Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen (Orce, Granada, España).
Fernando Molina González
Juan Antonio Cámara Serrano
Antonio Delgado Huertas
Sylvia A. Jiménez Brobeil
Trinidad Nájera Colino
José Antonio Riquelme Cantal
Liliana Spanedda
2016
[page-n-1]
Del neolític a l’edat del bronze en el Mediterrani occidental.
Estudis en homenatge a Bernat Martí Oliver.
tv sIp 119, València, 2016, p. 451-463.
Problemas cronológicos y análisis de dieta
en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos:
el caso del Cerro de la Virgen (Orce, Granada, España)
Fernando Molina González, Juan a. CáMara Serrano, antonio delGado HuertaS,
Sylvia a. JiMénez BroBeil, trinidad náJera Colino, JoSé a. riquelMe Cantal y liliana Spanedda
resumen
La contextualización espacio-temporal de las sepulturas excavadas en el Cerro de la Virgen (Orce, Granada) por W. Schüle en
los años sesenta del siglo pasado, incluyendo la datación por C-14 de casi la totalidad de los restos humanos, nos ha permitido
analizar las posibles causas de las diferencias de los niveles en δ15N y δ13C revelados por el análisis de isótopos estables. La
variación se debe principalmente a factores cronológicos, lo que viene apoyado por la comparación con el enterramiento
colectivo de Cueva Carada (Huéscar, Granada), datado en la transición del Neolítico al Calcolítico. Otros factores que inciden
en la variación son el sexo y la unidad de residencia (como expresión de relaciones familiares). Las diferencias según la edad
se centran en los altos valores de los individuos maduros y seniles en δ15N. Aunque los valores medios de los enterramientos
en fosa son diferentes a los del resto de tipo de enterramientos, no ha sido posible señalar diferencias que se puedan atribuir
claramente al nivel social, si bien se debe tener en cuenta que un gran número de sepulturas del Cerro de la Virgen pueden
considerarse “ricas” respecto a los niveles de ajuar característicos del resto de yacimientos de la zona.
palabras clave:
Edad del Bronce, Cultura de El Argar, Altiplanos Granadinos, Cronología, Análisis de isótopos estables,
Cambio ambiental, Diferenciación social.
abstract
Chronological problems and diet analysis in Granada province eastern plateaus during the Bronze Age: the case of Cerro
de la Virgen archaeological site (Orce, Granada, Spain). Spatial and temporal contextualization of Cerro la Virgen (Orce,
Granada) graves excavated by W. Schüle in 1960’s, including C-14 datings for almost all human remains, has made possible
to discuss the possible causes of the differences in levels δ15N and δ13C revealed by stable isotope analysis. Variation is mainly
due to chronological factors, which is supported by the comparison with Cueva Carada (Huéscar, Granada) Chalcolithic
collective burial. Other factors affecting the change are sex and residence unit (as an expression of family relationships).
Differences by age focus on the high values of mature and senile individuals in δ15N. Although the mean values of pit burials
are different from those of other burial types, it has not been possible to identify differences that can be clearly attributed to
social class, although it should be noted that a large number of Cerro de la Virgen graves may be considered “rich” compared
to typical grave goods from other sites in the area.
keywords:
Bronze Age, El Argar Culture, Eastern Granada plateaus, Chronology, Stable Isotope Analysis, Environmental
change, Social differentiation.
Con este trabajo nos sumamos al homenaje a nuestro colega y
amigo Bernat Martí, cuya producción científica, aunque centrada en el Neolítico, ha abordado en muchas ocasiones temáticas
relacionadas con la Edad del Bronce.
1. INTRODUCCIÓN. EL CERRO DE LA VIRGEN
A partir del 2000 A.C. las características que definen la cultura argárica (asentamientos en cerros escarpados, enterramientos bajo las casas y cultura material mueble específica) se
extienden por los Altiplanos orientales granadinos (Cámara y
Molina, 2011). En esta zona aparecen numerosos poblados de
nueva fundación y pequeñas dimensiones destinados a un con-
trol estricto del territorio como se observa en su dispersión por
los ríos Guadiana Menor, Galera, Huéscar y Castril (Jabaloy y
Salvatierra, 1980; Molina et al., 1986, Fresneda et al., 1999).
Se trata de asentamientos con el hábitat aterrazado y con enterramientos en el interior de las viviendas (Molina et al., 1986;
Fresneda et al., 1991, 1992, 1993). Estas innovaciones afectaron también a algunos yacimientos ocupados desde momentos
anteriores, en los que tuvieron lugar transformaciones urbanísticas y económicas y en los que encontramos enterramientos
bajo las casas. El más conocido e importante de todos ellos es
el Cerro de la Virgen (Orce, Granada), excavado desde mediados del siglo pasado por W. Schüle (Schüle y Pellicer, 1966;
Schüle, 1980).
451
[page-n-2]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
El yacimiento arqueológico del Cerro de la Virgen ocupa un espolón amesetado (fig. 1) que muestra un patrón de
asentamiento típico del Calcolítico al situarse relativamente cerca del agua en una posición fácilmente defendible por
estar limitado en tres de sus lados por el río principal y dos
pequeños barrancos. Estas características son visibles pese
a que amplias áreas de los límites del yacimiento están muy
afectadas por los trabajos agrícolas, como también la parte
superior de la meseta donde produjeron alteraciones una serie de construcciones (alquería medieval, cortijo y ermita)
(Schüle y Pellicer, 1966).
En los 400 m2 excavados por W. Schüle se identificaron
36 sepulturas, aunque al menos 8 de ellas realmente no contenían restos humanos y en la mayoría de los casos se trataba
de grandes vasijas de cerámica que pudieron tener una función no funeraria. Sólo han sido estudiados a nivel antropológico los restos humanos de 21 de las sepulturas (Botella,
1976). Entre ellos se han identificado un feto, 9 individuos
infantiles (3 de ellos de más de 6 años y el resto de menos
de 3 años, infrarrepresentados en relación con la mortalidad
infantil que debió existir), 3 jóvenes (en torno a 14-18 años,
uno de ellos probablemente femenino), además de 16 adultos
(2 indeterminados, 7 hombres, uno de ellos dudoso, y 7 mujeres, 2 de ellas de dudosa adscripción).
Muestras óseas de 27 de esos 29 individuos se han datado
por AMS (tabla 1) en el Tandem Laboratory de la Universidad
de Uppsala (Ua) (Cámara y Molina, 2009: 175-178; Molina et
al., 2014). De los restos humanos disponibles sólo han quedado
sin datar el individuo infantil de la tumba 31 y un individuo
femenino adulto del que se desconoce su procedencia. Las dataciones ya han sido ya discutidas en relación con las tumbas que
habían sido consideradas múltiples por su excavador (sepulturas
4, 6, 21, 22, 29 y 30), de las que ni la 21 ni la 30 lo son; en el
primer caso por tratarse de tumbas superpuestas y en el segundo
por corresponder realmente a tres fosas muy cercanas entre sí y
no a una única fosa, con la fuerte probabilidad de que en este
último caso estemos ante enterramientos preargáricos (Molina
et al., en prensa), aunque hayan sido usadas para sugerir una
expansión temprana de las características argáricas por la zona
(Delgado, 2013: 17, 121). Junto a estas fechas sobre huesos humanos se dispone de otra datación sobre una muestra de vida
larga (GrN5594), procedente de la sepultura 14 (Castro et al.,
1993-94: 79 n. 3).
Además, en lo que respecta a los objetivos de este artículo,
se han realizado análisis isotópicos sobre los 27 individuos datados y sobre el individuo infantil de la tumba 31.
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
Este trabajo pretende utilizar los datos procedentes de las dataciones y los análisis de isótopos estables sobre huesos humanos para discutir sobre el cambio ambiental entre el III y el II
Milenio A.C. y analizar otras causas de variabilidad intragrupal
como el sexo, la edad o el nivel social. En relación con el primer tema se han incluido, a efectos comparativos, los resultados isotópicos (δ13C y δ15N) de 20 muestras sobre restos óseos
humanos de individuos adultos (11 masculinos y 9 femeninos)
correspondientes a un enterramiento colectivo cercano, Cueva
Carada (Huéscar, Granada) (Molina, 1983), datado en la tran452
Fig. 1. Vista aérea del Cerro de la Virgen (fot. Paisajes Españoles).
sición entre el Neolítico y la Edad del Cobre y del que hasta
ahora no disponemos de fechas absolutas. Aunque estas últimas
muestras se salen del rango de ocupación del yacimiento del
Cerro de la Virgen (2600-1450 cal A.C.) (Molina et al., 2004, en
prensa; Cámara et al., en prensa) permiten obtener una visión de
los cambios acaecidos a más largo plazo.
Los valores isotópicos a partir del análisis del δ13C presente en huesos y dientes de mamíferos informan sobre la evolución medioambiental a partir de la humedad (Longinelli, 1984;
Delgado et al., 1995; Delgado, Iacumin y Longinelli, 1997).
Los valores isotópicos (δ15N, δ13C) de restos de tejidos de materia orgánica, o del colágeno que se puede extraer de restos
arqueológicos, permiten conocer como fue la dieta de animales y personas (Vogel y Van der Merwe, 1977; De Niro, 1985;
O’Connell et al., 2012; Schoeninger, 2014), aunque a veces
se planteen problemas relacionados con un consumo puntual
(Dickson et al., 2000).
Diferentes tipos de muestra (huesos, dientes…) parecen
conducir a diferentes resultados (Balasse, Bocheren y Mariotti,
1999; Harrison y Katzenberg, 2003; Eerkens et al., 2014; Henderson, Lee-Thorp y Loe, 2014; Naumann, Price y Richards,
2014; Salazar-García et al., 2014b; Webb, White y Longstaffe,
2014; Burt, 2015), por lo que se ha optado aquí por usar sólo
muestras procedentes del colágeno extraído de los huesos.
Este tipo de estudios isotópicos está siendo cada vez más
empleado especialmente para el análisis de los patrones de
consumo de las poblaciones prehistóricas de la Península Ibérica (Lubell et al., 1994; Arias, 2005, 2007; Hillier, Boaventura y Richards, 2008; Arias y Schulting, 2010; Fontanals-Coll
et al., 2014). Independientemente de estudios sobre cambios
de dieta en periodos de larga duración (Van Strydonck et al.,
2005; Fuller, Márquez-Grant y Richards, 2010; Nehlich et al.,
2012), la mayoría de los estudios en el área mediterránea de
la Península Ibérica se concentran en la transición entre el
Mesolítico y el Neolítico (García-Guixé, Subirà y Richards,
2006; Salazar, 2009; McClure et al., 2011; Fernández-López
et al., 2013; Salazar-García et al., 2014a), pero recientemente
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Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Tabla 1. Dataciones de C-14 por AMS realizadas en el Tandem Laboratory de la Universidad de Uppsala para restos humanos
del Cerro de la Virgen.
Tumba e individuo
Sexo
Edad
Núm. lab.
