la
antigüedad se encontrarla en la orilla: una laguna sef\ala el puerto indicado por
Pollbio. enel que ancló la flota de los Esciplones. El templo mide 15 X 12 ms., vlén·
dose restos de una escalera. D. Luis Cebrifln conserva un capitel jónico con dos
delfines a ambos lados de un timón; este templo fué edificado primero por los fa.
ceas, pero el capItel es romano, Al S. del templo hay una necrópolis romana con
alguna dedicatoria a Y,nlri (sanc/oI). Una ciudad ib6rica se levantaba en el monte
del castillo de Almenara y alll cerca se conservan tambi6n restos de una vla romana.
Por último visitó el autor 8orriol, donde comprobó que el collado entre 8orriol
y Puebla, en el que abunda la pizarra negra, debe ser el lapidls alri donde los
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20
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
romanos encerraron a Hasdnlbal; lllturgl debl6 hallarse junto a ca.banes y Mllntissa,
junto a 8orriol.
El prof. JeSSlln acompaí'la este importante relato con un estudio geografico.
geol6gico de la costa desde ca.rtagena a ca.stell6n.
Algunas de las Identificaciones defendidas por el prof. Schulten no son acepta·
das por otros autores, y asl Conzé.lez Simancas crlle púnico el campamento de Al·
menara. Por ello remlt!mos al lector a [as notas en que resumimos los trabajos de
[os Sres. N, Primitivo Cómez, F. Martlnez y Condlez Slmancas. Pero no pode·
mas dejar de expresar nuestra simpatia por la labor infatigable del sabio catedré..
tico de Erlangen, que ha aclarado tantos puntos obscuros de nuestra geografia
antigua y en la que no pueden tener importancia los disentimientos en cuestiones:
de detalle.
LUIS PeRlcoT
F. MARTftll!z y MARTltlEz: Arqueolo¡;:la Valen(lana. li emoroscopelo e
!fach. Tir. aJ). del BoIllHn dll la R, Acad. dI la H. Madrid 1928,30
págInas, una lA.m.
La publJcaci6n por el prof. Rhys ca.rpenter de su articulo sobre Hemerosco.
pelan, que forma parte de su interesante libro Th, Cruks in Spain. ha provocado,
como era de esperar, la respuesta de los que creen errónea su interpretaci6n de los
textos antiguos al colocar dicha colonia griega en la punta o promontorio de I fach
Junto a ca.lpe, abandonando la cibica leorla que identifica a aquella con Denla,
la Dlanlum o Artemislon. y hay que confesar que vista la cuestl6n serenamente.
después de los argumentos brillantemente aducidos por el autor del trabajo que
resel'lamos. la hipótesIs tradicional parece resultar victoriosa.
Los argumentos que hace valer D. Francisco Martinez, son los siguientes. No
abundan en Denla los restos cerámicos griegos, pero no faltan las monedas griegas
y los fragmentos campanianos y griega cree tambj¡~n una cabeza de Atenea (que se
reproduce en una lámIna) hallada en un huerto donde se supone estuvo el templo
de DIana. La antigua Dianlum concuerda en absoluto con las condiciones que fijan
Avieno y Estrabon, ya que por una parte pueden aducirse numerosas pruebas de
todo orden, incluso folkl6ricas, en favor de la existencia de estanques y marismas
Junto a Cenia y por otra parte el vecino Montg6, de 76[ ms. de altura. es una atalaya de mucha mayor importancia que el promontorio de !fach, y desde la misma
ciudad y cerro de San Nicolás se divisa hasta Tarragona e Ibiza.
Su situaci6n fácilmente defendible y las condiciones de su puerto aseguran
que debi6 ser la base naval de Sertorlo de que nos habla Estrabón. Por último. 6:1
indudable que en el castillo de Cenia existen restos que parecen pertenecer a un ano
liguo templo, que seria el mencionado por Estrabón como dedicado a la diosa Diana.
