Escultura ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de La Carència (Turís)
Enrique Llobregat Conesa
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ENRIQUE A. LLOBREGAT
(Valencia)
Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
la Carencia (Turís)
En fechas recientes ha sido hallado un fragmento de escultura ibérica
que representa una cabeza de animal, en el poblado ibérico de la Carencia (1), conocido normalmente en la bibliografía por La Querenci;.t
o Quenencia, en término de Turís, provincia de Valencia. Traída la pieza
al S. l. P. para su conocimiento y estudio, el director del mismo, don
Domingo Fletcher Valls, ha tenido la gentileza de encomendarme su publicación (Lam. I).
El poblado ibérico de la Carencia ha sido prospectado en diferentes
ocasiones y de él se han dado diversas noticias, sin que por lo escaso de
los hallazgos, aunque algunos sean tan notables como la gran fíbula
anular de arco decorado, se haya podido determinar exactamente su amplitud cronológica (2). El hallazgo de esta escultura, efectuado por el joven
Luis Sanfélix Pérez, permite suponer, como se verá, que al menos vivió
en la primera etapa ibérica.
El fragmento que aquí estudiamos representa una cabeza de toro perteneciente a una escultura completa, de la que sólo se ha conservado esta
parte, formada por la cabeza, el cuello y el principio de la papada. Está
labrada en piedra caliza blanca de grano arenoso, con manchas rojizas
de arcilla. Mide la cara 370 mm. del testuz al morro y 190 mm. de an(1) M. SANCHIS GUARNER: «Historia del País Valencia, l. Epoca musulmana.»
225. Toponimo derivado de at-kanisa = la iglesia cristiana.
(2) E. A. LLOBREGAT: «Los precedentes y el ambiente comarcal de la Valentia
romana», 46; en «La ciudad romana de Valencia: estudios varios.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, l. Valencia, 1962.
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E. A. LLOBREGAT
chura a la altura de los ojos. Del testuz a la rotura del cuello, 220 mm. a
la altura del ojo. Tiene el testuz liso y redondeado, la frente recta, los
ojos, uno en cada lateral, redondos, formados por un surco circular ancho y no muy profundo, de sección rectangular, que deja exento y en
relieve, al centro del ojo, un botón que representa la pupila, y que hoy
se halla muy erosionado. En el morro hay indicios de que la boca estuvo
señalada, pero hoy está rota y erosionada. No se advierte señales de
ollares. Por los lados, la cara está tratada sumariamente en dos planos,
uno vertical, del testuz a los ojos, y otro suavemente oblicuo, en disminución hacia el morro; a ambos lados del testuz hay unos agujeros circulares, de 50 mm. de profundidad, que sirvieron para alojar la raíz de los
cuernos, sobrepuestos y que se han perdido. De los dos agujeros sólo se
conserva el derecho, pues el otro, como el resto de la cara por aquella
parte, está .muy erosionado y perdido. De debajo del cuerno, y en dirección del cuello, arranca la oreja, pegada a la cara y que debió ser en
altorrelieve, también perdida por la erosión. Sólo se conserva el nacimiento de la misma y una línea que va desde la parte alta del arranque
del cuerno hasta la parte alta del arranque de la oreja. Los restos del
pabellón de ésta se hallan pegados al cuello, muy estrecho, del que nace
la papada, mucho menos saliente y de sección triangular, afilándose hacia
la parte inferior, decorada por cuatro estrías paralelas de sección en V,
representativas de sus pliegues. Quedan restos de una quinta estría inmediatamente antes de la rotura.