Fecha BP
1
Infantil II
Ua39397
4.1
Infantil II
Ua39398
4.2
Fecha BC 1 σ
Fecha BC 2 σ
3286±34
1611-1529
1642-1463
3466±35
1876-1700
1884-1692
Feto
Ua39399
3437±34
1865-1688
1878-1660
5
Femenino
Adulto
Ua39400
3479±33
1877-1750
1890-1695
6.1
Masculino
Adulto
Ua39401
3488±34
1878-1765
1898-1696
6.2
Femenino
Maduro
Ua39402
3500±35
1883-1771
1918-1700
Adulto
Ua39403
3426±34
1770-1666
1876-1635
Adulto
Ua39404
3394±36
1740-1642
1866-1613
Juvenil
Ua39405
3468±34
1876-1701
1885-1692
Maduro
Ua39406
3564±34
1965-1832
2022-1775
8
11
Masculino
12
14
Femenino
16
Infantil I
Ua39407
3709±41
2191-2035
2269-1975
19
Femenino
Maduro
Ua39408
3216±33
1508-1443
1625-1418
20
Masculino
Adulto
Ua39409
3187±31
1497-1432
1522-1409
21.1
Masculino
Senil
Ua39410
3586±36
2009-1892
2034-1781
21.2
Femenino
Senil
Ua39411
3391±34
1738-1641
1770-1613
22.1
Juvenil
Ua39412
3525±33
1906-1775
1939-1754
22.2
Juvenil
Ua39413
3433±30
1857-1688
1877-1646
Infantil I
Ua39414
3487±30
1878-1763
1891-1699
Maduro
Ua39415
3429±31
1770-1685
1876-1641
Infantil I
Ua39416
3323±31
1640-1534
1686-1526
24
26
Masculino
27
29.1
Infantil I
Ua39417
3401±30
1742-1661
1766-1624
29.2
Femenino
Juvenil
Ua39418
3326±30
1657-1535
1686-1528
30A
Masculino
Adulto
Ua39419
3802±30
2288-2155
2339-2140
30B
Femenino
Adulto
Ua39420
3780±32
2280-2142
2298-2051
30C
Infantil I
Ua39421
3785±33
2282-2144
2336-2058
32
Infantil II
Ua39422
3406±30
1743-1664
1860-1625
Adulto
Ua39423
3395±35
1740-1643
1862-1614
34
Masculino
se han publicado estudios sobre yacimientos más recientes
como La Vital (Gandía) (Salazar, 2011), algunos megalitos y
contextos funerarios asociados de la Baja Andalucía (DíazZorita, 2013) y también a contextos de la Edad del Bronce, especialmente manchegos (Nájera et al., 2010; Sánchez, 2014),
mientras los resultados obtenidos sobre los yacimientos de
la Cultura de El Argar no han sido todavía publicados extensamente (Cámara y Molina, 2011; Díaz-Zorita et al., 2011;
Díaz-Zorita, Waterman y Peate, 2014).
3. LAS DATACIONES DE LAS SEPULTURAS
DEL CERRO DE LA VIRGEN Y SUS PROBLEMAS
Dentro de la larga ocupación del Cerro de la Virgen, que
comienza hacia el 2600 cal A.C. (Cámara et al., en prensa)
según la suma de probabilidades de las dataciones calibradas
por la curva IntCal13 (Reimer et al., 2013), los enterramientos que se han localizado en el yacimiento se pueden adscribir
en el rango 1 σ a un periodo entre el 1918 y el 1608 cal A.C.
al 96,53% de probabilidad y en el rango 2 σ al periodo com-
prendido entre 1977 y 1426 cal A.C. al 87,67%, de acuerdo al
programa Calib 7.0.2. Estas fechas entran perfectamente en
el rango aceptado para los enterramientos argáricos (Lull et
al., 2009, 2010a, 2010b, 2011), aunque ya se ha discutido que
tres fosas situadas en el perímetro externo del asentamiento
(30A, 30B y 30C) ofrecen fechas excesivamente tempranas
para las dataciones disponibles de las tumbas argáricas de
los Altiplanos granadinos, por lo que cabe pensar que tengan
relación con la ocupación calcolítica del yacimiento (Molina
et al., en prensa).
Un aspecto importante, que merece la pena recordar aquí
por su relación con las diferencias de sexo, edad y nivel social, es la cronología de los diferentes tipos de contenedores
funerarios (Molina et al., en prensa). Las tumbas en fosa con
revestimiento de piedra se sitúan entre el 1888 y el 1526 (al
100% de probabilidad dentro del intervalo 2 σ según la suma de
probabilidades realizada a través del Programa Calib 7.0.2). En
cuanto a las tumbas en fosa simple, independientemente de las
sepulturas 30A, 30B y 30C cuyo probable carácter calcolítico
ya hemos indicado, agrupan sus dataciones entre 1888 y 1434
453
[page-n-4]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
(68,61% de probabilidad en el rango 2 σ). Las tumbas realizadas
con estructuras de mampostería (fig. 2) se sitúan entre 1982 y
1419 (96,69% en el intervalo 2 σ). Sin embargo las tumbas verdaderamente monumentales (14, 21A y 22) se fechan en un arco
más corto entre 1985 y 1771 al 91,98% en el intervalo 2 σ (fig.
3). Las tumbas en vasija se sitúan entre 1883 y 1593 cal A.C. al
79,49% dentro del rango 2 σ con un desarrollo que se inscribe
dentro del periodo propuesto para los enterramientos en vasija
en el mundo argárico (Lull et al., 2011) (fig. 4).
Se puede señalar que la mayor parte de los tipos de enterramiento se desarrollaron a partir del 1900 cal A.C. (Molina et al.,
en prensa), y sólo las tumbas con mampostería muestran dataciones ligeramente más antiguas que no contradicen una introducción de la cultura argárica en los Altiplanos granadinos entre
1950 y 1900 cal A.C. (Cámara y Molina, 2011). En este contexto
no parece adecuado considerar las fechas de las tumbas 30A, 30B
y 30C como expresión de una introducción temprana del Argar en
el área (Delgado, 2013), sobre todo teniendo en cuenta la escasez
de ajuar diagnóstico en esas tumbas. Por ello podemos utilizar estas tumbas como exponentes de un momento de fines del III Milenio A.C., anterior a la llegada de las influencias argáricas proce-
dentes de las áreas costeras del Sudeste y, en lo que nos interesa
en este artículo, intentar caracterizar a partir de ellas cambios en
el ambiente y en la dieta reflejados en los isótopos estables, utilizándolas como un conjunto puente entre las muestras de Cueva
Carada ya descritas y el resto de muestras de las tumbas del Cerro
de la Virgen, correspondientes a la Edad del Bronce.
Para matizar aún más los cambios temporales, podemos intentar aproximarnos a la secuencia de las tumbas argáricas del
Cerro de la Virgen, utilizando las dataciones y los escasos datos
estratigráficos que hemos discutido en otro trabajo (Molina et
al., en prensa). Considerando como fase 1 las tumbas 30A, 30B
y 30C ya indicadas, el resto de las sepulturas se puede agrupar
en otras dos fases, la segunda con las tumbas 4, 5, 6, 14, 20,
21A, 22, 24 y 26, y la tercera con las tumbas 1, 8, 11, 12, 16,
19, 21B, 27, 29, 32 y 34. Respecto a esta atribución, que, como
hemos dicho, ha tenido en cuenta los datos estratigráficos, las
fechas de C-14 de las tumbas 12, 16 y 20 son las únicas que
ofrecen diferencias evidentes con las dataciones esperadas. Aun
no contando con datos radiométricos ni estratigráficos directos,
se podría pensar que la tumba 31 puede pertenecer por su situación espacial a la tercera fase.
Fig. 3. Sepultura 14 del Cerro de la Virgen con mampostería
monumental (fot. W. Schüle).
Fig. 2. Sepultura 20 del Cerro de la Virgen en fosa con revestimiento
de mampostería (fot. W. Schüle).
454
Fig. 4. Sepultura 16 del Cerro de la Virgen en vasija (fot. W. Schüle).
[page-n-5]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Las tumbas 30A, B y C, posiblemente calcolíticas, se situarían a finales del III Milenio, entre 2282 y 2144 A.C., según la
suma de probabilidades del Programa Calib 7.0.2 al 100% de
probabilidad en el intervalo 1 σ. Pese a los problemas antes indicados la segunda y la tercera fase pueden separarse con claridad
en torno al 1750/1725 cal A.C., situándose la segunda fase entre
1892 y 1733 (88,03% de probabilidad dentro del intervalo 1 σ)
y la tercera entre 1755 y 1534 cal A.C. al 100% de probabilidad
dentro del intervalo 1 σ (Molina et al., en prensa).
4. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
DE LOS ANÁLISIS ISOTÓPICOS
Tanto las muestras del Cerro de la Virgen (tabla 2) como las de
Cueva Carada (tabla 3) ofrecen unos resultados más homogéneos para el δ13C (desviación típica de 0,371 y 0,547 respectivamente) que para el δ15N (1,369 y 1,428 respectivamente). A
priori podría pensarse que la variabilidad en el caso del Cerro
de la Virgen tendría que ver con factores como la edad y el
nivel social, aunque exploraremos otras causas. No obstante,
en la muestra analizada del enterramiento colectivo de Cueva
Carada al incluir sólo adultos de ambos sexos la variedad debe
atribuirse a factores sociales de diversa índole (residencia, nivel social, etc.), difíciles de evaluar pero que no deben ser excluidos de partida en los contextos calcolíticos (Nocete, 2014),
aun cuando algunos autores (García y Murillo, 2013) tiendan a
minimizar las diferencias de carácter social. En cualquier caso
no podemos profundizar aquí en esos aspectos para el caso de
Cueva Carada y, como hemos dicho, usaremos esta muestra
sólo a efectos comparativos.
En este sentido lo primero que se debe señalar es que tanto
a nivel del δ15N (10,91 frente a 9,72) como del δ13C (-18,99
frente a -19,54) existen diferencias entre el Cerro de la Virgen
y Cueva Carada, siendo en ambos casos superiores los valores
en el primero de estos yacimientos. Ello parece indicar por un
lado un mayor consumo de proteínas de rumiantes en la Edad
del Bronce y por otro un ambiente progresivamente más seco.
Esta situación coincide con los datos proporcionados por otros
Tabla 2. Valores isotópicos de δ15N y δ13C obtenidos para restos humanos del Cerro de la Virgen.