En una segunda parte de su trabajo. el autor demuestra que Ifach no pudo ser
Hemero$Copeion. Sobre el promontorio dicho, casi Inaccesible, no se encuentra
resto alguno de habltaci6n; bajo el acantilado es indudable que existi6 una pobla.
ciÓn por hallarse los restos de las construcciones. con cerámica ibérica, campa·
nlana y romana. y aún posterior, pero no puede hablarse de templo en lo alto,
Como atalaya no sirve más que para el E. y S., pero no hacia el N.; la existencia
del puerto es completamente inadmisible, a no suponer un movimiento de la
linea de la costa, el puesestanque hoy existente no tiene boca y si solo una
abertura en la roca, de 90 cms. de calado, Inadecuado para grandes buques. Los
restos de construcciones de la finca llamada AIginech deben ser romanos por la
abundancia en ellos de teTra sigil.1ata; lo mismo ocurre con los conocidos Baños
•
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
21
de la Reina. Finalmente da cuenta del hallugo realizado por el Investigador In.
glés Mr. Hemp, de abundante cerámica ibérica y campaniana junto a restos de
construcciones, en la cima del Montgó.
Es de desear que se multipliquen estuJios como el presente, pues el conoci.
miento profundo del terreno da a los investigadores nacionales una enorme ven.
taja al tratar de recOnstruir nuestra dificil geografia antl(ua.
LuIS PI!RICOT
Ibtrlscht Krlegtrk6 ple all5 dem C« r o de lo.
Santos (S panle n). Tir, ap, de Antikl Plostll:, 8erJin, 1928, 5 pAgs.,
4 figs.
PI!DRO BOSCH GIMPI!:RA:
Publicación de un busto conservado en el Museo prOvincial de Murcia, del
que habla ya dado cuenta P. Parls, y de otro adqUirido en 1917 por el Museo de Barcelona. En ambos casos se trata de representaciones de soldados, rara la primera
por la forma del casco, Interesantlsima la segunda por la belle;¡:a de los rasgos y
perfección del trabajo; Indudablemente muestra uno de los prototipos que fueron toscamente reproducidos en tantas copias adocenadas como en el mismo Cerro de los Santos han aparecido. El primero de estos bWltos presenta rasgos de mayor soltura técnica, pero ambos pueden ponerse como paralelos de la última etapa
del arte arcaico griego. Otras consideraciones sobre este aspecto pueden leerse
ampliadas en el trabajo del mismo autor Inserto en el presente Anuario,
L. P.
j. CA.BRÉ: Dtcoraclones hls pAnlcas, Archivo espaifol de arte y arqutOlogia; Madrid, 1928, págs. 97-110, 20 flgs.
Trata de reivindicar, el infatigable arque610go D. Juan Cabré, en el trabajo
que inicia, como propios de nuestra arqueologla prerromana, los productos de las
Industrias metalárglcas del periodo que viene denominindose hispaoico, objetos
bien diferenciabJes de sus similares del resto de Europa; y tiende a comprobarlo
con el estudio de las placas de bronce para cinturón, de las que escoge, para ello,
las rectangulares sin calados Interiores.
Dedica el autor esta primera parte de su labor a los brochcs de tal tipo deco·
rados con grabados mAs o menos profundos, pier.as que estima escasas y halladas
principalmente en el sur de la penlnsula, salvo algún que otro ejemplar descubier.
to en el reino de Valencia, en la provincia de Teruel yen Cataluña; y deja para mAs
adelante el estudio de, las placas exornadas con Incrustaciones de metales preciosos y con delicados cincelados, piezas predominantes en la meseta central y mAs
abundantes que el tipo antedicho. Data el Sr. Cabr~ los broches del primer grupo
hacia los siglos VI a 111 a. de J, e., por estimar van unidos a vasos griegos o !talo.
griegos y a restos escultóricos y tumbas aparejadas en slllerla, de tal época; y las
del segundo gt"upo júzgalos de los siglos III a 11, sosteniendo se dan en ajuares funerarios y acrópolis con objetos y armas correspondientes a dicho periodo.
Sirve de base al trabajo, el detenido examen de los siguientes ejemplares, de
los que se adjuntan reproducciones: el de Elche, el de Amarejo, tres de! Santuario
de la Cueva de los Jardines, el de Cabrera de Mataró, uno de procedencia descono.
clda existente en el Museo de Madrid, otro de AlcAcer do Sal (Portugal) y cuatro
más que parecen proceder de un nuevo santuario, explotado clandestinamente,
que se cree situado cerca de Santa Elena (Jaén).