La descripción hecha se refiere a la cara derecha de la cabeza, ya que
la izquierda está muy erosionada para poder señalar ninguna característica. Se advierte, con todo, que tuvo un agujero para el cuerno y un
ojo. En conjunto parece que la cara izquierda recibió una labra mucho
más elemental que la cara derecha: esto queda claro viendo la sección
de la papada, que es disimétrica (Lám. I, 4), más hundida en la cara
derecha a causa de haber recibido un desbaste preparatorio del tallado
de las estrías, mientras la cara izquierda es más saliente, y sólo hay dudosas huellas de que se represen taran sobre ella los pliegues que aparecen
en la otra cara. Todo parece indicar que la escultura completa debió de
ir parcialmente adosada a una construcción, y sólo se trabajó con cuidado la cara más visible.
La labra de la cabeza es bastante esencial, sin refinamientos excesivos. Todo el conjunto de testuz y cara trasciende al bloque del que fue
esculpido, un paralelepípedo de caliza con un sumario desbaste de los
ángulos. El tratado del ojo es sencillísimo, y sin la expresión naturalista
de muchas otras piezas. Las estrías de la papada son simples cortes, con
perfil en V. Hay una auténtica economía de medios expresivos, que puede
achacarse a no excesiva pericia del escultor.
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CABEZA DE TORO DE LA CARENCIA
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La filiación de la escultura quedó clara desde el principio, al haberse
hallado en un conocido poblado ibérico. Pero los paralelos que pueden
aducirse la ensamblan, sin lugar a dudas, dentro del gran complejo es~
cultórico de la primera etapa ibérica.
Es quizá el toro el animal que ha gozado de mayor predicamento
:para los escultores ibéricos. Su significación mítica ya fue analizada por
Blanco Freijeiro (3), mas su abundancia testimonia del alto interés que
tuvo su representación. Es ésta la tercera pieza escultórica que conocemos
dentro del área edetana, procediendo las otras dos de Sagunto (4), y de
ellas una es también un toro. Mucho más abundantes son en la Contestania, de la que hay un catálogo (5). Sólo hay uno en la provincia de
Albacete, también ya catalogada (6) y abundan en el territorio correspondiente a la actual Andalucía, que aún está falto de un catálogo exhaustivo y sistemático de las piezas.
En estas esculturas bovinas podemos considerar en líneas generales
dos grandes grupos: el de los animales representados de pie, que tienen
la cabeza gacha (como el ejemplar de Turís) y el de los animales representados echados, con la cabeza alta. No es ésta una división precisa,
pues luego se ha de ver que hay piezas que participan de las dos características, pero sí es relativamente constante como para hacerlo notar.
El toro aquí estudiado, como queda dicho, se emparenta con las figuras
estantes de cabeza gacha, así, por ejemplo, la llamada Bicha de Balones,
también en el Museo de Prehistoria de Valencia, que apareció en el Collado del Zurdo, en el valle de Ceta, entre Benimassot y Balones (7),
o el toro del Cerro de los Infantes, de Ecija (8), aunque su labra es sensiblemente más basta que la de estos dos ejemplares. Los aguj~ros para
alojar los cuernos añadidos aparecen en el toro de Petrel, en el de Redován, y en el de Villajoyosa. Las orejas y ojos no tienen paralelo, las
primeras porque faltan en otros ejemplares conocidos, el segundo por
lo rústico de su talla. En cambio, son comunes las estrías de la papada
con los ejemplares de Balones y de Cabezo Lucero, dentro de la Contes-
(3) A. BLANCO FREIJEIRO: El toro ibérico, «Homenaje al profesot" Cayetano
de Mergelina», Murcia, 11962.
(4) E. A. LLOBREGAT: «La escultura ibérica en piedra del País Valenciano.
Bases par un estudio crítico contemporáneo del arte ibérico>>. Archivo de Arte
Valenciano, XXXVII. Valencia, 1966, pág. 41-57.
(5) Cf. artículo citado en la nota 4.
(6) J. SANCHEZ: «Escultura ibérica zoomorfa descubierta recientemente en Caudete (Albacete).» VI CNA. Oviedo, 1959, 163-66.
(7) Noticia verbal de don VICENTE PASCUAL PEREZ, director del Museo de
Alcoy.