Sepultura
Sexo
Edad
δ15N ‰ (Air-N2)
δ13C ‰ (V-PDB)
Tipo Sepultura
Fase
Grupo
Nivel
11,74
-19,57
Fosa revestida
3
4
1
1
Infantil II
4 (1)
Infantil II
11,25
-19,38
Vasija
2
2b
5
4 (2)
Feto
12,88
-18,48
Vasija
2
2b
5
10,61
-18,75
Vasija
2
6
3
5
Mujer
Adulta
6 (1)
Hombre
Adulta
11,45
-18,14
Mampostería
2
5
1
6 (2)
Mujer
Senil
10,46
-19,26
Mampostería
2
5
1
Adulta
8,63
-19,36
Vasija
3
3
Adulta
11,73
-19,42
Fosa revestida
3
3
3
Juvenil
11,98
-18,43
Fosa
3
1b
5
Senil
10,12
-19,23
Mampostería monumental
2
3
2
Infantil I
11,70
-19,66
Vasija
3
1b
2
8
11
Hombre
12
14
Mujer
16
19
Mujer
Senil
12,24
-19,35
Vasija
3
1b
3
20
Hombre
Adulta
12,26
-19,11
Mampostería
2
1b
2
21 (1)
Hombre
Senil
13,35
-18,50
Mampostería monumental
2
1a
2
21 (2)
Mujer
Senil
11,40
-19,17
Fosa revestida
3
1a
2
22 (1)
Juvenil
10,74
-18,85
Mampostería monumental
2
7c
2
22 (2)
Juvenil
10,54
-18,81
Mampostería monumental
2
7c
2
24
Infantil I
11,41
-18,87
Fosa
2
1b
4
Madura
11,59
-19,24
Fosa revestida
2
2b
2
27
Infantil I
10,27
-18,85
Fosa
3
0
3
29 (1)
Infantil I
10,95
-18,73
Vasija
3
7a
5
26
Hombre
29 (2)
Mujer
Juvenil
12,07
-19,13
Vasija
3
7a
5
30A
Hombre
Adulta
10,18
-18,95
Fosa
1
7b
5
30B
Mujer
Adulta
9,63
-19,02
Fosa
1
7b
5
30C
Infantil I
7,38
-19,26
Fosa
1
7b
5
31
Infantil I
9,10
-18,73
Vasija
3
8
5
Infantil II
8,36
-18,70
Fosa
3
8
2
Adulta
11,43
-18,70
Mampostería
3
9
4
32
34
Hombre
455
[page-n-6]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Tabla 3. Valores isotópicos de δ15N y δ13C obtenidos para
restos humanos de Cueva Carada (Huéscar, Granada).
Nº Registro
excavación
19
29
30
31
33
35
36
38
39
42
43
s/n
26
27
28
50
55
59
66
67
Sexo
δ15N ‰
(Air-N2)
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
10,71
11,12
10,76
10,28
9,76
9,98
8,38
10,56
10,42
4,72
9,71
9,89
8,04
10,48
10,12
9,64
9,89
9,45
11,27
9,24
δ13C ‰
(V-PDB)
-18,94
-18,86
-19,32
-19,19
-19,31
-19,69
-19,66
-19,30
-19,24
-20,53
-19,61
-19,56
-21,31
-19,27
-19,59
-19,60
-19,66
-19,31
-19,66
-19,14
yacimientos granadinos como La Cuesta del Negro, donde se
aprecia un aumento del δ15N a lo largo del tiempo, y con los
datos paleoambientales disponibles para el Sudeste que sugieren un radical aumento de la aridez en el II Milenio A.C.,
sin desechar también la importancia de la acción antrópica en
este proceso (Carrión et al., 2001, 2007; Fuentes et al., 2005).
En cualquier caso no se puede descartar que el consumo de
carne también fuera significativo durante el III Milenio A.C.,
teniendo en cuenta la importancia en esta época de los suidos
(Driesch, 1972), cuya carne no queda representada del mismo
modo en los valores del δ15N por razones relacionadas con el
metabolismo humano (Pearson et al., 2010). Las diferencias
entre ambos yacimientos se hacen más evidentes si suprimimos de la muestra del Cerro de la Virgen los individuos infantiles, quedando las medias de éste en 11,13 para el δ15N
y -18,97 para el δ13C con desviaciones típicas de 1,12 y 0,36
respectivamente.
Aún podríamos definir mejor las diferencias isotópicas si consideramos la periodización cronológica de las tumbas del Cerro
de la Virgen. Entre las fases 1 y 2 los valores aumentan (aunque
el número de muestras es muy diferente entre los dos conjuntos),
lo que parece apoyar las reflexiones anteriores. Sin embargo entre
las fases 2 y 3 las diferencias, aunque leves, van en el sentido
contrario (fig. 5). Estas tendencias no varían si se suprimen de la
muestra los individuos infantiles, aunque quedan matizadas, con
medias de 9,91, 11,35 y 11,23 en el δ15N (desviaciones de 0,39,
1,24 y 1,04 respectivamente) y medias de -18,99, -18,88 y -19,08
en el δ13C (desviaciones de 0,47, 0,38 y, 0,38) (fig. 6).
456
Fig. 5. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N según las fases cronológicas (0: Cueva Carada; 1, 2 y 3: fases
1, 2 y 3 de las tumbas del Cerro de la Virgen).
Como ya se ha indicado, la comparación entre ambos yacimientos sólo puede extenderse al análisis de la diferenciación
por sexos. En ambos yacimientos debemos recordar que la desviación típica es mucho menor en el δ13C. La media de los hombres del Cerro de la Virgen es de 11,71 en δ15N y -18,86 en δ13C,
mientras en Cueva Carada es de 9,67 y -19,42, en el primer caso
con una fortísima desviación típica (1,8). Para las mujeres las
medias del Cerro de la Virgen son de 10,93 en δ15N y -19,13 en
δ13C y las de Cueva Carada de 9,78 y -19,68 respectivamente.
Ello implica que en ambos sexos se mantienen las diferencias
entre los dos yacimientos, siendo interesante que las existentes
entre sexos sean más acusadas en el Cerro de la Virgen, especialmente en lo que respecta al δ15N (fig. 7).
Puede ser interesante comparar los enterramientos masculinos y femeninos del Cerro de la Virgen excluyendo las sepulturas calcolíticas 30A, 30B y 30C, es decir considerando sólo
los enterramientos argáricos. Las mujeres ofrecen unos valores
medios de 11,15 en δ15N y -19,15 en δ13C y los hombres de
11,97 en δ15N y -18,85 en δ13C, lo que indica que las diferencias
observadas a nivel general derivan principalmente de los contextos de la Edad del Bronce.
[page-n-7]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Fig. 6. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N según las fases cronológicas, sin incluir individuos infantiles
(0: Cueva Carada; 1, 2 y 3: fases 1, 2 y 3 de las tumbas del Cerro
de la Virgen).
Fig. 7. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en Cueva Carada y el Cerro de la Virgen según el sexo (CC,
Cueva Carada; CV, Cerro de la Virgen; en azul, varones; en blanco,
mujeres).
Las diferencias por edad en el Cerro de la Virgen tanto en
el δ13C como en el δ15N son poco acusadas (fig. 8). Aunque la
mayoría de los enterramientos infantiles del Cerro de la Virgen
presentan altos niveles en δ15N (fig. 8), tanto en los individuos
menores de 6 años (Infantil I) (con media de 10,91) como en los
mayores de esa edad (Infantil II) (media de10,45), existen casos
con valores muy bajos en δ15N, como se aprecia por las altas
desviaciones típicas (1,37 y 1,83 respectivamente). En el caso
de los niños más pequeños, el valor más bajo corresponde a la
tumba 30C, cuya cronología más antigua ya hemos discutido.
Suprimiendo ésta la media en δ15N se eleva a 11,05 (aunque la
desviación típica sigue siendo alta con 1,29), con los valores extremos correspondientes al feto incluido en la tumba 4 (12,88)
y al niño de 18 meses enterrado en la vasija de la tumba 31
(9,10). Dentro de los valores de los niños de edad más avanzada
(Infantil II) el valor más bajo (8,32) pertenece a la inhumación
de la tumba en fosa 32 (10 años), mientras los otros dos individuos (tumbas 4 y 1, de 7 y 10 años respectivamente) presentan
valores altos, en el segundo caso correspondientes a un niño de
cronología reciente (en torno al 1550 A.C.) acompañado de un
puñal largo. Los valores del δ13C son más homogéneos, apreciándose diferencias entre las medias de los niños más pequeños
y los de edad más avanzada (-18,94 y -19,22 de medias respectivas), que se mantienen incluso si se suprime la tumba 30C
(quedando la media en -18,89).
Las medias en δ15N en el resto de categorías de edad son
más bajas: 11,53 para los juveniles (hasta 18 años), 10,74
para los adultos y 11,53 para maduros-seniles (desde 45
años), con desviaciones típicas todavía altas (1,18, 1,21 y
1,18 respectivamente). Ello implica que no se aprecian en
el Cerro de la Virgen variaciones sensibles en el consumo
de proteínas animales a lo largo de las diferentes edades de
los individuos estudiados. Incluso las personas que llegaron
a edad muy avanzada siguieron consumiendo una cantidad
alta de carne de rumiantes. Si suprimimos los restos de las
tumbas 30A y 30B la media en edad adulta es de 11,02, con
una alta desviación típica de 1,29, que sin duda deriva de los
bajos valores, 8,63, de los restos muy escasos y desarticulados de un adulto que fue considerado por W. Schüle como
sepultura 8, asociándolos a una vasija fragmentada como
457
[page-n-8]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Fig. 9. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de
δ15N en el Cerro de la Virgen según el tipo de contenedores de las
tumbas (1, fosa simple; 2, fosa revestida de piedras; 3, tumbas de
mampostería; 4, tumbas monumentales; 5, tumbas en vasija).
Fig. 8. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en el Cerro de la Virgen según la edad (0, feto; 1, Infantiles
I; 2, Infantiles II; 3, Juveniles; 4, Adultos; 5, Maduros y Seniles).
contenedor; sin ellos la media se eleva a 11,5 y la desviación
típica se reduce a 0,6. Respecto al δ13C los valores medios
de juveniles, adultos y maduro-seniles son de -18,8, -18,93
y -19,12, con desviaciones típicas de 0,29, 0,41 y 0,31 respectivamente. En este sentido parece que los niveles de δ13C
disminuyen con la edad. Suprimiendo entre los adultos los
valores de la tumba 30 la media de éstos pasa a -18,91 y la
desviación típica a 0,48, no existiendo por tanto variación en
la tendencia, aunque las diferencias entre juveniles y adultos se reducen significativamente si no incluimos tampoco
la tumba 8, pasando la media a -18,82 (con una desviación
típica que se mantiene en 0,48).
A la hora de examinar las diferencias en δ15N y δ13C por el
tipo de contenedores se debe tener en cuenta tanto las variaciones temporales entre ellos (Molina et al., en prensa), referidas
en el apartado anterior, como el hecho de que las vasijas fueron
458
utilizadas casi exclusivamente para inhumar individuos infantiles (con la salvedad de los dudosos restos parciales de adulto de
la tumba 8 a los que ya hemos hecho referencia).
En δ15N (fig. 9) las fosas simples, fosas revestidas con piedra, vasijas, sepulcros de mampostería y sepulcros monumentales presentan los siguientes valores: 9,89, 11,39, 11,05, 11,71 y
11,19, con desviaciones típicas de 1,61, 0,54, 1,42, 0,47 y 1,46
respectivamente. La primera impresión es que todas las medias
son más o menos similares, a excepción de la de las fosas, bien
es cierto que en éstas encontramos la más alta desviación típica.
En cualquier caso, aun eliminando de la muestra de fosas las
sepulturas 30A, 30B y 30C los valores medios en δ15N de los
individuos enterrados en fosas siguen siendo significativamente
menores (10,51, con una desviación típica de 1,6) aun incluyendo individuos infantiles y juveniles. Sin embargo, sólo el
individuo Infantil II de la tumba 32 presenta los valores más
bajos dentro de su categoría de edad, siendo, por el contrario, el
que presenta un mejor ajuar de todo este conjunto.
En cuanto al δ13C las fosas simples, fosas revestidas con piedras, vasijas, tumbas en mampostería y tumbas monumentales
presentan valores medios muy similares (-18,87, -19,33, -19,06,
-18,65 y -18,85 respectivamente), con desviaciones típicas bajas (0,26, 0,16, 0,4, 0,48 y 0,30). Son ligeramente más altos los
valores de las fosas y las tumbas en mampostería y monumentales, lo que podría indicarnos un ambiente relativamente más
seco en los momentos más antiguos del bronce argárico matizando los valores ya referidos en función de la periodización.