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22
NOTAS BI BLIOCRÁFlCAS
Estudia el autor, a continuación, la decoración de algunos restos arq ultectó.
nlcos, levantinos unos (los fragmentos de capitel de Elche y el de Montealegre.
que Incluye P. Peris en Sil Essoi). y andaluces 10$ mas, como los fragmentos, esculpidos en piedra, de Osuna. Cástulo y castellar de Santisteban, la cajita cineraria
de Tugla (Peal ce Becerro.Jaén) y, sobre todo, la zapata de la pilastra central de
una tumba de la necrópolis de TÚlugi (Galera. Granada). estación donde aparecen,
entre otro material que no hace ahora al caso, fragmentos de ceramica griega o
italogriega con figuras negras, junto con vasijas indlgenas del tipo bien conocido,
una urna cineraria de piedra pintada con orlas de meandros, ovas y entrelazados
similares a los que exornan las repetidas placas de bronce, y una figura femenina
hierUica, de estilo arcaico, sentada en un trono.
Las indudables analoglas existentes entre las ornamentaoión de los oltados
broches y Jos clementos decorativos de los aludidos restos arquI tectónicos, en espe·
cial los de Galera, asl como el mencionado material de tal yacimiento, inducen al
Sr. Cabré, como al principio expusimos, a datar el repetido grupo de placas hacia
los siglos VI a 11I antes de J. C. Mer6oenos dudas tal deducción cronológica
Aparte la inseguridad de su capital fundamentación en paralelismos ornamen.
tales de piezas de muy distinta naturaleza, asl como la acreditada perdurabilidad o
reaparición de determinados tipos decorativos a trav6s de culturas bien distantes,
contribuyen a nuestra perplejidad las circunstancias de determinados hallazgos
de esta clase de broches, realizados por nosotros. En las excavaciones que desde
1918 a 20 efectuamos en la necrópolis de la Casa del Monte (Valdeganga·Albacete),
tema do una de nuestras comunicaciones al IV Congreso Internacional de Arqueolo.
gla. encontramos, entre otras de tIpos distintos, dos placas de cinturón de las es·
tudladas por el Sr. Cabré. una en la que no se ve decoración, tal vez borrada por un
principio de fusión a que debió estar sometida, y la otra, de perfil Iguala las que
se insertan en el trabajo de que nos ocuramos, con los números 1, 10 y 12, lleva
decoración acanalada casi idéntica a la del número 3 y fajas de puntos y circulltos Incisos como la mayor parte de aquéllas, decoración repetida en el e lemento
.pasivo. de este brQche, donde se hallan también zonas de pequeñas ovas como en
la mayorla de las placas reproducidas por Cabré, y en especial en la pieza comple·
men taria del broche número 12. La cerAmlca campaniana y la helenlstica de figu.
ras rojas, muy decadente (aparecidas bien cerca de tal placa), asl como una espada
de antenas casi atrofiadas tenninadas en bolas, dan a esta necrópo\ls una datación
de final de l IV al 111. Yen las excavaciones del despoblado de La Bastlda(Mogente).
realizadas por el Servicio de Investigación Prehistórica, do nde también aparece
abundante cerámica campani8na y algunos escasos tiestos de heJenlstlca de fI·
guras rojas, encontramQS, en nivel Indiscutiblemente de los últimos dlas del pobla·
do, un fragmento, inmediato al gancho, de una pieza de esta clase, que lleva la linea
de zig.zagli. como los números 6 y 12 del repetido trabajo, y dos placas más. decora·
das con Incrustaciones de plata, en que tambitn aparece la propia ornamentación
de puntos y cireulitos, y la linea en zlg.zag Junto al gancho. decoración vista en la
mayor parte de los broches antecitados; pudiendo. como se ve, fijarse fundadamente a este poblado una cronologla bien próxima a la de la necrópolis albaceteña.
Tales descubrimientos parecen, pues, aconsejar para las piezas que e l Sr. Cabré
estudia. una datación más rebajada (del final del IV al 1", como hemos visto).
Ello tal vez obligue, también, a rectificar ligeramente la cronologla dada por el
Sr. 805eh Gimpera a esta clase de broches con perfil curv illneo junto al ganoho,
como los mencionados encontrados por nosotros, variante que atribuye a los siglos
V·IV en el estudio tipológico de esta clase de objetos, hecho con toda clase de
reservas en su tra bajO Los Celtas y la civilización clltica... (figura 6).
