Los enterramientos de la cueva de la Torre del Mal Paso (Castelnovo, Castellón)
Francisco Jordá Cerdá
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ISSN 1989-508
FRANCISCO JORDA CERDA
(Oviedo)
Los enterramientos de la Cueva
de la Torre del Mal Paso
(Caste lnoyo· CasteJl6n de la Plana)
CONSIDERACIONES PREVIAS
En otro lugar encontraró el lector noticias y
referencio~
o los
Irabojos que en 1946 y 1947 se llevaron o cabo por el Servicio
de Investigación Prehistórico de Valencia en el despoblado ibérico de 10 Torre del Mol Poso y en lo Cueva del mismo nombre
que o lo falda del cerro, que sirve de asiento o dicho despoblado,
se encuentro (Hg. 1.- y Lom . 1) (1) . En estos lineos vamos o oCUparnos exclusivamente de los enterramientos prehistóricos encontrados en lo cueva durante aquellos trabajos, cuyos ajuares forman
un importante lote dentro de 105 materiales pertenecientes o los
e tapas que se encuadran dentro del Bronce 1, o Bronce Inicial.
Si reposamos lo bibliografía referente o este tipa de enterromi",nto en cueva, veremos que corrientemente se extiende dentro
de un oreo que comprende todo lo región volenciono y lo zona del
sudeste. El mismo tipo de enterramiento es yo en si uno oposición
o los enterramientos de tipo megolitico, que de acuerdo con los
autores se inician en nuestro Peninsulo o fines del NeaJitico español, llegando o cubrir y oun dominar uno gran porte del ter ri·
torio pe"insu1or
(1)
D. FlfTCHHt VAlLS, "la CUNa y et pablado to Torre del Mol 1'0.0
Arch ivo d~ I',eh[
pbg,no 1117
ICa.t~tnQVo.Co" ..1I6"1",
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F. JORDA CERDA
2
Esto excepción, esta diferencio fundamental en un rilO fune
roria (hoy otros, pero no es éste el lugar poro insistir acerco de
ellos) necesito un comentario previo, puesto que no podemos hablar "i situar todos estos materiales del Bronce inicial, sin hocer
.'
i •• r~t ••• \ 111.\ 1'.,"
C
.....
t.u".,,.
,
•
PI¡¡. I ._&mpluamlento de la CUI:V1l de I.f;. T orre del Mal P:a.w
(COSUOinDVo, CUtellGnl
alusión o estos diferencias radicales que encontremos entre lo re
9ión levantino y el resto de lo Península.
En primer lugar, el oreo geogrófico de los enterramientos en
cueva del Bronce Inicial se extiende poco mas o menos desde la
regiÓn del Valle bojo del Ebro hasta lo zono limítrofe entre 105
ac tuales pravincios de Almerío y Murcio, ocupando uno fajo de
tierra que olconzo los rebordes montañosos de la Meseta castellana y aún profundizo en ello posiblemente. Es esto, precisamente,
la zona libre de construcciones megaliticas. Fenómeno este harto
curioso y, por el momento, difícil de explicar. Pera que indudablemente representa una diferencio radical del ceremonial funerario,
poro justificar la cual habrá que tener en cuenta, por uno parte,
.
- -
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LA TORRE DEL MAL PASO
l
perduracian-2s culturales propias dentro de la misma reglen, por
otra, unos posibilidades generales de vido, quiza distintas de las
qU2 rei naban dentro de la zena megolitica.
Histórica y culturalmente esto zona n.o-megalítico parece ce
rresp:m!lerse, solvo pequeñas zenas, cen la región o terri torio prepie del Arte Rup-2stre Levanlino. Esta adecuación territorial podría
llevarnos o S!Jponer lo existencia de estrechas lozas culturales entre las citados pinturas y los enterramientos en cuevas del Bronce
iniciollevontina. Indiscutiblemente, lo hipótesis de trabajo que con
ella se puede formular es atray,mte y sugestivo, sobre todo teniendo en cuenta que el Arte Rupestre l evantino tiene su posición
cronológica en discusión y par lo que sabemos (2 ) no parece que
pueda haberse desarrollado dentro del llamado "Mesolitico". Pero
por el momento la escasez de datos de inves tigación, que pudieron suministrarnos algún elementa de juicio, es bien patente. Na
poseemos ninguno base en la que cimentar los necesarios relacioMes y comparaciones, que nos permito desarrolla r [o hipótesis de
lo coincidencia de los pueblos levantinos del Bronce inicial con los
que elaboraron los pinturas rup.astres 01 aire libre. Aporte de 10
c-:>inddencio de óreos sólo podemos añadir que ambos pueblos eran
cazadores e incluso hoy alguna escena en oquellas pinturas, que
podría inducirnos o sospechar ciertos conocimien tos ogricolos (3) .
Pero por el momento tene mos que contentar nos con pensar en que
toles relaciones fueron posibles, o tenor de lo que lo investigación
nos reserve .
En segundo luga r, es inleresonte hocer notor que junto o la
falta de megalitos dentro de lo región sudlevon tina, JXXIernos ob
servar uno gran pobreza de hallazgos de vaso campaniforme, lo
cual ha sido puesto de relieve por Fletcher (4) . Aunque no creemas que el vaso campani forme forme parte del movimiento cultufal que engendró las grondes constrUCCiones megolíticos y acom pañe o estos en su expansión par los ter ri to rios extrapeninsulares,
sin embargo hemos de oceptor que ambos elem~ntos son los dos
(21 Veose un IXIflderodo eSTud io de lo cuesIIOlI en L. PERICOT GARC1A ,
"Lo España PnmiTlvo" , Barcelona, 1950, pOo. 88 y u.
(31 M. ALMAGRO 8ASCH: "El covocho , on pInTuras rupn"e~ de Cogul
(Uddoj", t"5li TutO de h !udlos lIe,d.M .... , Lérldo , 1952.
M. ALMAGRO BAS:::H: "loo pinTuras fUf)eSlrH leve nUn"," , PublicGGiones de!
IV Congreso InlernGGionol de Ciencio. PrehIstóricos y Proloh J
Slórieos, Madrid,
t954.
{4} D. FLETCHER VAlLS : "La cQVQdm ~~ukroJ de 1 ladeUI de! Cost,JJo
0
(Chivo)" , Archivo de P' eh1
5lorJa Ll"Vanlir"IQ, VI, Valencia, 1951 , póg. 13 .
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f. JORDA CERDA
exponentes de un gran movimien to cultural de los pueblos hispO·
nicos, que si bien originados posiblemente con absoluto independencia, nos demuestran la actividad creodera de nuestro Pen¡nsula durante.el Bronce inicial, actividad que tiene cama acicate
las influencias provenien tes del Mediterrónea, tonto de los islas,
cemo de las regiones continentales, en especial, mesopotómicas,
sin que sean despreciables los egipcios. Las relaciones con todo
este mundo oriental son muchas y muy diversos. Tanto las series
de puntas de flecha, como tos grandes cuchillas rituales, objetos
de adarno, tipos cerómicos, idoJos aculados, etc., demuestran unas
cloros aportaciones del gran foca cul tu ral de Orien te, ya que todos esos datas nos demuestron amplios contactas con aquellos
poises que facilitaran la adopción de Jos distintos elementos cul tu rales y permitieran la creación de otros nuevos. Mientras que el
fenómeno megalítica tiende a ocupar la zona costero desde AI _
meria hasta el Bidasca, con tinuóndose luego por el Pirineo y parte
de Cataluña, y mientras el enterramiento en cuevas parece propio
de la región sudlevantina, que yo hemos apuntado, el vaso campaniforme parece que tiende o centrarse en el interior de la Peninsula, aunque encontramos sus proyecciones tanto den tro de lo
zona de los enterramientos en cuevas, como de los regiones en que
abundo el megalitismo. Ello nas permite calibrar un fraccionamiento cul tural en nuestro península y penSOr en la existencia de
distintos centros u hogares culturales, en tos que debido bien o la
intensidad de los influencias exteriores, bien por imponerlo el ambien te geogrófico, o bien por el influjo de factores que escapan
todavía a nuestra conocimiento, tomaron mayor relieve ~ por lo
menos eso es lo que se presento o "grosso modo" ante nuestros
observaciones- los disllintos elementos cul tu rales aue venimos
anal iloondo.
As¡, por ejemplo, en el Sur y vertiente afJóntica se organIzo
sin duda uno sociedad fuerte que posibilitó la creación de una gron
arquitectura fu nerario (y urbano). Tal sociedad basaba su susten10 en uno agricultura de secano de tipo cerealista, con alguna legumbre (?), montenla reboños de cobras y ovejas, con los que com pletaba su alimentación. Pero el ingreso mós saneado, que les
permili6 realizar los grandes construcciones provenía, a no dudarlo, de lo m ineria, con la explotación de los ricos yacimien los de
cobre y plato del Mediodía y Occidente hisp6nicos. No es posible
explicar de o tro modo lo existencia de las form idables necrópolis
del Sudes te y de Portuga l, sin pensar en que toles esfuerzos de-
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LA TORRE OEL MAL PASO
.
•
5
bieron de ser financiados por sociedades estructurados autoritariamente, con sistemas pollticos, religiosos y sociales con cierta
complicación, necesarios poro lo ordenación de uno economía de
explotación mínero.
Todo lo contrario debía de ocurrir en lo región sudlevontino
En ello no se conocían yacimientos de cobre o de plata (salvo la
::ona de Cartagenol. Por 10 cual no exislía la posibilidad de como
pletor lo economía agrícola, en la que basaban exclusivamente
su vida, con los aportaciones que suponían las explotaciones mineras en el Sur. En el Levante predomina lo vída agrícola junto
con lo cazo y la posible domesticación de animales. Por lo que
sabemos del poblado de Navarrés (5), parece ser que la región
sudlevantina en aquellas tiempos se mostraba pródigo en tierras
pantanosos, cosa que no tiene nodo de particular si consideramos
el régimen torrencial y de alud ocuótico de sus ríos. La actual
Albufero poseía uno extensión mucho mayor que lo actual y eran
frecuentes en los tierras del interior lo existencia de zonas ponto ·
nasos a con pequeños logunos, como lo demuestro el mismo poblado de Novorrés, en el reborde mós bajo de lo Meseto, junto o
una ontiguo laguna (también en las tierras altos de Alcoy, Ali cante, existe una partida llamada L1acunes = Lagunas). Por desgracia conocemos muy pocos poblados levantInos de esta época,
pues el de Compico de Lébor (Totano, Murcio). reviste unos caraCleres especiales en cuanto o medio ambiente (6). Pera por lo
s!tuoción de Jo gran mayoría de los cuevas funerarios, que se hallan casi siempre o media ladero y en porajes próximos a fuentes
..: dos, es de suponer que los pobladas se encontrasen bordeando
los tierras llanos y pantanosos, coso o lo que conviene también lo
mayoría de los materiales recogidos que nos hocen pensor en uno
agricultura de tipa nortico!o, tal como puede desprenderse del tipo
de "hobitat" de Navorrés.
Si los zanas de los grandes necrópolis tienen uno economía
fuerte basado en lo agricultura extensivo, lo ganadería y lo mine ·
rio, e! resto de la poblaCión peninsular que se enterró en los construcciones do!mé ..,icas fue esendolmente postoril, osi como el res ·
(5) J . CHOCOMElt GAL .... N: "La c dmera CXplOioción palaliliea c" E5p0.
""''', Archiva de Prehi5loria levantino, 11, ValenCIO , 1946, p6g. 93.
1. B.... LlESTER TORMO, "La lobor del s.e.r-.icio de ln,,~t1110c\ón Prehistórica
y", M ....eo en los afios 1940 a 1948", Volenclo, 1949, ¡>Óg. 77.
(61 E. DEL V.... L CATURLA: "El poblodo del Bron~e J Med lterróneo del
Campico de l~r. TOlano (Murdo)". Cuadernos de Historio Primitivo, 111 , Mo drid , 1948, pág. 5.
-
~9 ·
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6
fO
F. JORDA CERDA
de lo población del interior de lo Península, que siguió vi .... iendo
como en los tiempos neolíticos, siendo la caz.a y lo recolecci6n de
uno agricultura pobre los elementos bósicos de su sustento. Esto
diversidad de tipos de organi zoción social y de f ormos económicos,
puede explicarnos en cierto modo lo voguedad que ocerco del origen
del voso campaniforme tenemos, yo que indiscutiblemente fue lo
creoción de pueblos de vido semisedentorio. No podemos dejor de
odmitir los posibles elementos orientales que obraron en lo creación
¿e 101 tipo cerÓmico. Indiscutiblemente hoy una gran resonancia
de motivos y tipos orientales en toda lo cerómico del Bronce iniciol
hispónico, pero algo hemos de conceder 01 genio español y es posible que lo técnico de lo decoración campaniforme seo un trasunto de lo técnico de lo decoroci6n en modero, pues sin duOO alguno, aquellos poblaciones semisedentarias, con gran preponderancia
del pastoreo, tendrían, o no dudar, vasos de modero en los cuales
posiblemente hubiesen practicoda uno decoración. Pero esto cae
también dentro de lo puramente hipotético.
Por último, nos intereso hacer observar que el oreo geogrófico
$udlevon tino de los enterramientos en cueva viene o superponerse
en cierto modo o lo región que o fines del Paleolitico superior fue
ocupado por lo culturo que hemos denominado Ep¡grovetiense. Es
éste también un fenómeno sobre el cual nuestro inforTl'l(lci6n es
escoso, pero que va adaróndose a medido que profundizamos en
su estudio (7). Ello impl icado lo persistencia de un fondo de po.
blecion lo suficientemente uniforme (no en el sentido racial, sino
en el de pueblo) paro permitir desde fines del Poleolitico uno per·
sistencio cultural encuodrado dentro de fórmulas propios y regionales, que no obstante lo aceptación de las influencias exteriores,
continuo modelando sus formas culturales dentro de patrones
propios y peculiares. En este sentido se pronuncio Fusté (8) cuondo en su magnífico estudio de lo población de l Bronce inicial en
lo regi ón valenciano señalo el predominio en ello del tipo mediterróneo grócil, 01 cual se une el tipo eurafricono, también mediterróneo, de mayor tamaño y mós robusto, con acusado dolicocefalia, señalando odemos lo presencio de un substrato "paleomorfo"
de rasgos cromoñoides, Lo cuol implico la perduración dentro de
17) f. JOROA CERDA: uG'av~!jense y Epigrevetlerue en le ~Ñ:I medl_
'erróneau, CeesCl'eugu.lo. 4. Ze'OI;IOlO, 1954, pág. 7.
(81 M. FUSTE ARA: "Estudio antropológIco de los poblado.-es Neo-Eneolilicos de ¡e R~Jón Valenciana", ~rie de Tr
..
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LA TORRE DEL MAl PASO
1
la población sudlevontina de los tipos paleolíticos, a los que se superpone el hombre mediterróneo de tipo grácil y poco robusto, 01
que se añade el hombre euratricano de gran ascendencio en el
Próximo Oriente. Así, pues, los supuestos de lo formación de lo
población sudlevantina hispánico vienen o señolarnos lo existencia
de uno cierto "uniformidad" en su composición, lo cual ounq~e
puede extenderse al resto de lo Península, no llego a las regiones
nÓrdicos de la misma, donde parecen predominar los típos braquicéfalos. Seria de gran interés poder lIegor o mayores precisiones
en cuonto o lo antropología de estas poblaciones e incluso poder
llegar a distinguir a los verdaderos pueblos pastores, cuyo trashumancia implicarío uno mayor variabilidad, de lo.; pueblos agrícolas
de los fo jas costeras, aunque creemos que será problema este de
di fici l y compleio investigación.
De todos modos, estos problemas de población, geograffo, medio ambiente, substrato culturol y étnico, e~c_, tienen aún mucha
campo por desbrozar. Hemos permanecido demasiado tiempo
aferracos 01 estudio de los elementos arqueol6gicos, separándolos
en cierto modo del m ismo hombre que los creó, el cual ha venido
a parar a un segundo términa. Si la nuevo orien tación de la Arqueología auxilioda por los demás ciencios históricos puede hacer
que se estudie nuestro Edad del Bronce desde puntos de vista exdusivomente históricos habremos cOrlseguído un gran objetivo_
Lo Arqueologío sin el hombre no es nado, sino erudición
11
lOS ENTERRAMIENTOS
Lo excavación de lo cueva se realizó dividiéndolo en sectores.
Cado uno de ellos fue excavado sistemóticamente, reba jóndose lo
tierra por copos, de distinto espesor, de acuerdo con los grandes
p~dros que interrumplon los estratos y que dificultaron de un modo
extraordinario lo excavodÓn. El Sedor E se denominó a Jo parte
de lo entrodo. El Sector e se encuentro debajo de uno obertura
natural de lo cueva, y Q continuación del E. ~Iguen JuC!¡o los Sec·
tores A y B, ambos en lo porte centrol de la cueva, o continuodón
del e y limitando uno con otro. Finolmente nos i!ncontramos con
el Sedor O, que se hallo siluado o continuación del A. lo .cueva,
como puede verse en lo planto que ofrecemos, tíene uno formo de
0> -
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,
F. JOROA CERO¡\,
mongo y es uno oquedad de tipo córstico muy an tiguo formado en
el sentido de lo diocloso (véase lo fig. 2 del trabajo citado en la
nota 1).
A pesar de que la cueva fue ob jeto de numerosos rebuscas 01'1
les de nues t ros trabojos, siendo una de ellas lo que dio pie para
que el Servicio reolizara en ellas excovociones m etódicos, 00 po
cemos hablor de que existiese uno gran remoción de tierra, salvo
en algunos puntos de la superficie que no llegaron o interesor far
molmenle 01 est rato del Bronce iniciol y el sondeo reoli:i:odo por
Morfi GarceTan en lo porte correspondiente 01 Sector D, en donde
con todo seguridod los materiales salieron COn poco goran tía de
no haber sufrido remociones.