Antes de pasar a discutir los resultados por niveles de riqueza expresados en los ajuares, debemos hacer referencia a
las agrupaciones espaciales. Aunque hay pocos datos sobre las
viviendas en que se incluyeron las sepulturas, para la mayoría
[page-n-9]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Fig. 10. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de
δ15N en el Cerro de la Virgen según las agrupaciones espaciales de
las tumbas.
de las tumbas podemos establecer su posición espacial relativa
(Delgado, 2013; Molina et al., en prensa). Aun con las diferencias temporales visibles en las relaciones estratigráficas se
puede pensar en algún tipo de relación parental (sanguínea o
de adscripción) entre los inhumados más o menos cercanos,
que suelen ofrecer valores isotópicos parecidos. Las dataciones obtenidas para algunas de las tumbas dobles, aún con excepciones como la tumba 29, presentan diferencias temporales
muy escasas y, en cualquier caso, la contemporaneidad entre
los inhumados no se puede descartar en ninguna de estas tumbas (Cámara y Molina, 2009; Molina et al., en prensa).
Los valores medios (o únicos en los casos de sepulturas
aisladas) de las agrupaciones principales (de la 0 a la 9) en
δ15N son los siguientes (fig. 10): 10,27 (0), 12,05 (1), 11,91
(2), 10,16 (3), 11,74 (4), 10,95 (5), 10,61 (6), 10,21 (7), 8,73
(8) y 11,43 (9). Dejando de lado las agrupaciones 0 (de ubicación desconocida), 4, 6 y 9 de las que sólo se ha analizado
una muestra, las desviaciones típicas siguen siendo amplias
en las agrupaciones 1, 3 y 7 (1,67, 1,55 y 1,46 respectivamente), la primera y la última susceptibles de ser divididas en
agrupaciones más pequeñas (1a, 1b, 7a, 7b y 7c). La relación
de los valores isotópicos del δ15N, con variaciones no sólo
temporales sino espaciales, ha sido también indicada para la
Cuesta del Negro (Purullena) (Cámara y Molina, 2011).
En cuanto a los valores medios del δ13C por agrupaciones
espaciales la homogeneidad es mayor: -18,85 (0), -19,01 (1),
-19,03 (2), -19,34 (3), -19,57 (4), -18,7 (5), -18,75 (6), -18,96
(7), -18,72 (8) y -18,7 (9), con desviaciones típicas relativamente bajas, tendencia que se generaliza para los valores
del δ13C en el yacimiento del Cerro de la Virgen. Incluso las
agrupaciones mayores mantienen esta tendencia (0,44, 0,48,
0,09, 0,79, 0,19 y 0,019), destacando sin embargo la tumba
6 –agrupación 5– donde un hombre adulto presenta los valores más altos de todo el yacimiento en δ13C (-18,14), tal vez
una indicación de la circulación de individuos entre diferentes
yacimientos que habría que confirmar mediante el análisis de
isótopos de oxígeno.
Fig. 11. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en el Cerro de la Virgen según el nivel social.
Sin duda un aspecto destacado en los resultados isotópicos
del Cerro de la Virgen tiene que ver con el nivel social, caracterizado a partir de los ajuares y el tipo de enterramiento (fig. 11).
Como paso previo en el análisis se han considerado 5 niveles de
“riqueza” en los ajuares funerarios: 1) tumbas con oro o tumbas
infantiles con elementos plenamente característicos de los adultos de alto nivel social; 2) tumbas de carácter monumental con
adornos en plata; 3) tumbas sin adornos en metales preciosos
pero con puñal o punzón y algunos vasos cerámicos o adornos
en cobre; 4) tumbas que han proporcionado únicamente recipientes cerámicos; y 5) tumbas sin ajuar.
Las medias en δ15N de las tumbas incluidas en cada una
de estas categorías de ajuar son: 11,22, 11,12, 11,21, 11,42
y 10,60 con desviaciones típicas de 0,67, 1,41, 0,93, 0,01
y 1,71. El primer problema es el bajo número de sepulturas
(2) que incluyen las categorías 1 y 4, con el agravante de
que la tumba 34, incluida en esta última, fue posiblemente
expoliada y, por tanto, desconocemos su ajuar total. Pese a
ello existe una diferencia considerable entre las 4 primeras
categorías y los individuos que no recibieron ningún ajuar.
459
[page-n-10]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Sin embargo, si suprimimos de esta última las tumbas 30A,
30B y 30C, al no considerarlas argáricas, la media de este
grupo 5 se eleva hasta 11,37, con desviación típica de 1,30.
La situación es todavía más singular, dado que la mayoría de los individuos sin ajuar (categoría 5) son infantiles
(aunque los de menor nivel en δ15N son los juveniles de
las tumbas 12 y 29), por lo que la ausencia de ajuar estaría
más relacionada con la no generalización del acceso de los
individuos de joven edad a determinados símbolos movilizados en los funerales, como se ha planteado para las fases
tempranas argáricas (Lull et al., 2004), si bien la datación
de la tumba 29 es relativamente reciente (Molina et al., en
prensa). Parece, por tanto, que en la muestra analizada del
Cerro de la Virgen no se pueden apreciar diferencias significativas en la dieta a partir del δ15N, al contrario de lo que
hemos planteado para otros yacimientos (Cámara y Molina,
2011). Ello puede deberse al hecho de que los individuos
objeto de este estudio proceden de una zona muy circunscrita del yacimiento, tal vez residencia de un sector social
privilegiado, y al hecho del carácter jerárquico del Cerro de
la Virgen, expresado en su continuidad respecto a las fases
calcolíticas y en la misma entidad general de los ajuares
con una gran cantidad de tumbas con adornos en metales
preciosos (Molina et al., en prensa).
Aunque ya hemos visto que no existen diferencias en los
valores medios del δ15N según los niveles de ajuar, debemos,
en cualquier caso, continuar nuestra comparación a partir de
los niveles de δ13C. Los valores medios de los cinco niveles
descritos son respectivamente: -18,99, -19,03, -19,09, -18,78 y
-18,9, con desviaciones típicas de 0,75, 0,35, 0,34, 0,12 y 0,33.
Los valores más altos en las medias se dan en la categoría 4,
aunque excepcionalmente los valores absolutos más altos los
encontramos en las tumbas 6 y 21A (categorías 1 y 2 respectivamente). De todas ellas sólo la tumba 34 ha ofrecido una
datación que la sitúa en la fase 3. Esto sugiere que los valores
del δ13C están muy relacionados con la cronología como antes hemos discutido de forma general. Sin embargo debemos
indicar que en el conjunto de tumbas de nivel 5 los valores
altos corresponden a la fase 3 mientras que los valores más
bajos pertenecen a las tumbas 30A, 30B y 30C (fase 1), cuya
supresión en cualquier caso del conjunto de tumbas de nivel
5 no cambia apenas la media ni la desviación típica (-18,81 y
0,37 respectivamente). Por todo ello, siendo prudentes, sólo
podemos afirmar el continuo deterioro climático entre el III y
el II Milenios A.C.
5. VALORACIÓN FINAL
Especialmente a través de la comparación de los datos del
Cerro de la Virgen con Cueva Carada se puede afirmar por
los valores del δ13C una tendencia general hacia una mayor
aridez en los altiplanos orientales granadinos entre el III y el
II Milenios A.C. Como ya hemos dicho se trata de un aspecto
que ha sido ya planteado desde diferentes aproximaciones incluso en relación con el área de estudio y sus inmediaciones
(Rodríguez, Valle y Esquivel, 1996; Carrión et al., 2007; Rodríguez, 2012). Pudieron existir oscilaciones en este proceso,
como se ha visto en secuencias largas de ambientes naturales
(Carrión et al., 2001; Bellin, Vanacker y De Baets, 2013) y
460
en otros yacimientos arqueológicos (Nachasova et al., 2007;
Yanes et al., 2011), pero son difíciles de probar a partir de la
muestra disponible.
A nivel temporal las diferencias en los valores medios en
δ15N entre Cueva Carada y la fase 1 del Cerro de la Virgen
frente a las fases 2 y 3 de este yacimiento, es altamente significativa. Esta diferencia no tiene por qué implicar un radical
aumento en el consumo de carne, teniendo en cuenta que en
los niveles calcolíticos del yacimiento la especie mayoritaria es
el cerdo (Driesch, 1972) como también sucede en otras áreas
andaluzas en la Edad del Cobre (Cámara y Riquelme, en prensa), pero sí sugiere una mayor dedicación a la ganadería en la
Edad del Bronce y se correlaciona bien con la mayor presencia
de ovicápridos en la cabaña ganadera del Cerro de la Virgen en
ese periodo (Driesch, 1972). Este aumento no sólo estaría relacionado con el empeoramiento ambiental citado sino también
con una mayor especialización en las especies ganaderas que se
gestionan y en un mayor énfasis en estas zonas orientales de los
altiplanos granadinos hacia especies más móviles y adaptables
(ovicápridos), frente a otras especies de rumiantes de mayor
talla (bóvidos y équidos) que van a ser dominantes en otros
yacimientos más occidentales (Molina y Cámara, 2004).
Las diferencias por edad en los valores medios de δ15N y
δ13C son poco significativas, a excepción de los altos niveles
en proteínas animales de los individuos maduros y seniles
cuya alimentación pudo contribuir a su supervivencia durante
más tiempo. El dato más sorprendente es, sin embargo, la escasez de individuos infantiles que muestren las consecuencias
del cambio desde la alimentación con leche materna a una alimentación de adulto. Ello puede tener que ver con el carácter
de la muestra, posiblemente procedente de un conjunto de familias de nivel social relativamente alto, como se aprecia en la
abundancia de metales preciosos en los ajuares y en la práctica
inexistencia de diferencias en las medias del δ15N si atendemos
a las agrupaciones definidas por los niveles de ajuar.
Una matización a esta afirmación podría venir de los valores medios en δ15N obtenidos de las sepulturas en fosa simple
que son los únicos que se separan claramente del conjunto,
incluso sin tener en cuenta los valores de las tumbas de la fase
1 (presumiblemente calcolíticas).
Aun con los problemas en cuanto al estudio de la relación
espacio-temporal de las sepulturas, uno de los resultados más
interesantes que se ha obtenido en este análisis es la mayor homogeneidad que existe en los valores del δ15N si comparamos
tumbas relativamente cercanas. Ello parece indicar que al interior de las unidades residenciales la mayoría de los individuos
accedieron de similar forma a los recursos, incluso teniendo en
cuenta que en los niveles argáricos del Cerro de la Virgen hay
una tendencia a que los hombres muestren medias mayores en
δ15N que las mujeres.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se inscribe en el desarrollo de los proyectos “Demografía, Dieta y Ritual en La Edad del Bronce de los Altiplanos Granadinos (HAR2011-27718)”, financiado por el Ministerio de Ciencia
e Innovación, y “Dieta y movilidad en la Prehistoria Reciente de
Andalucía. Un estudio de la jerarquización social a partir del registro funerario (P12-HUM-1510)”, financiado por la Consejería de
Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía.