(8) J. MARTIN JIMENEZ: «Ecija en su período tartesso-ibérico.» Boletín de
la Real Academia de Córdoba, XXXV, 1964, 189-96.
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tania, y de Ecija y Osuna en Andalucía. Hay que señalar, sin embargo,
que la cuidada labra en ondulaciones de todos esos ejemplares contrasta
con las estrías rectas y sin modelado del ejemplar de Turís.
Todos estos paralelos nos enmarcan el fragmento escultórico de la
Carencia en la serie de esculturas ibéricas ya conocidas. Establezco la
serie para las áreas más inmediatas de la pieza objeto de este artículo,
y con las que en principio puede paralelizarse mejor.
Toros en pie con la cabeza gacha
Bicha de Balones, en el Museo de Prehistoria de Valencia.
Cabeza de toro de la Carencia (Turís).
Toros echados con la cabeza levantada
Toro de Sagunto (Museo Arqueológico de Sagunto).
Toro de Agost (perdido) (faltaba la cabeza, pero por su arranque puede verse que la tenía alzada).
Toro de El Molar (Museo Arqueológico Provincial de Alicante). Sólo
conserva un fragmento de la cabeza, separado del cuerpo, pero el arranque
de éste muestra que estaba levantada.
To1·os echados con la cabeza gacha
Toro de Petrel (perdido) (9).
Toro de Villajoyosa. (Se conserva sólo la cabeza y cuello.)
Toros en postura incierta
La serie del Cabezo Lucero de Rojales, en la que hay toros echados
y toros en pie, así como cabezas sueltas, pero sin que se pueda determinar exactamente la postura.
Toro de Redován, del que sólo se conservaba parte de la cabeza.
Tengo noticia de que en excavación clandestina ha aparecido hace
años una escultura de toro en el Tossal de la Cala de Benidorm, pero no
me ha sido posible ver la pieza.
Como se ve en esta lista, relaciono tan sólo las esculturas de bóvidos
de la Contestania y la Edetania. No entra en mis cálculos el inventariar
(9) A la bibliografía que di sobre él en el trabajo citado en la nota 4 hay que
añadir: M. GONZALEZ SIMANCAS: «Escultura ibérica de un toro descubierta en
Sagunto.» Coleccioni'lmo, XII, 1924, enero-febrero-marzo, 2-5. El mismo, reproducido
en «Las Provincias», 25 de noviembre de 1932, con dos dibujos del toro de Petrel.
Para el toro de Villajoyosa, véase E. A. LLOBREGAT: «El toro ibérico de Villajoyosa .» Zephyrus, XXV. Salamanca, 1974.
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CABEZA DE TORO DE LA CA!{ENCIA
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toda la serie de ellas en el resto de la península, pues a la hora de publicar esta pieza interesan más sus paralelos inmediatos que no los lejanos.
De los andaluces que se ha citado, hay que destacar las piezas de
Osuna, muy posteriores y evidentemente influidas por el arte romano,
del que son poco menos que provinciales. El toro de Ecija es, con mucho,
el mejor paralelo de esta pieza dentro del mundo ibérico, señalando, sin
embargo, el mejor arte de este último.
Podría hacerse mención de una serie de esculturas del mundo de los
verracos que enlazan formalmente bastante con nuestra cabeza: basta
pensar en los «toros de Guisando» para ver que esencialmente la técnica
artística es idéntica. Pero voluntariamente he dejado de lado el paralelizar la pieza con el mundo de los verracos, ya que es éste mucho más
tardío cronológicamente, y responde, al parecer, a unas concepciones de
hase sensiblemente diversas de las del mundo ibérico. Por otra parte,
parece obvio, en el caso de estas artes de un relativo primitivismo, el
aceptar que, frente a un mismo problema escultórico, la solución es sensiblemente unitaria. Puestos en esta vía de paralelizar con piezas más
tardías y culturalmente diferentes como los verracos, acabaríamos señalando paralelos perfectamente plausibles en el arte románico, como alguien ha hecho con bastante escasa fortuna. Pero esto es muy poco serio.