Debajo del nivel ibero-romano estudiado por Fle tcher (9), se
encontró un gran nivel arqueológico que por sus materiales ha de
ser incluido dentro del Bronce I o Bronce inicial hispánica. En el
corte esquemótico que de lo cueva publicamos Uig. 2.") puede oh
servorse lo extensión de este gran nivel prehistórico, entre cuyos
tierras nos encontramos con uno serie de enterramientos muy s~
mejantes o los que yo se conocian en lo región levant ino de lo
mismo época.
El estrato arqueológiCO estaba formado por tierras parduscos
<:alizo-arcillosas, entre los que afloraban num~rosos lajas de pi~
dro y cascote col izas, producto de desprendimien tos de Jo propia
cueva que nos dificultoren suceslvom~nte lo excovadón de lo mis
mo . Los enterramientos bien se encontrobon junto o 105 oquedo
des de los paredes, bien baja los huecos que formaban los grandes
lajas de piedra caídos, o se hollaban rodeados de piedras, como
dandoles protección. la tierra que se encontraba junto o los que
podemos llamar "paquetes funerarios" era siempre de coloración
mós oscuro y parecía contener gran cantidad de moterio organico.
los paquetes funerarios ofrecian a lgu nos port i culoridad~s de
disposición q ue conviene puntualizar. los restos 6seos se encontraron por lo general agrupados en pequeños montones o "paquetes",
mientras q ue los utensilios u objetos, que formaban los a juares,
se hollaban dispersos por lo z{)no próximo 01 "paquete", pero roro
vez en contacto directo con él, sino en sus cercanías. Estos paque ·
les estaban integrados por huesos humanos recogidos y o montona
dos con cierto desorden. Con frecuencia alrededor del croneo se
(91
D. FLETCHER V....LLS, loe. cit. en nola
_
Ir.! _
[page-n-63]
LA TORRE DEL MAL PASO
u
,
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ID
F. JORDA CEROA
:>bservo la presencia de Muesos torgos rotos y colocados sin ,un or
den determinado. Fue también un hecho frecuente el encontrar
mandíbulas suel tas e incluso va rios junto o un craneo. También
fue norma general encontrar lo cerámico extremadamen te frag .
mentada, hosto el extremo de que no se ho podido reconstruir
ningún cachorro.
Todo ello n05 induce a suponer que ante los enterramientos de
la Cueva del Mol Poso nos encontramos con un rito funerario en
dOJ etopos. Es decir, que lo que hemos encontrado en el Mol Poso
son unos segundos e nterromi enros, o mejor dicho, el resultodo de
uno segundo fose del Tito funerario. De ahi el desorden en la co
locación de los huesos, 10 situación anómala de los ajuares y 10
roturo y dispersión de tos vasos cerámicos funerarios. Podemos
suponer la existencia de una primera etapa, durante la cual se
verific6 la deposici6n del codóver con el ajuar y vasos fun~r{lria5
en algun lugar destinado o lo putrefacci6n o descarnaci6n del
mismo, Posado olgun tiempo, con los restos que quedasen del mis
mo se haria un paquete, que se depositario en la cueva, añadien
dase las restos del ajuar y los fragmentos de los vasos. lo opero
ci6n pudo haberse realizado dentro de la misma cueva en sus das
fases, por la que par le de los ajuares quedaría en el sitio, parte
serio robado y de seguro que lo cerámico serio roto y dispersado.
Es posible que nuestros puntos de vista intentQndo explicar lo
que ocurri6 con aquellas enterramientos sean dificHes de admitir
En todo caso este tipo de enterramiento en dos etapas es propio
de 105 pueblos con agricul tura rudimentario, cuyo estado cultural
puede corresponderse poco más o menos con los que nos muestran
los hollo?:gos del Mol Poso. Es te es :ado cultural se aviene con lo
que los etn61ogos denominan Cicla Paleomohiorcal. de los Dos CIases, o de los MGSCClraS (10). A incluirlos dentro de esta etapa cul
tu ral conviene tambien la ergologío de los ajuares, que nos do o
conocer o un pueblo que conoce lo agricultura y los progresos de
lo cultura agrícola (hachos, dientes de hoz, cerómico, etc.) y que
o lo ve?: proctico lo cazo (los numerosos puntos de flecho encon trodos) y es posible que conociese 10 ganadería, aunque los restos
de animales domesticas que poseemos no seon demasiodo convin centes. Tol tipo de vida les vino impuesto por lo misma regi6n en
donde vivieron : zona montañoso en lo que se obren pequeños va
1101 G. MONTANDON; "L'OIOg
[page-n-65]
LA TORRE OEL MAL PASO
1I
lIes abrigados y fértiles, que permitirían una agricultura cereaJis
10, osi como uno cazo moyor y menor en los sotos y bosques cer
conos.
Aunque el número de craneos est'...Idiodos es solamente de cin
CO (11), los paquetes funerarios localizados fueron seis, más uno
mandíbula aislado aparecido en el Sector D. Como ya hemos opun
todo, se recogi6 un número di;! mandfbulas superior al de cróneos
hollados y también 01 numaro de paquetes funerorios, lo cual puede Interpretarse como que el numero de cadciveres fue superior al
de paquetes, y que viene a confirmar en cierto modo nuestra opi o
nión de que se trato de enterromiento en segundo fose, habién
dese recogido en esto segundo etapa restos que, perteneciendo o
Otros individuos, se encontrobon en el Jugar de putrefocción y des
carnaciÓn.
los distintos paquetes funerarios se encontraban dispuestos del
siguier"lle modo :
SECTOR E: En lo zono de entrado de lo cueva se encontraron
diversos restos humanos can ajuares. En la copa 1.& se recogió un
fragmento de bóvedo craneono, que 01 parecer se encontraba en
tierras algo sospecnosas y que creo debe de proceder de lo expolio
ción del Sector D, siendo abandonado por los buscadores. Oecimo:>
esto porque no se encontraron en esto parte y copa mós hueso
humano que éste y n~ guardo ninguno reloción estraligráfico con
el enterromiento que se holló unos copos más abCIjo.
Entre los copos 4.& Y 5.", o uno pro fundidad de un metro (fig
2, numo 1) se hollaron uno serie de restos óseos humanos forman
do un gran paquete. E'Eotabo ir"ltegrado por numerosos fragmentos
de cráneo, tres mandíbulas inferiores, uno superior y fragmen tos
de otros cuatro; además, varios fragmentos de huesos largos (elo... ¡culos, costillas, etc.). Como yo hemos señalado, lo presencio de
mandibulos en nümero superior 01 de pasibles cráneos existentes
en el paquete, fue un hecho que nos hizo pellsor en que se !foto
de un enterramiento en do:> foses ,
SECTOR C: Junto a lo pared derecho de lo cue...o y bOja uno
especie de covacha que tiene lo mismo (fig. 2, numo 2), se hollaron
uno serie de reSlOs humanos, entre los que recogimos dos mond¡~
bulos inferiores, un fémur, uno C!ovicúlo y otros huesos, pasible-
(111
M. FUSTE ARA; loe. cit. on noTO 8.
[page-n-66]
"
f
JORDA CERDA
mente de uno bóveda crO:"leana. Se encontraron hacia 1 m de
profundidad, es decir, poco mas o menos o lo altura del "paquete"
del Sector E. en un gran desoró!n, de tol modo que poreda uno
aglomeración o montón óseo recogido de prisa y corriendo y colocado rápidamente en un rincón . Quizos por su proximidad a lo po
red de lo cueva, cuyo roco es sumamente permeable, los hueso~
de este paquete se encontraron en un estado de conservación la mentable
SECTOR B: En lo copo 5.a de este sectOr y o uno profundidad
de 1'10 m. se hollaron en el centro del estroto unos losas, debajo
de los cuoles se encontró un nuevo "poqu:!!te" funerario (fig. 2.
num o 3). Del cróneo sólo se pudo recuperor lo calvario, puesto que
lo coro y porte del frontol quedaron destruidos. A su alrededor
existían numerosos huesos largos, lo moyorio rotos y astillados.
A lo mismo altura y o uno distancio de 1'50 m . del "paquete"
que acabamos de describir, siguiendo lo pored de lo cueva, aparecieron una b6veda craneana fragmentado y en posible continuidad con estas fragmentos, aunque na fOrmando el tipico montó"
con 105 mismos, unos huesos largos en mal estado de conservación
(Hg. 2, núm. 4).
Entre los 1'20 m y los 1'40 m (copa 6."), debajo de uno gran
piedra, que se continuaba en parte dentro del Sector A, se ha1l6
un nuevo cróneo, rodeado de uno serie de huesos fragmentados,
dispuestos en el acostumbrado desorden. Su estado de conservo·
ción ero deficiente La tierra parecía contener restos de cenizo PI
o más bien materia orgónica procedente de lo putrefacción, 10 cuol
le daba uno colOl"oción entre grisáceo y pardusca Hig. 2, núm. 5).
SECTOR D: En la copo 1." de esto zona mteflar, entre los l'BO
m. y los 2'10 m . se encontr6 uno mandíbula humano, sin que nas
fuera dado hallar otros huesos que pudieron estor en relación con
lo misma. No pudimos llegar a pl"ecisor si se trataba ¿e los restos
de un enterramiento destruido o s i fue colocado 011[ intendono
dometlte. Hoy que tener en cuento que el Sector D fue el mas sujeto a r-emociones y que sus tierras se encontraron revueltos, de
ohi, que seo dificil precisar si hubo "paquete" funerario, pues
hasta el momento 10 ZOna no nos ha proparcionado otro hueso
humano (Iig. 2, MI
Toles son en lineas generales los aspec tos que presentaban
los dist intos paquetes funerarios enContrados en lo cueva del Mol
[page-n-67]
LA TORRE DEL MAL PASO
"
De seguro que el número de enterramientos fue mos numeroso que el de los croneos encontrados, puesto que, como hemos
visto, en codo paquete existía lo posibilidad de que 105 huesos que
lo integraban perteneciesen o varios individuos, que por el número d~ mandibulos encontrados podemos cifrar provisionalmente en
unos diez.
Como hemos expu~sto 01 principio, este tipo de enterramiento
en cueva y en "paquete" es frecuente en todo la zona sudlevon
tino y no vamos oqui o extend~rnas en su enumeración, sobre toda
teniendo en cuenta que recientemente se ha hablada del temo en
trabajos muy interesantes, en los que se r.ecoge lo bibliogrofia ac tual, osI como los numerosos yacimientos conocidos en el día f 12.)
PO!>O.
"'
LOS MATERIALES
Los dispersos a jua res encontrados en lo cueva del Mot Poso,
aunque reflejan sin duda alguno agrupaciones característicos de
ob jetos encuadrobles dentro del Bronce inicial hispanico, no son
excesivamente ricos y abundantes, en relación con los hallazgos
realizados en .otros cuevas levantinas del mismo tipo. Faltan los
objetos de metal, observación que yo realizó Bollester Tormo (13)
01 estudiar los enterramientos de Comí Real de Alocont. Es éste
Jtro doto o tener en cuento en lo cuestión de los segundos enterramien tos.
En lo siguien te exposición de mal eriales no hemos seguido
ninguno sistemólico especial, ounque hemos procurado disponerlos dentro de un cierto orden. Utensilios de piedra, de hueso, objetos de adorno y cerómica serón los apo rtados en Jos que quedan
comprendidos todos tos objetos que yomos o estudIar.
t.
OBJETOS DE PIEDRA
Podemos agruparlos en dos secciones: Al Piedra pulimentado,
B) Piedra tallado, yo que ambos tipos estón ampliamente repres~n
todos.
¡ 12j
O. FLETCHER VALLS; loc. (;t. en noTa 4.
l. BALLESTE!!: TORMO: "La covacha sepulcral d~ COlO! Real. "Ibaldo" .
Archivo de P'ehllloria Levantina. 1, 1928, Val.nda, 1929, pago 31 .
(13)
- ,, -
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f . JORPA CERDA
1-4
Al
Piedro pulime ntado
l .-Hachas.-Se encontró una de ofi ta y seCCIO!1 aval (fig 3,
1). que ofrece por su perfil cierta tendencia o azuelo, en el Sector
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Plg. 3.-1, tw:ha : 2, azuela; 3 y
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elóCOplo.. \T.
n.)
E, copo 1.... Otro ejemplar de hachito, de sección oplonada y lor
mo triongulor, cuyo aspecto es lo de ser un objeto votivo (fig. 3,
21, se holló también en ('1 St'ctor E, copa 2 ", siendo de fibralite
-
.-
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LA T ORRE DEL MAL PASO
"
2.-Escoplos.-Se encontraron dos ejemplares en el Sector E.
El primero (Hg. 3, 3) es de ofita y ofrece Un borde cortonte can
escosos señales de uso. El segundo (Hg. 3, 4), algo mayor que el
anterior, es de fibrolito; fue hollado en lo copo 5.·, Sec tor E y presento el borde cortante muy desgastado. Estos dos tipos que co·
rrientemente se incluyen entre los a zuelas, nos parece mejor considerarlos como escoplos.
3 .-Brozolete.-Dentro del Sector E, copo 3 ,~, se encontró un
fragmento de brazalete tollado y pulido sobre piedra de m6rmol ,
su secci6n es aproximadamente semicircular, presentando el pIona diame tral 01 exterior (fig. 4, 3) .
J
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PlI;. 4.- 1. paleta ( t ): 2. n] l!;lI,dor ; 3, frngml'nto de brnl'Alcte. (T . n .\
4 ,-Po[eto . - Incluimos den tro de esto rubrico un objeto de
pIedra arenisco y formo rectangular con los óngulas redondeados,
de secci6n oplonada (fig. 4, 1), fue hollado en lo copo 2.· del Sector E. Se troto, sin dudo, de uno pequeño paleto de .tacador, degeneraci6n de los tipos primitivos y originarios. Corrientemente muchos de estos piezas se incluyen dentra de los alisadores, pero
éstos suelen ser mós alargados, por lo que creemos que esto pieza
debe de ser considerado más bien como uno pequeño paleto de
locodor.
-
69 -
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F. JORO" CERDA
"
5.-Alisedor. - De piedra arenisca se encontró un pequeño
ejemplar, de formo olargado y sección oval aplanado. en el Sec
tor E, copo 7,- (fig. 4, 2).
Como puede observarse, todos los materiales que ofrecen pulimento tuarOr! encontroeos en el Sector E, mientras que en el rasto
de los Sectores excavados no nos fue dado encontrar nlngun tipo
de pieza Que pudiéramos incluir dentro de este aportado. Ello es
bien significotivo y o nuestro entender se trola de que el ajuar o
ajuares del Sector E, pueden ser algo anteriores (] los de! resto de
lo cueva y que o medido de que los enterram ientos se fueron verificando en epocas posteriores von predominando los elementos de
cazadores y postores.
D)
Piedra tollada
l.-Puntas dI' Hecho.-En 10$ alrededores de todos los ente
rramientos aparecieron varios lotes de puntas de fleche. Su nu
mero total es de 40, de las cueles sólo hemos representodo 36, pues
el resto san fregmentos. Atendiendo o su formo los hemos agrupo
do en: o) de pedúnculo y aletos; b) romboidales a de basa en ón·
gula. El primer t ipo es cloro y acerca del mismo apenas hoy diver
gencias en la descripción y calificaciÓn de los piezas. En el segun·
do las apreciaciones varion y los out~res mul tiplican 10$ d:?nomi~
nodones y los grupos, sin tener en cuento que el denominador co ·
mun de todos el!as es el de ofrecer lo base en óngulo Nuestra
clasificación no pre tende ser mejor que los otros y s1 solamente
simplificadora.
o) De peduncula y aletos. En el Sec tar E se encontraron en
abundancia. Uno fragmentado en 10 copo l ." (tig, 5, 1), en lo copo
2." se hollaron uno con el opice roto (fig. 5, 2) Y o tro con las o!e~
tos incipientes y roto en el ópice (tig. 5, 3); de lo copo 3." hoy un
buen e jemplar (fig. 5, 4) algo asimétrico y en lo 4." apareció el
fragmento de otro gran punto (fig. 5, 5) por desgracio muy incompleto, y otro con oletos rectos e incipientes (Hg. 5,6); todavía en
lo copa 7." encontremos uno punto fragmentada en el 6pice y ale·
10 derecho, induible dentro de este t ipo (Hg. 5, 7).
En el Sector e se encon tr6 un solo e jemplar fragmentado en
el ápice y en su aleto derecho (Hg. 5, 8), den tro de la copa 4.°.
En el Sector A se hallaron una punta asimétrica en lo copo 4.'
(figuro 5, 9) y en lo porte inferior, copo 6.° del Sector AB (unión
del A y del Bl hobia otro punto con la aleto izquierdo roto
(f1g. 5, 10).
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F. JOROA CERDA
18
El Sector O ofreci6 en su copa 5," un e jemplar
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ápice
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céHco muy pronunciado (Hg. 5, 11); en lo 6,·, un fragmento de
ápice y dos buenos ejemplares (fig, 5, 12 y 13), con roturas en el
ápice y oletos; en 10 copo 8 ,- habla un e jemplar con oletos rectos
y ligeramente asimetrico (fig. 5. 14) .
b) Romboidales o de bose en ángulo. Este t ipo, como yo hemos indicado, se presto o ser interpretado dentro de multiples va
riontes, que von desde lo base en ángulo 01 de muñones, pasando
por el netomente romboidal. Paro nOSOlr05 lo punto de muñones
es una varian te de lo de aletos y pedúnculo. Así que los dos grupos en que dividimos estas puntos de flecho en r~o1idod sólo son
u n solo tip!),
En el Sec tor E, copo 2,', se encontró una punto de formo oJivol
COn m uñón y roturo en lo bose (fig, 6, 1). Lo copa 3,- proporcionó
tres puntos de tipo romboidol (fig , 6, 2, 3 y 4), lo últI mo incom
pleto; en lo 4- había dos romboidoles en los que apenes se inician
los muñones (fig, 6, S y 6) ; en lo copo 5,· se encontró uno punto
romboidel con retoque periférico, que no recubre lo porte central
de lo pieza (fig, 6, 7) ; lo 6 ," dio uno punto lanceoloda, fino y estrecho (1ig . 6, 9) y otre que es un tipo intermedio entre los pe
dunculodas y los romboidales (fig. 6, 8) .