[page-n-11]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
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Del neolític a l’edat del bronze en el Mediterrani occidental.
Estudis en homenatge a Bernat Martí Oliver.
tv sIp 119, València, 2016, p. 451-463.
Problemas cronológicos y análisis de dieta
en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos:
el caso del Cerro de la Virgen (Orce, Granada, España)
Fernando Molina González, Juan a. CáMara Serrano, antonio delGado HuertaS,
Sylvia a. JiMénez BroBeil, trinidad náJera Colino, JoSé a. riquelMe Cantal y liliana Spanedda
resumen
La contextualización espacio-temporal de las sepulturas excavadas en el Cerro de la Virgen (Orce, Granada) por W. Schüle en
los años sesenta del siglo pasado, incluyendo la datación por C-14 de casi la totalidad de los restos humanos, nos ha permitido
analizar las posibles causas de las diferencias de los niveles en δ15N y δ13C revelados por el análisis de isótopos estables. La
variación se debe principalmente a factores cronológicos, lo que viene apoyado por la comparación con el enterramiento
colectivo de Cueva Carada (Huéscar, Granada), datado en la transición del Neolítico al Calcolítico. Otros factores que inciden
en la variación son el sexo y la unidad de residencia (como expresión de relaciones familiares). Las diferencias según la edad
se centran en los altos valores de los individuos maduros y seniles en δ15N. Aunque los valores medios de los enterramientos
en fosa son diferentes a los del resto de tipo de enterramientos, no ha sido posible señalar diferencias que se puedan atribuir
claramente al nivel social, si bien se debe tener en cuenta que un gran número de sepulturas del Cerro de la Virgen pueden
considerarse “ricas” respecto a los niveles de ajuar característicos del resto de yacimientos de la zona.
palabras clave:
Edad del Bronce, Cultura de El Argar, Altiplanos Granadinos, Cronología, Análisis de isótopos estables,
Cambio ambiental, Diferenciación social.
abstract
Chronological problems and diet analysis in Granada province eastern plateaus during the Bronze Age: the case of Cerro
de la Virgen archaeological site (Orce, Granada, Spain). Spatial and temporal contextualization of Cerro la Virgen (Orce,
Granada) graves excavated by W. Schüle in 1960’s, including C-14 datings for almost all human remains, has made possible
to discuss the possible causes of the differences in levels δ15N and δ13C revealed by stable isotope analysis. Variation is mainly
due to chronological factors, which is supported by the comparison with Cueva Carada (Huéscar, Granada) Chalcolithic
collective burial. Other factors affecting the change are sex and residence unit (as an expression of family relationships).
Differences by age focus on the high values of mature and senile individuals in δ15N. Although the mean values of pit burials
are different from those of other burial types, it has not been possible to identify differences that can be clearly attributed to
social class, although it should be noted that a large number of Cerro de la Virgen graves may be considered “rich” compared
to typical grave goods from other sites in the area.
keywords:
Bronze Age, El Argar Culture, Eastern Granada plateaus, Chronology, Stable Isotope Analysis, Environmental
change, Social differentiation.
Con este trabajo nos sumamos al homenaje a nuestro colega y
amigo Bernat Martí, cuya producción científica, aunque centrada en el Neolítico, ha abordado en muchas ocasiones temáticas
relacionadas con la Edad del Bronce.
1. INTRODUCCIÓN. EL CERRO DE LA VIRGEN
A partir del 2000 A.C. las características que definen la cultura argárica (asentamientos en cerros escarpados, enterramientos bajo las casas y cultura material mueble específica) se
extienden por los Altiplanos orientales granadinos (Cámara y
Molina, 2011). En esta zona aparecen numerosos poblados de
nueva fundación y pequeñas dimensiones destinados a un con-
trol estricto del territorio como se observa en su dispersión por
los ríos Guadiana Menor, Galera, Huéscar y Castril (Jabaloy y
Salvatierra, 1980; Molina et al., 1986, Fresneda et al., 1999).
Se trata de asentamientos con el hábitat aterrazado y con enterramientos en el interior de las viviendas (Molina et al., 1986;
Fresneda et al., 1991, 1992, 1993). Estas innovaciones afectaron también a algunos yacimientos ocupados desde momentos
anteriores, en los que tuvieron lugar transformaciones urbanísticas y económicas y en los que encontramos enterramientos
bajo las casas. El más conocido e importante de todos ellos es
el Cerro de la Virgen (Orce, Granada), excavado desde mediados del siglo pasado por W. Schüle (Schüle y Pellicer, 1966;
Schüle, 1980).
451
[page-n-2]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
El yacimiento arqueológico del Cerro de la Virgen ocupa un espolón amesetado (fig. 1) que muestra un patrón de
asentamiento típico del Calcolítico al situarse relativamente cerca del agua en una posición fácilmente defendible por
estar limitado en tres de sus lados por el río principal y dos
pequeños barrancos. Estas características son visibles pese
a que amplias áreas de los límites del yacimiento están muy
afectadas por los trabajos agrícolas, como también la parte
superior de la meseta donde produjeron alteraciones una serie de construcciones (alquería medieval, cortijo y ermita)
(Schüle y Pellicer, 1966).
En los 400 m2 excavados por W. Schüle se identificaron
36 sepulturas, aunque al menos 8 de ellas realmente no contenían restos humanos y en la mayoría de los casos se trataba
de grandes vasijas de cerámica que pudieron tener una función no funeraria. Sólo han sido estudiados a nivel antropológico los restos humanos de 21 de las sepulturas (Botella,
1976). Entre ellos se han identificado un feto, 9 individuos
infantiles (3 de ellos de más de 6 años y el resto de menos
de 3 años, infrarrepresentados en relación con la mortalidad
infantil que debió existir), 3 jóvenes (en torno a 14-18 años,
uno de ellos probablemente femenino), además de 16 adultos
(2 indeterminados, 7 hombres, uno de ellos dudoso, y 7 mujeres, 2 de ellas de dudosa adscripción).
Muestras óseas de 27 de esos 29 individuos se han datado
por AMS (tabla 1) en el Tandem Laboratory de la Universidad
de Uppsala (Ua) (Cámara y Molina, 2009: 175-178; Molina et
al., 2014). De los restos humanos disponibles sólo han quedado
sin datar el individuo infantil de la tumba 31 y un individuo
femenino adulto del que se desconoce su procedencia. Las dataciones ya han sido ya discutidas en relación con las tumbas que
habían sido consideradas múltiples por su excavador (sepulturas
4, 6, 21, 22, 29 y 30), de las que ni la 21 ni la 30 lo son; en el
primer caso por tratarse de tumbas superpuestas y en el segundo
por corresponder realmente a tres fosas muy cercanas entre sí y
no a una única fosa, con la fuerte probabilidad de que en este
último caso estemos ante enterramientos preargáricos (Molina
et al., en prensa), aunque hayan sido usadas para sugerir una
expansión temprana de las características argáricas por la zona
(Delgado, 2013: 17, 121). Junto a estas fechas sobre huesos humanos se dispone de otra datación sobre una muestra de vida
larga (GrN5594), procedente de la sepultura 14 (Castro et al.,
1993-94: 79 n. 3).
Además, en lo que respecta a los objetivos de este artículo,
se han realizado análisis isotópicos sobre los 27 individuos datados y sobre el individuo infantil de la tumba 31.
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
Este trabajo pretende utilizar los datos procedentes de las dataciones y los análisis de isótopos estables sobre huesos humanos para discutir sobre el cambio ambiental entre el III y el II
Milenio A.C. y analizar otras causas de variabilidad intragrupal
como el sexo, la edad o el nivel social. En relación con el primer tema se han incluido, a efectos comparativos, los resultados isotópicos (δ13C y δ15N) de 20 muestras sobre restos óseos
humanos de individuos adultos (11 masculinos y 9 femeninos)
correspondientes a un enterramiento colectivo cercano, Cueva
Carada (Huéscar, Granada) (Molina, 1983), datado en la tran452
Fig. 1. Vista aérea del Cerro de la Virgen (fot. Paisajes Españoles).
sición entre el Neolítico y la Edad del Cobre y del que hasta
ahora no disponemos de fechas absolutas. Aunque estas últimas
muestras se salen del rango de ocupación del yacimiento del
Cerro de la Virgen (2600-1450 cal A.C.) (Molina et al., 2004, en
prensa; Cámara et al., en prensa) permiten obtener una visión de
los cambios acaecidos a más largo plazo.
Los valores isotópicos a partir del análisis del δ13C presente en huesos y dientes de mamíferos informan sobre la evolución medioambiental a partir de la humedad (Longinelli, 1984;
Delgado et al., 1995; Delgado, Iacumin y Longinelli, 1997).
Los valores isotópicos (δ15N, δ13C) de restos de tejidos de materia orgánica, o del colágeno que se puede extraer de restos
arqueológicos, permiten conocer como fue la dieta de animales y personas (Vogel y Van der Merwe, 1977; De Niro, 1985;
O’Connell et al., 2012; Schoeninger, 2014), aunque a veces
se planteen problemas relacionados con un consumo puntual
(Dickson et al., 2000).
Diferentes tipos de muestra (huesos, dientes…) parecen
conducir a diferentes resultados (Balasse, Bocheren y Mariotti,
1999; Harrison y Katzenberg, 2003; Eerkens et al., 2014; Henderson, Lee-Thorp y Loe, 2014; Naumann, Price y Richards,
2014; Salazar-García et al., 2014b; Webb, White y Longstaffe,
2014; Burt, 2015), por lo que se ha optado aquí por usar sólo
muestras procedentes del colágeno extraído de los huesos.
Este tipo de estudios isotópicos está siendo cada vez más
empleado especialmente para el análisis de los patrones de
consumo de las poblaciones prehistóricas de la Península Ibérica (Lubell et al., 1994; Arias, 2005, 2007; Hillier, Boaventura y Richards, 2008; Arias y Schulting, 2010; Fontanals-Coll
et al., 2014). Independientemente de estudios sobre cambios
de dieta en periodos de larga duración (Van Strydonck et al.,
2005; Fuller, Márquez-Grant y Richards, 2010; Nehlich et al.,
2012), la mayoría de los estudios en el área mediterránea de
la Península Ibérica se concentran en la transición entre el
Mesolítico y el Neolítico (García-Guixé, Subirà y Richards,
2006; Salazar, 2009; McClure et al., 2011; Fernández-López
et al., 2013; Salazar-García et al., 2014a), pero recientemente
[page-n-3]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Tabla 1. Dataciones de C-14 por AMS realizadas en el Tandem Laboratory de la Universidad de Uppsala para restos humanos
del Cerro de la Virgen.
Tumba e individuo
Sexo
Edad
Núm. lab.
