Las tres capas de la cueva de la Mora (Somaén, Soria)
Alberto del Castillo Yurrita
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ALBERTO DEL CASTILLO
m81'Rloul
La!> tre!> capa!> de la cueva de la Mora
de 50maén (50ria)
l.- LA CUEVA DE LA MORA DE SOMAEN y SUS
N IVELES, SEGUN CERRALBO
Poco antes de terminar lo primero década de este siglo, . el Marqués de Cerrolbo dió noticio de lo existencia de lo cueva de Somoén,
en cuyo excavación pudo observar tres niveles o copos dis tin tos (1 l.
Me place dedicar este traba jo o lo revisión de los famosos copos,
brindóndolo o lo memoria del que fué mi adm irado y querido amigo
don Isidro Ballester, en el homenaje que en este volumen ton merecidamen te se le t ributo .
Trótose de uno cueva de grandes dimensiones, con numerosas
galerías y simas, situada en lo cuenco del Alto Jalón, perteneciente
o lo villa de Somoén, en lo provincia de Sorio. El autor describe lo
gran cómo ro de lo cueva y dice que en lo mismo "óbrese O lo izquierdo amplio y originolísimo portado conduciendo o otro extenso
sa lón, que, por ser el mós inmediato o lo boca de 10 cueva, y de
proporciones mós ocomadodos, escogerían poro su viviendo los trogledi tos". En dicho lugar holló " res tos, en mu lti tud, de precioso y
estimodísimo cerómico, que, entre los originarios, no dudo logre
de los primeros lugares por 10 artístico . Su técnico es igual en un
todo o lo célebre de Ciempozuelos; su rorezo del yeso incrustante
en lo ornamentación, también se repite en lo de Somaén, aunque
como excepciones, pero bastantes o concordar el procedimien to,
11) E. DE AGUILERA y GAMBOA, MARQUES DE CERRALBO: "El Alto
Jol6n. Descubrimientos Arqueológicos", Madrid, 1909, con ilustraciones; pógi_
nos 26_36.
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a sí como lo moterio, que es arcillo, con los habitua les primitivas
impurezas que interiormente la mezclan con gronos de sílice y
cristales de mi ca , tal vez in tencionadamente poro dar cohesión 01
borro; t ienen también lo mismo finura en el aspecto ex terior de
su posto, su leve espesor, y a un en su gran sencillez de lineas don
en variados ... "
En cua nto 01 color del barro que "ounque negros son todos,
llegan a ma t ices roj izos en algunos pun tos exte riores, jamás en el
interior" . Respecto a la ornamentación "es inciso, con extraordi naria limpieza y a rte, has ta en los bordes internos". " Las formas
-añode- fócil mente se adivinon, aunque no logré sino pedazos,
que persuaden se hermanaban con los de Ciem pozuelos, pues co ti nos, vasi jas otu liponodos y cuencos serian los vasos de Somoén" .
Poro Cerrolbo los vasi jas de Ciempozuelos, por su mayor riquezo
decorativo, son hijos de los de Somoén. " Lo decoración de éstos
- escribe refiriéndose o los de la cueva excavado por él- se con t inúan en aquellos, pertenecen a la mismo escuela, y los hollados
por mi lo presen tan como de lo mós rico y variado de este t ipo,
pues aun cerróndose en una ornamen tación geométrico, casi si n
abandonar los m inúscul as líneas rectos, quebróndose en multipli cadas zig -zog de ángu los, y en t re cuadrícu las inf initos, no aplicaron
lo curvo, pues en este coso no lo es uno recto que circuye un objeto
circular".
Cerralbo no hablaba de memoria ni por referencias. Había intervenido en los hallazgos de Ciempozuelas y poseía térm inos visuales de comparación, si bien lo es tableciese ton a lo ligera, por
desgracia nues tro . ¿Empl eó lo mismo ligereza al morcar los tres
copas en cuestión? Veamos lo que a este propósito escribe.
" En aquella gran es tancia de lo caverna de Somoén, hice extensos y profundos excavaciones, que me permitie ron apreciar datos
muy im portan tes. Boja uno capo de tierra que in troduj ese lo fre cuencia de los hombres en aque l lugar, y par sig los, hollé un bó rbaro
enlosado, que iba con bastante declive o conclu ir en lo colosa l y
peñascoso entrado y gigan t esco salón antes descri to. Ba jo esos lan chas de calizo y toba, hice cavar hasta el fondo, dando con el prim itivo suelo en la nativo piedra. Emprendido [o excavación can todo
cuidado, poro que en lo trinchero se notasen los varios horizontes,
pude apreciar cómo dos que semejaban reproduci r la Singularidad
de Altamira, es decir, que los hallazgos mós artísticos, mejor 10bradas y de técnico t ípico, se descubrieron en el piso mós antiguo
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LA CUEVA D I~ LA l\·fORA ( SO:\IAEN)
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(- 1, decimos nosotros), y que el su perior (- 11) diese uno cerómico
de los mismos tradi ciones, pero grosero en su pos ta, bórboro
su dibujo, torpe su e jecución, como si por decadente resu ltara, y,
sin embargo, mós moderna que lo anterior; y aun otro tercer hori zonte (-111) se descubría sobre el enlosado y en él lo cerómico
resulto negro, de lo labor mós rudo y sin vestigios de adorno".
Cerrolbo se preocupó mós de demostrar lo tesis preestablecido
de lo decadencia cultural en lo sucesión de los niveles y de lo asignación o los iberos de lo cerómico, que del estudio del propio
material. Lo consecuencia que extrae de la excavaci6n y existencia
de los tres n iveles es que "Ios trogloditas del Jalón llegaron con
algún arte, con aspecto de civilizados, y que el país agreste y la
salva je vida del que llega o reducirse o nocturno caverna, yola
cazo por recurso, yola guerra por vocación, va perdiendo todo
ideo de lo superfluo, poro sólo dedicarse o lo necesario" .
¿Holló en los copas - 1 Y -11 cerómica sin decorar? Nada sa!Jemos.
De hallazgos de otro clase sólo cito "en lo copo superior, es decir,
lo neolítico mós moderno", un ani llo grande de cobre o bronce.
Para él, como decíamos, la cerómica de lo capo más profundo
(-1), es ibérico, contradiciendo o Bansor que cree céltico lo del vaso
campaniforme de Carmana (2). Se habían descubierto en tonces yo
PalmeJla, el catino de Burujón y el vaso de Talavera precisamente
de su propiedad . Según Cerrolbo, Jo cerómico de Somoén "fué por
targuísimos años troglodita, y esto condición pudiera darlo como
originadora de cuantos semejantes fueron hollados en España" . En
su prurito de hacer de Somaén algo osi como el centro del mundo de
aquella época insiste en lo superioridad de lo cerómica de lo
copa - 1 sobre lo de Ciempozuelas cuando escribe que "se advierte
ser de los mós a r tíst icos y variados, de cuantas de este tipo se
han descubierto, aventajando en riqueza ornamen tal o lo de Ciem pozuelos". Lóstimo que no matizósemas mejor es to comparación
que incluye tócitamente uno distinción en t re lo ceróm ica de ambos
estaciones o diferencio de lo igua ldad absoluto que hemos visto
lo asigno en otros ocasiones.
Todo esto en cuanto o lo publicación en cuestión . Por otro
porte, gracias a lo amabilidad de lo Directora del Museo Cerrolbo,
doña Consuelo Sanz-Postor de Piéra la, he podido últimamente con -
(2) G. SONSOR: " l es coloni es ogrlcoles pré-romoJnes de lo voUót' dl.l Béti$",
Revue Arckéologique, t. XXXV, Porís, 1899.
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sul tor el original inédito Páginas de lo H istor io Pa tria, de l propio
Marqués de Cerro Iba, que guarda dicho Museo. El volumen II llevo
el t ítulo de Neolíticos y en el m ismo describe la "Cueva de la Moro".
que tal resu lto ser Jo denomi nación de lo de Somoén. En el original
mecanografiado se especificon ciertos detalles que no conston en el
mencionado publicado estudio. Así sobemos que el nivel superior
(-1 11 ) medío 0'30 m. de espesor y que su cerámico ero tosco, pero
no "sin vestigio de adorno" sino que estó decorado con cordones
e n relieve y que es de color pardusco y de paredes gruesos. Que lo
del nivel med io (-11), que va hasta los 0'50 m . es de " color pardo
c rudo, m6s salpicada de granitos de s íl ice y m ico" y es tó decorada
con incisiones pro fundos. Insiste en su adscripción o las especie~
del vaso campaniforme en una fose degenerado. En cuan to o lo cerómica del n ivel inferior (- 1) lo describe como de "color negro, posta
fino pero con más impurezas de mico, o veces brillante y en mayor
número en su in terior". Sus formas "se hermanan con los de Ciempozuelos, pues serian también platos, vasi jas a tuliponodos y cotinos" . También 10 decoración es " compañero de Ciem pozuelos". Es
" incisa y geomé trico, siem pre cerrada en lineas rectos, a unque mi núsculos y voriodísi mas, que se quiebran en óngulos en mu lt ipli cados zig -zag y cuadrícu las si n número, no aplicando jomós los
líneas curvos".
II .- FALSA INT ERPRETACION DE LOS NIVELES
Cuando en 1928 publiqué mi primer estudio genera l de 10
culturo del vaso cam pan iforme (3), formé con lo cueva de Somaén
el Grupo del Sistema Ibérica Central , en el que inclu í los dos vasos
o u rnas de Molino de Garay y los fragmentos incisos de lo Cueva
Superior de lo Miel, de Prodi1lo, en lo provincia de Log roño. Yo
ve! emos cómo tiene la ceróm ico de estos últimas estaciones cierto
relación indi recto con los mo tivos de las especies de l vaso campan ifo rme. Por su porte, Bosch Gimpera, cuatro años después, tomaba
asimismo la cerómico de Somoén como tipico del vaso campaniforme, haciéndolo llegar igualmente has ta Logroño (4).
A. DEL CASTilLO YURRJTA: "lo ( uhura del vaso campaniforme.
19 28, pógs. 51-59, 16ms. XXV I,
XXX_XXX IV.
(4) P. BQSCH GIMPERA; " El nolegia de lo Penrnsula Ibérica", Borcelono,
1932, p6g. 11.