En el Sector se holloron en lo copo 4." tres puntos, uno (fig
6, 12) con retoque periférico, o tro tfig, 6, 11) fa liácea y alarg:xla
y lo tercera con muñones, con posible fracture de la base (fig 6,
la) ; de lo copa 5." son dos romboidales y can muñones (fig, 6, 13
Y 14). otro romboidal y can retoqwe periférico (Hg, 6, 15) y o tra
romboidal asimétrica y re toque periférico (f1g, 6, 16) ; en la copa
7 ." fueron encontrados dos pun tos, una romboidal con muñones y
osimétrico (Iig. 6, 18) Y o tra romboidal alargada (fig, 6, 17) o,
podriomos decir, pseudorromboidol
En el Sector AB se encontraron dos puntos romboidales, uno
alargado y con muñones (fig, 6, 19), le o tra asimétrico y con re
toque perifériCO (fig. 6, 20), dentro de la copo 6.".
En el Sector D se encontró una pun to ligeramente asi métrico
en su capo S," (fi9, 6, 21) ,
Den tro de lo rúbrica de pun tos podemos añadir todavía o los
tipos caraClerlstiC05 de es tos enterram ien tos uno serie de ejem
piares, que presentan ciertos formas que los hocen distin tos de
los anteriores. Entre ellos des taco un ejemplar de punto foliáu o
de bose ( on.-e:.o, formo lanceolado y re toque bifaciol que puede
considerarse corno un ejemplar fuero de serie den tro de los tipos
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f . JORDA CERDA
corrientes qu~ hemos !"icñalado anteriormente y que también pue
de considerorse en cierto modo como excepcional dentro de los yacimientos de Levante (fig. 1).
Plg. 1.- Punta foll!'l.«a. tT. n..)
2 .-Pun ro-raedera.-Se troto de uno pieza de lo copo 4." del
Sector
que por su formo y tipo incluimos en esto denominación,
construido sobre lasco de sección triangular, cuyo base ha sido
adelgazado por medio de retoques. Los bordes se encuentran ampliamente retocados, el derecho can lascado profundo, mientras
que el izquierdo lo tiene periflf!rico; el reverso presento asimismo
un retoque perifériCO (fig. 8) .
Si analizamos lo anterior relación de puntos veremos que exis
te uno distribución muy desigual de los distintos tipos dentro de
los distin tos a juares.
En primer lugar hemos de .o bservar que los puntos de pedúnculo y aletos se encuentran preponderantes en el Sector E, mientras
que en el resto apenas existen. En cambio dentro del yacimiento
el mayor número de pUlltas de base en 6n9ulo y romboidales se
encuentran con preferencia en el resto de los sectores. Ello podría
ser tenido en cuento poro el establecimiento de uno cierta secuencia cronológico, pero desgraciadamen te en el resto de los yacimientos levantinos que conocemos, nunca se señala lo procedencia exacto de los dis t intos tipos de puntos y, por lo general, no se
utilizan como elementos cronológicos. Por lo tonto, si quiSiéramos
hocer yaler en el Mol PaSo este argumento de lo desigual reparti ci6n de los distintos lipos de flecho, serio nuestro observaci6n de
e,
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LA TORRE DEL MAL PASO
"
un interés limitado, yo que no podríomos llegar con ello o establecer un hecho crono!6gico seguro_ De todos modos, hoY' que trota r
de estudior lo repartición de los dis tintos tipos den tro de los diver
sos ojuores, pues en el Mol Poso y concretomente dentro del Sector E observamos no solamente uno moyoría de tipas can pedúncu
PIg. 8 -Gran punta MI!del'3. \T. 11.)
10 Y alelas, sino que haciéndonos eco de lo repartición en el inte
rior de lo cueva de tos materioles de piedra pulimentoda, como
yo hemos hecho abse rvor, éstas sólo se encuentran en dicho Sector
E, todo lo cual contribuye o estoblecer uno diferencio cloro y tojo;,te sobre el resto de los ajuares. El enterramiento del Sector E
serio poro nosotros algo mes antiguo que los del resto de lo cueva
3 .-Raspodares.-Dentro de esto denom inación incluimos uno
serie de piezas cuyos formas oscilan entre los de tipa semejante a
los puntos folióceas hasta los de los loscos con retoques en un
IAlrde de tipo raspador. Coma también en el Sector E aparecieron
el mayor número de estos tipas y sus variantes, nos inclinamos o
ver en ellos un arcaísmo de procedencia paleolítiCo o postpoleoli-
1~
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F. JOROA CERO¡\.
22
lico, siendo éste un Instrumento propio de tos pueblos cozodore5,
que indiscutiblemente estos hombres del Bronce inidal hispcinico
incorporarían o su utillaje.
En lo copo 1," del Sector E se encontró un fragmento basol de
un raspador de tipo faliáceo. En lo 2 ," capo se hollaron 5 fragmentos basales del mismo tipo, otros dos raspadores sobre lascas tabulares, con retoque muy tosco y un raspador sobre hoja de contorno ovol, fragmentado y reconstruido, que puede ser considerado
como uno raedera por el intenso reloque de uno de sus bordes (fig
9, 4). En lo copa 3.~ hoy raspadores de lipo nuclear, otro sobre
¡esquilo folifarme poco corocteristico y tres lascas raspadores. De
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LA TORRE Del MAL PASO
"
la capa S," poseemas un ejemplar bifaciol (fig. 10, 3), que puede
considerarse cama raspador perforador. De lo capa 1 .· tenemos dos
hojitas con retoques, que pueden incluirse dentra de los raspc~ares
de hoja poco ,ípicas (fig. 12, 1 Y 4) y uno de tipa foli forme, frag.
mentado, con retoque bifacial (tig. 10, S). En lo copo 9." se recogió un m icrorraspodor en extremo de hoja (lig. 12, 5), que nos
recuerdo tipos epigroyetienses.
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PlR. 10.-1 Y 3: Puloradora.-2.. 4 'J S: Raapadore5. ('1'.
n.)
En el Sector e, copo 4.·, hoy un raspador foliáceo bifociol (fig.
9, 1), que podrfo tomarse por uno punto foliácea, si no tuviese dos
planos de lascado en el ápice y lo base de lo pieza, respec tiyomente; es quizás uno de los ejemplares mós interesantes. En la
mismo copo aparecieron o tros dos ejemplares de formo mós ovalado y con los plonos en los extremos de lo pieza (fig. 9, 2; fig .
10, 4) .
En el Sector AS 5610 encontramos una lasca raspador en su
capo 3."
"
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En el Sector D 10 copa l." dio dos raspadores foli6ceos de tipo
perforador. El primera de formo alargado y sobre hoja (Hg. 9, 3)
y el segundo con tendencia o la formo oval, deslaca el pico mediante profundo muesco (fig. 10, 1) . Todavía hay otro raspador de
tipo oval, fragmentado (fig. 10, 2) que pudo ser utilizado como
roedero. Ademos, uno hoja-raspador poco típico con retoque dentado.
4.-Dientes de hoz.-Fueran escosas los instrum~ntos ¡nclui ~
bies en este tipo, pues solament.! poseemos dos ejemplares. Uno
d! ellos encontrado en el Sector E, copo 1·, es t6 construido sobre
hoja de sílex jurosico con Jo cortuo en ambos caros de lo hoja,
presenta retoques en los dos bordes o uno y otro lodo, en formo
de bisel (fig. 14, 3). Estos hojaS se consideron como integrantes
de los hoces (14) y 01 parecer hoy buenas ejemplos de ellos; no obs·
tante, los hallazgos en nuestro pois son m6s bien escasos (15) . Po·
drían considerarse como hojas-cuchillo rituoles, m6s bien que integrantes de los hoces, pero es problema sobre el que poseemos paco
informoci6n, y el hecho de que generalmente el tipo se admito
como diente u hOja de hoz hoce que lo Integremos dentro de este
grupc.
El otro ejemplar de diente de hoz, m6s característico, fue en.:on trado en el Sector O, copo 4.", ofrece retoque o ambos lodos
del borde superior, que produce el dentado típico, y también se
hallo retocado lo base con suave lascado poro facilitar su mejor
a::1aptoción en la hendidura del mango (fig. 11 , 1).
5.-Buril.--De óngul0 y sobre hOja, con plano cloro de buri l,
ounque pudo ser casual (fig. 12, 6).
6.-Hojas-escoplo. - Es este un instrumento consfruido sobre
hoja corto, que no remoto en punto siJ10 en borde, el cual en al gunos cosos ofrece un retoque de us,o.. Lo copo 3," del Sector E fo cililó tres ejemplares con el característico borde superior desgastado por e! uso y en !o copa 6.· del mismo sector se encontró otro
ejemplar, sobre hOjo de sección triangular y retoques de uso (Hg.
11, 1).
1.-Hojos con muesco .-Como uno perduración de elementos
(1 ") L. MONTEAGUDO: " Hoces de situ prehi$l6"¡ca~. Estud,a de ca,,)u"'a" ,
Revista de Archivos, Bibliotecas V Muuo., LXII , 2, Madrid, 19S6, pOg. 4S"1.
(lSl A la. ej~mplur ..s citados pe: L. MONTEAGUDO, loc. ci l .•" la noto anterior, hay Que agr~ar altOS p'ocedente, de la "Ereto del P~r~ol" , el de la
"Cueva del Mal Pose" ... el de la c()"\o'ocha de lo ·'Lodera del Co.t,lla" de ChlV(!,
estudiadas por D. FlETCHER VALLS, loc. cit. en nolO 4.
_7' -
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LA TORRE DEL MAL PASO
"
Plr. 11.-1: Diente de llll%.-!! y 3. 'n1l.pee!0fi..--1 : Hoji ta de borde ret.j.do.5 y S: HOjM con mU8CU.-7: HoJa eeco;:llo.
n.)
á.
P1¡. 12.-1. 2. 4: HaJAoS con utoquea.--3 : Nucleo.-5: MlcrolTUP'-oor.-8
('hmaAo natural).
-,,-
Buril.
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F. JORDA CER.DA
26
propios del Paleolítico superior finol nos encontrarnos con unos pocos ejemplares que poseen unos muescas. Se encontraron en el
Sector E, que fue como se puede observar el mós pródigo en hallazgos y en elemen tos arcoizontes. l o copo 4," dio una in teresante hojita (fig. 12, 2) con el borde derecho retocado en 105 dos lodos,
osi como el izquierdo; éste tiene en lo parte de 10 base uno muesca pronunciodo, de modo ql.le porece destocar un pedúnculo. Es
ejemplor interesante por 10 que llevo en sr de tradici6n paleolítica.
En lo copo 6,- apareci6 uno lasca gruesa falifarme y grande
(Hg, 11,6) con uno gran muesca y otro de lo capa 9," (Secto<' E.C)
sobre hOja de sección trapez.o idal (fig. 1\, 5\, ambos por el pico
pronunciado de su porte superior pudieron ser utilizados como perforadores .
8.-Perforodores.-Ni son muy típicos, ni muy característicos
estos Instrumentos, pues casi siempre se encuentran asociados o o
raspadores o, como en el coso anterior, o hojas con muesco.
El Sector E en su copa 2." dio Ires ejemplares sobre lascas. En
lo copo 6.' se encontr6 otro sobre lasca y can re toques en un borde
El Sector
d io en su copa 5," dos ejemplares, uno sobre hoja
y otro sobre losco
Finalmente, el Sector D facilito en lo copo 1 6 un p~rforodor
mixto de raspador poco típico.
e
9.-Hojos-cuchillo.-Tombién o muchos de estos lipos se les
ha cllnsiderodo como hojas de hoz, pero noso tros los consid.?romos
dentr.a de lo denominación t radicional, pues es indiscutible que 10
moyorío de estos hojas fueron utllb:odos, o no dudar, como cuchillos, yo que sus usua rios fueron de preferencia cazadores. Existen
los dos tipos, Los hojas con retoque en los bordes y las r.ojas sin
re toque, siendo mas numerosos estos últimos.
o) Hojas-cuchillo con retoque.-En el Sector E, copo 2.", se
encontraron tres fragmen tos de pequeños hojas con sección t riangular dos y trapezoidal lo otro, con ligeros retoques, que forman
uno ligero muesco (Iig. 13, 1). Lo copo 3." dio una gran hoja con
retcques en el borde izquierdo y ápice (flg. 13,2). Lo copo 4 ," dio
uno hoja fino de sección tropezoidol y silex amelado, con retcq:.Jes
en amb:>s bordes y porte superior con truncadura oblicuo, que pudo
ser utilizada como escoplo (Hg. 13, 3) y ademós dos fragmentos
de cuchillítos con ligeros retoques. Otro fragmento de lo porte me·
dio de un cuchillo de sección t rapezoidal y sí lex pardo (Hg. 13, 5)
con retoque a mpl io en los dos bordes y otro ho;ila, fragmentado.
con re toque en el reverso de los bordes (f ig 13, 4) En lo copo 5 •
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IT. 11.)
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f. JORDA CERDA
se 1'10116 un cuchillo de sección trapezoidal y sílex pardusco con
los dos bordes retocodos y en lo base del derecho se formo uno especie de muesco poco profundo (Hg. 13, 6) y otro hojo.cuchillo de
sección trapezoidal con ligero retoque en lo parle superior. De lo
copo 6.' hay un fragmento de lo base de uno gran hoja Con reto·
ques en el barde izquierdo y huellos de uso en el derecho (fig 13,
8) y otro fragmento de cuchillito de sílex blanco con retoque en el
borde izquierdo y secciÓn trope:toidol (fig. 13, 9). De lo copo"
hoy un cuchillilo con retoques en el borde i:tquierdo, en sus dos
coros (fig 13, 10).
En el Sector e se encontró un frogmento de lo base de un cu chillo de sílex negru:tCo con ligero retoque y sección trope:toidol
('ig. 13, ,) encontrado en dos fragmentos, y otro base de un cu
chillo de seccibn trapezoidal con retoq!Je dIrecto e inverso en el
borde (fig. 13, 13) . Ademós, otro fragmento de secci6n trope:toidol
y retoque inverso en Ul"! borde.
Del Sector mixto E-C tel"!emos el"! su copo 8.' un cuchWito de
sección trope:toidol con retoques en ambos bordes; es de sílex
blanco (fig. 13, 11) y en su copo 9,' hoy un pequeño euehi11ito de
silex negro con retoque en el borde izquierdo y ligero muesca en
el derecho. de sección trope:toidol (Iig. 13, 12) y lo base de uno
hoja con reloques.
En el Sector D se encontró uno hoja cuehillito de sílex pardo,
de sección triangular, con retoque en el borde derecho (Iig. 13,
14) .
b) Hojas-cuchillo sin reloque.-En el Sector E se encontraron
en su copo 2.' unos 13 fragmentos de hojos-cuchillito de silex y
secciones triangulares o trape-:toidoles; algunos presentobon reto·
ques de uso. Lo copa 4,' dio otros Ireee fragmentos de los mismos
tipos. Lo copo S.' dio un ejemplar frogm:mtada de uno gran ho ja
de sección trope:toidol y silex pardusco (fig 14, 1I Y cuatro frog
mentas mós de menor tamaño. En 10 copa 6." se recogieron seis
fragmentos de hojas pequeños, uno de ellos de sílex blanco y seco
ción trapezoidal. lo copo 7.' ofreció unos 15 fragmen tos de cu
chillltos de distintos secciones (Hg. 14, 4). uno de los cuales (fig
14, 9) con señales de uso en el borde izquierdo.
El Sector C dio en su copo 5.- uno hermosa hoja-cuchillo en
tres fragmentoS, lo moyor de los encontrados en el yacimiento, de
sil ex gris pordusco y sección Irape%oidol (Hg. 14, 2) y otro hoja
en dos fragm entos de sílex pardo oscuro y sección triangular (fig
82 - -
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Fil· 14.-1. :l. 4, 6. 6. 1. ti J" 9; Hojas cl:chUlOll $In reWqlll'<.
(tragme:lI.o) fT. ni
3; Hoja de hOt
[page-n-84]
30
F. JOROA CERO ....
14,6). De la copo 7 ," lenemas uno hojita fragmentado de sección
múltiple (fig. 14, 7).
El Sector E-C. en su copo 5." dio dos fragmentos basales de
hojitas cuchillo. En la 8,· un fragmento de secdon trapezoidal y
re toque de uso en el borde (fig. 14, 5). En lo copa 9," se recogieron unos 26 fragmentos . En lo 10," unos seis y en 10 11." diez
fragmentos.
En el Sector A los hallazgos fueron escosos, pues se limitaron
o fragmentos de hojas de los que destacamos de lo capo 4." un
fragmento de seccl6n trapezoidal.
En el Sector A-B la copa 6 ," dio un fragmento de lo parte media de un cuchillo con señoles de uso y sección trapezoidal y uno
hoja de sllex blanco y sección trapezoidal (fig. 14, B) .
Como puede observarse, los hojas abundan extraordinariamenle en los s~Clores E y C, no osi en los demos, en donde es frecuen te encontrar abundantes restos de materiales frogmen!ados.
IO.-Formos microliticos,-Se troto de dos formas geométricos
'/ uno hojita de borde rebajado.
En el Sector E apareció en lo copo 2.a un trapecio de base recto
de sílex pardo (fig. 11, 2) y en el Sector E-e '1 en lo copa 9," se
encon tró un trapecio con tendencia o lo formo semilunar, muy
alargado (Hg, 11,3) . Ambos formas son, sin dudo, uno reminiscen cia de los formas geométricos postpoleollticos y es notable que se
encuentren también en el Sector de lo entrodo, es decir, el que
consideramos como mós arcaico. Por otro porte estos elementos
geométricos suelen abundar en otros yacimientos valencianos y
aquí sólo tenemos uno mínimo expresión, lo cual nos hoce pensar
en uno desaparición progresivo del tipo que abundo en algunos
yacimientos valencianos (Novarrés).