Fecha BP
1
Infantil II
Ua39397
4.1
Infantil II
Ua39398
4.2
Fecha BC 1 σ
Fecha BC 2 σ
3286±34
1611-1529
1642-1463
3466±35
1876-1700
1884-1692
Feto
Ua39399
3437±34
1865-1688
1878-1660
5
Femenino
Adulto
Ua39400
3479±33
1877-1750
1890-1695
6.1
Masculino
Adulto
Ua39401
3488±34
1878-1765
1898-1696
6.2
Femenino
Maduro
Ua39402
3500±35
1883-1771
1918-1700
Adulto
Ua39403
3426±34
1770-1666
1876-1635
Adulto
Ua39404
3394±36
1740-1642
1866-1613
Juvenil
Ua39405
3468±34
1876-1701
1885-1692
Maduro
Ua39406
3564±34
1965-1832
2022-1775
8
11
Masculino
12
14
Femenino
16
Infantil I
Ua39407
3709±41
2191-2035
2269-1975
19
Femenino
Maduro
Ua39408
3216±33
1508-1443
1625-1418
20
Masculino
Adulto
Ua39409
3187±31
1497-1432
1522-1409
21.1
Masculino
Senil
Ua39410
3586±36
2009-1892
2034-1781
21.2
Femenino
Senil
Ua39411
3391±34
1738-1641
1770-1613
22.1
Juvenil
Ua39412
3525±33
1906-1775
1939-1754
22.2
Juvenil
Ua39413
3433±30
1857-1688
1877-1646
Infantil I
Ua39414
3487±30
1878-1763
1891-1699
Maduro
Ua39415
3429±31
1770-1685
1876-1641
Infantil I
Ua39416
3323±31
1640-1534
1686-1526
24
26
Masculino
27
29.1
Infantil I
Ua39417
3401±30
1742-1661
1766-1624
29.2
Femenino
Juvenil
Ua39418
3326±30
1657-1535
1686-1528
30A
Masculino
Adulto
Ua39419
3802±30
2288-2155
2339-2140
30B
Femenino
Adulto
Ua39420
3780±32
2280-2142
2298-2051
30C
Infantil I
Ua39421
3785±33
2282-2144
2336-2058
32
Infantil II
Ua39422
3406±30
1743-1664
1860-1625
Adulto
Ua39423
3395±35
1740-1643
1862-1614
34
Masculino
se han publicado estudios sobre yacimientos más recientes
como La Vital (Gandía) (Salazar, 2011), algunos megalitos y
contextos funerarios asociados de la Baja Andalucía (DíazZorita, 2013) y también a contextos de la Edad del Bronce, especialmente manchegos (Nájera et al., 2010; Sánchez, 2014),
mientras los resultados obtenidos sobre los yacimientos de
la Cultura de El Argar no han sido todavía publicados extensamente (Cámara y Molina, 2011; Díaz-Zorita et al., 2011;
Díaz-Zorita, Waterman y Peate, 2014).
3. LAS DATACIONES DE LAS SEPULTURAS
DEL CERRO DE LA VIRGEN Y SUS PROBLEMAS
Dentro de la larga ocupación del Cerro de la Virgen, que
comienza hacia el 2600 cal A.C. (Cámara et al., en prensa)
según la suma de probabilidades de las dataciones calibradas
por la curva IntCal13 (Reimer et al., 2013), los enterramientos que se han localizado en el yacimiento se pueden adscribir
en el rango 1 σ a un periodo entre el 1918 y el 1608 cal A.C.
al 96,53% de probabilidad y en el rango 2 σ al periodo com-
prendido entre 1977 y 1426 cal A.C. al 87,67%, de acuerdo al
programa Calib 7.0.2. Estas fechas entran perfectamente en
el rango aceptado para los enterramientos argáricos (Lull et
al., 2009, 2010a, 2010b, 2011), aunque ya se ha discutido que
tres fosas situadas en el perímetro externo del asentamiento
(30A, 30B y 30C) ofrecen fechas excesivamente tempranas
para las dataciones disponibles de las tumbas argáricas de
los Altiplanos granadinos, por lo que cabe pensar que tengan
relación con la ocupación calcolítica del yacimiento (Molina
et al., en prensa).
Un aspecto importante, que merece la pena recordar aquí
por su relación con las diferencias de sexo, edad y nivel social, es la cronología de los diferentes tipos de contenedores
funerarios (Molina et al., en prensa). Las tumbas en fosa con
revestimiento de piedra se sitúan entre el 1888 y el 1526 (al
100% de probabilidad dentro del intervalo 2 σ según la suma de
probabilidades realizada a través del Programa Calib 7.0.2). En
cuanto a las tumbas en fosa simple, independientemente de las
sepulturas 30A, 30B y 30C cuyo probable carácter calcolítico
ya hemos indicado, agrupan sus dataciones entre 1888 y 1434
453
[page-n-4]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
(68,61% de probabilidad en el rango 2 σ). Las tumbas realizadas
con estructuras de mampostería (fig. 2) se sitúan entre 1982 y
1419 (96,69% en el intervalo 2 σ). Sin embargo las tumbas verdaderamente monumentales (14, 21A y 22) se fechan en un arco
más corto entre 1985 y 1771 al 91,98% en el intervalo 2 σ (fig.
3). Las tumbas en vasija se sitúan entre 1883 y 1593 cal A.C. al
79,49% dentro del rango 2 σ con un desarrollo que se inscribe
dentro del periodo propuesto para los enterramientos en vasija
en el mundo argárico (Lull et al., 2011) (fig. 4).
Se puede señalar que la mayor parte de los tipos de enterramiento se desarrollaron a partir del 1900 cal A.C. (Molina et al.,
en prensa), y sólo las tumbas con mampostería muestran dataciones ligeramente más antiguas que no contradicen una introducción de la cultura argárica en los Altiplanos granadinos entre
1950 y 1900 cal A.C. (Cámara y Molina, 2011). En este contexto
no parece adecuado considerar las fechas de las tumbas 30A, 30B
y 30C como expresión de una introducción temprana del Argar en
el área (Delgado, 2013), sobre todo teniendo en cuenta la escasez
de ajuar diagnóstico en esas tumbas. Por ello podemos utilizar estas tumbas como exponentes de un momento de fines del III Milenio A.C., anterior a la llegada de las influencias argáricas proce-
dentes de las áreas costeras del Sudeste y, en lo que nos interesa
en este artículo, intentar caracterizar a partir de ellas cambios en
el ambiente y en la dieta reflejados en los isótopos estables, utilizándolas como un conjunto puente entre las muestras de Cueva
Carada ya descritas y el resto de muestras de las tumbas del Cerro
de la Virgen, correspondientes a la Edad del Bronce.
Para matizar aún más los cambios temporales, podemos intentar aproximarnos a la secuencia de las tumbas argáricas del
Cerro de la Virgen, utilizando las dataciones y los escasos datos
estratigráficos que hemos discutido en otro trabajo (Molina et
al., en prensa). Considerando como fase 1 las tumbas 30A, 30B
y 30C ya indicadas, el resto de las sepulturas se puede agrupar
en otras dos fases, la segunda con las tumbas 4, 5, 6, 14, 20,
21A, 22, 24 y 26, y la tercera con las tumbas 1, 8, 11, 12, 16,
19, 21B, 27, 29, 32 y 34. Respecto a esta atribución, que, como
hemos dicho, ha tenido en cuenta los datos estratigráficos, las
fechas de C-14 de las tumbas 12, 16 y 20 son las únicas que
ofrecen diferencias evidentes con las dataciones esperadas. Aun
no contando con datos radiométricos ni estratigráficos directos,
se podría pensar que la tumba 31 puede pertenecer por su situación espacial a la tercera fase.
Fig. 3. Sepultura 14 del Cerro de la Virgen con mampostería
monumental (fot. W. Schüle).
Fig. 2. Sepultura 20 del Cerro de la Virgen en fosa con revestimiento
de mampostería (fot. W. Schüle).
454
Fig. 4. Sepultura 16 del Cerro de la Virgen en vasija (fot. W. Schüle).
[page-n-5]
Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Las tumbas 30A, B y C, posiblemente calcolíticas, se situarían a finales del III Milenio, entre 2282 y 2144 A.C., según la
suma de probabilidades del Programa Calib 7.0.2 al 100% de
probabilidad en el intervalo 1 σ. Pese a los problemas antes indicados la segunda y la tercera fase pueden separarse con claridad
en torno al 1750/1725 cal A.C., situándose la segunda fase entre
1892 y 1733 (88,03% de probabilidad dentro del intervalo 1 σ)
y la tercera entre 1755 y 1534 cal A.C. al 100% de probabilidad
dentro del intervalo 1 σ (Molina et al., en prensa).
4. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
DE LOS ANÁLISIS ISOTÓPICOS
Tanto las muestras del Cerro de la Virgen (tabla 2) como las de
Cueva Carada (tabla 3) ofrecen unos resultados más homogéneos para el δ13C (desviación típica de 0,371 y 0,547 respectivamente) que para el δ15N (1,369 y 1,428 respectivamente). A
priori podría pensarse que la variabilidad en el caso del Cerro
de la Virgen tendría que ver con factores como la edad y el
nivel social, aunque exploraremos otras causas. No obstante,
en la muestra analizada del enterramiento colectivo de Cueva
Carada al incluir sólo adultos de ambos sexos la variedad debe
atribuirse a factores sociales de diversa índole (residencia, nivel social, etc.), difíciles de evaluar pero que no deben ser excluidos de partida en los contextos calcolíticos (Nocete, 2014),
aun cuando algunos autores (García y Murillo, 2013) tiendan a
minimizar las diferencias de carácter social. En cualquier caso
no podemos profundizar aquí en esos aspectos para el caso de
Cueva Carada y, como hemos dicho, usaremos esta muestra
sólo a efectos comparativos.
En este sentido lo primero que se debe señalar es que tanto
a nivel del δ15N (10,91 frente a 9,72) como del δ13C (-18,99
frente a -19,54) existen diferencias entre el Cerro de la Virgen
y Cueva Carada, siendo en ambos casos superiores los valores
en el primero de estos yacimientos. Ello parece indicar por un
lado un mayor consumo de proteínas de rumiantes en la Edad
del Bronce y por otro un ambiente progresivamente más seco.
Esta situación coincide con los datos proporcionados por otros
Tabla 2. Valores isotópicos de δ15N y δ13C obtenidos para restos humanos del Cerro de la Virgen.
Sepultura
Sexo
Edad
δ15N ‰ (Air-N2)
δ13C ‰ (V-PDB)
Tipo Sepultura
Fase
Grupo
Nivel
11,74
-19,57
Fosa revestida
3
4
1
1
Infantil II
4 (1)
Infantil II
11,25
-19,38
Vasija
2
2b
5
4 (2)
Feto
12,88
-18,48
Vasija
2
2b
5
10,61
-18,75
Vasija
2
6
3
5
Mujer
Adulta
6 (1)
Hombre
Adulta
11,45
-18,14
Mampostería
2
5
1
6 (2)
Mujer
Senil
10,46
-19,26
Mampostería
2
5
1
Adulta
8,63
-19,36
Vasija
3
3
Adulta
11,73
-19,42
Fosa revestida
3
3
3
Juvenil
11,98
-18,43
Fosa
3
1b
5
Senil
10,12
-19,23
Mampostería monumental
2
3
2
Infantil I
11,70
-19,66
Vasija
3
1b
2
8
11
Hombre
12
14
Mujer
16
19
Mujer
Senil
12,24
-19,35
Vasija
3
1b
3
20
Hombre
Adulta
12,26
-19,11
Mampostería
2
1b
2
21 (1)
Hombre
Senil
13,35
-18,50
Mampostería monumental
2
1a
2
21 (2)
Mujer
Senil
11,40
-19,17
Fosa revestida
3
1a
2
22 (1)
Juvenil
10,74
-18,85
Mampostería monumental
2
7c
2
22 (2)
Juvenil
10,54
-18,81
Mampostería monumental
2
7c
2
24
Infantil I
11,41
-18,87
Fosa
2
1b
4
Madura
11,59
-19,24
Fosa revestida
2
2b
2
27
Infantil I
10,27
-18,85
Fosa
3
0
3
29 (1)
Infantil I
10,95
-18,73
Vasija
3
7a
5
26
Hombre
29 (2)
Mujer
Juvenil
12,07
-19,13
Vasija
3
7a
5
30A
Hombre
Adulta
10,18
-18,95
Fosa
1
7b
5
30B
Mujer
Adulta
9,63
-19,02
Fosa
1
7b
5
30C
Infantil I
7,38
-19,26
Fosa
1
7b
5
31
Infantil I
9,10
-18,73
Vasija
3
8
5
Infantil II
8,36
-18,70
Fosa
3
8
2
Adulta
11,43
-18,70
Mampostería
3
9
4
32
34
Hombre
455
[page-n-6]
F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Tabla 3. Valores isotópicos de δ15N y δ13C obtenidos para
restos humanos de Cueva Carada (Huéscar, Granada).