He compuesto un mapa de distribución de las esculturas de toros de
la Edetania y Contestania (fig. l. •). En él se indica, además de la frontera entre ambas, que sigue sensiblemente la línea del río Júcar, según
he tenido ocasión de demostrar en mi tesis doctoral (lO), la localización
de cuantas esculturas de toros conocemos en ambas. Las demás localizaciones indicadas en el mapa, murcianas y andaluzas, han sido cartografiadas con un criterio selectivo, no exhaustivo, y en función de su cita
en el texto.
En fin, los paralelos formales, y el mismo hecho de la presencia de
esta escultura (que, como es sabido, cesa en fechas dentro del siglo III
(10) E. A. LLOBREGAT: «Contestania ibérica.» Instituto de Estudios Alicantinos. Alicante, 1972.
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E. A. LLOBREGAT
a. de J. C.) (11), hacen datarla dentro de la primera época ibérica, entre
los siglos IV y 111 a. de J. C., antes de la aventura bárkida en las áreas
geográficas aquí señaladas. Por el momento, parece muy difícil el afinar
eEC/JA
BENIDORfvt
PETREL e•A OST
HOYA SANA•
fvt OLA R
REDOVANe ROJALES
•PEAL
OSUNA•
Fig. 1.-Mapa de distribución de esculturas ibéricas de toros
más en esta cronología. Cabría, dado el primitivismo de la talla, suponerla pieza de una escuela marginal y algo posterior, pero, en todo caso,
es evidente que hay que filiarla con el resto del bloque homogéneo de la
escultura ibérica, y no es fácil separarla mucho de estas fechas.
(11)
Cf. artículo citado en la nota 4, y la bibliografía que en él se r elaciona.
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LLOBREGAT.-Escultura ibérica
LAM .
j
Diversos aspectos de la cabeza de toro de La Carimsia (Turís)
(alt. 40 cms.)
(Foto: Grollo)
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ENRIQUE A. LLOBREGAT
(Valencia)
Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
la Carencia (Turís)
En fechas recientes ha sido hallado un fragmento de escultura ibérica
que representa una cabeza de animal, en el poblado ibérico de la Carencia (1), conocido normalmente en la bibliografía por La Querenci;.t
o Quenencia, en término de Turís, provincia de Valencia. Traída la pieza
al S. l. P. para su conocimiento y estudio, el director del mismo, don
Domingo Fletcher Valls, ha tenido la gentileza de encomendarme su publicación (Lam. I).
El poblado ibérico de la Carencia ha sido prospectado en diferentes
ocasiones y de él se han dado diversas noticias, sin que por lo escaso de
los hallazgos, aunque algunos sean tan notables como la gran fíbula
anular de arco decorado, se haya podido determinar exactamente su amplitud cronológica (2). El hallazgo de esta escultura, efectuado por el joven
Luis Sanfélix Pérez, permite suponer, como se verá, que al menos vivió
en la primera etapa ibérica.
El fragmento que aquí estudiamos representa una cabeza de toro perteneciente a una escultura completa, de la que sólo se ha conservado esta
parte, formada por la cabeza, el cuello y el principio de la papada. Está
labrada en piedra caliza blanca de grano arenoso, con manchas rojizas
de arcilla. Mide la cara 370 mm. del testuz al morro y 190 mm. de an(1) M. SANCHIS GUARNER: «Historia del País Valencia, l. Epoca musulmana.»
225. Toponimo derivado de at-kanisa = la iglesia cristiana.
(2) E. A. LLOBREGAT: «Los precedentes y el ambiente comarcal de la Valentia
romana», 46; en «La ciudad romana de Valencia: estudios varios.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, l. Valencia, 1962.