Lo ho jita de borde reba jado es un e iemplor poco tipico, roto en
lo porte opicol (fig. 11,4) .
1 l .-Núcleos. - Son relativamente escasos, reproduciendo en
lo fig . 12, 3, uno de ellos de silex oscuro, del Sector E, copo 8,·,
en el que se señalo claramente lo extracción de láminas.
IL-OBJETOS DE HUESO
Los objetos de hueso forman un importon!·e lote dentro de los
ajuares de lo Cueva del Mol Poso, Por desgracio son raros los
piezas que se encuentran enteros, con lo cual es dificH poder dar
uno ideo cloro del material óseo encontrado.
En el Sector E se encontró en la copo 1,· un fragmento de
-M-
[page-n-85]
LA TORRE DEL MAL PA$O
"
punz.ón de hueso de sección aplanado y otro fragmento de espólulo de sección aplastado. En lo copo 2.- un fragmento de sección
aplanado de espótula, en lo porte ex.tremo, y un fragmento de
aguja de hueso que conservo lo cobez.o con la perforación circular,
rema tando aquéllo en dos picos laterales en formo de antenas o
cuernos esquemó!icas, que recuerdo en cierto modo el tipo corriente del esquema cretense de los cuernos poro los altares. Lo copo
4 ." dio unos cuatro fragmentos de espótulo de sección aplanado.
De lo capo S.- es un punzón sobre fémur de ave con el 6pice roto
y otro mós incompleto sobre hueso del mismo tipo. De lo copo 6."
proviene un colmillo de roedor (Costor fiber 1) con señales de uso
como punzón, osi como el fragmento de un punzón roto en lo porte superior, de sección rectangular bastante plano. Lo copa 7 ," dio
dos fragmentos de espótulo,
El Sector e dio en su copo 4." un fragm en to de espótula d e
sección lenticular y otro de sección rectangular aplanado, y tres
punzones sobre fémur de ove mós o menos fragmen tados; lo copo
5," dio uno cabezo de alfiler de hueso de farma de pirámide triangular con entolles acanalados en los coros, que incluso podría ser
pieza posterior (fig. 15, 1) . Pieza interesante es el punz6n-colgonte can perfaraci6n circulor, que debe de considerarse como amuleto profiláctico e incluso pensarse, por su forma , si no serío uno
derivación de los bastones perforados paleoliticos (fig. 15, 2) ,
También se hollaron tres fragmentos de punzón sobre huesos lar gos de ove o de roedor, y un poSible punZÓn espótula. Lo copo 6 ."
dio un posible fragmento de punzón. Lo 7." un punzón de sección
ovalado aplanado completo y dos fragmentos de posibles espátu _
las de sección aplanado.
En el Sector A, en lo copo 4 .", se encontró uno espótula en
varios fragmentos de secci6n rectangular aplanada y o tro punzón
sobre metacarpo de cérvido. De lo copo 5 ." proceden dos fragmen toS de punzón, otro sobre cllbito de ove, bien conservado, y un
fragmento de espátula.
Del Sector B y de lo capo S." hoy dos fragmentas de espótulo
de secci6n aplanado, un punzón sobre cúbito de ove completo, otro
sobre metatarso de cérvido, medio coño, y otro fragmento sobre
hueso de ove.
Del Sector O de lo copo 4." procede un fragmento de espátula
sobre caño de hueso largo de ove. De lo 5.", un fragmento de ápice
de punz6n sobre hueso largo esquirlodo y de lo 6." una espótulo
sobre costillo de mamífero fragmen toda en sus extremos.
- ,, -
[page-n-86]
F_ JORDA CERDA
III.-OBJETOS DE ADORNO
Ademós del br07:o1ete \frogm~nto) citado entre los materiales
de piedra pulimentado y de 10 aguja y olfiler de hueso ci tados an
leriormente, aparecieron algunos otros objetos de adorno.
Del Sector E, copo 2.~, procede un colgante sobre Pcctuneulus
con perforación Irregular producido por percusién, en el fonda de
la valva De lo copo 4 .", uno posible cuento de collar de hueso o
1~11~
~
J
Plg, 15.-CuCllt.a8 de
coll~r,
¡.eJo de ceriWlJea y punzón de tres b1seles. IT. 11.1
medio pedorar (tig, 15,3) , De lo 4 .', uno cuento de collar incom
pleto, sobre hueso {fi9. 15,4). En lo 6 ." se encontró un Cordium
edulc con perforación circular en lo base. En el Sector E-e Jos ca
pos 8.. y 9 ,· dieren codo uno colgan tes perforados de Cordium
edule.
Del Sector D proceden dos cuentos de collar discoidales, corae
teris ticas de esto época, encontrado uno en lo copo 1." {fi9, 15, 6)
V lo otra en la capo 4," (fig. 15, 1) ,
Ademós hoy un fragmento de cerómica fino recortodo en far
-"
[page-n-87]
L.... TORRE DEl MAL PASO
me circular y con perforoci6n centrol que se encontró en lo copo
2· del Sector E, que porece ser es uno cuento de collar (?l (fig
15, 51
J.
!
./
"
-
[page-n-88]
"
IV. -CERAMICA
F. JORDA CERDA
Fue conston te lo presencio de lo cetómico en todos los copos
y sectores de lo cuevo. Todo ello presentaba la mismo composld6r.
con abundante gronulodo cuarzoso en su interior y uno cocción
deficiente, que hoce que el color amarillento de cuero, que pore<:e
el corriente en esto dose de cetomica del Bronce iniciol no se hayo
obtenido lo mayoría de los veces como resultodo de excesivos oxi
dociones (] reducciones
Cosi todos 105 formos que se han podido reconstruir nos mues
trOn el uso de preferencia de las formos de fondo curvo o opun
lado (fig. 16). Los vasijas, solvo uno de ellos, no debían de ser de
grandes dimensiones. Ya hemos dicho lo fragmentario de su esta
do y 10 casi imposibilidad de recons truir un solo vaso. Hoy vorios
ejemplares de osas, que suelen ser en cinla y un fragmento de un
vaso con perforaciones, posiblemente uno vasija-colador. del Sector A, capo 4 ," (Hg. 17)
1"18. 17.-l"rulrllcnw
d~
ccmimlce. con perforaciones.
("1'
n.1
Lo mayoría de lo ceromíco carece de decoración; no obs tante
se encontraron varios fragmentos decorados en ocasiones con ma
tivos muy originales e interesantes; así, algunos con cordones con
incisiones en éstos, irregula res y algo profundas (Lom. 11 , 1 y 2)
- 88 -
[page-n-89]
LA TORRE DEL MAL PASO
"
Tombié."1 existen algunos fragmentos con puntuociones Incisas. tal
como el que presenta el barde de uno vasija, posible cuenco, que
en la porte del borde nos ofrece una doble línea de puntuaciones
profundos (lom . 11, 4). Es interesante un pequeño fragmento de
una decoración de incisiones acanaladas en forma de espino (lóm
11,3) . Mayor interés presento un gran fragmenta de un vaso (Sec.
tor E, copo l.'), de p~rfil co."1 tendencia o la cazuela carenado,
cuyo motiva decorativa es muy original. Se trata de uno guirnalda
lobula¿a, que recarria el vaso por lo parte del cuello en donde se
inicia lo exvosoción. Lo cenefo estó formada por lóbulos dispuestos
en teoria, en el centro de los m ismos se observan cinco incisiones
paralelas y de formo curvado, que entre lóbulo y lóbulo se lim itan
de un modo irregular, los cuales quedan comprendidos por arribo
y par abajo por uno lineo de puntos incisos, qu e siguen el cantor·
no de los lóbulos, festoneóndolos, con lo que se consigue una de·
Clración muy simple, pero gradoso y original (Lóm 11, 5 y fig. 18)
P'lg. 18.
De-<:or.ciOn en
rom¡~
tn~l$i¡
v ,>unteada . \ t :ti
También se recogieron vorios fragmentos que pueden perlene
cer o uno mismo vasija, aunque los lugares de hallazgo difieren
algo dentro de la cueva. Se trota de un gran recipiente, cuyo bor ~
de presenta una tecrio de mamelones. luego la porte alto del vaso
ha sido decorada con acanalados profundos en series de rayos en
ángulo o V invertido en número de seis. limitando esta decoración
angular se encuentran cordones que descienden verticalmente
Hoy un resto de oso, que posiblemente seo del mismo vaso, en for mo de cinto, de cuyo aplique inferior arra ncan tres cordones. Por
desgracia el vaso estó ton incompleto que no es posible pensar en
- ,, -
[page-n-90]
,.
F. JORDA CERDA
su reconstrucción, que siempre resul tarío hipotética (Lóm. 11 11
(fragmento núm, I del Sector e, 9; núm, 2, Sector e, la; núm, 3,
Sector C. 8 y nú m, 4, Sector D, 9)
V.-FAUNA
Se recogieron diverSOS huesos de animales, que hemos podido
clasificar. Ya hemos señolado la pres.encio del Cardium edule entre los objetos de adorno. A este tipo de molusco hoy que añadir el
Ptdunc;uhu y Pe:ten jocobeus.
Entre los ma míferos es interesante hacer notor la presencio de
Equus cctbollus, del cual tenemos dos incisivos y un premolar. El
80S está representado posiblemente por un molar, así como 0 ... i5
Aries. Parece que hoy r.astos de COpTO ibfl'x, Sus scrofo, Mus sp. y
Castor fiber (?¡
Todo esto largo listo es, en resumidos cuentos, el moteriol que
Integraba los ajuares de lo cueva del Mol Poso, moterlol que creemos encierro un interés extraordinario, pues rlOS puede facilita r
uno mejor comprensi6n de las diS1intos fenómenos del Bronce in l·
ciol en uno región ton intereson te arqueológicamente cemo es lo
provincia de Costellón, especialmente en lo región de Segorbe, centro estratégico y geogrcfico de primer orden, puesto que es el poso
obligado de lo ¡.ono cos tera levantino o lo Meseto y 01 Arogón.
IV
CONSIDERACIONES FINALES
No es necesario insistir, o lo visto del anterior estudio de los
materiales de lo cuevo de lo Torre del Mol Po~, en que todos eltos
deben de ser incluidos dentro del BrOr'lce I o Bronce Inicial de los
outores, equivo!enle 01 Eneoli,ico de o tros nomenclaturas. Sin em
borgo queremos señolor algunos notos que 01 parecer pueden caracterizar mejor el ambiente de esto cueva.
Yo hemos visto que en lo cerómico fal to por completo lo pre
sencio del vaso campaniforme, cuando conocemos su pres~ncio en
Costellón ( 16). El hecho en si no reviste demasiado ImportanCIa,
\161 D_ fLETCHER VALLS, loe. en. ~n noTO -'4 y F. ESTEVE GALVEZ; "C.. ramita d. C:UUú", fn lo Plano da ':osTeUón", CQl'\gresos I"Ter"oeiQfICI!u de O.meras PrehisTÓrlcQs y PrOTohISTórica" Atlos de ItI IV Sni6n lMod"d, 19541. ZtI'<>00%0. 1956, póg. 5013.
[page-n-91]
~
TORRE DEL MAL PASO
"
pIJes yo se ha señalado que en lo región valenciano estos tipos ce
rómicas no y,:,n muy abundantes y viene o reforzar por consiguien
te nuestra opinión de que el Bronce inicial levontino adoptó unos
característicos especiales.
Hemos de nolor lo abundancia de puntos de flecho, mientras
1.05 tipos geométricos son mós bien escasos, siendo osi que obun
don en otros yacimientos {nI . Esto podría llevarnos o suponer que
los yacimientos en los que los tipos geométricos son mes obun
don tes se hollon mós cercanos o los anteriores etapos neolitlcas,
que los yacimientos con pocos o escasos elementos geométricos,
sobre todo podemos consideror bastonte verosimil esto _ bservación
o
poro lo región montañoso de los provincias de (as tellón y Valencia, en donde parece perdurar un neoliticp de facies geométrico
(18). lo existencia abundante de estos mismos pun tos de flecho
de aletos y pedúnculo y de los de base en 6ngulo nos pruebo el
predominiO de los enlerramientas de varones, posiblemente COlO
do res,
Por airo porte follan grandes cuchillos, pues solamente pósee
mas un gran ei·~mplor, y los piezas de hoz. están solamente repre
sen tados por contados ejemplares. De lo cual podemos inferir que
lo ogricul turo efO practicado en pequeña escalo entre la gente que
se enterró en el Mal Poso.
También lo escasez de objelos de adorno conviene o una po
brezo relativo de medios entre estos gentes que estomas es tudiando . Todo lo cual nos mueve o si tuarlos dentro de un morco cultu
rot, que si bien pertanece 01 BrOnce Iniciot, cae más bien den tro
ce foses reterdodos, propias de zonas montañosos, incluso o ello
conviene también fos mismos tipos cerómicos y el gusto por los
ternos decorativos utilizados, que nos hablan de lo perSistencia de
elementos neoliticos propios de fa fose último del Nealitico español. lo falto de los tipos propios del cobre, que aparecen en otros
yocimientos con este mismo ambiente cultural, también nos ¡.,eH
no o enlozados con estos perduraCiones culturales de nuestro neo
lítico hispánico , De todos modos, mientras nuestros absurdos c\osi
In! Véos", bibliogrofío "',., D. FLETCHER VALLS, loc. ~; t. en OOIOS I y 4.
{IBI F. JOROA CERDA; "Notos sob.", lo» ~omjen10» del Neolít ico en nue.tro
Penínsulo", Art.h,vurn, 111. 0..'000, 1953, pbg. 259.
D. FLETCHER VALL$ ; "Lo cfQble foceto del Neolltico kispono_mourilOno en
lo Reoión Volenc:iono", Congresos tnTernodonol~ de Clenclos PrehisTóricos y
Pro,ok¡stóri~os, Actos de lo IV Sesión {Madrid, 19541. Zorogoto, 1956, póg. 41 5.
-
91 -
[page-n-92]
F. JOROA CERDA
38
ficociones y ordenaciones arqueológicas obede%con o criterios ton
estrechos como el de si hoy metol o no entre los objetos del yacimien to, o a los no menos onticien líficos de los nombres compuestos de tipo geogrófico-hist6rico, que nunca ociaron nodo, nos encontraremos en todo momento con que lo filiación culturol y cronológico de un yacimiento siempre nos resultara dificil y peligro
so (19).
(¡ 91 Pena evITar en lo posibl .. los defeC1O$ Que señQtomos en el lCJ
Que prel~omos forior un 5illema dogm
huyendo de los tópicos co<,I""tes y de 10$ de!'ll)mlnadone. ",,,,tlu /oleo;" de senlido
equivoco, p'e'end~os s¡mpl1 fkOf lo atluol terminología , que por experiencio
v,,",os Que sólo responde o cr,te rios personolu. Asr, por ejemplo, poro 105 elOpaS
comprend id os enlre lus primeros colonizaciones ogrkolo$ y lo rom~nlzoc1ón d e
nUCStro le,rllorlo hemos ¡nI en lodo o, denor los d,versos molerio l('l; dcnlrO de 1'8
grandes perlodos, cuyos punlos de parlldo podrron corresponde,; I1
10$ com,en·
zos de lo v,da og,kolo, 2 )
lo ¡nslal/roción de lo g,on euhuro urbano del ArIJO,
~ 3) 01 odvenimien lo del mundQ cellico. Un cuadro slflÓplico prO"o'i5ionol de di.
chos !res periodos podrlo quedar de lo ,iguien le formo:
°
°
HISPANICO ANTIGUO
HA I .-los primeros ogricultorn y lo. p<>fdurodones POslpoleolh,eos
HA II.- Agricullores poleou,banos. Primeros megal itos.
HA 111 ._Lo primer" IIron culturo urba .. o (Los Millares) . Ml'gO ll t,smt>
HISPANlCO MEDIO
HM l . -Segundo gran e uhu ro urbano (El Argor).
HM 11.---Prolo-indoeuropeos.
HM IH . -Tortessos.
HISPANICO FINAL
HF J ._Invosion ... ,.,lIieos. UIIPmos colonizocion~ mediterróneos. Fin
de TOrl essos.
HF 11 .-CeltlzocI6n. Apogeo greco-p.:inlco. Iberos 1,
HF 111._Dedlnoci6n d~ ~o cehizaci6n fa e~t obinzociónl. Iberos 11.
HF IV.- Iberas 111. ConquiS!o romano.
Todovfo quedl;l por r" lle no, esto sinap."" que es ~l/.cept ible de modlliCCJ.CiÓn,
yo que ",Iome"'e nos ¡ntereso plonteor uno posible bu" de dl~usl6n JXlfO 01(OnzOr un Si51","0 que nr">$ permi to enlendernD$, suprimiendo d e .. uestros trobolOS Y memotios frases corno estos; "B,once 1 de Pericol", "H'erro celtlco d e
Sonlo_OloHo", "Culturo de los Cueva. de Bose"''', e lc .. <;un los que sólo canse·
guirnos creor HCcplko$ acerco del volal d e nuestro dencio. Por eso rozón V POrqUft no nOS guio ningún ln leri. personal pedtmos ayudo y orientación d esde e-sttl$
pOgino5 o todos oquelltl$ colegas que eslimen o lo PrehIstOria no como un mc<1,o
de lucim,ento p"rsonal y pOntol!o de 5U v01\ldod, .mo como o lo ciencia Que se
ocupo de l e-stlidlo de lo vida de nUé:$IrQS primPlPV05 ontepo"odos,
[page-n-93]
JOIUM ._To.... del Ma l P;uo,
LlUI . L
•
,
1._ Vl&ta d el monUc:ulo }' emlllu.a.mlento de la cueva !IO d el Ma l PMO
2.- Entm d o de lo cueva
[page-n-94]
I,AI'>I . 11.
JOI!U,\ ._ To •• ~
Ceramlcu de la Cllen. del MilI p ;uo ( 1 .. 4 n 2 S,
IFOUl Orull' ,'
[page-n-95]
I .A M. 111.