- 240-
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23
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
El escaso material dC$Ubierto yel desconocimiento de las circunstancias del
hallazgo de buena parte de 61, hacen aún muy in:segura la clasificación CTonológica
de esta clase de piezas.
Este interesante trabajo, de arqueólogo tan destacado como el Sr. Cabr6, tiene
la minuciosidad descriptiva que caracteriza sus obras_
1.
B"LLEST!'R
Salterio Arqueológico, Un viaje a Olocau,
Diario de Valencia, núms. de I t Noviembre y 25 Diciembre 1928.
NICOLÁS PRIMITIVO (GóMEZ):
En estos artlculos da cuenta el autor de los resultados obtenidos en una visita
al pueblo de Olocau y sus alrededores, En el tPuntal de la Penya roja. hay restos
de muros y de una especie de torre poligonal en un recinto pequeno (47 ms. X 20 ms.
aproximadamente); en su interior encontró restos escasos de 6poca neoUtlca o enea·
l!tica. Refirl6ndose a una partida con nombre Alcald, emite la hipótesis de que tal
palabra no siempre es de origen árabe, sino que puede ser ¡ndlgena. En Olocau buscaba uno de los fuertes que defendian el paso de la Celtiberia al llano lb6rico (corno
tAlcalb en Serra, el tRaboserot de Torres Torres); la gran fortaleza para defender
el paso de una a otra parte de los llanos ibt!ricOs era Sagunto, pues el autor CTee
que elllmite de la Celtiberia coincidida con el del habla castellano-aragonesa en la
actualidad. Olocau :se hallarla en tierra de olcades.
Encontró el autor restos de un acueducto romano que llevaba las aguas a Olocau.
En el Puntal dlls Llops, encontró restos de una fortaleza ib6rlca con un recinto
de 60 X 2) ms., con muros y una especie de torre rectangular 'con pared de más
de un metro de espesor. Su situación estrat6gica dominando el camino que por GAlova y Marines viene de Aragón, prueba su importancia, acreeentada por la abundante cerámica ibérica y helenística de su superficie. Considera probable el autor
que Anlbal destruyera esta fortaleza en su lucha con lOS olcades.
Entre las noticias recOgidas figuran las que se refieren a la existencia de estaciones
y restos neoliUcos en El Porticlrol y El Puntal dtl Musgany, ibéricas en El Punta!
Blanc, romanas en Collado de les Forquete$ (restos de un acueducto), Picherl,
Ra,,, la wlla, 010cau (¿parte de un tbalneum,?) e indeterminables en algunos otros
puntos.
Por lo transcrito podemos darnos cuenta de la impol'tancin arqueol6glca del
t6rmlno de Olocau, reflejada en los interesantes hallazgos del incansable investl.
gador autor de este trabajo.
L. P.
M"NVI!L
GoNZÁLI!Z SIMANCAS: Excavaciones de Sagun lo, M,moria d,
la j. S. d, E. y A .. núm. 92 (10 de 1925.26); 31 ps., diversos planos
y XXI IAms.
Ocúpase en este trabajo, el Sr. GonzAlez Simancas, del resultado de sus exca·
vaclones en los aflos 1923-26, del descubrimiento de la escultura del toro ib6rico
(de que tratara ya en otros sitios) y del Museo creado con los hallugos efectuados.
Es bien digna de aplauso la decisión con que Gonzá!ez Slmancas acometiera la empresa de excavar el castillo saguntino. La constante remoción del estrato a través de tantas y tan diversas dominaciones, con la destrucción de unas
obras y construcción de otros edificios y defensas que en cada nueva ocupación
del castillo se Juzgaron convenientes, habla de dificultar extremadamente la ex- 241 -
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24
•
NOTAS BI BLlOCRÁ PICAS
cavaci6n, inconveniente superable s610 con una diligente atención que permitiera
recoger el menor atisbo de luz, y siempre con escasa esperanza de poder llegar a
conclusiones muy precisas.
Gracias al cuidado y perseverancia del experimentado director de estas excavaciones. va resullando fructuoso el empleo del puf\ado de pesetas que desde hace
algunos años dedica el Estado, como caso único y justificado para dádiva excepcio_
nal. a esclarecer la prehistoria de la región má!¡ rica y contributiva de la nación.