Nº Registro
excavación
19
29
30
31
33
35
36
38
39
42
43
s/n
26
27
28
50
55
59
66
67
Sexo
δ15N ‰
(Air-N2)
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Hombre
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
Mujer
10,71
11,12
10,76
10,28
9,76
9,98
8,38
10,56
10,42
4,72
9,71
9,89
8,04
10,48
10,12
9,64
9,89
9,45
11,27
9,24
δ13C ‰
(V-PDB)
-18,94
-18,86
-19,32
-19,19
-19,31
-19,69
-19,66
-19,30
-19,24
-20,53
-19,61
-19,56
-21,31
-19,27
-19,59
-19,60
-19,66
-19,31
-19,66
-19,14
yacimientos granadinos como La Cuesta del Negro, donde se
aprecia un aumento del δ15N a lo largo del tiempo, y con los
datos paleoambientales disponibles para el Sudeste que sugieren un radical aumento de la aridez en el II Milenio A.C.,
sin desechar también la importancia de la acción antrópica en
este proceso (Carrión et al., 2001, 2007; Fuentes et al., 2005).
En cualquier caso no se puede descartar que el consumo de
carne también fuera significativo durante el III Milenio A.C.,
teniendo en cuenta la importancia en esta época de los suidos
(Driesch, 1972), cuya carne no queda representada del mismo
modo en los valores del δ15N por razones relacionadas con el
metabolismo humano (Pearson et al., 2010). Las diferencias
entre ambos yacimientos se hacen más evidentes si suprimimos de la muestra del Cerro de la Virgen los individuos infantiles, quedando las medias de éste en 11,13 para el δ15N
y -18,97 para el δ13C con desviaciones típicas de 1,12 y 0,36
respectivamente.
Aún podríamos definir mejor las diferencias isotópicas si consideramos la periodización cronológica de las tumbas del Cerro
de la Virgen. Entre las fases 1 y 2 los valores aumentan (aunque
el número de muestras es muy diferente entre los dos conjuntos),
lo que parece apoyar las reflexiones anteriores. Sin embargo entre
las fases 2 y 3 las diferencias, aunque leves, van en el sentido
contrario (fig. 5). Estas tendencias no varían si se suprimen de la
muestra los individuos infantiles, aunque quedan matizadas, con
medias de 9,91, 11,35 y 11,23 en el δ15N (desviaciones de 0,39,
1,24 y 1,04 respectivamente) y medias de -18,99, -18,88 y -19,08
en el δ13C (desviaciones de 0,47, 0,38 y, 0,38) (fig. 6).
456
Fig. 5. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N según las fases cronológicas (0: Cueva Carada; 1, 2 y 3: fases
1, 2 y 3 de las tumbas del Cerro de la Virgen).
Como ya se ha indicado, la comparación entre ambos yacimientos sólo puede extenderse al análisis de la diferenciación
por sexos. En ambos yacimientos debemos recordar que la desviación típica es mucho menor en el δ13C. La media de los hombres del Cerro de la Virgen es de 11,71 en δ15N y -18,86 en δ13C,
mientras en Cueva Carada es de 9,67 y -19,42, en el primer caso
con una fortísima desviación típica (1,8). Para las mujeres las
medias del Cerro de la Virgen son de 10,93 en δ15N y -19,13 en
δ13C y las de Cueva Carada de 9,78 y -19,68 respectivamente.
Ello implica que en ambos sexos se mantienen las diferencias
entre los dos yacimientos, siendo interesante que las existentes
entre sexos sean más acusadas en el Cerro de la Virgen, especialmente en lo que respecta al δ15N (fig. 7).
Puede ser interesante comparar los enterramientos masculinos y femeninos del Cerro de la Virgen excluyendo las sepulturas calcolíticas 30A, 30B y 30C, es decir considerando sólo
los enterramientos argáricos. Las mujeres ofrecen unos valores
medios de 11,15 en δ15N y -19,15 en δ13C y los hombres de
11,97 en δ15N y -18,85 en δ13C, lo que indica que las diferencias
observadas a nivel general derivan principalmente de los contextos de la Edad del Bronce.
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Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Fig. 6. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N según las fases cronológicas, sin incluir individuos infantiles
(0: Cueva Carada; 1, 2 y 3: fases 1, 2 y 3 de las tumbas del Cerro
de la Virgen).
Fig. 7. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en Cueva Carada y el Cerro de la Virgen según el sexo (CC,
Cueva Carada; CV, Cerro de la Virgen; en azul, varones; en blanco,
mujeres).
Las diferencias por edad en el Cerro de la Virgen tanto en
el δ13C como en el δ15N son poco acusadas (fig. 8). Aunque la
mayoría de los enterramientos infantiles del Cerro de la Virgen
presentan altos niveles en δ15N (fig. 8), tanto en los individuos
menores de 6 años (Infantil I) (con media de 10,91) como en los
mayores de esa edad (Infantil II) (media de10,45), existen casos
con valores muy bajos en δ15N, como se aprecia por las altas
desviaciones típicas (1,37 y 1,83 respectivamente). En el caso
de los niños más pequeños, el valor más bajo corresponde a la
tumba 30C, cuya cronología más antigua ya hemos discutido.
Suprimiendo ésta la media en δ15N se eleva a 11,05 (aunque la
desviación típica sigue siendo alta con 1,29), con los valores extremos correspondientes al feto incluido en la tumba 4 (12,88)
y al niño de 18 meses enterrado en la vasija de la tumba 31
(9,10). Dentro de los valores de los niños de edad más avanzada
(Infantil II) el valor más bajo (8,32) pertenece a la inhumación
de la tumba en fosa 32 (10 años), mientras los otros dos individuos (tumbas 4 y 1, de 7 y 10 años respectivamente) presentan
valores altos, en el segundo caso correspondientes a un niño de
cronología reciente (en torno al 1550 A.C.) acompañado de un
puñal largo. Los valores del δ13C son más homogéneos, apreciándose diferencias entre las medias de los niños más pequeños
y los de edad más avanzada (-18,94 y -19,22 de medias respectivas), que se mantienen incluso si se suprime la tumba 30C
(quedando la media en -18,89).
Las medias en δ15N en el resto de categorías de edad son
más bajas: 11,53 para los juveniles (hasta 18 años), 10,74
para los adultos y 11,53 para maduros-seniles (desde 45
años), con desviaciones típicas todavía altas (1,18, 1,21 y
1,18 respectivamente). Ello implica que no se aprecian en
el Cerro de la Virgen variaciones sensibles en el consumo
de proteínas animales a lo largo de las diferentes edades de
los individuos estudiados. Incluso las personas que llegaron
a edad muy avanzada siguieron consumiendo una cantidad
alta de carne de rumiantes. Si suprimimos los restos de las
tumbas 30A y 30B la media en edad adulta es de 11,02, con
una alta desviación típica de 1,29, que sin duda deriva de los
bajos valores, 8,63, de los restos muy escasos y desarticulados de un adulto que fue considerado por W. Schüle como
sepultura 8, asociándolos a una vasija fragmentada como
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F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Fig. 9. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de
δ15N en el Cerro de la Virgen según el tipo de contenedores de las
tumbas (1, fosa simple; 2, fosa revestida de piedras; 3, tumbas de
mampostería; 4, tumbas monumentales; 5, tumbas en vasija).
Fig. 8. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en el Cerro de la Virgen según la edad (0, feto; 1, Infantiles
I; 2, Infantiles II; 3, Juveniles; 4, Adultos; 5, Maduros y Seniles).
contenedor; sin ellos la media se eleva a 11,5 y la desviación
típica se reduce a 0,6. Respecto al δ13C los valores medios
de juveniles, adultos y maduro-seniles son de -18,8, -18,93
y -19,12, con desviaciones típicas de 0,29, 0,41 y 0,31 respectivamente. En este sentido parece que los niveles de δ13C
disminuyen con la edad. Suprimiendo entre los adultos los
valores de la tumba 30 la media de éstos pasa a -18,91 y la
desviación típica a 0,48, no existiendo por tanto variación en
la tendencia, aunque las diferencias entre juveniles y adultos se reducen significativamente si no incluimos tampoco
la tumba 8, pasando la media a -18,82 (con una desviación
típica que se mantiene en 0,48).
A la hora de examinar las diferencias en δ15N y δ13C por el
tipo de contenedores se debe tener en cuenta tanto las variaciones temporales entre ellos (Molina et al., en prensa), referidas
en el apartado anterior, como el hecho de que las vasijas fueron
458
utilizadas casi exclusivamente para inhumar individuos infantiles (con la salvedad de los dudosos restos parciales de adulto de
la tumba 8 a los que ya hemos hecho referencia).
En δ15N (fig. 9) las fosas simples, fosas revestidas con piedra, vasijas, sepulcros de mampostería y sepulcros monumentales presentan los siguientes valores: 9,89, 11,39, 11,05, 11,71 y
11,19, con desviaciones típicas de 1,61, 0,54, 1,42, 0,47 y 1,46
respectivamente. La primera impresión es que todas las medias
son más o menos similares, a excepción de la de las fosas, bien
es cierto que en éstas encontramos la más alta desviación típica.
En cualquier caso, aun eliminando de la muestra de fosas las
sepulturas 30A, 30B y 30C los valores medios en δ15N de los
individuos enterrados en fosas siguen siendo significativamente
menores (10,51, con una desviación típica de 1,6) aun incluyendo individuos infantiles y juveniles. Sin embargo, sólo el
individuo Infantil II de la tumba 32 presenta los valores más
bajos dentro de su categoría de edad, siendo, por el contrario, el
que presenta un mejor ajuar de todo este conjunto.
En cuanto al δ13C las fosas simples, fosas revestidas con piedras, vasijas, tumbas en mampostería y tumbas monumentales
presentan valores medios muy similares (-18,87, -19,33, -19,06,
-18,65 y -18,85 respectivamente), con desviaciones típicas bajas (0,26, 0,16, 0,4, 0,48 y 0,30). Son ligeramente más altos los
valores de las fosas y las tumbas en mampostería y monumentales, lo que podría indicarnos un ambiente relativamente más
seco en los momentos más antiguos del bronce argárico matizando los valores ya referidos en función de la periodización.