1
•
•
[page-n-96]
ISSN 1989-508
FRANCISCO JORDA CERDA
(Oviedo)
Los enterramientos de la Cueva
de la Torre del Mal Paso
(Caste lnoyo· CasteJl6n de la Plana)
CONSIDERACIONES PREVIAS
En otro lugar encontraró el lector noticias y
referencio~
o los
Irabojos que en 1946 y 1947 se llevaron o cabo por el Servicio
de Investigación Prehistórico de Valencia en el despoblado ibérico de 10 Torre del Mol Poso y en lo Cueva del mismo nombre
que o lo falda del cerro, que sirve de asiento o dicho despoblado,
se encuentro (Hg. 1.- y Lom . 1) (1) . En estos lineos vamos o oCUparnos exclusivamente de los enterramientos prehistóricos encontrados en lo cueva durante aquellos trabajos, cuyos ajuares forman
un importante lote dentro de 105 materiales pertenecientes o los
e tapas que se encuadran dentro del Bronce 1, o Bronce Inicial.
Si reposamos lo bibliografía referente o este tipa de enterromi",nto en cueva, veremos que corrientemente se extiende dentro
de un oreo que comprende todo lo región volenciono y lo zona del
sudeste. El mismo tipo de enterramiento es yo en si uno oposición
o los enterramientos de tipo megolitico, que de acuerdo con los
autores se inician en nuestro Peninsulo o fines del NeaJitico español, llegando o cubrir y oun dominar uno gran porte del ter ri·
torio pe"insu1or
(1)
D. FlfTCHHt VAlLS, "la CUNa y et pablado to Torre del Mol 1'0.0
Arch ivo d~ I',eh[
ICa.t~tnQVo.Co" ..1I6"1",
[page-n-56]
F. JORDA CERDA
2
Esto excepción, esta diferencio fundamental en un rilO fune
roria (hoy otros, pero no es éste el lugar poro insistir acerco de
ellos) necesito un comentario previo, puesto que no podemos hablar "i situar todos estos materiales del Bronce inicial, sin hocer
.'
i •• r~t ••• \ 111.\ 1'.,"
C
.....
t.u".,,.
,
•
PI¡¡. I ._&mpluamlento de la CUI:V1l de I.f;. T orre del Mal P:a.w
(COSUOinDVo, CUtellGnl
alusión o estos diferencias radicales que encontremos entre lo re
9ión levantino y el resto de lo Península.
En primer lugar, el oreo geogrófico de los enterramientos en
cueva del Bronce Inicial se extiende poco mas o menos desde la
regiÓn del Valle bojo del Ebro hasta lo zono limítrofe entre 105
ac tuales pravincios de Almerío y Murcio, ocupando uno fajo de
tierra que olconzo los rebordes montañosos de la Meseta castellana y aún profundizo en ello posiblemente. Es esto, precisamente,
la zona libre de construcciones megaliticas. Fenómeno este harto
curioso y, por el momento, difícil de explicar. Pera que indudablemente representa una diferencio radical del ceremonial funerario,
poro justificar la cual habrá que tener en cuenta, por uno parte,
.
- -
[page-n-57]
LA TORRE DEL MAL PASO
l
perduracian-2s culturales propias dentro de la misma reglen, por
otra, unos posibilidades generales de vido, quiza distintas de las
qU2 rei naban dentro de la zena megolitica.
Histórica y culturalmente esto zona n.o-megalítico parece ce
rresp:m!lerse, solvo pequeñas zenas, cen la región o terri torio prepie del Arte Rup-2stre Levanlino. Esta adecuación territorial podría
llevarnos o S!Jponer lo existencia de estrechas lozas culturales entre las citados pinturas y los enterramientos en cuevas del Bronce
iniciollevontina. Indiscutiblemente, lo hipótesis de trabajo que con
ella se puede formular es atray,mte y sugestivo, sobre todo teniendo en cuenta que el Arte Rupestre l evantino tiene su posición
cronológica en discusión y par lo que sabemos (2 ) no parece que
pueda haberse desarrollado dentro del llamado "Mesolitico". Pero
por el momento la escasez de datos de inves tigación, que pudieron suministrarnos algún elementa de juicio, es bien patente. Na
poseemos ninguno base en la que cimentar los necesarios relacioMes y comparaciones, que nos permito desarrolla r [o hipótesis de
lo coincidencia de los pueblos levantinos del Bronce inicial con los
que elaboraron los pinturas rup.astres 01 aire libre. Aporte de 10
c-:>inddencio de óreos sólo podemos añadir que ambos pueblos eran
cazadores e incluso hoy alguna escena en oquellas pinturas, que
podría inducirnos o sospechar ciertos conocimien tos ogricolos (3) .
Pero por el momento tene mos que contentar nos con pensar en que
toles relaciones fueron posibles, o tenor de lo que lo investigación
nos reserve .
En segundo luga r, es inleresonte hocer notor que junto o la
falta de megalitos dentro de lo región sudlevon tina, JXXIernos ob
servar uno gran pobreza de hallazgos de vaso campaniforme, lo
cual ha sido puesto de relieve por Fletcher (4) . Aunque no creemas que el vaso campani forme forme parte del movimiento cultufal que engendró las grondes constrUCCiones megolíticos y acom pañe o estos en su expansión par los ter ri to rios extrapeninsulares,
sin embargo hemos de oceptor que ambos elem~ntos son los dos
(21 Veose un IXIflderodo eSTud io de lo cuesIIOlI en L. PERICOT GARC1A ,
"Lo España PnmiTlvo" , Barcelona, 1950, pOo. 88 y u.
(31 M. ALMAGRO 8ASCH: "El covocho , on pInTuras rupn"e~ de Cogul
(Uddoj", t"5li TutO de h !udlos lIe,d.M .... , Lérldo , 1952.
M. ALMAGRO BAS:::H: "loo pinTuras fUf)eSlrH leve nUn"," , PublicGGiones de!
IV Congreso InlernGGionol de Ciencio. PrehIstóricos y Proloh J
Slórieos, Madrid,
t954.
{4} D. FLETCHER VAlLS : "La cQVQdm ~~ukroJ de 1 ladeUI de! Cost,JJo
0
(Chivo)" , Archivo de P' eh1
5lorJa Ll"Vanlir"IQ, VI, Valencia, 1951 , póg. 13 .
[page-n-58]
f. JORDA CERDA
exponentes de un gran movimien to cultural de los pueblos hispO·
nicos, que si bien originados posiblemente con absoluto independencia, nos demuestran la actividad creodera de nuestro Pen¡nsula durante.el Bronce inicial, actividad que tiene cama acicate
las influencias provenien tes del Mediterrónea, tonto de los islas,
cemo de las regiones continentales, en especial, mesopotómicas,
sin que sean despreciables los egipcios. Las relaciones con todo
este mundo oriental son muchas y muy diversos. Tanto las series
de puntas de flecha, como tos grandes cuchillas rituales, objetos
de adarno, tipos cerómicos, idoJos aculados, etc., demuestran unas
cloros aportaciones del gran foca cul tu ral de Orien te, ya que todos esos datas nos demuestron amplios contactas con aquellos
poises que facilitaran la adopción de Jos distintos elementos cul tu rales y permitieran la creación de otros nuevos. Mientras que el
fenómeno megalítica tiende a ocupar la zona costero desde AI _
meria hasta el Bidasca, con tinuóndose luego por el Pirineo y parte
de Cataluña, y mientras el enterramiento en cuevas parece propio
de la región sudlevantina, que yo hemos apuntado, el vaso campaniforme parece que tiende o centrarse en el interior de la Peninsula, aunque encontramos sus proyecciones tanto den tro de lo
zona de los enterramientos en cuevas, como de los regiones en que
abundo el megalitismo. Ello nas permite calibrar un fraccionamiento cul tural en nuestro península y penSOr en la existencia de
distintos centros u hogares culturales, en tos que debido bien o la
intensidad de los influencias exteriores, bien por imponerlo el ambien te geogrófico, o bien por el influjo de factores que escapan
todavía a nuestra conocimiento, tomaron mayor relieve ~ por lo
menos eso es lo que se presento o "grosso modo" ante nuestros
observaciones- los disllintos elementos cul tu rales aue venimos
anal iloondo.
As¡, por ejemplo, en el Sur y vertiente afJóntica se organIzo
sin duda uno sociedad fuerte que posibilitó la creación de una gron
arquitectura fu nerario (y urbano). Tal sociedad basaba su susten10 en uno agricultura de secano de tipo cerealista, con alguna legumbre (?), montenla reboños de cobras y ovejas, con los que com pletaba su alimentación. Pero el ingreso mós saneado, que les
permili6 realizar los grandes construcciones provenía, a no dudarlo, de lo m ineria, con la explotación de los ricos yacimien los de
cobre y plato del Mediodía y Occidente hisp6nicos. No es posible
explicar de o tro modo lo existencia de las form idables necrópolis
del Sudes te y de Portuga l, sin pensar en que toles esfuerzos de-
[page-n-59]
LA TORRE OEL MAL PASO
.
•
5
bieron de ser financiados por sociedades estructurados autoritariamente, con sistemas pollticos, religiosos y sociales con cierta
complicación, necesarios poro lo ordenación de uno economía de
explotación mínero.
Todo lo contrario debía de ocurrir en lo región sudlevontino
En ello no se conocían yacimientos de cobre o de plata (salvo la
::ona de Cartagenol. Por 10 cual no exislía la posibilidad de como
pletor lo economía agrícola, en la que basaban exclusivamente
su vida, con los aportaciones que suponían las explotaciones mineras en el Sur. En el Levante predomina lo vída agrícola junto
con lo cazo y la posible domesticación de animales. Por lo que
sabemos del poblado de Navarrés (5), parece ser que la región
sudlevantina en aquellas tiempos se mostraba pródigo en tierras
pantanosos, cosa que no tiene nodo de particular si consideramos
el régimen torrencial y de alud ocuótico de sus ríos. La actual
Albufero poseía uno extensión mucho mayor que lo actual y eran
frecuentes en los tierras del interior lo existencia de zonas ponto ·
nasos a con pequeños logunos, como lo demuestro el mismo poblado de Novorrés, en el reborde mós bajo de lo Meseto, junto o
una ontiguo laguna (también en las tierras altos de Alcoy, Ali cante, existe una partida llamada L1acunes = Lagunas). Por desgracia conocemos muy pocos poblados levantInos de esta época,
pues el de Compico de Lébor (Totano, Murcio). reviste unos caraCleres especiales en cuanto o medio ambiente (6). Pera por lo
s!tuoción de Jo gran mayoría de los cuevas funerarios, que se hallan casi siempre o media ladero y en porajes próximos a fuentes
..: dos, es de suponer que los pobladas se encontrasen bordeando
los tierras llanos y pantanosos, coso o lo que conviene también lo
mayoría de los materiales recogidos que nos hocen pensor en uno
agricultura de tipa nortico!o, tal como puede desprenderse del tipo
de "hobitat" de Navorrés.
Si los zanas de los grandes necrópolis tienen uno economía
fuerte basado en lo agricultura extensivo, lo ganadería y lo mine ·
rio, e! resto de la poblaCión peninsular que se enterró en los construcciones do!mé ..,icas fue esendolmente postoril, osi como el res ·
(5) J . CHOCOMElt GAL .... N: "La c dmera CXplOioción palaliliea c" E5p0.
""''', Archiva de Prehi5loria levantino, 11, ValenCIO , 1946, p6g. 93.
1. B.... LlESTER TORMO, "La lobor del s.e.r-.icio de ln,,~t1110c\ón Prehistórica
y", M ....eo en los afios 1940 a 1948", Volenclo, 1949, ¡>Óg. 77.
(61 E. DEL V.... L CATURLA: "El poblodo del Bron~e J Med lterróneo del
Campico de l~r. TOlano (Murdo)". Cuadernos de Historio Primitivo, 111 , Mo drid , 1948, pág. 5.
-
~9 ·
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6
fO
F. JORDA CERDA
de lo población del interior de lo Península, que siguió vi .... iendo
como en los tiempos neolíticos, siendo la caz.a y lo recolecci6n de
uno agricultura pobre los elementos bósicos de su sustento. Esto
diversidad de tipos de organi zoción social y de f ormos económicos,
puede explicarnos en cierto modo lo voguedad que ocerco del origen
del voso campaniforme tenemos, yo que indiscutiblemente fue lo
creoción de pueblos de vido semisedentorio. No podemos dejor de
odmitir los posibles elementos orientales que obraron en lo creación
¿e 101 tipo cerÓmico. Indiscutiblemente hoy una gran resonancia
de motivos y tipos orientales en toda lo cerómico del Bronce iniciol
hispónico, pero algo hemos de conceder 01 genio español y es posible que lo técnico de lo decoración campaniforme seo un trasunto de lo técnico de lo decoroci6n en modero, pues sin duOO alguno, aquellos poblaciones semisedentarias, con gran preponderancia
del pastoreo, tendrían, o no dudar, vasos de modero en los cuales
posiblemente hubiesen practicoda uno decoración. Pero esto cae
también dentro de lo puramente hipotético.
Por último, nos intereso hacer observar que el oreo geogrófico
$udlevon tino de los enterramientos en cueva viene o superponerse
en cierto modo o lo región que o fines del Paleolitico superior fue
ocupado por lo culturo que hemos denominado Ep¡grovetiense. Es
éste también un fenómeno sobre el cual nuestro inforTl'l(lci6n es
escoso, pero que va adaróndose a medido que profundizamos en
su estudio (7). Ello impl icado lo persistencia de un fondo de po.
blecion lo suficientemente uniforme (no en el sentido racial, sino
en el de pueblo) paro permitir desde fines del Poleolitico uno per·
sistencio cultural encuodrado dentro de fórmulas propios y regionales, que no obstante lo aceptación de las influencias exteriores,
continuo modelando sus formas culturales dentro de patrones
propios y peculiares. En este sentido se pronuncio Fusté (8) cuondo en su magnífico estudio de lo población de l Bronce inicial en
lo regi ón valenciano señalo el predominio en ello del tipo mediterróneo grócil, 01 cual se une el tipo eurafricono, también mediterróneo, de mayor tamaño y mós robusto, con acusado dolicocefalia, señalando odemos lo presencio de un substrato "paleomorfo"
de rasgos cromoñoides, Lo cuol implico la perduración dentro de
17) f. JOROA CERDA: uG'av~!jense y Epigrevetlerue en le ~Ñ:I medl_
'erróneau, CeesCl'eugu.lo. 4. Ze'OI;IOlO, 1954, pág. 7.
(81 M. FUSTE ARA: "Estudio antropológIco de los poblado.-es Neo-Eneolilicos de ¡e R~Jón Valenciana", ~rie de Tr
..
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LA TORRE DEL MAl PASO
1
la población sudlevontina de los tipos paleolíticos, a los que se superpone el hombre mediterróneo de tipo grácil y poco robusto, 01
que se añade el hombre euratricano de gran ascendencio en el
Próximo Oriente. Así, pues, los supuestos de lo formación de lo
población sudlevantina hispánico vienen o señolarnos lo existencia
de uno cierto "uniformidad" en su composición, lo cual ounq~e
puede extenderse al resto de lo Península, no llego a las regiones
nÓrdicos de la misma, donde parecen predominar los típos braquicéfalos. Seria de gran interés poder lIegor o mayores precisiones
en cuonto o lo antropología de estas poblaciones e incluso poder
llegar a distinguir a los verdaderos pueblos pastores, cuyo trashumancia implicarío uno mayor variabilidad, de lo.; pueblos agrícolas
de los fo jas costeras, aunque creemos que será problema este de
di fici l y compleio investigación.
De todos modos, estos problemas de población, geograffo, medio ambiente, substrato culturol y étnico, e~c_, tienen aún mucha
campo por desbrozar. Hemos permanecido demasiado tiempo
aferracos 01 estudio de los elementos arqueol6gicos, separándolos
en cierto modo del m ismo hombre que los creó, el cual ha venido
a parar a un segundo términa. Si la nuevo orien tación de la Arqueología auxilioda por los demás ciencios históricos puede hacer
que se estudie nuestro Edad del Bronce desde puntos de vista exdusivomente históricos habremos cOrlseguído un gran objetivo_
Lo Arqueologío sin el hombre no es nado, sino erudición
11
lOS ENTERRAMIENTOS
Lo excavación de lo cueva se realizó dividiéndolo en sectores.
Cado uno de ellos fue excavado sistemóticamente, reba jóndose lo
tierra por copos, de distinto espesor, de acuerdo con los grandes
p~dros que interrumplon los estratos y que dificultaron de un modo
extraordinario lo excavodÓn. El Sedor E se denominó a Jo parte
de lo entrodo. El Sector e se encuentro debajo de uno obertura
natural de lo cueva, y Q continuación del E. ~Iguen JuC!¡o los Sec·
tores A y B, ambos en lo porte centrol de la cueva, o continuodón
del e y limitando uno con otro. Finolmente nos i!ncontramos con
el Sedor O, que se hallo siluado o continuación del A. lo .cueva,
como puede verse en lo planto que ofrecemos, tíene uno formo de
0> -
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,
F. JOROA CERO¡\,
mongo y es uno oquedad de tipo córstico muy an tiguo formado en
el sentido de lo diocloso (véase lo fig. 2 del trabajo citado en la
nota 1).
A pesar de que la cueva fue ob jeto de numerosos rebuscas 01'1
les de nues t ros trabojos, siendo una de ellas lo que dio pie para
que el Servicio reolizara en ellas excovociones m etódicos, 00 po
cemos hablor de que existiese uno gran remoción de tierra, salvo
en algunos puntos de la superficie que no llegaron o interesor far
molmenle 01 est rato del Bronce iniciol y el sondeo reoli:i:odo por
Morfi GarceTan en lo porte correspondiente 01 Sector D, en donde
con todo seguridod los materiales salieron COn poco goran tía de
no haber sufrido remociones.
Debajo del nivel ibero-romano estudiado por Fle tcher (9), se
encontró un gran nivel arqueológico que por sus materiales ha de
ser incluido dentro del Bronce I o Bronce inicial hispánica. En el
corte esquemótico que de lo cueva publicamos Uig. 2.") puede oh
servorse lo extensión de este gran nivel prehistórico, entre cuyos
tierras nos encontramos con uno serie de enterramientos muy s~
mejantes o los que yo se conocian en lo región levant ino de lo
mismo época.