(3)
(Su origen V e",ten$;6n en Europa)", Borcelono,
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LA CUEVA DE LA MORA (SOMAEN)
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En un estudio poster ior m ío (5) y ta m bién en e l capitulo correspondiente o estos ma terias en lo Historio de España que dirige
don Ramón Menéndez Pidol (6), conservé e l m ismo g rupo del 5:s·
temo Ibérico Central, si bien const ituido por los estaciones sorianos
de lo Cueva de Somoén y Vi llar del Campo, dado esto ú ltimo O
conocer por Mor t inez Son to-Olollo (7), descartando, s igu iendo
o este autor, los de Molino de Goroy y lo logroñesa Cueva de lo
Peño de lo Mie l, que relacionábamos con lo invasión cél t ica proceden te, probablem en te, de t ierras renanas.
En a m bos traba jos míos por un igua l recordóbomos lo existen cia de los tres niveles observados por Cerro!bo en lo Cueva de lo
Maro de Somoén . Sigu iendo su descripción aceptábamos como pertenecien tes directo o indirecta men te o las especies del vaso campan iform e los fragm entos ha llados e n los copas - 1 y - 11. "Lo importancia del hecho de lo exis tencia de dos niveles disti ntos con vaso
campan iforme distin to --deciamos entonces- salto a lo visto". Y
añadíamos: "demuestro rea lmen te no sólo la pluralidad de estilos
dentro del vaso campaniforme y lo sucesión de los mismos, sino 10
duración en un punto determ inado de lo cu lturo de que trotomos.
Cabe estudior ahora qué vasos o especies pertenecen o uno de los
estilos y etapos en los dist intos grupos hispánicos, traba jo éste que
se hallo por hacer". Y todavio insist íamos m ás adelante en lo im por_
ta ncia de lo Cueva de lo Moro, de Somaén, asegurando que m erecía
" nuest ro m ayor atención desde todos los puntos de vis ta. El estudio
m inucioso de su est ratig raf ía y de los fragmentos ho llados en codo
uno de los copas con vaso campan iforme, puede ser lo clave q ue nos
aclare muchos de los pun tos oscuros que en el desarrollo de nuest ro
cu ltura existen en lo actualidad" (8).
Basándose en este o rden de cosos estableció Bosch Gimpero su
sistem a de fases sucesivos de vaso campani fo rme (9), s ist ema coin -
(5) A. DEL CAST ILLO: "Cronología de lo cult u ro del vaso campaniforme
en lo Península Ibérico", Archivo Español de Arqueología, \ . XVI, numo 53, Ma_
drid, 1943, p6gs. 403-406.
(6) A. DEL CASTILLO: "El Neoeneolítico" , en vol 1, por te IV, del t . I "Españo Pr ehistÓt'ico", de lo " Histor io de España", dírigida ~ R. Menéndez: Pido!.
Modrid, 1947, p6gs. 624_626.
01 J . MART1NEZ SANTA_OLALLA: "Cerómico incisa y cerómico de lo
culturo del voso campa niforme en Costilla lo Viejo y Asturias", AnlKlrio de
Prehistoria Modrllef'lo, vol. l. Modrld, 1930, p6gs. 109_111 , 1
6m. IX.
(S, A. DEL CASTILLO: Op. d i. en noto 5. p6gs. 104-405.
(9)
P. SOSCH GIMPERA: "The Iypes ond chronology of Weslern Europeo n
beokers", Mon, vol. XL, 1940.
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ciden te con el que yo por mi por te había ido cons truyendo, coinci·
dencia Que no puede e xtrañor puesto que tenía el común fundamento
de los dos capas inferiores de lo cueva soriano en cuestión . El Morqués de Cerrolbo por mi mediación indujo o error o Bosch Gimpera,
sufriendo yo también el mismo despis te. " Especial interés --d ice
Bosch- t iene la estratigrafio de la cuevo de Somoén en el es te de
Cos til lo (provincia de Saria: en el valle del Jolón, cam ino natural o
trovés de lo cordillera Ibérica hacia Arogón, Cataluña y Valencia) .
A II ¡ aparece e l primer estilo en el estrato mós hondo. El segundo
estilo, evolución con menos pura interpretación de los motivos pre cedentes, predomino en la copo media, mientras en lo superior 1
0
cerómico es li so, de corócter de transición o lo del Argor, asociado o
uno hacha plano de bronce" (10).
Con independencia o las conclusiones prócticamen te comunes
de Bosch Gimpero y mios, Martinez Sonta-Ola lla había establecido
par otro lodo, fi jóndose especialmente en la formo de los fondos de
los vasos, un desarrollo del vaso campaniforme expresado también
en foses ( 11). Su sucesión ero o lo inverso, pero ello no hoce aquí 01
coso, móxime habido cuen to de que luego lo ha rectificado . Pero me
intereso hacer constar en honor a lo verdad que has ta mucho tiem po después de aparecidos los mencionados ~'i tudios ignoré en absoluto lo exis tencia del trabajo de Martinez San to-Olallo y 1 m ismo le
0
sucedió, según mani fes tación particu la r propio, O Bosch Gim pera.
Me in tereso hacer consta r, digo, este hecho por cuanto tué pública mente interpre tado por el eminente arqueólogo en un sen tido muy
dis tinto o la realidad. Mas estos son cosos que pertenecen al posado
y a llí deben quedar arrinconados poro olvidados.
No ero cu lpable de lo que Mortínez San to-Olollo me achacaba,
puesto que no ren ío en tonces not icio del resultado de sus invest iga ciones, pero en cambio lo ero sin proponérmelo del error de mi an tiguo maes t ro por precipi tación en expone r t!1 panorama de lo cueva
de Somaén . Como no c reo que deshonre confesor noblemen te los
pro pios debil idades, confieso que, ante las dificultades por examinar
en aquel momento de cerco el materia l de lo cueva en cuestión, me
contenté con lo descr ipción del Marqués de Cerrolbo y con el estudio
(101 Ibid . pÓgs. 6 y siguienles.
(111 J . MARTINEZ SANTA-OLAlLA: "Origen y crooologfo del \'050 compon lforme" , AclO$ y MemoriO$ de lo Sociedad Espoñolo de Anl rOpOlogio, Elnogrofio y Prehistorio, XIV, Moorid, 1935, p6gs. 257-2 59.
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1",,0-
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de los fragmentos en las láminas de la publicación de referencia, mós
que defectuosas por cierto. Y de aquí procede el entuerto. Mas siendo
de prudentes rectificar, lo hago gustosamente, no tonto por enmendar un yerro propio cuanto poro no inducir o otros en nuevos errores.
III.-LA REALIDAD DE LAS TRES CAPAS
DE LA CUEVA DE SOMAEN
He tenido recien temente oportunidad de examinar en porte el
moterial cerámico de lo Cueva de lo Moro que, de lo colección Cerralbo fué o poror 01 Museo Arqueológico Nocional. Lo que otrora
no me fué posible hacer, y no por fal ta de empeño, he podido
rea lizarlo parcialmen te ahora. Pecaría de ingrato si no hiciese constar mi reconocimiento por los facilidades que me han sido dados
por lo Dirección y personal de dicho Museo, dentro de lo medido de
los circunstancias que atraviesa. Ahora sé lo que contienen los
copos de lo cueva de Somaén. Pocos sorpresas mayores he tenido
en mi vida de investigador.
Debo manifestar en primer lugar que los fragmentos no llevan
indicación alguno de lo pertenencia a uno de los tres niveles señalados por Cerrolbo. Hoy ton sólo lo asignación general de proce·
dencia, Somoén, y el número correspondiente a codo uno de los
fragmentos . Poro su adscripción o los estratos en cuestián tenemos
que recurrir o 10 descripción del autor, tonto en su citada publicación
como en el aludido texto inédito. Los fotografías de este último son
más servibl es que los malos reproducciones de los mi smos que en
fotograbado figuran en aquello (12) .
Cierto que no he podido estudiar todo el material. Parte de él
estó todavía encajonado en el Museo Arqueal6gica Nocional. Seguromente no ha de tardar en ser puesto al alcance de los investigadores. Pero lo que me ha sido posible tener en mono es lo sufi cientemente elocuente poro hacerse ideo del conjun to.
Cabe hacer uno primero pregunto. ¿Existieron realmen te en lo
Cueva de lo Moro los tres copos de que nos hablo Cerrolbo? Dado lo
época en que se realizó lo excavación lo observación es obligado.
Tampoco el ilustre estudiosa operaba con lo metodología actual. A
pesar de ello no consideramos prudente borrar lo que entonces se
onot6. Con estos salvedades admitiremos los tres niveles en cuestión.
Veamos ahora cuál es su realidad.
(12)
E. AGUILERA y GAMBOA: Op. cit. en nota 1, pilgs. 30, 33 y 35.
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A. DEI.. CAST ILLO
Capa inferior o - l. (Lóm ina I) .- Los fragmentos hallados en
la copo inferior, más profunda, o - 1, pertenecen o cuencos (lámino
dicho, números 2 y 6) y cazuelos (lo mismo lámino, número 1, 3
y 4) . Por excepción uno, o mejor di cho dos juntos de ellos, señalon
un voso campan iforme (lá mina citado, número 7) . Lo pos to es de
color gris O pardo negruzco, con poco m ica, muy compacta y de excelente cocnU(a , Algunos son pardos mós claros. Alguna vez lo coro
exterior es negruzco y lo interior pardusca. El pulimento es gene-
ral. Muy poco frecuente lo pas to blanco. El grosor corrien t e de los
paredes es de 0'005 m.
La decoración es rico, si bien los motivos se reducen o muy
pocos. El principal lo constituyen zonas de tineas horizontales paralelas, en número de una a tres, cruzadas por rayas normalmente
inclinados, formando uno especie de trama o cañamazo (figura \ ,
numeras 5, 8 y 9). A veces esta s zonas t ienen dirección alterna en
el sen tido de los rayos inclinadas. Le siguen en importancia zigzós
continuos en positivo conseguidos por el mordido del borro por
medio de uno punto o qu izá mejor por el apretado de un cuño
(figuro \ , número JI) . O tro motivo importontp. son hoyos redon dos muy juntos formando líneas (figu ro \, número \) generalmen te dob les con a lternancia de los hoyitos, lo que produce uno impres ión de zigzás en positivo (figura 1, núm ~ ro 2). En algún casa
lo alternancia se hoce mon ta ndo los hoyos de uno línea sobre los
de lo cont iguo, form a ndo uno o manero de cadenilla (figura 1, número 3) . Motivo pri ncipal san también g rupos de líneas horizon tales paralelas en número hasta de uno doceno.