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chura a la altura de los ojos. Del testuz a la rotura del cuello, 220 mm. a
la altura del ojo. Tiene el testuz liso y redondeado, la frente recta, los
ojos, uno en cada lateral, redondos, formados por un surco circular ancho y no muy profundo, de sección rectangular, que deja exento y en
relieve, al centro del ojo, un botón que representa la pupila, y que hoy
se halla muy erosionado. En el morro hay indicios de que la boca estuvo
señalada, pero hoy está rota y erosionada. No se advierte señales de
ollares. Por los lados, la cara está tratada sumariamente en dos planos,
uno vertical, del testuz a los ojos, y otro suavemente oblicuo, en disminución hacia el morro; a ambos lados del testuz hay unos agujeros circulares, de 50 mm. de profundidad, que sirvieron para alojar la raíz de los
cuernos, sobrepuestos y que se han perdido. De los dos agujeros sólo se
conserva el derecho, pues el otro, como el resto de la cara por aquella
parte, está .muy erosionado y perdido. De debajo del cuerno, y en dirección del cuello, arranca la oreja, pegada a la cara y que debió ser en
altorrelieve, también perdida por la erosión. Sólo se conserva el nacimiento de la misma y una línea que va desde la parte alta del arranque
del cuerno hasta la parte alta del arranque de la oreja. Los restos del
pabellón de ésta se hallan pegados al cuello, muy estrecho, del que nace
la papada, mucho menos saliente y de sección triangular, afilándose hacia
la parte inferior, decorada por cuatro estrías paralelas de sección en V,
representativas de sus pliegues. Quedan restos de una quinta estría inmediatamente antes de la rotura.
La descripción hecha se refiere a la cara derecha de la cabeza, ya que
la izquierda está muy erosionada para poder señalar ninguna característica. Se advierte, con todo, que tuvo un agujero para el cuerno y un
ojo. En conjunto parece que la cara izquierda recibió una labra mucho
más elemental que la cara derecha: esto queda claro viendo la sección
de la papada, que es disimétrica (Lám. I, 4), más hundida en la cara
derecha a causa de haber recibido un desbaste preparatorio del tallado
de las estrías, mientras la cara izquierda es más saliente, y sólo hay dudosas huellas de que se represen taran sobre ella los pliegues que aparecen
en la otra cara. Todo parece indicar que la escultura completa debió de
ir parcialmente adosada a una construcción, y sólo se trabajó con cuidado la cara más visible.
La labra de la cabeza es bastante esencial, sin refinamientos excesivos. Todo el conjunto de testuz y cara trasciende al bloque del que fue
esculpido, un paralelepípedo de caliza con un sumario desbaste de los
ángulos. El tratado del ojo es sencillísimo, y sin la expresión naturalista
de muchas otras piezas. Las estrías de la papada son simples cortes, con
perfil en V. Hay una auténtica economía de medios expresivos, que puede
achacarse a no excesiva pericia del escultor.
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CABEZA DE TORO DE LA CARENCIA
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La filiación de la escultura quedó clara desde el principio, al haberse
hallado en un conocido poblado ibérico. Pero los paralelos que pueden
aducirse la ensamblan, sin lugar a dudas, dentro del gran complejo es~
cultórico de la primera etapa ibérica.
Es quizá el toro el animal que ha gozado de mayor predicamento
:para los escultores ibéricos. Su significación mítica ya fue analizada por
Blanco Freijeiro (3), mas su abundancia testimonia del alto interés que
tuvo su representación. Es ésta la tercera pieza escultórica que conocemos
dentro del área edetana, procediendo las otras dos de Sagunto (4), y de
ellas una es también un toro. Mucho más abundantes son en la Contestania, de la que hay un catálogo (5). Sólo hay uno en la provincia de
Albacete, también ya catalogada (6) y abundan en el territorio correspondiente a la actual Andalucía, que aún está falto de un catálogo exhaustivo y sistemático de las piezas.