El estrato arqueológiCO estaba formado por tierras parduscos
<:alizo-arcillosas, entre los que afloraban num~rosos lajas de pi~
dro y cascote col izas, producto de desprendimien tos de Jo propia
cueva que nos dificultoren suceslvom~nte lo excovadón de lo mis
mo . Los enterramientos bien se encontrobon junto o 105 oquedo
des de los paredes, bien baja los huecos que formaban los grandes
lajas de piedra caídos, o se hollaban rodeados de piedras, como
dandoles protección. la tierra que se encontraba junto o los que
podemos llamar "paquetes funerarios" era siempre de coloración
mós oscuro y parecía contener gran cantidad de moterio organico.
los paquetes funerarios ofrecian a lgu nos port i culoridad~s de
disposición q ue conviene puntualizar. los restos 6seos se encontraron por lo general agrupados en pequeños montones o "paquetes",
mientras q ue los utensilios u objetos, que formaban los a juares,
se hollaban dispersos por lo z{)no próximo 01 "paquete", pero roro
vez en contacto directo con él, sino en sus cercanías. Estos paque ·
les estaban integrados por huesos humanos recogidos y o montona
dos con cierto desorden. Con frecuencia alrededor del croneo se
(91
D. FLETCHER V....LLS, loe. cit. en nola
_
Ir.! _
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LA TORRE DEL MAL PASO
u
,
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ID
F. JORDA CEROA
:>bservo la presencia de Muesos torgos rotos y colocados sin ,un or
den determinado. Fue también un hecho frecuente el encontrar
mandíbulas suel tas e incluso va rios junto o un craneo. También
fue norma general encontrar lo cerámico extremadamen te frag .
mentada, hosto el extremo de que no se ho podido reconstruir
ningún cachorro.
Todo ello n05 induce a suponer que ante los enterramientos de
la Cueva del Mol Poso nos encontramos con un rito funerario en
dOJ etopos. Es decir, que lo que hemos encontrado en el Mol Poso
son unos segundos e nterromi enros, o mejor dicho, el resultodo de
uno segundo fose del Tito funerario. De ahi el desorden en la co
locación de los huesos, 10 situación anómala de los ajuares y 10
roturo y dispersión de tos vasos cerámicos funerarios. Podemos
suponer la existencia de una primera etapa, durante la cual se
verific6 la deposici6n del codóver con el ajuar y vasos fun~r{lria5
en algun lugar destinado o lo putrefacci6n o descarnaci6n del
mismo, Posado olgun tiempo, con los restos que quedasen del mis
mo se haria un paquete, que se depositario en la cueva, añadien
dase las restos del ajuar y los fragmentos de los vasos. lo opero
ci6n pudo haberse realizado dentro de la misma cueva en sus das
fases, por la que par le de los ajuares quedaría en el sitio, parte
serio robado y de seguro que lo cerámico serio roto y dispersado.
Es posible que nuestros puntos de vista intentQndo explicar lo
que ocurri6 con aquellas enterramientos sean dificHes de admitir
En todo caso este tipo de enterramiento en dos etapas es propio
de 105 pueblos con agricul tura rudimentario, cuyo estado cultural
puede corresponderse poco más o menos con los que nos muestran
los hollo?:gos del Mol Poso. Es te es :ado cultural se aviene con lo
que los etn61ogos denominan Cicla Paleomohiorcal. de los Dos CIases, o de los MGSCClraS (10). A incluirlos dentro de esta etapa cul
tu ral conviene tambien la ergologío de los ajuares, que nos do o
conocer o un pueblo que conoce lo agricultura y los progresos de
lo cultura agrícola (hachos, dientes de hoz, cerómico, etc.) y que
o lo ve?: proctico lo cazo (los numerosos puntos de flecho encon trodos) y es posible que conociese 10 ganadería, aunque los restos
de animales domesticas que poseemos no seon demasiodo convin centes. Tol tipo de vida les vino impuesto por lo misma regi6n en
donde vivieron : zona montañoso en lo que se obren pequeños va
1101 G. MONTANDON; "L'OIOg
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LA TORRE OEL MAL PASO
1I
lIes abrigados y fértiles, que permitirían una agricultura cereaJis
10, osi como uno cazo moyor y menor en los sotos y bosques cer
conos.
Aunque el número de craneos est'...Idiodos es solamente de cin
CO (11), los paquetes funerarios localizados fueron seis, más uno
mandíbula aislado aparecido en el Sector D. Como ya hemos opun
todo, se recogi6 un número di;! mandfbulas superior al de cróneos
hollados y también 01 numaro de paquetes funerorios, lo cual puede Interpretarse como que el numero de cadciveres fue superior al
de paquetes, y que viene a confirmar en cierto modo nuestra opi o
nión de que se trato de enterromiento en segundo fose, habién
dese recogido en esto segundo etapa restos que, perteneciendo o
Otros individuos, se encontrobon en el Jugar de putrefocción y des
carnaciÓn.
los distintos paquetes funerarios se encontraban dispuestos del
siguier"lle modo :
SECTOR E: En lo zono de entrado de lo cueva se encontraron
diversos restos humanos can ajuares. En la copa 1.& se recogió un
fragmento de bóvedo craneono, que 01 parecer se encontraba en
tierras algo sospecnosas y que creo debe de proceder de lo expolio
ción del Sector D, siendo abandonado por los buscadores. Oecimo:>
esto porque no se encontraron en esto parte y copa mós hueso
humano que éste y n~ guardo ninguno reloción estraligráfico con
el enterromiento que se holló unos copos más abCIjo.
Entre los copos 4.& Y 5.", o uno pro fundidad de un metro (fig
2, numo 1) se hollaron uno serie de restos óseos humanos forman
do un gran paquete. E'Eotabo ir"ltegrado por numerosos fragmentos
de cráneo, tres mandíbulas inferiores, uno superior y fragmen tos
de otros cuatro; además, varios fragmentos de huesos largos (elo... ¡culos, costillas, etc.). Como yo hemos señalado, lo presencio de
mandibulos en nümero superior 01 de pasibles cráneos existentes
en el paquete, fue un hecho que nos hizo pellsor en que se !foto
de un enterramiento en do:> foses ,
SECTOR C: Junto a lo pared derecho de lo cue...o y bOja uno
especie de covacha que tiene lo mismo (fig. 2, numo 2), se hollaron
uno serie de reSlOs humanos, entre los que recogimos dos mond¡~
bulos inferiores, un fémur, uno C!ovicúlo y otros huesos, pasible-
(111
M. FUSTE ARA; loe. cit. on noTO 8.
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"
f
JORDA CERDA
mente de uno bóveda crO:"leana. Se encontraron hacia 1 m de
profundidad, es decir, poco mas o menos o lo altura del "paquete"
del Sector E. en un gran desoró!n, de tol modo que poreda uno
aglomeración o montón óseo recogido de prisa y corriendo y colocado rápidamente en un rincón . Quizos por su proximidad a lo po
red de lo cueva, cuyo roco es sumamente permeable, los hueso~
de este paquete se encontraron en un estado de conservación la mentable
SECTOR B: En lo copo 5.a de este sectOr y o uno profundidad
de 1'10 m. se hollaron en el centro del estroto unos losas, debajo
de los cuoles se encontró un nuevo "poqu:!!te" funerario (fig. 2.
num o 3). Del cróneo sólo se pudo recuperor lo calvario, puesto que
lo coro y porte del frontol quedaron destruidos. A su alrededor
existían numerosos huesos largos, lo moyorio rotos y astillados.
A lo mismo altura y o uno distancio de 1'50 m . del "paquete"
que acabamos de describir, siguiendo lo pored de lo cueva, aparecieron una b6veda craneana fragmentado y en posible continuidad con estas fragmentos, aunque na fOrmando el tipico montó"
con 105 mismos, unos huesos largos en mal estado de conservación
(Hg. 2, núm. 4).
Entre los 1'20 m y los 1'40 m (copa 6."), debajo de uno gran
piedra, que se continuaba en parte dentro del Sector A, se ha1l6
un nuevo cróneo, rodeado de uno serie de huesos fragmentados,
dispuestos en el acostumbrado desorden. Su estado de conservo·
ción ero deficiente La tierra parecía contener restos de cenizo PI
o más bien materia orgónica procedente de lo putrefacción, 10 cuol
le daba uno colOl"oción entre grisáceo y pardusca Hig. 2, núm. 5).
SECTOR D: En la copo 1." de esto zona mteflar, entre los l'BO
m. y los 2'10 m . se encontr6 uno mandíbula humano, sin que nas
fuera dado hallar otros huesos que pudieron estor en relación con
lo misma. No pudimos llegar a pl"ecisor si se trataba ¿e los restos
de un enterramiento destruido o s i fue colocado 011[ intendono
dometlte. Hoy que tener en cuento que el Sector D fue el mas sujeto a r-emociones y que sus tierras se encontraron revueltos, de
ohi, que seo dificil precisar si hubo "paquete" funerario, pues
hasta el momento 10 ZOna no nos ha proparcionado otro hueso
humano (Iig. 2, MI
Toles son en lineas generales los aspec tos que presentaban
los dist intos paquetes funerarios enContrados en lo cueva del Mol
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LA TORRE DEL MAL PASO
"
De seguro que el número de enterramientos fue mos numeroso que el de los croneos encontrados, puesto que, como hemos
visto, en codo paquete existía lo posibilidad de que 105 huesos que
lo integraban perteneciesen o varios individuos, que por el número d~ mandibulos encontrados podemos cifrar provisionalmente en
unos diez.
Como hemos expu~sto 01 principio, este tipo de enterramiento
en cueva y en "paquete" es frecuente en todo la zona sudlevon
tino y no vamos oqui o extend~rnas en su enumeración, sobre toda
teniendo en cuenta que recientemente se ha hablada del temo en
trabajos muy interesantes, en los que se r.ecoge lo bibliogrofia ac tual, osI como los numerosos yacimientos conocidos en el día f 12.)
PO!>O.
"'
LOS MATERIALES
Los dispersos a jua res encontrados en lo cueva del Mot Poso,
aunque reflejan sin duda alguno agrupaciones característicos de
ob jetos encuadrobles dentro del Bronce inicial hispanico, no son
excesivamente ricos y abundantes, en relación con los hallazgos
realizados en .otros cuevas levantinas del mismo tipo. Faltan los
objetos de metal, observación que yo realizó Bollester Tormo (13)
01 estudiar los enterramientos de Comí Real de Alocont. Es éste
Jtro doto o tener en cuento en lo cuestión de los segundos enterramien tos.
En lo siguien te exposición de mal eriales no hemos seguido
ninguno sistemólico especial, ounque hemos procurado disponerlos dentro de un cierto orden. Utensilios de piedra, de hueso, objetos de adorno y cerómica serón los apo rtados en Jos que quedan
comprendidos todos tos objetos que yomos o estudIar.
t.
OBJETOS DE PIEDRA
Podemos agruparlos en dos secciones: Al Piedra pulimentado,
B) Piedra tallado, yo que ambos tipos estón ampliamente repres~n
todos.
¡ 12j
O. FLETCHER VALLS; loc. (;t. en noTa 4.
l. BALLESTE!!: TORMO: "La covacha sepulcral d~ COlO! Real. "Ibaldo" .
Archivo de P'ehllloria Levantina. 1, 1928, Val.nda, 1929, pago 31 .
(13)
- ,, -
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f . JORPA CERDA
1-4
Al
Piedro pulime ntado
l .-Hachas.-Se encontró una de ofi ta y seCCIO!1 aval (fig 3,
1). que ofrece por su perfil cierta tendencia o azuelo, en el Sector
1
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Plg. 3.-1, tw:ha : 2, azuela; 3 y
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elóCOplo.. \T.
n.)
E, copo 1.... Otro ejemplar de hachito, de sección oplonada y lor
mo triongulor, cuyo aspecto es lo de ser un objeto votivo (fig. 3,
21, se holló también en ('1 St'ctor E, copa 2 ", siendo de fibralite
-
.-
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LA T ORRE DEL MAL PASO
"
2.-Escoplos.-Se encontraron dos ejemplares en el Sector E.
El primero (Hg. 3, 3) es de ofita y ofrece Un borde cortonte can
escosos señales de uso. El segundo (Hg. 3, 4), algo mayor que el
anterior, es de fibrolito; fue hollado en lo copo 5.·, Sec tor E y presento el borde cortante muy desgastado. Estos dos tipos que co·
rrientemente se incluyen entre los a zuelas, nos parece mejor considerarlos como escoplos.
3 .-Brozolete.-Dentro del Sector E, copo 3 ,~, se encontró un
fragmento de brazalete tollado y pulido sobre piedra de m6rmol ,
su secci6n es aproximadamente semicircular, presentando el pIona diame tral 01 exterior (fig. 4, 3) .
J
,.
PlI;. 4.- 1. paleta ( t ): 2. n] l!;lI,dor ; 3, frngml'nto de brnl'Alcte. (T . n .\
4 ,-Po[eto . - Incluimos den tro de esto rubrico un objeto de
pIedra arenisco y formo rectangular con los óngulas redondeados,
de secci6n oplonada (fig. 4, 1), fue hollado en lo copo 2.· del Sector E. Se troto, sin dudo, de uno pequeño paleto de .tacador, degeneraci6n de los tipos primitivos y originarios. Corrientemente muchos de estos piezas se incluyen dentra de los alisadores, pero
éstos suelen ser mós alargados, por lo que creemos que esto pieza
debe de ser considerado más bien como uno pequeño paleto de
locodor.
-
69 -
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F. JORO" CERDA
"
5.-Alisedor. - De piedra arenisca se encontró un pequeño
ejemplar, de formo olargado y sección oval aplanado. en el Sec
tor E, copo 7,- (fig. 4, 2).
Como puede observarse, todos los materiales que ofrecen pulimento tuarOr! encontroeos en el Sector E, mientras que en el rasto
de los Sectores excavados no nos fue dado encontrar nlngun tipo
de pieza Que pudiéramos incluir dentro de este aportado. Ello es
bien significotivo y o nuestro entender se trola de que el ajuar o
ajuares del Sector E, pueden ser algo anteriores (] los de! resto de
lo cueva y que o medido de que los enterram ientos se fueron verificando en epocas posteriores von predominando los elementos de
cazadores y postores.
D)
Piedra tollada
l.-Puntas dI' Hecho.-En 10$ alrededores de todos los ente
rramientos aparecieron varios lotes de puntas de fleche. Su nu
mero total es de 40, de las cueles sólo hemos representodo 36, pues
el resto san fregmentos. Atendiendo o su formo los hemos agrupo
do en: o) de pedúnculo y aletos; b) romboidales a de basa en ón·
gula. El primer t ipo es cloro y acerca del mismo apenas hoy diver
gencias en la descripción y calificaciÓn de los piezas. En el segun·
do las apreciaciones varion y los out~res mul tiplican 10$ d:?nomi~
nodones y los grupos, sin tener en cuento que el denominador co ·
mun de todos el!as es el de ofrecer lo base en óngulo Nuestra
clasificación no pre tende ser mejor que los otros y s1 solamente
simplificadora.
o) De peduncula y aletos. En el Sec tar E se encontraron en
abundancia. Uno fragmentado en 10 copo l ." (tig, 5, 1), en lo copo
2." se hollaron uno con el opice roto (fig. 5, 2) Y o tro con las o!e~
tos incipientes y roto en el ópice (tig. 5, 3); de lo copo 3." hoy un
buen e jemplar (fig. 5, 4) algo asimétrico y en lo 4." apareció el
fragmento de otro gran punto (fig. 5, 5) por desgracio muy incompleto, y otro con oletos rectos e incipientes (Hg. 5,6); todavía en
lo copa 7." encontremos uno punto fragmentada en el 6pice y ale·
10 derecho, induible dentro de este t ipo (Hg. 5, 7).
En el Sector e se encon tr6 un solo e jemplar fragmentado en
el ápice y en su aleto derecho (Hg. 5, 8), den tro de la copa 4.°.
En el Sector A se hallaron una punta asimétrica en lo copo 4.'
(figuro 5, 9) y en lo porte inferior, copo 6.° del Sector AB (unión
del A y del Bl hobia otro punto con la aleto izquierdo roto
(f1g. 5, 10).
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10 -
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LA TORRE DEL MAL PASe
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F. JOROA CERDA
18
El Sector O ofreci6 en su copa 5," un e jemplar
COn
ápice
IS05
céHco muy pronunciado (Hg. 5, 11); en lo 6,·, un fragmento de
ápice y dos buenos ejemplares (fig, 5, 12 y 13), con roturas en el
ápice y oletos; en 10 copo 8 ,- habla un e jemplar con oletos rectos
y ligeramente asimetrico (fig. 5. 14) .
b) Romboidales o de bose en ángulo. Este t ipo, como yo hemos indicado, se presto o ser interpretado dentro de multiples va
riontes, que von desde lo base en ángulo 01 de muñones, pasando
por el netomente romboidal. Paro nOSOlr05 lo punto de muñones
es una varian te de lo de aletos y pedúnculo. Así que los dos grupos en que dividimos estas puntos de flecho en r~o1idod sólo son
u n solo tip!),
En el Sec tor E, copo 2,', se encontró una punto de formo oJivol
COn m uñón y roturo en lo bose (fig, 6, 1). Lo copa 3,- proporcionó
tres puntos de tipo romboidol (fig , 6, 2, 3 y 4), lo últI mo incom
pleto; en lo 4- había dos romboidoles en los que apenes se inician
los muñones (fig, 6, S y 6) ; en lo copo 5,· se encontró uno punto
romboidel con retoque periférico, que no recubre lo porte central
de lo pieza (fig, 6, 7) ; lo 6 ," dio uno punto lanceoloda, fino y estrecho (1ig . 6, 9) y otre que es un tipo intermedio entre los pe
dunculodas y los romboidales (fig. 6, 8) .