De empleo secundario son estas mismos líneas horizontales
pO/alelas en número de dos o tres paro sepa rar zonas principales
(figuro J, número 4 ). Digno de tenerse en cuen ta es la alternancia
de rayitas verti ca les produciendo sensación de zigzós o mejor mean dros en posi tivo (figuro 1, número 6). Motivos secundarios son a s imismo las líneos de óngulos verticales; los de t riángulos o á ngulos
abiertos, rell enos con rayitas verticales (figuro J, número J3 ), los
líneas de trióngulos resultantes del mord ido del borro con uno punto
(figura J, número 10) y los líneas horizontales sencillas atravesados
de royitas verticales, a modo de espino (figura J, número 7) .
Hoy que señala r lo fre cuencia de decoración en lo porte superior de lo coro in terno de los cuencos y cazuelas. Aunque en algún
coso se repiten mot ivos de la coro exterior, lo general son líneas
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LA CUEVA DE LA MOItA (SOMAEN)
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Fig, l,-._Cu uo de La Mara (Somoen},-Principales motivos decorotivos de lo cerómico de lo copo inferior (-1},
,1.1.1.1.1,1. '
3
FíO _ 2,"-C ucva de la Mara (Somoen},-Prindpoles motivos decorotivos de lo copo
medio (.1 1),
_1 43 _
1~
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A. DEL CASTILLO
porolelos en zigzós, comunmente cinco en número (lámina " número 2; figura \, número 12) .
El procedimiento es siempre lo líneo liso, sin que exista ,en
absoluto el puntillado. La incisión es profundo, dóndose clara asimismo lo excisión,
Los zonas con sus motivos principales y secundarios se suceden
sin inlerrupcción hasta el limite del campo de decoración , Por
excepción en algún coso se emplean zonas estrechas de lo superficie del vaso.
Los fragmentos identificables como cuencos dejan entrever lo
dllcoroción de los fondos, que es cruci forme. Así, pues, los paredes
hasta determinado altura, que podemos calcular en su tercio su perior, los fondos y lo parte cercano 01 borde en los in teriores son
ob jeto de decoración en estas vasijas.
En cuan ta a l fragmenta (me jor das fragme ntas unidos cama
hemos dicha) de vaso campaniforme (I á mino 1, número 7) es de
barra de sim ilares características, diferentes sólo en el calar pardo,
más cla ra que de costumbre . Pertenecen a l fonda, que es plana
("Ofl paredes abiertos, indicando una panza redondeada . Lo superficie piona del fondo está exento de decorocián . Pues ta el fondo
boca arribo se ve el circulo a disco del mismo limitado par dos
circunferencias, uno de paralelos formados por royitos oblicuas
en uno mismo direccián y otra de estos mismos royitas oblicuos
e..., doble lineo convergente (figuro 1, número 14), marco inferior
del mo tivo principal de lo zona constituido por tres lineas paralelos de zigzás (figuro 1, número 15). Lo técnico es lo incisión .
Otra línea de royitos formo el marco de lo zona en lo porte superior.
Cupa media o -11. (Lámina 11 , números 1 y 2) .-EI panorama
cambia clarísimomente en lo segunda copo o - 11 . Los frag mentos
que hemos tenido ocasión de estudiar pertenecen a vasijas de
gra n tamaño. No podemos referirlos o formas de terminadas, aunque probablemente, algunos por lo menos, pa rezcan per tenecer o
tinajas o urnas. Son de borro pardusco o negruzco, mol cocido, sin
pu limento, de notable grosor, (0'008 m . térmi no medio). Los
mo~¡vas decorativos son dis tintos tambié n. El mós frecuen te
casi general, son las bandas en zigzós de la superficie de l vaso,
rpHenondo los tri ángulos resultantes con royos incisos de ancho
y profundo surca, que pueden ser verticales u oblicuos (figuro 2 ,
número 5) . Este es osi mismo el rellena entre las citados bandos.
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LA CU IWA 01-: LA MOHA (SO~ I A¡';N)
11
Lo decoración termino en este coso, tras lo segunda banda, en
cf'ligantes formados por rayi tos verticales, esto es por el mismo
mot ivo que rellena el espacio entre dos bandas., pero que oqui
queda colgante constituyendo un o modo de fl eco que cierra el
..::ampo decorado (figuro 2, número 5). Encabezan la decoración
(hacia el barde por lo tanto), motivos de otro tipo. En una ocasión dos líneas para lelas formodas de medios círcu los profundos,
motivo que podríamos denominar de "acueducto" (figura 2, nú mero 5). En otra ~casión se t rota de líneas verticales, también
anchas y hondas, a lte rnando las de la zona superior con las de
lo inferior (figuro 2, número 1) .
Otro sistema lo ofre cen bandas de lo superficie del vaso, en marcadas por ángulos con los vérti ces hacia fuero y correspon clientes los de ambos lados o marcos, es decir, el superior y el
ir,ierior (figuro 2, número 4). El espacio interior se relleno en
ot ras ocasiones con un entrecruzado de líneas oblicuas en ambas
d'r"!cciones (figura 2, número 3). A su vez, ambas zonas, se a lternan (Ióm ina 11 , número 2).
Ol ros motivos son los triángu los ba jo el labio del borde, rellenos de royos ob licuas, sin que exista otro elemento decorat ivo en
estos cosos (figura 2, número 2) .
No cabe pensar, como lo hizo literariamente el Marqués de
Cerralbo, en una degeneración de la cerómica de lo capo anterior.
~e trota de un mundo nuevo, que tiene sus inmediatos paralelos
en ciertos ejemplares del nivel inferior de Numancio, en el cercano
Molino de Garay y también en las cuevas burgalesas.
No podríamos negar, sin embargo, cierto dependencia en muchos de los motivos respecto a los del ámbi to del vaso campan iforme. Prueba de ello es que las urnas del Molino de Garay fue~
ron inC"luídas dentro de aquel ambiente ornamen tal. El problema
escapo, no obstante, del objeto del presente traba jo, ya que fuera
dI;' e!tas coincidencias o supervivencias, tocio 10 demás, esto es,
barro, forma y tamaño, son extrañas a las especies del vaso campa"iforme y tampoco podríamos afirmar ni mucho menos que la
dependencia se hubiese establecido en e l sue lo hi spánico.
Capa supe rior o -111. (Lám ina 11 , números 3, 4 y 5) .- EI panorama vuelve a alterarse en la capa superior o - 111. Los fragmentos pertenecen también a vasijas grandes de cuellp rela t ivamente alto, mós o menos caído, y panza abultada. Son de barro
tosco, con mucha mica, de colar pardusco o negruzca, negro en
-14 5 -
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A. DEL CASTILLO
lo coro interior. El grosor medio de los pa redes es de 0'0 1 m. Po*
recen tener engobe y en todo coso cuenton con pu limen to tosco. Uno
de ellos, pe rtenecien te tol vez a uno vosij;J hondo, muestro mamelones espaciados bo jo el borde. En o tro el borde es ondu lado,
recordando los urnas del Castejón de Arguedos, en Novorro.
Ta l es lo que don las famosos t res copos de lo cueva de 50moén. Veamos ahoro cuól es su posible asignación y qué consecuencias pueden sacarse de lo misma.
IV.-IDENTIF ICACION DEL MATER IAL DE LOS T RES NIVELES
Capo inferior o -I,-Cerralbo aseguro lo identidad absoluto
de los muestras de la copa infer ior o - 1 con los de Ciempozuelos.
Tal iden tidad no existe. Se reduce o una sim ilitud en ciertos casos,
sobre todo en el fondo del vaso campa niforme, que aun así y todo
es plano y presento además el motivo de rayitas en los líneas que
enmarca el principal del zigzás, que no hollamos en Ciempozuelos,
aunque sí los zigzás, ton caract erísticos en aqu ello necrópolis.
El enlace con Ciempozuelos lo ofrecen los líneas para lelas de
zigzás de este vaso y de los coros interiores bajo los bordes de los
cuencos y cazuelas, ornamentacián que se do exactamente en lo
refe rido necrópoli s.
Similares son asimismo lo calidad, el color y el pulimen to del
borro. Todo lo demós cae dentro de un ambien te distin to, del de
la incipiente cerámico excisa y tiene sus parale los mós próximos
en los num erosos estaciones de lo misma provincia de Soria, to les
como El Atalayo, Montuenga y Vi llar del Campo, y de lo provincia
de Guadalojora, así El Rebollar y Angui ta, a lguno de las cuales
por lo menos, concretamente El Atalayo, ha suministrado ademas
muestras idénticas o los de lo segundo copo o - 11 del Somoén.
Tal cerám ico con t inúo, con gran abundancia también, en la provincia de Madrid, en Las Coralinos, aquí con los conocidos ciervos
y soles incisos, y en los diversos areneros de orillas del Manzanares.
En uno palabra, todo parece indicar que los fragmen tos de este
nivel se hallan en si tuación de sucesión respecto o Ciempozuelos
y ' lo cerám ica campaniforme de este tipo. Den tro de l ámbi to de
esto primero cerámico excisa que esto copo del Somaén represento,
podrían es tablecerse diferencias estilísticos en las múlt iples estaciones con cerá mi co semejant e en el centro de España, labor que
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LA Cut-:VA DI~ LA MORA (SOMA EN)
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no vamos o realizar aquí. Lo esencial es que lo copa de referencia
n('l concuerda exactamente con Ciempozuelos y que en cambio
resulta ser preludio de la cerámica excisa. Sin embargo, el nexo
entre ambos estaciones es tan evidente que no creemos seo aventurado sospechar que la capo - 1 de Somaén derivo de Ciempozuelas.