En las campañas de referencia, en un laberinto de restos de edificaciones y cimientos de diferentes ~pocas, algunas veces sentados sobre relleno de escombros
de tiempos mas remotos, han continuado descubrl6ndose construcciones del tipo
de las ya conocidas por trabajos anteriores y que González Slmancas sigue estimando púnicas.
Son dignos de mención los siguientes hallazgos: una estatua de mármol blanco,
varonil, acéfala y sin bruos, que viste túnica; la parte superior del torso de otra
estatua, también de varón, de piedra del pals estucada de blanco, con clámide sujeta al hombro por una Hbula circular; trozos de anchas molduras, probables restos de entablamentos; parte de fustes y basas de columnas; un capitel dórico; gran.
des placas y trozos de escultura decorativa, labrado todo en callza: fragmentos de
friS{), de la misma piedra. con moldura gallonada, sosteniendo cabeus de niño;
pedestales de estatua con dedicatorias latinas, una lápida de mármol blanco dedicada a Tiberio y una inscripción ibérica incompleta esculpida en caliza azul marmórea; algunos grafitos en cerámica y marcas de alfarero; útiles de bronce y hueso,
etcetera.
Es bien digno de mencionarse un hallazgo de restos humanos efectuado fuera.
del recinto. al pie de las importantes construcclone:¡, calificadas de púnicas, que
continúan formando parte de aquél. Extendidos en una capa de tierra de poco
espesor, bajo cenizas y sobre el e:¡calonado fondo recoso de dos departamentos rec_
tangulares, aparecieron restos pertenecientes a once Individuos, entre los que
uno semejaba mujer y otro niño. acompañando a aquélla un anlUo de bronce con
decoración sencilla punteada y un arete del mismo metal: y más cerca de la muralla, bastante separados entre si, algunos huesos y un cráneo con dos grandes
piedras encima, como arrojadas sobre la cabeza del muerto para rematarle, Y otro
crAneo con clavos de los que hablaremos: dando el conjunto la Impresión de que
los cadáveres se colocaron aJU, no como enterramiento ordinario, estando ya cons_
truidas las obras cuya cimentación se descubriera. Una extrar.a y no explicable
particularidad se apreció en algunos de estos restos: la mayor parte de los cráneos
estaban rodeados por clavos de hierro, de cuatro centimetros de longitud, dlspues.
tos en forma de nimbo radial; encontrándose tambl~n clavos ¡unto a las articulaciones de brazos y piernas, en otros esqueletos, y en los pies de uno apareclan en situación que hizo sospechar si estuvieron hincados en el cuerpo del muerto. HaIlóse tambl~n en los departamentos aludidos el siguiente material: monedas saguntinas, una con leyenda i~rica, otras bilingües, romanas de la misma procedencia y una autónoma de Sí/bilis; abundantes oerámica ibérica, llevando engoba
blanco los fragmentos pintados de color pardo rojizo; unos pocos tIestos de vasos
italogriegos y ninguno de roja bamizada.
No hemos de encarecer la importancia que para la arqueologia valenciana
tienen las excavaciones que en Sagunto se realizan y la necesidad de que se
aumente la consignación para que aquellos se intensifiquen.
1. B ... l.l.ESTI!Il
-242 -
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
25
M. GotlZÁL1!.Z S¡WANCAS; Excavaciones arqueológJc:as tn Almenara. El
campamento de Anibal . Las Provincias. 18 Septiembre 1928.
En esta corta nota el autor da cuenta de haber realizado por vez primera exca·
vaclones en el lugar llamado ,Punt del Cid. en Almenara, que según él contie_
ne los restos del campamento levantado por Anlbal al sitiar a la cercana Sagunto
y que Schulten cree. siguiendo opiniones anteriores, pertenecen al campamento
de los Esciplones (véase la nota del trabajo de este último: Forschungen in Spa.
nien 1927). El autor confirma su hipótesis por el hallazgo, en la exploración. de
ciertos elementos arqultect6nlcos exactamente iguales a los que se usaron en la
labra de los muros de la fortaleza púnica de Sagunto.
L. P.
SALVADOR BI!LLMONT: Ruinas de una torre romana . Anales del Ceno
tro de Cultura Valenciana. Año 1, núm. 2, Jullo.Diclembre 1928,
págs. 120·122. 2 figs .