En el Sector se holloron en lo copo 4." tres puntos, uno (fig
6, 12) con retoque periférico, o tro tfig, 6, 11) fa liácea y alarg:xla
y lo tercera con muñones, con posible fracture de la base (fig 6,
la) ; de lo copa 5." son dos romboidales y can muñones (fig, 6, 13
Y 14). otro romboidal y can retoqwe periférico (Hg, 6, 15) y o tra
romboidal asimétrica y re toque periférico (f1g, 6, 16) ; en la copa
7 ." fueron encontrados dos pun tos, una romboidal con muñones y
osimétrico (Iig. 6, 18) Y o tra romboidal alargada (fig, 6, 17) o,
podriomos decir, pseudorromboidol
En el Sector AB se encontraron dos puntos romboidales, uno
alargado y con muñones (fig, 6, 19), le o tra asimétrico y con re
toque perifériCO (fig. 6, 20), dentro de la copo 6.".
En el Sector D se encontró una pun to ligeramente asi métrico
en su capo S," (fi9, 6, 21) ,
Den tro de lo rúbrica de pun tos podemos añadir todavía o los
tipos caraClerlstiC05 de es tos enterram ien tos uno serie de ejem
piares, que presentan ciertos formas que los hocen distin tos de
los anteriores. Entre ellos des taco un ejemplar de punto foliáu o
de bose ( on.-e:.o, formo lanceolado y re toque bifaciol que puede
considerarse corno un ejemplar fuero de serie den tro de los tipos
e
[page-n-73]
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PI". 11
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'ledullc"lo. "llU""nU y rour"nnes. fT. 11.'
"
[page-n-74]
f . JORDA CERDA
corrientes qu~ hemos !"icñalado anteriormente y que también pue
de considerorse en cierto modo como excepcional dentro de los yacimientos de Levante (fig. 1).
Plg. 1.- Punta foll!'l.«a. tT. n..)
2 .-Pun ro-raedera.-Se troto de uno pieza de lo copo 4." del
Sector
que por su formo y tipo incluimos en esto denominación,
construido sobre lasco de sección triangular, cuyo base ha sido
adelgazado por medio de retoques. Los bordes se encuentran ampliamente retocados, el derecho can lascado profundo, mientras
que el izquierdo lo tiene periflf!rico; el reverso presento asimismo
un retoque perifériCO (fig. 8) .
Si analizamos lo anterior relación de puntos veremos que exis
te uno distribución muy desigual de los distintos tipos dentro de
los distin tos a juares.
En primer lugar hemos de .o bservar que los puntos de pedúnculo y aletos se encuentran preponderantes en el Sector E, mientras
que en el resto apenas existen. En cambio dentro del yacimiento
el mayor número de pUlltas de base en 6n9ulo y romboidales se
encuentran con preferencia en el resto de los sectores. Ello podría
ser tenido en cuento poro el establecimiento de uno cierta secuencia cronológico, pero desgraciadamen te en el resto de los yacimientos levantinos que conocemos, nunca se señala lo procedencia exacto de los dis t intos tipos de puntos y, por lo general, no se
utilizan como elementos cronológicos. Por lo tonto, si quiSiéramos
hocer yaler en el Mol PaSo este argumento de lo desigual reparti ci6n de los distintos lipos de flecho, serio nuestro observaci6n de
e,
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LA TORRE DEL MAL PASO
"
un interés limitado, yo que no podríomos llegar con ello o establecer un hecho crono!6gico seguro_ De todos modos, hoY' que trota r
de estudior lo repartición de los dis tintos tipos den tro de los diver
sos ojuores, pues en el Mol Poso y concretomente dentro del Sector E observamos no solamente uno moyoría de tipas can pedúncu
PIg. 8 -Gran punta MI!del'3. \T. 11.)
10 Y alelas, sino que haciéndonos eco de lo repartición en el inte
rior de lo cueva de tos materioles de piedra pulimentoda, como
yo hemos hecho abse rvor, éstas sólo se encuentran en dicho Sector
E, todo lo cual contribuye o estoblecer uno diferencio cloro y tojo;,te sobre el resto de los ajuares. El enterramiento del Sector E
serio poro nosotros algo mes antiguo que los del resto de lo cueva
3 .-Raspodares.-Dentro de esto denom inación incluimos uno
serie de piezas cuyos formas oscilan entre los de tipa semejante a
los puntos folióceas hasta los de los loscos con retoques en un
IAlrde de tipo raspador. Coma también en el Sector E aparecieron
el mayor número de estos tipas y sus variantes, nos inclinamos o
ver en ellos un arcaísmo de procedencia paleolítiCo o postpoleoli-
1~
_
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F. JOROA CERO¡\.
22
lico, siendo éste un Instrumento propio de tos pueblos cozodore5,
que indiscutiblemente estos hombres del Bronce inidal hispcinico
incorporarían o su utillaje.
En lo copo 1," del Sector E se encontró un fragmento basol de
un raspador de tipo faliáceo. En lo 2 ," capo se hollaron 5 fragmentos basales del mismo tipo, otros dos raspadores sobre lascas tabulares, con retoque muy tosco y un raspador sobre hoja de contorno ovol, fragmentado y reconstruido, que puede ser considerado
como uno raedera por el intenso reloque de uno de sus bordes (fig
9, 4). En lo copa 3.~ hoy raspadores de lipo nuclear, otro sobre
¡esquilo folifarme poco corocteristico y tres lascas raspadores. De
.
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PI,. 11._1 '} :1: Ra&pndoru; U\'I1I""..-3:
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Rb.:
Rlledl'rn !T. n.,
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LA TORRE Del MAL PASO
"
la capa S," poseemas un ejemplar bifaciol (fig. 10, 3), que puede
considerarse cama raspador perforador. De lo capa 1 .· tenemos dos
hojitas con retoques, que pueden incluirse dentra de los raspc~ares
de hoja poco ,ípicas (fig. 12, 1 Y 4) y uno de tipa foli forme, frag.
mentado, con retoque bifacial (tig. 10, S). En lo copo 9." se recogió un m icrorraspodor en extremo de hoja (lig. 12, 5), que nos
recuerdo tipos epigroyetienses.
'---;"'.'-: .. . .
.
.....~.'-\_~-
PlR. 10.-1 Y 3: Puloradora.-2.. 4 'J S: Raapadore5. ('1'.
n.)
En el Sector e, copo 4.·, hoy un raspador foliáceo bifociol (fig.
9, 1), que podrfo tomarse por uno punto foliácea, si no tuviese dos
planos de lascado en el ápice y lo base de lo pieza, respec tiyomente; es quizás uno de los ejemplares mós interesantes. En la
mismo copo aparecieron o tros dos ejemplares de formo mós ovalado y con los plonos en los extremos de lo pieza (fig. 9, 2; fig .
10, 4) .
En el Sector AS 5610 encontramos una lasca raspador en su
capo 3."
"
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F. JORDA CERDA
En el Sector D 10 copa l." dio dos raspadores foli6ceos de tipo
perforador. El primera de formo alargado y sobre hoja (Hg. 9, 3)
y el segundo con tendencia o la formo oval, deslaca el pico mediante profundo muesco (fig. 10, 1) . Todavía hay otro raspador de
tipo oval, fragmentado (fig. 10, 2) que pudo ser utilizado como
roedero. Ademos, uno hoja-raspador poco típico con retoque dentado.
4.-Dientes de hoz.-Fueran escosas los instrum~ntos ¡nclui ~
bies en este tipo, pues solament.! poseemos dos ejemplares. Uno
d! ellos encontrado en el Sector E, copo 1·, es t6 construido sobre
hoja de sílex jurosico con Jo cortuo en ambos caros de lo hoja,
presenta retoques en los dos bordes o uno y otro lodo, en formo
de bisel (fig. 14, 3). Estos hojaS se consideron como integrantes
de los hoces (14) y 01 parecer hoy buenas ejemplos de ellos; no obs·
tante, los hallazgos en nuestro pois son m6s bien escasos (15) . Po·
drían considerarse como hojas-cuchillo rituoles, m6s bien que integrantes de los hoces, pero es problema sobre el que poseemos paco
informoci6n, y el hecho de que generalmente el tipo se admito
como diente u hOja de hoz hoce que lo Integremos dentro de este
grupc.
El otro ejemplar de diente de hoz, m6s característico, fue en.:on trado en el Sector O, copo 4.", ofrece retoque o ambos lodos
del borde superior, que produce el dentado típico, y también se
hallo retocado lo base con suave lascado poro facilitar su mejor
a::1aptoción en la hendidura del mango (fig. 11 , 1).
5.-Buril.--De óngul0 y sobre hOja, con plano cloro de buri l,
ounque pudo ser casual (fig. 12, 6).
6.-Hojas-escoplo. - Es este un instrumento consfruido sobre
hoja corto, que no remoto en punto siJ10 en borde, el cual en al gunos cosos ofrece un retoque de us,o.. Lo copo 3," del Sector E fo cililó tres ejemplares con el característico borde superior desgastado por e! uso y en !o copa 6.· del mismo sector se encontró otro
ejemplar, sobre hOjo de sección triangular y retoques de uso (Hg.
11, 1).
1.-Hojos con muesco .-Como uno perduración de elementos
(1 ") L. MONTEAGUDO: " Hoces de situ prehi$l6"¡ca~. Estud,a de ca,,)u"'a" ,
Revista de Archivos, Bibliotecas V Muuo., LXII , 2, Madrid, 19S6, pOg. 4S"1.
(lSl A la. ej~mplur ..s citados pe: L. MONTEAGUDO, loc. ci l .•" la noto anterior, hay Que agr~ar altOS p'ocedente, de la "Ereto del P~r~ol" , el de la
"Cueva del Mal Pose" ... el de la c()"\o'ocha de lo ·'Lodera del Co.t,lla" de ChlV(!,
estudiadas por D. FlETCHER VALLS, loc. cit. en nolO 4.
_7' -
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LA TORRE DEL MAL PASO
"
Plr. 11.-1: Diente de llll%.-!! y 3. 'n1l.pee!0fi..--1 : Hoji ta de borde ret.j.do.5 y S: HOjM con mU8CU.-7: HoJa eeco;:llo.
n.)
á.
P1¡. 12.-1. 2. 4: HaJAoS con utoquea.--3 : Nucleo.-5: MlcrolTUP'-oor.-8
('hmaAo natural).
-,,-
Buril.
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F. JORDA CER.DA
26
propios del Paleolítico superior finol nos encontrarnos con unos pocos ejemplares que poseen unos muescas. Se encontraron en el
Sector E, que fue como se puede observar el mós pródigo en hallazgos y en elemen tos arcoizontes. l o copo 4," dio una in teresante hojita (fig. 12, 2) con el borde derecho retocado en 105 dos lodos,
osi como el izquierdo; éste tiene en lo parte de 10 base uno muesca pronunciodo, de modo ql.le porece destocar un pedúnculo. Es
ejemplor interesante por 10 que llevo en sr de tradici6n paleolítica.
En lo copo 6,- apareci6 uno lasca gruesa falifarme y grande
(Hg, 11,6) con uno gran muesca y otro de lo capa 9," (Secto<' E.C)
sobre hOja de sección trapez.o idal (fig. 1\, 5\, ambos por el pico
pronunciado de su porte superior pudieron ser utilizados como perforadores .
8.-Perforodores.-Ni son muy típicos, ni muy característicos
estos Instrumentos, pues casi siempre se encuentran asociados o o
raspadores o, como en el coso anterior, o hojas con muesco.
El Sector E en su copa 2." dio Ires ejemplares sobre lascas. En
lo copo 6.' se encontr6 otro sobre lasca y can re toques en un borde
El Sector
d io en su copa 5," dos ejemplares, uno sobre hoja
y otro sobre losco
Finalmente, el Sector D facilito en lo copo 1 6 un p~rforodor
mixto de raspador poco típico.
e
9.-Hojos-cuchillo.-Tombién o muchos de estos lipos se les
ha cllnsiderodo como hojas de hoz, pero noso tros los consid.?romos
dentr.a de lo denominación t radicional, pues es indiscutible que 10
moyorío de estos hojas fueron utllb:odos, o no dudar, como cuchillos, yo que sus usua rios fueron de preferencia cazadores. Existen
los dos tipos, Los hojas con retoque en los bordes y las r.ojas sin
re toque, siendo mas numerosos estos últimos.
o) Hojas-cuchillo con retoque.-En el Sector E, copo 2.", se
encontraron tres fragmen tos de pequeños hojas con sección t riangular dos y trapezoidal lo otro, con ligeros retoques, que forman
uno ligero muesco (Iig. 13, 1). Lo copo 3." dio una gran hoja con
retcques en el borde izquierdo y ápice (flg. 13,2). Lo copo 4 ," dio
uno hoja fino de sección tropezoidol y silex amelado, con retcq:.Jes
en amb:>s bordes y porte superior con truncadura oblicuo, que pudo
ser utilizada como escoplo (Hg. 13, 3) y ademós dos fragmentos
de cuchillítos con ligeros retoques. Otro fragmento de lo porte me·
dio de un cuchillo de sección t rapezoidal y sí lex pardo (Hg. 13, 5)
con retoque a mpl io en los dos bordes y otro ho;ila, fragmentado.
con re toque en el reverso de los bordes (f ig 13, 4) En lo copo 5 •
_ 80
[page-n-81]
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PlI. 1'.- HoJa.. euehl.ll.o con
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n!:OQ\lO!$.
IT. 11.)
[page-n-82]
f. JORDA CERDA
se 1'10116 un cuchillo de sección trapezoidal y sílex pardusco con
los dos bordes retocodos y en lo base del derecho se formo uno especie de muesco poco profundo (Hg. 13, 6) y otro hojo.cuchillo de
sección trapezoidal con ligero retoque en lo parle superior. De lo
copo 6.' hay un fragmento de lo base de uno gran hoja Con reto·
ques en el barde izquierdo y huellos de uso en el derecho (fig 13,
8) y otro fragmento de cuchillito de sílex blanco con retoque en el
borde izquierdo y secciÓn trope:toidol (fig. 13, 9). De lo copo"
hoy un cuchillilo con retoques en el borde i:tquierdo, en sus dos
coros (fig 13, 10).
En el Sector e se encontró un frogmento de lo base de un cu chillo de sílex negru:tCo con ligero retoque y sección trope:toidol
('ig. 13, ,) encontrado en dos fragmentos, y otro base de un cu
chillo de seccibn trapezoidal con retoq!Je dIrecto e inverso en el
borde (fig. 13, 13) . Ademós, otro fragmento de secci6n trope:toidol
y retoque inverso en Ul"! borde.
Del Sector mixto E-C tel"!emos el"! su copo 8.' un cuchWito de
sección trope:toidol con retoques en ambos bordes; es de sílex
blanco (fig. 13, 11) y en su copo 9,' hoy un pequeño euehi11ito de
silex negro con retoque en el borde izquierdo y ligero muesca en
el derecho. de sección trope:toidol (Iig. 13, 12) y lo base de uno
hoja con reloques.
En el Sector D se encontró uno hoja cuehillito de sílex pardo,
de sección triangular, con retoque en el borde derecho (Iig. 13,
14) .
b) Hojas-cuchillo sin reloque.-En el Sector E se encontraron
en su copo 2.' unos 13 fragmentos de hojos-cuchillito de silex y
secciones triangulares o trape-:toidoles; algunos presentobon reto·
ques de uso. Lo copa 4,' dio otros Ireee fragmentos de los mismos
tipos. Lo copo S.' dio un ejemplar frogm:mtada de uno gran ho ja
de sección trope:toidol y silex pardusco (fig 14, 1I Y cuatro frog
mentas mós de menor tamaño. En 10 copa 6." se recogieron seis
fragmentos de hojas pequeños, uno de ellos de sílex blanco y seco
ción trapezoidal. lo copo 7.' ofreció unos 15 fragmen tos de cu
chillltos de distintos secciones (Hg. 14, 4). uno de los cuales (fig
14, 9) con señales de uso en el borde izquierdo.
El Sector C dio en su copo 5.- uno hermosa hoja-cuchillo en
tres fragmentoS, lo moyor de los encontrados en el yacimiento, de
sil ex gris pordusco y sección Irape%oidol (Hg. 14, 2) y otro hoja
en dos fragm entos de sílex pardo oscuro y sección triangular (fig
82 - -
[page-n-83]
Fil· 14.-1. :l. 4, 6. 6. 1. ti J" 9; Hojas cl:chUlOll $In reWqlll'<.
(tragme:lI.o) fT. ni
3; Hoja de hOt
[page-n-84]
30
F. JOROA CERO ....
14,6). De la copo 7 ," lenemas uno hojita fragmentado de sección
múltiple (fig. 14, 7).
El Sector E-C. en su copo 5." dio dos fragmentos basales de
hojitas cuchillo. En la 8,· un fragmento de secdon trapezoidal y
re toque de uso en el borde (fig. 14, 5). En lo copa 9," se recogieron unos 26 fragmentos . En lo 10," unos seis y en 10 11." diez
fragmentos.
En el Sector A los hallazgos fueron escosos, pues se limitaron
o fragmentos de hojas de los que destacamos de lo capo 4." un
fragmento de seccl6n trapezoidal.
En el Sector A-B la copa 6 ," dio un fragmento de lo parte media de un cuchillo con señoles de uso y sección trapezoidal y uno
hoja de sllex blanco y sección trapezoidal (fig. 14, B) .
Como puede observarse, los hojas abundan extraordinariamenle en los s~Clores E y C, no osi en los demos, en donde es frecuen te encontrar abundantes restos de materiales frogmen!ados.
IO.-Formos microliticos,-Se troto de dos formas geométricos
'/ uno hojita de borde rebajado.
En el Sector E apareció en lo copo 2.a un trapecio de base recto
de sílex pardo (fig. 11, 2) y en el Sector E-e '1 en lo copa 9," se
encon tró un trapecio con tendencia o lo formo semilunar, muy
alargado (Hg, 11,3) . Ambos formas son, sin dudo, uno reminiscen cia de los formas geométricos postpoleollticos y es notable que se
encuentren también en el Sector de lo entrodo, es decir, el que
consideramos como mós arcaico. Por otro porte estos elementos
geométricos suelen abundar en otros yacimientos valencianos y
aquí sólo tenemos uno mínimo expresión, lo cual nos hoce pensar
en uno desaparición progresivo del tipo que abundo en algunos
yacimientos valencianos (Novarrés).