Tal afirmación trae consigo uno consecuencia . Lo cerámica
exciso de este ti po, que cubre materialmente el suelo hispánico
desde la cuenca del Ebro o los del Duero y Tojo, no tendría, como
pretende Martín Almagro '( 13), origen ultrapirenaico sino que se
originaría en España mismo o consecuencia de lo cerámico incisa
campaniforme tipo Ciempozuelos.
En segundo lugar y relacionado con este resultado serio lo consecuencia lógico de que tal cerómica excisa no puede ser atribuido
o uno invasión céltico, como quiere el propio arqueólogo. Por el
contrario la presumible antigüedad de lo misma en el centro de
España y su abundancia, muy superior o cuanto conocemos más
olió de los Pirineos, abogan por la negación de lo idea de Al magro. Con lo invasión o invasiones célticos puede identificarse
otra clase de cerámico excisa, lo del Roquizol del Rullo, El Redal,
los Cogotas y aun parte de la que los oreneros madrileños suministran. Disiento, pues, de lo opinión de dicho prehistoriodor. Creo
que confunde o quizá mejor, engloba, la cerámico excisa de 10
culturo de los túmulos de lo Edad del Bronce, cuyo desarrollo sue le
fijarse desde el Bronce Medio europeo hasta el Hallstatt tardío,
ton abundante en el grupo occidental o renana de esta cu ltu ro, con
esto otra cerámico excisa más primitivo y en cuya decoración no
aparecen, como en la francesa (Baume l ongue y Grotte Nicolas),
meandros ni motivo alguno que nos indique un con tacto con lo
hallstó ttico. "Lo decoración excisa -dice-- en lo cerámico sólo
se usa can abundancia en la Edad del Bronce desde Alsac ia hasto
Baviera; ex tendiéndose luego en la época del Halls tatt haci a Occidente y España, donde, si n embargo, no paso lo linea del Tojo" .
Aún insiste sobre este punto cuondo escribe: "Todavío no nos es
bien conocido el desarrollo de lo cerómica exciso, tenido en infi _
nidad de cosos, siempre que aparece fuera de lo Alemania meridional, como espécimen característico de lo cultura de los Tú (131 M. AlMAGRO BASCH: "Lo Espoña de los invas iones c~ lticas" . p6g. 3
y siguient es del vol . 11 del tomo 1 "España protohjst~ico" de la "Historio de
Espoíio" dirigido por Ramón Menéndez Pidol, Modrid, 1952.
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14
A. DEL CAST ILLO
mulos y de lo Edad del Bronce, lo cua l es un error que conduce
o fuertes equivocaciones al dasificor e tnogrófica y cronológico*
mente los yacim ientos" (14). Suscribo estas palabras de quien
con tonto afón y provecho viene estudiando desde largos años 10
Ilomada cultura holls tótti co en cuento o la cerám ico tumulor se
refi ere, pero no podría hacerlo en lo que concierne o lo cerámico
excisa centroespañola ligado a l vaso campaniforme t ipo Ciempozuelas, que no puede colocarse en modo olguno en la época hallstó ttica tal como tendríamos que reconocerlo si aceptósemos los
¡deos de Almagro. Pa ro mí lo cerómico exciso de la clase que nos
ocupa es distinto y anterior a esto otro re lacionado con lo cu lturo
de los túmu los y de los cam pos de urnas, c uyo dosificación escapa
por comple to o lo finalidad de nuestro estudio.
Diferente puede ser el coso de lo ceróm ica exciso del cen t ro de
Froncia, como lo del departamento de lo Lozere, cuyo entronque
con el voso campaniforme del occidente de Al eman ia parece asegurado por lo presencio del sis tema decora tivo, en. el cual figuran
motivos me tópicos. Pero el desarrollo o perduraci6n de lo cerá mico
exciso en el centro y sur de Francia durante el Holls tott no parece
fac tible en esto o tro del cen tro de España, por lo menos en el estado actua l de nuestros conocimientos. Tal estado de conocim iento
mejor serio decir de desconocimiento, nos impide sacar ulteriores consecuencias. Quedo cloro, sirr embargo, lo relación entre
Ciempozuelos y lo copo -1 de Somoen en el sen tido de dependencia
de lo segundo respecto o lo primero, lo que o su vez sign ifico independencia de lo cerámico excisa de lo capa - 1 de Somaén con
referencia o lo invasión celti ca o celta -ilírico de los campos de
urnas, o lo qu e hoy que atribuir, como por otro porte propane
Almagro, lo cerá mico exciso de los ci tados es taciones asignables
o lo epoca holl s tá ttica, toles como Roquizol del Rullo, El Redal,
Los Cago tos, e tc. Ignoramos lo relación que entre ambos puedo
exis tir, lo mi smo que lo que pudiera establecerse entre cier tos
tormos simi lares del centro de España y Francia, como lo de ba rreño o plato cónico hondo, que en Espoño suele es tor decorado,
por ejemplo en el Arenero de Proena, con lo técnico ll amado
del Boquique, secuencio probable del puntillado del vaso campa niforme. Ignoramos sobre todo qué nexo o parentesco puedo existir
( 14)
M . ALMAGRO: Op. d i ., pOgs . 12 y 121.
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LA CUEVA
m:
LA MORA (SO~ I AEN)
15
entre lo primero cerámico excisa que contiene el nivel -1 de lo
cueva de Somaén y lo clásico cerámico exciso de l occidente de
Alemania, cen t ro y sur de Francio, que bien pudiera ser más estrecho y trascendental de lo que hoy pudiésemos sospecha r. Por
todo ello no podemos socar, de momento, más consecuencias que
los propues tos.
Capa media o - II.-Todavía es más desconsolador poro lo
sucesión de los foses del vaso campaniforme, tal como proponíamos Bosch Gimpera y yo, lo realidad de lo copa med io o - 11 . La
ceróm ica de es te nivel no tiene re loción, directo por lo menos, con
el vaso campani forme, n i siquiera con la cerámico exciso de lo
copa - 1. Pertenece 01 ambien t e de los campos de urnas y no podemos tomarlo en consideración poro establecer, como equ ivocada mente hicimos, cualquie r comparación con el vaso campaniforme.
No insistimos, pues, sobre este ex tremo.
Capa superior o - III.-Con mayor mo t ivo el material de lo
copo superior o - 11 1, que in t ereso 01 mundo hallstáttico. Ambos
copas pueden servi r para el estud io de esto época, que no es de
nuestro especialidad y que ha sido examinado en detalle por Bosch
Gimpero, el propio Almagro, MoluQuer y otros.
V.-CRONOLOG IA
Si admitimos que lo cerámico de lo copo inferior o -1 de lo
cueva de Somaén es consecuencia del vaso campaniforme tipo
Ciempozuelos, establecemos uno diferencio =ronológica entre Ciempozuelos y Somaén o favor de lo primero . Con ello cae por su base
lo cronología relativo que Bosch y yo propusi mos poro Ciempozue los opoyóndonos en aquel nive l del Somoén . Por otro lodo, si ocep0
mas los ideos de Almagro sobre 1 cerámico excisa, que t áci tamente
comprenden la de esto copo - 1 en lo culturo de los urnas, pues to
que incluye en dicha cultura lo cerámica exciso si n excepción, de
los alrededores de Madrid, de lo cual bueno porte de lo de Somaén
no se diferencio, situaríamos lo copo inferior o -1 de Somoén en el
Hallsta tt C-O, esto es, en tre el 800 y el 600 . Tal cronolog ía resulto
e todos luces insosten ible, máx ime teniendo en cuen ta que este
nivel sum inis tro, como sobemos, un vaso campaniforme muy cercano en esti lo y por tonto en t iem po de los vasos de lo necrópol is
de Ciempozuelos.
Carecemos de térmi nos sól idos de referencia y comparación
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A. DEL CAST ILLO
pora fechor exoctamen te esta cerómico. A título provisional de
ensayo podríamos si tuarlo, en su comienzo por lo menos, dentro
del Bronce Inicial europeo, esto es, entre el 1850 y el 1600. En
todo coso, si los niveles de lo CuevQ de la Moro, de Somoén, no nos
engañon, tiene que ser anterior 01 Hallstott representodo en los
copos -11 y -11 1. Yo hemos ind icado que serío factible establecer
estilísticomente, Q falto de elementos más firmes, una sucesión
de esto primero cerámica excisa . Pero no cabe hacerlo aquí . Dos
motivos nos inducen a nuestra sospecha. Por uno porte su cercanía
al vaso campaniforme, tan to del tipo Ciempozuelos o continen tal,
como del cos tero, un fragmento del cuol aparece en El Rebollor,
estación hermano de la cueva de Somoén . Por otra porte lo misma
cronología, poco firme ciertamente, de la cerómico excisa tu mular que, como es sabido, se desarrollo sobre todo en el Bronce
Medio y Final europeos y que no parece entrar en lo península
hasta un momen to avanzado de la época del Hollstott. No podríamos hacer llegar el vaso campaniforme, ni siqu iera en sus ultimas
manifestaciones, hasta los siglos V III y VII en que en Andalucía
florecen las colonizaciones, ni separar esta primera cerómico excisa
del vaso campan iforme t ipo Ciempozuelos con el cua l estó ínti mamente relacionada.
Paro term inar. Es posible que la capa inferior o - 1 de la cueva
de Somaén debo ser utilizada en conexión con un momento muy
avanzado del vaso campaniforme en general. No en todo coso,
conforme lo habíamos hecho, como punto de apoyo paro el establecimiento de fases en su pleno desarrollo, no sirviendo la copa
-1 1 para nada que 01 vaso campaniforme se refiera concretamente,
ya que, 01 igua l que ro capa -111, debe caer dentro de lo época llamada hall st6ttica.
Ahora no nos queda sino esperar que Cerralba dejase testigo en
la cuevo y puedan comprobarse las capas que señala y han motivado el presente estudio.
-150_
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CASTlLLO._ La Cll eva d. $orn oen.
Cll evo de La Moro ($o rn aé n ).- CerÓmica del nivel in lena.- f- II .
IT. ligeramente reducido ).
LAM. I
[page-n-152]
CASTILLO._La
CII ~ Ya
LAM. 11
dc Som ..e n.