Antes de pasar a discutir los resultados por niveles de riqueza expresados en los ajuares, debemos hacer referencia a
las agrupaciones espaciales. Aunque hay pocos datos sobre las
viviendas en que se incluyeron las sepulturas, para la mayoría
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Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
Fig. 10. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de
δ15N en el Cerro de la Virgen según las agrupaciones espaciales de
las tumbas.
de las tumbas podemos establecer su posición espacial relativa
(Delgado, 2013; Molina et al., en prensa). Aun con las diferencias temporales visibles en las relaciones estratigráficas se
puede pensar en algún tipo de relación parental (sanguínea o
de adscripción) entre los inhumados más o menos cercanos,
que suelen ofrecer valores isotópicos parecidos. Las dataciones obtenidas para algunas de las tumbas dobles, aún con excepciones como la tumba 29, presentan diferencias temporales
muy escasas y, en cualquier caso, la contemporaneidad entre
los inhumados no se puede descartar en ninguna de estas tumbas (Cámara y Molina, 2009; Molina et al., en prensa).
Los valores medios (o únicos en los casos de sepulturas
aisladas) de las agrupaciones principales (de la 0 a la 9) en
δ15N son los siguientes (fig. 10): 10,27 (0), 12,05 (1), 11,91
(2), 10,16 (3), 11,74 (4), 10,95 (5), 10,61 (6), 10,21 (7), 8,73
(8) y 11,43 (9). Dejando de lado las agrupaciones 0 (de ubicación desconocida), 4, 6 y 9 de las que sólo se ha analizado
una muestra, las desviaciones típicas siguen siendo amplias
en las agrupaciones 1, 3 y 7 (1,67, 1,55 y 1,46 respectivamente), la primera y la última susceptibles de ser divididas en
agrupaciones más pequeñas (1a, 1b, 7a, 7b y 7c). La relación
de los valores isotópicos del δ15N, con variaciones no sólo
temporales sino espaciales, ha sido también indicada para la
Cuesta del Negro (Purullena) (Cámara y Molina, 2011).
En cuanto a los valores medios del δ13C por agrupaciones
espaciales la homogeneidad es mayor: -18,85 (0), -19,01 (1),
-19,03 (2), -19,34 (3), -19,57 (4), -18,7 (5), -18,75 (6), -18,96
(7), -18,72 (8) y -18,7 (9), con desviaciones típicas relativamente bajas, tendencia que se generaliza para los valores
del δ13C en el yacimiento del Cerro de la Virgen. Incluso las
agrupaciones mayores mantienen esta tendencia (0,44, 0,48,
0,09, 0,79, 0,19 y 0,019), destacando sin embargo la tumba
6 –agrupación 5– donde un hombre adulto presenta los valores más altos de todo el yacimiento en δ13C (-18,14), tal vez
una indicación de la circulación de individuos entre diferentes
yacimientos que habría que confirmar mediante el análisis de
isótopos de oxígeno.
Fig. 11. Diagrama de cajas con la distribución de los valores de δ13C
y δ15N en el Cerro de la Virgen según el nivel social.
Sin duda un aspecto destacado en los resultados isotópicos
del Cerro de la Virgen tiene que ver con el nivel social, caracterizado a partir de los ajuares y el tipo de enterramiento (fig. 11).
Como paso previo en el análisis se han considerado 5 niveles de
“riqueza” en los ajuares funerarios: 1) tumbas con oro o tumbas
infantiles con elementos plenamente característicos de los adultos de alto nivel social; 2) tumbas de carácter monumental con
adornos en plata; 3) tumbas sin adornos en metales preciosos
pero con puñal o punzón y algunos vasos cerámicos o adornos
en cobre; 4) tumbas que han proporcionado únicamente recipientes cerámicos; y 5) tumbas sin ajuar.
Las medias en δ15N de las tumbas incluidas en cada una
de estas categorías de ajuar son: 11,22, 11,12, 11,21, 11,42
y 10,60 con desviaciones típicas de 0,67, 1,41, 0,93, 0,01
y 1,71. El primer problema es el bajo número de sepulturas
(2) que incluyen las categorías 1 y 4, con el agravante de
que la tumba 34, incluida en esta última, fue posiblemente
expoliada y, por tanto, desconocemos su ajuar total. Pese a
ello existe una diferencia considerable entre las 4 primeras
categorías y los individuos que no recibieron ningún ajuar.
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F. Molina, J. A. Cámara, A. Delgado, S. A. Jiménez, T. Nájera, J. A. Riquelme y L. Spanedda
Sin embargo, si suprimimos de esta última las tumbas 30A,
30B y 30C, al no considerarlas argáricas, la media de este
grupo 5 se eleva hasta 11,37, con desviación típica de 1,30.
La situación es todavía más singular, dado que la mayoría de los individuos sin ajuar (categoría 5) son infantiles
(aunque los de menor nivel en δ15N son los juveniles de
las tumbas 12 y 29), por lo que la ausencia de ajuar estaría
más relacionada con la no generalización del acceso de los
individuos de joven edad a determinados símbolos movilizados en los funerales, como se ha planteado para las fases
tempranas argáricas (Lull et al., 2004), si bien la datación
de la tumba 29 es relativamente reciente (Molina et al., en
prensa). Parece, por tanto, que en la muestra analizada del
Cerro de la Virgen no se pueden apreciar diferencias significativas en la dieta a partir del δ15N, al contrario de lo que
hemos planteado para otros yacimientos (Cámara y Molina,
2011). Ello puede deberse al hecho de que los individuos
objeto de este estudio proceden de una zona muy circunscrita del yacimiento, tal vez residencia de un sector social
privilegiado, y al hecho del carácter jerárquico del Cerro de
la Virgen, expresado en su continuidad respecto a las fases
calcolíticas y en la misma entidad general de los ajuares
con una gran cantidad de tumbas con adornos en metales
preciosos (Molina et al., en prensa).
Aunque ya hemos visto que no existen diferencias en los
valores medios del δ15N según los niveles de ajuar, debemos,
en cualquier caso, continuar nuestra comparación a partir de
los niveles de δ13C. Los valores medios de los cinco niveles
descritos son respectivamente: -18,99, -19,03, -19,09, -18,78 y
-18,9, con desviaciones típicas de 0,75, 0,35, 0,34, 0,12 y 0,33.
Los valores más altos en las medias se dan en la categoría 4,
aunque excepcionalmente los valores absolutos más altos los
encontramos en las tumbas 6 y 21A (categorías 1 y 2 respectivamente). De todas ellas sólo la tumba 34 ha ofrecido una
datación que la sitúa en la fase 3. Esto sugiere que los valores
del δ13C están muy relacionados con la cronología como antes hemos discutido de forma general. Sin embargo debemos
indicar que en el conjunto de tumbas de nivel 5 los valores
altos corresponden a la fase 3 mientras que los valores más
bajos pertenecen a las tumbas 30A, 30B y 30C (fase 1), cuya
supresión en cualquier caso del conjunto de tumbas de nivel
5 no cambia apenas la media ni la desviación típica (-18,81 y
0,37 respectivamente). Por todo ello, siendo prudentes, sólo
podemos afirmar el continuo deterioro climático entre el III y
el II Milenios A.C.
5. VALORACIÓN FINAL
Especialmente a través de la comparación de los datos del
Cerro de la Virgen con Cueva Carada se puede afirmar por
los valores del δ13C una tendencia general hacia una mayor
aridez en los altiplanos orientales granadinos entre el III y el
II Milenios A.C. Como ya hemos dicho se trata de un aspecto
que ha sido ya planteado desde diferentes aproximaciones incluso en relación con el área de estudio y sus inmediaciones
(Rodríguez, Valle y Esquivel, 1996; Carrión et al., 2007; Rodríguez, 2012). Pudieron existir oscilaciones en este proceso,
como se ha visto en secuencias largas de ambientes naturales
(Carrión et al., 2001; Bellin, Vanacker y De Baets, 2013) y
460
en otros yacimientos arqueológicos (Nachasova et al., 2007;
Yanes et al., 2011), pero son difíciles de probar a partir de la
muestra disponible.
A nivel temporal las diferencias en los valores medios en
δ15N entre Cueva Carada y la fase 1 del Cerro de la Virgen
frente a las fases 2 y 3 de este yacimiento, es altamente significativa. Esta diferencia no tiene por qué implicar un radical
aumento en el consumo de carne, teniendo en cuenta que en
los niveles calcolíticos del yacimiento la especie mayoritaria es
el cerdo (Driesch, 1972) como también sucede en otras áreas
andaluzas en la Edad del Cobre (Cámara y Riquelme, en prensa), pero sí sugiere una mayor dedicación a la ganadería en la
Edad del Bronce y se correlaciona bien con la mayor presencia
de ovicápridos en la cabaña ganadera del Cerro de la Virgen en
ese periodo (Driesch, 1972). Este aumento no sólo estaría relacionado con el empeoramiento ambiental citado sino también
con una mayor especialización en las especies ganaderas que se
gestionan y en un mayor énfasis en estas zonas orientales de los
altiplanos granadinos hacia especies más móviles y adaptables
(ovicápridos), frente a otras especies de rumiantes de mayor
talla (bóvidos y équidos) que van a ser dominantes en otros
yacimientos más occidentales (Molina y Cámara, 2004).
Las diferencias por edad en los valores medios de δ15N y
δ13C son poco significativas, a excepción de los altos niveles
en proteínas animales de los individuos maduros y seniles
cuya alimentación pudo contribuir a su supervivencia durante
más tiempo. El dato más sorprendente es, sin embargo, la escasez de individuos infantiles que muestren las consecuencias
del cambio desde la alimentación con leche materna a una alimentación de adulto. Ello puede tener que ver con el carácter
de la muestra, posiblemente procedente de un conjunto de familias de nivel social relativamente alto, como se aprecia en la
abundancia de metales preciosos en los ajuares y en la práctica
inexistencia de diferencias en las medias del δ15N si atendemos
a las agrupaciones definidas por los niveles de ajuar.
Una matización a esta afirmación podría venir de los valores medios en δ15N obtenidos de las sepulturas en fosa simple
que son los únicos que se separan claramente del conjunto,
incluso sin tener en cuenta los valores de las tumbas de la fase
1 (presumiblemente calcolíticas).
Aun con los problemas en cuanto al estudio de la relación
espacio-temporal de las sepulturas, uno de los resultados más
interesantes que se ha obtenido en este análisis es la mayor homogeneidad que existe en los valores del δ15N si comparamos
tumbas relativamente cercanas. Ello parece indicar que al interior de las unidades residenciales la mayoría de los individuos
accedieron de similar forma a los recursos, incluso teniendo en
cuenta que en los niveles argáricos del Cerro de la Virgen hay
una tendencia a que los hombres muestren medias mayores en
δ15N que las mujeres.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se inscribe en el desarrollo de los proyectos “Demografía, Dieta y Ritual en La Edad del Bronce de los Altiplanos Granadinos (HAR2011-27718)”, financiado por el Ministerio de Ciencia
e Innovación, y “Dieta y movilidad en la Prehistoria Reciente de
Andalucía. Un estudio de la jerarquización social a partir del registro funerario (P12-HUM-1510)”, financiado por la Consejería de
Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía.
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Problemas cronológicos y análisis de dieta en la Edad del Bronce de los Altiplanos granadinos: el caso del Cerro de la Virgen
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