En estas esculturas bovinas podemos considerar en líneas generales
dos grandes grupos: el de los animales representados de pie, que tienen
la cabeza gacha (como el ejemplar de Turís) y el de los animales representados echados, con la cabeza alta. No es ésta una división precisa,
pues luego se ha de ver que hay piezas que participan de las dos características, pero sí es relativamente constante como para hacerlo notar.
El toro aquí estudiado, como queda dicho, se emparenta con las figuras
estantes de cabeza gacha, así, por ejemplo, la llamada Bicha de Balones,
también en el Museo de Prehistoria de Valencia, que apareció en el Collado del Zurdo, en el valle de Ceta, entre Benimassot y Balones (7),
o el toro del Cerro de los Infantes, de Ecija (8), aunque su labra es sensiblemente más basta que la de estos dos ejemplares. Los aguj~ros para
alojar los cuernos añadidos aparecen en el toro de Petrel, en el de Redován, y en el de Villajoyosa. Las orejas y ojos no tienen paralelo, las
primeras porque faltan en otros ejemplares conocidos, el segundo por
lo rústico de su talla. En cambio, son comunes las estrías de la papada
con los ejemplares de Balones y de Cabezo Lucero, dentro de la Contes-
(3) A. BLANCO FREIJEIRO: El toro ibérico, «Homenaje al profesot" Cayetano
de Mergelina», Murcia, 11962.
(4) E. A. LLOBREGAT: «La escultura ibérica en piedra del País Valenciano.
Bases par un estudio crítico contemporáneo del arte ibérico>>. Archivo de Arte
Valenciano, XXXVII. Valencia, 1966, pág. 41-57.
(5) Cf. artículo citado en la nota 4.
(6) J. SANCHEZ: «Escultura ibérica zoomorfa descubierta recientemente en Caudete (Albacete).» VI CNA. Oviedo, 1959, 163-66.
(7) Noticia verbal de don VICENTE PASCUAL PEREZ, director del Museo de
Alcoy.
(8) J. MARTIN JIMENEZ: «Ecija en su período tartesso-ibérico.» Boletín de
la Real Academia de Córdoba, XXXV, 1964, 189-96.
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tania, y de Ecija y Osuna en Andalucía. Hay que señalar, sin embargo,
que la cuidada labra en ondulaciones de todos esos ejemplares contrasta
con las estrías rectas y sin modelado del ejemplar de Turís.
Todos estos paralelos nos enmarcan el fragmento escultórico de la
Carencia en la serie de esculturas ibéricas ya conocidas. Establezco la
serie para las áreas más inmediatas de la pieza objeto de este artículo,
y con las que en principio puede paralelizarse mejor.
Toros en pie con la cabeza gacha
Bicha de Balones, en el Museo de Prehistoria de Valencia.
Cabeza de toro de la Carencia (Turís).
Toros echados con la cabeza levantada
Toro de Sagunto (Museo Arqueológico de Sagunto).
Toro de Agost (perdido) (faltaba la cabeza, pero por su arranque puede verse que la tenía alzada).
Toro de El Molar (Museo Arqueológico Provincial de Alicante). Sólo
conserva un fragmento de la cabeza, separado del cuerpo, pero el arranque
de éste muestra que estaba levantada.
To1·os echados con la cabeza gacha
Toro de Petrel (perdido) (9).
Toro de Villajoyosa. (Se conserva sólo la cabeza y cuello.)
Toros en postura incierta
La serie del Cabezo Lucero de Rojales, en la que hay toros echados
y toros en pie, así como cabezas sueltas, pero sin que se pueda determinar exactamente la postura.
Toro de Redován, del que sólo se conservaba parte de la cabeza.
Tengo noticia de que en excavación clandestina ha aparecido hace
años una escultura de toro en el Tossal de la Cala de Benidorm, pero no
me ha sido posible ver la pieza.