CU CYO el. Lo Ma ro (Sama i n).-Cerómicos de los
y superior (_111). nums. 3,4 y 5.
n;vel ~
medio (- II). num o 1 y 2,
[page-n-153]
ALBERTO DEL CASTILLO
m81'Rloul
La!> tre!> capa!> de la cueva de la Mora
de 50maén (50ria)
l.- LA CUEVA DE LA MORA DE SOMAEN y SUS
N IVELES, SEGUN CERRALBO
Poco antes de terminar lo primero década de este siglo, . el Marqués de Cerrolbo dió noticio de lo existencia de lo cueva de Somoén,
en cuyo excavación pudo observar tres niveles o copos dis tin tos (1 l.
Me place dedicar este traba jo o lo revisión de los famosos copos,
brindóndolo o lo memoria del que fué mi adm irado y querido amigo
don Isidro Ballester, en el homenaje que en este volumen ton merecidamen te se le t ributo .
Trótose de uno cueva de grandes dimensiones, con numerosas
galerías y simas, situada en lo cuenco del Alto Jalón, perteneciente
o lo villa de Somoén, en lo provincia de Sorio. El autor describe lo
gran cómo ro de lo cueva y dice que en lo mismo "óbrese O lo izquierdo amplio y originolísimo portado conduciendo o otro extenso
sa lón, que, por ser el mós inmediato o lo boca de 10 cueva, y de
proporciones mós ocomadodos, escogerían poro su viviendo los trogledi tos". En dicho lugar holló " res tos, en mu lti tud, de precioso y
estimodísimo cerómico, que, entre los originarios, no dudo logre
de los primeros lugares por 10 artístico . Su técnico es igual en un
todo o lo célebre de Ciempozuelos; su rorezo del yeso incrustante
en lo ornamentación, también se repite en lo de Somaén, aunque
como excepciones, pero bastantes o concordar el procedimien to,
11) E. DE AGUILERA y GAMBOA, MARQUES DE CERRALBO: "El Alto
Jol6n. Descubrimientos Arqueológicos", Madrid, 1909, con ilustraciones; pógi_
nos 26_36.
-
135 _
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2
A. DEL CASTI LLO
a sí como lo moterio, que es arcillo, con los habitua les primitivas
impurezas que interiormente la mezclan con gronos de sílice y
cristales de mi ca , tal vez in tencionadamente poro dar cohesión 01
borro; t ienen también lo mismo finura en el aspecto ex terior de
su posto, su leve espesor, y a un en su gran sencillez de lineas don
en variados ... "
En cua nto 01 color del barro que "ounque negros son todos,
llegan a ma t ices roj izos en algunos pun tos exte riores, jamás en el
interior" . Respecto a la ornamentación "es inciso, con extraordi naria limpieza y a rte, has ta en los bordes internos". " Las formas
-añode- fócil mente se adivinon, aunque no logré sino pedazos,
que persuaden se hermanaban con los de Ciem pozuelos, pues co ti nos, vasi jas otu liponodos y cuencos serian los vasos de Somoén" .
Poro Cerrolbo los vasi jas de Ciempozuelos, por su mayor riquezo
decorativo, son hijos de los de Somoén. " Lo decoración de éstos
- escribe refiriéndose o los de la cueva excavado por él- se con t inúan en aquellos, pertenecen a la mismo escuela, y los hollados
por mi lo presen tan como de lo mós rico y variado de este t ipo,
pues aun cerróndose en una ornamen tación geométrico, casi si n
abandonar los m inúscul as líneas rectos, quebróndose en multipli cadas zig -zog de ángu los, y en t re cuadrícu las inf initos, no aplicaron
lo curvo, pues en este coso no lo es uno recto que circuye un objeto
circular".
Cerralbo no hablaba de memoria ni por referencias. Había intervenido en los hallazgos de Ciempozuelas y poseía térm inos visuales de comparación, si bien lo es tableciese ton a lo ligera, por
desgracia nues tro . ¿Empl eó lo mismo ligereza al morcar los tres
copas en cuestión? Veamos lo que a este propósito escribe.
" En aquella gran es tancia de lo caverna de Somoén, hice extensos y profundos excavaciones, que me permitie ron apreciar datos
muy im portan tes. Boja uno capo de tierra que in troduj ese lo fre cuencia de los hombres en aque l lugar, y par sig los, hollé un bó rbaro
enlosado, que iba con bastante declive o conclu ir en lo colosa l y
peñascoso entrado y gigan t esco salón antes descri to. Ba jo esos lan chas de calizo y toba, hice cavar hasta el fondo, dando con el prim itivo suelo en la nativo piedra. Emprendido [o excavación can todo
cuidado, poro que en lo trinchero se notasen los varios horizontes,
pude apreciar cómo dos que semejaban reproduci r la Singularidad
de Altamira, es decir, que los hallazgos mós artísticos, mejor 10bradas y de técnico t ípico, se descubrieron en el piso mós antiguo
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LA CUEVA D I~ LA l\·fORA ( SO:\IAEN)
3
(- 1, decimos nosotros), y que el su perior (- 11) diese uno cerómico
de los mismos tradi ciones, pero grosero en su pos ta, bórboro
su dibujo, torpe su e jecución, como si por decadente resu ltara, y,
sin embargo, mós moderna que lo anterior; y aun otro tercer hori zonte (-111) se descubría sobre el enlosado y en él lo cerómico
resulto negro, de lo labor mós rudo y sin vestigios de adorno".
Cerrolbo se preocupó mós de demostrar lo tesis preestablecido
de lo decadencia cultural en lo sucesión de los niveles y de lo asignación o los iberos de lo cerómico, que del estudio del propio
material. Lo consecuencia que extrae de la excavaci6n y existencia
de los tres n iveles es que "Ios trogloditas del Jalón llegaron con
algún arte, con aspecto de civilizados, y que el país agreste y la
salva je vida del que llega o reducirse o nocturno caverna, yola
cazo por recurso, yola guerra por vocación, va perdiendo todo
ideo de lo superfluo, poro sólo dedicarse o lo necesario" .
¿Holló en los copas - 1 Y -11 cerómica sin decorar? Nada sa!Jemos.
De hallazgos de otro clase sólo cito "en lo copo superior, es decir,
lo neolítico mós moderno", un ani llo grande de cobre o bronce.
Para él, como decíamos, la cerómica de lo capo más profundo
(-1), es ibérico, contradiciendo o Bansor que cree céltico lo del vaso
campaniforme de Carmana (2). Se habían descubierto en tonces yo
PalmeJla, el catino de Burujón y el vaso de Talavera precisamente
de su propiedad . Según Cerrolbo, Jo cerómico de Somoén "fué por
targuísimos años troglodita, y esto condición pudiera darlo como
originadora de cuantos semejantes fueron hollados en España" . En
su prurito de hacer de Somaén algo osi como el centro del mundo de
aquella época insiste en lo superioridad de lo cerómica de lo
copa - 1 sobre lo de Ciempozuelas cuando escribe que "se advierte
ser de los mós a r tíst icos y variados, de cuantas de este tipo se
han descubierto, aventajando en riqueza ornamen tal o lo de Ciem pozuelos". Lóstimo que no matizósemas mejor es to comparación
que incluye tócitamente uno distinción en t re lo ceróm ica de ambos
estaciones o diferencio de lo igua ldad absoluto que hemos visto
lo asigno en otros ocasiones.
Todo esto en cuanto o lo publicación en cuestión . Por otro
porte, gracias a lo amabilidad de lo Directora del Museo Cerrolbo,
doña Consuelo Sanz-Postor de Piéra la, he podido últimamente con -
(2) G. SONSOR: " l es coloni es ogrlcoles pré-romoJnes de lo voUót' dl.l Béti$",
Revue Arckéologique, t. XXXV, Porís, 1899.
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4
A. DEL CASTILLO
sul tor el original inédito Páginas de lo H istor io Pa tria, de l propio
Marqués de Cerro Iba, que guarda dicho Museo. El volumen II llevo
el t ítulo de Neolíticos y en el m ismo describe la "Cueva de la Moro".
que tal resu lto ser Jo denomi nación de lo de Somoén. En el original
mecanografiado se especificon ciertos detalles que no conston en el
mencionado publicado estudio. Así sobemos que el nivel superior
(-1 11 ) medío 0'30 m. de espesor y que su cerámico ero tosco, pero
no "sin vestigio de adorno" sino que estó decorado con cordones
e n relieve y que es de color pardusco y de paredes gruesos. Que lo
del nivel med io (-11), que va hasta los 0'50 m . es de " color pardo
c rudo, m6s salpicada de granitos de s íl ice y m ico" y es tó decorada
con incisiones pro fundos. Insiste en su adscripción o las especie~
del vaso campaniforme en una fose degenerado. En cuan to o lo cerómica del n ivel inferior (- 1) lo describe como de "color negro, posta
fino pero con más impurezas de mico, o veces brillante y en mayor
número en su in terior". Sus formas "se hermanan con los de Ciempozuelos, pues serian también platos, vasi jas a tuliponodos y cotinos" . También 10 decoración es " compañero de Ciem pozuelos". Es
" incisa y geomé trico, siem pre cerrada en lineas rectos, a unque mi núsculos y voriodísi mas, que se quiebran en óngulos en mu lt ipli cados zig -zag y cuadrícu las si n número, no aplicando jomós los
líneas curvos".
II .- FALSA INT ERPRETACION DE LOS NIVELES
Cuando en 1928 publiqué mi primer estudio genera l de 10
culturo del vaso cam pan iforme (3), formé con lo cueva de Somaén
el Grupo del Sistema Ibérica Central , en el que inclu í los dos vasos
o u rnas de Molino de Garay y los fragmentos incisos de lo Cueva
Superior de lo Miel, de Prodi1lo, en lo provincia de Log roño. Yo
ve! emos cómo tiene la ceróm ico de estos últimas estaciones cierto
relación indi recto con los mo tivos de las especies de l vaso campan ifo rme. Por su porte, Bosch Gimpera, cuatro años después, tomaba
asimismo la cerómico de Somoén como tipico del vaso campaniforme, haciéndolo llegar igualmente has ta Logroño (4).
A. DEL CASTilLO YURRJTA: "lo ( uhura del vaso campaniforme.
19 28, pógs. 51-59, 16ms. XXV I,
XXX_XXX IV.
(4) P. BQSCH GIMPERA; " El nolegia de lo Penrnsula Ibérica", Borcelono,
1932, p6g. 11.