En el término de Torrente. lindante con Alacuás. se hallan las ruinas de una too
rre en una prominencia sobre el terreno. en el lugar conocido por La pared decantd. Formaba una pirámide truncada octogonal, habiendo caldo hacia el exterior siete
de las paredes, carentes de cimentación. Los muros son de hormigón de cemento
y grava, con un espesor uniforme de 0,6 m. Los muros no se unen, presentando
un bisel para su buen acoplamiento, Unos orificios dispuestos regularmente fueron hechos al construir los muros; coinciden con las lineas de uni6n de las secciones de hormigón. El muro en pie presenta un enlucido de unos cuatro cms. No hay
puertas ni ventanas.
L. P.
N ICOLÁS PRIMITIVO GÓMEZ: Una utación arqueológica el[ ~les Pe.
nydes. de Torrente. (Conferencia dada en 21 de Enero de 1927, en
el Centro de Cultura Valenciana.) Las Provincias, de'¡ de Septiem.
bre y 9 de Octubre de 1927. con varias figuras.
En dloho lugar existen extensas ruinas de la época romana. a orillas de un caml·
no antiguo de Importancia local; cree el autor que se trata de una villa ¡¡rbana,
un pretorio o de una villa rústi&a o Iructuaria o de las tre~ cosas a la vez. Aparte los
restos do muro y piso se han hallado numerosos fragmentos cerámicos, un quicio de
puerta. un mortero, un moJ6n y una solera de prensa de aceito (1). todo lo cual
se aviene con la hipótesis de una explotación agrlco!a cuyos campos serian regados.
L. P.
PIO BEL.TRÁN: tlallazgo de ¡'pidas rom3nl1. Analtls del Centro de Cul·
IIIro Valtnciana. Año 1, núm. 1, 1928, págs. 90·96, 4 flgs.
Entre los hallazgos realizados en la ciudad de Valencia al efectuarse las obras
del alcantarillado. figuran restos de sepulturas CQn lápidas romanas en el lugar Ila·
mado .La Cenia.. cercano al Almudln. Cabe suponer que las sepulturas son del
siglo VI. para las que se uUlizaron lApidas de la época de Trajano. las dos lápi·
das (con 4 Inscripciones). debieron pertenecer a un panteón familiar de Lucio An-
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26
NOTAS BI8LIOCRÁFlCAS
tonio Cresoente y su esposa Julia Mbima, del que se nos han conservado tan solo
dos losas laterales. Separando las inscripciones hay figuras de esclavos vestidos
a la usanza barbara. El Sr. Beltr1n, tras cuidadosa lectura y traducci6n de las lApidas, ha podido reconstruir el Arbol geneal6glco de la familia. que comprende
cinco miembros conocidos; la indicaci6n de los cargos que desempel'iaron en la colonia valentina con la conflrmaci6n de la existencia de las dos colonias reunidas
de Valentinos veteranos y véteres, realzan el valor del hallazgo. Este e:Koelente trabaJO estA !lustrado con varias figuras, ent re ellas dos fotograflas de las lápidas,
que se guardan en la torre de Serranos de Valencia.
L. P.
PIO BeLTRÁN: Nueva inscripción romana. Anolls dll Centro de Cultu_
ra Valenciana. Año 1, núm. 2. Julio_Diciembre 1928. Págs. 169·170
una fig.
Publicación de un cipo de piedra caliza con inscripcIón dedicatoria al emperador Aureliano divinizado, hallado al practicar las obras del alcantarillado, a 3 m.
de profundidad, entre la Catedral yel templo de Nuestra Señora de los Desamparados de la ciudad de Valencia.
L. P.
NICOLAU PRINIT IU (G6NI!Z;): SalUrI Arqueológlc. De cóm se perden els
eamins anties, Diario dI Valencia, núms. de 8 de J ulio y 12 Agosto
de 1927.
Notable estudio en que se recogen numerosos datos acerca de caminos antiguos
de esta reglón que se van perdiendo por diversas causas, al dejarse de usar por la
construcción de vlas modernas.
Un documento de principios del siglo :KIV comprueba que la destrucción o inutilizacl6n de los mismos. empezó ya de antiguo.
L. P.
La direcc ión del SERVICIO
DO
se hace solidaria de las opiniones
científicas vertidas en los trabajos que en ARCHIVO se Inserten
-
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