Como se ve en esta lista, relaciono tan sólo las esculturas de bóvidos
de la Contestania y la Edetania. No entra en mis cálculos el inventariar
(9) A la bibliografía que di sobre él en el trabajo citado en la nota 4 hay que
añadir: M. GONZALEZ SIMANCAS: «Escultura ibérica de un toro descubierta en
Sagunto.» Coleccioni'lmo, XII, 1924, enero-febrero-marzo, 2-5. El mismo, reproducido
en «Las Provincias», 25 de noviembre de 1932, con dos dibujos del toro de Petrel.
Para el toro de Villajoyosa, véase E. A. LLOBREGAT: «El toro ibérico de Villajoyosa .» Zephyrus, XXV. Salamanca, 1974.
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toda la serie de ellas en el resto de la península, pues a la hora de publicar esta pieza interesan más sus paralelos inmediatos que no los lejanos.
De los andaluces que se ha citado, hay que destacar las piezas de
Osuna, muy posteriores y evidentemente influidas por el arte romano,
del que son poco menos que provinciales. El toro de Ecija es, con mucho,
el mejor paralelo de esta pieza dentro del mundo ibérico, señalando, sin
embargo, el mejor arte de este último.
Podría hacerse mención de una serie de esculturas del mundo de los
verracos que enlazan formalmente bastante con nuestra cabeza: basta
pensar en los «toros de Guisando» para ver que esencialmente la técnica
artística es idéntica. Pero voluntariamente he dejado de lado el paralelizar la pieza con el mundo de los verracos, ya que es éste mucho más
tardío cronológicamente, y responde, al parecer, a unas concepciones de
hase sensiblemente diversas de las del mundo ibérico. Por otra parte,
parece obvio, en el caso de estas artes de un relativo primitivismo, el
aceptar que, frente a un mismo problema escultórico, la solución es sensiblemente unitaria. Puestos en esta vía de paralelizar con piezas más
tardías y culturalmente diferentes como los verracos, acabaríamos señalando paralelos perfectamente plausibles en el arte románico, como alguien ha hecho con bastante escasa fortuna. Pero esto es muy poco serio.
He compuesto un mapa de distribución de las esculturas de toros de
la Edetania y Contestania (fig. l. •). En él se indica, además de la frontera entre ambas, que sigue sensiblemente la línea del río Júcar, según
he tenido ocasión de demostrar en mi tesis doctoral (lO), la localización
de cuantas esculturas de toros conocemos en ambas. Las demás localizaciones indicadas en el mapa, murcianas y andaluzas, han sido cartografiadas con un criterio selectivo, no exhaustivo, y en función de su cita
en el texto.
En fin, los paralelos formales, y el mismo hecho de la presencia de
esta escultura (que, como es sabido, cesa en fechas dentro del siglo III
(10) E. A. LLOBREGAT: «Contestania ibérica.» Instituto de Estudios Alicantinos. Alicante, 1972.
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a. de J. C.) (11), hacen datarla dentro de la primera época ibérica, entre
los siglos IV y 111 a. de J. C., antes de la aventura bárkida en las áreas
geográficas aquí señaladas. Por el momento, parece muy difícil el afinar
eEC/JA
BENIDORfvt
PETREL e•A OST
HOYA SANA•
fvt OLA R
REDOVANe ROJALES
•PEAL
OSUNA•
Fig. 1.-Mapa de distribución de esculturas ibéricas de toros
más en esta cronología. Cabría, dado el primitivismo de la talla, suponerla pieza de una escuela marginal y algo posterior, pero, en todo caso,
es evidente que hay que filiarla con el resto del bloque homogéneo de la
escultura ibérica, y no es fácil separarla mucho de estas fechas.
(11)
Cf. artículo citado en la nota 4, y la bibliografía que en él se r elaciona.
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Diversos aspectos de la cabeza de toro de La Carimsia (Turís)
(alt. 40 cms.)
(Foto: Grollo)
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