(3)
(Su origen V e",ten$;6n en Europa)", Borcelono,
-
138 -
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LA CUEVA DE LA MORA (SOMAEN)
5
En un estudio poster ior m ío (5) y ta m bién en e l capitulo correspondiente o estos ma terias en lo Historio de España que dirige
don Ramón Menéndez Pidol (6), conservé e l m ismo g rupo del 5:s·
temo Ibérico Central, si bien const ituido por los estaciones sorianos
de lo Cueva de Somoén y Vi llar del Campo, dado esto ú ltimo O
conocer por Mor t inez Son to-Olollo (7), descartando, s igu iendo
o este autor, los de Molino de Goroy y lo logroñesa Cueva de lo
Peño de lo Mie l, que relacionábamos con lo invasión cél t ica proceden te, probablem en te, de t ierras renanas.
En a m bos traba jos míos por un igua l recordóbomos lo existen cia de los tres niveles observados por Cerro!bo en lo Cueva de lo
Maro de Somoén . Sigu iendo su descripción aceptábamos como pertenecien tes directo o indirecta men te o las especies del vaso campan iform e los fragm entos ha llados e n los copas - 1 y - 11. "Lo importancia del hecho de lo exis tencia de dos niveles disti ntos con vaso
campan iforme distin to --deciamos entonces- salto a lo visto". Y
añadíamos: "demuestro rea lmen te no sólo la pluralidad de estilos
dentro del vaso campaniforme y lo sucesión de los mismos, sino 10
duración en un punto determ inado de lo cu lturo de que trotomos.
Cabe estudior ahora qué vasos o especies pertenecen o uno de los
estilos y etapos en los dist intos grupos hispánicos, traba jo éste que
se hallo por hacer". Y todavio insist íamos m ás adelante en lo im por_
ta ncia de lo Cueva de lo Moro, de Somaén, asegurando que m erecía
" nuest ro m ayor atención desde todos los puntos de vis ta. El estudio
m inucioso de su est ratig raf ía y de los fragmentos ho llados en codo
uno de los copas con vaso campan iforme, puede ser lo clave q ue nos
aclare muchos de los pun tos oscuros que en el desarrollo de nuest ro
cu ltura existen en lo actualidad" (8).
Basándose en este o rden de cosos estableció Bosch Gimpero su
sistem a de fases sucesivos de vaso campani fo rme (9), s ist ema coin -
(5) A. DEL CAST ILLO: "Cronología de lo cult u ro del vaso campaniforme
en lo Península Ibérico", Archivo Español de Arqueología, \ . XVI, numo 53, Ma_
drid, 1943, p6gs. 403-406.
(6) A. DEL CASTILLO: "El Neoeneolítico" , en vol 1, por te IV, del t . I "Españo Pr ehistÓt'ico", de lo " Histor io de España", dírigida ~ R. Menéndez: Pido!.
Modrid, 1947, p6gs. 624_626.
01 J . MART1NEZ SANTA_OLALLA: "Cerómico incisa y cerómico de lo
culturo del voso campa niforme en Costilla lo Viejo y Asturias", AnlKlrio de
Prehistoria Modrllef'lo, vol. l. Modrld, 1930, p6gs. 109_111 , 1
6m. IX.
(S, A. DEL CASTILLO: Op. d i. en noto 5. p6gs. 104-405.
(9)
P. SOSCH GIMPERA: "The Iypes ond chronology of Weslern Europeo n
beokers", Mon, vol. XL, 1940.
-
139 -
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6
A. DEL CASTILLO
ciden te con el que yo por mi por te había ido cons truyendo, coinci·
dencia Que no puede e xtrañor puesto que tenía el común fundamento
de los dos capas inferiores de lo cueva soriano en cuestión . El Morqués de Cerrolbo por mi mediación indujo o error o Bosch Gimpera,
sufriendo yo también el mismo despis te. " Especial interés --d ice
Bosch- t iene la estratigrafio de la cuevo de Somoén en el es te de
Cos til lo (provincia de Saria: en el valle del Jolón, cam ino natural o
trovés de lo cordillera Ibérica hacia Arogón, Cataluña y Valencia) .
A II ¡ aparece e l primer estilo en el estrato mós hondo. El segundo
estilo, evolución con menos pura interpretación de los motivos pre cedentes, predomino en la copo media, mientras en lo superior 1
0
cerómico es li so, de corócter de transición o lo del Argor, asociado o
uno hacha plano de bronce" (10).
Con independencia o las conclusiones prócticamen te comunes
de Bosch Gimpero y mios, Martinez Sonta-Ola lla había establecido
par otro lodo, fi jóndose especialmente en la formo de los fondos de
los vasos, un desarrollo del vaso campaniforme expresado también
en foses ( 11). Su sucesión ero o lo inverso, pero ello no hoce aquí 01
coso, móxime habido cuen to de que luego lo ha rectificado . Pero me
intereso hacer constar en honor a lo verdad que has ta mucho tiem po después de aparecidos los mencionados ~'i tudios ignoré en absoluto lo exis tencia del trabajo de Martinez San to-Olallo y 1 m ismo le
0
sucedió, según mani fes tación particu la r propio, O Bosch Gim pera.
Me in tereso hacer consta r, digo, este hecho por cuanto tué pública mente interpre tado por el eminente arqueólogo en un sen tido muy
dis tinto o la realidad. Mas estos son cosos que pertenecen al posado
y a llí deben quedar arrinconados poro olvidados.
No ero cu lpable de lo que Mortínez San to-Olollo me achacaba,
puesto que no ren ío en tonces not icio del resultado de sus invest iga ciones, pero en cambio lo ero sin proponérmelo del error de mi an tiguo maes t ro por precipi tación en expone r t!1 panorama de lo cueva
de Somaén . Como no c reo que deshonre confesor noblemen te los
pro pios debil idades, confieso que, ante las dificultades por examinar
en aquel momento de cerco el materia l de lo cueva en cuestión, me
contenté con lo descr ipción del Marqués de Cerrolbo y con el estudio
(101 Ibid . pÓgs. 6 y siguienles.
(111 J . MARTINEZ SANTA-OLAlLA: "Origen y crooologfo del \'050 compon lforme" , AclO$ y MemoriO$ de lo Sociedad Espoñolo de Anl rOpOlogio, Elnogrofio y Prehistorio, XIV, Moorid, 1935, p6gs. 257-2 59.
-
1",,0-
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LA CUEVA DE LA MORA ( SO~ IAEN)
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de los fragmentos en las láminas de la publicación de referencia, mós
que defectuosas por cierto. Y de aquí procede el entuerto. Mas siendo
de prudentes rectificar, lo hago gustosamente, no tonto por enmendar un yerro propio cuanto poro no inducir o otros en nuevos errores.
III.-LA REALIDAD DE LAS TRES CAPAS
DE LA CUEVA DE SOMAEN
He tenido recien temente oportunidad de examinar en porte el
moterial cerámico de lo Cueva de lo Moro que, de lo colección Cerralbo fué o poror 01 Museo Arqueológico Nocional. Lo que otrora
no me fué posible hacer, y no por fal ta de empeño, he podido
rea lizarlo parcialmen te ahora. Pecaría de ingrato si no hiciese constar mi reconocimiento por los facilidades que me han sido dados
por lo Dirección y personal de dicho Museo, dentro de lo medido de
los circunstancias que atraviesa. Ahora sé lo que contienen los
copos de lo cueva de Somaén. Pocos sorpresas mayores he tenido
en mi vida de investigador.
Debo manifestar en primer lugar que los fragmentos no llevan
indicación alguno de lo pertenencia a uno de los tres niveles señalados por Cerrolbo. Hoy ton sólo lo asignación general de proce·
dencia, Somoén, y el número correspondiente a codo uno de los
fragmentos . Poro su adscripción o los estratos en cuestián tenemos
que recurrir o 10 descripción del autor, tonto en su citada publicación
como en el aludido texto inédito. Los fotografías de este último son
más servibl es que los malos reproducciones de los mi smos que en
fotograbado figuran en aquello (12) .
Cierto que no he podido estudiar todo el material. Parte de él
estó todavía encajonado en el Museo Arqueal6gica Nocional. Seguromente no ha de tardar en ser puesto al alcance de los investigadores. Pero lo que me ha sido posible tener en mono es lo sufi cientemente elocuente poro hacerse ideo del conjun to.
Cabe hacer uno primero pregunto. ¿Existieron realmen te en lo
Cueva de lo Moro los tres copos de que nos hablo Cerrolbo? Dado lo
época en que se realizó lo excavación lo observación es obligado.
Tampoco el ilustre estudiosa operaba con lo metodología actual. A
pesar de ello no consideramos prudente borrar lo que entonces se
onot6. Con estos salvedades admitiremos los tres niveles en cuestión.
Veamos ahora cuál es su realidad.
(12)
E. AGUILERA y GAMBOA: Op. cit. en nota 1, pilgs. 30, 33 y 35.
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A. DEI.. CAST ILLO
Capa inferior o - l. (Lóm ina I) .- Los fragmentos hallados en
la copo inferior, más profunda, o - 1, pertenecen o cuencos (lámino
dicho, números 2 y 6) y cazuelos (lo mismo lámino, número 1, 3
y 4) . Por excepción uno, o mejor di cho dos juntos de ellos, señalon
un voso campan iforme (lá mina citado, número 7) . Lo pos to es de
color gris O pardo negruzco, con poco m ica, muy compacta y de excelente cocnU(a , Algunos son pardos mós claros. Alguna vez lo coro
exterior es negruzco y lo interior pardusca. El pulimento es gene-
ral. Muy poco frecuente lo pas to blanco. El grosor corrien t e de los
paredes es de 0'005 m.
La decoración es rico, si bien los motivos se reducen o muy
pocos. El principal lo constituyen zonas de tineas horizontales paralelas, en número de una a tres, cruzadas por rayas normalmente
inclinados, formando uno especie de trama o cañamazo (figura \ ,
numeras 5, 8 y 9). A veces esta s zonas t ienen dirección alterna en
el sen tido de los rayos inclinadas. Le siguen en importancia zigzós
continuos en positivo conseguidos por el mordido del borro por
medio de uno punto o qu izá mejor por el apretado de un cuño
(figuro \ , número JI) . O tro motivo importontp. son hoyos redon dos muy juntos formando líneas (figu ro \, número \) generalmen te dob les con a lternancia de los hoyitos, lo que produce uno impres ión de zigzás en positivo (figura 1, núm ~ ro 2). En algún casa
lo alternancia se hoce mon ta ndo los hoyos de uno línea sobre los
de lo cont iguo, form a ndo uno o manero de cadenilla (figura 1, número 3) . Motivo pri ncipal san también g rupos de líneas horizon tales paralelas en número hasta de uno doceno.