Lo ho jita de borde reba jado es un e iemplor poco tipico, roto en
lo porte opicol (fig. 11,4) .
1 l .-Núcleos. - Son relativamente escasos, reproduciendo en
lo fig . 12, 3, uno de ellos de silex oscuro, del Sector E, copo 8,·,
en el que se señalo claramente lo extracción de láminas.
IL-OBJETOS DE HUESO
Los objetos de hueso forman un importon!·e lote dentro de los
ajuares de lo Cueva del Mol Poso, Por desgracio son raros los
piezas que se encuentran enteros, con lo cual es dificH poder dar
uno ideo cloro del material óseo encontrado.
En el Sector E se encontró en la copo 1,· un fragmento de
-M-
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LA TORRE DEL MAL PA$O
"
punz.ón de hueso de sección aplanado y otro fragmento de espólulo de sección aplastado. En lo copo 2.- un fragmento de sección
aplanado de espótula, en lo porte ex.tremo, y un fragmento de
aguja de hueso que conservo lo cobez.o con la perforación circular,
rema tando aquéllo en dos picos laterales en formo de antenas o
cuernos esquemó!icas, que recuerdo en cierto modo el tipo corriente del esquema cretense de los cuernos poro los altares. Lo copo
4 ." dio unos cuatro fragmentos de espótulo de sección aplanado.
De lo capo S.- es un punzón sobre fémur de ave con el 6pice roto
y otro mós incompleto sobre hueso del mismo tipo. De lo copo 6."
proviene un colmillo de roedor (Costor fiber 1) con señales de uso
como punzón, osi como el fragmento de un punzón roto en lo porte superior, de sección rectangular bastante plano. Lo copa 7 ," dio
dos fragmentos de espótulo,
El Sector e dio en su copo 4." un fragm en to de espótula d e
sección lenticular y otro de sección rectangular aplanado, y tres
punzones sobre fémur de ove mós o menos fragmen tados; lo copo
5," dio uno cabezo de alfiler de hueso de farma de pirámide triangular con entolles acanalados en los coros, que incluso podría ser
pieza posterior (fig. 15, 1) . Pieza interesante es el punz6n-colgonte can perfaraci6n circulor, que debe de considerarse como amuleto profiláctico e incluso pensarse, por su forma , si no serío uno
derivación de los bastones perforados paleoliticos (fig. 15, 2) ,
También se hollaron tres fragmentos de punzón sobre huesos lar gos de ove o de roedor, y un poSible punZÓn espótula. Lo copo 6 ."
dio un posible fragmento de punzón. Lo 7." un punzón de sección
ovalado aplanado completo y dos fragmentos de posibles espátu _
las de sección aplanado.
En el Sector A, en lo copo 4 .", se encontró uno espótula en
varios fragmentos de secci6n rectangular aplanada y o tro punzón
sobre metacarpo de cérvido. De lo copo 5 ." proceden dos fragmen toS de punzón, otro sobre cllbito de ove, bien conservado, y un
fragmento de espátula.
Del Sector B y de lo capo S." hoy dos fragmentas de espótulo
de secci6n aplanado, un punzón sobre cúbito de ove completo, otro
sobre metatarso de cérvido, medio coño, y otro fragmento sobre
hueso de ove.
Del Sector O de lo copo 4." procede un fragmento de espátula
sobre caño de hueso largo de ove. De lo 5.", un fragmento de ápice
de punz6n sobre hueso largo esquirlodo y de lo 6." una espótulo
sobre costillo de mamífero fragmen toda en sus extremos.
- ,, -
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F_ JORDA CERDA
III.-OBJETOS DE ADORNO
Ademós del br07:o1ete \frogm~nto) citado entre los materiales
de piedra pulimentado y de 10 aguja y olfiler de hueso ci tados an
leriormente, aparecieron algunos otros objetos de adorno.
Del Sector E, copo 2.~, procede un colgante sobre Pcctuneulus
con perforación Irregular producido por percusién, en el fonda de
la valva De lo copo 4 .", uno posible cuento de collar de hueso o
1~11~
~
J
Plg, 15.-CuCllt.a8 de
coll~r,
¡.eJo de ceriWlJea y punzón de tres b1seles. IT. 11.1
medio pedorar (tig, 15,3) , De lo 4 .', uno cuento de collar incom
pleto, sobre hueso {fi9. 15,4). En lo 6 ." se encontró un Cordium
edulc con perforación circular en lo base. En el Sector E-e Jos ca
pos 8.. y 9 ,· dieren codo uno colgan tes perforados de Cordium
edule.
Del Sector D proceden dos cuentos de collar discoidales, corae
teris ticas de esto época, encontrado uno en lo copo 1." {fi9, 15, 6)
V lo otra en la capo 4," (fig. 15, 1) ,
Ademós hoy un fragmento de cerómica fino recortodo en far
-"
[page-n-87]
L.... TORRE DEl MAL PASO
me circular y con perforoci6n centrol que se encontró en lo copo
2· del Sector E, que porece ser es uno cuento de collar (?l (fig
15, 51
J.
!
./
"
-
[page-n-88]
"
IV. -CERAMICA
F. JORDA CERDA
Fue conston te lo presencio de lo cetómico en todos los copos
y sectores de lo cuevo. Todo ello presentaba la mismo composld6r.
con abundante gronulodo cuarzoso en su interior y uno cocción
deficiente, que hoce que el color amarillento de cuero, que pore<:e
el corriente en esto dose de cetomica del Bronce iniciol no se hayo
obtenido lo mayoría de los veces como resultodo de excesivos oxi
dociones (] reducciones
Cosi todos 105 formos que se han podido reconstruir nos mues
trOn el uso de preferencia de las formos de fondo curvo o opun
lado (fig. 16). Los vasijas, solvo uno de ellos, no debían de ser de
grandes dimensiones. Ya hemos dicho lo fragmentario de su esta
do y 10 casi imposibilidad de recons truir un solo vaso. Hoy vorios
ejemplares de osas, que suelen ser en cinla y un fragmento de un
vaso con perforaciones, posiblemente uno vasija-colador. del Sector A, capo 4 ," (Hg. 17)
1"18. 17.-l"rulrllcnw
d~
ccmimlce. con perforaciones.
("1'
n.1
Lo mayoría de lo ceromíco carece de decoración; no obs tante
se encontraron varios fragmentos decorados en ocasiones con ma
tivos muy originales e interesantes; así, algunos con cordones con
incisiones en éstos, irregula res y algo profundas (Lom. 11 , 1 y 2)
- 88 -
[page-n-89]
LA TORRE DEL MAL PASO
"
Tombié."1 existen algunos fragmentos con puntuociones Incisas. tal
como el que presenta el barde de uno vasija, posible cuenco, que
en la porte del borde nos ofrece una doble línea de puntuaciones
profundos (lom . 11, 4). Es interesante un pequeño fragmento de
una decoración de incisiones acanaladas en forma de espino (lóm
11,3) . Mayor interés presento un gran fragmenta de un vaso (Sec.
tor E, copo l.'), de p~rfil co."1 tendencia o la cazuela carenado,
cuyo motiva decorativa es muy original. Se trata de uno guirnalda
lobula¿a, que recarria el vaso por lo parte del cuello en donde se
inicia lo exvosoción. Lo cenefo estó formada por lóbulos dispuestos
en teoria, en el centro de los m ismos se observan cinco incisiones
paralelas y de formo curvado, que entre lóbulo y lóbulo se lim itan
de un modo irregular, los cuales quedan comprendidos por arribo
y par abajo por uno lineo de puntos incisos, qu e siguen el cantor·
no de los lóbulos, festoneóndolos, con lo que se consigue una de·
Clración muy simple, pero gradoso y original (Lóm 11, 5 y fig. 18)
P'lg. 18.
De-<:or.ciOn en
rom¡~
tn~l$i¡
v ,>unteada . \ t :ti
También se recogieron vorios fragmentos que pueden perlene
cer o uno mismo vasija, aunque los lugares de hallazgo difieren
algo dentro de la cueva. Se trota de un gran recipiente, cuyo bor ~
de presenta una tecrio de mamelones. luego la porte alto del vaso
ha sido decorada con acanalados profundos en series de rayos en
ángulo o V invertido en número de seis. limitando esta decoración
angular se encuentran cordones que descienden verticalmente
Hoy un resto de oso, que posiblemente seo del mismo vaso, en for mo de cinto, de cuyo aplique inferior arra ncan tres cordones. Por
desgracia el vaso estó ton incompleto que no es posible pensar en
- ,, -
[page-n-90]
,.
F. JORDA CERDA
su reconstrucción, que siempre resul tarío hipotética (Lóm. 11 11
(fragmento núm, I del Sector e, 9; núm, 2, Sector e, la; núm, 3,
Sector C. 8 y nú m, 4, Sector D, 9)
V.-FAUNA
Se recogieron diverSOS huesos de animales, que hemos podido
clasificar. Ya hemos señolado la pres.encio del Cardium edule entre los objetos de adorno. A este tipo de molusco hoy que añadir el
Ptdunc;uhu y Pe:ten jocobeus.
Entre los ma míferos es interesante hacer notor la presencio de
Equus cctbollus, del cual tenemos dos incisivos y un premolar. El
80S está representado posiblemente por un molar, así como 0 ... i5
Aries. Parece que hoy r.astos de COpTO ibfl'x, Sus scrofo, Mus sp. y
Castor fiber (?¡
Todo esto largo listo es, en resumidos cuentos, el moteriol que
Integraba los ajuares de lo cueva del Mol Poso, moterlol que creemos encierro un interés extraordinario, pues rlOS puede facilita r
uno mejor comprensi6n de las diS1intos fenómenos del Bronce in l·
ciol en uno región ton intereson te arqueológicamente cemo es lo
provincia de Costellón, especialmente en lo región de Segorbe, centro estratégico y geogrcfico de primer orden, puesto que es el poso
obligado de lo ¡.ono cos tera levantino o lo Meseto y 01 Arogón.
IV
CONSIDERACIONES FINALES
No es necesario insistir, o lo visto del anterior estudio de los
materiales de lo cuevo de lo Torre del Mol Po~, en que todos eltos
deben de ser incluidos dentro del BrOr'lce I o Bronce Inicial de los
outores, equivo!enle 01 Eneoli,ico de o tros nomenclaturas. Sin em
borgo queremos señolor algunos notos que 01 parecer pueden caracterizar mejor el ambiente de esto cueva.
Yo hemos visto que en lo cerómico fal to por completo lo pre
sencio del vaso campaniforme, cuando conocemos su pres~ncio en
Costellón ( 16). El hecho en si no reviste demasiado ImportanCIa,
\161 D_ fLETCHER VALLS, loe. en. ~n noTO -'4 y F. ESTEVE GALVEZ; "C.. ramita d. C:UUú", fn lo Plano da ':osTeUón", CQl'\gresos I"Ter"oeiQfICI!u de O.meras PrehisTÓrlcQs y PrOTohISTórica" Atlos de ItI IV Sni6n lMod"d, 19541. ZtI'<>00%0. 1956, póg. 5013.
[page-n-91]
~
TORRE DEL MAL PASO
"
pIJes yo se ha señalado que en lo región valenciano estos tipos ce
rómicas no y,:,n muy abundantes y viene o reforzar por consiguien
te nuestra opinión de que el Bronce inicial levontino adoptó unos
característicos especiales.
Hemos de nolor lo abundancia de puntos de flecho, mientras
1.05 tipos geométricos son mós bien escasos, siendo osi que obun
don en otros yacimientos {nI . Esto podría llevarnos o suponer que
los yacimientos en los que los tipos geométricos son mes obun
don tes se hollon mós cercanos o los anteriores etapos neolitlcas,
que los yacimientos con pocos o escasos elementos geométricos,
sobre todo podemos consideror bastonte verosimil esto _ bservación
o
poro lo región montañoso de los provincias de (as tellón y Valencia, en donde parece perdurar un neoliticp de facies geométrico
(18). lo existencia abundante de estos mismos pun tos de flecho
de aletos y pedúnculo y de los de base en 6ngulo nos pruebo el
predominiO de los enlerramientas de varones, posiblemente COlO
do res,
Por airo porte follan grandes cuchillos, pues solamente pósee
mas un gran ei·~mplor, y los piezas de hoz. están solamente repre
sen tados por contados ejemplares. De lo cual podemos inferir que
lo ogricul turo efO practicado en pequeña escalo entre la gente que
se enterró en el Mal Poso.
También lo escasez de objelos de adorno conviene o una po
brezo relativo de medios entre estos gentes que estomas es tudiando . Todo lo cual nos mueve o si tuarlos dentro de un morco cultu
rot, que si bien pertanece 01 BrOnce Iniciot, cae más bien den tro
ce foses reterdodos, propias de zonas montañosos, incluso o ello
conviene también fos mismos tipos cerómicos y el gusto por los
ternos decorativos utilizados, que nos hablan de lo perSistencia de
elementos neoliticos propios de fa fose último del Nealitico español. lo falto de los tipos propios del cobre, que aparecen en otros
yocimientos con este mismo ambiente cultural, también nos ¡.,eH
no o enlozados con estos perduraCiones culturales de nuestro neo
lítico hispánico , De todos modos, mientras nuestros absurdos c\osi
In! Véos", bibliogrofío "',., D. FLETCHER VALLS, loc. ~; t. en OOIOS I y 4.
{IBI F. JOROA CERDA; "Notos sob.", lo» ~omjen10» del Neolít ico en nue.tro
Penínsulo", Art.h,vurn, 111. 0..'000, 1953, pbg. 259.
D. FLETCHER VALL$ ; "Lo cfQble foceto del Neolltico kispono_mourilOno en
lo Reoión Volenc:iono", Congresos tnTernodonol~ de Clenclos PrehisTóricos y
Pro,ok¡stóri~os, Actos de lo IV Sesión {Madrid, 19541. Zorogoto, 1956, póg. 41 5.
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91 -
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F. JOROA CERDA
38
ficociones y ordenaciones arqueológicas obede%con o criterios ton
estrechos como el de si hoy metol o no entre los objetos del yacimien to, o a los no menos onticien líficos de los nombres compuestos de tipo geogrófico-hist6rico, que nunca ociaron nodo, nos encontraremos en todo momento con que lo filiación culturol y cronológico de un yacimiento siempre nos resultara dificil y peligro
so (19).
(¡ 91 Pena evITar en lo posibl .. los defeC1O$ Que señQtomos en el lCJ
equivoco, p'e'end~os s¡mpl1 fkOf lo atluol terminología , que por experiencio
v,,",os Que sólo responde o cr,te rios personolu. Asr, por ejemplo, poro 105 elOpaS
comprend id os enlre lus primeros colonizaciones ogrkolo$ y lo rom~nlzoc1ón d e
nUCStro le,rllorlo hemos ¡nI en lodo o, denor los d,versos molerio l('l; dcnlrO de 1'8
grandes perlodos, cuyos punlos de parlldo podrron corresponde,; I1
10$ com,en·
zos de lo v,da og,kolo, 2 )
lo ¡nslal/roción de lo g,on euhuro urbano del ArIJO,
~ 3) 01 odvenimien lo del mundQ cellico. Un cuadro slflÓplico prO"o'i5ionol de di.
chos !res periodos podrlo quedar de lo ,iguien le formo:
°
°
HISPANICO ANTIGUO
HA I .-los primeros ogricultorn y lo. p<>fdurodones POslpoleolh,eos
HA II.- Agricullores poleou,banos. Primeros megal itos.
HA 111 ._Lo primer" IIron culturo urba .. o (Los Millares) . Ml'gO ll t,smt>
HISPANlCO MEDIO
HM l . -Segundo gran e uhu ro urbano (El Argor).
HM 11.---Prolo-indoeuropeos.
HM IH . -Tortessos.
HISPANICO FINAL
HF J ._Invosion ... ,.,lIieos. UIIPmos colonizocion~ mediterróneos. Fin
de TOrl essos.
HF 11 .-CeltlzocI6n. Apogeo greco-p.:inlco. Iberos 1,
HF 111._Dedlnoci6n d~ ~o cehizaci6n fa e~t obinzociónl. Iberos 11.
HF IV.- Iberas 111. ConquiS!o romano.
Todovfo quedl;l por r" lle no, esto sinap."" que es ~l/.cept ible de modlliCCJ.CiÓn,
yo que ",Iome"'e nos ¡ntereso plonteor uno posible bu" de dl~usl6n JXlfO 01(OnzOr un Si51","0 que nr">$ permi to enlendernD$, suprimiendo d e .. uestros trobolOS Y memotios frases corno estos; "B,once 1 de Pericol", "H'erro celtlco d e
Sonlo_OloHo", "Culturo de los Cueva. de Bose"''', e lc .. <;un los que sólo canse·
guirnos creor HCcplko$ acerco del volal d e nuestro dencio. Por eso rozón V POrqUft no nOS guio ningún ln leri. personal pedtmos ayudo y orientación d esde e-sttl$
pOgino5 o todos oquelltl$ colegas que eslimen o lo PrehIstOria no como un mc<1,o
de lucim,ento p"rsonal y pOntol!o de 5U v01\ldod, .mo como o lo ciencia Que se
ocupo de l e-stlidlo de lo vida de nUé:$IrQS primPlPV05 ontepo"odos,
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JOIUM ._To.... del Ma l P;uo,
LlUI . L
•
,
1._ Vl&ta d el monUc:ulo }' emlllu.a.mlento de la cueva !IO d el Ma l PMO
2.- Entm d o de lo cueva
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I,AI'>I . 11.
JOI!U,\ ._ To •• ~
Ceramlcu de la Cllen. del MilI p ;uo ( 1 .. 4 n 2 S,
IFOUl Orull' ,'
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I .A M. 111.
1
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