De empleo secundario son estas mismos líneas horizontales
pO/alelas en número de dos o tres paro sepa rar zonas principales
(figuro J, número 4 ). Digno de tenerse en cuen ta es la alternancia
de rayitas verti ca les produciendo sensación de zigzós o mejor mean dros en posi tivo (figuro 1, número 6). Motivos secundarios son a s imismo las líneos de óngulos verticales; los de t riángulos o á ngulos
abiertos, rell enos con rayitas verticales (figuro J, número J3 ), los
líneas de trióngulos resultantes del mord ido del borro con uno punto
(figura J, número 10) y los líneas horizontales sencillas atravesados
de royitas verticales, a modo de espino (figura J, número 7) .
Hoy que señala r lo fre cuencia de decoración en lo porte superior de lo coro in terno de los cuencos y cazuelas. Aunque en algún
coso se repiten mot ivos de la coro exterior, lo general son líneas
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LA CUEVA DE LA MOItA (SOMAEN)
1 II 11
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Fig, l,-._Cu uo de La Mara (Somoen},-Principales motivos decorotivos de lo cerómico de lo copo inferior (-1},
,1.1.1.1.1,1. '
3
FíO _ 2,"-C ucva de la Mara (Somoen},-Prindpoles motivos decorotivos de lo copo
medio (.1 1),
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1~
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A. DEL CASTILLO
porolelos en zigzós, comunmente cinco en número (lámina " número 2; figura \, número 12) .
El procedimiento es siempre lo líneo liso, sin que exista ,en
absoluto el puntillado. La incisión es profundo, dóndose clara asimismo lo excisión,
Los zonas con sus motivos principales y secundarios se suceden
sin inlerrupcción hasta el limite del campo de decoración , Por
excepción en algún coso se emplean zonas estrechas de lo superficie del vaso.
Los fragmentos identificables como cuencos dejan entrever lo
dllcoroción de los fondos, que es cruci forme. Así, pues, los paredes
hasta determinado altura, que podemos calcular en su tercio su perior, los fondos y lo parte cercano 01 borde en los in teriores son
ob jeto de decoración en estas vasijas.
En cuan ta a l fragmenta (me jor das fragme ntas unidos cama
hemos dicha) de vaso campaniforme (I á mino 1, número 7) es de
barra de sim ilares características, diferentes sólo en el calar pardo,
más cla ra que de costumbre . Pertenecen a l fonda, que es plana
("Ofl paredes abiertos, indicando una panza redondeada . Lo superficie piona del fondo está exento de decorocián . Pues ta el fondo
boca arribo se ve el circulo a disco del mismo limitado par dos
circunferencias, uno de paralelos formados por royitos oblicuas
en uno mismo direccián y otra de estos mismos royitas oblicuos
e..., doble lineo convergente (figuro 1, número 14), marco inferior
del mo tivo principal de lo zona constituido por tres lineas paralelos de zigzás (figuro 1, número 15). Lo técnico es lo incisión .
Otra línea de royitos formo el marco de lo zona en lo porte superior.
Cupa media o -11. (Lámina 11 , números 1 y 2) .-EI panorama
cambia clarísimomente en lo segunda copo o - 11 . Los frag mentos
que hemos tenido ocasión de estudiar pertenecen a vasijas de
gra n tamaño. No podemos referirlos o formas de terminadas, aunque probablemente, algunos por lo menos, pa rezcan per tenecer o
tinajas o urnas. Son de borro pardusco o negruzco, mol cocido, sin
pu limento, de notable grosor, (0'008 m . térmi no medio). Los
mo~¡vas decorativos son dis tintos tambié n. El mós frecuen te
casi general, son las bandas en zigzós de la superficie de l vaso,
rpHenondo los tri ángulos resultantes con royos incisos de ancho
y profundo surca, que pueden ser verticales u oblicuos (figuro 2 ,
número 5) . Este es osi mismo el rellena entre las citados bandos.
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LA CU IWA 01-: LA MOHA (SO~ I A¡';N)
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Lo decoración termino en este coso, tras lo segunda banda, en
cf'ligantes formados por rayi tos verticales, esto es por el mismo
mot ivo que rellena el espacio entre dos bandas., pero que oqui
queda colgante constituyendo un o modo de fl eco que cierra el
..::ampo decorado (figuro 2, número 5). Encabezan la decoración
(hacia el barde por lo tanto), motivos de otro tipo. En una ocasión dos líneas para lelas formodas de medios círcu los profundos,
motivo que podríamos denominar de "acueducto" (figura 2, nú mero 5). En otra ~casión se t rota de líneas verticales, también
anchas y hondas, a lte rnando las de la zona superior con las de
lo inferior (figuro 2, número 1) .
Otro sistema lo ofre cen bandas de lo superficie del vaso, en marcadas por ángulos con los vérti ces hacia fuero y correspon clientes los de ambos lados o marcos, es decir, el superior y el
ir,ierior (figuro 2, número 4). El espacio interior se relleno en
ot ras ocasiones con un entrecruzado de líneas oblicuas en ambas
d'r"!cciones (figura 2, número 3). A su vez, ambas zonas, se a lternan (Ióm ina 11 , número 2).
Ol ros motivos son los triángu los ba jo el labio del borde, rellenos de royos ob licuas, sin que exista otro elemento decorat ivo en
estos cosos (figura 2, número 2) .
No cabe pensar, como lo hizo literariamente el Marqués de
Cerralbo, en una degeneración de la cerómica de lo capo anterior.
~e trota de un mundo nuevo, que tiene sus inmediatos paralelos
en ciertos ejemplares del nivel inferior de Numancio, en el cercano
Molino de Garay y también en las cuevas burgalesas.
No podríamos negar, sin embargo, cierto dependencia en muchos de los motivos respecto a los del ámbi to del vaso campan iforme. Prueba de ello es que las urnas del Molino de Garay fue~
ron inC"luídas dentro de aquel ambiente ornamen tal. El problema
escapo, no obstante, del objeto del presente traba jo, ya que fuera
dI;' e!tas coincidencias o supervivencias, tocio 10 demás, esto es,
barro, forma y tamaño, son extrañas a las especies del vaso campa"iforme y tampoco podríamos afirmar ni mucho menos que la
dependencia se hubiese establecido en e l sue lo hi spánico.
Capa supe rior o -111. (Lám ina 11 , números 3, 4 y 5) .- EI panorama vuelve a alterarse en la capa superior o - 111. Los fragmentos pertenecen también a vasijas grandes de cuellp rela t ivamente alto, mós o menos caído, y panza abultada. Son de barro
tosco, con mucha mica, de colar pardusco o negruzca, negro en
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A. DEL CASTILLO
lo coro interior. El grosor medio de los pa redes es de 0'0 1 m. Po*
recen tener engobe y en todo coso cuenton con pu limen to tosco. Uno
de ellos, pe rtenecien te tol vez a uno vosij;J hondo, muestro mamelones espaciados bo jo el borde. En o tro el borde es ondu lado,
recordando los urnas del Castejón de Arguedos, en Novorro.
Ta l es lo que don las famosos t res copos de lo cueva de 50moén. Veamos ahoro cuól es su posible asignación y qué consecuencias pueden sacarse de lo misma.
IV.-IDENTIF ICACION DEL MATER IAL DE LOS T RES NIVELES
Capo inferior o -I,-Cerralbo aseguro lo identidad absoluto
de los muestras de la copa infer ior o - 1 con los de Ciempozuelos.
Tal iden tidad no existe. Se reduce o una sim ilitud en ciertos casos,
sobre todo en el fondo del vaso campa niforme, que aun así y todo
es plano y presento además el motivo de rayitas en los líneas que
enmarca el principal del zigzás, que no hollamos en Ciempozuelos,
aunque sí los zigzás, ton caract erísticos en aqu ello necrópolis.
El enlace con Ciempozuelos lo ofrecen los líneas para lelas de
zigzás de este vaso y de los coros interiores bajo los bordes de los
cuencos y cazuelas, ornamentacián que se do exactamente en lo
refe rido necrópoli s.
Similares son asimismo lo calidad, el color y el pulimen to del
borro. Todo lo demós cae dentro de un ambien te distin to, del de
la incipiente cerámico excisa y tiene sus parale los mós próximos
en los num erosos estaciones de lo misma provincia de Soria, to les
como El Atalayo, Montuenga y Vi llar del Campo, y de lo provincia
de Guadalojora, así El Rebollar y Angui ta, a lguno de las cuales
por lo menos, concretamente El Atalayo, ha suministrado ademas
muestras idénticas o los de lo segundo copo o - 11 del Somoén.
Tal cerám ico con t inúo, con gran abundancia también, en la provincia de Madrid, en Las Coralinos, aquí con los conocidos ciervos
y soles incisos, y en los diversos areneros de orillas del Manzanares.
En uno palabra, todo parece indicar que los fragmen tos de este
nivel se hallan en si tuación de sucesión respecto o Ciempozuelos
y ' lo cerám ica campaniforme de este tipo. Den tro de l ámbi to de
esto primero cerámico excisa que esto copo del Somaén represento,
podrían es tablecerse diferencias estilísticos en las múlt iples estaciones con cerá mi co semejant e en el centro de España, labor que
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LA Cut-:VA DI~ LA MORA (SOMA EN)
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no vamos o realizar aquí. Lo esencial es que lo copa de referencia
n('l concuerda exactamente con Ciempozuelos y que en cambio
resulta ser preludio de la cerámica excisa. Sin embargo, el nexo
entre ambos estaciones es tan evidente que no creemos seo aventurado sospechar que la capo - 1 de Somaén derivo de Ciempozuelas.
Tal afirmación trae consigo uno consecuencia . Lo cerámica
exciso de este ti po, que cubre materialmente el suelo hispánico
desde la cuenca del Ebro o los del Duero y Tojo, no tendría, como
pretende Martín Almagro '( 13), origen ultrapirenaico sino que se
originaría en España mismo o consecuencia de lo cerámico incisa
campaniforme tipo Ciempozuelos.
En segundo lugar y relacionado con este resultado serio lo consecuencia lógico de que tal cerómica excisa no puede ser atribuido
o uno invasión céltico, como quiere el propio arqueólogo. Por el
contrario la presumible antigüedad de lo misma en el centro de
España y su abundancia, muy superior o cuanto conocemos más
olió de los Pirineos, abogan por la negación de lo idea de Al magro. Con lo invasión o invasiones célticos puede identificarse
otra clase de cerámico excisa, lo del Roquizol del Rullo, El Redal,
los Cogotas y aun parte de la que los oreneros madrileños suministran. Disiento, pues, de lo opinión de dicho prehistoriodor. Creo
que confunde o quizá mejor, engloba, la cerámico excisa de 10
culturo de los túmulos de lo Edad del Bronce, cuyo desarrollo sue le
fijarse desde el Bronce Medio europeo hasta el Hallstatt tardío,
ton abundante en el grupo occidental o renana de esta cu ltu ro, con
esto otra cerámico excisa más primitivo y en cuya decoración no
aparecen, como en la francesa (Baume l ongue y Grotte Nicolas),
meandros ni motivo alguno que nos indique un con tacto con lo
hallstó ttico. "Lo decoración excisa -dice-- en lo cerámico sólo
se usa can abundancia en la Edad del Bronce desde Alsac ia hasto
Baviera; ex tendiéndose luego en la época del Halls tatt haci a Occidente y España, donde, si n embargo, no paso lo linea del Tojo" .
Aún insiste sobre este punto cuondo escribe: "Todavío no nos es
bien conocido el desarrollo de lo cerómica exciso, tenido en infi _
nidad de cosos, siempre que aparece fuera de lo Alemania meridional, como espécimen característico de lo cultura de los Tú (131 M. AlMAGRO BASCH: "Lo Espoña de los invas iones c~ lticas" . p6g. 3
y siguient es del vol . 11 del tomo 1 "España protohjst~ico" de la "Historio de
Espoíio" dirigido por Ramón Menéndez Pidol, Modrid, 1952.
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A. DEL CAST ILLO
mulos y de lo Edad del Bronce, lo cua l es un error que conduce
o fuertes equivocaciones al dasificor e tnogrófica y cronológico*
mente los yacim ientos" (14). Suscribo estas palabras de quien
con tonto afón y provecho viene estudiando desde largos años 10
Ilomada cultura holls tótti co en cuento o la cerám ico tumulor se
refi ere, pero no podría hacerlo en lo que concierne o lo cerámico
excisa centroespañola ligado a l vaso campaniforme t ipo Ciempozuelas, que no puede colocarse en modo olguno en la época hallstó ttica tal como tendríamos que reconocerlo si aceptósemos los
¡deos de Almagro. Pa ro mí lo cerómico exciso de la clase que nos
ocupa es distinto y anterior a esto otro re lacionado con lo cu lturo
de los túmu los y de los cam pos de urnas, c uyo dosificación escapa
por comple to o lo finalidad de nuestro estudio.
Diferente puede ser el coso de lo ceróm ica exciso del cen t ro de
Froncia, como lo del departamento de lo Lozere, cuyo entronque
con el voso campaniforme del occidente de Al eman ia parece asegurado por lo presencio del sis tema decora tivo, en. el cual figuran
motivos me tópicos. Pero el desarrollo o perduraci6n de lo cerá mico
exciso en el centro y sur de Francia durante el Holls tott no parece
fac tible en esto o tro del cen tro de España, por lo menos en el estado actua l de nuestros conocimientos. Tal estado de conocim iento
mejor serio decir de desconocimiento, nos impide sacar ulteriores consecuencias. Quedo cloro, sirr embargo, lo relación entre
Ciempozuelos y lo copo -1 de Somoen en el sen tido de dependencia
de lo segundo respecto o lo primero, lo que o su vez sign ifico independencia de lo cerámico excisa de lo capa - 1 de Somaén con
referencia o lo invasión celti ca o celta -ilírico de los campos de
urnas, o lo qu e hoy que atribuir, como por otro porte propane
Almagro, lo cerá mico exciso de los ci tados es taciones asignables
o lo epoca holl s tá ttica, toles como Roquizol del Rullo, El Redal,
Los Cago tos, e tc. Ignoramos lo relación que entre ambos puedo
exis tir, lo mi smo que lo que pudiera establecerse entre cier tos
tormos simi lares del centro de España y Francia, como lo de ba rreño o plato cónico hondo, que en Espoño suele es tor decorado,
por ejemplo en el Arenero de Proena, con lo técnico ll amado
del Boquique, secuencio probable del puntillado del vaso campa niforme. Ignoramos sobre todo qué nexo o parentesco puedo existir
( 14)
M . ALMAGRO: Op. d i ., pOgs . 12 y 121.
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LA CUEVA
m:
LA MORA (SO~ I AEN)
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entre lo primero cerámico excisa que contiene el nivel -1 de lo
cueva de Somaén y lo clásico cerámico exciso de l occidente de
Alemania, cen t ro y sur de Francio, que bien pudiera ser más estrecho y trascendental de lo que hoy pudiésemos sospecha r. Por
todo ello no podemos socar, de momento, más consecuencias que
los propues tos.
Capa media o - II.-Todavía es más desconsolador poro lo
sucesión de los foses del vaso campaniforme, tal como proponíamos Bosch Gimpera y yo, lo realidad de lo copa med io o - 11 . La
ceróm ica de es te nivel no tiene re loción, directo por lo menos, con
el vaso campani forme, n i siquiera con la cerámico exciso de lo
copa - 1. Pertenece 01 ambien t e de los campos de urnas y no podemos tomarlo en consideración poro establecer, como equ ivocada mente hicimos, cualquie r comparación con el vaso campaniforme.
No insistimos, pues, sobre este ex tremo.
Capa superior o - III.-Con mayor mo t ivo el material de lo
copo superior o - 11 1, que in t ereso 01 mundo hallstáttico. Ambos
copas pueden servi r para el estud io de esto época, que no es de
nuestro especialidad y que ha sido examinado en detalle por Bosch
Gimpero, el propio Almagro, MoluQuer y otros.
V.-CRONOLOG IA
Si admitimos que lo cerámico de lo copo inferior o -1 de lo
cueva de Somaén es consecuencia del vaso campaniforme tipo
Ciempozuelos, establecemos uno diferencio =ronológica entre Ciempozuelos y Somaén o favor de lo primero . Con ello cae por su base
lo cronología relativo que Bosch y yo propusi mos poro Ciempozue los opoyóndonos en aquel nive l del Somoén . Por otro lodo, si ocep0
mas los ideos de Almagro sobre 1 cerámico excisa, que t áci tamente
comprenden la de esto copo - 1 en lo culturo de los urnas, pues to
que incluye en dicha cultura lo cerámica exciso si n excepción, de
los alrededores de Madrid, de lo cual bueno porte de lo de Somaén
no se diferencio, situaríamos lo copo inferior o -1 de Somoén en el
Hallsta tt C-O, esto es, en tre el 800 y el 600 . Tal cronolog ía resulto
e todos luces insosten ible, máx ime teniendo en cuen ta que este
nivel sum inis tro, como sobemos, un vaso campaniforme muy cercano en esti lo y por tonto en t iem po de los vasos de lo necrópol is
de Ciempozuelos.
Carecemos de térmi nos sól idos de referencia y comparación
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A. DEL CAST ILLO
pora fechor exoctamen te esta cerómico. A título provisional de
ensayo podríamos si tuarlo, en su comienzo por lo menos, dentro
del Bronce Inicial europeo, esto es, entre el 1850 y el 1600. En
todo coso, si los niveles de lo CuevQ de la Moro, de Somoén, no nos
engañon, tiene que ser anterior 01 Hallstott representodo en los
copos -11 y -11 1. Yo hemos ind icado que serío factible establecer
estilísticomente, Q falto de elementos más firmes, una sucesión
de esto primero cerámica excisa . Pero no cabe hacerlo aquí . Dos
motivos nos inducen a nuestra sospecha. Por uno porte su cercanía
al vaso campaniforme, tan to del tipo Ciempozuelos o continen tal,
como del cos tero, un fragmento del cuol aparece en El Rebollor,
estación hermano de la cueva de Somoén . Por otra porte lo misma
cronología, poco firme ciertamente, de la cerómico excisa tu mular que, como es sabido, se desarrollo sobre todo en el Bronce
Medio y Final europeos y que no parece entrar en lo península
hasta un momen to avanzado de la época del Hollstott. No podríamos hacer llegar el vaso campaniforme, ni siqu iera en sus ultimas
manifestaciones, hasta los siglos V III y VII en que en Andalucía
florecen las colonizaciones, ni separar esta primera cerómico excisa
del vaso campan iforme t ipo Ciempozuelos con el cua l estó ínti mamente relacionada.
Paro term inar. Es posible que la capa inferior o - 1 de la cueva
de Somaén debo ser utilizada en conexión con un momento muy
avanzado del vaso campaniforme en general. No en todo coso,
conforme lo habíamos hecho, como punto de apoyo paro el establecimiento de fases en su pleno desarrollo, no sirviendo la copa
-1 1 para nada que 01 vaso campaniforme se refiera concretamente,
ya que, 01 igua l que ro capa -111, debe caer dentro de lo época llamada hall st6ttica.
Ahora no nos queda sino esperar que Cerralba dejase testigo en
la cuevo y puedan comprobarse las capas que señala y han motivado el presente estudio.
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CASTlLLO._ La Cll eva d. $orn oen.
Cll evo de La Moro ($o rn aé n ).- CerÓmica del nivel in lena.- f- II .
IT. ligeramente reducido ).
LAM. I
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CASTILLO._La
CII ~ Ya
LAM. 11
dc Som ..e n.
CU CYO el. Lo Ma ro (Sama i n).-Cerómicos de los
y superior (_111). nums. 3,4 y 5.
n;vel ~
medio (- II). num o 1 y 2,
[page-n-153]